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Estudio bíblico de Génesis 3:1-13

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Génesis 3:1-13
Nos encontramos ante el capítulo que algunos expositores Bíblicos, conservadores o
no, consideran como el más importante de la Biblia. El profesor Griffith Thomas
llamó a este capítulo 3 el pivote de la Biblia, el eje alrededor del cual gira el
contenido de las Sagradas Escrituras. Podemos comprobar esta afirmación leyendo los
capítulos 1 y 2 del Génesis, omitiendo el capítulo 3 y luego, leyendo los capítulos
4 al 11. Veremos que existe un vacío enorme que requiere ser llenado y explicado,
pues algo importante ocurrió. En los capítulos 1 y 2 observamos que el hombre se
encuentra en un estado de inocencia; todo es allí perfección y hay una relación de
comunión entre Dios y el hombre. Pero en el momento en que comenzamos a leer el
capítulo 4 y continuamos hasta el capítulo 11, vemos que existen los celos, la ira,
el asesinato, la mentira, la maldad, la corrupción, la rebelión y el juicio. Y
surge la pregunta. ¿ De dónde provino todo esto ? ¿Cómo empezó? ¿Dónde se originó
el pecado? En realidad, estrictamente hablando, no creo que se originó allí, aunque
en lo que se refiere al ser humano, aquí, es donde comenzó.
Alguien ha destacado la importancia de este capítulo, con estas palabras:
"En este pasaje Bíblico, muchos de los ríos de la verdad divina se remontan a sus
orígenes. Aquí comienza el gran drama que se está representando en el escenario de
la historia humana y que después de casi seis mil años aún no ha llegado a su fin.
Aquí encontramos la explicación divina sobre la actual condición caída y ruinosa de
nuestra raza. Aquí aprendemos acerca de las estratagemas sutiles de nuestro
enemigo, el diablo. Aquí contemplamos la impotencia total del hombre para transitar
por el sendero de la justicia sin contar con la gracia divina. Aquí descubrimos los
efectos espirituales del pecado y al hombre procurando huir de Dios. Aquí
discernimos la actitud de Dios hacia el pecador culpable. Aquí observamos la
tendencia universal de la naturaleza humana de cubrir su propia vergüenza moral por
medio de obras realizadas por sus propias manos. Aquí se nos enseña sobre la
provisión misericordiosa que Dios ha hecho para hacer frente a nuestra gran
necesidad. Aquí comienza el flujo de eventos proféticos que corre por todas las
Sagradas Escrituras. Aquí aprendemos que el hombre no puede acercarse a Dios, a no
ser que sea a través de un mediador."
Vamos a comenzar la lectura de este capítulo con el relato de la tentación del
hombre. Dice el primer versículo:
"Y la serpiente era más astuta que cualquiera de los animales del campo que el
Señor Dios había hecho. Y dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comeréis de
ningún árbol del huerto?"
En primer lugar surge la pregunta: ¿Por qué la tentación? Si volvemos a los
capítulos 1 y 2, vemos que el hombre fue creado inocente, pero no justo. ¿Qué es la
justicia? La justicia es la conservación de la inocencia ante la presencia de la
tentación. En efecto la tentación producirá una de dos consecuencias; o te
desarrollará, o te destruirá. El jardín del Edén no era un invernadero en el cual
el ser humano estuviese protegido como una planta. El carácter debía desarrollarse
y solo podía hacerlo ante la tentación. El hombre fue creado como un ser
responsable. El era responsable de alabar a Dios dándole la gloria, de obedecerle,
de servirle, y de someterse al gobierno divino.
El hombre no se creó a sí mismo --ninguna creencia afirma eso-- sino que Dios le
creó. Y Dios no fue un déspota arbitrario en las condiciones o prohibiciones que
estableció. Él le había dicho al hombre que no debía comer del árbol del
conocimiento del bien y del mal, y que si lo hiciese, en ese momento moriría. Dicho
árbol no era el único del jardín, del que podía alimentarse. Por supuesto, habría
sido totalmente arbitrario permitir que el hombre muriese de hambre al no poder
comer del árbol prohibido, si éste hubiera sido su único medio de subsistencia, y
al mismo tiempo, se le hubiera dicho que moriría si comiese de él. En el jardín
había una gran abundancia de árboles que producían fruto. El hombre no tenía
ninguna necesidad de comer de aquel árbol en particular. Por consiguiente, el ser
humano apareció en la escena como una criatura responsable, con la posibilidad de
elegir.
