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LA DOCTRINA
DE CRISTO Y
LA SALVACIÓN
LA DOCTRINA DE CRISTO
Y LA SALVACIÓN
La Doctrina de Cristo y la Salvación
Esta es una Obra Colectiva
© Editado por: Seminario Bíblico Elim
Av. Mariano Cornejo 1009, Pueblo Libre
Lima - Perú
Primera edición digital - Julio 2021
Libro digital disponible en www.sbelim.org
ISBN: 978-612-5046-11-6
05 Lección 1
LA DOCTRINA DE CRISTO
74 Lección 7
LA OBRA DE
CRISTO
16 Lección 2
LAS NATURALEZAS
DE CRISTO parte I 90 Lección 8
LA DOCTRINA DE LA
SALVACIÓN
26 100
Lección 3 Lección 9
LAS NATURALEZAS LA APLICACIÓN PARA LA
DE CRISTO parte 2 SALVACIÓN
38 111
Lección 4 Lección 10
LOS ESTADOS RESULTADOS DE
DE CRISTO LA SALVACIÓN
50 127
Lección 5 Lección 11
LOS OFICIOS LA FINALIZACIÓN DE
DE CRISTO LA SALVACIÓN
62 Lección 6
CONTROVERSIAS
CRISTOLÓGICAS
Lección 1
LA DOCTRINA DE CRISTO
Contenido
I. Introducción a la Cristología
II. Nombres y Títulos de Cristo
III. Cristo en la Biblia
I. INTRODUCCIÓN A LA CRISTOLOGÍA
En el curso anterior terminamos hallando al hombre envuelto en el pecado,
sin Dios. Pero, con esperanza de un Salvador que vendría para destruir,
definitivamente el pecado, al Diablo, dándonos vida y vida en abundancia a
través del sacrificio de Nuestro Señor Jesucristo.
Por esto, ahora estudiaremos la Doctrina de Cristo y la Doctrina de
Salvación.
La Doctrina de Cristo, llamada también Cristología, es la rama de la Teología
que trata lo concerniente a la persona y obra de Cristo. Se trata del estudio
de la naturaleza de Jesucristo, y en particular la relación entre lo divino y
humano en él. Este Jesús es también la Palabra de Dios encarnada.
Asimismo, afirmamos el señorío universal de Jesucristo.
A. CRISTO ES EL EJE DE TODA LA TEOLOGÍA CRISTIANA.
a. Cristo es el eje de la Doctrina de Dios, pues revela a Dios mejor que
nadie. (Jn. 1:18)
b. Cristo es el eje de la Doctrina del Hombre, ya que explica como ninguno
la doctrina del hombre dentro del perfecto propósito de Dios. Él es el
segundo Adán: perfecto, santo y victorioso sobre el pecado, obediente al
Padre hasta el fin, por lo cual ha sido exaltado, sobre todo. (1 Co. 15:21-22).
También que resuelve el problema del pecado del ser humano.
c. Cristo es el eje de la Doctrina de la Salvación. Solo Él Salva. (Hch. 4: 12;
Ef. 2.13-16).
d. Cristo es el eje de la Doctrina de la Iglesia, pues solo Él es la Roca y
fundamento de la iglesia. (Mt. 16:18; Ef. 2.20; 1 Co. 3:11).
e. Cristo es el eje de la Doctrina de las cosas del fin, porque es el Rey que
triunfó, viene pronto y su reino no tendrá fin. (Dn. 2.44; Ap. 11:15).
Contenido
I. Las naturalezas en la persona de Cristo
II. La naturaleza divina de Cristo
III. La kenosis de Jesús
IV. La unión hipostática
BIBLIOGRAFÍA
Chafer, Lewis Sperry (2009) Teología Sistemática Tomo I. Editorial Clie.
Duffield, G. P., & Van Cleave, N. M. (2006). Fundamentos de Teología
Pentecostal. San Dimas, CA: Foursquare Media.
Grudem, Wayne (2007) Teología Sistemática. Editorial Vida. Miami. Florida.
Hodge, Charles, (1991) Teología Sistemática Volumen II. Terrassa, Editorial
Clie.
Horton, Stanley m. (1996) Teología Sistemática Pentecostal. Editado.
Editorial vida.
