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DERECHO CONSTITUCIONAL

INSTITUTO DE INVESTIGACIONES JUR1DICAS


Serie A: FUENTES, b) textos y estudios legislativos, núm. 81
Jorge CARPIZO
Jorge MADRAZO

DERECHO CONSTITUCIONAL

LlNIVERSIDAD NACIONAL AUTóNOMA DE Ml?.XICO

MÉXICO, 1991
Primera edición: 1991

DR @ 1991, Universidad Nacional Autónoma de México


Ciudad Universitaria, México, D. F., C. P. 04510
INSTITUTO DE INvEsTIGACIONES JURÍDICAS

Impreso y hecho en México

ISBN 968-36-2274-7
INDICE

ADVERTENCIA 7

l. LA CoNSTITUCJÓN DE MÉXICO. 7

l. Las fuentes del derecho constitucional mexicano. 7


2. La Constitución mexicana: algunos criterios clasificadores. 11
3. Una nota característica: el aspecto social. 11
4. La supremacía constitucional y la jerarquía de las normas 14
5. Las reformas constitucionales 15

II. Los PRINCIPIOS BÁSICOS. 17

l. La declaración de derechos humanos 18


2. La soberanía 22
3. La división de poderes. 24
4. El sistema representativo. 28
5. El régimen federal. 35
6. La justicia constitucional. 40
7. La supremacía del Estado sobre las iglesias. 46

III. Los PARTIDOS POLÍTICOS 47

1. Su "constitucionalización" . 47
2. Su reglamentación. 49
3. Su realidad . 51

IV. EL SISTEMA PRESIDENCIAL DE GOBIERNO 57

l. Fuentes. 57
2. Características. 58
3. Supuestos matices parlamentarios. 58
114 ÍNDICE

4. Relaciones recíprocas de control entre los poderes ejecutivo


y legislativo 60
5. El predominio del poder ejecutivo 64

V. ORGANIZACIÓN Y FUNCIONAMIENTO DEL PODER EJECUTIVO. 65

1. El ejecutivo unipersonal 65
2. Requisitos de elegibilidad 66
3. Principio de no reelección. 67
4. Periodo presidencial . 68
5. Sustitución presidencial 69
6. Secretarías de Esitado y departamentos administrativos. 70
7. Facultades del presidente de la República 71

VI. ORGANIZACIÓN Y FUNCIONAMIENTO DEL PODER LEGISLATIVO. 77

1. El sistema bicamaral . 77
2. Integración de las cámaras. 78
3. Requisitos para ser diputado y para ser senador. 80
4. Suplencia . 81
5. Periodos de sesiones . 82
6. Quorum de asistencia y de votación. 83
7. Irresponsabilidad e inmunidad. 84
8. Clasificación de las facultades de las Cámaras desde el pun­
to de vista de la forma de su actuación y de la naturaleza
de sus actos. 85
9. La ley y el decreto 85
10. El procedimiento legislativo 86
11. Facultades del Congreso de la Unión. 87
12. Facultades exclusivas de la Cámara de Diputados. 89
13. Facultades exclusivas de la Cámara de Senadores. 89
14. La Comisión Permanente . 92

VII. ORGANIZACIÓN Y FUNCIONAMIENTO DEL PODER JUDICIAL. 94

1. órganos que integran el poder judicial federal 94


2. Integración y funcionamiento de la Suprema Corte de Justicia 94
3. Requisitos para ser ministro de la Suprema Corte de Justicia 95
4. Las garantías judiciales 96
ÍNDICE 115

5. Suplencia, renuncia y licencias 98


6. Independencia del poder judicial federal. 98

VIII. LAS ENTIDADES FEDERATIVAS Y EL MUNICIPIO 99

1. La autonomía de los estados. 99


2. Las constituciones locales . 99
3. Bases constitucionales de organización de los p<>deres locales 100
4. Obligaciones positivas y prohibiciones absolutas y relativas. 101
5. La participación de las entidades federativas en la formación
de la voluntad federal. 105
6 . El municipio 105

BIBLIOGRAFÍA 110
Derecho Constitucional, editado por el
Instituto de Investigaciones Jurídicas de
la UNAM, se terminó de imprimir en
los talleres de IMPRESOS CHÁVEZ, s. A.
DE C. V. el día 18 de diciembre de
1991. La edición consta de 2 000
ejemplares.
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JU. Los PARTIDOS POLÍTICOS 47

1. Su "constitucionalización" • 47
2. Su reglamentación. 49
3. Su realidad 51

N. EL SISTEMA PRESIDENCIAL DE GOBIERNO 57

l. Fuentes. 57
2. Características . 58
3. Supuestos matices parlamentaóos. 58

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4. Relaciones recíprocas de control entre los poderes ejecutivo


y legislativo 60
5. El predominio del poder ejecutivo 64

V. ORGANIZACIÓN Y FUNCIONAMIENTO DEL PODER EJECUTIVO. 65

1. El ejecutivo unipersonal 65
2. Requisitos de elegibilidad 66
3. Principio de no reelección. 67
4. Periodo presidencial . 68
5. Sustitución presidencial 69
6. Secretarías de Estado y departamentos administrativos. 70
7. Facultades del presidente de la República 71

VI. ORGANIZACIÓN Y FUNCIONAMIENTO DEL PODER LEGISLATIVO. 77

1. El sistema bicamaral . 77
2. Integración de las cámaras. 78
3. Requisitos para ser diputado y para ser senador. 80
4. Suplencia . 81
5. Periodos de sesiones . 82
6. Quorum de asistencia y de votación. 83
7. Irresponsabilidad e inmunidad. 84
8. Clasificación de las facultades de las Cámaras desde el pun­
to de vista de la forma de su actuación y de la naturaleza
de sus actos. 85
9. La ley y el decreto 85
10. El procedimiento legislativo 86
11. Facultades del Congreso de la Unión. 87
12. Facultades exclusivas de la Cámara de Diputados. 89
13. Facultades exclusivas de la Cámara de Senadores. 89
14. La Comisión Permanente . 92

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DERECHO CONSTITUCIONAL 47

ayudó al derrocamiento del presidente Madero y apoyó al usurpador


Huerta.
A partir de 1859, el presidente Juárez expidió ocho normas que han
recibido el nombre de Leyes de Reforma, y en donde se estableció la
separación del Estado y de la Iglesia, la nacionalización de los bienes
del clero, la libertad de cultos y la secularización de los actos relacio­
nados con la vida civil de las personas. Estos principios se elevaron
a rango constitucional en 1873.
En la Constitución de 1917 se superó el principio de la separación
del Estado y de las iglesias para configurarse la plena supremacía del
primero sobre las segundas, conforme lo dispone el artículo 130 consti­
tucional. Algunos de los postulados de dicho precepto son:
El Congreso federal no puede dictar leyes estableciendo o prohibiendo
alguna religión; todos los actos del estado civil de las personas son exclu­
siva competencia de los funcionarios y autoridades civiles; no se reco­
noce ninguna personalidad a las iglesias; los ministros de los cultos se
consideran como profesionistas y deberán ser mexicanos por nacimiento;
los ministros de los cultos no podrán intervenir en política, ni criticar
en reuniones públicas o privadas las leyes fundamentales o a las autori­
dades y funcionarios; no tienen voto activo ni pasivo ni derecho para
asociarse con fines políticos; a los estudios destinados a la enseñanza
profesional de los ministros no se les podrá otorgar validez oficial; las
publicaciones de carácter confesional no podrán comentar asuntos polí­
ticos nacionales; está prohibida la formación de agrupaciones políticas
cuyo título contenga alguna palabra o indicación de carácter religioso, y,
en los templos no se puede realizar ninguna reunión de carácter político.

III. Los PARTIDOS POLÍTICOS

l. Su "cons�itucionolización"

La Ley Electoral del 19 de diciembre de 1911, por primera vez en


México, otorgó personalidad jurídica a los partidos políticos. La Cons­
titución de 1917 no contenía ninguna mención a ellos, aunque sí pre­
supuso su existencia en el artículo 9 donde garantizó el derecho a la
libre asociación o reunión, estableciendo que solamente: "los ciudadanos
de la República podrán hacerlo para tomar parte en los asuntos políticos
del país". El artículo 35, que señala las prerrogativas del ciudadano, en
su fracción m indica que una de ellas es: "Asociarse libre y pacífica-

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48 JORGE CARPIZO Y JORGE MADRAZO

mente para tratar los asuntos políticos del país". Así, resulta claro que
nuestra carta magna sí previó la posibilidad de la existencia de partidos
políticos, aunque, siguiendo la tendencia constitucional entonces impe­
rante, no se refirió expresamente a ellos.
En el año de 1963, el vocablo "partido político", se introduce en la
Constitución como consecuencia de la implantación del sistema de dipu­
tados de partido a que hemos hecho alusión. También en 1963 se refor­
mó el artículo 63, a fin de señalar responsabilidad a los "partidos polí­
ticos" que, habiendo postulado candidatos en una elección para diputados
o senadores, acuerden que no se presenten a ocupar el cargo sus miem­
bros que resulten electos.
En diciembre de 1977, simultáneamente con las reformas que modifi­
caron el sistema representativo, se "constitucionalizó" a los partidos
políticos, agregándole cinco párrafos al artículo 41 constitucional.
El párrafo segundo de este artículo, y primero que se ocupa de los par­
tidos políticos, quedó redactado en la forma siguiente: "Los partidos
políticos son entidades de interés público; la ley determinará las formas
específicas de su intervención en el proceso electoral".
La categoría de entidades de interés público otorgada a los partidos,
los equipara a los sindicatos y a los ejidos; es decir, el Estado adquiere
la obligación de garantizarles las condiciones para su desarrollo, así
como la de propiciar y suministrar los elementos mínimos para su acción,
asegurándoles vida y concurrencia dentro del proceso político del país.
Dicha expresión no tendría mayor significado y sería sólo una más, si
no se la hubiera relacionado con el derecho al uso de los medios de cer
municación masiva, y el aseguramiento de los elementos necesarios para
poder subsistir.
En el tercero párrafo del artículo 41 al definir a los partidos políticos,
se expresa:

... tienen como fin promover la participación del pueblo en la vida


democrática, contribuir a la integración de la representación nacional
y como organizaciones de ciudadanos, hacer posible el acceso de éstos
al ejercicio del poder público, de acuerdo con los programas, princi­
pios e ideas que postulan y mediante el sufragio universal, libre, se­
creto y directo.

En la definición, las actividades que deben realizar los partidos en


busca de sus objetivos, no se circunscriben a las épocas de elección, sino
que deben ser constantes, ya que han de promover la participación del

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DERECHO CONSTITUCIONAL 49
pueblo en la vida democrática, para lo cual se necesita educación cívica;
por lo mismo, los partidos tienen la obligación de procurarla.
Los tres siguientes párrafos garantizan a los partidos políticos: usar
en forma permanente los medios de comunicación social, de acuerdo
con las formas y procedimientos que establezca la ley; contar, en forma
equitativa, durante los procesos electorales federales, con elementos eco­
nómicos mínimos para realizar las actividades correspondientes a la
obtención del sufragio popular; y, participar, sin necesidad de nuevo
registro, en las elecciones estatales y municipales.

2. Su reglamentación

En congruencia con las reformas constitucionales de 1977, se expidió


una nueva ley reglamentaria, misma que fue publicada el 30 de diciem­
bre de ese año, y que se denominó Ley Federal de Organizaciones Polí­
ticas y Procesos Electorales. Esta ley estuvo vigente hasta 1987 en que
se publicó el Código Federal Electoral, que rigió durante tres años. En
virtud de las reformas a los artículos constitucionales 41, 54, 60 y 73
fracción VI, base 3a. publicadas el 6 de abril de 1990, fue abrogado,
rigiendo actualmente, en materia electoral, el Código Federal de Institu­
ciones y Procedimientos Electorales, publicado en el Diario Oficial de
la Federación el 15 de agosto de 1990. En dicho código, como en su
momento su antecesora lo hizo, se precisan las cuestiones relativas a los
partidos políticos. Veamos algunos de sus aspectos.
Un partido político deberá de satisfacer una serie de requisitos, a
saber : a) Contar con un número de afiliados no inferior a 65 000; b)
Que ellos se encuentren cuando menos en la mitad de las entidades
federativas con un mínimo de 3 000 afiliados en cada una, o tener cuan­
do menos 300 afiliados en cada uno de la mitad de los distritos electo­
rales uninominales; c) Haber efectuado en cada una de las entidades
federativas o en cada uno de los distritos uninominales donde se encuen­
tren los afiliados que debe tener, una asamblea en presencia de uno de
los funcionarios que señala el código, y d) Haber celebrado una asam­
blea nacional constitutiva.
El registro de los partidos podrá ser definitivo o condicionado al
resultado de las elecciones. En este último caso, el partido, para obtener
su registro definitivo, deberá haber logrado cuando menos el 1.5 % del
total de la votación nacional, y si no lo obtiene perderá los derechos
y prerrogativas que señala el código.

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so JORGE CARPIZO Y JORGE MADRAZO

Los derechos de los partidos políticos son: a) Participar conforme a


lo dispuesto en la Constitución y en el código, en la preparación, desa­
rrollo y vigilancia del proceso electoral; b) Gozar de las garantías que
otorga el código electoral para realizar libremente sus actividades; c)
Disfrutar de las prerrogativas y recibir financiamiento público; d) Pos­
tular candidatos a las elecciones federales; e) Sólo los que tienen registro
definitivo, formar frentes y coaliciones, así como fusionarse; f) También
sólo para los de registro definitivo participar en las elecciones estatales
y municipales, conforme a lo dispuesto en el sexto párrafo del artículo
41 de la Constitución; g) Nombrar representantes ante los órganos del
Instituto Federal Electoral (antes Comisión Federal Electoral); h) Ser
propietarios, poseedores o administradores sólo de los bienes inmuebles
que sean indispensables para el cumplimiento directo e inmediato de sus
fines; i) Establecer relaciones con organizaciones o partidos políticos
extranjeros, siempre y cuando se mantenga en todo momento su inde­
pendencia absoluta, política y económica, así como el respeto irrestricto
a la integridad y soberanía del Estado mexicano y sus órganos de go­
bierno; j) Nombrar representantes ante las casillas y representantes
generales.
Las prerrogativas de los partidos políticos nacionales son: a) Tener
acceso en forma permanente a la radio y la televisión; b) Gozar del
régimen fiscal que determine el código y las leyes en la materia; c) Dis­
frutar de franquicias postales y telegráficas que sean necesarias para el
cumplimiento de sus funciones; d) Participar del financiamiento público
correspondiente a sus actividades.
El código precisa los términos de éstas prerrogativas y es el Instituto
Federal Electoral el que, a través de la Dirección Ejecutiva de Prerroga­
tivas y Partidos Políticos y la Comisión de Radiodifusión, determina las
modalidades, formas y requisitos que deberán satisfacerse para el ejer­
cicio de las mismas.
Las obligaciones de los partidos políticos son: a) Conducir sus acti­
vidades dentro de los cauces legales y ajustar su conducta y la de sus
militantes a los principios del Estado democrático, respetando la libre
participación política de los demás partidos políticos y los derechos de
los ciudadanos; b) abstenerse Je recurrir a la violencia y a cualquier acto
que tenga por objeto o resultado alterar el orden público. perturbar el
goce de las garantías o impedir el funcionamiento re�ar de los órganos
de gobierno; e) Mantener un mínimo de afiliados en las entidades fede­
rativas o distritos electorales, requeridos para su constitución y registro;
d) Ostentarse con la denominación, emblema y color o colores que ten-

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DERECHO CONSTITUCIONAL 51
gan registrados; e) Cumplir sus normas de afiliación y observar los pro­
cedimientos que señalen sus estatutos para la postulación de candidatos;
f) Mantener en funcionamiento efectivo a sus órganos estatutarios; g)
Contar con domicilio social para sus órganos directivos; h) Editar por
lo menos una publicación mensual de divulgación, y otra de carácter
teórico, trimestral; i) Sostener por lo menos un centro de formación
política; j) Publicar y difundir su plataforma electoral en la radio y tele­
visión, el tiempo que utilicen no podrá ser menor del 50% del que les
corresponda; k) Designar a los presuntos diputados que integrarán el
Colegio Electoral y remitir la lista de los que le correspondan a la Co­
misión Instaladora de la Cámara de Diputados, dentro del plazo estable­
cido en la ley; 1) Comunicar al Instituto Federal Electoral cualquier
modificación a su declaración de principios, programa de acción o esta­
tutos, dentro de los diez días siguientes a la fecha en que se tome el
acuerdo correspondiente por el partido; m) Comunicar oportunamente
al Instituto el cambio de domicilio social o de los integrantes de sus
órganos directivos; n) Actuar y conducirse sin ligas de dependencia o
subordinación con partidos políticos, personas físicas o morales extran­
jeras, organismos o entidades internacionales y de ministros de cultos de
cualquier religión o secta; o) Abstenerse de cualquier expresión que
denigre a los ciudadanos, a las instituciones públicas o a otros partidos
políticos y sus candidatos.
Un partido político pierde su registro por las siguientes causas: a) No
obtener el 1.5% de la votación emitida, en ninguna de las elecciones
federales; b) Haber dejado de cumplir con los requisitos necesarios para
obtener el registro; c) Incumplir de manera grave y sistemática a juicio
del Consejo General del Instituto Federal Electoral las obligaciones que
le señala el código; d) Por no designar a los presuntos diputados que le
corresponda para integrar el Colegio Electoral, o no comunicar su desig­
nación oportunamente o porque acuerde la no participación de los designa­
dos o éstos no cumplan sus funciones; e) Haber sido declarado disuelto
por acuerdo de sus miembros, conforme a lo que establezcan sus esta�
tutos, y f) Haberse fusionado con otro partido político.

3. Su realidad

A partir de 1955 y hasta 1978, el sistema de partidos políticos en


México, contó principalmente con cuatro partidos nacionales registrados.
Digamos algo de ellos en el orden cronológico de su fundación.

