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Análisis “Cabecita negra” 6to 4ta

Maria Jose Buenahora


Silva Yamile, Chiarenza Morena

Análisis:“Cabecita negra”
¿Por qué es una alegoría?

Introducción
En este análisis, trabajaremos sobre el libro “Cabecita Negra” escrito por Germán
Rozenmacher. Primero y principal, ¿Quién fue? Rozenmacher nació el 27 de marzo
de 1936 y falleció a los 35 años en la ciudad de Mar del Plata en el año 1971. Fue
escritor, periodista y adhirió ideológicamente al peronismo de izquierda. “Cabecita
negra” fue un libro que él publicó en 1961, la historia está narrada en tercera
persona (omnisciente), desde el punto de vista de Lanari, un personaje que
representa a la típica clase media/alta argentina del período 1950-1960. Lo más
importante del cuento, es el contexto histórico en el que fue escrito, ya que
representa una alegoría bastante grande con respecto a la época. Esto nos lleva al
objetivo de este informe, lo que queremos demostrar en base a este análisis ¿Por
qué “Cabecita negra” es un relato alegórico?
La alegoría es un recurso retórico que representa una metáfora ampliada,
consiste en dejar de lado el sentido denotativo de la palabra y poner en práctica el
sentido figurado de la misma, o sea, representa una idea o concepto a través de
imágenes metafóricas, dando a entender algo diferente a lo que se está
expresando. Con esto aclarado, podemos decir que este relato tiene una gran
alegoría peronista que vamos a estar explicando en las siguientes páginas.

El libro comienza contándonos que Lanari no podía dormir a causa del insomnio,
nos revela también que es un señor bastante adinerado y que él estaba solo en su
casa, ya que su mujer y su hijo se habían ido a pasar el fin de semana a la quinta de
Paso del Rey llevándose a la sirvienta. En medio de la noche, el señor escucha a
una mujer gritar, bastante enojado, decide enfrentarla para que se calle. Cuando se
acerca, descubre que la chica es una “cabecita negra”, apodo del que hablaremos
más adelante. Con un gesto de altanería, Lanari le da $100, pero para su mala
suerte aparece un policía creyendo que eran los dos quienes estaban haciendo
escándalo a esas altas horas de la noche. En un intento fallido por plantar una
confianza con ese policía, Lanari hace un comentario muy xenófobo hacia la chica
diciéndole “cabecita negra”, de lo que no se percató era que el policía era uno
también. El señor ya no sabía qué hacer, así que no se le ocurrió mejor idea que
invitar al policía a su casa como gesto de paz entre ambos (llevando a la niña con
ellos también). En ese tiempo, se nos revela que el policía era hermano de la mujer
que gritaba, y lamentablemente Lanari termina completamente golpeado por un
malentendido, ya que el policía creía que Lanari era la persona que había dañado a
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su hermana, esto hasta que la misma chica dice “—Este no es, José —lo dijo con
una voz seca, inexpresiva, cansada, pero definitiva.”
El relato termina con Lanari durmiendo gracias a la paliza que había recibido,
cuando despierta, se da cuenta de que ambos personajes ya no estaban, y
comienza a pensar si debería ir a la comisaría, si estaba alucinando o si
simplemente debería hacer como si nada hubiese pasado.

“De pronto se precipitó a revisar los cajones, todos los bolsillos, bajó al garaje
a ver si el auto estaba todavía, y jadeaba, desesperado a ver si no le faltaba
nada. ¿Qué hacer? ¿A quién recurrir? Podría ir a la comisaría, denunciar
todo, pero ¿denunciar qué? ¿Todo había pasado de veras? “Tranquilo,
tranquilo, aquí no ha pasado nada”, trataba de decirse pero era inútil: le dolía
la boca del estómago y todo estaba patas para arriba y la puerta de calle
abierta. Tragaba saliva. Algo había sido violado. “La chusma”, dijo para
tranquilizarse, “hay que aplastarlos, aplastarlos”, dijo para tranquilizarse. “La
fuerza pública”, dijo, “tenemos toda la fuerza pública y el ejército”, dijo para
tranquilizarse. Sintió que odiaba. Y de pronto el señor Lanari supo que desde
entonces jamás estaría seguro de nada. De nada.”
—Lanari.