Lacueva, F. (1989). La Persona y obra de Jesucristo. Terrassa, Clie.
Mayhue, R., Mc Arthur, J. (2018). Teología Sistemática. Editorial Portavoz.
Pearlman, Myer. (1990). Teología Bíblica y Sistemática. Editorial Vida.
Miami. Florida.
Contenido
I. La encarnación del Verbo
II. El nacimiento virginal
III. La naturaleza humana de Cristo
IV. La impecabilidad de Cristo
Contenido
I. El Estado de humillación de Cristo
I. El Estado de exaltación de Cristo
INTRODUCCIÓN
Al hablar de la vida, muerte y resurrección de Cristo, los teólogos han
hablado acerca de los “Estados de Cristo Jesús”. El Señor Jesús experimentó
primero, un estado de humillación; y después, un estado de exaltación.
Por lo tanto, la doctrina del estado doble de Cristo es la enseñanza de que
Cristo experimentó primero el estado de humillación y luego el estado de
exaltación.
Su estado de humillación comienza con la encarnación cuando asume la
naturaleza humana a través de la virgen María (kenosis) y se extiende hasta
la cruz y su muerte y sepultura.
El estado de exaltación de Cristo comienza con su reivindicación en la
mañana de la Pascua con la resurrección. Tras sus apariciones, asciende al
cielo, donde está sentado a la diestra de Dios y donde intercede para
siempre por su pueblo, y quien al final de los tiempos, regresará envuelto
en su gloria y exaltación.
BIBLIOGRAFÍA
Berkhof, Louis (2002) Teología Sistemática. Libros Desafío Grand Rapids,
Michigan.
Chafer, Lewis Sperry (2009) Teología Sistemática Tomo I. Editorial Clie.
Duffield, G. P., & Van Cleave, N. M. (2006). Fundamentos de Teología
Pentecostal. San Dimas, CA: Foursquare Media.
Grudem, Wayne (2007) Teología Sistemática. Editorial Vida. Miami. Florida.
Contenido
I. El Oficio de Profeta
II. El Oficio de Sacerdote
III. El Oficio de Rey
INTRODUCCIÓN
Había tres oficios principales en el pueblo de Israel en el Antiguo
Testamento: El de profeta (como Natán, 2 S 7:2); el de sacerdote (como
Abiatar, 1 S 30:7), y el de rey (como el rey David, 2 S 5:3). Estos tres oficios
eran distintos. El profeta comunicaba el mensaje del Dios al pueblo; el
sacerdote ofrecía los sacrificios, las oraciones y alabanzas a Dios en nombre
del pueblo; el rey gobernaba al pueblo como representante de Dios. Estos
tres oficios anticipaban la obra de Cristo en maneras diferentes.
Por tanto, ahora podemos examinar de nuevo la obra de Cristo pensando
en el significado de estos tres oficios o categorías. Cristo cumplió estos tres
oficios en las siguientes formas: Como profeta nos revela a Dios y da a
conocer las palabras de Dios; como sacerdote ofrece un sacrificio a Dios a
nuestro favor y él mismo es el sacrificio; y como rey él gobierna sobre la
iglesia y también sobre el universo.
I. EL OFICIO DE PROFETA
A. Los profetas del Antiguo Testamento le comunicaban al pueblo las
palabras de Dios.
Moisés fue el primer gran profeta, y escribió los primeros cinco libros de la
Biblia, el Pentateuco. Después de Moisés hubo una sucesión de otros
profetas que hablaron y escribieron las palabras de Dios. Pero Moisés
predijo que en el futuro vendría otro profeta como él.
“Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará
Jehová tu Dios. A él oiréis. Conforme a todo lo que le pediste a Jehová
tu Dios […] y Jehová me dijo: […] Profeta les levantaré de en medio
de sus hermanos […] pondré mis palabras en su boca, y él les hablará
todo lo que yo le mandare”. Deuteronomio 18:15-18
Sin embargo, cuando estudiamos los evangelios vemos que a Jesús no se le
ve primariamente como profeta ni como el profeta como Moisés, aunque
hay referencias ocasionales a este efecto. Con frecuencia los que llaman a
Jesús un “profeta” conocen muy poco acerca de él. Por ejemplo, varias
opiniones estaban circulando acerca de Jesús: “Unos dicen que eres Juan el
Bautista, otros que Elías, y otros que Jeremías o uno de los profetas” (Mt
16: 14; cf. Lc 9:8).
