En verdad encuentro muy agradable haberte leído. No obstante, me parece que este es tiene algo optimista con relación al fin del capitalismo frente a un escenario presente y futuro –al que espero referirme– con tanta incertidumbre: considero por lo tanto que la lechuza de minerva sigue volando en la noche (en esto encuentro un tanto confusa tu idea sobre “la plena aurora” ¿Te refieres a la ex-posición escrita de los filósofos? ¿A las luces de ideas –que pueden enceguecer– de los filósofos? O ¿Te refieres a una caída inmanente del capitalismo?).
Bueno, siguiendo, los mismos escépticos se daban la oportunidad de elaborar narrativas de mundo que encajaran de manera aproximada con los sucesos y quizas eso es lo que importa. Si encerráramos los acontecimientos del presente dentro de los estereotipados y confusos términos de lo bueno y lo malo, podría uno decir que lo mejor de todo es el baño de finitud y mortalidad que esta causando esta enfermedad alrededor del mundo –que con el tiempo (lo que lo hace también pernicioso) pueden pasar de cambios substanciales a cambios culturales importantes–, lo que nos podrá hacer cambiar ciertos hábitos tan perjudiciales para la vida y el planeta. Quizás es lo mas cercano (a nivel global) de lo que estaremos a ese concepto de existencia autentica de la que habla Heiddeger (en la que quizás no podemos llegar a estar de acuerdo): el ser-para-la-muerte que tiene como referente su mortalidad y sabe lo importante que es vivir, que acepta o se apropia de su finitud, lo que le permite partir a las posibilidades de la existencia siempre abierta. La pregunta es: ¿Seremos capaces de escuchar a la muerte, donde tan difícil es escuchar lo vivo? Y por otro lado, tenemos el bajón de popularidad de Trump y otros rostros del neoliberalismo que puede ser fundamental en las próximas elecciones. ¿Pero esto puede llegar a cambiar radicalmente el panorama de la economía, el capitalismo y por otro de las individualidades y los colectivos? ¿Cuál es el horizonte real del capitalismo o el neoliberalismo?
Aún cuando se ven muchas respuestas de solidaridad, resistencia y resiliencia todavía uno no deja de ser algo pesimista ante un mundo al que le han venido incrustado tantas expectativas limitadas o directrices de todos los modos y formas. Y allí es donde veo el aspecto mas nocivo de esto. A muchos que han podido construir comunidad (y los hay), pueden estar a todas tranquilos. A los demás, ¡nos cogieron con los calzones abajo!. Lo que hace ver los sucesos del presente, es la falta de ordenación, determinación y unión –muchas veces por culpa de intereses personales y privados– del Estado (y sus instituciones) y a su vez de muchas comunidades y organizaciones políticas y sociales. ¿Se podrá luchar y construir ahora ante estos sucesos que promulgan la solidaridad desde la lejanía, el uso masivo de las redes, el mercado digital y los intereses colectivos sobre las libertades individuales que pueden a la larga promover el actuar de rebaño y el autoritarismo?.
Si esto llega a ser mas un impulso (por la vida) que un debacle hay que tomarse el tiempo para construir de verdad comunidad (y no comunismo): lazos de solidaridad desde la igualdad –no unos por aquí y otros por allá– y a cultivar en pequeña o mediana escala, promoviendo la autonomía y la autosuficiencia. Ese día se empezara de nuevo –ya muchos lo hacen o lo siguen haciendo hoy día– a tener contacto con la tierra, a aflorar más el pensamiento y las buenas tradiciones que por lo visto se han ido perdiendo: de cultivo, de abonos, de conocimientos, de reuniones, de vínculos, de medicina, etc. Sólo así se podrá ir removiendo la idea del dinero, de la ganancia y de un Estado paternalista –que obstruye más que promueve– que difumina las decisiones propias.
La superioridad humana promulgada por la razón desde el renacimiento y exacerbada por la revolución industrial y el capitalismo ha hecho de los humanos unos seres pedantes. Esperemos que ahora cuando su vulnerabilidad y su ignorancia se muestra ante una posible catástrofe –a causa de una puñalada por algo tan microscópico– y se nos revela a toda luz un ser pequeño e invalido –principalmente el sujeto metropolitano–, se pongan en duda sus hábitos y su forma de vida (productivista, individualista y consumista) lejana de la construcción de comunidad, de la vida y de la Tierra. Según Yuval Harari –autor “De animales a dioses” y “Homo deus”– ante escenarios diversos que van de regímenes totalitarios, aislacionistas y nacionalistas, primero: “no hay nada predeterminado en la manera de lidiar con esta crisis y... hay muchas opciones, no una sola y, segundo, que las decisiones que tomemos tendrán un impacto durante años y décadas y reconfigurarán el planeta”. Ojala esta crisis brinde luces para empezar a luchar contra la contaminación del plantea, el cambio climático y el horror de la guerra. Allí la pregunta fundamental que hay y habría que hacerse es: ¿Qué estoy haciendo yo por cambiar realmente a favor de la vida? ¡Hay que empezar a tener en alto esos principios kantianos de: pensar en uno, pensar en el otro y ser consecuentes! Si no existe después de esto una reflexión profunda en este sentido, con honda empatía y radical determinación, con acciones consecuentes por la vida en la inmanencia de la vida, ¡nada habremos aprendimos!.
