Está en la página 1de 16

CASTILLO FUERTE ES NUESTRO DIOS

SALMO 91

Proverbios 18:10

10 Torre fuerte es el nombre de Jehová;

A él correrá el justo, y será levantado.

Castillo Fuerte es nuestro DIOS


Texto: Salmo 46:1-3
«Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestra ayuda segura en momentos
de angustia.
2 Por eso, no temeremos aunque se desmorone la tierra y las montañas se hundan
en el fondo del mar; 3 aunque rujan y se encrespen sus aguas, y ante su furia
retiemblen los montes»

Introducción
En estos tiempos donde hemos experimentado terremotos y calamidades en
distintos lugares del mundo, este hermoso Salmo nos hace recordar que en medio
de la tribulación, Dios es nuestro amparo y fortaleza. Trataremos los siguientes
puntos:

1) Seguridad en DIOS
2) La confianza vence el temor
3) La Suficiencia de DIOS
4) La Supremacía de DIOS

Lección

1. Seguridad en DIOS. – Este Salmo ha sido de mucha inspiración para los


Cristianos por siglos, que lo han cantado en forma de himno, y de coro también. La
Biblia de las Américas dice en el verso uno: “Dios es nuestro refugio y fortaleza,
nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.”

a. Un Amparo o un Refugio, es lo que se encuentra dentro de una fortaleza. Una


fortaleza antigua nos recuerda las ciudades amuralladas, o aún los castillos de antes
que estaban protegidos por murallas gruesas que difícilmente se podían penetrar.
b. Ese lugar es nuestro SEÑOR que en Su Fidelidad, nunca desampara a los Suyos,
sin importarle raza o nacionalidad.

2. La confianza vence el temor. – El creyente nunca está solo, puede ser que esté
pasando por tentaciones y pruebas, pero dentro de la Fortaleza que es nuestro
SEÑOR, encuentra el amparo y la protección necesaria. ¡Cuánto necesitamos a
Dios TODO el tiempo y en todo lugar! Es por eso que al poner la confianza en el
SEÑOR, es como entrar en un Castillo Fuerte, bajo la Protección del Todo
Poderoso.

a. Matthew Henry nos dice en su comentario que, se cuenta que Martín Lutero, el
gran Reformador del siglo 16, cuando oía malas noticias decía: ¡Vamos a cantar el
salmo 46![1]

b. Debemos notar que una cosa es el confesar a nuestro SEÑOR como nuestra
fortaleza, y otra es el poder decir como el verso dos: “no temeremos aunque se
desmorone la tierra y las montañas se hundan en el fondo del mar.” Y eso es lo más
importante.

c. Confiar en el SEÑOR es una entrega, es obediencia, es someterse a Él. Es fruto


del Arrepentimiento y el Nuevo Nacimiento.

3. La Suficiencia de DIOS. – (Salmo 46:4-5) “Hay un río cuyas corrientes alegran la


ciudad de Dios, la santa habitación del *Altísimo. 5 Dios está en ella, la ciudad no
caerá; al rayar el alba Dios le brindará su ayuda.”

a. El salmista observa que la Paz de Jerusalén, la Ciudad de Dios, con el lugar santo
en ella, o sea el Templo donde Dios daba a conocer su Nombre, estaba seguro por
DIOS. En otras palabras, la Presencia de Dios es comparada a: río cuyas corrientes
alegran la ciudad de Dios, la santa habitación del *Altísimo.

b. Noten también que el Salmo 1:3 habla del hombre BIENAVENTURADO o


DICHOSO que está plantado junto a la orilla de un río; mostrando la BENDICIÓN
de DIOS sobre los que le temen.

i. “Es como el árbol plantado a la orilla de un río que, cuando llega su tiempo, da
fruto y sus hojas jamás se marchitan. ¡Todo cuanto hace prospera!”

4. La Supremacía de DIOS. – (Salmo 46:-11) “Se agitan las naciones, se tambalean


los reinos; Dios deja oír su voz, y la tierra se derrumba. 7 El Señor *Todopoderoso
está con nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob. Selah 8 Vengan y vean los
portentos del Señor; él ha traído desolación sobre la tierra. 9 Ha puesto fin a las
guerras en todos los confines de la tierra; ha quebrado los arcos, ha destrozado las
lanzas, ha arrojado los carros al fuego. 10 «Quédense quietos, reconozcan que yo
soy Dios. ¡Yo seré exaltado entre las naciones! ¡Yo seré enaltecido en la tierra!» 11
El Señor Todopoderoso está con nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob.
Selah.”