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52 JORGE CARPIZO Y JORGE MADRAZO

El Partido Revolucionario Institucional (PRI). El 4 de marzo de 1929


se constituyó el PNR, antecedente del PRI, que más que un partido fue
una federación de partidos locales, fuerzas y grupos políticos que acep­
taron las órdenes de un comité ejecutivo nacional.
El PRI ha tenido larga evolución; entre algunos de sus principales
momentos se pueden señalar: en 1933, en su segunda convención se
determinó que la célula del partido era el individuo y no el club o la
organización política, y que los órganos del partido eran solamente
el Comité Directivo Nacional, el Comité Directivo de Estado o Terri­
torio y el Comité Municipal; el 30 de marzo de 1938 cambió su nombre
por el de Partido de la Revolución Mexicana (PRM), y esta modifica­
ción implicó una reforma en su estructura; se incluyó a la mayoría
organizada de los sectores obrero, campesino y medio, y con ellos y el
militar se formaron los cuatro sectores que lo constituyeron; las organi­
zaciones obreras y campesinas conservaban su autonomía, pero los cua­
tro sectores se comprometían a que todo acto político electoral lo reali­
zarían a través del partido; el 10 de diciembre de 1940 se suprimió el
sector militar; en 1943 se creó la Confederación Nacional de Organiza­
ciones Populares (CNOP) para comprender a los grupos del sector me­
dio; el 21 de enero de 1946, el PRM cambió de nombre a PRI y co­
menzó a adquirir especial relieve el sector popular.
El Partido de Acción Nacional (PAN). El 16 de septiembre de 1939
se constituyó el PAN, y sus orígenes se encuentran en la sociedad deno­
minada La Base, que se integraba por grupos secretos de católicos. El
PAN nació como respuesta a la política de Cárdenas, y desde entonces
se considera que tiene una ideología conservadora. Es el segundo par­
tido en importancia por los resultados electorales, ha obtenido algunos
triunfos importantes en diversas presidencias municipales, y recientemente
logró su primera gubernatura.
El Partido Popular Socialista (PPS). El 20 de junio de 1948 se creó el
Partido Popular (PP) que estuvo completamente ligado a su fundador
Vicente Lombardo Toledano; nació este partido con la idea de ser inde­
pendiente del gobierno y con la de crear un frente revolucionario. En
1955, Lombardo Toledano propuso y logró que se aprobara que el parti­
do fuera de clase obrera, basado en la filosofía marxista, y como conse­
cuencia de ello en octubre de 1960 se le agregó al nombre del partido e]
de Socialista (PPS). A partir de 1958 y hasta 1982, postuló a la presi­
dencia de la República al candidato del PRI, situación que ya no ocurrió
en 1988.

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DERECHO CONSTITUCIONAL 53
El Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM ) . El 28 de
febrero de 1954 se creó este partido por excombatientes de la revolu­
ción mexicana y personas cercanas al entonces presidente de la Repú­
blica. Sus postulados fueron los que originalmente sostuvo la revolución
mexicana. Los dirigentes de este partido han manifestado que coinciden
con la ideología del PRI, aunque discrepen de su línea táctica y estra­
tégica; pero nunca han precisado en qué consisten esas discrepancias. El
PARM, también a partir de 1958 y hasta 1982 postuló a la presidencia
de la República al candidato del PRI, situación que también cambió
en 1988.
El resultado de tres elecciones nacionales con la participación de esos
cuatro partidos, fue el siguiente:

1970 1973 1976


PRI 83.57% 77.60% 84.86%
PAN 14.20% 16.52% 8.98%
PPS 1.40% 3.83% 3.19%
PARM 0.83% 2.05% 2.67%

E.n mayo de 1978, se otorgó registro condicionado a tres partidos po­


líticos: Partido Comunista Mexicano (PCM), Partido Demócrata Me­
xicano (PDM), y Partido Socialista de los Trabajadores (PST).
El PCM fue fundado el 24 de noviembre de 1919, por tanto, fue el
más antiguo de los existentes. Su historia se ha caracterizado por la
formación de organizaciones obreras y campesinas, y por una serie inin­
terrumpida de rupturas internas. A fines de 1945, el partido solicitó
su registro, mismo que obtuvo en mayo de 1946 y que perdió en junio
<le 1951 como consecuencia de una reforma a la ley electoral. Ha inter­
venido en los principales movimientos ocurridos en el país en los últimos
años -ferrocarriles, magisterial, médico y estudiantil- y a partir de
197 3 sostiene su independencia frente al movimiento comunista interna­
cional, ya que afirma que en cada Estado el partido debe diseñar sus
estrategias de acuerdo con las peculiares circunstancias de ese país.
El PDM tiene sus antecedentes en la mencionada La Base y más cer­
canamente en la Unión Nacional Sinarquista; esto último, aunque lo
estuvo negando el partido, sale a flote cuando se comparan sus postula­
dos ideológicos y se ve el origen de sus cuadros humanos. El propio
PDM manifiesta que empezó su formación como una consecuencia de la

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54 JORGE CARPIZO Y JORGE MADRAZO

apertura democrática del presidente Echeverría, que en 1972 se comen­


zaron a efectuar las primeras asambleas constitutivas, y que los días 14
y 15 de junio de 1975 se realizó su asamblea nacional de esa índole.
El PST tiene su antecedente en la creación del Comité Nacional de
Auscultación y Coordinación (CNAC), en noviembre de 1971, fundado
por distinguidos intelectuales y dirigentes políticos y sindicales. Dicho
Comité sufrió varias separaciones, y una de éstas la encabezó Rafael
Aguilar Talamantes; este grupo después de haber realizado una serie de
actividades políticas, celebró la asamblea constituyente del partido el
lo. de mayo de 1975. El PST contiene tesis de izquierda pero dentro
del contexto mexicano, de acuerdo con nuestra propia historia e institu�
ciones y no con modelos ajenos.
Así, en las elecciones nacionales realizadas en 1979, para elegir dipu­
tados federales, contendieron los siete partidos a los que hemos hecho
mención dentro del marco de un reformado sistema representativo, el
cual ya fue explicado. El resultado de esas elecciones fue el siguiente:

VOTACIÓN GENERAL

MAYOR1A RELATIVA

Partido Votos Porcentaje


PAN 1,471,417 10.59
PRI 9,515,173 68.51
PPS 354,072 2.55
PARM 249,106 1.79
PDM 283,232 2.04
PCM 675,677 4.87
PST 280,576 2.02
Otros 9,496 0.07
Anulados 1,049,767 7.56

Totales 13,888,513 100.00

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DERECHO CONSTITUCIONAL 55

REPRESENTACióN PROPORCIONAL

Partido Votos Porcentaje


PAN 1,525,111 11.06
PRI 9,418,178 68.35
PPS 389,590 2.82
PARM 298,184 2.16
PDM 293,495 2.13
PCM 703,038 5.10
PST 311,556 2.26
Anulados 839,778 6.09
Totales 13,788,930 100.00

En 1982, se llevaron a cabo elecciones para elegir presidente de la


República y renovar la Cámara federal de Diputados. El candidato del
PRI a la presidencia obtuvo el 68.4% de la votación total, y los resul­
tados, en tanto por ciento, para esa Cámara de diputados en las elec­
ciones de 1982 y 1985 fueron las siguientes:

1982 1985
PRI 69.3 64.8
PAN 17.5 15.6
PDM 2.3 2.7
PARM 1.4 1.6
PPS 1.9 2.0
PST 1.8 2.5
PSUM 4.4 3.2
PRT 1.3 1.3
PMT 1.6
Otros 0.1 4.7

En las elecciones de 1982 contendió un partido más que en 1979, e]


Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) de clara afiliación
trotskista y ligado a la IV Internacional.
El PCM se transformó en PSUM -Partido Socialista Unificado de
México- para incorporar a cuatro organizaciones políticas socialistas,

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56 JORGE CARPIZO Y JORGE MADRAZO

realmente pequeñas. Esa unión persiguió fortalecerse como partido y tra­


tar de presentar una opción unitaria de izquierda, para candidatos a la
presidencia de la República, a las senadurías y a las diputaciones
federales.
En las elecciones de 1985 también hubo un partido más respecto a
1982: el Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT) cuyo origen
--como en el caso del PST- fue el ya mencionado Comité Nacional
de Auscultación y Coordinación. Fue un partido de izquierda que estuvo
principalmente ligado a algunas organizaciones obreras como el Movi­
miento Sindical Ferrocarrilero.
En 1988 se realizaron elecciones presidenciales y de renovación del
Congreso federal. Los resultados en las elecciones para presidente de la
República fueron:

PRI 50.74%
PAN 16.81%
PARM, PPS, PFCRN, PMS 31.06%
PDM 1.00%
PRT 0.39%

La coalición de cuatro partidos postuló a un mismo candidato presi­


dencial. El PST cambió de denominación a Partido del Frente Cardenis­
ta de Reconstrucción Nacional (PFCRN) y el PSUM y el PMT, en unión
de otras cuatro organizaciones políticas, se fusionaron en 1987 en el
Partido Mexicano Socialista (PMS).
Las elecciones de 1988 cambiaron el espectro electoral de México.
Dos partidos políticos -el PDM y el PRT- obtuvieron una muy baja
votación y al no haber alcanzado el 1.5 % de la votación nacional, per­
dieron su registro como partidos políticos.
El PRI sufrió una seria e importante escisión al formarse la denomi­
nada Corriente Democrática que promovió la candidatura presidencial
del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, quien primeramente fue postulado
para ese cargo por el PARM y posteriormente por los otros tres partidos
políticos mencionados, los cuales formaron el Frente Democrático Na­
donal (FDN) que logró captar importante parte del descontento de los
votantes hacia el gobierno priista y la crisis económica.
Después de esas elecciones, el PMS "cedió" su registro al Partido de
1a Revolución Democrática (PRM), el cual se integra por el partido

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DERECHO CONSTITUCIONAL 57
cedente, la corriente cardenista y algunas pequeñas organizaciones poJí­
ticas de tendencias socialistas.
En esta forma, para las elecciones federales de este año de 1991,
existen seis partidos políticos con registro: PRI, PAN, PPS, PARM,
PFCRN y PRD. Otros tres con registro condicionado: el PDM, el PRT
y el PT (Partido del Trabajo). Habían solicitado también su registro
condicionado como partidos políticos otras diez asociaciones políticas,
de tendencia de izquierda, las que no lo alcanzaron por no reunir los
requisitos legales para ello.
Este es el panorama del sistema de partidos políticos en México. De
un partido hegemónico o predominante se está pasando a un sistema
en el cual se dan tres grandes partidos -PRI, PAN, PRD- y en donde
las votaciones son muy competidas como lo han demostrado las elec­
ciones locales de 1989 y 1990. Es claro que la evolución partidista en
México continuará y que aún no es posible hacer afirmaciones que sean
valederas por un largo tiempo. Sin embargo, lo que sí puede afirmarse
es que en los últimos seis años el pluralismo político en nuestro país
se ha enriquecido en forma notable, lo cual es, indudablemente, muy
saludable para México.

IV. EL SISTEMA PRESIDENCIAL DE GOBIERNO

1. Fuentes

El sistema presidencial de gobierno es un princ1p10 ongmario de la


Constitución norteamericana de 1787, y por eso a éste se le considera
como el puro o clásico.
El sistema presidencial se estableció por primera vez en México en
la Constitución federal de 1824. Las fuentes que sirvieron de base al
Congreso Constituyente de aquel año, para la configuración del sistema
fueron la Constitución norteamericana de 1787 y la Constitución espa­
ñola de Cádiz de 1812; de la primera se tomaron los principios fun­
damentales y, de la segunda, algunos elementos como el refrendo mi­
nisterial, las relaciones del ejecutivo con el Congreso, y varias de las
facultades concedidas al presidente de la República.
La estructura del sistema presidencial establecido en la Constitución
de 1824 se ha conservado, aunque con diversas modificaciones, en el
constitucionalismo mexicano. El actual sistema presidencial tiene carac­
terísticas que le son muy propias, sin embargo, en cuanto a las normas

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58 JORGE CARPIZO Y JORGE MADRAZO

fundamentales que estructuran al sistema, hay múltiples coincidencias


entre la Constitución de 1824 y la de 1917.

2. Características

Las notas características del sistema presidencial puro son las si­
guientes:
a) El presidente de la República es a la vez jefe de Estado y jefe de
gobierno.
b) El presidente de la República es electo por el pueblo.
c) El presidente de la República nombra y remueve libremente a sus
secretarios de Estado.
d) El presidente y sus secretarios de Estado no son políticamente res­
ponsables ante el Congreso.
e) El presidente y sus secretarios no pueden ser al mismo tiempo
miembros del Congreso.
f) El presidente puede pertenecer a un partido político distinto al
de la mayoría del Congreso.
g) El presidente no puede disolver al Congreso, pues de lo contrario
estaría dando un golpe de Estado; si el Congreso diera un voto de cen­
sura al presidente, esto no lo obliga a renunciar.
Todas estas características las reúne el sistema presidencial mexicano,
por lo que es válido clasificarlo como puro.

3. Supuestos matices parlamentarios

a) El refrendo. Esta institución está prevista por el artículo 92 cons-


titucional, que establece:

Todos los reglamentos, decretos, acuerdos, órdenes del Presidente


deberán estar firmados por el Secretario de Estado o Jefe de Depar­
tamento Administrativo a que el asunto corresponda, y sin este requi­
sito no serán obedecidos.

Mucho se ha discutido en la doctrina sobre la función que cumple el


refrendo en nuestro actual sistema presidencial. Tomando como base
la facultad del presidente para remover libremente a sus secretarios de
Estado, se ha concluido que sólo cumple una función formal de carácter
certificativo y, cuando más, una limitación moral para el presidente. Por

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DERECHO CONSTITUCIONAL
59
la razón apuntada no puede considerarse que el refrendo constituya un
matiz parlamentario.
b) Los informes de los secretarios de Estado. El artículo 92 constitu­
cional establece la obligación, para los secretarios de Estado y jefes de
departamento administrativo, de dar cuenta al Congreso del estado que
guardan sus respectivos ramos, así como la facultad de cualquiera de las
Cámaras para citar a los mencionados funcionarios y directores de orga­
nismos descentralizados y empresas de participación estatal mayoritaria,
para que informen cuando se discuta una ley o un negocio realtivo a sus
respectivas carteras. En un sistema parlamentario los ministros del gabi­
nete tienen también la obligación de rendir informes al parlamento, pero
la consecuencia de dichos informes puede ser la emisión de un voto de
censura para los ministros, lo que los coloca ante la obligación de re­
nunciar. En el sistema presidencial mexicano los secretarios de Estado
sólo son responsables políticamente ante el presidente de la República
y no ante el Congreso, por lo que un voto de censura de éste no los
obliga a renunciar.
e) El artículo 29 constitucional. Este artículo se refiere al régimen
de suspensión de garantías individuales y a las facultades extraordinarias
con que cuenta el presidente para legislar. De conformidad con este pre­
cepto, el presidente es el único facultado para solicitar al Congreso la
suspensión de garantías, pero previamente debe tener el acuerdo del con­
sejo de ministros, el que, en los términos del artículo 6 de la Ley Or­
gánica de la Administración Pública Federal, está integrado por los secre­
tarios de Estado, jefes de departamentos administrativos y el procurador
general de la República, presidido por el propio titular del poder ejecu­
tivo. Esta disposición tampoco constituye un matiz parlamentario, en
razón de que el consejo de ministros no es responsable políticamente
ante el Congreso por la actitud que adopte, pudiendo el presidente de la
República remover libremente al funcionario que se niegue a aprobar
la solicitud de suspensión.
d) El artículo 66 constitucional. Este artículo, en su segundo párrafo,
faculta al presidente de la República para resolver sobre la fecha de clau­
sura de las sesiones ordinarias del Congreso que, a partir de las reformas
publicadas el 7 de abril de 1986 y que surtieron efecto a partir del 19
de septiembre de 1989 se cuentan en dos, en el caso de que las dos Cá­
maras no hubiesen llegado a un acuerdo al respecto. Se ha pretendido
que, con un criterio sutil, esta disposición equivaldría a la disolución del
parlamento que el poder ejecutivo puede realizar en un sistema parlamen­
tario; sin embargo, éste no es el caso de la disposición citada, ya que

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60 JORGE CARPIZO Y JORGE MADRAZO

el presidente, en funciones arbitrales, sólo decide sobre la fecha de ter­


minación de los dos periodos de sesiones que constitucionalmente deben
concluir, a más tardar, el primero el 31 de diciembre, y el segundo el 15
de julio del mismo año. Si el presidente de la República disolviera al
Congreso, este acto no podría considerarse más que como un golpe de
Estado.
e) Los artículos 84 y 85 constitucionales. Estos artículos se refieren
al modo de proveer al reemplazo del presidente de la República cuando
éste falta. En el supuesto, compete al Congreso designar a quien debe
reemplazarlo, queriéndose ver en este mecanismo un matiz parlamentario,
ya que, en dicho sistema, el primer ministro es nombrado de acuerdo
con la mayoría parlamentaria. Ta:! argumentación no repara en el hecho
de que el individuo nombrado por el Congreso para cubrir la ausencia del
presidente, no es responsable ante el Congreso que lo designó, lo que
sí sucede en el sistema parlamentario.
f) El artículo 71 constitucional. Esta disposición otorga al presidente
la facultad de iniciar 'leyes o decretos; como en el sistema presidencial
norteamericano, que es el clásico, la Constitución no otorga esta facul­
tad al presidente, se considera que dicho alejamiento impregna a la dis­
posición mexicana de un matiz parlamentario. A este respecto hay que
advertir que aunque teóricamaente el presidente norteamericano no tiene
esta facultad, sí la ejerce en la práctica a través del congressman o me­
diante el proyecto que anexa al informe anual que rinde a:I Congreso. La
facultad de iniciativa del ejecutivo es una manifestación más del sistema
de coordinación de funciones, y tampoco constituye un matiz parlamen-
tario.

4. Relaciones recíprocas de control entre los poderes


ejecutivo y legislativo

Entre los órganos ejecutivo y legislativo existen controles políticos recí­


procos que tienen la finalidad de impedir que uno solo de ellos mono­
police el poder.
Los principales controles políticos que tiene el legislativo sobre el
ejecutivo son los siguientes:
A. En materia hacendaria IJ::t.ay tres actos fundamentales para el poder
ejecutivo que deben ser aprobados por el legislativo, ya sea por el Con­
greso de la Unión, o solamente por la Cámara de Diputados. Estos tres
actos son: la Ley de Ingresos, el presupuesto de egresos y la cuenta
pública.

