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Los profesores
como intelectuales
1
transformativos
N
S IÓ E
E T
R O F EN
P OC
D Henry A. Giroux
“Si creem os qu e el papel de la enseñanza no pu ede redu cirse al sim ple ad ies-
tram iento en las h abilidades prácticas sino qu e, por el contrario, im plica la
edu cación de u na clase de intelectu ales vital para el desarrollo de u na socie-
dad libre, entonces la categoría de intelectu al sirve para relacionar el objetivo
de la edu cación de los profesores, de la instru cción pú blica y d el
perfeccionam iento de los docentes con los principios m ism os n ece-
sarios para d esarrollar u na ordenación y u na socied ad dem ocráti-
cas”. Es posible qu e esta cita extraída del m ism o artícu lo qu e pre-
sentam os a continu ación, sea la m ejor m anera de presentar a su
au tor, profesor e investigador en la Escu ela de Edu cación de la Un i-
versidad de Miam i de Oh io, exponente de la pedagogía crítica, co-
rriente su rgid a con fu erza en la década de los seten ta en Gran Bre-
taña y Estados Unidos y a la qu e, en su obra, com prom ete “con los
im perativos de potenciar el papel de los estu diantes y de tran sfor-
m ar el orden social en general en beneficio de u na dem ocracia m ás
ju sta y equ itativa. Para Girou x, el tem a central es el desarrollo d e
u n lengu aje qu e a los edu cadores y a otros les perm ita develar y
com prender el nexo existente entre instru cción escolar, relacion es
sociales en sentido am plio qu e inform an dich a instru cción escolar,
y las necesid ades y com petencias produ cto de la h istoria qu e los
estu diantes llevan a la escu ela”2 . El artícu lo, extraído de la obra qu e se in d ica
a pie de página, plantea u n rol docente asu m ido com o u n profesional reflexi-
vo, u n intelectu al capaz de h acerse cargo de u na pedagogía contextu ad a so-
cial y políticam ente qu e se plantea com o u n objetivo explícito de su práctica la
transform ación social. Ello reafirm a la idea en la qu e insistim os en este nú m e-
ro de Docencia: el docente no es neu tral frente a la realidad, está llam ad o a
reflexion ar y a d ar sen tid o a la reflexión qu e se realiza en escu elas y liceos, en
u n a perspectiva d e cam bio ed u cativo y social.
1 En “ Los Profesores como Intelectuales: Hacia una pedagogía crítica del aprendizaje”. Henry A. Giroux. Editorial Paidós, (1997) Reproducida con la autorización de la
Editorial. Se encuentra en las Bibliotecas Pedagógicas del Colegio de Profesores.
2 Op. Cit., p. 13.
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Los profesores
Contrariamente a muchos movimientos de re- conocimiento de que la actual crisis educativa tie-
forma educativa del pasado, el llamamiento actual ne mucho que ver con la tendencia progresiva a la
al cambio educativo representa al mismo tiempo reducción del papel de los profesores en todos los
una amenaza y un desafío para los profesores de la niveles educativos es un prerrequisito teórico nece-
como intelectuales
escuela pública, en una medida realmente desco- sario para que los docentes se organicen con efica-
nocida hasta ahora en la historia de nuestra nación. cia y dejen oír colectivamente su voz en el actual
La amenaza está representada por una serie de re- debate. Además, este reconocimiento deberá luchar
formas educativas que muestran escasa confianza a brazo partido no sólo con la pérdida creciente de
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transformativos
en la habilidad de los profesores de la escuela pú- poder entre los profesores en lo que se refiere a las
blica para ejercer el liderazgo intelectual y moral a condiciones básicas de su trabajo, sino también con
favor de la juventud de nuestra nación. Por ejem- una percepción pública cambiante de su papel como
plo, muchas de las recomendaciones surgidas en el profesionales de la reflexión.
debate actual, o bien ignoran el papel que desem- Desearía hacer una pequeña aportación teórica
peñan los profesores en la formación de los estu-
diantes como ciudadanos críticos y activos, o bien
sugieren reformas que no tienen en cuenta la inte-
ligencia, el punto de vista y la experiencia que pue-
dan aportar los profesores al debate en cuestión.
Allí donde los profesores entran de hecho en el de-
bate, son objeto de reformas educativas que los re-
ducen a la categoría de técnicos superiores encarga-
dos de llevar a cabo dictámenes y objetivos decidi-
dos por expertos totalmente ajenos a las realidades
cotidianas de la vida del aula3 . El mensaje implíci-
to en esta práctica parece ser el de que los profeso-
res no cuentan cuando se trata de examinar
críticamente la naturaleza y el proceso de la refor-
ma educativa.