¿Que posibilidades se nos muestran y que posibilidades tenemos?... ¿El fin de una era y el principio de una nueva, mejor o peor? ¿El inicio de una nueva sociedad disciplinaria? ¿El comienzo o la expansión de una sociedad de control y registro basada en lo digital? ¿Es la expansión de la rigurosidad asiática? (Byung Chul Han). Hay sobre estas preguntas algunas cosas a tener en cuenta. Y aquí habría que volver sobre el horizonte real del capitalismo y el neoliberalismo que sabemos se a expandido y mutado de muchas formas, para nosotros aun tan difíciles de entender. Es posible deducir por las cifras que el poder norteamericano y europeo –y por lo tanto occidental– se va a encontrar ante un escenario bastante fuerte (económica y socialmente) que se le va hacer difícil enfrentar, pero ante éste encontramos el escenario de caridad y seguridad que puede llegar a brindar el mundo asiático – y por tanto oriental, sobre todo chino–, en un sociedad tan débil de forma inmunológica – mental (psicopolítica) y corporalmente (biopolítica), por la “psique emprendedora” y el “cuerpo obediente”. Un tipo de neoliberalismo que a todas luces (para nadie es un secreto) se a empoderado tecnológica y económicamente –y los números lo confirman– antes y ahora. Lo que impondría un capitalismo mas rígido y vigilante. Pasar de una vigilancia implícita a una explicita; pasar de una sociedad donde prima el individualismo con fuerte tendencia al egoísmo narcisista, a una sociedad donde “impera el colectivismo con una fuerte tendencia a la disciplina”, que no parece tener mayor problema en Asia, según Han. Se abre entonces, a partir de una reacción inmunitaria social, la necesidad –otra– de algo que nos brinde más seguridad (el miedo a la libertad): ya lo veo yo con mi padre que frente a este hecho –al que le tiene mucho miedo, un tanto mas que todos– conjura los demonios contra el imperialismo estadunidense, pero por otro invoca y admira –eso si con cierto recelo– el poder del fantasma ruso y chino. Quizás a eso se refiere Agamben en uno de sus artículos sobre esta peste, cuando dice que le parece sorprendente la facilidad en como accedimos al aislamiento y considera “que de alguna manera, aunque inconscientemente, la plaga ya estaba allí, que, aparentemente, las condiciones de vida de las personas se habían vuelto tales que una señal repentina fue suficiente para que aparecieran como lo que ya eran, es decir, intolerables, como una plaga”. ¿Es quizás al intruso al que te refieres?
Y a todas estas ¿Cómo va quedar parada Colombia y América Latina? ¿Dónde queda un país y una región como la nuestra en medio de esta visión, donde al parecer todo llega tarde o en su defecto se transforma a su modo?... ¿Existirán mas posibilidades de resistencia y resiliencia entre la subalternidad? ¿Habrá mas posibilidades de cambio entre las vidas abyectas, excluidas y no dignas de las lagrimas que entre los incluidos y las vidas dignas de llorarse? O a todas estas, en lo que se refiere a la psiquis, el redimiendo y la era digital ¿No somos todos en ultimas incluidos y excluidos? ¿Y qué, cuando el Banco Mundial y los grandes poderes se den cuanta de la importancia de la vida indígena y campesina y quieran fomentarla como una forma de vida necesaria?.
Hoy (ahora) la gente esta mucho mas conectada: trabajando, estudiando, comprando, hablando, viendo, etc. Dentro de la sociedad de la productividad y el rendimiento, donde se espera que se trabaje más, más rápido y más eficiente; donde se espera abarcar el mayor tiempo posible ¿A quien le conviene mas esto?. Puede que ahora las economía se tambalee, seguramente muchos negocios fracasen, pero otros empezaran a volcarse sobre el mercado digital y global y las pequeños y medianos mercados tomaran otros rumbos más amplios y la economía empezara a balancearse. Entonces habremos pasado a un mercado global total y a la moneda digital... Entonces la vigilancia y la tecnología habrán dado un gran paso... Entonces la gestión política de la vida y la salud abra funcionado… Todo esto parece un gran experimento. Puede que hoy todos-todos tengamos miedo e incertidumbre, que las cosas no se vean tan bien ¿Pero a quiénes les conviene más adelante que estemos encerrados, perdiendo menos tiempo y produciendo más?...