Cuando Jesús resucitó al hijo de la viuda de Naín, las personas estaban
atemorizadas y dijeron: “Un gran profeta se ha levantado entre nosotros”
(Lc 7: 16). Cuando Jesús le habló a la mujer samaritana junto al pozo algo
acerca de su vida pasada, la mujer inmediatamente respondió: “Señor, me
parece que tú eres profeta” (Jn 4: 19). Pero en ese momento ella no conocía
mucho acerca de él.
La reacción del hombre que había nacido ciego cuando lo sanó en el templo
fue similar: “Yo digo que es “profeta” Jn 9:17; (notemos que su creencia en
Jesús como Mesías y divino no viene hasta los versículos 37-38, después de
la subsiguiente conversación con Jesús). Por tanto, “profeta” no es una
designación primaria de Jesús ni una que se use con frecuencia acerca de
él.
De todos modos, había la expectativa de que el profeta semejante a Moisés
vendría (Dt 18:15,18). Por ejemplo, después que Jesús multiplicó los panes
y los peces, algunas personas exclamaron: “Este verdaderamente es el
profeta que había de venir al mundo” (Jn 6: 14; d. 7:40). Pedro también
LA DOCTRINA DE CRISTO Y LA SALVACIÓN - L05 Los oficios de Cristo 52
identificó a Cristo como el profeta que Moisés predijo (vea Hechos 3:22-24,
citando Dt 18:15). Así que Jesús es el profeta que Moisés predijo.
Sin embargo, es significativo que en las epístolas nunca se habla de Jesús
como profeta ni como el profeta. Esto es especialmente significativo en los
primeros capítulos de Hebreos, porque allí había una oportunidad clara de
identificar a Jesús como profeta si el autor hubiera querido hacerlo.
Empieza diciendo: “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas
maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros
días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por
quien asimismo hizo el universo” (He 1: 1-2).
Entonces después de hablar de la grandeza del Hijo en los capítulos 1-2, el
autor no concluye esta sección diciendo: “Por tanto, consideren a Jesús, el
más grande de los profetas”, o algo parecido a eso, sino que más bien dice:
“Por lo tanto, hermanos, consideren a Jesús, apóstol y sumo sacerdote de
la fe que profesamos” (He 3:1).
B. Jesús es el profeta que Moisés anticipó, es mucho más grande que
cualquiera de los otros profetas del Antiguo Testamento, en dos maneras:
1. Él es aquel acerca de quien se hablaba en las profecías del Antiguo
Testamento.
Cuando Jesús habló con los dos discípulos en el camino a Emaús, él los
llevó por todo el Antiguo Testamento, y les mostró que las profecías
apuntaban hacia él: “y comenzando desde Moisés y siguiendo por todos
los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían” (Lc
24:27).
Les dijo a estos discípulos: “i oh insensatos, y tardos de corazón para
creer todo lo que han dicho los profetas!”, y les señaló: “¿no era
necesario que el Cristo padeciera estas cosas y que entrara en su gloria?”
(Lc 24:25-26; cf. 1 P 1:11, donde se dice que los profetas del Antiguo
Testamento testificaron “el cual anunciaba de antemano los
sufrimientos de Cristo y las glorias que vendrían tras ellos”). Así que los
profetas del Antiguo Testamento apuntaban al futuro hacia Cristo en
que escribieron, y los apóstoles del Nuevo Testamento miraban hacia
atrás a Cristo e interpretaban su vida para beneficio de la iglesia.
2. Jesús no fue simplemente un mensajero de revelación de Dios
(como fueron todos los otros profetas), sino que él mismo era la
fuente de la revelación de Dios.
BIBLIOGRAFÍA
Berkhof, Louis (2002) Teología Sistemática. Libros Desafío Grand Rapids,
Michigan.
Chafer, Lewis Sperry (2009) Teología Sistemática Tomo I. Editorial Clie.
Duffield, G. P., & Van Cleave, N. M. (2006). Fundamentos de Teología
Pentecostal. San Dimas, CA: Foursquare Media.