El clima político no parece favorable para los pro-
fesores en este momento. En todo caso, éstos tienen
ante sí el reto de entablar un debate público con sus
críticos, así como la oportunidad de comprometerse a este debate y al desafío que el mismo origina exa-
haciendo la autocrítica necesaria con respecto a la minando dos problemas importantes que necesi-
naturaleza y la finalidad de la preparación del profe- tan de un cierto análisis para mejorar la calidad del
sorado, los programas de perfeccionamiento del pro- «trabajo de profesor», que incluye tanto las tareas
fesorado y las formas dominantes de la enseñanza administrativas y algunos compromisos opciona-
en el aula. Por otra parte, el debate ofrece a los profe- les como la instrucción en el aula. En primer lugar,
sores la oportunidad de organizarse colectivamente opino que es necesario examinar las fuerzas ideoló-
para mejorar las condiciones de su trabajo y para gicas y materiales que han contribuido a lo que
demostrar a la opinión pública el papel central que podríamos llamar la proletarización del trabajo del
debe reservarse a los profesores en cualquier intento profesor, es decir, la tendencia a reducir a los profe-
viable de reforma de la escuela pública. sores a la categoría de técnicos especializados den-
Para que los profesores y otras personas relacio- tro de la burocracia escolar, con la consiguiente fun-
nadas con la escuela se comprometan en este deba- ción de gestionar y cumplimentar programas
te es necesario desarrollar una perspectiva teórica curriculares en lugar de desarrollar o asimilar
que redefina la naturaleza de la crisis educativa y críticamente los currículos para ajustarse a preocu-
que al mismo tiempo proporcione la base para un paciones pedagógicas específicas. En segundo lugar,
punto de vista alternativo sobre la formación y el está la necesidad de defender las escuelas como ins-
trabajo de los profesores. En pocas palabras, el re- tituciones esenciales para el mantenimiento y el
desarrollo de una democracia crítica y también para
3 Para una crítica más detallada de las reformas, véase Aronowitz defender a los profesores como intelectuales
y Giroux, Education Under Siege; véanse también los incisivos transformativos que combinan la reflexión y la prác-
comentarios sobre la naturaleza impositiva de los diversos in- tica académica con el fin de educar a los estudian-
formes en Chasles A. Tesconi, Jr., «Additive Reforms and the
Retreat from Purpose», Educational Studies 15, (primavera de tes para que sean ciudadanos reflexivos y activos.
1984), 1-11; Terence E. Deal, «Searching for the Wizard: The En lo que resta del ensayo trataré de desarrollar es-
Quest for Excellence in Education», Issues in Education 2 (vera- tos puntos, examinando finalmente sus
no de 1984), 56-57; Svi Shapiro «Choosing Our Educational
Legacy: Disempowerment or Emancipation?» Issues in Education implicaciones para ofrecer una visión alternativa del
2 (verano de 1984), 11-22. trabajo de los profesores.
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Devaluación
y deshabilitación
del trabajo de profesor
tribución específica del tiempo. Al examinar uno curriculares de este tipo constituyen pedagogías de
de esos programas, Jesse Goodman plantea algunas gestión porque las cuestiones centrales referentes
cuestiones importantes acerca de los descalificadores al aprendizaje se reducen a un problema de gestión,
silencios que presentan. Escribe el autor citado: que podríamos enunciar así: «¿Cómo asignar los
No se cuestionaban en modo alguno sentimientos, recursos (profesores, estudiantes y materiales) para
postulados o definiciones en este debate. Por ejemplo, la conseguir que se gradúe el mayor número posible
«necesidad» de las recompensas y los castigos externos de estudiantes dentro de un espacio de tiempo de-
para «conseguir que los chicos aprendiesen» era algo terminado?»10 El postulado teórico subyacente que
que se daba por sentado; las implicaciones educativas y guía este tipo de pedagogía es que la conducta de
éticas ni siquiera se mencionaban. Tampoco se mostra- los profesores necesita ser controlada y convertida
ba preocupación por estimular o acrecentar el deseo in- en algo coherente y predecible a través de diferen-
trínseco del niño de aprender. Definiciones de chicos tes escuelas y poblaciones estudiantiles.
