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FACULTAD DE ARQUITECTURA, DISEÑO Y ARTE.

Carrera Arquitectura Cátedra de Sociología.


Prof. Magdalena Rivarola

Material para uso pedagógico


CIUDADANOS 17/10/2015 00:01
“La arquitectura debe ayudar a erradicar la pobreza”
Especialista en vivienda social, Víctor Pelli estuvo en Córdoba, donde fue
distinguido por la Universidad Católica con el doctorado honoris causa.


Víctor Pelli. La gente debe intervenir en todo el proceso de elección del lugar y construcción de una casa.

Por Diego Marconetti

El arquitecto tucumano Víctor Pelli es especialista en vivienda social. Creó en


la década de 1970 el Instituto de Investigación y Desarrollo en Vivienda, y lo
dirigió hasta que llegó su jubilación.

Hermano de César Pelli, también arquitecto que diseñó las Torres Petronas en
Malasia, entre otras obras emblemáticas, Víctor cultivó una carrera volcada
hacia lo social. Estuvo en la ciudad de Córdoba, donde recibió el
doctorado honoris causa de la Universidad Católica (UCC).

Pelli, en su planteamiento, apunta a una visión igualadora de la arquitectura:


“Puede ser que haya una arquitectura que ayude a erradicar la pobreza. En
general, a lo que apunta una visión más amplia y más completa de la
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arquitectura es que, en alguno de sus sectores, colabore para una sociedad
más justa”.

–En muchas ciudades, según dónde se realice la intervención, es la


calidad que elige el Estado en materiales y diseño. ¿Por qué se acepta
esto, por ejemplo, en el urbanismo?

–Se hace por un concepto muy simplista de lo que debe ser la arquitectura
para erradicar la pobreza. El concepto equivocado es que a los pobres hay que
darles lo que corresponde de acuerdo a las pautas culturales de nuestro medio,
pero reducido. Lo llamo “jibarización”, la vivienda como es cara, para que hayas
muchas se las reduce y parece que salen más baratas, pero tiene todas las
connotaciones que tiene reducirle el cerebro a alguien. No me consta que se
acepte. Hay una buena cantidad de personas a las que no se les puede
adjudicar la reacción de no aceptarlo, sino más bien no les importa.

–¿Hay algún modelo que se pueda seguir en Argentina de vivienda


social?

–Puede ser que sí. Mi línea y de la gente que trabaja conmigo es pensar en
procesos, modificarlos. Cuando participa en el diseño del proceso el propio
interesado, aparece al comienzo, no al final. Generalmente se construyen las
casas y después se sortean. No es una utopía o algo que esté inventando, las
cooperativas de vivienda de Uruguay tienen al usuario antes de las viviendas, y
el usuario tiene un poder de participación en la decisión muy grande. El tipo de
solución al que yo apunto es a cambiar el esquema de procesos y cambiar la
ubicación de los actores. Hay mucho trabajado en eso, y no sólo entre
arquitectos, como crear mesas de concertación entre los sectores que no son
solamente los usuarios. Incluso, la composición ideal de una mesa de
concertación con los que se oponen a determinado cambio. Ahí se concibe la
solución habitacional. Para nosotros esa solución no es solamente la casa. La
casa se define a través de la experiencia personal, cuando alguien busca una
casa busca otras cosas: precio, financiamiento, sobre todo ubicación... La
mejor solución se consigue con la gente interviniendo en todo el proceso.

–Eso se contrapone lo que se suele hacer en política de vivienda...

–A veces hubo distintas situaciones, distintas posturas. En este momento hay


una repartición de acceso al hábitat que trabaja con lugares donde ya están
radicados, para convertir villas informales en barrios. Falta mucho para
perfeccionar eso. Para mí la situación de vivienda incluye una gran cantidad de
factores. Por ejemplo, si el transporte público es barato, la gente acepta vivir
más lejos.

–La decisión de un arquitecto o un urbanista de hacer un barrio privado


es una decisión ética...

–Ética y política. No en términos electorales, sino en cómo se organiza el poder


en una sociedad. No es para juzgar a la gente, los barrios cerrados son una
especie de lacra, pero si a alguien que no tiene trabajo le encargan un
proyecto, no lo voy a juzgar. Conceptualmente la idea de barrios privados es
obscena, está destruyendo la ciudad.

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