Grudem, Wayne (2007) Teología Sistemática. Editorial Vida. Miami. Florida.
Hodge, Charles, (1991) Teología Sistemática Volumen II. Terrassa, Editorial
Clie.
Horton, Stanley m. (1996) Teología Sistemática Pentecostal. Editado.
Editorial vida.
Lacueva, F. (1989). La Persona y obra de Jesucristo. Terrassa, Clie.
Mayhue, R., Mc Arthur, J. (2018). Teología Sistemática. Editorial Portavoz.
Pearlman, Myer. (1990). Teología Bíblica y Sistemática. Editorial Vida.
Miami. Florida.
Contenido
I. Herejías antes del Concilio de Nicea
II. Herejías después del Concilio de Nicea
III. Herejías en la Edad Media
IV. Herejías después de la Reforma
BIBLIOGRAFÍA
Berkhof, Louis (2002) Teología Sistemática. Libros Desafío Grand Rapids,
Michigan.
Gonzales, Justo L. (2002) Historia del Pensamiento Cristiano tomo II.
Editorial Caribe.
Grudem, Wayne (2007) Teología Sistemática. Editorial Vida. Miami. Florida.
Hodge, Charles, (1991) Teología Sistemática Volumen II. Terrassa, Editorial
Clie.
Horton, Stanley m. (1996) Teología Sistemática Pentecostal. Editado.
Editorial vida.
Lacueva, F. (1989). La Persona y obra de Jesucristo. Terrassa, Clie.
Mayhue, R., Mc Arthur, J. (2018). Teología Sistemática. Editorial Portavoz.
Taller de Controversias Cristológicas del Sbelim, 2019.
Contenido
I. La Muerte Expiatoria
II. La Resurrección
III. La Ascensión
IV. La Glorificación
I. LA MUERTE EXPIATORIA
A. SIGNIFICADO DE LA MUERTE EXPIATORIA
El significado de la expiación por sustitución o vicaria es simplemente que
Cristo sufrió como un sustituto, es decir, en vez de nosotros, lo que redundó
en nuestro beneficio al proveer el pago por nuestros pecados. Dios
intervino en una situación irremediable y nos dio un vicario en Jesucristo,
quien sí proveyó una satisfacción eterna por nuestro pecado.
“Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que
Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que
fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras”.
1 Corintios 15:3-4
Expiación significa reparación de culpas. Vicario, significa sustituto. La
expiación vicaria hace que el Cristo inocente sufra por los malvados (1
Pedro 3:18).
Los arreglos del sistema sacrificial del Antiguo Testamento incluían la
necesidad de que el ofrecedor impusiera sus manos sobre el animal que se
sacrificaba. Esto significaba transmisión y delegación. Si el sacrificio era
traído por más de uno, cada uno tenía que imponerle las manos. Se debía
hacer “con toda la fuerza de uno, como si fuese poner todo el peso de uno
sobre el sustituto”. El versículo crucial es Marcos 10:45: “Porque el Hijo del
Hombre … vino … para dar su vida en rescate por muchos”. Otros textos
bíblicos: 1 Juan 1:7, 1 Juan 2:2.
B. LA EXPIACIÓN DE CRISTO
1. La revelación del Antiguo Testamento sobre el sacrificio
Dios preparó a la humanidad para la expiación, el sacrificio sustitutivo de
Cristo, proporcionando una temprana enseñanza sobre el sacrificio. El
Antiguo Testamento presenta doce principios básicos respecto a los
sacrificios de animales:
1) Solo los creyentes deberían ofrecer sacrificios; los creyentes
deberían ser adoctrinados y obedientes (es decir, exhibir la
enseñanza y la conducta correctas). Levítico 1:2-3 y 2:1 hablan de
II. LA RESURRECCIÓN
C. IMPORTANCIA DE LA RESURRECCIÓN
La resurrección de Jesús fue el evento más importante en la teología y la
cultura cristiana. Proporciona las bases para su fe y creencia.
La resurrección de Jesucristo es de central importancia en el N.T. Afirma la
divinidad de Jesucristo, marca las palabras y obras de su ministerio con el
sello de la aprobación de Dios y abre la puerta para la futura resurrección
de los creyentes.
“Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en
tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo”.
