Está en la página 1de 9

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS HUMANAS

Profesora: Álvarez Machuca, Militza

TRABAJO FINAL

TÍTULO:
PSICÓLOGO QUE INFUNDE CREENCIAS RELIGIOSAS EN UN POSIBLE CASO DE

HOMOSEXUALIDAD

Trabajo que, como parte del curso de Ética en Psicología, presentan los estudiantes:

Cáceres Dávila, Joel

Farfán Ortega, Jonatán Moisés

Granados Mayerhoffer, Gloria

Paredes Orbegoso, Christian

Ruíz Orbegozo, Joan

Soria Tapia, Cary

2022
1. Introducción:

Para todo adolescente el desarrollo es una tarea retadora y exigente, un aspecto importante es la

identificación de su identidad sexual, todos los niños exploran y experimentan la sexualidad como

parte de su normal desarrollo y este acto sexual puede ser realizado con personas del mismo sexo o

de un sexo diferente, por lo cual en el presente ensayo se tiene como objetivo el demostrar que la

solución tomada por el psicólogo solo perjudicará la condición mental del menor.

Este caso aborda la mala praxis de la intervención psicológica, debido a que, el psicólogo desea

orientar al paciente incentivado por sus creencias de carácter religioso, presentandolas como vía de

solución y explicación acerca de la orientación sexual del menor.

La postura de la psicología frente a la homosexualidad ha cambiado mucho a través del tiempo, ya

que, desde finales del siglo XIX, los expertos en el ámbito de la salud física y la salud mental

consideraron la homosexualidad como una patología. Sin embargo, desde 1973 la homosexualidad

fue retirada de la lista del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-II).

Entonces, sí partimos del contexto histórico, es decir, de las investigaciones psicológicas, no se

considera la homosexualidad como trastornos o enfermedades mentales, Yang y Iñiguez (2021).

También podemos observar que la realidad de la población homosexual, existe una clara presencia

de discriminación, prejuicios y rechazo, en consecuencia, la comunidad gay tendrá que afrontar en

muchas ocasiones una cultura hostil, por lo que podrían ser rechazados en distintos contextos o

convenciones sociales como: ambientes laborales, educativos, recreativos, Torres y Fernandez

(2019).

Debido a tal conflicto ocasionado por la imposición de creencias, este trabajo de investigación se

presentará con una postura en contra del plan de tratamiento ofrecido por el psicólogo, ya que este

infunde sus creencias religiosas para contrarrestar la orientación sexual del menor, ignorando cómo
pueda el paciente tomar la presión ejercida por el profesional, luego de tratar de imponer correctivas

al comportamiento del mismo las cuales presentan una proyección de mejora poco alentadora.

2. Presentación del caso:

J.C es un joven de 16 años que se encuentra cursando el 5to grado de secundaria en un colegio de San

Miguel. Su profesor de la clase de matemáticas encontró a J.C en un salón vacío junto con su

compañero de aula besándose. Al presenciar esta situación el profesor citó a los padres del menor

para tener una conversación. Luego de conversar de lo sucedido, el padre de J.C decide llevarlo a un

psicólogo. En las primeras sesiones con el psicólogo, el evaluado logra contarle más detalles respecto

de su orientación sexual, refiriendo que desde que era niño siente atracción por personas de su mismo

sexo, pero siente vergüenza en que los demás se enteren de ello. Sin embargo, comenta que desde los

14 años ya ha venido teniendo experiencias homosexuales con algunos amigos varones de su barrio.

Ante esta situación, el psicólogo quien posee una postura conservadora acerca de las conductas

homosexuales desea infundir sus ideales religiosos como forma de tratamiento.

3. Planteamiento y Análisis del dilema Ético:

Postura 1:

Nuestra primera postura se basa en que el psicólogo ejercerá una práctica profesional poco ética, ya

que al anteponer sus creencias religiosas brindará una orientación que no se ciñe a procedimientos

objetivos, los cuales más allá de proporcionarle ayuda al evaluado, terminará ocasionándole

consecuencias negativas y nulas respuestas respecto de lo que siente el menor. Por ello, sustentamos

nuestra postura en base a los siguientes argumentos.

Principio A de Beneficencia y no maleficencia: Refiere que los psicólogos deben esforzarse por

hacer el bien a las personas tratantes con los que interactúan, asumiendo la responsabilidad de no

hacerles daño. Situación que no se evidencia puesto que el ejercicio de su orientación generará
consecuencias psicológicas además de confusión en el evaluado, al no aplicar un método validado

sino más bien tomando como premisa sus creencias religiosas para explicar diversos

comportamientos del menor y compartir esta ideología con el involucrado.

