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¿QUÉ SIGNIFICA “RESPONSABILIDAD”?

viene del latín responsum, “responder”. Podemos clasificarlas en tres formas de


responsabilidad:
a) La responsabilidad ética: como seres humanos percibimos y somos conscientes, en
distinto grado, de la existencia y sus condiciones. Y ante tal hecho, damos respuesta, sea
con acciones u omisiones. Así, si nos damos cuenta del deterioro del planeta, eso mismo
nos exige una respuesta personal y colectiva, por ejemplo, disminuyendo nuestra huella
ecológica dejando de comprar productos que sabemos dañan al medio ambiente o quizá
dejar de conducir el automóvil determinados días de la semana.
b) La responsabilidad moral: es la respuesta que debemos dar por las normas morales que
permiten la convivencia humana. En este caso es el deber el criterio de la responsabilidad.
Por ejemplo, cuando un joven cristiano se niega a ir a la guerra, porque ha interiorizado la
norma de su comunidad
religiosa, el “no matarás” o “el amor al prójimo”. Se puede decir que es responsable ante
su conciencia o ante su comunidad o ante Dios. El cumplimiento de los Derechos
Humanos, como declaración, estaría en
este nivel.
c) La responsabilidad legal: es la respuesta que damos ante las leyes de un país o leyes
internacionales. Somos responsables como ciudadanos o por la actividad o por la función,
estamos dentro de un marco legal ante el cual debemos responder. Ser responsable
manifiesta nuestra pertinencia al mundo, a una comunidad y a la humanidad. La
responsabilidad me revela que estoy en el mundo con otros, comparto el mundo con ellos
y desde esa relación se generan lazos, compromisos, obligaciones. El término
“responsabilidad” tiene una fuerte carga deontológica, es decir, que cuando usamos esta
palabra la asociamos con deberes, obligaciones que tenemos. “Tienes que ser
responsable¨
¿EN VIRTUD DE QUÉ SOMOS RESPONSABLES?
¿Qué hace que seamos responsables? Es por nuestra conciencia de la existencia de los
otros. Como pensaba Levinas, la responsabilidad no empieza en mi subjetividad, sino en la
presencia del otro que me cuestiona y exige. La responsabilidad hace de la cura de sí un
cuidado por los otros. El otro se presenta en su indigencia, como persona vulnerable,
pobre y excluida, pero ante su presencia puedo cerrar la vista, dirigirla a otro lugar para
que no me llegue su cuestionamiento. Atreverse a mirar es romper las barreras de la
subjetividad, de lo que protege al yo y sus defensas, es decir, es también ser indefenso.
ANTE QUIÉN SOMOS RESPONSABLES?
Podemos ser responsables ante nosotros mismos (auto-responsabilidad), la sociedad, la
humanidad, la naturaleza y Dios.