buenos como «chicos tranquilos», de trabajo en el cua- Lo que es evidente en este enfoque es que orga-
derno escolar como «lectura», de tiempo dedicado a los niza la vida escolar en torno a expertos en currículos,
deberes como «aprendizaje» y de conseguir llegar al fi- en instrucciones y en evaluación, a los cuales se asig-
nal de la materia cumpliendo el horario como «la meta na de hecho la tarea de pensar, mientras que los
de la enseñanza», todas ellas pasaron sin discusión al- profesores se ven reducidos a la categoría de sim-
guna. Tampoco se investigaron los sentimientos de ur- ples ejecutores de esos pensamientos. El efecto es
gencia y de posible culpabilidad por no atenerse a los que no sólo se descalifica a los profesores y se les
horarios señalados. La auténtica preocupación en este aparta de los procesos de deliberación y reflexión,
debate era que todos «participasen»8. sino que, además, la naturaleza del aprendizaje y la
Así pues, las racionalidades tecnocrática e ins- pedagogía del aula se convierten en procesos ruti-
trumental actúan dentro del campo mismo de la narios. No será necesario decir que los principios
enseñanza y desempeñan un papel cada vez más subyacentes a las pedagogías gestionarias están en
importante en la reducción de la autonomía del desacuerdo con la premisa de que los profesores
profesor con respecto al desarrollo y planificación deberían participar activamente en la puesta a punto
de los currículos y en el enjuiciamiento y aplica- de los materiales curriculares adecuados para los
ción de la instrucción escolar. Esto se pone en evi- contextos culturales y sociales en los que enseñan.
dencia sobre todo en la proliferación de lo que se Más concretamente, la reducción de las opciones
ha dado en llamar materiales curriculares «a prue- curriculares a un formato inspirado en la «vuelta a
ba del profesor»9 . La base racional subyacente en lo básico» y la introducción de pedagogías basadas
muchos de esos materiales reserva a los profesores en obstáculos y deberes actúan a partir del postula-
el papel de simples ejecutores de procedimientos do teórico erróneo de que todos los estudiantes
de contenido predeterminado e instruccionales. El pueden aprender utilizando los mismos materiales,
método y el objetivo de esos materiales es legitimar las mismas técnicas de impartir instrucciones en el
lo que yo suelo llamar pedagogías basadas en la ges-
tión. Es decir, el conocimiento se fracciona en par-
tes discontinuas, se estandariza para facilitar su ges- 8 Jesse Goodman, «Reflection on Teacher Education: A case Study
and Theoretical Analysis» Interchange 15 (1985), 15.
tión y consumo, y se mide a través de formas 9 Apple, Education And Power (trad. Cast.: Educación y poder, Bar-
predefinidas de evaluación. Los enfoques celona, Paidos, 1987).
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ción. Hay que insistir en la idea de que los profeso- plo, en las exigencias de los grupos religiosos de
res deben ejercer activamente la responsabilidad de derechas, que tratan de imponer la oración en la
plantear cuestiones serias acerca de lo que ellos escuela, de retirar determinados libros de las biblio-
mismos enseñan, sobre la forma en que deben en- tecas escolares y de incluir algunas enseñanzas reli-
señarlo y sobre los objetivos generales que persi- giosas en los currículos científicos. Naturalmente,
guen. Esto significa que los profesores tienen que también presentan sus propias demandas las femi-
desempeñar un papel responsable en la configura- nistas, los ecologistas, las minorías y otros grupos
ción de los objetivos y las condiciones de la ense- de interés que creen que las escuelas deberían ense-
ñanza escolar. Semejante tarea resulta imposible ñar estudios femeninos, cursos sobre el entorno o
dentro de una división del trabajo en la que los pro- historia de los negros. En pocas palabras, las escue-
fesores tienen escasa influencia sobre las condicio- las no son lugares neutrales, y consiguientemente
nes ideológicas y económicas de su trabajo. Este tampoco los profesores pueden adoptar una postu-
punto tiene una dimensión normativa y política que ra neutral.
parece especialmente relevante para los profesores.
Si creemos que el papel de la enseñanza no puede
reducirse al simple adiestramiento en las habilida-
des prácticas sino que, por el contrario, implica la
educación de una clase de intelectuales vital para el
desarrollo de una sociedad libre, entonces la cate-
goría de intelectual sirve para relacionar el objetivo
de la educación de los profesores, de la instrucción
pública y del perfeccionamiento de los docentes con
los principios mismos necesarios para desarrollar
una ordenación y una sociedad democráticas.
Personalmente he sostenido que el hecho de ver
a los profesores como intelectuales nos capacita para
empezar a repensar y reformar las tradiciones y con-
diciones que hasta ahora han impedido que los pro-
fesores asuman todo su potencial como académi-
cos y profesionales activos y reflexivos. Creo que es
Los profesores importante no sólo ver a los profesores como inte-
lectuales, sino también contextualizar en términos
como intelectuales políticos y normativos las funciones sociales con-
cretas que realizan los docentes. De esta manera,
transformativos podemos ser más específicos acerca de las diferen-
tes relaciones que entablan los profesores tanto con
su trabajo como con la sociedad dominante.