Romanos 10:9
“Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó.
Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es
también vuestra fe”. 1 Corintios 15:13-14
La primera en el orden de las resurrecciones fue la resurrección de Cristo.
Aunque otros habían sido resucitados de los muertos antes que Cristo, Él
fue el primero en salir de la tumba con un cuerpo que ya no estaba sujeto
a la muerte (Romanos 6:9; Apocalipsis 1:18). Por esto Pablo le llama el
primogénito de los muertos (Colosenses 1:18). Su resurrección es la primera
de otras por venir (1 Corintios 15:23)
La responsabilidad principal de los apóstoles era el presentar evidencia que
comprobaba que Jesús era el Mesías, el Hijo de Dios “Vosotros sois testigos
de estas cosas” (Lucas 24:46-48). Fueron capacitados para hacer esto por el
Espíritu Santo. Jesús dijo: “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre
vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos…” (Hechos 1:8). Pablo
implica que la resurrección fue la prueba suprema de su identidad. Dice de
Jesús: “Fue declarado Hijo de Dios con poder… por la resurrección de entre
los muertos” (Romanos 1:4)
B. EL SIGNIFICADO DE LA RESURRECCIÓN
Hay muchas razones por las que la resurrección de Jesús es el
acontecimiento clave en su exaltación, y es vital para nuestra fe cristiana.
No solamente el sufrimiento y la muerte de Jesús, sino también, su
IV. LA GLORIFICACIÓN
A. EL SIGNIFICADO DE “GLORIA”
Para entender la doctrina de la glorificación, primero tenemos que saber el
significado del término gloria, que traduce varias palabras bíblicas. Una de
ellas es el hebreo kabod, que hace referencia a un atributo de un individuo,
LA DOCTRINA DE CRISTO Y LA SALVACIÓN - L07 La obra de Cristo 87
a una demostración de la dignidad, riqueza y grandeza. Cuando se utiliza
con respecto a Dios, no señala a ningún atributo en particular, sino a la
grandeza de toda su naturaleza. Salmos 24:7-10 habla de Dios como Rey de
gloria. Como Rey es atendido por sus ejércitos y le caracterizan la belleza y
el esplendor infinitos.
En el Nuevo Testamento, la palabra griego doxa significa brillo, esplendor,
magnificencia y fama. Aquí encontramos una gloria atribuida a Jesucristo,
tal como se le atribuía a Dios en el Antiguo Testamento. Jesús oró que el
Padre le glorificara a él como él había glorificado al Padre (Jn. 17:1-5).
B. ES ESPECIALMENTE EN LA RESURRECCIÓN DE CRISTO CUANDO VEMOS
SU GLORIA.
Pedro proclamó que, al resucitar Jesús de la muerte, Dios había glorificado
a aquel al que los judíos habían rechazado (Hch. 3:13-15). De forma similar,
Pedro escribió en su primera carta: “Por medio de él creéis en Dios, quien
lo resucitó de los muertos y le ha dado gloria, para que vuestra fe y
esperanza sean en Dios” (1 P. 1:21). Pablo afirmó que: “Porque somos
sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que
como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también
nosotros andemos en vida nueva” (Ro. 6:4); también habló de la
resurrección gloriosa del cuerpo de Cristo (Fil. 3:21). Pablo vio la
glorificación de Cristo también en la ascensión: fue “recibido arriba en
gloria” (1 Ti. 3:16). Además, los apóstoles predicaron que Cristo se
encuentra a la diestra de Dios (Hch. 2:33; 5:31).
C. LA SEGUNDA VENIDA DE CRISTO TAMBIÉN ES UNA OCASIÓN PARA SU
GLORIA.
Jesús mismo ha ofrecido una imagen vívida de la gloriosa naturaleza de su
regreso:
“todas las tribus de la tierra harán lamentación cuando vean al Hijo
del hombre venir sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria”.
Mateo 24:30
“Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria y todos los santos
ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria”.
Mateo 25:31
Una petición que Jesús hizo en su oración sumo sacerdotal fue que sus
discípulos pudieran ver su gloria:
“que vean mi gloria que me has dado, pues me has amado desde
antes de la fundación del mundo”. Juan 17:24
BIBLIOGRAFÍA
Berkhof, Louis (2002) Teología Sistemática. Libros Desafío Grand Rapids,
Michigan.
