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La Salvación por Fe, La Iglesia, El Cielo y El Infierno, y

El Retorno de Jesucristo
Un Mensaje Bíblico por Bayless Conley
Derechos de Autor 2004 Respuestas con Bayless Conley

La Salvación por la Fe
Abran sus Biblias al libro de Efesios 2:1. Yo tuve un amigo llamado Howard y
era muy dificil impresionarlo. Entre más intentaba impresionarlo, menos
impresionado quedaba. Pues una noche Howard estaba en un cafe, y empezó a
conversar con él que estaba a su lado. Este tipo empezó a decirle como estaba
involucrado en la brujería y como hacía encantaciones y hechicería. Howard
seguia escuchando, sin alterarse. Cuando el otro termino su historia, Howard le
mira y le dice, “ bueno, yo antes estaba muerto.” Yo estaba muerto en mis
delitos y pecados. Yo estaba muerto para con Dios. Yo estaba separado de la
vida de Dios a causa de los delitos y pecados.

La muerte espiritual no implica que hemos dejado de existir, sino quiere decir
que estamos separados de Dios. La muerte física es meramente la separción del
espíritu y el cuerpo. Al dejar su espíritu su cuerpo, su cuerpo muere. La única
razón por la cual su cuerpo vive ahora, es porque usted está dentro de él. Aun
así, puede ser un muerto ambulante. Y de esos hay muchos en este mundo que
están separados de la vida de Dios. Respiran, piensan y pueden expresar su
sentimientos; porque son creadas a imagen de Dios. Pero en cuanto a una
relación con Dios, están muertas. Dios los considerá como muertos en sus
delitos y sus pecados. O estás vivo en Cristo, o estás muerto.

El problema con la raza humana es que nosotros, por naturaleza, somos hijos de
ira. No es sencillamente que hacemos cosas malas, sino que nuestra propia
naturaleza es mala. La razón por la cual haciamos lo malo y viviamos un estilo
de vida maligna, opuesta al estilo de vida de Dios, es que estábamos opuestos a
Dios en nuestro interior y es por eso tenemos que cambiar de naturaleza para
poder entrar en la familia de Dios.

Sabe usted que puede tomar una mula, le puede cortar la cola, darle el mejor
alimento, peinarlo bien y hacer lo que quiera. Se intenta convencer que es un
caballo de carrera. Sin embargo, cuando suena la campana y arrancan los
caballos, el suyo, seguirá siendo mula. Si va a conseguir que ese animal corra
con los caballos de pura raza, tendrá que primeramente cambiarle la naturaleza.
Y es lo mismo con las personas. Somos hijos de ira por naturaleza

De hecho, en el Libro de los Efesios capítulo 5, La Biblia nos dice que a causa
de nuestra naturaleza pecaminosa, somos los enemigos de Dios. Dios nos amó
aun cuando éramos sus enemigos. La Biblia sigue hablando sobre el príncipe
de la potestad del aire, y como nosotros hemos caminado de acuerdo con los
designios de este mundo. El príncipe de la potestad del aire es Satanás. La
Biblia nos dice en Primera de Juan, 5:19, que el mundo entero...hablando de la
humanidad inconversa...está bajo el maligno, o bajo el poder del diablo, bajo su
control e influencia. Al crear Dios a Adan a su imagen y semejanza, le dió
dominio sobre toda la tierra y le dijo,” guarda el huerto y cuídalo.” Además le dijo,
“te he dado dominio sobre todo el ganado, sobre los peces, y sobre todas la
bestias que se mueven sobre la tierra.” Dios creó este mundo hermoso, metió a
Adan en medio de él, y le dió autoridad, o sea que se lo dió. Luego, cuando
Adán transgreso contra Dios, dobló la rodilla ante un espíritu caido y un
renegado llamado Satanás. El antes era uno de los ángeles de Dios, llamado
Lucifer, y Adán se lo entregó todo y es por eso que se le llama el príncipe de la
potestad del aire. A él se le llama, el dios de este mundo. Un dios con minùscula.

¿Se acuerda de la historia de la tentación de Jesús en el desierto? El fue


tentado con las mismas cosas en la cuales fracasó el primer Adán. Jesucristo es
el segundo Adán. Una de las cosas que Satanás le dijo fue, “si te arrodillas ante
mí, y me adoras...” Y luego le enseñó todos los reinos de este mundo en un
momento de tiempo y le dijo, “Todo esto te daré si postrado me adorares.” Para
Jesús, esto fue una verdadera tentación.