a. Al comenzar nuestra lección, pudimos ver que en medio de los peligros y


calamidades que se conocen como “naturales”, encontramos que nuestro SEÑOR es
un CASTILLO FUERTE. Ahora vemos que en medio de las “agitaciones” políticas
de las naciones, y de las guerras y rumores de guerras, encontramos que nuestro
SEÑOR ES NUESTRO REFUGIO.

b. Esa SEGURIDAD no quiere decir que el Creyente no va a morir, al contrario, eso


es inevitable, sino que abarca a la SEGURIDAD de que en el SEÑOR, tenemos
VIDA ETERNA. Esa en realidad es la SEGURIDAD más importante que una
persona puede tener. JESUCRISTO dijo en Juan 5:21-24:

i. “Porque así como el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo
da vida a quienes a él le place.22 Además, el Padre no juzga a nadie, sino que todo
juicio lo ha delegado en el Hijo,23 para que todos honren al Hijo como lo honran a
él. El que se niega a honrar al Hijo no honra al Padre que lo envió. 24 »Ciertamente
les aseguro que el que oye mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna y no
será juzgado, sino que ha pasado de la muerte a la vida.”

c. Concluimos con las palabras del gran predicador del siglo 19, Charles Spurgeon:

i. “No olvidemos el hecho de que Dios es nuestro refugio tanto ahora mismo, en
este presente momento, como lo era cuando David escribió estas palabras. Dios
solo es nuestro todo. Todos los demás refugios son refugios de mentiras; toda otra
fuerza es debilidad, porque el poder pertenece a Dios; pero como Dios es suficiente
en todo, nuestra defensa y poder están a la altura de todas las situaciones
apuradas.”[2]

Cuando todo lo bueno se desmorona, ¿qué puede hacer la gente buena?


Cuando la enfermedad ataca, los matrimonios fallan, los niños sufren, y
la muerte golpea, ¿Qué podemos hacer? El Salmo 91 declara, “El que
habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente.”

Este punto es obvio. A Dios no le espantan nuestras tormentas. A El no


lo asustan nuestros problemas. El está sentado en Su trono en el cielo.¶
Los edificios pueden caerse, la Bolsa de Valores puede tambalearse, y
profesiones y corporaciones pueden desmoronarse, pero NO Dios.
Ruina y escombros nunca lo han desalentado. DIOS  siempre ha
transformado la tragedia en triunfo. ¿No lo hizo con José? Miremos a
José en la prisión Egipcia. Sus hermanos lo habían vendido como
esclavo. La esposa de Potifar lo había acusado falsamente. Si había un
mundo que se estaba desmoronando, ese era el de José.

O consideremos a Moisés, cuidando ovejas en el desierto. ¿Es esto lo


que él pensaba hacer con su vida? Lo dudo! Su corazón palpitaba con
sangre J\judía. Su pasión era la de guiar a los esclavos, ¿entonces por
qué Dios lo tenía guiando ovejas?

Y Daniel. ¿Qué hubo de Daniel? El era uno de los chicos más brillantes


de Israel, el equivalente de un graduado de la Universidad Católica, o la
del Pacífico, o la Universidad de Lima.

Pero él, junto con toda su generación, salió encadenado de Jerusalén...


como un vulgar prisionero. La ciudad fue destruida. Y el Templo quedó
en ruinas.

José en la prisión. Moisés en el desierto. Daniel en cadenas. Estos eran


momentos negros. ¿Quién podía ver algo bueno en todo esto? ¿Quién se
hubiera imaginado que José, el prisionero, sería promovido a José, el
Primer Ministro?

¿Quién hubiera pensado que Dios le estaba dando a Moisés cuarenta años
en el desierto para entrenarlo, en el mismo desierto, por donde él guiaría
al  pueblo de Dios?

¿Y quien se hubiera imaginado que Daniel, el cautivo, se convertiría en


Daniel, el consejero del rey?  Dios hace cosas así. Lo hizo con José, con
Moisés, con Daniel, y más que todo, lo hizo con Jesús.

En nuestros momentos más difíciles, podemos contemplar lo que los


discípulos de Cristo vieron en la Cruz. Ellos vieron al Hijo de Dios
masacrado. A la Santidad, asesinada. A la Inocencia, traspasada. Las
madres lloraban… la maldad se reía.

Y los apóstoles se preguntaban perplejos, “Cuando todo lo bueno se


desmorona, ¿qué puede hacer la gente buena?

El Salmo 91 contesta esta pregunta con una declaración. “Yo le digo al


Señor: Tú eres mi esperanza, mi castillo, el Dios en quien confío.” Y, hoy,
debemos recordar que Dios todavía es nuestra esperanza y nuestro castillo.
Que El todavía está en Su Templo, en Su trono, y todavía está en control
de todo.
Y todavía hace príncipes de prisioneros, consejeros de cautivos, y domingos
después de viernes. Lo que hizo en ese entonces, todavía lo hace hoy. Nos
toca a nosotros pedirle que lo haga.

