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UNIVERSIDAD PRIVADA ABIERTA

LATIONAMERICANA 
UNIDAD ACADÉMICA REGIONAL ORURO 
Bioquímica y farmacia 

 
 

Curva plasmática

 
 
Examen práctico Nº1
 
 

26436. Camila Alejandra Córdova López 


 
Farmacología – BYF615
 

Oruro - Bolivia 
21 de marzo de 2022
CURVA PLASMÁTICA
Para poder comprender que son las cuervas plasmáticas, primeramente, se tiene que
comprender los cuatro factores que lo determinan: Absorción, Distribución,
Metabolización y Excreción. También se les llama ADME. Dentro de estos se explica
de mejor manera como se usan las curvas plasmáticas.
Absorción
Entre los primeros están la liposolubilidad y la constante de disociación, es decir, si se
ioniza o no. También está la concentración o dosis, que está dada por la cantidad que
existe en el tiempo cero de aplicación en el sitio de la administración y que determina el
gradiente que va a empujar la droga a través de la membrana. Si se administra una
cantidad muy pequeña, es probable que ese gradiente no se establezca o que dure muy
poco. Finalmente, es importante la forma farmacéutica, que puede limitar la velocidad
de la absorción. Por ejemplo, existen muchas formas farmacéuticas que se pueden
administrar por vía oral: solución, jarabe, presentaciones en gel y sólidas, que incluyen
cápsulas, tabletas, comprimidos, pastillas y otras; cada una de ellas tiene una velocidad
de desintegración distinta. Es obvio que la solución no se desintegra, ya está disuelta,
por lo tanto, la velocidad de absorción de una solución es mucho mayor que la de un
comprimido, que primero se debe desintegrar, lo que en general ocurre en el estómago,
para que la forma activa se disuelva en la fase acuosa intestinal y se absorba. La vía
sublingual es variable; por ejemplo, cuando se aplica nifedipino se punciona la perla y
se aplica, lo que equivale a administrar una forma líquida, mientras que el Isordil
(isosorbide) sublingual es una forma sólida.
Cuando se administra un fármaco por vía oral se establece una concentración en función
del tiempo (la farmacocinética siempre es en función del tiempo). La Figura 1 ilustra la
evolución de las concentraciones plasmáticas en función del tiempo, lo que explica
varios procesos en forma simultánea: el de absorción, de distribución y, por último, el
de eliminación. A tiempo cero, cuando el paciente toma la tableta o el comprimido, no
hay droga en el sistema, por lo que la concentración plasmática es igual a cero; a
medida que se van estableciendo los elementos absortivos van aumentando las
concentraciones plasmáticas. En la curva, esta velocidad de aumento es muy rápida al
principio, ya que el incremento en la concentración plasmática ocurre en un período
muy corto debido al enorme gradiente que impulsa la droga hacia la sangre, hasta que se
llega a una meseta, que está dada por el equilibrio entre la cantidad de fármaco que está
ingresando al organismo y la que está siendo eliminada, por lo que la concentración
plasmática se estabiliza. Luego, en el intestino se va acabando el fármaco, por lo tanto la
absorción disminuye, de modo que comienza a predominar el fenómeno fisiológico de
la eliminación y las concentraciones plasmáticas comienzan a descender. La
eliminación no es tan rápida como la absorción.
Además de la descripción de la curva, existen en ésta varios elementos descriptivos,
como el período de latencia, que es el tiempo que demora el fármaco en alcanzar la
concentración terapéutica mínima y, por lo tanto, el tiempo que demora en ejercer su
efecto. La concentración plasmática sigue subiendo por sobre este nivel, pero después
de un tiempo desciende y vuelve a quedar por debajo; si el síntoma que se quiso tratar
desapareció no es necesario repetir el medicamento, pero si persiste se debe volver a
administrar, aunque con condiciones muy claras. Lo importante es que la dosis del
fármaco no provoque una velocidad de absorción tan grande que haga que las
concentraciones plasmáticas sobrepasen la línea punteada, ya que esto produciría
concentraciones tóxicas. En resumen, en la curva se observa la latencia, la duración del
efecto, que es el período en que se alcanzan las concentraciones terapéuticas mínimas y
un techo, que es la concentración mínima tóxica. Esto, en dosis única; con dosis
sucesivas existen muchos elementos que complican la situación.