Ahora yo tengo una pregunta. ¿De donde consiguió Satanás, todos esos reinos
del mundo? Los recibió de la mano de Adán. Adán era el gobernador de este
mundo y le entregó todo cuando murió y fue separado espiritualemente de Dios,
y de repente Dios se encuentra afuera, mirando adentro. Dado que Adán era el
padre de toda la raza humana, la muerte pasó a toda la raza a causa de su
pecado. “Porque todos han pecado...” Y así fue que el mundo se halló bajo la
influencia del maligno. Están cegados.
La Biblia dice que el glorioso evangelio de Jesucristo no puede iluminarlos
porque han sido cegados por el espíritu de esta edad

Entonces, aquí nos pinta un cuadro de como eran las cosas antes para nosotros.
Yo caminaba de acuerdo con este mundo porque por naturaleza era hijo de ira
tal como todos, satisfaciendo los deseos de la carne y de la mente. Si algo me
hacía sentirme bien, entonces yo iba tras ello. Antes de conocer al Señor yo era
un alocado hombre muerto.

Ahora mire Efésios 2:2-3. Aquí nos habla de los hijos de desobediencia en el
versículo 2. Sin embargo, en el verso 4 tenemos dos palabras que me fascinan.
Dice,
“Pero Dios...” Debería usted de hacer un estudio bíblico sobre estas dos
palabras: pero Dios. Personas en todo tipo de problemas: pero Dios. En
situaciones imposibles: pero Dios. Muerto en delitos y pecados: pero Dios.
Puede que esta noche usted se encuentre en una situación imposible si no fuera
por dos palabras: pero Dios. A lo mejor no tiene el dinero para pagar sus gastos:
pero Dios. O usted está enfermo y los medicos le han dicho que no hay
esperanza: pero Dios. O quizá sus sueños han quedado destruidos y usted está
a punto de entregarlo todo y darse por vencido. Más vale que no lo haga a causa
de dos palabras: pero Dios. Nosotros éramos hijos de ira, tal como todos los
demás.

Seguimos lectura en los versos 5-6 del mismo capítulo 2 de Efesios. “Aun
estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo
(porque por gracia sois salvos), 6. Y juntamente con él nos resucitó y asimismo
nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús.

Esto nos habla de nuestra posición legal. Porque cuando Cristo derrotó al diablo,
El tomó las llaves del infierno y de la muerte y destruyó a aquel que tenía el
poder de la muerte, eso es el diablo. Las Sagradas Escrituras nos dicen que si
el príncipe de este mundo hubiera sabido, nunca hubiera crucificado al Señor de
Gloria. Querido amigo, esto fue el caballo de troya de Dios. Al parecer era una
derrota horrible, pero a la verdad era el triunfo final de Dios en ganarse de nuevo
a la raza humana. Jesucristo resucitó y dijo, “toda potestad me es dada en los
cielos y en la tierra.” Y luego le dijo a la iglesia, “Id entonces..”
Amigo, en el sentido autoritativo, yo estoy sentado con Cristo en lugares
celestes. La autoridad de Cristo fluye a través de la iglesia. Sin embargo antes
no era así; porque el diablo tenía la autoridad. ¿Adivina quien la tiene ahora?
Nosotros. Usted. Esa autoridad se le ha sido dada en el nombre de Jesús.

El remedio de Dios para toda la raza humana fue su Hijo unigénito, Jesucristo,
que él envió para dar su vida en rescate por muchos. La pena que era nuestra,
a causa de nuestro pecado, cayó sobre Jesús.
El tomó nuestro lugar voluntariamente, y porque él lo hizo, el camino está abierto
a nosotros para poder conocer a Dios. No hay otro camino a Dios.

Unos dias después de Pentecostés, Pedro estaba predicando y dijo ante el


concilio judio, “No hay otro nombre dado a los hombres, en que podemos ser
salvos.” Jesús mismo dijo, “ Yo soy el camino, la verdad, y la vida. Nadie viene
al Padre sino por mí.” Hay un sólo camino a una relación con Dios, y es a través
de Jesucristo, y eso me lleva a varias cosas que deseo tocar.

Nosotros creemos que la salvación que vino por medio de Jesucristo, es por
gracia, por medio de la fe, y no por obras. La Salvación, ese camino a una
relación con Dios, es por gracia, por medio de la fe y no por obras.