En nuestros momentos difíciles, nos preguntamos, ¿Donde está Dios en


todo esto? ¿Puede salir algo bueno… de lo malo? Y en cuanto a la oración –
¿Me está escuchando Dios realmente?

Y mientras reflexionamos acerca de estas preguntas, mi deseo y oración es


que la paz y el discernimiento de Dios toque sus corazones y cure sus
espíritus, por medio de la VERDAD de Su Palabra.

EMPECEMOS EN ORACION

Todos los salmos SON de Dios, y son maravillosos. Pero algunos han


sido encomendados al pueblo de Dios, por ser especiales y confortadores, y
a los cuales muchos se han entregado en momentos de enfermedad,
soledad, y angustia. El Salmo 91 es uno de estos salmos especiales.

Muchos se lo han memorizado… Y en medio de las calamidades de la vida,


millones se han volcado a él en gratitud.

Escuchen lo que Carlos Spurgeon, el famoso predicador Inglés, dice del


Salmo 91,

“De toda la colección de salmos, no hay un salmo más lleno de gozo que el
Salmo 91. Su tono es elevado y sostenido a través del salmo. La fe se
luce… está en su elemento… y habla noblemente.”

La base de la fe y seguridad de la creyente está en la esencia… en la


naturaleza de Dios, en Su cuidado, protección, y amor. Este es un salmo
que debemos leer, especialmente cuando nos enfrentamos a un gran
peligro, o estamos siendo confrontadas por los poderes del mal.

El nombre que le he dado a este mensaje, es “Castillo Fuerte es Nuestro


Dios.” Realmente, este es el título de uno de los himnos más grandes de la
iglesia, escrito por Martín Lutero, el primer héroe de la Reforma. Este
himno ha consolado a muchos creyentes por muchas generaciones. ¡Y
todavía lo hace!

He dividido este estudio en tres partes: (I) Dios es Nuestro Refugio, (II)
Dios es Nuestro Protector, y (III) Dios es Nuestro Salvador.

Así que comencemos con la primera parte…

I. Dios es Nuestro Refugio (Salmo 91:1-2)

El que habita al abrigo del Altísimo, Morará bajo la sombra del


Omnipotente.
2 Diré yo al Señor: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien
confiaré.

En tu vida habrá momentos de adversidad, especialmente porque sabes


que vivimos en un mundo caído. No trates de evitar las dificultades. El
problema principal de una vida fácil, es que oculta tu necesidad de Dios.

Cuando te volviste cristiana, Jesús llenó tu vida con Su vida, permitiéndote


vivir en un plano sobrenatural -- dependiendo de El. En esta vida espera
encontrarte cara a cara con imposibilidades, con situaciones más allá de tu
control. No dejes de reconocer tu insuficiencia ante ellos, y más que nada,
tu necesidad de Dios.

Recuerda que es ahí donde Cristo te ha puesto. Ese es el mejor lugar para


encontrarte con El -- en toda Su gloria y Poder. Cuando veas un ejército de
problemas marchando hacia ti, ¡clama a Jesús! Deja que El pelee por ti.
Observa como El obra por ti, mientras que tú descansas a la sombra de Su
Presencia Omnipotente y Todopoderosa.

Este salmo nos muestra que la alabanza viene siempre antes que el poder.


Antes de que miles fueran salvados en Pentecostés, la gente había estado
alabando al Señor en su propia lengua. Mientras Pablo y Silas alababan al
Señor en la cárcel, las puertas de la prisión se abrieron.

Cuando la alabanza asciende al cielo, cosas increíbles pasan. Por eso es que
el Libro de los Salmos es tan importante. Por eso es que la adoración y la
alabanza son tan necesarias.

2 Diré yo al Señor: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien


confiaré.

Este es el equivalente a la confesión de fe que hizo el apóstol, Tomás,


cuando Jesús se le apareció después de la resurrección. Tomás se postró a
Sus pies, exclamando en Juan 20:28, “¡Señor mío y Dios mío!”

PAUSA

Pregunta. ¿Es Jesucristo tu Señor y tu Dios? ¿Te refugias en El Dios de la


Biblia en tus momentos difíciles? Si realmente estás en Cristo,
las promesas de este salmo son para ti. ¡Y son promesas extraordinarias!

