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La arquitectura como catalizador social

Vivimos en un mundo de realidades construidas por nuestros pensamientos, actitudes y


emociones que son gran parte producto de nuestra influencia de los demás, en ocasiones esas
influencias son conscientes, pero en otras ocurre lo contrario.

Detenernos, reflexionar y pensar en que estamos fallando, hay realidades que no se pueden
obviar. El 80% de ciudades latinoamericana viven en estado de informalidad, falta de acceso a
servicios básicos, viviendas y oportunidades desiguales. Así como Guayaquil ciudad
cosmopolita con más de 2 millones de habitantes donde se hace evidente en su mayoría la
informalidad con un gran crecimiento poblacional hacia las periferias. Siendo parte del 85% de
ciudades satélites que Incita en el ecuador a la necesidad de adquirir una identidad propia para
dejar de ser dependientes de estos centros urbanos mayores.

Para saber hacia dónde vamos primero hay que saber de dónde venimos, de la misma forma
que no podemos construir las cuidadas del futuro si no cuidamos e integramos los elementos
del pasado que son nuestros patrimonios, es pensar que la experiencia esté presente, ya que
el primer objetivo del patrimonio sería convertir una atmosfera que podamos vivirla, sentirla y
sea parte de nosotros mismos.

El patrimonio arquitectónico, portador de valores propios, es a la vez fuente propicia


“con lucidez, sin falsas nostalgias, para encontrar allí fuente de inspiración” como
señalaba Rogelio Salmona incitando a “apoyarse en la cultura y transformarla,
recreándola paso a paso”. También esta valoración del patrimonio ha apoyado la idea
de una inserción de la producción arquitectónica contemporánea en el medio urbano
de una manera más coherente, fortaleciendo la idea de integración como uno de los
elementos de diseño que evitan la desconexión de la obra aislada.[ CITATION Gut121 \l
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Aborda el tema de una arquitectura coherente con responsabilidad social del arquitecto que
impone en la sociedad, en el cual sea necesario no solo su conservación, sino también su
preservación, la mayor crisis es viviendo en una ciudad que no participe con su gente lo que
me lleva a reflexionar la falta de identidad total haciendo cosas que no pertenecen a ningún
sitio.

Miles de estudiantes graduados con tesis que terminan en un cajón y nunca se construyen,
entonces me pongo a pensar o en tal caso no nos están enseñando a pensar correctamente. Es
muy complicado difundir esta idea de pensar, porque esto abre una ventana hacia la libertad,
creatividad y autonomía que no todos estamos de acuerdo y a muchos no nos conviene.

Como soluciones debemos entender cuáles son las problemáticas reales de la ciudad y poder
con propuestas alternativas partiendo desde lo cotidiano, el cual podemos establecer un
diálogo directo con la comunidad trabajando con materiales de la zona y gente del sitio que
puedan incluir en el proceso y así, poder hacer una arquitectura que siempre esté en
movimiento, que esté concertada con nosotros, que nos hable y nos comunique, que
realmente sea un efecto multiplicador que conecte esta idea de hacer una ciudad mucho más
directa con el entorno, la calle e infraestructura, nos ayuda a realmente sostener que la
comunidad es la que hace a la arquitectura y nosotros solo somos intermediaros de una
arquitectura que define nuestro modo de habitar y de hacer las cosas.

Bibliografía
Gutiérrez, R., & Gutiérrez Viñuales, R. (2012). Una mirada crítica a la arquitectura
latinoamericana del siglo XX. De las realidades a los desafíos.

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