Sigamos en el capítulo 2 de Efesios, versículo 8. No tenemos motivo por el cual


jactarnos. No hicimos nada nosotros que meritara esta relación con Dios. Es por
gracia, por medio de la fe, no por obras.
En Romanos 3:20, nos dice, “ya que por obras de la ley ningún ser humano será
justificado delante de él. No se salva al portarse bien. No se salva repartiendo
folletos. No se salva asistiendo a la iglesia. No salva haciéndose miembro de
una iglesia. No se salvas por su dar. Y no se salvó cuando le bautizaron siendo
niño, ni se salvó bautizándose como adulto. Sin embarg,o creemos en todas
esas cosas. Yo creo en asistir a una iglesia. Yo creo en portarme bien. Yo creo
en el dar. Yo creo en el bautismo en agua. Yo creo que es importante pertenecer
a una iglesia local. Sin embargo, esas cosas no producen la salvación. Deben
ser el fruto de la salvación. Pueden sumergirle bajo las aguas del bautismo, sin
embargo, si algo no sucedió en su corazón antes, entonces subirá de esas
aguas siendo el mismo.. Entra siendo un diablo seco, y sale siendo un diablo
mojado. Lo que el bautismo debería ser es una señal externa de una gracia
interna. Las aguas del bautismo no hacen una nueva creación de una persona,
aunque fue un mandamiento de Cristo el bautizarnos. No lo tomamos a la ligera.
Si ya está salvo, debe obedecer a Jesús y dejar que lo bauticen. Y si dice, “pues
el bautismo no es importante”, entonces yo dudaría de su salvación porque fue
un mandamiento de Jesús.

Ninguna de estas cosas nos puede salvar, y quiero darles un ejemplo en el libro
de los Hechos 10:1. Vamos a leer la historia de un hombre llamado Cornelio. Es
reveladora. Ahora tengo una pregunta. ¿Que más podría haber hecho Cornelio?
La Biblia nos dice que era piadoso. El temía a Dios, junto con toda su casa. No
sólo temía él a Dios, sino que le había enseñado el temor de Dios a toda su
casa. Nos dice que era un dador generoso. El, con generosidad, daba a las
cosas de Dios. Nos dice que oraba continuamente. Hasta tuvo una visión este
hombre. Así que tenemos un hombre piadoso, que ama a Dios, que ora y da, y
le enseña a su familia, y sus oraciones y limosnas llamaron la atención del cielo.
Un angel vino y dijo, “tus oraciones y limosnas han subido para memoria delante
de Dios.” Y luego el ángel le dice, “envía por un hombre llamado Pedro. El te dirá
lo que tienes que hacer.” Pero escúcheme. Cornelio no conocía lo que era la
salvación. El era generoso, y oraba mucho. De hecho, tanto, que el cielo se dio
cuenta. El temía a Dios, junto con toda su casa. El era un lider en su hogar. Y
ese respeto que tenía para Dios, fue dado a los de sus casa. Hasta llegó a tener
visiones, pero no era salvo.

Mientras, Pedro se encontraba en otro sitio, en una casa, donde tuvo una visión
que no entiendía. En ese momento, llegan los de la casa de Cornelio y le dicen,
“ oye, tiene que ir a ver a este hombre. Dios nos envió a este lugar. El vió un
ángel.” Así que Pedro se va con ellos y les predica. La casa entera se entrega al
Señor y recibe la plenitud del Espíritu Santo. Despues vemos que Pedro se mete
en líos porque ellos eran gentiles. Cuando él regresa a Judea, le dicen,
”Tu fuiste y comiste con gentiles, y es no nos es lícito.” Entonces Pedro contestó,
“Mira, Dios me enseño todo esto. No debo llamar a ningún hombre inmundo o
común. Lo que Dios limpió, no llames común.” La Sangre de Jesús limpia del
pecado a toda persona. Y todos estamos parejos ante él. O está en Cristo, o
está en Adán. Dios no ve otra cosa.

Ahora quiero que mire conmigo en Hechos el capítulo 11:13. Pedro está
relatando lo acontecido. “Quien nos contó...” hablando de como Cornelio le
había dicho esto. Aquí vemos varias cosas.
Número uno, que no era salvo todavia. Estas son personas que temen a Dios y
son piadosas. Dan generosamente a los pobres, pero no son salvos, ya que
nadie se puede salvar por sus buenas obras. Es por gracia, por medio de la fe y
no por obras. Ninguno se justifica a los ojos de Dios por medio de sus buenas
obras, no importa que abundantes sean.

