Está en la página 1de 1

MUJER: LO SAGRADO DE LO FEMENINO

Naytiry

Masculino y femenino pertenecen a la estructura de la conciencia. Cuando permaneces


inconsciente a uno de los dos polos, renuncias a sus características y pierdes sus
cualidades. Tanto en hombres como en mujeres, lo femenino se sumerge para pasar al
mundo de la sombra, y desde el inconsciente emerge (a través del instinto y la
sensualidad), poniéndose al servicio del ego animal e identificándose exclusivamente con
el cuerpo de la mujer.

Lo femenino consciente evoluciona a través de la imaginación creadora; se relaciona con


la vida y la energía renovadora. Cuando en su expresión del AMOR es activado, nos
sentimos imbuidos con la vitalidad amorosa, la alegría, la belleza, la pasión y la
renovación espiritual. Sin la vitalidad femenina aparece la esterilidad; la creatividad y el
desarrollo personal quedan sofocados, cosificados.

Cuando lo femenino, como polaridad equilibrante (Libra), no es considerado, las


estructuras sociales y psíquicas se convierten en mecánicas, políticas y militarizadas en
exceso; pensamiento, juicio y racionalidad se constituyen en factores dominantes. La
necesidad de realización, el sentimiento, el cariño o el cuidado de la naturaleza (tanto la
individual como la global) quedan desatendidos. No hay equilibrio ni armonía en el interior
ni en el exterior de cada persona.

Lo femenino fue venerado en la antigüedad como Gran Madre (Cáncer), Señora de los
Cielos y de la Tierra (Virgo), lo sagrado de la naturaleza y del mundo animal. Su pérdida,
o abandono, la sociedad lo expresa a través de imágenes demoníacas, como aparecen
en el arte juvenil satánico, para transformarse en expresión de lo bestial y perverso.

Como sabiduría, lo femenino impulsa a soltar amarras en lugar de poseer. A vivir la vida
como un proceso más que como una pieza estática y controladora. Siempre respeta y
venera los misterios de la naturaleza, que son los suyos también, y muy rara vez atenta
contra ella. Fluye con el curso de los acontecimientos naturales. Acepta plenamente lo
que es. Sin el respeto por lo femenino, la ingeniosidad de lo masculino se vuelve muy
destructiva para la vida.

Lo femenino nos invita a vivir lo terrenal como aspecto integral de nuestra totalidad;
contribuye a despertar nuestro sentido de la responsabilidad terrícola, y el sentimiento de
cuidar el planeta, nuestro hogar. Desarrollando en nuestro interior los hilos de la relación
entre los opuestos, cielo y tierra, masculino y femenino, vida y muerte, consciente e
inconsciente, lo femenino da luz a las comunidades armónicas, felices, prósperas.

Para restaurar, y sanar, lo sagrado de lo femenino (energía forjadora de vida, amor y


sabiduría), necesitamos trascender el concepto de mujer como una interpretación
histórica, patriarcal, porque lo femenino es eterno e incondicional. La mujer es como un
campo. Lleva en su cuerpo el conocimiento secreto de la fertilidad, del crecimiento de la
vida en todas sus formas y expresiones. Es el vientre donde se gestan las civilizaciones.
Lo femenino trae al mundo las formas y las almas engendradas en sí mismas. La
embajadora de Dios para la humanidad. ¡Salve Diosa!

También podría gustarte