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DERECHO CONSTITUCIONAL 61
a) La Ley de Ingresos. El artículo 74, párrafo segundo de la fracción
IV, de la Constitución vigente, establece que es una facultad exclusiva
del presidente de la República la presentación del proyecto de la Ley de
Ingresos, y su aprobación una facultad del Congreso de la Unión, en los
términos de la fracción VII del artículo 73 constitucional, debiendo fun­
gir como cámara de origen la de diputados. La Ley de Ingresos consiste
en la enumeración de las materias sobre las cuales se pueden establecer
impuestos, derechos y aprovechamientos, y otros ingresos necesarios para
que la administración pública federal pueda prestar los servicios públicos.
De esta suerte, el presidente de la República sólo podrá contar con los
recursos económicos que le haya autorizado el Congreso de la Unión en
la Ley de Ingresos; esta ley tiene una vigencia anual, razón por lo que
si se llega a omitir en ella una fuente impositiva o de obtención de re­
cursos en general, ésta no podrá ser utilizada durante el año de vigencia
de la 'ley.
b) El presupuesto de egresos. La presentación del presupuesto de egre­
sos de la federación y del Departamento del Distrito Federal, es también
una fac�ltad exclusiva del presidente de la República, en los términos
del párrafo primero, fracción IV, del artículo 74 constitucional, pero, a
diferencia de la Ley de Ingresos, su aprobación es una facultad exclusiva
de la Cámara de Diputados. El presupuesto - de egresos es la relación de
los gastos que anualmente se autorizan a los poderes federales, a las se­
cretarías y departamentos de Estado, a los principales organismos descen­
tralizados y empresas de participación estatal mayoritaria, y las eroga­
ciones por concepto de intereses y pago de la deuda pública. De esta
forma, la Cámara de Diputados debe controlar anualmente los gastos
de la administración pública. El presidente de la República sólo podrá
gastar lo que la Cámara de Diputados le autorice, bien sea en el propio
presupuesto de egresos o por una ley posterior; en este último supuesto
la facultad de expedir la ley corresponde al Congreso de la Unión y no
solamente a la Cámara de Diputados.
e) La cuenta pública. El párrafo cuarto, fracción IV, del artículo 74
constitucional, establece que la revisión de la cuenta pública "tendrá por
objeto conocer los resultados de la gestión financiera, comprobar si se
ha ajustado a los criterios señalados por el presupuesto y el cumplimiento
de los objetivos contenidos en los programas". En otras palabras, a tra­
vés de la cuenta pública el presidente de la República debe justificar, y
la Cámara de Diputados verificar, que los gastos efectuados se hicieron
conforme al presupuesto autorizado. La revisión de la cuenta pública es
una facultad exclusiva de la Cámara de Diputados, la que tiene a su ser-

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62 JORGE CARPIZO Y JORGE MADRAZO

vicio un órgano específico, llamado Contaduría Mayor de Hacienda, que


debe realizar un análisis técnico contable de la cuenta pública; con base
en el dictamen rendido por la Contaduría Mayor de Hacienda decide la
Cámara de Diputados. El quinto párrafo de la citada fracción IV del ar­
tículo 74 constitucional, dispone que en el caso de que: "aparecieran
discrepancias entre las cantidades gastadas y las partidas respectivas del
Presupuesto o no existiera exactitud o justificación en los gastos hechos,
se determinarán las responsabilidades de acuerdo con la ley".
Desafortunadamente, el sistema político mexicano ha hecho que estas
importantes facultades de control en materia hacendaria que tiene el po­
der legislativo se hayan transformado en meros formalismos.
B. En materia de nombramientos, de conformidad con el artículo 89
fracción II, el presidente de la República puede ejercer esta facultad
libremente con respecto a los secretarios de Estado, al procurador ge­
neral de la República, al gobernador del Distrito Federal y al procura­
d or general de justicia del Distrito Federal, así como a todos los demás
empleados de la unión cuyo nombramiento o remoción no estén deter­
minados de otro modo en la Constitución o en las leyes. Esto implica
que el Congreso federal puede dictar leyes en que se establezca un pro�
cedimiento distinto para el nombramiento y remoción de una serie de
funcionarios federales importantes, sustrayendo esta facultad del control
del ejecutivo o, por lo menos, limitándola al establecer ciertos requisitos
para su designación.
Asimismo, conforme a la fracción III del artículo 89, el presidente de
la República debe contar con la aprobción de la Cámara de Senadores
para el nombramiento de los ministros, agentes diplomáticos y cónsules
generales; coroneles y demás oficiales superiores del ejército, armada y
fuerza aérea nacional; empleados superiores de hacienda (fracciones IV
y V) y ministros de la Suprema Corte de Justicia (fracción XVIII). En
relación al nombramiento de magistrados del Tribunal Superior de Jus­
ticia del Distrito Federal, deberá contar con la aprobación de la Asam­
blea de Representantes del Distrito Federal (fracción XVII).
C. El presidente de la República tiene la facultad de celebrar tratados
internacionales; pero debe contar con la aprobación de la Cámara de
Senadores. El 6 de diciembre de 1977, se adicionó la fracción I del ar­
tículo 76 constitucional a efecto de facultar al Senado para "analizar la
política exterior desarrollada por el Ejecutivo Federal, con base en los
informes anuales que el Presidente de la República y el Secretario del
despacho correspondiente rindan al Congreso". Aunque a lo anterior se
le ha querido ver como una función de control del senado hacia el eje-

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64 JORGE CARPIZO Y JORGE MADRAZO

quorum de votación calificado, que es de las dos terceras partes de los


legisladores presentes en ambas Cámaras. Superar el veto del presidente
es difícil en vista del quorum que se exige, y así el presidente de la Re­
pública puede paralizar diversas resoluciones del Congreso federal. El
veto, en nuestro sistema, además de ser un control político del ejecutivo
sobre el legislativo, tiene la finalidad de hacer corresponsable al presi�
dente de la República en la emisión de una ley, darle la oportunidad
para evitar la precipitación en el procedimiento legislativo y, con ello,
impedir que se aprueben leyes inconstitucionales.
B. La fracción I del artículo 89 constitucional otorga tres distintas
facultades al presidente de la República en relación con las atribuciones
del Congreso de la Unión de aprobar las leyes, que son: promulgación de
la ley, ejecución de la ley y facultad reglamentaria. A través de las dos
primeras facultades el presidente de la República decide el momento
de iniciación de la vigencia de una ley y la forma y procedimiento de
su ejecución. A través de la facultad reglamentaria, el presidente puede
fijar las precisiones de una ley expedida por el órgano legislativo.

5. El predominio del poder ejecutivo

Las características de la vida moderna han propiciado el desarrollo


de una tendencia prácticamente universal que se manifiesta en el pre­
dominio del poder ejecutivo sobre los otros poderes u órganos del go­
bierno.
En México, es indiscutible que el presidente de la República consti­
tuye el centro del poder político del sistema, y que ha ejercido un pre­
dominio sobre los órganos legislativo y judicial.
Ciertamente, el Constituyente de Querétaro plasmó en la ley funda­
mental el predominio del poder ejecutivo al investirlo con muchas y muy
importantes facultades, pero, también, otorgó a los otros dos poderes las
facultades necesarias para su control. Ya hemos mencionado las princi­
pales funciones de control que el poder legislativo debe ejercer sobre el
ejecutivo, sin embargo, las características particulares del sistema polí�
tico de nue�tro país han propiciado que dichos controles no operen con
toda eficacia en la realidad. De esta forma el poder legislativo se ha
debilitado, y, consecuentemente, el ejecutivo se ha fortalecido.
Además de la ausencia de un efectivo control legislativo, existen otras
razones que explican el predominio del poder ejecutivo en México, entre
otras podemos señalar las siguientes: La jefatura que ejerce en el partido
predominante; la forma de designación de los ministros de la Suprema

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DERECHO CONSTITUCIONAL 63
cutivo, esto no es así, pues para ello sería necesario que se establecieran
las consecuencias del análisis realizado por el senado.
D. De acuerdo con la fracción XXX del artículo 73 constitucional,
el Congreso de la Unión está facultado para expedir todas las leyes, que
sean necesarias con objeto de hacer efectivas las facultades expresas con­
cedidas al propio Congreso de la Unión, en las 29 fracciones anteriores
consignadas en dicho artículo y en otras disposiciones constitucionales.
A :la facultad consignada en la fracción XXX se le conoce con el nom­
bre de "implícita" y no constituye una nueva y distinta facultad, sino
que se trata de una facultad subordinada a una expresa. La facultad
implícita puede tener, aunque en México no acontece así, una enorme
importancia, pues a través de ella el Congreso podría dictar leyes para
hacer efectivas facultades constitucionales, en tal forma que se limitaran
o restringieran las facultades del poder ejecutivo.
E. El artículo 88 constitucional establece que el presidente de la Re�
pública no puede ausentarse del territorio nacional sin permiso del Con­
greso de la Unión o de la Comisión Permanente. Llegado el caso, esta
facultad podría ser un arma muy importante del Congreso contra el po­
der ejecutivo, en la hipótesis de que el presidente hubiese aceptado ir a
un cierto país y el Congreso no le diera el permiso.
F. La fracción V del artículo 74 constitucional faculta a la Cámara
de Diputados para conocer de las acusaciones hechas a los funcionarios
públicos de que habla la Constitución por la comisión de delitos oficia­
les, y, en su caso, formular acusación ante la Cámara de Senadores, así
como para desaforar a dichos funcionarios cuando son acusados por la
comisión de delitos del orden común. El presidente de la República, du­
rante su encargo, puede ser acusado por traición a la patria y por delitos
graves deI orden común. Tratándose del titular del poder ejecutivo, aun
cuando el delito cometido fuese grave del orden común, la Cámara de
Diputados deberá acusarlo ante el s-enado como si se tratara de un delito
oficial. Así, llegado el caso, el Congreso de la Unión tendría la posibi­
lidad de destituir al presidente de la República.
Por su parte, las principales funciones del control que tiene el poder
ejecutivo sobre el legislativo son las siguientes:
A. El artículo 72, inciso b), de la Constitución, faculta al presidente
de la República para hacer observaciones a los proyectos de ley que le
envíe el Congreso, disfrutando de un plazo de diez días hábiles para
ejercer esta atribución. A esta facultad se le conoce con el nombre de
veto. Vetado un proyecto de ley, éste tiene que regresar al Congreso
para ser discutido nuevamente; para superar el veto es necesario un

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DERECHO CONSTITUCIONAL 65

Corte; la concentración de las más importantes facultades en materia


económica y su intervención en la economía a través de los organismos
descentralizados y empresas de participación estatal; fa institucionaliza­
ción del ejército; las facultades extraconstitucionales que ejerce; el con­
trol de la política internacional, etcétera.
Las últimas eleccione s generales realizadas en México, permitieron a
la oposición alcanzar un importante número de curules en la Cámara de
Diputados. Esta circunstancia, que en sí misma está generando impor­
tantes modificaciones dentro del sistema político, ha contribuido al sur­
gimiento de un balance distinto entre los órganos ejecutivo y legislativo.
Por otra parte, - el proceso político mexicano ha demostrado que el poder
judicial federal tiene independencia respecto al presidente de la Repú­
blica, aunque dicha independencia no sea en términos absolutos; en ge­
neral los órganos del poder judicial federal gozan de independencia para
dictar sus resoluciones. No debe perderse de vista la importancia de las
resoluciones dictadas por el poder judicial federal, sobre todo en cuanto
a su función de control de la constitucionalidad, pues ello constituye una
limitación real al poder del presidente de la República.
La independencia del poder judicial federal se puede fortalecer a tra­
vés de ciertas medidas, cómo son: la modificación del sistema de desig­
nación de los ministros de Ia Suprema Corte; aseguramiento de un pre­
supuesto digno y decoroso y la declaración general de inconstitucionalidad
de las leyes.

V. ORGANIZACIÓN Y FUNCIONAMIENTO
DEL PODER EJECUTIVO

1. El ejecutivo unipersonal
El artículo 80 constitucional estab'lece que: "Se deposita el ejercicio
del Supremo Poder Ejecutivo de la Unión en un solo individuo, que se
denominará Presidente de los Estados Unidos Mexicanos".
En contraposición con el ejecutivo unipersonal o unitario ha habido y
hay sistemas con un poder ejecutivo plural o colegiado. En México,
solamente la Constitución de Apatzingán de 1814, estableció un ejecu­
tivo colegiado; pero, a partir de la Constitución de 1824, siempre hemos
tenido un ejecutivo unitario.
Si como dice el artículo 80 constitucional el poder ejecutivo se depo­
sita en un solo individuo, que es el presidente de la República, esto quiere
decir que los secretarios de Estado y jefes de departamento administra-

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66 JORGE CARPIZO Y JORGE MADRAZO

tivo no forman parte de dicho poder, par lo que sólo pueden ser consi­
derados como colaboradores del presidente.

2. Requisitos de elegibilidad

En los términos del artículo 81 constitucional el presidente de la Re­


pública es electo por el pueblo en forma directa. El sistema contrario, es
decir, el indirecto, en el que el pueblo vota por electores y, a su vez,
éstos votan por el presidente, fue el establecido por la Constitución de
1857. Fue hasta la Constitución de 1917 cuando se modificó el sistema.
Los requisitos para ser presidente de la República los establece el ar-
tículo 82 de la Constitución y son los siguientes:

l. Ser ciudadano mexicano por nacimiento, en pleno goce de sus de­


rechos, e hijo de padres mexicanos por nacimiento; 11. Tener treinta
y cinco años cumplidos al tiempo de la elección; 111. Haber residido
en el país todo el año anterior al día de la elección; IV. No pertene­
cer al estado eclesiástico ni ni ser ministro de algún culto; V. No estar
en servicio activo, en caso de pertenecer al Ejército, seis meses antes
del día de la elección; IV. No ser Secretario o Subsecretario de Es­
tado, Jefe o Secretario General de Departamento Administrativo, Pro­
curador General de la República ni Gobernador de algún Estado a
menos de que se separe de su puesto seis meses antes del día de la
elección; y VII. No estar comprendido en alguna de las causas de
incapacidad establecidas en el artículo 83.

El requisito establecido en la fracción I, en su primera parte, excluye


la posibilidad de que ocupen este cargo personas que hayan adquirido la
nacionalidad mexicana por naturalización; la ratio legis de esta exclu­
sión consiste en evitar que el presidente pueda seguir intereses que no
sean los de México. La segunda parte de la fracción que establece la exi­
gencia de la nacionalidad mexicana por nacimiento de los padres, es un
requisito novedoso de la Constitución de 1917 que trata de evitar que
una persona extranjerizante alcance la presidencia; muy criticado ha sido
este requisito al que se considera como excesivamente nacionalista. Se
ha dicho que este requisito se estableció para que una persona con las
características de José Ives Limantour no llegara a la presidencia de la
República.
Respecto al requisito establecido en la fracción II, la Constitución
supone que a la edad de 35 años existe ya un criterio maduro para poder
afrontar el cargo. Este mismo requisito se exige para la designación de

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DERECHO CONSTITUCIONAL 67
los ministros de la Suprema Corte de Justicia y es la edad máxima que
llega a exigir la Constitución para ocupar un cargo.
El requisito establecido en la fracción III obedece a que la persona
que va a ocupar la presidencia de la República debe estar al tanto de
la realidad del país y conocer los problemas nacionales. Este requisito
no tiene ninguna excepción, como sí sucede respecto de los diputados y
senadores por lo que hace a la· vecindad.
La fracción IV no es más que una reiteración específica de lo dis�
puesto en el párrafo noveno del artículo 130, en el sentido de que los
ministros de los cultos no poseen el deredho al voto ni activo ni pasivo.
La razón es que dichas personas deben obediencia a poderes y a auto­
ridades extranjeras.
Las fracciones V y VI contienen requisitos de carácter negativo, que
persiguen que haya imparcialidad en las elecciones y que no se aprove­
che el cargo para ejercer algún género de presión o manipulación.
Las causas de incapacidad a las que se refiere la fracción VII, derivan
del principio de no reelección, del que nos ocupamos adelante.
Los requisitos establecidos en el artículo 82 valen por igual para
ocupar el cargo de presidente, aún en los casos de los interinos, provi­
sionales y sustitutos, en virtud de que el texto constitucional no establece
ninguna excepción.
El original artículo 82 contenía una fracción adicional, la VII, que
establecía el requisito de: "No haber figurado directa o indirectamente
en alguna asonada, motín o cuartelazo"; fue suprimida en enero de 1927.

3. Principio de no reelección

El principio de no reelección establecido en el artículo 83 de la Cons­


titución es el resultado de un proceso histórico operado en nuestro país.
La Constitución de 1857 permitió la reelección indefinida del presidente
de la República.
En el levantamiento de Díaz contra Lerdo de Tejada aquél tomó como
bandera el principio de la no reelección, mismo que incorporó al Plan
de Tuxtepec. Ya estando Porfirio Díaz en la presidencia, el 5 de mayo de
1878 se reformó la Constitución para asentar este principio con la
modalidad de la no reelección para el periodo inmediato. A través
de las reformas de 1887 y 1890 Díaz consiguió perpetuarse en el poder.
Madero asentó en el Plan de San Luis el postulado de la no reelección,
y, el 28 de noviembre de 1911, se elevó nuevamente este principio a
la Constitución.

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68 JORGE CARPIZO Y JORGE MADRAZO

La original Constitución de 1917, como era lógico, estableció el prin­


cipio de la no reelección; pero, en enero de 1927 se reformó el artículo
83 en el sentido de la no reelección para el periodo inmediato y en forma
absoluta después del segundo periodo. Con esta reforma se abría la puer­
ta para que Obregón ocupara nuevamente la presidencia de la Repú­
blica.
El asesinato de Obregón, que sucedió después de las elecciones pre­
sidenciales y antes de que éste fuera declarado presidente constitucional,
salvó a México de lo que muy seguramente hubiera sido una segunda
dictadura de estilo porfiriano. Este episodio propició la reforma de 29
de abril de 1933 por la que el artículo 83 tomó la forma que actualmente
tiene: no reelección absoluta, aún tratándose de presidente interino, pro­
visional o sustituto.
Algunos juristas mexicanos han sostenido que el principio de la no
reelección es antidemocrático porque limita la libertad del pueblo para
reelegir a la persona que en su sentir puede seguir ocupando el cargo
por sus características y patriotismo. Sin embargo, este principio repre­
senta una realidad histórica de nuestro país que no debemos olvidar y
cumple el cometido de fortalecer un sistema democrático como el me­
xicano.

4. Periodo presidencial

El ya citado artículo 83 constitucional establece que: "El presidente


entrará a ejercer su cargo el, 19 de diciembre y durará en él seis años".
El original artículo 83 de la Constitución de 1917 estableció que el
periodo presidencial sería de cuatro años; pero, en enero de 1928, se
reformó el precepto para ampliar el periodo a dos años más. El argu­
mento de la reforma consistió en que, siendo los procesos electorales
momentos potenciales de agitación, éstos no debían ser tan cercanos en
el tiempo.
El artículo 87 constitucional prevé que, al tomar posesión de su car­
go, el presidente debe rendir ante el Congreso, o ante la Comisión Per­
manente, la protesta que en el mismo texto del artículo se establece.
Teniendo el acto de protesta una naturaleza formal, no constitutiva, debe
entenderse que el presidente asume el cargo desde el primer segundo del
día l 9 de diciembre, aunque la protesta la rinda horas o incluso días
después.