Figura 1. Curva de nivel plasmático en función del tiempo cuando se administra una dosis única por vía oral

La ruta afecta la velocidad de administración; la que proporciona mayor velocidad de


absorción es la endovenosa, porque permite obtener las concentraciones plasmáticas en
forma instantánea, a menos que el fármaco se administre en bolo lento, pero eso es por
otras razones. La vía intramuscular no proporciona concentraciones plasmáticas
instantáneas debido al retardo del proceso de la absorción, pero como el sitio de
administración está muy cercano a los vasos sanguíneos la velocidad de absorción es
bastante alta y depende tanto del volumen como del sitio de la aplicación; no es lo
mismo una inyección en el deltoides que en el muslo, porque éste tiene más irrigación.
Si se hace masaje aumenta la irrigación y se acelera la absorción, las que también
depende del tamaño muscular, que permite mayor o menor volumen. La vía oral es
lenta, pero es cómoda, barata y tiene otra ventaja adicional: si se administra el fármaco
en exceso se puede retirar, lo que no se puede hacer con las vías venosa, intramuscular o
subcutánea.
Por vía rectal la curva es más irregular que como se representa en la Figura 2, porque la
absorción rectal es errática y puede dar concentraciones muy altas o subterapéuticas en
el mismo paciente y con la misma presentación; sin embargo, en ocasiones es la única
vía disponible, como ocurre con un niño que convulsiona y en el que no se logra obtener
una vía venosa, en cuyo caso se puede administra diazepam por vía rectal, con buena
absorción, aunque de todos modos errática. Esto se debe a que la ampolla rectal tiene
doble irrigación: en la mitad inferior el drenaje venoso va a dar a la circulación
sistémica, es decir, a la vena cava y de ahí al resto del organismo; en cambio, la porción
superior de la ampolla rectal y sigmoides drena a la vena porta, por lo tanto, el fármaco
debe pasar primero por el hígado antes de llegar a la circulación sistémica. Las
proporciones de fármaco que alcanzan una u otra irrigación nunca son constantes, por lo
que la absorción es errática y por esta causa no es la mejor vía, pero a veces es la única
disponible. Funciona mejor con fármacos que tienen un índice terapéutico muy amplio.

Figura 2. Relación entre nivel plasmático y vía de administración

Distribución
Una vez que el fármaco ingresa al torrente sanguíneo, queda en el mejor vehículo para
que lo distribuya a lo largo y ancho del organismo. Hasta el momento no hay fármacos
inteligentes, es decir, la Aspirina se distribuye por igual en todo el organismo, aunque la
persona tenga el dolor en la cabeza o en el hombro.
Los factores que afectan la distribución son: liposolubilidad; grado de ionización;
irrigación sanguínea, es decir, si un órgano tiene una alta irrigación sanguínea el
fármaco se va a distribuir en él, de preferencia. Otros factores que afectan la
distribución son, la unión a las proteínas plasmáticas y la afinidad por los tejidos. En el
plasma y los tejidos los fármacos van acompañados de las proteínas en mayor o menor
proporción y se establece una competencia entre las proteínas del plasma y las proteínas
tisulares; la distribución del fármaco va a depender de quién gane en esa competencia: si
las proteínas tisulares atraen con mayor facilidad o avidez al fármaco, éste no va a
permanecer en la sangre, sino que va a pasar a los tejidos; si, por el contrario, la afinidad
del fármaco por las proteínas de la sangre es mayor, se quedará allí.
La distribución tiene distintos tiempos y sigue un modelo multicopartimental (Fig. 3).
La absorción va a llevar el fármaco al compartimiento general, central, que es la sangre
y eso incluye también a los órganos de alta perfusión: corazón, pulmón, cerebro e
hígado, donde se va a establecer un equilibrio dinámico entre lo que hay en la sangre y
lo que hay en esos órganos; pero también hay un equilibrio dinámico entre lo que hay
unido a las proteínas y lo que está libre, porque el fármaco no está unido 100% a las
proteínas, algo tiene que estar libre en la sangre y pasar a los tejidos; lo que se mueve es
el fármaco libre, no el unido a las proteínas. El fármaco que sale a los tejidos ingresa al
tejido intersticial, donde establece interacciones con las proteínas correspondientes y
algunas de esas proteínas pueden ser las encargadas de mediar su mecanismo de acción;
también puede pasar a depósitos hísticos, por ejemplo, el músculo es depósito hístico de
la digoxina.