La segunda cosa que vemos es que esta gente se salva al escuchar las
palabras. ¿ Por qué no les predico el ángel? Porque no es el trabajo de los
ángeles el predicar el evangelio. Ese trabajo se nos ha sido dado a nosotros.
Nosotros somos los embajadores de Jesucristo. Ahora mira otra vez lo que dijo
en el verso 14. Las personas fueron salvas cuando escucharon las palabras de
Pedro. En Primera de Coríntios 1:21 dice, “ Y agradó a Dios salvar a los
creyentes por la locura de la predicación.” Si yo fuese Dios, seguramente lo
hubiera hecho de otra forma muy distinta. Sin embargo Dios ha escogido la
locura de la predicación del evangelio, para traer la salvación. Así es como el
rescata a los hombres y las mujeres del infierno, llevándolos al cielo. Todo lo
hace por medio de la predicación del evangelio. Debemos decirles a las
personas del Cordero de Dios que murió en sus lugares, resucitando de los
muertos, venciendo el pecado y dando la salvación como regalo gratuito a todo
el que la reciba. Y esto me lleva a algo de suma importancia.

¿Como se recibe este regalo? Sólo de los versículos que ya hemos estudiado,
sabemos que es por fe. Las personas son salvas por gracia, por medio de la fe.
Entonces es a través de la fe o el creer, pero hay algo que necesariamente tiene
que preceder está fe salvadora. Usted necesita entender esto. Ahora es por
gracia, por medio de la fe, no por obras, pero lo que tiene que preceder la fe es:
un corazón arrepentido.

Miren conmigo el capítulo 1 de San Marcos, versículos 14 y 15. Un corazón


arrepentido necesita preceder la fe salvadora. Vamos a leer unas palabras de
Jesucristo. Dice, “ arrepentíos, y creed en el evangelio.” Arrepentíos y creed.
Arrepentíos y creed. Antes de poder creer en el evangelio, uno necesita
arrepentirse. Ahora, en Lucas 24:46 nos dice que hay dos cosas que son
necesarias. Fue necesario que Cristo sufriera y que resucitara de los muertos, y
fue necesario el predicar el arrepentimiento y la remisión de los pecados a todas
las naciones. No sólo la remisión de los pecados. Sin duda tenemos que
predicar eso, pero primero necesitamos predicar el arrepentimiento. El
arrepentimiento es lo que despierta la conciencia del pecador a su estado
perdido. Ese día de Pentecostés cuando Pedro les estaba predicando sobre la
muerte, el entierro y la resurrección de Jesucristo, se compungieron de corazón
y preguntaron, “¿Que necesitamos hacer?” Lo primero que contesta Pedro es,
“¡arrepiéntanse! , Arrepiéntanse y bautícense en el nombre de Jesucristo por la
remisión de los pecados.” El arrepentimiento es un cambio interno del corazón
que resulta en un cambio externo de dirección. Es una disponibilidad de girar de
una vida de pecado y recibir el camino de Dios de la salvación.
El arrepentimiento no es el sentirse mal por haber hecho mal. Tampoco es el
sentimiento de culpabilidad por haberle hecho mal a Dios o a una persona.
Algunos lamentan que su actitud abusiva ha destrozado su matrimonio. Otros
estás tristes porque su robo los condujo a la carcel. Otros sienten esa tristeza
porque quedaron embarazadas fuera del matrimonio. Tristes, pero no dispuestos
a cambiar. Y hay una gran diferencia. El arrepentimiento precisa el lamentar lo
hecho, pero es una tristeza que lleva al cambio. En segunda de Corintios 7:10
nos dice, “la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación.”
Para que sea un arrepentimiento verdadero, necesita haber un giro, dando la
espalda al pecado y llendo hacia Dios. Un cambio interior de corazón que resulta
en un cambio exterior de dirección. En Hechos 20:20-21, Pablo dice, que tanto
publicamente como de casa en casa, el predicó el arrepentimiento para con Dios
y fe en el Señor Jesucristo. El dijo que predicó dos cosas: Arrepentimiento para
con Dios, y fe en Jesucristo. El arrepentimiento tiene que preceder la fe. Es
importante que entendamos esto. Uno necesita preceder la otra.