Ahora comenzando con el análisis, ¿Donde está la alegoría?


Desde el comienzo de la historia podemos notar que se nos presenta a Lanari como
un hombre adinerado y racista. “No podía quejarse de la vida. Su padre había sido
un cobrador de la luz, un inmigrante que se había muerto de hambre sin haber
llegado a nada.” Hay una parte en donde se nos habla sobre todos los bienes que el
señor poseía “Ahora tenía esa casa del tercer piso cerca del Congreso, en
propiedad horizontal, y hacía pocos meses había comprado el pequeño Renault que
estaba abajo, y había gastado una fortuna en los hermosos apliques cromados de
las portezuelas.” Además, nos cuenta que él era dueño de una ferretería, por lo que
su vida económica era bastante equilibrada. Interpretamos que sus bienes
representaban la cantidad de respeto que él creía que se merecía; mientras más
bienes poseas, más respeto vas a tener durante toda tu vida. Es por eso que en una
parte se menciona “Y entonces todo lo que había hecho en la vida había sido para
que lo llamaran “señor”.”
Más adelante, aparece la chica que mencionabamos antes, que en el relato se la
describe como “cabecita negra”. “Nada más que una cabecita negra sentada en el
umbral del hotel…” Este término se utilizaba para quien apoyaba a Perón, aunque
no fuera mestizo ni provinciano. Si eran “adictos” a Perón eran vistos como negros,
es decir, la identificación política estaba racializada. En sí, fue una forma despectiva
de referirse a los sectores populares que migraban desde el interior del país hacia
Buenos Aires en busca de trabajo, durante la década del 40.
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Entonces podemos tener claro que Lanari representaría a los antiperonistas, a la
civilización, mientras que el policía y la mujer representarían a los peronistas, a la
barbarie; y lo podemos confirmar cuando en una parte se dice “El señor Lanari
recordó vagamente a los negros que se habían lavado alguna vez las patas en las
fuentes de Plaza Congreso”, este hecho ocurre el 17 de octubre de 1945, donde se
produce una manifestación popular y multitudinaria que reclama la liberación de
Juan Domingo Perón, detenido pocos días antes. Las personas, cansadas, buscan
refrescar sus pies en las fuentes de Plaza de Mayo. Lanari menciona este hecho
histórico de forma despectiva, como con asco, podemos detectar que obviamente
no eran de su agrado.
Ahora veremos una serie de citas donde se demuestra el odio que siente Lanari
hacia los “cabecita negra” y como este odio se podría convertir en una alegoría a la
invasión.
● “El señor Lanari sintió una vaga ternura, una vaga piedad, se dijo que así
eran estos negros, qué se iba a hacer, la vida era dura, sonrió, sacó cien
pesos y se los puso arrollados en el gollete de la botella pensando
vagamente en la caridad. Se sintió satisfecho. Se quedó mirándola, con las
manos en los bolsillos, despreciandola despacio.” Lanari se sentía superior a
esta mujer, él sentía que la clase social en la que se encontraba le otorgaba
poder, respeto y hasta lo hacía actuar con cierta altanería ante la chica.

● “...con duros ojos salvajes, inyectados y malignos, bestiales, con grandes


bigotes de morsa. Un animal. Otro cabecita negra.” Él ni siquiera era capaz
de ver a estas personas como humanos, en todo momento los describe como
animales, la “barbarie”.

● “—Mire estos negros, agente, se pasan la vida en curda y después se


embroman y hacen barullo y no dejan dormir a la gente.” Cuando Lanari se
percató que el policía también era morocho, intentó repararlo pero era muy
tarde, “—Viejo baboso —dijo el vigilante mirando con odio al hombrecito
despectivo, seguro y sobrador que tenía adelante—. Hacete el gil ahora. El
voseo golpeó al señor Lanari como un puñetazo.” Esto es importante porque
en un punto anterior, se nos había comentado que Lanari había estado toda
su vida peleando para que lo llamaran “señor”, el hecho de que una persona
se atreviera a tutearlo, le parecía una falta de respeto total, más viniendo de
un “negro” como lo era el policía.