Figura 3. Modelo de distribución bicompartimental

En la Figura 4 se ilustra lo que ocurre cuando se aplica un fármaco por vía intravenosa,
en bolo: se adquieren concentraciones plasmáticas altas, o máximas, en forma
instantánea, debido a que el fármaco se diluye instantáneamente en todo el organismo;
desde ese momento la concentración plasmática baja rápidamente, ya que el fármaco se
está distribuyendo, saliendo de la sangre a los tejidos; como la concentración plasmática
inicial es mucho más alta, debe salir hacia los tejidos, esté unido o no a las proteínas.

Figura 4. Gráfico semilogarítmico de las concentraciones plasmáticas en relación con el tiempo

El fármaco se distribuye primero en los tejidos de más alto flujo; después, cuando se
alcanza el equilibrio entre la concentración plasmática y la concentración tisular, porque
cesa la administración del fármaco, comienza a predominar el fenómeno de eliminación,
que es un fenómeno mucho más lento, porque hay muy poca droga en el plasma, de
modo que la velocidad con que se elimina el fármaco es lenta. Esta fase no sólo incluye
la eliminación, sino también la distribución a los tejidos poco perfundidos; por ejemplo,
el tiopental pasa del cerebro al tejido adiposo, lo que también ocurre con lentitud,
porque se establece un equilibrio entre tejido adiposo y plasma, lo que amortigua la
caída de las concentraciones plasmáticas, ya que lo que cae por eliminación es
reemplazado por lo que sale del tejido adiposo.
Tasa de extracción
Se refiere a la proporción del fármaco que es retirado de la circulación por cada órgano,
una vez que el flujo sanguíneo lo haya hecho pasar a través de dicho órgano. Este nuevo
concepto integra otros anteriores, ya que la tasa de extracción va a depender de distintos
factores:
 Características del fármaco, entre ellas su pKa.
 Redistribución tisular: En algunos fármacos se produce una distribución rápida e
intensa en determinados tejidos, hasta llegar al equilibrio con la concentración
plasmática. Sin embargo, otros tejidos más lentos continúan retirando fármaco
del plasma, con lo que la concentración en el primer tejido queda por encima de
la plasmática y por tanto sale fármaco del tejido hacia el plasma. Este fenómeno
se sigue sucediendo durante un tiempo hasta alcanzar el equilibrio definitivo. Se
obtiene por tanto dos concentraciones del fármaco en el tejido más sensible: una
inicial más elevada y otra posterior consecuencia de la redistribución tisular.
 Diferencial de concentración con los tejidos.
 Superficie de intercambio.
 Presencia de barreras naturales. Son obstáculos a la difusión similares a las
encontradas en la absorción. Las más interesantes son:
o Permeabilidad de los lechos capilares, que no es igual en todos los
tejidos.
o Barrera hematoencefálica: está localizada entre el plasma sanguíneo de
los vasos cerebrales y el espacio extracelular del encéfalo. Dificulta la
llegada de fármacos al mismo.
o Barrera placentaria: en la mujer embarazada, evita la llegada de gran
cantidad de fármacos al feto, que pudieran ser tóxicos para el mismo.

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