Usted no puede decir, “Pues no tengo ninguna intención de cambiar mi estilo de


vida homosexual, pero sigo confiando que Cristo me salvará.” O, “seguiré
viviendo la vida de un borracho, abusando de mi esposa y mis hijos, pero pienso
ir al cielo.” O “no tengo ningún deseo de cambiar mi arrogancia y mi avaricia, o
de cambiar mi lenguaje obsceno, pero soy un cristiano.” Si eso es lo que piensa,
usted está engañado y necesita pedir que Dios lo libre del engaño; porque si no
se arrepienta, no será salvo. Está tan lejos de Dios como Satanás lo está de ser
un santo. Tal como una flor rara puede florecer en la tierra fertil de un valle
aislado, así la fe salvadora puede florecer en un corazón que ha sido humillado
por medio del arrepentimiento para con Dios. No existe la salvación sin el
arrepentimiento. Jesús dijo, “arrepiéntase y crea en el evangelio.”
La salvación por medio de la gracia de Dios es algo que viene libremente de la
mano de Dios. Y la fe es la mano que se extiende para tomar lo que Dios nos
está ofreciendo por medio de su gracia. No es algo que merecemos ni que nos
hemos ganado por medio de las obras. Pero lo que no podemos tener es al
salvación sin un corazón arrepentido. Hay personas que han ido a la iglesia
toda su vida y piensan, “pues, yo soy un cristiano.” Sin embargo su estilo de
vida nunca ha cambiado. Nunca ha habido un arrepentimiento verdadero de su
parte.

La Iglesia
Nosotros creemos que la iglesia, el cuerpo de Cristo, se compone de todas
aquellas personas que han nacido de nuevo, sin importar su denominación, y
que se han arrepentido de su antiguo estilo de vida, han girado hacia Dios,
confiando en su camino de salvación y han aceptado al Salvador. La Iglesia, el
cuerpo de Cristo, se compone de todas esas personas, sin importar el letrero
que cuelga en la puerta de su iglesia local. Puede decir Luterano, o Católico,
Pentecostal o Carismático, Adventistas de Séptimo Dia o Bautista, no importa.
La Biblia dice en Hechos 2:47, “..Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que
habían de ser salvos.” La iglesia está hecha de toda la gente salva. Quizá no
estemos de acuerdo sobre ciertas doctrinas, especialmente sobre temas
menores, pero aun así pódemos disfrutar del compañerismo en la presencia del
Cordero de Dios. Ahora cabe decir, que sí hay ciertas creencias y doctrinas que
son fundamentales si queremos ser cristianos. Pero hay otras areas que han
creado mucha división en el cuerpo de Cristo, que no son fundamentales.
Tenemos que unirnos sobre lo importante y empezar a ganar el mundo para
Cristo. La Iglesia está compuesta de toda esa gente que se ha arrepentido y que
ha aceptado a Jesucristo como su Salvador.

El Cielo y El Infierno
Esto me trae a algo que creemos y que es fundamental. Nosotros creemos en
un cielo y un infierno literal. Los que han escogido rechazar a Jesucristo y su
don de salvación, irán al infierno cuando se mueran. Otras versiones de la Biblia
lo llaman, el Hades. En Mateo 25:41, Cristo enseñó que el infierno fue hecho
para el diablo y sus àngeles. No fue hecho para el hombre. La única razón que
la gente va allí es porque rehusan ser salvos, y las Sagradas Escrituras nos
dicen que no tendrán excusa.

Aun en este momento, el infierno está lleno de personas. La gente se está yendo
allí cada día. Es un lugar de fuego y de tormento. No hay escapatoria una vez
allí. Sin embargo, el infierno no es el destino final de los condenados. Quiero
que abran sus Biblias al libro del Apocalipsis, capítulo 20, versículo 10. Mucha
gente se pone muy nerviosa cuando empiezas a hablar del infierno. Sin
embargo, debería de mirar en los evangelios. Allí encontrará que Jesús habló
más sobre el infierno que sobre el cielo. Casi siempre la conversación estaba
dirigida a los religiosos.

Apocalipsis 20:10,”y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego
y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y
noche por los siglos de los siglos.”

Allí es donde va a estar el diablo dia y noche por toda la eternidad. No es cosa
de quemarlo en el fuego, para que se purifíque, y así empiece de nuevo con
Dios. Para él, no hay una segunda oportunidad, ni se purificará. Para Satanás,
no hay redención. El está perdido para siempre, como también lo estarán los
que rechazan a Cristo. Una vez que deja este mundo, ya no existe una segunda
oportunidad. No va a una sala de espera, mientras que sus seres queridos lo
sacan a base de oraciones y velas. Al dejar esta vida, le queda unicamente el
cielo o el infierno.