En el primer versículo se nos presenta a la serpiente. Y surgen inmediatamente
preguntas razonables. ¿De dónde vino? ¿Cómo se introdujo en el jardín del Edén? Por
lo que nos dice la Palabra de Dios, la serpiente no era una criatura que se
arrastraba. En realidad, no se nos dice cómo llegó; simplemente se nos informa que
se encontraba allí. El relato Bíblico deja muchos detalles fuera. La serpiente fue
una criatura que podía ser utilizada por Satanás, él la usó y éste es el método que
él emplea en la actualidad. El apóstol Pablo, hablando de falsos apóstoles, de
siervos fraudulentos que se disfrazaban como apóstoles de Cristo, escribió lo
siguiente en su segunda carta a los Corintios, el capítulo 11:14: "Y no es de
extrañar, pues aún Satanás se disfraza como ángel de luz". El último libro de la
Biblia, el Apocalipsis o Revelación, dice más sobre Satanás que cualquier otro
libro de la Biblia. Dice en su capítulo 12:9:
"Y fue arrojado el gran dragón, la serpiente antigua que se llama el Diablo y
Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra y sus ángeles
fueron arrojados con él."
Como hemos indicado anteriormente, aquella criatura no se arrastraba, como nosotros
nos la imaginamos hoy. La Biblia no presenta, en absoluto, esa imagen. Es una
criatura que posee una gran habilidad y en este libro del Génesis no encontramos
relatos su origen. Aunque no quisiera ser dogmático al respecto, yo creo que los
libros de los profetas Isaías --capítulo 14-- y Ezequiel --capítulo 28-- parecen
presentarnos detalles sobre el origen de esta criatura y también sobre cómo llegó a
ser lo que fue y es.
Aquí surge la siguiente pregunta: ¿Por qué la serpiente se puso en contacto con la
mujer, en vez de abordar al hombre? Yo me pregunto si tendrá alguna significación
el hecho de que cuando Dios había creado a Adán le había dado permiso para comer de
todos los árboles del huerto, excepto del árbol prohibido. Y como la mujer fue
creada después, ella recibió esta información indirectamente, es decir, a través
del hombre. ¿Será por eso que Satanás habló primero con la mujer? A mí me parece
que la mujer fue creada con un temperamento o carácter con mayor capacidad de
compasión, comprensión, con más apertura a recibir sugerencias e inquisitiva.
Por otra parte, el tentador sabía lo que estaba haciendo y, como ya hemos leído,
utilizó un método sutil, haciendo una pregunta que arrojó dudas sobre la Palabra de
Dios: "¿Con que Dios os ha dicho: no comeréis de ningún árbol del huerto?". El
provocó dudas en la mente de ella y excitó su curiosidad. Y ella, aceptando
discutir las órdenes del Creador, respondió tal como leemos en los versículos 2 y
3:
"Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos
comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto, ha dicho Dios: No
comeréis de él, ni lo tocaréis, para que no muráis."
Es interesante observar que no encontramos en ningún pasaje Bíblico que Dios
hubiese prohibido tocar el fruto. Proseguimos leyendo este diálogo en el versículo
4:
"Y la serpiente dijo a la mujer: Ciertamente no moriréis."
La afirmación de la serpiente "ciertamente no moriréis" en realidad expresaba que
tal eventualidad era absolutamente imposible, poniendo en duda el amor y la bondad
de Dios, dando a entender que si El era bueno, ¿por qué había ordenado esa
prohibición? Y al decir "no moriréis" estaba sugiriendo que Dios no era justo.
Además, fijémonos en lo que añadió a continuación, leyendo el versículo 5:
"Pues sabe Dios que el día que de él comáis, serán abiertos vuestros ojos y seréis
como Dios, conociendo el bien y el mal."
Al decir esto, además de añadir algo que Dios no había dicho, Satanás estaba
cuestionando implícitamente la santidad de Dios.
También Eva había cometido el error de añadir algo a la Palabra de Dios. A lo largo
de la historia, algunos teólogos han eliminado elementos de esa Palabra y otros han
hecho adiciones a la misma. Dios ha formulado advertencias contra ambas actitudes.