En estos dos versículos tenemos cuatro metáforas que hablan de la


seguridad que tenemos en Dios. El es nuestro “Abrigo,” “sombra,”
“esperanza” y “castillo.” Y también nombra cuatro de los maravillosos
nombres de Dios, que le dan esencia y poder a estas metáforas. Dios es “El
Altísimo,” “El Omnipotente,” “El Señor” y “Mi Dios.”
Cuando el salmista identifica a Dios, como su Dios, está diciendo que el
Abrigo, la Sombra, la Esperanza, y el Castillo son para aquellos que
realmente viven en Dios, y confían en El.

Así que les hago esta otra pregunta. ¿Tienes una relación profunda con
Dios? ¿Descansas en el abrigo del Omnipotente? ¿Pasas tiempo con Dios
todos los días orando y leyendo tu Biblia?

Este salmo ha sido escrito para exhortarte a que confíes en Dios, y para
que te apoyes en El en todo momento y en toda circunstancia.

Una señora y su consejera bíblica se encontraron en un almuerzo en la casa


de campo de una amiga de ambas. La señora, de lo más angustiada, le
comentó a su consejera, “Es muy difícil para mí confiar en Dios, cuando
todo parece tan negro… tan oscuro.”

La consejera contestó, “Si tú no puedes confiar en alguien, cuando está


fuera de tu vista, esa persona no puede valer mucho. Si tú no puedes
confiar en Dios cuando todo se ve oscuro, el problema es, que realmente,
no consideras a Dios  confiable.”

Entonces la consejera le señaló a un pollito que se había refugiado debajo


de su mamá gallina en el patio de la casa, y añadió, ¿Ves a ese pollito
escondido debajo del ala de su mamá?

Mientras esté ahí, no puede ver nada, pero aún así, está protegido y
seguro. Entonces la consejera abrió su Biblia al Salmo 91, y continuó, “Nota
que NO dice que bajo Sus alas podrás ver, sino que bajo Sus alas estarás
segura.”

ASI QUE YA VIMOS QUE PODEMOS CONFIAR EN DIOS, COMO NUESTRO


REFUGIO, AHORA VEREMOS QUE

II. Dios es nuestro Protector (SALMO 91.

3-13)

3 El te librará del lazo del cazador, De la peste destructora.

Una vez un periodista estaba entrevistando al trapecista principal del circo


que acababa de llegar a la ciudad. El trapecista admitía, que la red que
había debajo, era para proteger a los trapecistas a no romperse la nuca.

Y luego añadió, “La red también nos cuida de no caernos. Imagínese si NO


hubiera RED. Estaríamos todos tan nerviosos, que habría, probablemente,
un mayor riesgo de fallar y caernos. Si no hubiera red, no nos atreveríamos
a hacer todas las acrobacias y equilibrios sobre el trapecio, que hacemos
hoy en día.
Nosotras tenemos seguridad en Dios. Cuando estamos seguras en Sus
brazos, nos atrevemos a hacer grandes cosas para Dios. Nos atrevemos a
vivir vidas santas. Nos atrevemos a ser obedientes. Nos atrevemos, porque
sabemos que los brazos eternos de Dios nos van a sostener, si caemos.

Vivimos en una cultura, que vive con miedo... donde la


gente  anda preocupada por todo, desde las epidemias, la economía, a los
robos y a los ataques terroristas. Aquí, el salmista se alegra, no solo del
poder de salvación de Dios, sino de Su poder de conservarnos en todo
momento.

¿Significa  eso  que las creyentes estamos inmunes al peligro? ¡NO!  Pero si
significa, que no importa cuales sean las batallas físicas, emocionales o
económicas que estemos pasando, el Señor es nuestro Protector. ¿Qué
más podemos pedir?

Lord Nelson, era un noble inglés cristiano, que vivía en Londres, cuando la
plaga devastó la ciudad en el siglo quince.

Para poderse escapar de la pestilencia, que se estaba propagando por todo


Londres, Nelson decidió dejar la ciudad e irse a su casa de campo, cosa que
muchos de sus amigos ricos habían hecho.

Ordenó que le prepararan su carruaje y su maleta. Pero, mientras


caminaba por uno de los corredores de su casa para subirse al
carruaje, alcanzó a escuchar a uno de sus sirvientes decirle al otro:

“Supongo, que si nuestro amo se está yendo de Londres para evadir la


plaga… debe de ser que su Dios vive en el campo y no en la ciudad.” Este
fue, aparentemente, un comentario inocente… sin malicia… pero le chocó
tan hondamente a Lord Nelson, que canceló su viaje, diciendo:

“Mi Dios vive en todas partes, y El me preservará, tanto en la ciudad como


en el campo. Me quedaré aquí mismo.” Y se quedó en Londres. Ayudó a
muchas de las víctimas de la plaga, y aun así, no se contagió. ¡Su Dios lo
protegió!