Miremos Apocalípsis 20:11-15: “ Y vi un gran trono blanco y al que estaba


sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se
encontró para ellos. 12. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante
Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la
vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los
libros, según sus obras. 13. Y el mar entregó los muerrtos que había en él; y la
muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados
cada uno según sus obras. 14. Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago
de fuego. Esta es la muerte segunda. 15. Y el que no se halló inscrito en el libro
de la vida fue lanzado al lago de fuego.”

La forma de asegurar que su nombre esté en el Libro de la Vida, es


arrepintíendose de sus pecados y aceptando a Jesucristo como su Señor y
Salvador. Sólo de esta manera quedará su nombre inscrito en el Libro de la
Vida.

En este pasaje nos habla de como la muerte y el hades entregan sus muertos
para ser juzagados por Cristo en el juicio ante el gran trono blanco. Y luego
como son echados al lago de fuego. Y a esto se le llama la segunda muerte y es
para siempre. Le diré algo muy importante que la gente necesita saber de Jesús.
Ahora mismo, él es nuestro abogado. Pero en ese día, será el juez.

Se cuenta la historia de un joven que se metió en bastantes líos en su juventud.


Pasó tiempo en la carcel por varios delitos menores, pero siempre estaba muy
confiado ya que tenía un abogado muy astuto. Este abogado le tomaba los
casos, y como consecuencia, le reducian la sentencia, y salía de la carcel. Sin
embargo, nunca cambió su estilo de vida. Años despues, fue acusado de un
delito mayor con agravantes y se encontró delante del juez quien le iba a
sentenciar. Al levantar la mirada, este hombre vió que el juez era el mismo
abogado que le había defendido tantas veces en su juventud. Le dijo, “Señor
juez, señor juez, ¿no se acuerda de mí? Usted antes era mi abogado y me
ayudó muchas veces.” El juez respondió, “Señor, en aquel entonces era su
abogado. Ahora soy su juez y existe una gran diferencia entre los dos.” Amigo,
usted no quiere estar ante Jesucristo como juez en ese juicio del trono blanco.

Bien, los creyentes serán juzgados de acuerdo con sus obras en otro juicio
llamado el tribunal de Cristo. Allí le rendiremos cuentas a Dios por nuestras
obras, si cumplimos o no el llamado de Dios en nuestras vidas. El Apóstol Pablo
refirió a esto como “el temor del Señor. Necesitamos vivir nuestras vidas
manteniendo un ojo puesto sobre el tribunal de Cristo. Porque allí seremos
juzgados de acuerdo con nuestras obras, y allí se fijara nuestra posición eterna
de acuerdo con nuestra obediencia a Dios en esta vida.

Pero este juicio del gran trono blanco es diferente. Los que están ante el trono
no tienen sus nombres escritos en el libro de la vida. Serán sacados del infierno
o el hades, y allí ante el trono, por no tener sus nombres escritos en el libro de la
Vida, serán echados al lago que quema con fuego y azufre por toda la eternidad.
No hay escapatoria. El infierno es como la carcel del condado. El lago de fuego
es la prisión. Es un reclusorio de seguridad máxima del cual no sales.
El lado positivo de todo esto, es que el cielo espera a los que hayan recibido al
Señor Jesús como su Salvador. Al estar hablando yo, hay mucha gente allí y
más están llegando. Efesios 3:15 nos dice que parte de la familia de Dios está
en el cielo. Los que han muerto en Cristo, se han ido al cielo. El Apósotol Pablo
dijo, “el estar ausente del cuerpo, es el estar presente con el Señor.” También
dijo, “El vivir es Cristo, el morir es ganancia” y “ teniendo el deseo de partir y
estar con Cristo, lo cual es mucho mejor.”

Si usted tiene a seres queridos que han muerto en Cristo, no sienta lastima por
ellos. Nosotros los echamos de menos porque dejaron un hueco en nuestras
vidas. Sin embargo, no deberíamos entristecernos por ellos. Si usted tiene un
amigo que se fue de vacaciones a Bora Bora, no se sienta a llorar por él. El allí
está sentado en la playa, viendo un mar de color intenso lleno de peces,
bebíendose una limonada. Puede ir de buceo, comer marisco fresco y pasárselo
bien.
No se vas a poner a llorar diciendo, “ Ohhhhhh, mi amigo está en Bora Bora. ¡Me
siento tan mal!” ¡No! Lo que yo quiero es estar con él. Yo quiero ir a Bora Bora.
Amigo, la Biblia dice concerniente a los que mueren en el Señor, que el estar
con Cristo es mucho mejor. No tiene sentido sentirse mal por su cuenta.
Aún si pudieran regresar a este mundo, no lo harían. Yo anhelo el día en que me
vaya al cielo.

