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- Ubicaciones:
1- Martín lutero, 2- René Descartes, 3- Edicto de Nantes, 4- Guerra de los treinta años, 5-
John Locke, 6- Guerras civiles británicas, 7- Voltaire, 8- Kant, 9- Revolución industrial, 10-
Independencia de las 13 colonias británicas, 11- Revolución Francesa, 12- Independencias
Adolfo Rodríguez Menéndez.
Humanismo clásico y contemporáneo.
Examen Final.
Hispanoamericanas, 13- Conquista de Argelia, 14- Independencia de la India, 15- Reparto
de África, 16- Guerras Mundiales, 17- Revolución Rusa, 18- Dictaduras Latinoamericanas,
19- Fin de la guerra Fría, 20- Fin del Apartheid.
El estado y nación es la unión de todos los órganos de poder que hay en un territorio
designado o delimitado por fronteras, que está constituido como ya antes lo
mencione de un territorio delimitado por fronteras o en algunos casos está delimitado
por las costas, igualmente está compuesto de individuos con participación activa en
las decisiones de la nación y que gozan de soberanía, que esta soberanía tiene que
estar fundamentada y creada por cada estado ya que es un sentimiento, pero muy
importante para que la nación subsista.
Y para poder hablar de capitalismo es muy importante darnos cuenta que bajo la
figura anteriormente mencionada, la relación entre la acumulación de capital y la
naturaleza siempre es moderada o articulada por el Estado. Para hacer frente a todo
esto está el Estado. Al regular el acceso a los recursos y hacerse cargo de las
consecuencias negativas del desarrollo, obra en favor de los intereses a largo plazo
de las clases dominantes y permite que la naturaleza pueda ser explotada de forma
durable. Pero el Estado capitalista también tiene la función de construir la
naturaleza. Esta, para ser explotada de forma permanente, primero debe ser
organizada. Por ejemplo, en el plano legal, el Estado entrega derechos de propiedad
sobre las especies naturales o sobre las partículas de CO2, en el marco de la
mercantilización de la biodiversidad o de los mercados de carbono. Por lo anterior
entendemos que generar valor capitalista supone producir y destruir constantemente
la naturaleza. El capital, sin embargo, no puede hacerlo solo, necesita para ello del
concurso de una entidad a la que pueda encomendar las tareas que él no puede
cumplir: el Estado. El capitalismo, la naturaleza y el Estado, por lo tanto, constituyen
en la modernidad un tríptico indisociable. Por esa razón, el tema central para todo
movimiento ecologista digno de ese nombre es la cuestión del Estado.