4 Con sus plumas te cubrirá, Y debajo de sus alas estarás seguro; Escudo y
adarga es su verdad.

Aquí vemos dos imágenes conmovedoras de la protección de Dios: primero,


la de un pájaro que protege y resguarda a sus pequeños, y segundo, la de
una armadura y escudo de un guerrero.

La imagen, de que Dios nos cubre con sus plumas, me hace acordar a


un paseo que tuve, hace años, con mis amigas de la universidad, cuando
vivía en Miami. Estábamos todas disfrutando de una linda tarde, cuando de
repente, vimos que se venía una gran tormenta.
A duras penas salimos corriendo, antes de que la tormenta cayera sobre el
parque donde estábamos. Cuando nos íbamos, una de mis amigas frenó el
carro bruscamente, y me señaló una escena de lo más tierna.

Una mamá pájaro estaba sentada sobre el gras, totalmente mojada…


expuesta a la lluvia y al viento, y su ala estaba extendida sobre su pajarito,
que se había caído del nido. La tormenta era tan fuerte, que era imposible
que ella regresara al árbol, así que, estaba tapando a su
“bebito,” hasta que el viento y la lluvia pasaran.

Me pregunto, ¿De cuántos vientos te esta protegiendo Dios? A lo mejor una


de tus compañeras de trabajo, que estaba furiosa contigo, se dirigía a tu
escritorio para “decirte tu vida,” cuando fue interrumpida por una llamada
telefónica.

O a lo mejor, un ladrón que estaba camino a tu casa, se le baja la llanta. O


a lo mejor, un borracho, que iba manejando, se queda sin gasolina, antes
de que TU CARRO pasara al lado del suyo.

¿Coincidencias? No lo creo. Con Dios no hay coincidencias. Dios, tu


guardián, te protege. “Bajo Sus alas estarás segura.”

************************************************************
***********

El comentarista F. Meyer dice que hay cuatro tipos de llamados que la


gallina le hace a sus pollitos: Los llama (1) Cuando ya está anocheciendo,
(2) Cuando el peligro acecha. (3) Cuando ha encontrado comida, y (4),
simplemente cuando quiere estar cerca a sus pollitos.

Jesús se apropió de esta imagen de la gallina, cuando dijo en Lucas 13:34,


“¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te
envían! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como reúne la gallina a sus
pollitos debajo de sus alas, pero no quisiste!”

Jesús hubiera  salvado y protegido a Jerusalén y a sus habitantes, pero la


gente no quiso. No quisieron ir a El. No quisieron morar al abrigo del
Altísimo ni acogerse a la sombra del Omnipotente.” En cambio gritaron:
“¡Crucifíquenlo! ¡Crucifíquenlo!”

Nuestro Señor quiere reunirnos bajo Sus alas, porque El ve la oscuridad


que se viene… El ve el peligro que acecha… También tiene alimento para
nosotros… SU PALABRA, y sobre todo, El quiere estar con nosotras.

5 No temerás el terror nocturno, Ni saeta que vuele de día, 6 Ni pestilencia


que ande en oscuridad, Ni mortandad que en medio del día destruya. 7
Caerán a tu lado mil,
Y diez mil a tu diestra; Mas a ti no llegará.

8 Ciertamente con tus ojos mirarás Y verás la recompensa de los impíos. 9


Porque has puesto al Señor, que es mi esperanza, al Altísimo por tu
habitación, 10 No te sobrevendrá mal, Ni plaga tocará tu morada.

¿Y pueden nuestras pequeñas mentes comprender el gran amor de


Dios?  En los momentos difíciles… puede que te preguntes ¿por qué? ¿por
qué?

Cuando el diagnóstico del médico te deja fría, cuando la decisión de la corte


está en tu contra, cuando el banco te llama para darte malas noticias, y
cuando  tantas otras tragedias tocan tu vida... Tú te preguntas… ¿Pero por
qué, Dios mío?

Nuestras preguntas  angustiadas tratan de encontrar respuesta al dolor, al


problema y a las circunstancias difíciles.

Les voy a contar la historia de Corrie Ten Boom. Ella, su hermana, y su


papá hicieron de su casa el refugio de muchos de los judíos perseguidos por
los Nazis en Holanda. ¡Sin duda que Dios los protegería! Sin duda, que el
terror de la noche no los tocaría.

Sin duda que se habían ganado, por lo menos, la bendición de Dios por
bendecir a los judíos… a la semilla de Abraham.

¡PERO NO! Una noche el tan temido golpeteo a la puerta llegó a su casa. De
ahí siguió el interrogatorio, las palizas, las indignidades, el infame viaje en
tren metidos en el vagón de carga como ganado, y al tan temido destino, el
campo de concentración de Ravensbrück.