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DERECHO CONSTITUCIONAL 69

5. Sustitución prlMidencial

Las constituciones mexicanas del siglo pasado establecieron diversos


mecanismos para proveer a la sustitución del presidente cuando éste lle­
gaba a faltar. Existió la vicepresidencia como un cargo autónomo (1824
y 1904) ; lo designaba el senado (1836 y 1843); lo designaba la Cámara
de Diputados (1847); asumía la presidencia otro funcionario (el presi­
dente de la Suprema Corte de Justicia en 1857; el presidente del senado
o de la Comisión Permanente en 1882; el secretario de Relaciones o el
de Gobernación en 1896).
Algunos de estos sistemas fueron la causa de muchas crisis políticas
que se sucedieron en nuestro país en el siglo pasado.
El sistema establecido en los artículos 84 y 85 de la Constitución vi­
gente parte de la base de que no debe saberse de antemano quién es la
persona que podrá sustituir al presidente.
La Constitución distingue entre faltas absolutas y faltas temporales.
Tratándose de faltas absolutas, el Congreso de la Unión (Cámara de Di­
putados y de Senadores conjuntamente) , constituido en colegio electoral,
con un quorum de asistencia de las dos terceras partes del número de
miembros, en escrutinio secreto y mayoría absoluta de votos, nombrará:
a. Un presidente interino, si la falta ocurre en los dos primeros años
del periodo; si la elección no estuviere hecha y declarada el primero de
diciembre, y , si al comenzar el periodo constitucional no se presentare
el presidente electo.
En estos casos el Congreso de la Unión debe expedir, dentro de los
diez días siguientes al de la designación de presidente interino, una con­
vocatoria para la elección del presidente que deberá concluir el periodo.
Entre la fecha de la convocatoria y la verificación de las elecciones de­
berá mediar un plazo no menor de catorce meses ni mayor de dieciocho.
b. Un presidente sustituto, si la falta ocurre en los últimos cuatro años
del periodo; el susfüuto deberá concluir el periodo.
Si el Congreso se encontrare en receso, la Comisión Permanente debe�
rá nombrar un presidente provisional y convocar al Congreso a sesiones
extraordinarias para que éste nombre a un presidente interino o a un
sustituto, según el caso.
Tratándose de faltas temporales, el Congreso o, en su caso, la Comi­
sión Permanente, nombrará un presidente interino para que funcione
durante el tiempo de la falta; si la falta fuese por más de treinta días
y no estuviese reunido el Congreso, la Comisión Permanente deberá con-

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70 JORGE CARPIZO Y JORGE MADRAZO

vacar a sesiones extraordinarias para que sea el propio Congreso quien


resuelva sobre la licencia y nombre al presidente interino.
Hasta ahora, el procedimiento de sustitución ha operado con el nom­
bramiento de presidente interino de Portes Gil, ya que Obregón no se
presentó a ocupar el cargo por haber sido asesinado. Portes Gil convocó
a elecciones y en ellas fue electo popularmente Pascual Ortiz Rubio;
pero, en virtud de que este último presentó su renuncia antes de concluir
el periodo, fue designado Abelardo L. Rodríguez como presidente sus­
tituto.

6. Secretarías de Estado y departamentos administrativos

Los secretarios de Estado y jefes de departamentos administrativos son


empleados de confianaza del presidente de la República, que éste nom­
bra y remueve libremente. La institución de las secretarías de Estado es
muy antigua, y en nuestro sistema aparece ya con don Miguel Hidalgo,
y posteriormente en la Constitución de Apatzingán; en cambio, los de­
partamentos administrativos constituyen una novedad aportada por el
Congreso Constituyente de 1916-1917.
Los departamentos administrativos están supuestos por la Constitución
en su artículo 92 que, como antes se dijo, instituye la figura del refren­
do. En realidad la referencia que este artículo hace de los departamentos
administrativos se debe a un descuido del Congreso Constituyente. La
Comisión de Constitución del Congreso presentó un proyecto de artículo
90 que contenía la enumeración de las secretarías de Estado, y al final
indicabp. la existencia de los departamentos administrativos; la exposición
de motivos del proyecto establecía que los colaboradores del presidente de
la República debían agruparse en dos clases distintas: las secretarías
de Estado, para el despacho de los asuntos políticos y administrativos, y
los departamentos administrativos, que sólo debían atender asuntos pre­
cisamente administrativos, sin tener nada que ver con los asuntos polí­
ticos. Sin embargo el Congreso, que en definitiva se opuso a que se
enumeraran las secretarías de Estado, no aprobó este proyecto sino
el de Carranza, que para nada hacía mención de los departamentos ad­
ministrativos. Al discutirse el proyecto del artículo 92, los constituyentes
no se percataron de la mención que se !hacía de los departamentos admi­
nistrativos, que debía haber sido suprimida en razón de no haberse apro­
bado el proyecto del artículo 90.
Durante la vigencia de la actual Constitución se han llevado a cabo
distintas reformas que poco a poco han hecho desaparecer las diferencias

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DERECHO CONSTITUCIONAL 71
entre secretarías de Estado y departamentos administrativos. En la ac­
tualidad la única diferencia que existe, a nivel constitucional, radica en
que la ley fundamental establece expresamente los requisitos para ser
secretario de Estado y no lo hace así con relación a los jefes de los de­
partamentos administrativos.
Los requisitos para ser secretario de Estado se enumeran en el artículo
91 constitucional y son: "ser ciudadano mexicano por nacimiento, estar
en ejercicio de sus derechos y tener treinta años cumplidos".

1. Facultades del presidente de la República

El presidente de la República posee múltiples facultades que le son


conferidas por la Constitución y por las leyes ordinarias, además de otras
que se derivan en su favor de las características y condiciones del sistema
político mexicano, y no están previstas en ninguna norma juódica.
La naturaleza de las funciones que desarrolla el órgano ejecutivo pue­
den dividirse actualmente en cuatro grupos: Las políticas, que se refieren
a la conducción del sistema político en general, con manifestaciones tales
como las relaciones con los otros poderes, la representación internacio­
nal, etcétera. Las administrativas por las que se encarga de aplicar la ley
a las causas no controvertidas, dando unidad a toda la burocracia. Las
económicas, por las que el presidente interviene en la regulación de la
economía a través de elementos como el gasto y la inversión pública,
la política bancaria y fiscal, el comercio internacional, etcétera. Las so­
ciales, como son la educación, el trabajo, la seguridad social, el campo,
etcétera.

A. Derivadas de la Constitución

Desde la promulgación de la original Constitución de 1917 a la fecha,


el ejecutivo federal ha ganado importantes facultades y, en cambio, real­
mente sólo ha perdido dos a este nivel. La primera fue la de convocar
por sí mismo al Congreso de la Unión para celebrar sesiones extraordi­
narias debiéndolo hacer, a partir de 1923, por intermediación de la Co­
misión Permanente.
La segunda consistió en la afortunada supresión de la facultad para
solicitar la destitución de autoridades judiciales por haber observado
"una mala conducta". Tal atribución que desapareció del texto constitu­
cional en 1982 significaba un serio obstáculo en el propósito de forta­
lecer la independencia del poder judicial.

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72 JORGE CARPIZO Y JORGE MADRAZO

a) Facultades en el procedimiento legislativo

Dentro del principio de colaboración de poderes que rige en nuestro


sistema, se faculta al ejecutivo para intervenir en el procedimiento de
formación de la ley. El presidente interviene en tres momentos: la ini­
ciativa, el veto y la promulgación o publicación de la ley.
En cuanto a la facultad de iniciar las leyes, que está consignada en el
artículo 71 constitucional, sólo debemos agregar que en la actualidad
es el presidente de la República quien envía al Congreso la inmensa ma­
yoría de las iniciativas de ley. Recientemente se ha acostumbrado que
en materias de relevante importancia el presidente de la República abra
un periodo de audiencias públicas para que los distintos sectores de la
población opinen al respecto, antes de que envíe la correspondiente ini­
ciativa al Congreso.
Respecto del veto, cuyo significado, finalidades y procedimiento ana­
lizamos anteriormente, hay que puntualizar que éste no procede res­
pecto de: las facultades exclusivas de cada una de las Cámaras; las fa­
cultades de la Comisión Permanente; las facultades del Congreso o de
alguna de las Cámaras cuando actúan como colegio electoral o en funcio­
nes de jurado, tanto de acusación como de resolución; las facultades del
Congreso cuando actúa como asamblea única; la Ley Orgánica del Con­
greso y las reformas constitucionales. Esto último se debe a que el ór­
gano revisor de la Constitución es un poder superior al poder ejecutivo,
que es un poder constituido.
La facultad de promulgar las leyes está concedida al presidente de la
República en la fracción I del artículo 89. La Constitución, en su artícu­
lo 72 incisos a) y c) usa como sinónimos las expresiones promulgar y
publicar, por lo que, a, pesar de que una parte de la doctrina hace una
distinción entre ambas, debemos caer en la cuenta de que cuando la ley
no distingue el intérprete no debe distinguir. Si llegado el caso, el presi­
dente de la República se negara a promulgar una ley, el Congreso puede
hacerlo motu proprio.

b) Facultades legislativas

Nuestro sistema de gobierno acepta la posibilidad de que en ciertos


casos el presidente de la República asuma funciones legislativas; pero,
para ello, es necesario que expresamente la Constitución lo permita.
Como ya asentamos anteriormente son cinco los casos previstos por la

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DERECHO CONSTITUCIONAL 73
Constitución para ello, por lo que solamente me ocuparé de la facultad
reglamentaria que es la única que aún no se ha examinado.
La fracción I del artículo 89 constitucional establece como facultades
del ejecutivo: promulgar y ejecutar las leyes que expida el Congreso de
la Unión, y agrega: "proveyendo en la esfera administrativa a su exacta
observancia". En esta última frase se ha entendido que se encuentra la
facultad reglamentaria del presidente de la República. Las constituciones
anteriores a la de 1857 habían consignado expresamente que el ejecutivo
tenía la facultad de dictar reglamentos; pero la de 1857 no lo !hizo, con­
signando en su lugar la expresión arriba transcrita. El Constituyente de
1916-1917 siguió en este aspecto a su antecesora. En la doctrina se ha
dado un interesante debate en tomo a si en esta expresión se encuentra
verdaderamente la facultad reglamentaria. Hoy día nadie lo pone en
duda pues, a mayor abundamiento, la jurisprudencia de la Suprema Corte
de Justicia así lo afirma.
Los reglamentos tienen la misma naturaleza que una ley, es decir,
son actos abstractos generales e impersonales, sólo que mientras que las
leyes deben basarse necesariamente en la Constitución, los reglamentos
deben hacerlo en las leyes. La finalidad de los reglamentos es conseguir
una mejor aplicación de la ley. De esta forma el presidente legisla a tra­
vés de los reglamentos que él expide.

e) La ejecución de las leyes

Esta es la segunda de las facultades que otorga al ejecutivo la frac­


ción I del artículo 89. La facultad de ejecutar las leyes es la función
típica y natural de este órgano, tan es así, que de ella recibe su nombre.
Según Tena Ramírez la ejecución de una ley "consiste en la realización
de los actos necesarios para hacer efectiva, en casos concretos, la ley del
Congreso". Esta serie de actos se inician con la entrada en vigor de la
ley y culminan con su aplicación coactiva al remiso en su cumplimiento.

d) Nombramientos

Una de las más importantes facultades administrativas del ejecutivo


es la designación o nombramiento de una amplia gama de funcionarios.
A nivel constitucional, el artículo 89 en sus fracciones II, III, IV, V,
XVII y XVIII contiene las facultades de nombramiento del presidente.
Generalmente la doctrina divide en tres grupos los nombramientos que
hace el ejecutivo:

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74 JORGE CARPIZO Y JORGE MADRAZO

- Nombramientos absolutamente libres. De acuerdo con la fracción


II nombra y remueve libremente a: los secretarios de Estado, al procu­
rador general de la República, al gobernador del Distrito Federal. Por
lo que se refiere a los secretarios de Estado y al procurador general de
la República, el presidente deberá sujetarse a los requisitos que la Cons­
titución establece en sus artículos 91 y 102, respectivamente.
- Nombramientos sujetos a la ratificación del senado. Con la ratifi­
cación del senado nombra a: los ministros y agentes diplomáticos; los
empleados superiores de Hacienda; los cónsules generales; los coroneles
y demás oficiales superiores del ejército, la armada y fuerza aérea na­
cionales y a los ministros de la Suprema Corte de Justicia.
- En el caso de los magistrados del Tribunal Superior de Justicia
del Distrito Federal debe de someter su aprobación a la Asamblea de
Representantes del Distrito Federal.
Por lo que se refiere a la remoción de los miembros del ejército y de
los ministros de la Suprema Corte de Justicia, ésta no es una facultad
discrecional del presidente, sino que se tienen que seguir las reglas esta­
blecidas en la propia Constitución y en las leyes ordinarias.
- Nombramientos realizados con sujeción a lo dispuesto e.n leyes or­
dinarias. De acuerdo con el tercer supuesto de la fracción II del artículo
89, el presidente nombra y remueve libremente a los empleados de la
unión cuyo nombramiento o remoción no esté especificado de otro modo
en la Constitución o en las leyes. La ley que contiene los procedimientos
de admisión y cese de los empleados de la unión es la Ley Federal de
los Trabajadores al Servicio del Estado, cuyo artículo 59 enumera a los
trabajadores de confianza, que son los que nombra y remueve libre­
mente el ejecutivo.
En los términos de la fracción V del citado artículo 89, el presidente
nombra a los oficiales a partir de coronel del ejército, armada y fuerza
aérea nacionales, co9_ arreglo a las leyes. La ley que regula esta clase
de nombramientos, que es en la que debe apoyarse el presidente, es la
Ley de Ascensos y Recompensas del Ejército y Fuerza Aérea Nacionales.
El presidente nombra a muchos otros funcionarios de muy alta cate­
goría en los términos de las leyes ordinarias, por ejemplo: al director ge­
neral del CONACYT, al director general y subdirectores de PEMEX; al
director general del IMSS, al director general del ISSSTE, al director ge­
neral de CONASUPO, etcétera.

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DERECHO CONSTITUCIONAL 75
e) Otras facultades constitucionales

Muchas más facultades otorga la Constitución al presidente de la Re­


pública; pero por la naturaleza de este trabajo no las podemos abordar
particularmente.
Entre otras facultades se encuentran las siguientes:
- La declaración y conducción de la guerra (artículo 89, fracción
VIII). Por lo que se refiere a la declaración, debe entenderse que el eje­
cutivo tiene la facultad para iniciar ante el Congreso la ley de declara­
ción de guerra. En cuanto a la conducción de la misma, puede ordenar
todos los movimientos militares para el éxito de las acciones e incluso
asumir directamente el mando de las fuerzas armadas.
- La preservación de la seguridad interna (artículo 89, fracciones
VI y VII). Para ello puede disponer del ejército, armada y fuerza aérea
nacionales, así como de la guardia nacional.
- La dirección de las negociaciones diplomáticas (artículo 89,
fracción X). Esta facultad tiene las siguientes manifestaciones: represen­
tación del país hacia el exterior; reconocimiento de gobiernos extranje­
ros; ruptura de relaciones diplomáticas; declaraciones de política inter­
nacional; el voto del país ante organismos internacionales. En este mismo
renglón se ubica la facultad de celebrar tratados internacionales.
- La facultad de indulto (artículo 89, fracción XIV). El indulto con­
siste en la remisión que hace el ejecutivo de una pena impuesta en sen­
tencia irrevocable. El indulto se debe realizar en los términos previstos
por las leyes respectivas y puede ser necesario o discrecional.
- Expulsión de extranjeros (artículo 33) . Ésta es una facultad dis­
crecional del presidente que se realiza sin la tramitación de un juicio
previo e inmediatamente que éste lo decida.
- Es la suprema autoridad agraria (artículo 27). El ejecutivo tiene
facultad para: reglamentar la extracción y utilización de aguas del sub­
suelo y establecer zonas vedadas; otorgamiento de concesiones para la
explotación, uso y aprovechamiento de recursos del dominio de la na­
ción; establecimiento y supresión de reservas nacionales; resolución sobre
límites de terrenos comunales; declaración de nulidad de contratos y con­
cesiones; nombramiento de cinco integrantes del cuerpo consultivo agra­
rio; expropiación por causa de utilidad pública y mediante indemnización
en materia federal y en el Distrito Federal, etcétera.
- Ejercicio de la acción penal (artículo 102) . Esta facultad la ejer­
cita a través del procurador general de la República al que el presidente
nombra y remueve libremente.

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76 JORGE CARPIZO Y JORGE MADRAZO

- Gobierno directo del Distrito Federal (artículo 73, fracción VI,


base 1 a.). E·sta facultad la ejerce a través del jefe del Departamento del
Distrito Federal.
- Celebrar empréstitos sobre el crédito de la nación (artículo 73,
fracción VIII). El Congreso de la Unión debe dictar las normas confor­
me a las cuales el ejecutivo puede celebrar empréstitos; la contratación
de ellos debe sujetarse a lo prescrito en la propia Constitución.

B. Facultades derivadas de la ley ordinaria

Además de la facultad para nombrar a una serie muy importante de


funcionarios, que ya hemos visto, la ley ordinaria otorga al presidente
de la República múltiples facultades de naturaleza política, económica y
social. A manera de ejemplo se pueden mencionar las siguientes:
- El control de los organismos descentralizados y empresas de par­
ticipación estatal, a través de la Ley Federal de Entidades Paraestatales.
Estas entidades realizan una función fundamental en la vida económica
y social del país; son, entre otras: PEMEX, a través de la cual el pre­
sidente fija la política de hidrocarburos; la Comisión Federal de Elec­
tricidad, que le da el control de la política eléctrica; el IMSS y el ISSSTE,
que le dan el control de la seguridad social; Ferrocarriles Nacionales de
México, Caminos y Puentes Federales de Ingreso, etcétera, que le dan
el control de las comunicaciones y transportes; CONASUPO, a través
de la cual interviene decididamente en materia de alimentos, etcétera.
- La participación en el proceso económico se le asegura a través de
la Ley sobre Atribuciones del Ejecutivo Federal en Materia Económica,
que le otorga facultades para intervenir en las actividades industriales o
comerciales relativas a la producción y distribución de mercancías y para
la prestación de servicios varios.
- El control y diseño de la política monetaria se le asegura a través
de la Ley Orgánica del Banco de México y así regula el encaje legal, la
emisión de billetes y acuñación de monedas, las operaciones de redes­
cuento, la compraventa de valores, etcétera.
- La inversión extranjera la regula y controla a través de los meca­
nismos establecidos en la Ley para Promover la Inversión Mexicana y
Regular la Inversión Extranjera.
- Intervención en el sistema educativo nacional a través de la Se­
cretaría de Educación Pública, y con apoyo en la Ley Federal de Edu-
cación.

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DERECHO CONSTITUCIONAL 77
- Intervención en los medios de comunicación masiva a través del
otorgamiento y revocación de concesiones para los canales de radio y
televisión, así como su inspección y vigilancia, con apoyo en la Ley Fe­
deral de Radio y Televisión.

C. Facultades del sistema político


Estas facultades no encuentran apoyo en ninguna norma jurídica.
Nadie pone en duda que el presidente de la República es el jefe real
del partido predominante, partido que es una de las piezas clave del sis�
tema político mexicano. Dentro del propio partido las facultades más
importantes residen en el Comité Ejecutivo, a cuya cabeza está un pre­
sidente que, de hecho, es nombrado y removido libremente por el presi­
dente de la República. A dicho funcionario corresponde ejecutar las
decisiones tomadas por el presidente.
Esta jefatura del partido predominante ha repercutido en otras facul­
tades para el presidente, tales como la de intervenir decididamente en la
designación del candidato del partido a la presidencia de la República,
así como de los principales candidatos a diputados y senadores de su
partido y a las gubematuras de las entidades federativas, aunque todo
parece indicar que estas facultades se están modificando al iniciarse una
transformación de ese partido predominante, aunque en este momento
es difícil percatarse de que profundos van a ser esos cambios.