● “Era como si de pronto esos salvajes hubieran invadido su casa. Sintió que
deliraba y divagaba y sudaba y que la cabeza le estaba por estallar. Todo
estaba al revés. Esa china que podía ser su sirvienta en su cama y ese
hombre del que ni siquiera sabía a ciencia cierta si era un policía, ahí,
tomando su coñac. La casa estaba tomada.” La cita que justifica más la
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alegoría de la invasión. El protagonista nos cuenta cómo se siente ante la
presencia de esos dos personajes; la rabia que tiene hacia ellos es
incontenible, y todo eso empeora cuando comienza a ahogarse ante el
pensamiento de que estaban invadiendo su casa.

● Lanari tiene miedo todo el tiempo. Ante el encuentro con la mujer y el policía,
siente miedo a la violencia contenida de ellos. Miedo a la pérdida de la
respetabilidad. Miedo a contaminarse: “qué espantoso…si justo ahora llegara
gente y lo vieran ahí, con esos negros, al margen de todo, como metidos en
la misma oscura cosa viscosamente sucia”. Tiene miedo porque todo esto
está pasando en su casa, en su intimidad, esos negros estaban invadiendo
su privacidad.

Hemos visto algo que nos pareció muy interesante, y es que este relato es
comparado bastante con el cuento de Cortázar “Casa Tomada”, que habla sobre
esa angustiosa sensación de invasión que el cabecita negra provoca en la clase
media. Se decía que “Cabecita Negra” era una forma irónica y dramática del cuento
de Cortázar. Pero desde nuestra perspectiva, el texto de Rozenmacher no sólo
explica el relato de Cortázar, sino también que la invasión del recinto privado de la
clase media por el cabecita negra se convierte en la anécdota del cuento. Es decir,
es el afuera el que irrumpe, donde es desde adentro dicha irrupción.

El cuento representa la sensación agobiante que generaba, para determinada


clase social, la presencia de la gente de los suburbios, del campo y del interior del
país, que ya para entonces se había radicado en Buenos Aires. El peronismo y el
Antiperonismo, la barbarie y la civilización, los “cabecitas negras” y el señor Lanari.
La invasión de un lugar que creíamos íntimo y nuestro, por algo que desconocemos
completamente.

Conclusión:

Podemos concluir entonces, que el cuento “Cabecita negra” es una clara alegoría
a la invasión, en donde los personajes forman parte de símbolos metafóricos que
nos ayudan a interpretar la historia de distintas formas.
Algo que nos hubiese gustado mucho ver, es el contraste de los pensamientos del
policía y la mujer, en contra de los de Lanari, ¿Qué pensaría el policía sobre Lanari?
Al fin y al cabo, él siendo un “cabecita negra” tenía el poder de quitarle la libertad a
un señor adinerado como lo era Lanari, ¿Él estaba consciente de ese poder?
Nos parece interesante como el narrador juega con esto de la perspectiva de Lanari,
pero nos hubiese gustado que también jugara con el punto de vista de los otros dos
personajes. Pero en resumen, fue un buen relato, y sentimos que de cierta forma
nos abre la mente al tener que analizarlo para poder entenderlo.
Análisis “Cabecita negra” 6to 4ta
Maria Jose Buenahora
Silva Yamile, Chiarenza Morena
Bibliografía:

● https://christianmalattia.wordpress.com/2014/04/06/peronismo-y-litertura/
(Publicado el 6/04/2014, escrito por el Profesor Christian Leonardo Malattia)
● https://elcronotopotaller.blogspot.com/2011/07/resignificaciones-en-casa-
tomada-y.html (Publicado el 9/07/2011, escrito por la Licenciada en Letras,
Graciela A. Occhi)

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