Estuvieron expuestos a las inclemencias del clima, al hambre, a la


esclavitud, al tormento, y a terribles atrocidades. No pudieron escapar el
alambrado de púas, las amenazas, y los interminables actos de pasar lista.

La hermana de Corrie, de contextura más débil, murió en el campo de


concentración, y fue enterrada en la fosa común.

Entonces ¿Dónde estaba Dios cuando todo esto estaba pasando? Dios no
nos promete inmunidad durante la persecución. Lo que El nos promete es ir
con nosotros a través del fuego, las aguas y el miedo.

Jesús nos promete en Mateo 28:20, “Les aseguro que estaré con ustedes
siempre, hasta el fin del mundo.” Pase lo que pase, Jesús nunca te dejaré
ni te abandonará.

Corrie Ten Boom escapó de Ravensbrück y se convirtió en misionera, y su


testimonio cautivó la imaginación del mundo. Y su hermana fue una mártir.
Algunas veces es la voluntad de Dios que suframos dificultades y que nos
beneficiemos por el sufrimiento. En Job 23:10, Job dice: “El [Señor] me
probará, y saldré como oro.”

Romanos 5:3-4 nos dice que nosotros obtenemos esperanza, desarrollamos


carácter, y aprendemos perseverancia, por lo que sufrimos. Cuando
pasamos circunstancias difíciles, Dios va con nosotros a través de nuestras
circunstancias. El nos sostiene en medio de nuestro sufrimiento.

PAUSA

Romanos 8:31 nos pregunta, “¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de
nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra?” La pregunta no es
simplemente, “¿quién puede estar en contra nuestra?”

“¿Quién está en contra tuya? La enfermedad, la corrupción, el agotamiento,


la economía… Ž Las calamidades confrontan, y el miedo paraliza. Cuando
Pablo pregunta, “¿quién puede estar en contra nuestra?” podemos contar
nuestros problemas más fácilmente de lo que podemos resolverlos.

PERO esa no es la pregunta. La pregunta es “¿Si Dios está de nuestra


parte, ¿quién puede estar en contra nuestra?” Cinco palabras de este
versículo merecen nuestra atención. “Dios está de nuestra parte.”

Tus padres te pueden olvidar, tus maestras te pueden ignorar, tus


hermanos y hermanas se pueden avergonzar de ti, tu marido te puede
dejar, pero al alcance de tus oraciones, está el Creador del Universo. El
Creador de los cielos, la tierra, y el mar. ¡Dios mismo! ¡Y Dios está de tu
parte!

NO… que Dios estaba de tu parte en el pasado, sino Dios está de tu parte


ahora. Hoy día. En esta misma hora. En este mismo minuto. “Dios está
contigo, y está de tu parte.” No puede estar más cerca de ti, de lo que ya
está en este segundo.

Su lealtad no aumenta si eres más buena, ni disminuye, si eres menos


buena. “Dios está de tu parte.” ¿Estás demasiado cansada para continuar?
El te cargará. ¿Estás demasiado desalentada para seguir luchando? El te
levantará. ¡Dios está de tu parte!

Max Lucado dice: Si Dios tuviera un calendario, tu santo estaría marcado


en él. Si Dios manejara carro, tu nombre estaría en el parachoques del
auto. ►Si hay un árbol en el cielo, El habrá inscrito tu nombre en el tronco.

Y sabemos que Dios tiene un tatuaje, y sabemos lo que el tatuaje dice, en


Isaías 49:16, “Grabada te llevo en las palmas de Mis manos.”
Dios pregunta en Isaías 49:15, “¿Puede una madre olvidar a su niño de
pecho, y dejar de amar al hijo que ha dado a luz?” Que pregunta tan
extraña. “Se pueden imaginar ustedes, mamás o abuelas, dándole la
mamadera al bebe, y después preguntarse, ¿Cómo es que se llamaba este
chico? ¡NO!

Todas ustedes, que han tenido bebes, saben cómo es eso. Los
acariciamos… los engreímos… los apachurramos… se nos cae la baba
cuando sonríen. Son la alegría de nuestra vida. ¿Puede una mamá olvidar?
¡No creo! Pero aún si ella se olvidara, Dios nos dice en Isaías 49:15, ¡Yo no
te olvidaré!

Así que, sabiendo todo eso, ¿quién puede estar en contra tuya? ¿Puede la
muerte hacerte daño ahora? ¿Puede una enfermedad robarte la vida?
¿Puede alguien quitarte tu propósito, o disminuir tu valor? ¡NO!

Aunque el infierno mismo estuviera en contra tuya, nadie puede derrotarte.


Tú estás protegida. “Dios está de tu parte.”

11 Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, Que te guarden en todos tus
caminos.