VI. ORGANIZACIÓN Y FUNCIONAMIENTO


DEL PODER LEGISLATIVO

1. El sMtema bicamaral

El poder legislativo en México está organizado bajo la base del sis­


tema bicamaral. El artículo 50 de la Constitución declara: "El Poder
Legislativo de los Estados Unidos Mexicanos se deposita en un Congreso
General, que se dividirá en dós Cámaras, una de Diputados y otra de
Senadores".
El sistema bicamaral nació en la Gran Bretaña. En el siglo XIV el
parlamento inglés se dividió en dos cámaras; la Cámara de los Lores
representaba a la nobleza y a los grandes propietarios, y la de los Co­
munes representaba a la burguesía.
La Constitución norteamericana imitó el sistema bicamaral británico;
pero, en vez de que las cámaras tuvieran la representación de clases

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78 JORGE CARPIZO Y JORGE MADRAZO

sociales, se ideó que la Cámara de Representantes tuviera la representa­


ción del pueblo y la de Senadores la de las entidades federativas.
A su vez, la primera Constitución del México independiente, que fue
la Constitución Federal de 1824, tomó el bicamarismo de la Constitución
norteamericana bajo la misma idea: La Cámara de Diputados tuvo la
representación del pueblo y la de Senadores la de los estados de la fe­
deración. Las demás constituciones mexicanas del siglo XIX, incluso las
centralistas, sostuvieron el bicamarismo. La original Constitución fede­
ral de 1857 estableció el unicamarismo; pero en 1874 se reformó para
regresar al sistema de dos cámaras.
La doctrina ha señalado las siguientes ventajas del sistema bicamaral:
a) Al dividir al poder legislativo éste se debilita, lo que favorece la
existencia de un equilibrio entre este poder y el ejecutivo.
b) Al existir dos cámaras, una de ellas puede fungir como mediadora
en caso de que el ejecutivo entre en conflicto con la otra.
c) Al existir dos cámaras, el proceso de formación de la ley es más
lento y, por ello, más meditado, lo que constituye una garantía contra
la precipitación legislativa.

2. Integración de las cámaras

A. De la Cámara de Diputados

El artículo 51 de la Constitución declara que esta Ca.mara "se com­


pone de representantes de la nación", es decir, según esta disposición,
los diputados son representantes de todo el pueblo y no solamente del
distrito que los eligió. Sin embargo, en la práctica, es fácil concluir que
cuando en dicha Cámára se discuten asuntos de interés nacional, efecti­
vamente los diputados actúan como representantes de toda la nación;
pero, cuando se discuten asuntos particulares del distrito que los eligió,
como es lógico, actúan como representantes de ese distrito.
De conformidad con el mismo artículo 51, la Cámara de Diputados se
renueva totalmente cada tres años, existiendo por cada diputado propie­
tario un suplente.
En la actualidad esta Cámara se integra, como ya explicamos, por
_500 diputados, de los cuales 300 son electos mediante el principio de
votación mayoritaria relativa a través del sistema de distritos electorales
uninominales y 200 que son electos según el principio de representación
.. proporcional.

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DERECHO CONSTITUCIONAL 79
En la calificación de la elección de diputados el artículo 60 constitu­
cional en su segundo párrafo, de conformidad con las reformas publica�
das el 6 de abril de 1990, determina que:

El Colegio Electoral de la Cámara de Diputados se integrará por cien


presuntos diputados propietarios nombrados por los partidos políticos
en la proporción que les corresponda respecto del total de las cons­
tancias otorgadas en la elección de que se trate.

Las particularidades del sistema electoral para la integración de la


Cámara de Diputados, han sido descritas en páginas anteriores.

B. La Cámara de Senadores

El artículo 56 establece que la Cámara de Senadores se compondrá de


dos miembros de cada Estado y dos del Distrito Federal electos en forma
directa. Tradicionalmente, la doctrina mexicana ha sostenido que los se­
nadores son representantes de las entidades federativas; esto resulta cierto
respecto del senado en la Constitución federal de 1824, según la cual los
senadores eran designados por las legislaturas locales; pero, en la actua­
lidad, debe entenderse que los senadores, al igual que los diputados, son
representantes de la nación, por las siguientes consideraciones:
a) Los requisitos para ser senador son los mismos que para ser dipu­
tado, con excepción de la edad.
b) Los senadores al igual que los diputados no pueden reelegirse para
el periodo inmediato; son inviolables por las opiniones que manifiesten
en el desempeño de sus cargos; no pueden disfrutar de empleos fedei:a­
les o estatales remunerados; tienen una igualdad en sus responsabilidades.
e) Son electos directamente por el pueblo.
Siendo el régimen jurídico de los diputados y senadores el mismo, no
puede afirmarse que su representación sea distinta. En la práctica, al
igual que en el caso de los diputados, los senadores actuarán como re­
presentantes de la nación cuando se discuta un asunto de alcances nacio­
nales, y actuarán como representantes de su Estado cuando se discuta
un asunto relativo o concerniente a esa entidad federativa.
En 1986 se modificó la forma de renovación de la Cámara de Sena­
dores que imperaba desde el año de 1933, que consistió en la renovación
total de sus integrantes cada seis años. Con la reforma apuntada se re­
gresó al original sistema de la Constitución de 1917, que establece la
renovación por mitad de este órgano legislativo, es decir, cada tres años

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80 JORGE CARPIZO Y JORGE MADRAZO

deben verificarse elecciones para nombrar a 32 senadores: uno de cada


entidad federativa y uno del Distrito Federal.
A pesar de que ha habido varios intentos para que en el senado exis­
tan senadores de partido o de minoría, se sigue conservando el sistema
de mayoría relativa para su elección.
Para la calificación de la elección de los senadores se conserva el sis­
tema de autocalificación. El tercer párrafo del artículo 60 constitucional,
de conformidad con las reformas publicadas el 6 de abril de 1990 dis­
pone que:

El Colegio Electoral de la Cámara de Senadores se integrará, tanto


con los presuntos senadores que hubieren obtenido la declaración de
la legislatura de cada Estado y de la Comisión Permanente del Con­
greso de la Unión, en caso del Distrito Federal, como de los senado­
res de la anterior legislatura que continuarán en el ejercicio de su
encargo.

3. Requisitos para ser diputado y para ser senador

Los requisitos para ser diputado se establecen en el artículo 55 de la


Constitución y son los mismos que rigen para los senadores con excep­
ción de la edad.
Estos requisitos son los siguientes:

l. Ser ciudadano mexicano, por nacimiento, en el ejercicio de sus de­


.rechos; 11. Tener veintiún años cumplidos al día de la elección (para
ser senador se requiere la edad de 30 años, artículo 58); 111. Ser ori­
ginario del Estado en que se haga la elección o vecino de él con resi­
dencia efectiva de más de seis meses anteriores a la fecha de ella;
Para poder figurar en las listas de las circunscripciones electorales
plurinominales como candidato a diputado, se requiere ser originario
de alguna de las entidades federativas que comprenda la circunscrip­
ción en la que se realice la elección, o vecino de ella con residencia
efectiva de más de seis meses anteriores a la fecha en que la misma
se celebre; IV. No estar en servicio activo en el Ejército Federal, ni
tener mando en la policía o gendarmería rural en el distrito donde
se haga la elección, cuando menos noventa días antes de la elección;
V. No ser secretario o subsecretario de Estado ni magistrado de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, a menos de que se separe
definitivamente de sus funciones noventa días antes de la elección; VI.
No ser ministro de algún culto religioso, y VII. No estar compren­
dido en alguna de las incapacidades que señala el artículo 59.

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DERECHO CONSTITUCIONAL 81
Respecto a estos requisitos, vale la pena comentar lo siguiente: En
cuanto al requisito contenido en la fracción II debe aclararse que la ori­
ginal Constitución de 1917 estableció una edad de 25 años para ser
diputado y 35 para ser senador; pero, en 1972, los requisitos de edad
se redujeron a los actuales. La razón para esta reforma consistió en ar­
monizar el precepto con el artículo 34 que concedió la ciudadanía a los
18 años en vez de a los 21, como antes se hacía, y abrir la puerta a
la juventud, que constituye la inmensa mayoría en este país, para par­
ticipar en el ejercicio del poder político. La diferencia de edades que
se exige para ser diputado y para ser senador se de'be a la idea que se
tiene del senado como Cámara equilibradora, función que requiere una
práctica política más prolongada. En cuanto al requisito establecido
en la fracción III, éste tiene como fundamento el que la población de un
distrito o entidad federativa tenga la oportunidad de conocer al candida­
to por el que votarán en las elecciones. Esta fracción también aclara que
la vecindad no se pierde por ausencia en el desempeño de un cargo de
elección popular. Con la reforma política de diciembre de 1977 se adi­
cionó un párrafo a esta fracción que dispone que los candidatos a dipu­
tados de representación proporcional deben ser originarios o vecinos de
alguna de las entidades federativas que comprenda la respectiva circuns­
cripción plurinominal. Las fracciones IV, V, VI y VII contienen requisi­
tos de carácter negativo; las dos primeras tienen como base el que no
se ocupe un cargo o realice una función que cerca del tiempo de elec­
ciones pueda utilizarse para ejercer algún género de presión que incline
las elecciones a su favor. La fracción VI es consecuencia de lo previsto
en el artículo 130 que establece que los ministros de los cultos no tienen
voto activo ni pasivo. El impedimento a que se refiere la fracción VII,
concordante con el artículo 59, consiste en que los diputados y senado�
res no pueden reelegirse para el periodo inmediato. Los representantes
propietarios no pueden jugar en las siguientes elecciones en forma abso­
luta; pero, los suplentes que no llegaron a estar en funciones de propie­
tario, si pueden participar como candidatos a diputados propietarios en
las siguientes elecciones.

4. Suplencia

Los artículos 51 y 57 de la Constitución establecen que por cada dipu-.


tado o senador propietario se elegirá un suplente. Los suplentes reem­
plazan a los propietarios en caso de licencia, separación definitiva del
cargo, ausencia de las sesiones durante diez días consecutivos (lo que

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82 JORGE CARPIZO Y JORGE MADRAZO

hace presumir que ya no concurrirán sino hasta el siguiente periodo de


sesiones) y en la hipótesis del primer párrafo del artículo 63. La suplen­
cia, en sus orígenes, obedeció a la idea de que un diputado representaba
al distrito que lo elegía, por lo que, faltando éste, el distrito correspon­
diente carecería de representante. Sin embargo, dicho fundamento no
puede ser el mismo, pues actualmente los representantes lo son de la
nación.
Se ha considerado que la suplencia no tiene en la actualidad razón
doctrinaria ni práctica que la justifique, teniendo cuando más la ventaja
de que faltando en forma absoluta los propietarios, los suplentes fuesen
llamados para integrar un quorum; pero que esa ventaja desaparecería
si la ley electoral tuviera un procedimiento que permitiera realizar con
rapidez las elecciones de los representantes que faltaren.

5. Periodos de sesiones

Las sesiones del Congreso de la Unión se dividen en ordinarias y ex­


traordinarias. La original Constitución de 1917, haciendo a un lado una
larga tradición constitucional, esta'bleció la existencia de un solo periodo
ordinario de sesiones que se iniciaba el primero de septiembre de cada
año y no podía prolongarse más allá del siguiente 31 de diciembre. Con
el ánimo de fortalecer al órgano legislativo, en 1986 se aprobó una re­
forma constitucional para regresar al sistema de dos periodos ordinarios
de sesiones anualmente. De acuerdo con las reformas a los artículos 65
y 66 el primer periodo ordinario de sesiones se inicia el 19 de noviembre y
concluye, por lo más tarde el 31 de diciembre. El segundo periodo se
inicia el 15 de abril, debiendo concluir el 15 de julio, a más tardar.
El artículo 69 constitucional dispone que a la apertura del [primer]
periodo ordinario de sesiones, el presidente de la República presentará
al Congreso un informe por escrito sobre el estado general que guarde la
administración pública del país. En este caso, las dos Cámaras se reúnen
en asamblea única. La presencia del ejecutivo en el Congreso se !ha con­
siderado como un acto de cortesía de éste hacia el que se supone es el
primero de los poderes. De acuerdo con el artículo 8 de la Ley Orgá­
nica del Congreso General de los Estados Unidos, el presidente del Con­
greso: "contestará el informe en términos concisos y generales y con las
formalidades que correspondan al acto. El informe será analizado por
las cámaras en sesiones subsecuentes".
Por lo que se refiere a las sesiones extraordinarias, la Comisión Per­
manente motu proprio, o el ejecutivo con autorización de ésta, pueden

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DERECHO CONSTITUCIONAL 83
convocar a alguna de las dos Cámaras, o a ambas, para celebrar estas
sesiones. La Constitución no establece la duración que puedan tener y
se limita a disponer que sólo podrán ocuparse de los asuntos para los
que fueron convocados, mismos que deberán constar expresamente en la
convocatoria respectiva.
En la segunda frase del artículo 69 se dispone que en la apertura del
periodo extraordinario de sesiones, del Congreso de la Unión o de una
sola de sus Cámaras, el presidente de la Comisión Permanente infor­
mará sobre los motivos que originaron la convocatoria.

6. Quorum de asistencia y de votaci6n

Se entiende por quorum de asistencia el número de diputados o sena­


dores necesarios para que las Cámaras puedan sesionar válida y legal­
mente. La regla general establecida por el artículo 63 constitucional es
la de un quorum de más de la mitad de los miembros para la Cámara
de Diputados y de dos terceras partes para la Cámara de Senadores. La
única excepción a esta regla general se encuentra en el artículo 84 cons­
titucional, y lo es únicamente para la Cámara de Diputados. El artículo
84 constitucional se refiere a la designación de presidente por el Congre­
so, para lo cual se exige un quorum de asistencia de las dos terceras
partes de representantes en las dos Cámaras.
Por quorum de votación se entiende el número de votos indispensables
que deben emitirse para que una resolución sea aprobada. La regla ge�
neral sobre quorum de votación es, en ambas cámaras, el de la mayoría
de votos de los miembros presentes.
Hay dos clases de mayorías, la absoluta y la relativa. La mayoría ab­
soluta implica que, existiendo dos proposiciones, se aprue'ba aquella que
reúne más de la mitad del total de votos de los presentes. Por su parte,
la mayoría relativa implica que, existiendo más de dos proposiciones, se
aprueba aquella que mayor número de votos obtuvo, sin importar que
no exceda de más de la mitad.
Las excepciones a la regla general sobre votación, son las siguientes:
a) En los términos del inciso 59, fracción III, del artículo 73 constitu­
cional, es necesario, para formar un nuevo estado dentro de los límites
de los existentes, que dicha erección sea votada "por dos terceras par­
tes de los diputados y senadores presentes en sus respectivas cámaras".
b) En los términos del artículo 135 constitucional, para reformar o
adicionar la Constitución se requiere: "que el Congreso de la Unión, por

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84 JORGE CARPIZO Y JORGE MADRAZO

el voto de las dos terceras partes de los individuos presentes, acuerden


las reformas o adiciones".
e) En los términos del artículo 72, inciso c, para superar el veto del
presidente de la República se requiere de las dos terceras partes de los
votos de los legisladores presentes en cada Cámara.
d) En los términos del artículo 79, fracción IV, para que la Comisión
Permanente convoque a sesiones extraordinarias es necesario: "el voto
de las dos terceras partes de los individuos presentes".
e) En los términos del artículo 11O y en materia de juicio político,
para que la Cámara de Senadores, erigida en jurado de sentencia, apli­
que la sanción correspondiente, se requiere de la votación de las dos
terceras partes de los miembros presentes.
f) En los términos de la fracción V del artículo 76, para que el senado
designe a un gobernador provisional se requiere la "aprobación de las
dos terceras partes de los miembros presentes". Este es un caso de ex­
cepción a la regla de la mayoría relativa.

7. Irresponsabilidad e inmunidad

Los diputados y senadores cuentan con dos clases de protecciones o


salvaguardias para que puedan ejercer su encargo con libertad e indepen­
dencia. Estas dos protecciones son la irresponsabilidad y la inmunidad.
La irresponsabilidad está prevista en el artículo 61, que dispone que:
"los diputados y senadores son inviolables por las opiniones que mani­
fiesten en el desempeño de sus cargos y jamás podrán ser reconvenidos
por ellas". Esto quiere decir que, a pesar de que la opinión manifesta­
da por un representante pudiera constituir un delito, no podrá ejercerse ac­
ción penal en su contra, ni siquiera cuando hubiese terminado su mandato.
La inmunidad está prevista en el artículo 111 y consiste en que no se
puede ejercer acción penal en contra de un diputado o de un senador por
la comisión de un delito del orden común, si previamente la Cámara de
Diputados no los desafuera. El desafuero implica la separación del re­
presentante de su cargo; pero esto no quiere decir que la Cámara pre­
juzgue sobre el fondo penal del asunto. A diferencia de la irresponsabi�
lidad, la inmunidad sólo dura mientras se está en el ejercicio del cargo.
Si el delito en que hubiere incurrido el representante no fuese común,
sino oficial, debe substanciarse el juicio de responsabilidad política u
oficial previsto eri el artículo 110.

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DERECHO CONSTITUCIONAL 85

8. Clasificación de las facultades de las Cámaras desde el punto de vista


de la forma de .su actuación y de la naturaleza de sus actos
Desde el punto de vista de la forma de actuación de las Cámaras, sus
facultades se clasifican en:
a) Facultades del Congreso de la Unión. Son aquéllas facultades que
se ejercitan por las Cámaras en forma separada y sucesiva, es decir, para
que la facultad se agot"e debe discutirse primero en una Cámara y luego
en la otra. El ejemplo típico es la ley. Estas facultades se enumeran, fun­
damentalmente, en el artículo 73.
b) Facultades exclusivas de cada Cámara. Son facultades que se ejer­
citan en forma separada, pero no sucesiva; la facultad se agota en la
Cámara competente sin tener que pasar a la otra. Las facultades exclu­
sivas de la Cámara de Diputados se enumeran en el artículo 74, y las
del senado en el artículo 76.
c) Facultades del Congreso como asamblea única. Son facultades que
ejercen las Cámaras en forma conjunta y simultánea, es decir, las Cáma­
ras se reúnen en. una sola asamblea; las únicas ocasiones en que esto
ocurre son: en los términos de los artículos 84 y 85 de la Constitución
para hacer la designación de presidente a falta del titular; en los términos
del artículo 87 para recibir la protesta del presidente al tomar posesión
de su cargo, y, en los términos del artículo 69, para la apertura del [pri­
mer periodo] ordinario de sesiones.
d) Facultades comunes a las dos Cámaras. Son facultades que se ejer­
cen en forma separada y no sucesiva, sin ser facultades exclusivas de
cada Cámara. Estas facultades son de naturaleza administrativa y se enu­
meran en el artículo 77 constitucional.
La �lasificación de las facultades de las Cámaras desde el punto de
vista de la naturaleza de los actos que realizan, es una manifestación
del sistema de coordinación de funciones que esta'blece nuestra Constitu­
ción. Desde esta perspectiva, las Cámartls realizan facultades legislativas
formal y materialmente, y ejecutivas y jurisdiccionales materialmente. Las
Cámaras realizan actos materialmente administrativos, por ejemplo, en
los supuestos del artículo 77 constitucional, y materialmente jurisdiccio­
nales en el juicio de responsabilidad política u oficial, en los términos
del artículo 111.