En la actualidad hay aquellos que sostienen que somos salvos por la fe, queriendo
decir que es por la fe y además por las reglas dadas por Dios al pueblo de Israel,
a las que comúnmente llamamos la ley, o los mandamientos. En cambio, la Palabra de
Dios, en el evangelio según Juan, capítulo 6:29, expresa con claridad lo siguiente:
"Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios: que creáis en el que El ha
enviado."
¡Y qué importante es esta afirmación!
Volviendo a nuestro pasaje Bíblico, vemos que la serpiente contradijo a Dios muy
sutilmente, sustituyendo la Palabra de Dios por la suya. La epístola del apóstol
Pablo a los Romanos enseña la verdad de la obediencia de la fe. La fe conduce a la
obediencia y la incredulidad lleva a la desobediencia. Y hay una realidad. La duda
siempre conduce a la desobediencia.
Nuestro relato nos lleva ahora al momento en el que el hombre y la mujer
desobedecen a la Palabra de Dios. Leamos en este capítulo 3:6.
"Cuando la mujer vio que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los
ojos, y que el árbol era deseable para alcanzar sabiduría, tomó de su fruto y
comió; y dio también a su marido que estaba con ella, y él comió."
Resulta interesante analizar la apelación de la serpiente, por ser no solamente una
apelación a la parte física, por ser el árbol bueno para comer sino también, a la
parte psicológica del ser humano, al recalcarse que era agradable a los ojos.
Finalmente, era igualmente una apelación a la parte religiosa del hombre, porque el
árbol era deseable para alcanzar sabiduría.
Esta fue exactamente la forma en que Satanás tentó a Jesús en el desierto, como
podemos comprobar en el relato de los Evangelios, en Mateo capítulo 4, en Marcos
capítulo 1 y en Lucas capítulo 4. En primer lugar, el tentador le sugirió al Señor
que transformase a las piedras en pan, lo cual fue una apelación a su parte física,
tal como el árbol del Edén era bueno para comer. En segundo lugar, Satanás le
mostró ý ofreció al Señor los reinos de la tierra: esto se dirigía a su mente, como
en el Edén el árbol era agradable a los ojos y, en tercer lugar, el tentador le
incitó al Señor a arrojarse desde la parte más alta del templo de Jerusalén, lo
cual era una tentación religiosa, tal como en el jardín de Génesis 3 el árbol era
deseable para alcanzar sabiduría. No creo que el diablo haya cambiado su táctica en
los tiempos actuales, porque él siempre emplea los mismos métodos contigo y
conmigo, ya que esa estrategia es eficaz. No necesita modificar sus tácticas porque
parece que todos caemos del mismo modo.
En la primera carta del apóstol Juan, en el capítulo 2:16, podemos leer lo
siguiente:
"Porque todo lo que hay en el mundo, la pasión de la carne, la pasión de los ojos y
la arrogancia de la vida, no proviene del Padre sino del mundo."
La "pasión de la carne", equivale a que "el árbol era bueno para comer". La "pasión
de los ojos", se corresponde con que "el árbol era agradable a los ojos". Y la
"arrogancia de la vida", equivale a que "el árbol era deseable para alcanzar
sabiduría". En este pasaje Bíblico de Juan, se dice que estos pecados no provienen
de Dios el Padre, sino del mundo, es decir, que provienen del corazón del hombre,
de lo más íntimo de su ser. Y es ahí donde el tentador apela. Este es el método que
él está utilizando para alcanzar a los seres humanos para desviarles de su camino,
y ha tenido éxito. En el jardín del Edén se le dijo a aquellos primeros seres que
conocerían el bien y el mal y, ¿qué sucedió? El resultado fue la caída del hombre.
En el versículo 7 leemos:
"Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; y
cosieron hojas de higuera y se hicieron delantales."
Esto de que sus ojos fueron abiertos se refiere a su conciencia. Antes de la caída,
el hombre no tenía conciencia: era inocente y la inocencia significaba que no
conocía el mal. La conciencia, para los seres humanos, es como un acusador que
llevamos dentro. Un psicólogo cristiano me dijo en una ocasión que ese complejo de
culpa forma parte de nosotros mismos de la misma manera que nuestro brazo derecho
es parte integrante de nuestro cuerpo. En un sentido psicológico, el hombre no
puede liberarse de ese complejo de culpa.