12 En las manos te llevarán, Para que tu pie no tropiece en piedra.

Dios nos promete escoltarnos a nuestro hogar celestial. Eso no significa que
hagamos experimentos audaces con Dios… que hagamos cosas tontas, que
no son bíblicas, con la suposición que no importa lo que hagamos, nada
malo nos va a pasar. Eso es lo que el diablo quería que Jesús hiciera.

El diablo cita estos dos versículos como parte de su tentación a Jesucristo,


que están escritos en Mateo 4 y en Lucas 4. Pero los cita de forma
engañosa. Omite “en todos tus caminos” – es decir, en los caminos
marcados para nosotras por Dios, y no, en nuestros propios y obstinados
caminos.

Esa era la verdadera esencia de la tentación. Él quería que Jesús se fuera


por Su propio camino, en vez de confiar en Dios. El diablo no quería que
Jesús estuviera contento en el camino que Dios había trazado para El, aun
si esto significara ir a la cruz.

El diablo quería que Jesús pusiera a prueba a Dios tirándose de la parte


más alta del templo, con la esperanza de que Su Padre mandara ángeles
para que lo sostuvieran, y no cayera al piso y se hiciera polvo. ¡Qué mejor
manera de impresionar a la gente con este espectáculo!

El diablo estaba tergiversando la promesa de Dios de mandar


ángeles, “como si fuera un permiso” para que Jesús se aprovechara de Su
Padre.
Sin embargo, Jesús le contesta en Mateo 4:7: “También está escrito: "No
pongas a prueba al Señor tu Dios." Poner a Dios a prueba, tirándose del
punto más alto del templo, no hubiera sido tomar el camino que Dios había
trazado para El. Hubiera sido el opuesto a confiar en Dios. Hubiera sido
tirarle “una carnada a Dios.”

Nuestro Señor derrota a Satanás porque confía en Su Padre. Hay una gran
diferencia entre confiar en Dios… y ponerlo a prueba. Cuando nosotros
deliberadamente nos ponemos en peligro, demostramos que no
entendemos lo que su promesa de protección significa. Jesús resiste a la
tentación, y ángeles vienen a ministrarlo.

En nuestra propia vida, Dios manda a Sus ángeles para apoyarnos.


Nosotros no los vemos, pero ellos están ahí presentes, llevando a cabo
fielmente la voluntad de Dios.

Y FINALMENTE, DESPUES DE RECONOCER QUE DIOS ES NUESTRO


REFUGIO Y NUESTRO PROTECTOR, CONCLUYAMOS CON NUESTRA
TERCERA PARTE

III. Dios es nuestro Salvador (14-16)

14 Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré; Le pondré


en alto, por cuanto ha conocido mi nombre. 15 Me invocará, y yo le
responderé; Con él estaré yo en la angustia; Lo libraré y le glorificaré. 16
Lo saciaré de larga vida,

Y le mostraré mi salvación.

En muchas de las circunstancias de la vida, debemos aprender a confiar en


Dios. El Señor es nuestra seguridad, nuestro escudo y refugio de todo mal.
Debemos tener siempre la seguridad que Su protección es mayor que
cualquier peligro que nos acecha.

No importa cuán grande sea la adversidad, Dios está en control de todo. El


está sobre todo. Por eso debemos confiar en El completamente.

Podemos confiar en la Protección de Dios – Nada puede venir a nuestras


vidas a menos que haya pasado por las manos de Dios primero. El no
dejará que entre cualquier peligro que El elija. Lo que El permite en
nuestras vidas está ahí por cita divina… para nuestro bien.

Podemos confiar en el poder de Dios – Si habitamos bajo la protección de


Dios, El hará posible, por Su gracia divina, que cobremos ánimo en medio
de fuertes pruebas. En nuestra debilidad, el poder de Dios se hace perfecto.
El da aun mayor gracia para que podamos seguir adelante en medio de la
tormenta.
Podemos confiar en la paz de Dios – La paz es más que la ausencia de
problemas. Es la presencia de una calma en medio de nuestros problemas,
en el cual Dios tranquiliza y satisface nuestros corazones con Si mismo.
Jesús nos da una paz divina que sobrepasa todo entendimiento.

PAUSA

Cuando una catástrofe ocurre, el espíritu humano responde de maravilla.


Muchos se ofrecen a donar sangre, Otros contribuyen con miles de dólares
para a ayudar  a los damnificados, y aún otros, trabajan horas
interminables para rescatar a los heridos.

Pero hay un grupo que es el más valiente e importante de todos. Son


aquellos dedicados a la oración. Son los que mantienen el fuego de la fe
ardiendo. Nuestro Redentor escucha nuestra oración. El hace que todo el
cielo se quede en silencio para escucharnos mejor. No se quiere perder ni
una palabra nuestra. El escucha tu oración.