9. La ley y el decreto

El artículo 70 constitücioii.al e;;tatkce c¡uc: "Toda resolución del Con•


greso tendrá el carácter de ley o decreto"; sin embargo, no establece cuál

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86 JORGE CARPIZO Y JORGE MADRAZO

es la diferencia entre ambos tipos de resoluciones. La Constitución de


1857 incurrió en la misma omisión. La expresión comentada es una trans­
cripción del artículo 43 de la tercera ley de la Constitución centralista
de 1836; pero, este artículo sí hizo la citada diferencia, en los términos
siguientes:

El primer nombre corresponde a las que versen sobre materias de in­


terés común, dentro de la órbita de atribuciones del poder legislativo.
El segundo corresponde a las que dentro de la misma órbita, sean sólo
relativas a determinados tiempos, lugares, corporaciones, estableci­
mientos o personas.

Esta distinción es igualmente válida en la actualidad.

1 O. El procedimiento legislativo

Por procedimiento legislativo entendemos el conjunto de actos que de­


ben realizar los órganos competentes para crear una ley. Estos actos se
dividen en: Iniciativa, discusión, aprobación, sanción, publicación e ini­
ciación de la vigencia. Por lo que se refiere a la facultad de presentar
iniciativas de ley o de decreto esta facultad compete a los diputados y
senadores del Congreso de la Unión, a las legislaturas de los Estados y al
presidente de la República, quien presenta la mayoría de las iniciativas.
A este respecto sólo hay que agregar que el presidente tiene exclusividad
eri la presentación de iniciativas en el caso de la Ley de Ingresos y para
la presentación del presupuesto de egresos y de la cuenta pública; pero
estas dos últimas son facultades exclusivas de la Cámara de Diputados.
Las iniciativas de los diputados deben presentarse ante la Cámara de
Diputados y las de los senadores ante la Cámara de Senadores.
Para la discusión y aprobació� de las leyes o decretos cuya resolución
no sea exclusiva de alguna de las Cámaras, éstas toman los nombres de
Cámara de origen y Cámara revisora; la Cámara de origen es la que reci­
be la iniciativa de ley. Indistintamente las Cámaras de Diputados y Se­
nadores pueden ser de origen o revisora, excepto en los siguientes casos,
en que la Cámara de Diputados necesariamente debe ser la de origen:
En materia de empréstitos, contribuciones e impuestos y reclutamiento
de tropas.
La sanción corresponde al plazo del que goza el ejecutivo para inter­
poner su veto, facultad a la que se hace referencia más adelante. Tam­
bién adelante nos referimos a la promulgación y publicación, y respecto

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DERECHO CONSTITUCIONAL 87

a la iniciación de la vigencia hay que señalar que publicada una ley en


el Diario Oficial se señala el momento a partir del cual entra en vigor.
Las diferentes hiptótesis que pueden presentarse en el procedimiento
de formación de una ley se establecen en el artículo 72 constitucional.

11. Facultades del Congreso de la Unión

La Constitución otorga al Congreso de la Unión múltiples facultades,


la mayoría de las cuales se consignan en el artículo 73. A lo largo de
este trabajo analizamos brevemente algunas de ellas. Como es imposible
hacer siquiera alguna referencia a todas las facultades del Congreso, he­
mos seleccionado una de las más importantes, como es la relativa al
Distrito Federal, para hacer su exposición, aunque sea sucintamente.
El artículo 73 de la Constitución, en su fracción VI, faculta al Con­
greso para "legislar en todo lo relativo al Distrito Federal. .. "
La institución del Distrito Federal es originaria de la Constitución nor­
teamericana, y la idea de su creación consistió en la inconveniencia de
que en un mismo territorio tuvieran autoridad o coexistieran los poderes
locales y los poderes federales. Por ello, se creó el Distrito de Colum­
bia, donde sólo se encuentran asentados los poderes federales.
La Constitución federal de 1824 tomó esta idea de la Constitución nor­
teamericana e instauró el Distrito Federal como lugar exclusivo de resi�
dencia de los poderes federales, aunque si bien es cierto sus bases de
organización fueron distintas. La institución del Distrito Federal trascen­
dió a las Constituciones federales mexicanas del siglo XIX.
Lo que podría llamarse Constitución del Distrito Federal viene a ser
la fracción VI del artículo 73, al encontrarse ahí sus principales bases de
organización. Ésta es una de las fundamentales diferencias entre el Dis­
trito Federal y las entidades federativas, pues mientras aquellas están
dotadas de autonomía, que les permite que el poder constituyente local
les dé su Constitución, éste no goza de autonomía y lo que pudiera lla­
marse su Constitución es obra del poder constituyente general. Por otra
parte, en las constituciones locales se crean los poderes del Estado y se
les atribuye competencia, mientras que, respecto al Distrito Federal, sus
poderes fueron creados en la propia Constitución federal.
Los poderes del Distrito Federal son: ejecutivo, legislativo y judicial.
El poder legislativo o legislatura del Distrito Federal es el propio Con­
greso de la Unión, el que en funciones de constituyente local dota de
competencia y organización a los otros dos poderes a través de la Ley
Orgánica del Departamento del Distrito Federal.

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88 JORGE CARPIZO Y JORGE MADRAZO

Así pues, el Congreso de la Unión tiene una doble función: la de ser


el poder legislativo federal y al mismo tiempo ser la legislatura local del
Distrito Federal. El Congreso de la Unión en cuanto legislatura del Dis­
trito Federal, tiene las mismas facultades que las legislaturas locales de
los estados. La regla para saber en qué materias puede legislar localmen­
te el Congreso es la misma que vale para las entidades federativas, es
decir, de acuerdo con el artículo 124, todo aquello que no esté expresa­
mente concedido al Congreso de la Unión como órgano federal, podrá
ser ejercido por él mismo en calidad de legislatura local. De manera inde­
pendiente al Congreso de la Unión en su carácter de legislatura local, en
1988 se creó como un órgano de "representación ciudadana" en el Dis­
trito Federal, la llamada Asamblea de Representantes del Distrito Fede­
ral, compuesta de 66 asambleístas, de los cuales 40 son electos mediante
el sistema de votación mayoritaria relativa y 26 por el sistema de repre­
sentación proporcional.
Esta asamblea creada con el fin de atemperar la notable desventaja
que en materia de representación política tienen quienes viven en el Dis­
trito Federal, no realiza funciones propiamente legislativas, sino regla­
mentarias en materias como: educación, salud, asistencia social, abasto,
mercados, rastros, espectáculos, seguridad pública, prevención y readap­
tación social, etcétera, adicionalmente cumple funciones de vigilancia del
gasto púb!ico, supervisión de servidores pú'blicos del Distrito Federal,
tiene iniciativa legislativa respecto del Distrito Federal y aprueba los nom­
bramentos de magistrados del Tribunal Superior de Justicia del Distrito
Federal.
El p oder ejecutivo del Distrito Federal es el propio presidente de la
República, quien, en los términos de la base 1 � de la fracción VI del
artículo 73, ejerce el gobierno: "por conducto del órgano u órganos que
determine la ley respectiva". Al igual que respecto al poder legislativo,
en el presidente concurren las condiciones de ejecutivo federal y local.
La ley respectiva a la que se refiere la base 1ll- es la Ley Orgánica del
Departamento del Distrito Federal, esto quiere decir que el órgano a
través del cual el presidente ejerce el gobierno del Distrito Federal es un
departamento administrativo. Al frente de este departamento administra­
tivo hay un jefe que nombra y remueve libremente el presidente de la
República; éste es el único departamento administrativo que actualmente
existe.
El poder judicial del Distrito Federal es el único que no se identifica
con los poderes federales y está depositado en el Tribunal Superior de
Justicia del Distrito Federal, cuyos magistrados son nombrados por el

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DERECHO CONSTITUCIONAL 89
presidente de la Repú'blica con la aprobación de la Asamblea de Repre­
sentantes del Distrito Federal, de conformidad con el artículo 73, frac­
ción VI, base 3l;l, inciso H.

12. Facultades exclusivas de la Cámara de Diputados

Las facultades exclusivas de la Cámara de Diputados se enumeran en


el artículo 7 4 constitucional.
La fracción I faculta a la Cámara de Diputados para: "Erigirse en
Colegio Electoral para ejercer las atribuciones que la ley le señala res­
pecto a la elección del Presidente de la República". Esta facultad no debe
confundirse con la que los artículos 84 y 85 consignan en favor del Con­
greso y que se refiere a la designación de un presidente interino o sus�
tituto. La fracción I del artículo 74 se refiere a la facultad de la Cámara
de Diputados para que, erigido en Colegio Electoral, califique la elección
popular del presidente d ela República, en los términos del Código Fe­
deral de Instituciones y Procedimientos Electorales.
Las fracciones II y III del artículo 74 prevén la existencia de una
comisión de la propia Cámara para la vigilancia de la Contaduría Mayor
de Hacienda, y la facultad de la Cámara de Diputados para nombrar a
los integrantes de dicha contaduría.
La fracción IV se refiere a la facultad exclusiva de la Cámara de
Diputados de examinar, discutir y aprobar el presupuesto de egresos
de la federación y del Departamento del Distrito Federal, así como la
revisión y aprobación de la cuenta pública.
La fracción V faculta a la Cámara de Diputados para declarar la pro­
cedencia penal en contra de los funcionarios públicos de que habla la
Constitución (senadores y diputados al Congreso de la Unión, ministros
de la Suprema Corte de Justicia, secretarios de Estado, procurador ge­
neral de la República, presidente de la República), y para fungir como
órgano de acusación ante la Cámara de Senadores, por la comisión de
un delito oficial y para desaforar a los funcionarios que gozan de este
privilegio, por la comisión de un delito del orden común.

13. Facultades exclusivas de la Cámara de Senadores

Dentro de las facultades exclusivas más importantes concedidas al


senado figuran las contenidas en las fracciones V y VI del artículo 76
constitucional.
La fracción V faculta al senado para:

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90 JORGE CARPIZO Y JORGE MADRAZO

Declarar, cuando hayan desaparecido todos los poderes constituciona­


les de un Estado, que es llegado el caso de nombrarle un go'bernador
provisional, quien convocará a elecciones conforme a las leyes cons­
titucionales del mismo Estado. El nombramiento de gobernador se
hará por el Senado, a propuesta en tema del Presidente de la Repú­
blica, con aprobación de las dos terceras partes de los miembros pre­
sentes, y en los recesos, por la Comisión Permanente, conforme a las
mismas reglas. El funcionario así nombrado no podrá ser electo go­
bernador constitucional en las elecciones que se verifiquen en virtud
de la convocatoria que él expidiere. Esta disposición regirá siempre
que las constituciones de los Estados no prevean el caso.

Esta disposición se incorporó a la Constitución de 1857 con las refor­


mas que se le hicieron en el año de 1874, a consecuencia de los trastornos
acontecidos en los estados de Yucatán y de Coahuila, trastornos de los
que resultó la necesidad de que la Constitución previera la forma de desig­
nar un gobernador provisional encargado de convocar a elecciones para
integrar nuevamente los poderes, en caso de que éstos hubieran desapare­
cido. Esta disposición, contenida en la fracción V del apartado B del
artículo 72 de la Constitución de 1857 pasó a la actual fracción V del ar­
tículo 76, con muy pocas diferencias. El último párrafo de la fracción
VI establece que: "La ley reglamentará el ejercicio de esta facultad y
el de la anterior". Esto implica la existencia de una ley reglamentaria de
la fracción V del artículo 76. Esta ley tardó 62 años en expedirse, lo
que ocasionó que la disposición comentada se convirtiera, por la docili­
dad del senado, en un arma política muy importante en manos del eje­
cutivo para deshacerse de los gobernadores que se apartaran de la línea
marcada por él. La ley reglamentaria de la fracción V del artículo 76
fue publicada en el Diario Oficial el 29 de diciembre de 1978.
De acuerdo con la fracción V del artículo 76, después de que el se­
nado ha verificado la desaparición de poderes, nombrará un gobernador
provisional, de la tema que para tal efecto le presente el ejecutivo, de­
biéndose aprobar el nombramiento por un quorum calificado de las dos
terceras partes de los presentes. La designación del gobernador provisio­
nal podrá hacerla también la Comisión Permanente, pero, sin que ésta
pueda declarar que ha llegado el caso de nombrar al gobernador provi­
sional. La función del gobernador provisional es la de convocar a elec­
ciones, y, de acuerdo con el precepto, este funcionario no podrá ser
electo go'bernador constitucional en dichas elecciones. La fracción co­
mentada concluye con un párrafo que expresa; "Esta disposición regirá
siempre que las constituciones de los Estados no prevean el caso". Aquí,

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DERECHO CONSTITUCIONAL 91
el problema consiste en saber a cuál de los tres párrafos que contiene la
fracción se aplica este último precepto. Si se aplicara al primero, se es­
taría creando un supra-poder en las entidades federativas con facultad
para declarar desaparecidos a los poderes locales; si se aplicara a la ter­
cera, se estaría contradiciendo el principio asentado en el artículo 115
que dispone la no reelección de los gobernadores interinos, provisionales,
etcétera, razón por la que sólo puede aplicarse al segundo párrafo, es
decir, que el nombramiento del gobernador se hará por el senado de terna
que le presente el ejecutivo.
Pocas constituciones locales tienen reglamentado este caso, y la ma­
yoría de las que lo hacen, lo hacen en una forma incorrecta.
La fracción VI del artículo 76 faculta al senado para:

Resolver las cuestiones políticas que surjan entre los poderes de un


Estado cuando alguno de ellos ocurra con ese fin al Senado, o cuando,
con motivo de dichas cuestiones, se haya interrumpido el orden cons­
titucional mediante un conflicto de armas. En este caso el Senado
dictará su resolución, sujetándose a la Constitución General de la Re­
pública y a la del Estado.

Tratándose de conflictos surgidos entre los poderes de un Estado, la


Constitución distingue entre conflictos constitucionales, para lo cual da
competencia a la Suprema Corte de Justicia, y conflictos políticos, para
lo cual otorga competencia al senado.
La fracción VI del artículo 76 se incorporó a la Constitución de 1857
mediante las reformas de 1874. Anteriormente, esta facultad correspon­
día a la Suprema Corte.
Esta facultad del senado para resolver las cuestiones políticas que sur­
jan entre los poderes de un Estado se surte de dos formas: a petición de
uno de los poderes o cuando con motivo de dichas cuestiones se haya
interrumpido el orden constitucional mediante un conflicto de armas.
Este segundo supuesto constituye una manifestación de la garantía fede­
ral consignada en la segunda hipótesis del artículo 122.
Actualmente no tenemos forma de saber· qué debe entenderse por
"cuestiones políticas", para que se surta la competencia del senado, en
virtud de que no ha sido expedida la ley reglamentaria de esta fracción,
que está prevista constitucionalmente.
La fracción VII del artículo 76 faculta al senado para: Erigirse en
jurado de sentencia para conocer de los delitos oficiales de los funcio­
narios que expresamente designa la Constitución.

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92 JORGE CARPIZO Y JORGE MADRAZO

Esta facultad es la consecuencia de la facultad que se atribuye a la


Cámara de Diputados en la fracción V del artículo 74. Realizada la acu­
sación por la Cámara de Diputados, la de Senadores inicia un verda­
dero juicio en el que debe "practicar las diligencias que estime conve­
nientes y oír al acusado", para culminar en una sentencia que, en su
caso, podrá ser condenatoria. Si la sentencia, que deberá aprobarse por
las dos terceras partes del total de senadores, es condenatoria, se im­
pondrán al funcionario las penas de privación definitiva del cargo e in­
habilitación para ocupar otro. La sentencia del jurado constituye cosa
juzgada y en tal virtud es inatacable mediante cualquier recurso legal.

14. La Comi8ión Permanente

Esta institución de origen hispánico fue tomada por el constituciona­


lismo mexicano de la Constitución de Cádiz. La Constitución federal de
1824 la esta'bleció bajo la denominación de Consejo de Gobierno y, desde
entonces, aunque con diversos nombres y modalidades, se ha conservado
en nuestro sistema constitucional. En su concepción original esta insti­
tución fue prevista como un elemento para conseguir el equilibrio entre
los poderes durante los periodos de receso del órgano legislativo.
La Constitución vigente, en su artículo 78, establece que: "Durante los
recesos del Congreso de la Unión habrá una Comisión Permanente coro�
puesta de 37 miembros de los que 19 serán diputados y 18 senadores,
nombrados por sus respectivas Cámaras la víspera de la clausura de los
periodos ordinarios de sesiones".
De acuerdo con el artículo 109 de la Ley Orgánica del Congreso Gene­
ral de los Estados Unidos Mexicanos, la Comisión Permanente está diri­
gida por una mesa directiva, integrada por un presidente, un vicepresi­
dente y cuatro secretarios, de los cuales dos deben ser diputados y dos
senadores. La mesa directiva se nombra por mayoría de votos de los
miembros de la Comisión Permanente.
Dos críticas fundamentales se han levantado contra la integración y
forma de designación de la Comisión Permanente: la primera, se refiere
a que este órgano no está integrado de acuerdo a un criterio de propor­
cionalidad al número de miembros de cada Cámara, y la segunda, que
vista la mayoría absoluta de legisladores del PRI, los partidos de oposi­
ción no tienen 02ortunidad de participar efectivamente en la Comisión.
Las principales facultades que la Constitución otorga a la Comisión
Permanente se encuentran en el artículo 79 y en los artículos: 29, 37,

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DERECHO CONSTITUCIONAL 93

apartado B, fracción IV; 74, fracción IV, párrafo sexto; 76, fracción V;
84 y 85.
La mayoría de las facultades de la Comisión Permanente se orientan
a sustituir al Congreso o a alguna de las Cámaras durante los periodos
de receso; pero ninguna de ellas es de naturaleza legislativa, sino más
bien de carácter burocrático. Algunas otras facultades de la Comisión
Permanente se dirigen a preparar el siguiente periodo ordinario de sesio­
nes del Congreso. La única facultad autónoma de la Comisión Perma­
nente consiste en convocar al Congreso o alguna de las Cámaras a se­
siones extraordinarias.
Alguna importancia podrían tener las facultades establecidas en los
artículos 29, 76, fracción V, 84 y 85, sin embargo, la Comisión Permanen­
te se encuentra muy limitada en este sentido. De acuerdo con el artículo
29, la Comisión Permanente tiene la facultad de aprobar la suspensión de
garantías solicitada por el ejecutivo, pero no puede concederle facultades
extraordinarias para legislar durante la emergencia. De acuerdo con el
artículo 76, fracción V, la Comisión Permanente puede hacer el nombra­
miento de gobernador provisional en caso de que hayan desaparecido los
poderes en una entidad federativa pero, lo que no puede hacer es decla­
rar cuando hayan desaparecido todos los poderes constitucionales de un
Estado, que es llegado el caso de nombrarle un gobernador provisional.
De acuerdo con los artículos 84 y 85, la Comisión Permanente puede
nombrar un presidente provisional en caso de falta del titular; pero, in­
mediatamente, debe convocar al Congreso a sesiones extraordinarias para
que designe al presidente interino o sustituto, según el caso.
En razón de la naturaleza y límites de las facultades de la Comisión
Permanente, ésta no puede ser considerada como un órgano que ejerza
un verdadero control sobre la actividad del ejecutivo, limitándose su im­
portancia a no retardar el despacho de asuntos burocráticos hasta el si­
gu iente periodo ordinario de sesiones del Congreso. Si algún asunto emer­
gente o importante se presentara durante el periodo de receso, siempre
existe la posibilidad de convocar a sesiones extraordinarias. Una parte
de la doctrina mexicana ha insistido en que la Comisión Permanente debe
desaparecer de nuestro sistema.

