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Este género tiene sus orígenes en la épica, que es uno de los géneros más
importantes en la historia.
Autores
Garcilaso de la Vega Hijo del conquistador español Sebastian Garcilaso de la Vega fue un
escritor, cronista e historiador peruano; teniendo en cuenta las
corrientes humanistas de la época, Garcilaso el Inca inició un
ambicioso y original proyecto historiográfico centrado en el pasado
americano, y en especial en el del Perú. (Ruiza, Fernández, Tamaro.
2004) Su obra más reconocida fue "Comentarios reales" escrita en
1609
Charles Dickens Charles Dickens fue un escritor de éxito. Algunas de sus obras más
conocidas son Canción de Navidad, David Copperfield o Oliver Twist
entre otras. En su epitafio de Westminster puede leerse: "Fue un
simpatizante del pobre, del miserable y del oprimido, y con su muerte
el mundo ha perdido a unos de los mejores escritores ingleses".
Mark Twain Escritor Estadounidense encontró como medio de inspiración para sus
obras su propia vida aventurera. Autor de Las aventuras de Tom
Sawyer basada en sus vivencias de niño cuando vivía a orillas del río
Missisipi y Las aventuras Huckleberry Finn una obra poco biográfica
pero igual de popular que su antecesora. (Ruiza, Fernández, Tamaro.
2004)
Obras más representativas.
Características.
La Odisea
Entretanto la sólida nave en su curso ligero
se enfrentó a las Sirenas: un soplo feliz la impelía
mas de pronto cesó aquella brisa, una calma profunda
se sintió alrededor: algún dios alisaba las olas.
La liebre y la tortuga
Había una vez una liebre muy vanidosa por su velocidad. Siempre se burlaba de la
lentitud de la tortuga. La tortuga no hacía caso a sus burlas, hasta que un día la
desafió a una carrera. La liebre estaba muy sorprendida, pero aceptó.
Cuento
Había una hoja de papel sobre una mesa, junto a otras hojas iguales a ella, cuando
una pluma, bañada en negrísima tinta, la manchó completa y la llenó de palabras.
– “¿No podrías haberme ahorrado esta humillación?”, dijo enojada la hoja de papel
a la tinta. “Tu negro infernal me ha arruinado para siempre”.
En ese momento, alguien que estaba ordenando el despacho, vio aquellas hojas
esparcidas y las juntó para arrojarlas al fuego. Sin embargo, reparó en la hoja
“sucia” de tinta y la devolvió a su lugar porque llevaba, bien visible, el mensaje de la
palabra. Luego, arrojó el resto al fuego.
El fuego aceptó y con su calor, la volvió más ligera que el aire, transformándola en
un sutil vapor. El vapor subió más y más en el cielo, voló muy alto, hasta los estratos
más ligeros y fríos del aire, donde ya el fuego no podía seguirlo. Entonces las
partículas de vapor, ateridas de frío, se vieron obligadas a juntarse, se volvieron más
pesadas que el aire y cayeron en forma de lluvia. Habían subido al cielo invadidas
de soberbia y recibieron su merecido. La tierra sedienta absorbió la lluvia y, de esta
forma, el agua estuvo durante mucho tiempo prisionera en el suelo, purgando su
pecado con una larga penitencia.