Amigo, ¿se encuentra su nombre en el libro de la vida? La mía sí está escrita en


el libro de la vida del Cordero. El día que yo acepté a Jesucristo como mi Señor
y Salvador, se aseguró mi futuro. No estoy esparando el poder ir al cielo quizá
un día. De hecho ni estoy trabajando para poder ir, ya que La Sagrada Escritura
nos dice que por obras nadie se salvará. Pero hay mucha gente que no
solamente trabajan, sino que se niegan muchas cosas, y algunas de ellas
necesarias en esta vida, pensando que así llegarán a merecerse el cielo.
La gente trabaja toda la vida, haciendo obras de piedad y orando, pensando que
en el día final, cuando todo esté puesto en la balanza, Dios les dirá, “Has hecho
más bien que mal, las puertas del cielo te son abiertas.”
Sin embargo, nadie podrá entrar en el cielo por medio de sus obras. La Biblia
declara que nuestra justicia es como trapos inmundos y es por eso que Cristo
murió. Jesús el cordero sin mancha, el Hijo de Dios sin pecado, entregó su vida
en la cruz. El murió por usted. Al ser torturado, cuando los cielos se
oscurecieron y él clamo a gran voz, “Dios Mío, Dios Mío, ¿por que me has
desamparado?” estaba tomando su lugar. El Padre le dió la espalda a su Hijo,
así haciendo una separación entre los dos a causa del pecado del mundo. Su
pecado fúe puesto sobre él. El acceso que usted ahora tiene con Dios, es
porque él pagó el precio.
Lo que se interponía entre usted y un Dios Santo ha sido quitado de en medio
por el sacrificio de Jesús. La Biblia dice que si cree en él, y deposita su
confianza en la obra que él hizo por usted, será salvo. Las escrituras declaran,
“todo el que invocare el nombre del Señor, será salvo.”

Invoca hoy el nombre de Jesucristo, el Hijo de Dios; cree en él y será salvo.

El Retorno de Jesucristo
Además de las cosas que hemos mencionado, creemos en lo que Las Sagradas
Escrituras llaman la esperanza bienaventurada.
Esto es el retorno de Jesús para recoger a sus santos y llevarlos al cielo.
También se le ha conocido como el rapto, pero en Tito 2:13, se le llama la
esperanza bienaventurada.
Vamos a mirar algunos versículos que hablan sobre este tema. Primera de
Tesalonicenses 4:16-18, “Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de
arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo
resucitarán primero.17. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos
quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al
Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. 18. Por tanto, alentaos
los unos a los otros con estas palabras.

¡Yo anhelo el día en que seré arrebatado juntamente con él en la nubes!

Lo que habla aquí no tiene que ver con el retorno de Jesús para establecer su
reino en la tierra. Esto es el momento en que la iglesia, o sea los creyentes, son
arrebatados. Vamos a otro versículo. Primera de Corintios 15:51-55.
Se predicaba mucho del arrebatamiento cuando yo me entregué al Señor,
pensando que estaba muy cerca. Le digo que estamos 24 años más cerca al
arrebatamiento que cuando conocí al Señor.

Primera de Corintios 15:51-55: “He aquí, os digo un misterio: No todos


dormiremos; pero todos seremos transformados, 52.en un momento, en un abrir
y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos
serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.53. Porque
es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista
de inmortalidad.54.Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y
esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que
está escrita; Sorbida es la muerte en victoria. 55. ¿Donde está, o muerte, tu
aguijón? ¿Donde , oh sepulcro, tu victoria?

¡Amigo, en un instante, en un abrir y cerrar del ojo, seremos arrebatados con él,
y seremos cambiados!
Este cuerpo me ha dado mucha lata durante los años que lo he tenido. Me ha
jalado hacia el mal, para hacer cosas tontas y aun hoy en día quiere seguir
haciendo cosas malas. Parece que cuando más cerca estoy de Dios, mi cuerpo
me grita “oye, aquí estoy.¿ Por qué no hacemos o miramos algo malo?
Comamos demasiado. Hagamos algo para escaparnos de Dios.”
Crealo o no, hay una batalla entre mi espíritu y mi carne que no cesa.
Y si ustedes son honestos, admitirán lo mismo.
Pero amigo, su cuerpo va a experimentar un cambio. Su cuerpo mortal se vestirá
de inmortalidad. Va a tener un cuerpo como su cuerpo glorificado. Después de
su resurrección, Jesús comió pescado y panal de miel y luego atravesó un muro.
Este cuerpo nuevo no se va a cansar, ni se va a enfermar. Podrá volar a la
velocidad de un pensamiento. Será muy divertido. Eso viene, y él viene, y
nosotros seremos arrebatados para reunirnos con él en las nubes.