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VII. ORGANIZACIÓN Y FUNCIONAMIENTO DEL PODER JUDICIAL. 94

l. órganos que integran el poder judicial federal 94


2. Integración y funcionamiento de la Suprema Corte de Justicia 94
3. Requisitos para ser ministro de la Suprema Corte de Justicia 95
4. Las garantías judiciales 96
5. Suplencia, renuncia y licencias 98
6. Independencia del poder judicial federal. 98

VIII. LAs ENTIDADES FEDERATIVAS Y EL MUNICIPIO 99

1. La autonomía de los estados. 99


2. Las constituciones locales . 99
3. Bases constitucionales de organización de los poderes locales 100
4. Obligaciones positivas y prohibiciones absolutas y relativas. 101
5. La participación de las entidades federativas en la formación
de la voluntad federal. 105
6. El municipio 105

BIBLIOGRAFÍA 110

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94 JORGE CARPIZO Y JORGE MADRAZO

VII. ORGANIZACIÓN y FUNCIONAMIENTO


DEL PODER JUDICIAL

l. órganos que integran el poder judicial federal

Los titulares del poder judicial de la federación, en los términos del


artículo 94 constitucional, son los siguientes: La Suprema Corte de Jus­
ticia; los tribunales de circuito, que funcionan en forma unitaria en ma­
teria de apelación y en forma colegiada en materia de amparo, y los
juzgados de distrito. De todos estos órganos, la Constitución sólo se
ocupa, por lo que se refiere a su organización, de la Suprema Corte
de Justicia, razón por la cual, nos referiremos casi con exclusividad a ella.
Los órganos del poder judicial federal llevan a cabo formal y material­
mente dos tipos distintos de funciones: la judicial propiamente dicha,
que se concreta en la tramitación de los juicios federales, y la función
de control de la constitucionalidad.

2. Integración y funcionamiento de la Suprema Corte de Justicia

El segundo párrafo del artículo 94 constitucional expresa que: La Su­


prema Corte de Justicia de la Nación se compondrá de veintiún minis�
tros numerarios y hasta cinco supernumerarios, y funcionará en Pleno o
en Salas. Los ministros supernumerarios formarán parte del Pleno cuando
suplan a los numerarios.
La original Constitución de 1917 estableció que la Suprema Corte de
Justicia estaría integrada por once ministros y funcionaría siempre en
pleno; sin embargo, el enorme rezago judicial que se había formado
en la Sup�ema Corte, como resultado de su actividad de tribunal casa­
cional, obligó a la reforma de 1928, por virtud de la cual se adoptó el
sistema de funcionamiento en pleno y en salas que, por cierto, ya había
sido establecido en el año de 1900.
Las salas que se crearon en 1928 fueron tres: la civil, la penal y la
administrativa, y se dipuso que cada una de ellas estaría integrada por
cinco ministros; el presidente de la Corte no integraba sala, al igual que
en la actulidad.
El incremento de los conflictos obrero-patronales ocasionó la creación
de la sala de trabajo, en el año de 1934; con ello se elevó el número de
ministros a veintiuno. Al no poderse eliminar el rezago judicial, en el
año de 1951, se creó la sala auxiliar, con la idea de que funcionara
transitoriamente hasta concluir dicho rezago. Originalmente esta sala fue

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DERECHO CONSTITUCIONAL 95

concebida para ayudar a la sala civil; pero, posteriormente, se amplió


su competencia para hacerlo también respecto de la penal y administra­
tiva; esta sala está integrada por cinco ministros supernumerarios.

3. Requisitos para ser ministro de la Suprema Corte de Justicia

El artículo 95 constitucional establece los requisitos para ser minis-


tro de la Suprema Corte de Justicia, que son los siguientes:

I. Ser ciudadano mexicano por nacimiento, en pleno ejercicio de sus


derechos políticos y civiles; II. No tener más de sesenta y cinco años
de edad, ni menos de treinta y cinco, el día de la elección; 111. Poseer
el día de la elección, con una antigüedad mínima de cinco años, título
profesional de abogado, expedido por la autoridad o corporación 1�
galmente facultada para ello; IV. Gozar de buena reputación y no
haber sido condenado por delito que amerite pena corporal de más
de un año de prisión; pero si se tratare de robo, fraude, falsificación,
a'buso de confianza u otro que lastime seriamente la buena fama en el
concepto público, inhabilitará para el cargo, cualquiera que haya sido
la pena, y V. Haber residido en el país los últimos cinco años, salvo el
caso de ausencia en servicios de la República por un tiempo menor
de seis meses.

Merecen un comentario particular los requisitos establecidos en las


fracciones II y 111. Con respecto al requisito establecido en la fracción
II, hay que advertir que éste es el único caso en que la Constitución
exige una edad máxima para ocupar un cargo. Debe aclararse que el
requisito consiste en no tener más de sesenta y cinco años el día de
la elección, lo que no significa que al cumplir esta edad los ministros
en funciones deban retirarse. La Ley de Retiros de los Funcionarios Ju­
diciales establece el retiro forzoso de los ministros de la Suprema Corte
de Justicia a la edad de 70 años.
En cuanto a la fracción III que impone el requisito de poseer el título
de abogado y una experiencia profesional mínima de cinco años, hay que
recordar que la Constitución de 1857 no exigió este requisito; se era
elegible para ocupar el cargo con sólo estar instruido en la ciencia del
derecho. Hoy en día el requisito establecido en la fracción 111 se conside­
ra poco selectivo, habiéndose propuesto reiteradamente el establecimiento
de una auténtica carrera judicial a la que se ingrese mediante exámenes
y concursos de méritos.

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96 JORGE CARPIZO Y JORGE MADRAZO

4. Las garantías judiciales

Las garantías judiciales son los instrumentos que la ley consagra a efecto
de conseguir la independencia, imparcialidad y eficacia en la actividad de
los órganos jurisdiccionales, y que, por tanto, se traducen tam'bién en
garantías para los justiciables. Fix-Zamudio señala que dichas garantías
son las siguientes: la designación de los jueces, la estabilidad en sus fun­
ciones, dignidad de la profesión judicial, independencia económica, eje­
cución de los fallos y auxilio para el cumplimiento de sus decisiones. A
continuación se analizan las más importantes.

A) Designación

La original Constitución de 1917 estableció que los ministros de la


Suprema Corte de Justicia serían electos por el Congreso de la Unión,
de propuestas presentadas por las legislaturas locales. En 1928 se modi­
ficó el sistema por el que actualmente tenemos que, como hemos men­
cionado, consiste en la designación hecha por parte del presidente de la
República, con la aprobación del senado. Algunos sectores de la doctrina
y dentro de los medios políticos han considerado que el sistema de desig­
nación puede mejorarse y han propuesto alternativas como las siguientes:
Designación hecha por el presidente de temas que, en turno, presen­
tarían los colegios de abogados, los miembros del poder judicial y las
escuelas y facultades de derecho de la República; establecimiento de una
carrera judicial a la qµe se ingrese por concurso, haciéndose los nom­
bramientos de ministros previo examen presentado ante un jurado cali­
ficador, que confirmara una opinión calüicada para que, con base en ella,
el presidente de la República hiciera la designación. Establecimiento de
una carrera judicial independiente, sustrayendo totalmente de manos
del presidente el nombramiento de los ministros.

B) Inamovilidad

El último párrafo del artículo 94 constitucional establece que los mi­


nistros de la Suprema Corte de Justicia sólo podrán ser privados de sus
puestos en los términos del título cuarto de la Constitución; es decir,
previo el trámite del juicio político.
La original Constitución de 1917 consagró el principio de la inamovi­
lidad, aunque escalonadamente, pero en 1934, este principio fue supri­
mido y en su lugar se estableció que la duración en el cargo de ministros

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DERECHO CONSTITUCIONAL 97

sería de seis años, lapso que coincidía con el periodo presidencial y que,
por tanto, permitió al titular del ejecutivo nombrar a la totalidad de los
ministros, menoscabando con ello la independencia del poder judicial.
En 1944 el principio de inamovilidad fue restablecido.
Muchas críticas se h.an enderezado en contra de la inamovilidad de los
ministros de la Suprema Corte, principalmente por el riesgo que implica
que un funcionario impreparado o corrupto ocupe el cargo vitaliciamen­
te; la única solución para ello es que se tenga gran cuidado y acierto en
el momento de hacer la designación.
Por lo que se refiere a los magistrados de circuito y jueces de distrito,
son nombrados por la Suprema Corte de Justicia para un periodo de seis
años; pero si al cabo de dicho periodo son ratificados o promovidos, al­
canzarán por este hecho la inamovilidad.

C) Remuneración

El penúltimo párrafo del artículo 94 constitucional prevé que: "La


remuneración que perciban por sus servicios los ministros de la Suprema
Corte, los magistrados de circuito y los jueces de distrito no podrá ser
disminuida durante su encargo".
Esta disposición se llevó a la carta fundamental a través de las refor�
mas de 1928.
La anterior disposición se complementa con el artículo 127 constitu­
cional, que a partir de su reforma publicada el 10 de agosto de 1987
dispone que:
El presidente de la República, los Ministros de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, los Diputados y Senadores al Congreso de la
Unión, los representantes a la Asamblea del Distrito Federal y los
demás servidores públicos recibirán una remuneración adecuada e irre­
nunciable por el desempeño de su función, empleo cargo o comisión,
que será determinada anual y equitativamente en los presupuestos de
egresos de la Federación y del Distrito Federal o en los presupuestos
de las entidades paraestatales, según corresponda.
La ratio juris del artículo 94 constitucional es la de asegurar la inde­
pendencia de los funcionarios judiciales.

D) Responsabilidad

Por lo que se refiere a los ministros de la Suprema Corte de Justicia,


el artículo 108 constitucional establece que son responsables por los,

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98 JORGE CARPIZO Y JORGE MADRAZO

delitos comunes que comentan durante el tiempo de su encargo y por


los delitos, faltas u omisiones en que incurran en el ejercicio de ese mismo
cargo.

5. Suplencia, renuncia y licencias

En caso de que un ministro numerario de la Suprema Corte de Jus­


ticia incurriera en una ausencia temporal, menor de un mes, debe ser
sustituido por un ministro supernumerario, pero, si la ausencia es por
un tiempo mayor, el presidente de la República con la aprobación del
Senado o, en sus recesos, de la Comisión Permanente, debe nombrar un
ministro provisional.
Tratándose de faltas absolutas por causa de defunción, retiro, renuncia
o separación forzada del cargo, debe hacerse nuevo nombramiento, con
el carácter de definitivo y de acuerdo con el procedimiento establecido
en el artículo 96 constitucional.
En cuanto a las renuncias de los ministros, el artículo 99 de la Cons­
titución establece que sólo proceden por causas graves, y debe hacer
esta calificación el presidente de la República con la aprobación del
senado o de la Comisión Permanente, en su caso.
Por último, en lo relativo a las licencias, si éstas no exceden de un
mes pueden ser concedidas por la propia Suprema Corte, en caso con­
trario deben ser concedidas por el presidente de la República con la
aprobación del senado o de la Comisión Permanente en los periodos
de receso. El artículo 100 constitucional establece que ninguna licencia
puede exceder del término de dos años.

6. Independencia del poder judicial federal

El proceso político mexicano ha demostrado que el poder judicial fe­


deral tiene una mayor independencia que el poder legislativo respecto
al presidente de la República. Aunque dicha independencia no es en
términos absolutos, en general los órganos del poder judicial federal
gozan de imparcialidad para dictar sus resoluciones, a menos que el eje-­
cutivo esté especialmente interesado en que el asunto se resuelva en deter­
minado sentido. No debe perderse de vista la importancia de las resolu­
ciones dictadas por el poder judicial federal, sobre todo en cuanto a su
función de control de la constitucionalidad, sobre todo a partir de que
la Suprema Corte de Justicia sólo conoce de esta materia, pues ello
constituye una limitación al poder del presidente de la República.

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DERECHO CONSTITUCIONAL 99
La independencia del poder judicial federal puede fortalecerse a tra­
vés de ciertas medidas, como son: la modificación del sistema de desig­
nación de los ministros de la Suprema Corte y el aseguramiento de un
presupuesto digno y decoroso.

VIII. LAS ENTIDADES FEDERATIVAS Y EL MUNICIPIO

l. La autonomía de los estados

La autonomía de los estados miembros es una característica esencial


del estado federal. Dicha autonomía consiste en la competencia de las
entidades federativas para darse su propia Constitución y reformarla.
Soberanía y autonomía son principios distintos, y si bien ambos se
traducen en el acto de dar una Constitución, difieren en cuanto que,
respecto al primero, no existen limitaciones jurídicas que condicionen o
determinen el contenido de las decisiones constituyentes, mientras que,
respecto al segundo, existe una zona de límites y determinantes jurídi­
cos creados por una voluntad distinta a la del constituyente local y que
necesariamente deben observarse en el acto de dar la Constitución. En
otras palabras, el poder constituyente local no se encuentra ante la nada
jurídica en el acto de hacer la Constitución para la entidad federativa,
sino que debe atender a las bases de organización creadas por el cons­
tituyente originario y plasmadas en la Constitución federal.
Nuestra Constitución vigente, en su artículo 41, recoge el principio
de la autonomía de los estados. A la inexacta expresión utilizada por el
artículo 40 constitucional, que reputa a los estados libres y soberanos,
ya se ha referido el doctor Carpizo en la primera parte de este trabajo.

2. Las constituciones locales

Al igual que la Constitución federal, las constituciones locales están


divididas en una parte dogmática y en una parte orgánica. En cuanto
a la parte dogmática no es indispensable que exista, pues las garantías
individuales consagradas en la Constitución federal valen para todas las
autoridades, tanto federales como locales. Las entidades federativas tienen
la facultad de ampliar y aumentar las garantías individuales, ya que éstas
constituyen mínimos y por tanto son susceptibles de superarse e incre­
mentarse. No sucede lo mismo respecto a las garantías sociales, las que
no pueden crearse ni aumentarse por el constituyente local, ya que. im-

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100 JORGE CARPIZO Y JORGE MADRAZO

plican restricciones a las garantías individuales consagradas en la Cons•


titución general de la Repú'blica; asimismo tampoco pueden disminuirse.
En la parte orgánica se establece la forma de gobierno y se crean, or­
ganizan y distribuyen competencias a los órganos de gobierno local, a
través de los cuales los estados expiden su legislación ordinaria, la eje­
cutan y la aplican a los casos controvertidos, dentro del ámbito de vali­
dez de su respectiva competencia, y son dentro de ella, instancias deci­
sorias supremas.
En cuanto a la forma de gobierno ya ha quedado perfectamente esta­
blecido que el Estado federal mexicano se caracteriza por la identidad de
decisiones fundamentales entre la federación y las entidades federativas,
las que tienen por fundamental obligación la de adoptar, para su régimen
interior, la forma de gobierno republicano, repr:esentativo, popular, y te­
ner como base de su división territorial y de su organización política y
administrativa al municipio libre.
En cuanto al principio de división de poderes, la mayoría de las cons­
tituciones locales reproduce, con variación de detalles, la fórmula del ar­
tículo 49 de la Constitución federal, en el sentido de que el poder del
Estado se divide para su ejercicio en legislativo, ejecutivo y judicial y
que éstos no podrán reunirse en una sola persona o corporación ni de­
positarse el legislativo en un individuo. La mayoría de las constituciones
locales aceptan las facultades extraordinarias del gobernador para legis­
lar en épocas de emergencia.
Como caso verdaderamente excepcional es de citarse que la Constitu­
ción del Estado de Hidalgo, en un precepto hoy derogado, estableció la
división de poderes en legislativo, ejecutivo, judicial y municipal. Tena
Ramírez criticó esta situación advirtiendo que el poder municipal no
podía estar a la par de los otros tres porque los organismos municipales
no representaban la voluntad del Estado, sino la de cada uno de los mu­
nicipios dentro de los límites de su competencia.

3. Bases constitucionaJ.es de organización de los poderes local.es

La Constitución federal, en el artículo 116 ( antes en la fracción III


del artículo 115), a partir de las reformas publicadas en el Diario Oficial
de la Federación el 17 de marzo de 1987, establece las bases de orga­
imación de los poderes locales. Estas bases se refieren únicamente a los
poderes ejecutivo y legislativo, y dejan plena libertad a las constituciones
locales para la organización del poder judicial. Respecto al poder eje­
Clltivo la fracción I de dicho artículo determina las bases siguientes:

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DERECHO CONSTITUCIONAL 101

a) Estará depositado en un gobernador, electo en forma directa y para


un periodo no mayor de seis años.
b) El gobernador electo popularmente, en elecciones ordinarias o ex­
traordinarias, no podrá reelegirse en forma absoluta y bajo ningún otro
carácter. El sustituto, interino, provisional y el designado para concluir
el periodo en caso de faltas absolutas, así como el designado para suplir
una falta temporal ocurrida en los dos últimos años del periodo, no podrá
ser electo gobernador en las elecciones inmediatas.
c ) Los requisitos mínimos pra ser gobernador son: ser ciudadano me­
xicano por nacimiento; ser nativo de la entidad federativa o tener en él
una residencia efectiva no menor de cinco años inmediatamente ante­
riores al día de la elección. Por tratarse de requisitos mínimos las cons­
tituciones locales pueden, y generalmente lo hacen, ampliarlos y esta'ble­
cer otros distintos.
Además del desarrollo de estas bases constitucionales, las constitucio­
nes locales señalan que para el auxilio de las labores propias del gober­
nador, habrá un secretario general de gobierno cuyas funciones son, entre
otras, las de refrendar los decretos, acuerdos y órdenes del gobernador;
servir como conducto para las relaciones con los otros poderes e incluso,
algunas constituciones establecen que este funcionario suple ciertas ausen­
cias temporales, generalmente de muy poco tiempo, del gobernador.
Todas las constituciones locales se refieren al procurador de justicia
del Estado, y algunas se refieren al tesorero general de gobierno y a otros
funcionarios que integran lo que puede llamarse el gabinete del gober­
nador.
Respecto del órgano legislativo, la Constitución federal establece en la
fracción II del artículo 116, las siguientes bases:
a) Se depositará en una legislatura, electa por el pueblo en forma di­
recta e integrada en forma proporcional al número de habitantes de la
entidad federativa. En la actualidad todas las legislaturas locales son uni­
camarales, a pesar de no existir disposición en contrario.
b) El número mínimo de representantes con que deben contar las le­
gislaturas es el siguiente: Siete, en estados con población inferior a cua­
trocientos mil habitantes; nueve, si la población es superior a cuatrocientos
mil e inferior a ochocientos mil habitant-es y, once, si la población es
superior a esta cifra.
c) De acuerdo con la legislación que se expida en cada Estado, se in­
troducirá el sistema de diputados de minoría en la elección de las legis­
laturas locales. La Omstitución federal no establece el sistema a través
del cual deba elegirse a los diputados de minoría; deja esta materia para

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102 JORGE CARPIZO Y JORGE MADRAZO

ser regulada por las constituciones y leyes electorales que, para ello, han
establecido el sistema de representación proporcional.
d) En las legislaturas locales, los representantes propietarios no po­
drán reelegirse para el periodo inmediato ni con ese carácter ni con el
de suplentes. Los suplentes que no hubieran estado en ejercicio pueden
ser electos para el periodo inmediato con el carácter de propietarios.
Las constituciones locales, por lo general, han copiado y adaptado a
los regímenes interiores, una serie de instituciones establecidas en la
Constitución federal, tales como la suplencia de los legisladores, la Co­
misión o Diputación Permanente y la Contaduría Mayor de Hacienda,
entre otras.
Las constituciones locales establecen uno o dos periodos ordinarios
de sesiones de las legislaturas y la posibilidad de celebrar extraordina­
rias, teniendo facultades para convocarlas la diputación permanente o
el gobernador del Estado.
Respecto al poder judicial, la fracción 111 del artículo 116 de la Cons�
titución federal, como ya dijimos, no contiene bases de organización, es
regulado por las constituciones y leyes orgánicas locales en forma des­
igual. Sólo coinciden las constituciones de los estados, en señalar que el
órgano judicial máximo es un tribunal superior de justicia que funciona
en pleno o en salas y cuya composición es de lo más variado. En cuanto
a los demás tribunales y juzgados su organización es muy diversa; algu­
nos se componen de jueces de primera instancia, jurados, jueces menores
y jueces de paz; otros los designan como jueces letrados locales, jueces
legos locales y jueces auxiliares y, otros más, establecen jueces munici­
pales, jurados populares, jueces de letras y alcaides judiciales, etcétera.