Principio D: Justicia: Indica que las personas deben beneficiarse de los aportes de la psicología. En

este caso no se ejerce un juicio de valor razonable por parte del psicólogo, ya que sus prejuicios están

ejerciendo un peso mayor que obliga a que imponga prácticas injustas en un menor que lo único que

desea es orientación adecuada.

Artículo I: Del rol de la Psicología: El psicólogo debe promover la salud psicológica desde la

concepción del ser humano hasta la adultez y senescencia del mismo. Por ello, orientar

adecuadamente a un paciente que se encuentra en una edad en que diversos factores del entorno lo

pueden afectar circunstancialmente, será crucial para evitar que se siga manteniendo el conflicto

interno que presenta el menor.

Capítulo I – del ejercicio Profesional - Artículo 6°: Argumenta que se debe ejercer la profesión en

base a procedimientos validados. Por lo cual está prohibido utilizar ideales propios para impartir

consejería a una persona que desea aclarar su panorama y encontrar respuestas en torno a lo que está

sintiendo, y que debido a su corta edad requiere de mucha cautela para no generar futuras

complicaciones.

1.01. Mal uso del trabajo de los psicólogos: Si el psicólogo se percata de una tergiversación de su

trabajo debe proceder a corregirlo. En este caso el psicólogo es consciente de la situación que se está

presentando, avalado por su experiencia personal, académica y profesional, sin embargo, considera

empezar una intervención de orientación basándose en aspectos religiosos, sabiendo que los efectos

serán perjudiciales para el menor.


Postura 2:

Como segunda postura se hace referencia a cómo un profesional puede infringir la dignidad de una

persona por el simple hecho de poseer creencias religiosas muy arraigadas, así como también, el

problema que conlleva una mentalidad conservadora traducida en un acto poco ético, dando a

entender cierto tipo de discriminación indirecta hacía el evaluado, puesto que se busca usar la religión

como plan de orientación. En consiguiente sobre lo mencionado, se fundamenta mediante los

siguientes argumentos.

Principio E: Respeto por los derechos y dignidad de las personas, menciona que el psicólogo respeta

y conoce la diferencia de roles, culturales e individuales, incluso las relacionadas con la edad, el

género, la raza, el origen étnico, la cultura, etc. En relación al caso el psicólogo rompe con esta

premisa puesto que de alguna manera no respeta la orientación sexual del menor.

Artículo 4 de las personas y la actividad psicológica: Hace referencia a que la dignidad que debe

tener cada persona obliga al psicólogo moralmente a tratar a todas y cada una de las personas, sea en

situación de salud o enfermedad, siempre como un fin y no como un medio. Por lo tanto, el psicólogo

en el caso en mención debe actuar de forma íntegra, anteponiendo la responsabilidad, el compromiso,

y demostrando empatía hacia el menor, situación que no se aprecia.

El punto 2.06 Problemas y conflictos personales: Hace mención en que un psicólogo en su praxis

profesional debe abstenerse de dar pie a un tratamiento si es que conoce que hay ciertas probabilidades

de que sus problemas personales le impiden tener un óptimo desempeño en el desarrollo de su labor.

En relación al caso esa hubiese sido la manera de actuar más idónea, puesto que, si es consciente de

que sus problemas personales no le permiten brindar una atención adecuada, tendría que derivar al

paciente a un profesional que se encuentre en la posibilidad de poder hacerlo.


El artículo 2 del ejercicio profesional: Menciona que el psicólogo en la praxis de su profesión debe

denotar competencias de alto conocimiento además de actitudes que no generen ningún tipo de

rechazo o acto despectivo con respecto a la diversidad socio–cultural. Este último punto de diversidad

socio-cultural se infringe en el caso, pues la orientación sexual del joven se ve vulnerada al querer ser

cambiada por la fuerza mediante la religión, demostrando así homofobia y discriminación.

4. Propuesta de solución:

El psicólogo debe abocarse en ejercer un rol de guía brindando orientación para resolver las dudas

del menor acerca de su orientación sexual, haciendo hincapié en que la misma es una decisión

personal que depende de su libre albedrío, destacando que la misma no debe ser vista como una

problemática o una enfermedad mental. Buscando enfatizar en que no debe avergonzarse de lo que

siente, sino transmitir seguridad erradicando diversos paradigmas que existen en torno a la

homosexualidad.