Nosotros creemos en algo que se llama el Segundo Adviento. La palabra


“adviento” , quiere decir, segunda venida. O sea, el retorno de Jesús a la tierra.
Su primer adviento fue cuando nació en un pesebre en Belén. Sin embargo, su
segundo adviento es diferente al rapto o arrebatamiento. El rapto precede su
adviento. Pero Cristo va a regresar a la tierra, y el establecerá su reino milenario
sobre este planeta.

Una vez mas vas leamos el libro de Apocalipsis capítulo 19:7-8. Terminaremos
con una lectura del Apocalipsis. Dice, “Gocémonos y alegrémonos y démosle
gloria...” A estas alturas, ya estamos en el cielo con él. ”...porque han llegado
las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. “ La esposa de Cristo es la
iglesia.

Cuando usted se salvó, se convirtió en un santo. No tiene que morir primero y


esperar a que alguien vote a us favor.

En Apocalipsis 19:11-13 dice, “ entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo


blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y
pelea. 12. Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas
diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo. 13.
Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE
DIOS.” Este es Jesús.

Apocalipsis 19:14: “Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y


limpio, le seguían en caballos blancos.”

Mi amigo, estos son los santos que ya se han ido al cielo. Se refiere a los que ya
han sido arrebatados con él en las nubes. Cuando el regresa, ¿adivina quien
viene con él?

Apocalipsis 20:1: Esto se pone todavía mejor, porque ahora viene el juicio del
trono blanco. Sucede después del reinado milenario de Jesucristo. Satanás ha
sido atado durante esos mil años de paz. En ese tiempo, una persona que
muere a los 100 años, será visto como niño. Será un tiempo maravilloso en la
tierra. La sede de Jesucristo será Jerusalén. Allí establecerá su reinado en la
tierra, y nosotros estaremos reinando y gobernando con él.
Al terminar esos mil años, Satanás quedará suelto y por poco tiempo, durante el
cual hará algunas cosas malas. Sin embargo, Jesús y sus santos ganan la
batalla. Al finalizar esta era, Dios establece el nuevo cielo y la nueva tierra.
Apocalipsis 21:1-5: “Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y
la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. 2. Y yo Juan vi la santa
ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una
esposa ataviada para su marido.3. Y oí una gran voz del cielo que decía: He
aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán
su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. 4. Enjugará Dios toda
lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor,
ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. 5. Y el que estaba sentado en el
trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque
estas palabras son fieles y verdaderas.”

Amigo créame al decir,que estas cosas están por llegar.


El sigue en Apocalipsis 21:10-11: “ Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y
alto y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo, de
Dios, 11 teniendo la gloria de Dios. Y su fulgor era semejante al de una piedra
preciosísima, como piedra de jaspe, diáfana como el cristal.”

Apocalipsis 21:21-27: “Las doce puertas eran doce perlas; cada una de las
puertas era una perla. Y la calle de la ciudad era de oro puro, transparente como
vidrio. 22. Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el
templo de ella, y el Cordero. 23. La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna
que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su
lumbrera. 24. Y las naciones que hubieron sido salvas andarán a la luz de ella; y
los reyes de la tierra traerán su gloria y honor a ella. 25. Sus puertas nunca
serán cerradas de día, pues allí no habrá noche.26 Y llevarán la gloria y la honra
de las naciones a ella. 27.No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace
abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la
vida del Cordero.”

Y sigue en Apocalipsis 22:4, “Y verán su rostro, y su nombre estará en sus


frentes.” Dios Padre hará un nuevo cielo y una nueva tierra. Esta ciudad
celestial, Jerusalén, bajará a esta nueva tierra, y Dios mismo..Dios el
Padre..morará entre nosotros. No necesitaremos luz; porque el Cordero de Dios
será la iluminación. Brillará con la gloria de Dios.

Derechos de Autor 2004 Respuestas con Bayless Conley.

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