4. Obligaciones positivas y prohibiciones absolutas y relativas

Además de las obligaciones que el artículo 116 constitucional impone


a las entidades federativas, los artículos 119 y 121 imponen otras de dis­
tinto género.
El artículo 119 establece la obligación de entregar, sin demora, los
criminales de otro Estado o del extranjero a las autoridades que los re­
clamen, señalando que el auto del juez que mande cumplir la requisito­
ria de extradición dará lugar a la detención por un mes, tratándose de
extradición entre los estados, y por dos meses cuando fuere internacional.
Por su parte, el artículo 121 impone a los estados la obligación de
dar fe y crédito a los actos públicos, registros y procedimientos judiciales
de todas las entidades federativas, facultándose al Congreso federal para

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DERECHO CONSTITUCIONAL 103

expedir las leyes que prescriban la manera de probar dichos actos, re­
gistros y procedimientos y fijar sus limitaciones y alcances, de acuerdo
con las bases señaladas en el propio artículo 121.
Las prohibiciones a las entidades federativas están previstas en los
artículos 117 y 118 y son absolutas (que en ningún caso pueden ejer­
cerse), y relativas (que pueden ejercerse con consentimiento del Con­
·greso de la Unión).
Las prohibici(?nes absolutas las enumera el artículo 117 y son las si-
guientes:

I. Celebrar alianza, tratado o coalición con otro Estado ni con las


potencias extranjeras; 55. Derogada; III. Acuñar moneda, emitir papel
moneda, estampillas, ni papel sellado; IV. Gravar el tránsito de per­
sonas o cosas que atraviesen su territorio; V. Prohibir, ni gravar di­
recta, ni indirectamente la entrada a su territorio, ni la salida de él, a
ninguna mercancía nacional o extranjera; VI. Gravar la circulación, ni
el consumo de efectos nacionales o extranjeros, con impuestos o dere­
chos cuya exención se efectúe por aduanas locales, requiera inspec­
ción o registro de bultos, o exija documentación que acompañe a la
mercancía. VII. Expedir, ni mantener en vigor leyes o disposiciones
fiscales que importen diferencias de impuesto o requisitos por razones
de la procedencia de mercancías nacionales o extranjeras, ya sea que
estas diferencias se establezcan respecto de la producción similar de
la localidad, o ya entre producciones semejantes de distinta proceden­
cia; VIII. Contraer directa o indirectamente obligaciones o empréstitos
con gobiernos de otras naciones, con sociedades o particulares extran­
jeros, o cuando de'ban pagarse en moneda extranjera o fuera del te­
rritorio nacional. Los Estados y los Municipios no podrán contraer
obligaciones o empréstitos sino cuando se destinen a inversiones pú­
blicas productivas, inclusive los que contraigan organismos descentra­
lizados y empresas pública, conforme a las bases que establezcan las
legislaturas en una ley y por los conceptos y hasta por los montos que
las mismas fijen anualmente en los respectivos presupuestos. Los Eje­
cutivos informarán de su ejercicio al rendir la cuenta pública, y IX.
Gravar la producción, el acopio o la venta del tabaco en rama, en
forma distinta o con cuotas mayores de las que el Congreso de la
Unión autorice.

Las prohibiciones establecidas en las fracciones: I, relativas a celebrar


alianza, tratado o coalición con potencias extranjeras; III, referente a la
acuñación y emisión de papel moneda y, VIII, respecto a contraer com..
promisos económicos con el extranjero, son superfluas, pues están conce-,

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104 JORGE CARPIZO Y JORGE MADRAZO

didas a la federación como facultades expresas en los artículos 76, frac­


ción I, 89, fracción X; 73, fracciones XVIII, X y VIII, respectivamente,
y al aplicar la regla del artículo 124 todo aquello que no esté expresa­
mente concedido a la federación, se entiende reservado a las entidades
federativas.
Del artículo 117 sólo son de destacarse las prohibiciones contenidas
en las fracciones IV, V, VI y VII, que intentan impedir que los estados
impongan impuestos alcabalatorios. Desde hace muchos años los esta­
dos han recurrido a la imposición de alcabalas con el objeto de cubrir sus
necesidades, dada la pobreza de los erarios locales. La prohibición de
las alcabalas no es general sino que está limitada a los específicos su­
puestos de las fracciones IV, V y VII y por los medios referidos en la
fracción VI. Si las entidades federativas establecieran un impuesto alcaba­
latorio distinto de los señalados en las citadas fracciones, éste no sería
inscontitucional pero sí podrá ser atacado por el Congreso de la Unión,
que está facultado en los términos de la fracción IX del artículo 73, "para
impedir que en el comercio de estado a estado se establezcan restric­
ciones".
Las prohibiciones relativas se enumeran en el artículo 118 y son las
siguientes:

l. Establecer derechos de tonelaje, ni otro alguno de puertos, ni im­


poner contribuciones o derechos sobre importaciones o exportaciones;
II. Tener, en ningún tiempo, tropa permanente, ni buques de guerra, y
III. Hacer la guerra por sí a alguna potencia extranjera, exceptuán­
dose los casos de invasión y peligro tan inminente, que no admita
demora. En estos casos darán cuenta inmediata al Presidente de la
República.

Estas prohibiciones relativas a los estados, son facultades expresas


concedidas por la Constitución al Congreso de la Unión y al presidente
de la República por los artículos 73, fracciones IX y XXIX y 89, frac­
ciones VI, VII y VIII. En un Estado federal, la federación de'be tener
el control exclusivo e intransferible de las aduanas exteriores, de las fuer­
zas militares y de las relaciones internacionales. La delegación de estas
facultades de la federación a las entidades federativas es un grave ataque
al Estado federal en sí mismo pues, entre otras cosas, se estaría invis­
tiendo a los estados miembros de una personalidad internacional que no
poseen. La guerra se hace entre Estados soberanos y no entre fracciones
de ellos; la invasión que una nación extranjera hiciera a una entidad fe­
derativa es una invasión al país al que pertenece. Por estas considerado-

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DERECHO CONSTITUCIONAL 105

nes se ha insistido en que el artículo 118 debe desaparecer de nuestro


texto constitucional.

5. La participación de las entidades federativas en la formación


de la voluntad federal

Se ha sostenido que la participación de los estados en la formación


de la voluntad federal se realiza a través de una forma indirecta y de
una directa.
Se dice que la forma indirecta se concreta a través de la Cámara de
Senadores, en donde están representadas todas las entidades federativas.
Nosotros hemos expuesto que los senadores no son representantes de los
estados sino representantes de la nación, por lo que no estamos de acuerdo
en que ésta sea una forma de participación de los estados en la forma­
ción de la voluntad federal.
La forma directa se concreta en el procedimiento para reformar la
Constitución, el cual exige que las reformas o adiciones sean aprobadas,
además del Congreso de la Unión, por la mayoría de las legislaturas de
los estados. El sistema norteamericano de reformas a la Constitución,
que es el que recoge nuestro artículo 135, nació precisamente para
garantizar el status de las entidades federativas. Huelga decir que la par­
ticipación de los estados en las reformas constitucionales incide directa­
mente en el orden jurídico del Estado federal y no en el de la federación
que, en este sentido, es un orden jurídico delegado.

6. El municipio

El municipio es una de las formas más antiguas de la organización po­


lítico-social. En México, el primer municipio fue fundado por Hernán
Cortés, el 22 de abril de 1519, y fue denominado Villa Rica de la Vera­
cruz; su ayuntamiento invistió a Cortés de facultades legales para reali­
zar la conquista.
Durante la Colonia; el municipio fue reducido a una simple división
territorial y administrativa que, en términos generales, careció de libertad
y autonomía. En el constitucionalismo mexicano del siglo XIX el muni­
cipio fue objeto marginal del debate entre liberales y conservadores. La
Constitución federal de 1824 no reguló específicamente al municipio pero
las constituciones locales sí se encargaron de regularlo siguiendo los li­
neamientos de la Constitución de Cádiz. La Constitución federal de 1857
no estableció una regulación sistemática del municipio y aunque contuvo

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106 JORGE CARPIZO Y JORGE MADRAZO

muy breves referencias de él, fue bastante para que los estados estable­
cieran en sus regímenes interiores la institución municipal. Por su parte,
las constituciones centralistas de 1836 y 1843 regularon el municipio con
mucha mayor precisión, pero lo "sometieron a la rigidez de las institu­
ciones centralistas, les redujeron sus atri'buciones y les negaron auténtico
sustento democrático".
El gobierno del general Díaz hizo desaparecer al municipio al crear
divisiones más amplias llamadas partidos, distritos y prefecturas a cuya
cabeza figuraba un jefe político dependiente del gobernador y del go­
bierno central y a quien se encomendó la preservación de la tranquilidad
y paz interior de las poblaciones, sin importar los medios para lograrlo.
La impopularidad de los jefes políticos, ganada a pulso por su crueldad
y despotismo, propició que se desplegara la bandera de la autonomía mu­
nicipal por el movimiento político social de 1910. La autonomía muni­
cipal fue incluida como principio básico en los planes de San Luis y de
Guadalupe. El 26 de diciembre de 1914, Carranza expidió el decreto
número 8, para reformar el artículo 109 de la Constitución de 1857, y
es conocido como Ley del Municipio Libre. Las bases de esta ley fueron
llevadas al proyecto de Constitución presentado por Carranza al Congre­
so Constituyente de 1916-1917; la idea del municipio libre era una de
las pocas innovaciones verdaderamente importantes que contenía dicho
proyecto. El proyecto de Carranza establecía que los estados tendrían
como base de su división territorial y de su organización política al mu­
nicipio libre, que sería administrado por ayuntamientos de elección di­
recta y sin que hubiera autoridades intermedias entre el ayuntamiento y
el gobernador del Estado.
El problema central que se discutió en el Congreso Constituyente fue
el relativo a la autonomía financiera del municipio, sobre lo cual el pro­
yecto de Carranza no contenía regla alguna.
Al respecto, se presentaron varios dictámenes; el primero, proponía que
los municipios recaudaran tanto los impuestos municipales como los es­
tatales y que la legislatura señalara la contribución del municipio a los
gastos estatales; se nombrarían inspectores para la vigilancia de la con­
tabilidad municipal y establecía que en caso de conflicto hacendario entre
los municipios y los estados resolvería la Suprema Corte de Justicia. Los
diputados Machorro Narváez y Arturo Méndez presentaron un proyecto
que establecía la determinación constitucional de los ingresos municipa­
les y la regla de que en caso de conflicto entre el gobernador del Estado
y el municipio, resolvería la legislatura local y si el conflicto del muni-

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DERECHO CONSTITUCIONAL 107

c1p10 fuese con ésta, resolveóa el Tribunal Superior de Justicia del


Estado.
Desafortunadamente la atinada propuesta de Madhorro Narváez y Mén­
dez no fue adoptada por los constituyentes quienes, ya cansados por tan
prolongadas discusiones, apremiados por el tiempo y preocupados por
discutir la cuestión agraria, acabaron por aprobar una propuesta del
diputado Gerzayn Ugarte, redactada en los siguientes términos: "Los mu­
nicipios administrarán libremente su hacienda, la cual se formará de las
contri'buciones que señalen las legislaturas de los estados y que, en todo
caso, serán las suficientes para atender a las necesidades municipales".
Con esta propuesta, que fue llevada a la fracción II del artículo 115,
se daba al traste con la autonomía económica del municipio. En otra
grave omisión incurrió el Congreso Constituyente al no incorporar en la
Constitución ninguna regla que permitiera saber cómo y quién resolvería
los conflictos suscitados entre el municipio y el gobernador y la legis­
latura local.
A partir de las sustanciales reformas que este artículo ha sufrido desde
1983, muy particularmente, y 1987, las bases constitucionales para la
organización municipal son las siguientes:
a) Los municipios están investidos de personalidad juódica y maneja­
rán su hacienda conforme a la ley.
Lo anterior implica que el municipio tiene plena capacidad para ad­
quirir bienes y derechos, asumir obligaciones y contar con un patrimonio
propio. La legislación local establece las condiciones para que una pobla­
ción sea erigida en municipio.
b) El municipio libre constituye la base de la división territorial de los
estados de la federación y de su organización política y administrativa.
En realidad, el municipio no es la base de la división territorial de los
estados, sino son circunscripciones territoriales más amplias denominadas
distritos y utilizados con fines fiscales y electorales. "Lo que el precepto
quiso instituir a través de una fórmula imprecisa, fue la libertad del mu­
nicipio y al mismo tiempo sus vínculos de coordinación con el Estado".
c) Los municipios administrarán libremente su hacienda, la que se
formará de los rendimientos de los bienes que les pertenezcan, así como
de las contribuciones y otros ingresos que las legislaturas establezcan en
su favor y, en todo caso: contribuciones en los rubros que se señalan so­
bre la propiedad inmobiliaria; participaciones federales e ingresos deriva­
dos de la prestación de servicios públicos a su cargo.
La indeterminación de las fuentes impositivas que corresponden al
municipio habían dejado la autonomía y libertad municipal, hasta antes

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108 JORGE CARPIZO Y JORGE MADRAZO

de las reformas de 1983 ya señaladas, a merced de las legislaturas locales


y de los gobernadores que, invariablemente, las someten y controlan.
Con la desafortunada fórmula de la anterior fracción II del artículo 115,
las legislaturas locales eran las que fijaban los recursos municipales que,
en la mayoría de los aproximadamente dos mil setecientos municipios
que existen en el país, no 'bastaban siquiera para atender a sus más ele­
mentales necesidades. La participación de los municipios en los impues­
tos federales y locales era completamente anárquica y un vehículo que
favorecía la desigual distribución de la riqueza en México, ahora con la
celebración de convenios de coordinación fiscal en materia municipal la si­
tuación de desventaja de los municipios se ha paliado un tanto, dado
que el control económico que los gobiernos estatales ejercían sobre los
municipios hacía que éstos, que debían ser la célula básica de la demo·
cracia mexicana, quedasen reducidos a un burlesco remedo.
Dicho lo anterior, consideramos que una de las propuestas más cohe­
rentes que se han realizado para intentar resolver, aunque sea paracial�
mente, los grandes problemas económicos del municipio, consiste en aus­
piciar que las constituciones locales determinen específicamente los
renglones tributarios que les coresponden, estableciéndose en la Consti­
tución federal, concretamente en el artículo 115, las bases para realizar
dicha determinación.
d) Cada municipio será administrado por un ayuntamiento de elección
popular directa. Los presidentes municipales, regidores y síndicos no
podrán ser reelectos para el periodo inmediato; los suplentes pueden ha­
cerlo como propietarios en el caso de que no hubieran estado en ejercicio.
e) Entre los ayuntamientos y el gobierno del estado no habrá ningu­
na autoridad intermedia.
Este precepto, contenido en la fracción I del artículo 115, es el re­
sultado del deseo constituyente de extirpar para siempre a los prefectos
o jefes políticos, que existieron durante el go'bierno del general Díaz.
f) A partir de la multirreferida reforma _de 1983, la fracción VIII úl­
timo párrafo, y después con las de 1987, en el primer párrafo de la mis­
ma fracción, se establece que en la elección de los ayuntamientos de todos
los municipios se introducirá el principio de representación proporcional.
Hasta antes de estas reformas, se establecía que los ayuntamientos de los
municipios con población de trescientos mil habitantes o más serían elec­
tos de acuerdo con el principio de representación proporcional; en caso
contrario debería hacerse de acuerdo con el sistema de mayoría relativa.

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DERECHO CONSTITUCIONAL 109

El establecimiento de la representación proporcional en los municipios


es una obligación que la Constitución federal establece y que necesaria­
mente debe ser adoptada por los estados.
El control del partido político predominante no es algo ajeno a las
elecciones de los ayuntamientos municipales. La denuncia de la mani­
pulación del proceso y de los resultados electorales es cuestión que se
presenta con frecuencia. En este sentido urgen controles auténticamente
democráticos sobre los procesos electorales y respecto al desempeño de
los cargos municipales.
g) Los municipios están facultados para formular, aprobar y adminis­
trar la zonificación y planes de desarrollo urbano municipal; participar
en la creación y administración de sus reservas territoriales; controlar y
vigilar la utilización del suelo en sus jurisdicciones territoriales; intervenir
en la regularización de la tenencia de la tierra urbana; otorgar licencias
y permisos para construcciones; y participar en la creación y administra­
ción de zonas ecológicas, de conformidad con los fines señalados en el
párrafo tercero del artículo 27 constitucional.
Además de las anteriores facultades que se le otorgan al municipio,
se encuentran aquellas relativas a la prestación de servicios públicos tales
como: agua potable y alcantarillado; alumbrado público; limpia, merca­
dos y centrales de abasto; panteones, rastro� calles, parques y jardines;
seguridad pública y tránsito; para tales efectos podrán coordinarse y aso­
ciarse con otros municipios del mismo Estado (fracción III). Por otra
parte existe disposición constitucional en materia de planeación y regu­
lación de centros conurbados en el ámbito de su competencia. Final­
mente, en materia laboral, la reforma de 1983 en la fracción VIII,
determina que las relaciones de trabajo entre los municipios y sus
trabajadores, se regirán por las leyes que expidan las legislaturas de los
estados con base en lo dispuesto en el artículo 123 de la propia Consti­
tución y sus disposiciones reglamentarias.
A pesar del contenido del artículo 115 constitucional, las constitucio­
nes locales, por lo general, restringen, limitan y vulneran la ya de por sí
quebradiza e incierta libertad y autonomía municipal y desconocen la
personalidad jurídica del municipio.

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110 JORGE CARPIZO Y JORGE MADRAZO

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