Auto-responsabilidad
anota Etxeberria al respecto: “Ser responsable ante mí mismo es considerarme
responsable del hecho mismo de ser, de ser una persona que debe realizarse como
persona. La responsabilidad no es así originariamente algo que afecta meramente a los
actos y sus consecuencias, sino algo que remite a la globalidad de lo que somos” (2002:
177). Y vamos siendo personas con otras personas.
b) Responsabilidad ante la sociedad. Somos responsables ante los otros con los cuales
hago mi mundo circundante, ya que mis elecciones y acciones pueden dirigirse a ellos y
afectarlos podemos incluir las siguientes: la responsabilidad jurídica, la responsabilidad
social y la responsabilidad religiosa.
c) Responsabilidad ante la humanidad. Si somos responsables de toda la humanidad como
piensan Sartre y Jonas, entonces también somos responsables ante toda la humanidad.
Por exagerado que pueda sonar este planteamiento, tiene mayor relevancia en nuestros
días, porque nuestros destinos cada vez más se muestran interdependientes. Y aquí, una
vez más, la empatía juega un rol importante, en la medida que abre nuevos horizontes
para una mirada más abarcadora y una acción más compasiva.
d) Responsabilidad ante la naturaleza
Muchos pueblos de la humanidad no ven a la naturaleza como materia inerte o una
mercancía, sino como realidad viva, animada, que acompaña, ayuda, protege, limita a los
seres humanos. Esas relaciones eran generadas por creencias religiosas de diversos tipos.
Cada vez nos alejamos más de la idea cartesiana de que los animales son simplemente
máquinas y que la naturaleza solo es una fuente de materias primas para el bienestar
humano. No ser responsables con la naturaleza es seguir pensando que los únicos valiosos
son los seres humanos y no debemos ninguna respuesta a la “madre tierra”. requiere de
una nueva sensibilidad, una empatía que vaya más allá de los círculos familiares y
amicales.
e) Responsabilidad ante Dios.
Ser responsable ante Dios es ser fieles a la enseñanza o a los mandatos que se suponen
superiores. Dios puede matar o dar vida. Por lo que debemos cuidar de Dios, es decir, de
la idea de Dios que tengamos.
4. ¿DE QUÉ SOMOS RESPONSABLES?
En cuanto somos seres “unitotales”8, tenemos que dar cuenta de lo que somos y de lo
que hacemos.
a) Somos responsables de nuestros propios actos. Cada uno es dueño de sus actos.
Tenemos que dar respuesta por lo que hacemos, lo que involucra nuestras pretensiones,
intenciones, deseos, razones, que nos impulsaron a actuar. Así, basándonos en Frankena
podemos decir que dos son las condiciones de la responsabilidad: i) que el sujeto haya
actuado voluntariamente, elegido libremente; ii) que hubiera podido elegir y obrar de otra
manera;
iii) que lo hiciera efectivamente (1965: 91-94). Estos tres sentidos ya estaban en Kant,
quien entendía la responsabilidad a través de la imputación.
“Se me pueden imputar, antes que nada, aquellas acciones de las que soy
autor, causa libera, es decir, aquellas acciones con las que me autodetermino habiendo
tenido además la posibilidad de actuar de otro modo” (Etxeberria, 2002: 178).
b) También somos responsables de nuestras omisiones, acciones
“en las que pudiendo hacer lo debido no lo hemos hecho, permitiendo de
ese modo que se generen consecuencias malas”
c) Somos responsables de las consecuencias de nuestras acciones. Hay una conciencia
más clara que las acciones buenas pueden producir efectos negativos y no queridos.
d) Somos responsables también de las exigencias o retos que nos
llaman a actuar, a dar una respuesta.
“Obra de tal modo que los efectos de tu acción no sean destructivos para la
posibilidad futura de esa vida”.
“No pongas en peligro las condiciones de la continuidad indefinida de la
humanidad en la Tierra”.
“Incluye en tu elección presente, como objeto también de tu querer, la futura
integridad del hombre” (Jonas, 1995: 40).

Polo Santillán, Miguel Ángel (2019). La responsabilidad ética. Veritas. Revista de Filosofía y
Teología, (42),49-72.[fecha de Consulta 2 de Mayo de 2022]. ISSN: 0717-4675. Disponible
en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=291159499003