Chafer, Lewis Sperry (2009) Teología Sistemática Tomo I. Editorial Clie.
Duffield, G. P., & Van Cleave, N. M. (2006). Fundamentos de Teología
Pentecostal. San Dimas, CA: Foursquare Media.
Grudem, Wayne (2007) Teología Sistemática. Editorial Vida. Miami. Florida.
Hodge, Charles, (1991) Teología Sistemática Volumen II. Terrassa, Editorial
Clie.
Horton, Stanley m. (1996) Teología Sistemática Pentecostal. Editado.
Editorial vida.
Lacueva, F. (1989). La Persona y obra de Jesucristo. Terrassa, Clie.
Mayhue, R., Mc Arthur, J. (2018). Teología Sistemática. Editorial Portavoz.
Pearlman, Myer. (1990). Teología Bíblica y Sistemática. Editorial Vida.
Miami. Florida.
Contenido
I. La Doctrina de la Salvación
II. La Salvación en el Antiguo Testamento
III. La Salvación en el Nuevo Testamento
IV. La Salvación por la Gracia de Dios
I. LA DOCTRINA DE LA SALVACIÓN
La Doctrina de la Salvación, también llamada Soteriología, es el tema mayor
de las Escrituras, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo
Testamento, y se centra en el personaje más importante de la Biblia:
¡Nuestro Señor Jesucristo!
Incluye la obra completa de la redención divina para el hombre pecador y
alejado de Dios. Es sumamente importante entender correctamente la
Doctrina de la Salvación, proviene del griego sotería (‘salvación’) y logos
(‘tratado, ciencia, estudio’).
El verbo griego sozein es utilizado indistintamente para referirse a salvar,
sanar, preservar, liberar, integrar o completar. En el Nuevo Testamento,
este término preserva los significados clásicos en el Antiguo Testamento de
“salvación de los enemigos” (Lc. 1:69, 71; Hch. 7:25; Jud. 24) y de “seguridad
y salud corporal” (Hch. 27:20, 34; He. 11:7). Pero el uso del vocablo en el
Nuevo Testamento va más allá del significado tradicional.
Sotería es también:
• Salvación de una enfermedad física (Mt. 9:21; Lc. 8:36).
• Salvación de un peligro (Mt. 8:25; 14:30).
• Salvación de la perversión imperante en el mundo (Hch. 2:40).
• Salvación de la condición de perdido (Mt. 18:11; Lc. 19:10).
• Salvación del pecado (Mt. 1:21).
• Salvación del castigo de Dios (Ro. 5:9).
El concepto de salvación como totalidad es mucho más amplio que
simplemente el perdón de pecados. La idea incluye la sanidad del cuerpo,
la restauración de la autoestima, la liberación de espíritus inmundos, la
satisfacción de las necesidades ordinarias, el restablecimiento de nuevas y
fructíferas relaciones con otros, y la liberación de la condenación eterna.
A. LA FUENTE DE LA SALVACIÓN
La fuente e iniciativa de la salvación está en Dios (Jn 3:16). Se puede afirmar
que, en lo que toca a la salvación divina, ningún hecho mayor cabe que el
que se nos declara en Jonás 2:9 y en Salmos 3:8, “La salvación es de Jehová”.
Es testimonio constante de las Escrituras que cada rasgo de la salvación del
hombre, desde su comienzo hasta su consumación final en los Cielos, es una
BIBLIOGRAFÍA
Berkhof, Louis (2002) Teología Sistemática. Libros Desafío Grand Rapids,
Michigan.
Chafer, Lewis Sperry (2009) Teología Sistemática Tomo I-III. Editorial Clie.
Grudem, Wayne (2007) Teología Sistemática. Editorial Vida. Miami. Florida.
Hodge, Charles, (1991) Teología Sistemática Volumen II. Terrassa, Editorial
Clie.
Horton, Stanley m. (1996) Teología Sistemática Pentecostal. Editado.
Editorial vida.
Lacueva, F. (1989). Las Doctrinas de la gracia. Terrassa, Clie.
Mayhue, R., Mc Arthur, J. (2018). Teología Sistemática. Editorial Portavoz.