¿No es maravilloso saber que Dios nos escucha? Tu voz importa en el cielo.
Dios te toma muy en serio. Cuando entras a la presencia de Dios, no
tienes que preocuparte de que El te ignorará.

Aún cuando vaciles o tartamudees, aún cuando lo que tienes que decir no
impresione a nadie, impresiona a Dios. El escucha el ruego doloroso de la
viejita que está en un hospicio. El escucha la confesión tosca
del condenado a muerte.

El escucha al borracho que pide misericordia, a la esposa que necesita


consejería, al hombre o mujer de negocios, que se detiene en una iglesia, a
orarle a Dios. Dios escucha. El escucha atentamente. Las oraciones
son honradas en el cielo.

Son como joyas preciosas. Tus oraciones en esta tierra activan el poder de


Dios en el cielo. No importa donde estés, cuando tú le hablas a Jesús, El te
escucha. Y cuando Jesús escucha, el mundo cambia. ¡Todo porque alguien
ora!

Las promesas de Dios son para aquellos que lo aman y confían en El. Por
eso, hay bendiciones que algunas creyentes se pierden, simplemente
porque andan preocupadas y ansiosas, y no confían en Dios, como
debieran.

Aquí el salmista cita a Dios… diciendo que las bendiciones son para aquellas
que aman a Dios, que confiesan Su nombre, y que buscan satisfacción en lo
que solo Dios puede proveer. ¿Tú haces eso? ¿O tú todavía estás tratando
de encontrar satisfacción en el mundo? ¿Amas al mundo más de lo que
amas a Jesús?
TERMINEMOS CON UN CUENTITO BASTANTE SIMPATICO… PERO
PROFUNDO A LA VEZ…

Una mañana en 1950, estoy casi segura que Dios le dijo a San Pedro,
“¡Pedrito! ¿Adivina de quien recibimos oraciones esta mañana? San Pedro
le contestó, “Aquí arriba, yo ya he escuchado de todo.”

“Bueno,” dijo Dios, “dos de los nuestros, un héroe de la Segunda Guerra


Mundial, José García y su esposa Luisa, quieren tener una casa propia. Es
como si dos gorriones trataran de comprar su propio árbol.

Recién casaditos…, no tienen ni cuenta bancaria. Ellos trabajan, pero ganan


sueldo mínimo. Con las justas tienen para pagar su pequeño apartamento.
Sin embargo, tener casa propia se ha convertido en su obsesión, y me han
pedido que los ayude.”

“Ay, esa obsesión es ridícula,” dijo Pedro, “¡Señor, me imagino les dirás
que no!” “Al contrario,” dijo Dios, “¡los voy ayudar!” Yo se algo que ellos no
saben. Realmente necesitan una casa, porque los suegros se van a mudar
con ellos.

Y Luisa va a tener su primer bebe, el primero de cuatro hijos, y realmente,


necesitan una casa para criarlos, en vez del huequito que tienen ahora.”
“Pero no van a poder pagar por esa casa,” dijo Pedro, “No por ellos
mismos.”

“Yo sé, que por si solos, no pueden,” dijo Dios. “Pero ellos no están solos…
Yo estoy con ellos.” ► José y Luisa pidieron ayuda a la empresa donde José
trabajaba, pero se la negaron. Después de orar, la empresa decidió
ayudarlos.

El banco les negó el préstamo, pero después de orar, el banco cambió de


idea. Y finalmente, después de orar, encontraron la casa perfecta para
ellos, que sería su refugio durante más de veinte años. ¡Ese es el poder de
la oración!

¿Así que, qué crees? ¿Puedes confiar en Dios con tu futuro? ¡Puedes confiar
en que El te protegerá!

OREMOSLE AL SEÑOR

Padre, muchas veces nuestros problemas nos dan miedo. Confesamos que
somos débiles y frágiles ante ellos. Ayúdanos a no enfocarnos en ellos, sino
enfocarnos en Tu grandeza y poder. Permite que nuestros corazones
descansen plenamente en Ti.

Tú eres nuestro Refugio, nuestro Protector, y nuestro Salvador. Si Tú estás


de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra?”
Padre, muchas de nosotras estamos pasando por situaciones difíciles,
algunas estan enfermas, otras desconsoladas, otras se sienten muy solas,
algunas están pasando por problemas económicos, y también hay otras que
han perdido a un ser querido.

Solo el hecho de saber que Tú eres nuestro Castillo Fuerte nos da paz y
seguridad… nos conforta…. Nos da consuelo y esperanza. Tu Palabra,
Señor, es un bálsamo para nuestra vida. Gracias por Tu misericordia. En el
nombre de Jesús. Amén

También podría gustarte