Por otra parte, el psicólogo debería citar a los padres del menor para orientarlos respecto de la

comprensión y el acompañamiento que deben ejercer hacia su hijo. Asimismo, dotarlos de

información relevante respecto de temas relacionados con la adolescencia, orientación sexual y

comunicación asertiva.

Sustento Teórico:

Al respetar la premisa de que la toma de decisiones son temas exclusivamente individuales,

aceptamos el enfoque teórico de justicia y felicidad, el cual menciona que como profesionales

debemos confiar en nuestra capacidad para tomar decisiones que nos proporcionen felicidad,

asimismo debemos aceptar que otras personas decidan luego de recibir la adecuada orientación.

Según Cortina (2015) nadie puede exigir a que otros sean felices siguiendo un patrón determinado,
sino que cada individuo es libre de decidir su camino el cual lo dirija a la felicidad y los estados son

responsables de garantizar la justicia para que esto se dé con total transparencia.

Asimismo, la labor del psicólogo se basa en promover el bienestar de la persona a través de la

aplicación de procedimientos objetivos que no perjudiquen o ejerzan algún tipo de daño. Es por ello

que el principio de beneficencia y no maleficencia refiere que los profesionales deben salvaguardar

el bienestar de las personas con quienes interactúan, resolviendo de forma oportuna algún tipo de

perjuicio que pueda suscitarse en la práctica de su profesión.

Finalmente, poner en práctica esta alternativa de solución traería efectos positivos a la salud

psicológica del involucrado, ya que encontraría respuestas con relación a lo que le sucede. Por otro

lado, de ejercer una práctica profesional poco ética, lo único que lograría en el paciente es aumentar

la confusión, reprimir emociones y alimentar el prejuicio que se tiene acerca de los homosexuales.

5. Conclusiones

En síntesis, se puede mencionar que en la praxis profesional de muchos psicólogos pueden darse estas

casuísticas y como profesionales debemos estar preparados tanto psicológica como moralmente para

poder abordar de la manera más idónea una situación como la que se presenta.

En base a la primera postura podemos concluir que nuestra profesión como psicólogos tiene limitantes

que indican hasta dónde podemos expresar o impartir una opinión personal sobre la vida de nuestros

pacientes, como lo mencionamos líneas arriba la labor como psicólogos no es imponer nuestras

creencias ya que, este tipo de prácticas debe seguir procedimientos objetivos y éticos que provean

beneficios a los involucrados.

Con relación a la segunda postura y en base al código de ética podemos afirmar que un profesional

no puede transgredir la dignidad de la persona por el hecho de tener creencias religiosas fuertemente

marcadas y de alguna manera dar un indicio de conducta discriminatoria así sea de forma indirecta,
para plantear una solución debemos abocarnos a artículos científicos o fundamentar nuestro sustento

para una orientación o terapia, no usando la religión como método de solución.

Por último, a modo de solución se plantea que el psicólogo brinde orientación que permita resolver

las dudas del paciente, anteponiendo la premisa que él tiene la libertad de decidir respecto de su

orientación sexual y esta no debe ser estigmatizada como algo negativo o malo, sino que debe

generarle tranquilidad y paz.


6. Bibliografía:

Colegio de Psicólogos del Perú. (2017). Código de Ética y Deontología. Perú.

Principios éticos de los psicólogos y código de conducta. American Psychological Association

(APA). 2010. Práctica de investigación: La psicología en el ámbito jurídico. Reflexiones ético

clínicas a través de un estudio cualitativo de casos. Facultad de psicología, Universidad de

Buenos Aires.

Torres, M., & Fernández, M. (2019). TERAPIA COGNITIVO-CONDUCTUAL Y CENTRADA

EN SOLUCIONES PARA EL FORTALECIMIENTO DE LA AUTOESTIMA DE UNA MUJER

HOMOSEXUAL. Revista Electrónica de Psicología Iztacala, 22(3), 2467–2468.

Yang, Jinfang & Íñiguez-Rueda, Lupicinio. (2021). La homosexualidad en la psicología de América

Latina, España y Portugal. Revista Polis e Psique, 11(2), 109-135. Recuperado en 23 de julio de

2022, de http://pepsic.bvsalud.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2238-

152X2021000300007&lng=pt&tlng=es.

También podría gustarte