Contenido
I. Elección para Salvación
II. El Llamado para Salvación
III. Arrepentimiento para Salvación
IV. Fe para Salvación
BIBLIOGRAFÍA
Duffield, G. P., & Van Cleave, N. M. (2006). Fundamentos de Teología
Pentecostal. San Dimas, CA: Foursquare Media.
Lacueva, F. (1989). La Persona y obra de Jesucristo. Terrassa, Clie.
Mayhue, R., Mc Arthur, J. (2018). Teología Sistemática. Editorial Portavoz.
Pearlman, Myer. (1990). Teología Bíblica y Sistemática. Editorial Vida.
Miami. Florida.
Grudem, Wayne (2007) Teología Sistemática. Editorial Vida. Miami. Florida.
Contenido
I. La regeneración
II. La adopción
III. La justificación
IV. La santificación
I. LA REGENERACIÓN
A. USOS DEL TÉRMINO REGENERACIÓN
La palabra griega regeneración (palingenesia) se encuentra solamente en
Mateo 19:28 y Tito 3:5, y solo en este último pasaje se refiere al principio
de la vida nueva en el cristiano.
La idea de este principio se expresa de manera más común por medio del
verbo gennao (con anothen en Juan 3: 3), o su compuesto anagenao que
significan, bien, ‘engendrar de nuevo’ o, ‘concebir o nacer’ (Juan 1:13; 3:3,
4, 5, 6, 7, 8; 1 Pe. 1:23; 1 Juan 2:29; 3:9; 4:7; 5:1, 4, 18).
En Santiago 1:18, la palabra apokueo, ‘concebir o hacer nacer’, es la que se
emplea para los creyentes. Pero, el pensamiento de la producción de una
nueva vida está expresado por la palabra ktizo, ‘crear’ (Ef. 2:10), y el
producto de esta creación se llama una kaine ktisis, ‘nueva criatura’ (2 Co.
5:17; Gá. 6:1 S), o un kainos anthropos, ‘nuevo hombre’ (Ef. 4:24).
Por último, el término suzoopoieo, ‘hacer vivir’ o ‘vivificador con’, se usa
también en un par de pasajes (Ef. 2: S; Col. 2:13).
B. CONSIDERACIONES DE LA REGENERACIÓN
1. Lo que no es regeneración
a) No es reformación
Una persona, en general, inmediatamente piensa que la regeneración dicta
que debe reformarse, debe enmendar sus caminos, sus costumbres y su
conducta.
La reformación es de origen humano y solo afecta el exterior. El problema
está adentro, en el corazón:
“Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios,
los adulterios, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias”.
Mateo 15:19
El hombre tiene un corazón que es “engañoso… más que todas las cosas, y
perverso” (Jer. 17:9), que necesita una transformación vital dentro de su
persona.
b) No es religión.
II. LA ADOPCIÓN
A. DEFINICIÓN
La adopción divina es un acto del favor de Dios, por el cual un cristiano (es
decir, un creyente justificado), habiendo nacido de nuevo por el Espíritu, al
ser engendrado de Dios, es colocado en la gloriosa posición de hijo y hecho
heredero de las promesas celestiales.
El griego del Nuevo Testamento usa dos palabras diferentes para designar
esta filiación de los creyentes: téknon y hyiós. Los dos significan ‘hijo’ en
castellano.
El primer término proviene del verbo tíkto, ‘dar a luz’. En este sentido, el
creyente es hecho hijo al ser nacido de Dios (Jn. 1: 12-13).
El segundo término no implica un cambio de naturaleza como el primero,
sino un cambio de posición: adquirir la hyiothesía o adopción, pues
hyiothesía significa ‘posición de hijos’, que es como una mayoría de edad.
Así como somos engendrados en el Hijo, hechos conformes a la imagen del
Primogénito (Ro. 8:29), así también somos adoptados en Él y hechos con Él
coherederos del Cielo (Ro. 8:17).
III. JUSTIFICACIÓN
A. DEFINICIÓN
Desde el mismo comienzo, es necesario entender que la salvación es una
cuestión de justicia.
Las personas están condenadas a la muerte espiritual eterna porque
carecen de la justicia que un Dios perfectamente santo posee y exige para
la comunión con Él. Y la única forma en que los pecadores se reconcilien
con Dios es que reciban la justicia que le pertenece a Dios mismo.
