Las Batallas Del Amor (V)

Apóstol Sergio G. Enríquez O.

Guatemala, 12 de diciembre del Año De La Abundancia

Durante nuestro caminar en Cristo, hemos aprendido que existen cosas en la vida que son óptimas
para nosotros, y así debiéramos de vivir, o por lo menos tratar de alcanzarlo, y si esto no se puede,
entonces tenemos que buscar la manera para lograrlo. Y para continuar con este tema que hemos
venido estudiando, lo óptimo es que todo hombre esté casado, obviamente con una mujer y esto lo
repitió el Señor en la Palabra desde el libro de Génesis hasta Efesios, cuando dijo: “Por eso el
hombre dejará a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán una sola carne” (Génesis
2:24).

Lo óptimo para el hombre es estar casado, sin embargo, vemos que Pablo no lo estaba y una serie
de hombres que se encontraban en la misión que él lideraba. El instaba a que no se casaran, pero
conociendo la naturaleza de la carne, entonces aconsejaba a casarse para que cada uno tuviese
su propia mujer y así no pecaran.

Aunque Pablo no tuviera esposa e hijos, tenía y reconocía una familia espiritual, porque en
Romanos 16:13 dijo: “salúdeme a Rufo y a su madre, y mía también”, entonces el plan óptimo de
Dios es que siempre haya familia, aunque sabemos que existen personas que no se casan porque
sienten que no están llamados para el matrimonio, pero aunque no se casen es preciso que vivan
dentro de una familia y que la misma iglesia se constituya una familia para ellos, y de esta manera
aprendan a vivir en familia.

Otro punto que debemos recordar es que nuestra vida es de constante aprendizaje, por ejemplo,
cuando nacimos tuvimos que aprender a hablar, caminar, a tener responsabilidades, ejercer un
oficio, crecer en gracia, sabiduría, estatura y conocimiento, como el Señor Jesucristo lo hizo, y en
este sentido, es preciso que aprendamos a vivir en familia; sin embargo, cuando vemos en la Biblia
la mayoría no aprendió, por ejemplo, encontramos que el primer problema se dio cuando fue entre
Caín y Abel, y se debió porque en el seno del hogar habían celos.

Esto nos lleva a preguntarnos si es que en nuestro hogar existen celos entre hermanos, primos u
otros miembros de la familia, y si de alguna manera los podemos estar incentivando, sobre todo
cuando hacemos comparaciones de uno con el otro. El mismo esposo puede sentir celos de su
esposa al ver que es exitosa profesionalmente, que aunque en sus inicios todo empezó en
condiciones similares, ella sobresalió, pero él no. Esto puede crear celos, no obstante, es preciso
que aprendamos a vivir en familia y tomar las decisiones de común acuerdo.

Por eso una vez que iniciamos nuestro camino en Cristo, es necesario que meditemos si estamos
aprendiendo a vivir en familia, y esto lo haremos analizando las prioridades, pero no solo de una
persona, sino que de la familia en conjunto. Aquí es donde lo más probable es que uno de los dos
cónyuges tendrá qué ceder y morir a su propio yo para que la familia marche bien. Vemos a través
de la historia bíblica, que los celos pueden surgir por las preferencias que los padres demuestran
por alguno de sus hijos, por ejemplo, Rebeca amaba más a Jacob porque le gustaba estar en las
tiendas, era un hombre íntegro, calmado y tranquilo; por otro lado vemos que Isaac tenía
preferencia por Esaú porque era cazador y varonil, amaba cazar, le gustaba comer del producto de

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su trabajo, también podemos observar en este matrimonio; quien tenía la capacidad de bendecir,
no tenía en sus manos la guianza, y la que tenía la guianza, no tenía la capacidad de bendecir.

Aquí podemos ver entonces la importancia de la comunicación, animarse uno a otros y tener
interacción con nuestros semejantes, pero con quienes debemos tener mayor relación es con la
familia, es decir, tener koinonía, por ello necesitamos aprender a vivir en familia; siendo una de las
cosas que nos ayudará: el amor, porque si hay amor se soluciona todo, incluso nos ayuda a tomar
las decisiones más difíciles porque el amor no es egoísta, no mira los propios intereses, sino que
se ocupa de los intereses del cónyuge, pero eso es durante toda la vida y en todo, es como el
dinero, el sexo; las mismas obligaciones se deben asumir. El amor es la llave para que podamos
aprender a vivir en familia, porque todos quieren ser felices, pero muy pocos quieren hacer feliz a
otros; sin embargo, nuestra felicidad dependerá de que la otra persona sea feliz porque si no lo es,
nos hará la vida difícil de llevar.