Un punto de partida para plantear la cuestión
de la función social de los profesores como intelec-
tuales es ver las escuelas como lugares económicos,
culturales y sociales inseparablemente ligados a los
temas del poder y el control. Esto quiere decir que
las escuelas no se limitan simplemente a transmitir
de manera objetiva un conjunto común de valores En el sentido más amplio, los profesores como
y conocimientos. Por el contrario, las escuelas son intelectuales han de contemplarse en función de
lugares que representan formas de conocimiento, los intereses ideológicos y políticos que estructuran
usos lingüísticos, relaciones sociales y valores que la naturaleza del discurso, las relaciones sociales de
implican selecciones y exclusiones particulares a aula y los valores que ellos mismos legitiman en su
partir de la cultura general. Como tales, las escuelas enseñanza. Con esta perspectiva en la mente, quie-
sirven para introducir y legitimar formas particula- ro extraer la conclusión de que, si los profesores han
res de vida social. Más que instituciones objetivas de educar a los estudiantes para ser ciudadanos ac-
alejadas de la dinámica de la política y el poder, las tivos y críticos, deberían convertirse ellos mismos
escuelas son de hecho esferas debatidas que encar- en intelectuales transformativos.
nan y expresan una cierta lucha sobre qué formas Un componente central de la categoría de inte-
de autoridad, tipos de conocimientos, regulación lectual transformativo es la necesidad de conseguir
moral e interpretaciones del pasado y del futuro que lo pedagógico sea más político y lo político más
deberían ser legitimadas y transmitidas a los estu- pedagógico. Hacer lo pedagógico más político sig-
diantes. Esta lucha es del todo evidente, por ejem- nifica insertar la instrucción escolar directamente
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Los docentes
en la esfera política, al demostrarse que dicha ins-
trucción representa una lucha para determinar el
significado y al mismo tiempo una lucha en torno
a las relaciones de poder. Dentro de esta perspecti-
y la construcción
va, la reflexión y la acción críticas se convierten en
parte de un proyecto social fundamental para ayu-
dar a los estudiantes a desarrollar una fe profunda y
duradera en la lucha para superar las injusticias eco-
de la paz
nómicas, políticas y sociales y para humanizarse más
a fondo ellos mismos como parte de esa lucha. En
este sentido, el conocimiento y el poder están
inextricablemente ligados a la presuposición de que
escoger la vida, reconocer la necesidad de mejorar
su carácter democrático y cualitativo para todas las
personas, equivale a comprender las condiciones
previas necesarias para luchar por ello.
Hacer lo político más pedagógico significa ser-
virse de formas de pedagogía que encarnen intere-
ses políticos de naturaleza liberadora; es decir, ser-
virse de formas de pedagogía que traten los estu-
diantes como sujetos críticos, hacer problemático
el conocimiento, recurrir al diálogo crítico y afir-
mativo, y apoyar la lucha por un mundo cuali-
tativamente mejor para todas las personas. En par-
Pa rticipa
te, esto sugiere que los intelectuales transformativos
toman en serio la necesidad de conceder a los estu-
diantes voz y voto en sus experiencias de aprendi-
en la
zaje. Ello implica, además, que hay que desarrollar
un lenguaje propio atento a los problemas experi-
mentados en el nivel de la vida diaria, particular-
mente en la medida en que están relacionados con
revista
las experiencias conectadas con la práctica del aula.
Como tal, el punto de partida pedagógico para este
tipo de intelectuales no es el estudiante aislado, sino
los individuos y grupos en sus múltiples contextos
culturales, de clase social, raciales, históricos y sexua-
les, juntamente con la particularidad de sus diver-
sos problemas, esperanzas y sueños. Tú tam bién
Los intelectuales transformativos necesitan de-
sarrollar un discurso que conjugue el lenguaje de la puedes participar
crítica con el de la posibilidad, de forma que los
educadores sociales reconozcan que tienen la posi-
de Revista Docencia.
bilidad de introducir algunos cambios. En este sen-
tido los intelectuales en cuestión tienen que pro-
nunciarse contra algunas injusticias económicas, po-
Envía
líticas y sociales, tanto dentro como fuera de las tus colaboraciones
escuelas. Paralelamente, han de esforzarse por crear
las condiciones que proporcionen a los estudiantes e inquietudes a:
la oportunidad de convertirse en ciudadanos con el
conocimiento y el valor adecuados para luchar con
el fin de que la desesperanza resulte poco convin- Moneda 2394, Santiago,
cente y la esperanza algo práctico. Por difícil que
pueda parecer esta tarea a los educadores sociales, al Fax: 699 28 71, o al
es una lucha en la que merece la pena comprome-
terse. Comportarse de otro modo equivaldría a ne-
correo-e:
gar a los educadores sociales la oportunidad de asu- docencia@colegiodeprofesores.cl
mir el papel de intelectuales transformativos.
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