El evangelio es “poder de Dios para salvación a todo aquel que cree”
precisamente porque “en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y
para fe” (Ro. 1:16-17). “la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo,
para todos los que creen en él” (Ro. 3:22; cf. 3:20-26).
Que Israel no alcanzara la salvación surgió por ignorar “la justicia de Dios, y
procurar establecer la suya propia” (Ro. 10:3).
A Cristo mismo se le describe como “el fin de la ley… para justicia a todo
aquel que cree” (Ro. 10:4).
La Justificación es el acto de Dios por el cual declara justo a aquel que cree
en el sacrificio del Señor Jesucristo en la cruz del Calvario cargando sobre sí
el pecado de toda la humanidad.
“Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia” Romanos 4:3
La justificación libera al pecador de la ira, como también lo acepta como
justo ante los ojos de Dios. Al justificar al pecador, Dios lo pone en la
posición de un hombre justo. Es como si nunca hubiera pecado.
“Este es el pacto que haré con ellos… Y nunca más me acordaré de
sus pecados y transgresiones” Hebreos 10:16, 17
B. TERMINOLOGÍA BÍBLICA
El Antiguo Testamento nos ofrece los vocablos
• tsadeq (ser justo),
• tsideq (hacer justo, declarar inocente),
• hitsdiq (declarar justo, absolver),
• tsedeq (justicia),
• tsadoq (justo).
IV. LA SANTIFICACIÓN
A. DEFINICIÓN
La santificación puede definirse como aquella operación bondadosa y
continua del Espíritu Santo en el corazón del creyente mediante la cual lo
liberta de la corrupción del pecado, renueva toda su naturaleza a la imagen
de Dios y lo capacita para hacer buenas obras.
B. TERMINOLOGÍA BÍBLICA
El hebreo del Antiguo Testamento usa la raíz qdsh para expresar el concepto
de santidad.
Así tenemos:
• el verbo qadash (santificar),
• el nombre qodesh, y
• el adjetivo qadosh (santo).
La etimología más probable es la raíz qad, que significa ‘cortar’. Por eso, la
significación primordial del término santo es “cortado, segregado, del
mundo y de lo profano, para ser consagrado a Dios”.
El Nuevo Testamento emplea el adjetivo hágios (santo), y el verbo hagiázo
(santificar). Por tanto, también expresan primordialmente la idea de
separación.
Sinónimos de hágios son:
Contenido
I. La fe del creyente
II. La seguridad del creyente
III. La glorificación del creyente
I. LA FE DEL CREYENTE
En el Nuevo Testamento, la palabra fe viene del griego pistis. El término
pistis denota una creencia determinada por confianza (o seguridad)
predominante, ya sea en Dios o en Jesucristo, pero esa fe surge de Dios o
Jesucristo que lo da al creyente. Fe significa confianza, seguridad, certeza, y
convicción.
En Marcos 11:22 en el original griego, dice: “Respondiendo Jesús dijo:
Tened fe de Dios”.
En Hebreos 11:1, la Biblia define esta palabra de la siguiente manera:
“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que
no se ve”.
Entonces, la fe es la certidumbre, la seguridad que vamos a recibir sí o sí
algo que esperamos. En cierta manera, la fe (seguridad, convicción,
confianza) nos da evidencia, en nuestro corazón, que recibiremos aquello
que Dios ha prometido, aunque, por un tiempo no lo veamos.
“Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo
recibiréis, y os vendrá”. Marcos 11:24
A. CONSIDERACIONES RESPECTO A LA FE
1. Es imposible agradar a Dios sin fe.
“Pero sin Fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el
que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los
que le buscan”. Hebreos 11:6
A Dios solo se le agrada cuando alguien le cree de todo corazón. Esto
significa que cada vez que usted se acerca a Dios, debe estar seguro que Él
se acerca a usted, y debe estar seguro que él responderá a los que le buscan.
Esto es básico a todo creyente verdadero.
“Y si alguno de vosotros tiene falta de Sabiduría, pídala a Dios, el cual
da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero pida
con fe, no dudando nada; porque el que duda… no piense, pues,
quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor”. Santiago 1:5-7
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