Animales y medio ambiente. Problemas de responsabilidad


responsabilidad moral frente a los animales y el medio ambiente; responsabilidad moral frente a los animales y frente a la naturaleza.
Durante los últimos años hemos asistido a la discusión sobre los efectos devastadores que los estilos
de vida de millones de personas tienen sobre el medio ambiente y los animales no humanos. Por una
parte, el alto consumo de las sociedades industrializadas, las costumbres alimenticias basadas en la
explotación animal, el agotamiento de los recursos naturales no renovables, la sobrepoblación
mundial, el desperdicio de alimentos. los crecientes requerimientos de la industria consumista,
buena parte de su desarrollo en la explotación de los animales. el dilema de seguir o no explotando
animales para usos como los de la alimentación, la vestimenta, los experimentos industriales y
otros. Sin embargo, los grandes intereses económicos que están tras el devastamiento del medio
ambiente y la explotación animal, el compromiso de muchos gobiernos con estos intereses, la falta
de voluntad política, cuando la reparación de los grandes desastres ecológicos no parece estar en
nuestras manos, sino depender de intereses que incluso parecen enfrentados a los de los habitantes
de muchos países. ¿Es acaso volver a la edad de piedra y renunciar a todo aquello que disfrutamos
en el siglo XXI? ¿O es un mínimo cambio como conducir menos y tomar más el transporte público?
la tarea de la filosofía ha de ser brindar herramientas morales para pensar estos problemas más allá
de las distintas coyunturas. No es fácil hablar de responsabilidad en elcomplejo entramado de
acciones individuales, institucionales y estatales. necesitamos el uso de los animales para
sobrevivir, y en la que nos sentimos avalados por una especie de disyuntiva entendida como “o
nosotros o los animales”.
¿Qué significa ser moralmente responsable?
por a quién se le atribuye responsabilidad moral o no son: la voluntad y la coerción, ¿se ha tratado
de una acción voluntaria o ha habido algún tipo de coerción? Lo que se traduce en las preguntas:
¿pudiera el individuo haber actuado de otra manera? ¿Tenía alternativas, tanto para actuar como
para no actuar o para elegir otros cursos de acción? Esto es, ¿contaba el individuo con posibilidades
alternativas? desarrollo de la acción o incluso de la posibilidad de que una acción tenga
determinadas consecuencias puede resultar un factor de excusa en la atribución de la
responsabilidad. el problema de la atribución de responsabilidad la intención al actuar para que se
considere que un individuo es responsable de una acción, no solo es necesario revisar si la acción
tuvo consecuencias negativas para otros individuos o para un estado de cosas, sino que hay que
preguntarse si era su intención generar esas consecuencias. atribuida la responsabilidad, queda
abierta la pregunta de si esta debe generar culpa, si más bien genera la obligación de reparar a los
afectados por la acción y, en general, qué obligaciones devienen a partir del ser responsable por
algo. Determinar los alcances y los límites de nuestras responsabilidades morales y la forma en
cómo éstas generan o no obligaciones significa, como lo dice Samuel Scheffler (2001), definir el
territorio de la moralidad.
Si el resultado de un análisis
sobre la responsabilidad determinara que solo existe responsabilidad moral sobre
aquellas acciones que yo realizo solo, que tienen consecuencias claras para mí, que
puedo predecir y evitar, y además que mi responsabilidad depende estrictamente de mi intención en
la acción, resultaría que, para el problema de la pobreza mundial, todos los individuos, salvo
algunas excepciones, son excusables de responsabilidad. Que nadie se sienta culpable de las
acciones, redes y estructuras sociales que llevan a que millones de personas en el mundo sufran
hambre es sin duda un problema moral serio, pero, es un problema moral de mayor gravedad que
nadie se sienta en la obligación de corregir esa situación por tanto no es responsable. La revisión
filosófica del concepto de responsabilidad moral pasa entonces, no solo por un análisis metaético,
sino también por la comprensión de los cambios en las realidades humanas. ya inmersos en lo que
Jorge Riechmann entiende como la “época moral de largo alcance” “nuestros actos llegan más lejos
–en el tiempo y en el espacio– que en ninguna fase anterior de la historia humana” (2005a, p 99).
Por otro lado, tenemos la ya reconocida capacidad de muchos animales de verse afectados por
nuestras acciones. “bienestar” humano se basa en la utilización de animales (alimentación,
seguridad en los productos del hogar y la industria, procesos científicos, vestimenta, diversión,
entre otros. posibilidad de argüir a favor de la atribución de responsabilidades allí donde incluso
no hay posibilidades alternativas de la acción. El segundo considera la posibilidad de que las
responsabilidades morales no sean siempre completas, sino que puedan ser parciales. Y el tercero
apunta a la posibilidad de que haya responsabilidad aun cuando no haya intención de causar las
consecuencias negativas de la acción. Harry Frankfurt (2006) ha mostrado las limitaciones que tiene
el principio de posibilidades alternativas una persona solo puede ser excusada de responsabilidad
moral si es violentada su autonomía, pero, si alguien la obliga a hacer algo que de todos modos
quería hacer, no podemos decir que una persona no sea moralmente responsable, pues de todos
modos ya había decidido el curso de acción que se le obliga a elegir. sentirme limitado por la falta
de posibilidades alternativas y con ello obligado a tomar un solo curso de acción, solo excusa el
daño causado con mis acciones, cuando realmente no puedo actuar de otra forma, no cuando, para
decirlo simplemente, no puedo hacer aquello que de todos modos nunca quise hacer. Si bien las
limitaciones económicas o físicas de una persona o una comunidad podrían contar como excusa, en
tanto limitan sus posibilidades de acción y se entienden como una obligación a actuar de una
determinada manera, esto no quiere decir que la obligación moral de, por ejemplo, evitar el daño de
las acciones, no existe. Más bien muestra que la persona no está en capacidad de cumplirla.

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