Hemos visto que el capítulo 8 del libro de Cantar de los Cantares, figura una mujer madura y que
ya evolucionó, cuando le pide a su amado que la lleve consigo a donde vaya como un sello en su
corazón y como un sello en su brazo. En el mismo capítulo habla de los enemigos, cuando expresa
que las muchas aguas no podrán extinguir el amor, ni los muchos ríos lo anegarán (Cantares 8:7).

De tal manera que uno de los enemigos del amor son los ríos de Babilonia, que en la historia
encontramos que son el Éufrates y el Tigris; este último aparece en el libro de Génesis como
jireque.

2 Reyes 15:29 (KDSH) Durante el tiempo de Pekaj rey de Yisra'el, Tiglat-Pileser [Señor del Tigris]
rey de Ashur vino y conquistó Ion, Avel-Beit-Maajah, Yanoaj, Kedesh, Hatzor, Gilead, y la Galil –
aun toda la tierra de Naftali – y los llevó cautivos a Ashur.

Parafraseando el pasaje del libro de Cantares, encontramos que “las muchas aguas no podrán
extinguir el amor, ni lo anegará el rio Tigris”, esto nos da a entender que tendremos que batallar
contra este río, que significa “madre de los dioses”, que aplicado al matrimonio está hablando de
matriarcado, porque aquí los israelitas aprendieron a rendirle culto a la reina del cielo.

Uno de los enemigos del amor es el matriarcado, que en la vida del humano es necesario hasta
cierta edad, porque en el contexto de la cultura hebrea la mujer ejercía el papel de enseñar hasta
determinada edad, pero a partir de la celebraba Bar Mitzvah, continuaba el padre enseñándole su
propio oficio; era a partir de este momento cuando se asentaba la etapa patriarcal, que marcaba un
equilibrio en la vida de los hijos. Esto nos enseña a que cada uno de los padres tenemos un papel
importante a cumplir en el hogar, y lo óptimo es que el padre esté con la instrucción (que significa
freno) y la madre este con la Torah (los principios de la vida), como al principio de la Palabra, que
también nos instruye para la vida durante los primeros años.

Nuestra sociedad está descompuesta porque ninguno de los padres ha cumplido, y la tarea de la
iglesia al hacer la voluntad de Dios, es convertirnos en madres espirituales, enseñando a la

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congregación, y luego convirtiéndonos en padres espirituales para continuarlos en el camino de la

salvación. Cuando la madre del rey Lemuel (que es el mismo Salomón) le habla instruyéndolo a
que no le dé su vigor a las mujeres, era porque sabía lo que aquel varón podía terminar haciendo:
tuvo mil mujeres, es decir, no atendió la instrucción de la madre.

Tenemos que hacer una reingeniería en el hogar con la ayuda del Espíritu Santo y los cinco
ministerios, para aprender a vivir en familia. Muchos no nacimos en hogares cristianos, por lo
consiguiente, no tuvimos buena doctrina, por eso debemos pedir ayuda para vivir en familia.

Tiglat-Pileser es una potestad con la que tendremos que batallar a fin que sean los varones los que
ejerzamos la autoridad en la casa, ocupando el lugar que nos pertenece según la Palabra, cuando
dice que las mujeres se tienen que sujetar a los varones; teniendo presente que los hombres y las
mujeres somos distintos, más bien somos complemento uno del otro, por eso la Biblia dice que en
Cristo el hombre no es sin la mujer, ni la mujer sin el hombre, física y espiritualmente. Las mujeres
no fueron puestas a la cabeza de la casa, fue puesto el hombre, y no es porque seamos más
inteligentes, sino porque según el género, Dios hizo primero al hombre, es decir, somos los
antiguos.

Es necesario que las mujeres devuelvan el control a los hombres y no avergonzarlos ante los
demás. Si una mujer percibe que el varón está haciendo algo incorrecto, que se lo haga ver en
secreto, a fin de tener la oportunidad de enmendar él mismo.

Ezequiel 1:1 (LBLA ) Sucedió que en el año treinta, al quinto día del cuarto mes, estando yo
entre los desterrados junto al río Quebar, los cielos se abrieron y vi visiones de Dios.

Cuando analizamos este río Quebar, vemos que es donde llevaron a todos los desterrados de la
diáspora, lo cual significa la abundancia que viene de Dios; sin embargo cuando hablamos de
abundancia también se puede caer en la abundancia que hace que nos olvidemos de bendecir a
otros con lo mucho que Dios nos ha dado.

Amemos al Señor con todo nuestro corazón, aprendiendo a vivir en familia, haciendo feliz a
nuestra esposa, hijos e hijas, porque si sembramos felicidad en ellos, este fruto tendrá que
regresar a nosotros en cualquier momento.

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