Dice el resto del versículo que "conocieron que estaban desnudos y cosieron hojas
de higuera y se hicieron delantales". Dicho sea de paso, lo más probable es que el
árbol del conocimiento del bien y del mal no haya sido un manzano, aunque no
sepamos qué tipo de árbol fue. Podemos observar que la higuera es el único árbol
mencionado específicamente. Las hojas de la higuera ocultaban pero no cubrían
realmente todo. Adán y Eva no confesaron su pecado, sino que intentaron ocultarlo.
No estaban preparados para admitir su condición de perdición.
Esta podría ser la misma condición del hombre actual. Se somete a ejercicios y
rituales, asiste a iglesias y se esfuerza por convertirse en una persona religiosa.
Es interesante observar que Jesús en una ocasión maldijo a una higuera e
inmediatamente después, denunció con vehemencia aquella religiosidad superficial y
de apariencia que resulta ser una mera cobertura para el pecado.
En la tentación del jardín del Edén Satanás quiso interponerse entre el alma del
ser humano y Dios. En otras palabras, quiso apartar al hombre de Dios para ganarle
para sí mismo, para convertirse en su dios. El hombre de aquellos días no fue
tentado a robar, ni a mentir, ni a codiciar. Fue tentado sencillamente a dudar de
Dios. Tomemos nota del método utilizado por el tentador. En primer lugar, Eva vio
que el árbol era bueno para comer. En segundo lugar, era agradable para la vista y
en tercer lugar, era deseable para alcanzar sabiduría. Con este método, Satanás
opera primeramente en lo externo para hacerlo luego sobre lo interno, es decir, que
va desde el exterior hacia lo interior.
Por otra parte, Dios actúa comenzando por lo interior, con el corazón del hombre.
La religión puede ser utilizada como algo para limpiar o dar brillo por fuera,
mientras que Dios utiliza el método opuesto. Aquí es apropiado hacer una
distinción. El Cristianismo verdadero no es una religión, sino que es Cristo. O
sea, es vivir como Jesucristo e imitar los principios de vida de Jesucristo. Hay
muchas religiones pero solo Jesús fue al mismo centro y a la fuente del problema,
cuando dijo: "os es necesario nacer de nuevo."
El les dijo a los Fariseos, las personas exteriormente más religiosas de su tiempo,
que se preocupaban de la limpieza externa, que eran como sepulcros blanqueados que
por fuera lucían muy hermosos, con el mármol y las flores, pero por dentro estaban
llenos de huesos y de la contaminación propia de la muerte.
¡Qué cuadro nos ofrecen Adán y Eva! En vez de confesar su pecado, cosieron hojas de
la higuera para cubrirse. Permíteme decir que el sisTema de las hojas de higuera no
ha cambiado. Los seres humanos continúan comportándose de la misma manera,
asistiendo a una iglesia y repitiendo ejercicios, ritos religiosos y realizando
buenas obras, antes que confesar a Dios el pecado de sus corazones.
Proseguimos con el relato que nos cuenta la intervención de Dios, leyendo los
versículos 8 y 9:
"Y oyeron al Señor Dios que se paseaba en el huerto al fresco del día; Y el hombre
y su mujer se escondieron de la presencia del Señor Dios entre los árboles del
huerto. Y el Señor Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás?"
Hemos considerado todas las cosas que te pueden separar de Dios. Aquí, Adán está
separado ya de Dios. Está perdido y ya no está buscando a Dios. Es Dios quien le
está buscando a él. Leamos los versículos 10 al 13:
"Y él respondió: te oí en el huerto, y tuve miedo porque estaba desnudo, y me
escondí. Y Dios le dijo: ¿quién te ha hecho saber que estabas desnudo? ¿Has comido
del árbol del cual te mandé que no comieras? Y el hombre respondió: la mujer que tú
me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí. Entonces el Señor Dios dijo a
la mujer: ¿Qué es esto que has hecho? Y la mujer respondió: La serpiente me engañó,
y yo comí."
Podemos observar que no hubo confesión por parte de Adán. Aquí lo grave no es tanto
el hecho de que inculpase a la mujer sino que no confesase su pecado. Eva, por su
parte, adopta el mismo comportamiento que su marido, eludiendo su responsabilidad.
Concluimos aquí el programa de hoy con esta escena de alejamiento y separación. El
hombre, ese ser creado por Dios, se ha apartado de su Creador. Y Dios, por lo
tanto, está obligado a juzgarlo. En nuestro próximo programa veremos cómo comienza
a desvelarse el propósito de Dios para remediar la tragedia.
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