Y para ir dejando, en una sociedad donde la gente vive cada vez mas rápido, acelerada, conectada a ordenadores móviles que nos sobresaturan de información; donde las relaciones de tacto y contacto, que fomentan el dialogo y la escucha, se han vuelto insubstanciales o de segundo plano en muchos casos; donde la soledad y el silencio pasan por ser rasgos de una mística lejana o absurda o en el peor de los casos causa de un narcicismo depresivo y donde hemos pasado a darle mas confianza y poder a la democracia y sus políticos, encerrándonos cada vez mas dentro del rendimiento y la vana indignación que se promueven desde las redes sociales ¿Es posible que el esmero y la reflexión puedan llegar a tomarse el tiempo necesario para pasar por “el filtro de la interrogación”, lejos de los estándar, la sujeción o del automatismo mental? ¿Cuánto tiempo, esfuerzo y que tipo de actos se requieren para que seamos consientes, atentos, consecuentes con nuestros actos y seamos capaces de tomar nuestras propias decisiones?...
Por otro lado ¿En verdad existe una duda (real y consiente) sobre lo dado o establecido por el capitalismo? ¿Sabe la gente hasta donde o quienes mueven los hilos del capitalismo? ¿Será una generación o una sociedad en particular la que muestre el camino?... Y… ¿Que podemos esperar –cómo referencié en el escrito sobre “Parasite”– de una realidad paradójica donde se favorece tanto la autonomía como la dependencia?. Chul Han es tajante: “Hoy no hay ninguna multitud cooperante, interconectada, capaz de convertirse en una masa protestante y revolucionaria global… Hoy compiten todos contra todos… La competencia total conlleva un enorme aumento de la productividad, pero destruye la solidaridad y el sentido de comunidad” (“¿Por qué hoy no es posible la revolución?”). En palabras de Lipovetsky: “La vida en presente ha reemplazado a las expectativas del futuro histórico y el hedonismo a las militancias políticas; la fiebre del confort ha sustituido a las pasiones nacionalistas y las diversiones a la revolución” (“La felicidad paradójica”).
Pero insisto, ¿Qué puedo hacer yo por cambiar? Y quizás averiguar ¿Quiénes lo están haciendo y cómo?. Cada vez estoy mas seguro o tengo cierta certeza –que no me invade aún con entusiasmo enardecido como al viejo coronel Aureliano Buendía, bajo los privilegios de la simplicidad y en un pacto honrado con la soledad haciendo pescaditos de oro– que lo que importa es pelear por mi propia liberación y no por ideales abstractos, que al final reclaman autoridad y servidumbre. Cada vez tengo la certeza que es a partir de pequeñas o grandes revoluciones personales, que actúan desde el ejemplo vital y silencioso, que las cosas pueden tomar más grandes rumbos.
Finalmente, considero que uno de los grandes cuestionamientos que esta en juego es el de la vida y por ese mismo camino, la reinvención del amor como: salud, lucha, calidez, asistencia, empatía, conocimiento. O cómo Enrique Leff que piensa que el mayor desafío para trascender la crisis ambiental será darle su lugar al derecho a la vida, al devenir de la vida en la inmanencia de la vida; al derecho de los pueblos de “vivir bien” y construir modos diversos de vida… resguardados por una ética política de la con-vivencia, que busca comprender y habitar el planeta conforme a las condiciones de vida (“El fuego de la vida”). O según Agamben quien considera que el “conflicto político decisivo” de nuestra cultura –al que se debe ver con urgencia– es haber separado lo no-humano y/o el animal de lo humano. Es fundamental preguntarse cómo se entiende hoy la vida y la preservación de la misma, más allá de los números o los datos –como lo pensaría Han– teniendo en cuenta una teoría en sentido amplio que sea capaz de dar cuenta de lo común entre lo humano, el animal y la planta (“Lo abierto. El hombre y el animal”)… y para llevar a cabo ello por supuesto es necesario un cambio substancial y radiacal dentro de nuestro modos de comportamiento para con la naturaleza y/o el planeta… ¿Será posible todo ello –a corto, mediano o largo plazo– tras estos eventos desafortunados (o afortunados)?... Lo mas seguro es que quien sabe… pero lo pronto empezar por uno…
Bueno, eso es lo que pienso o supongo…
Espero estas palabras traviesas y atravesadas puedan ayudar de algo en tu pensamientos…
El Pliegue de Llumeres Aplicación de Los Drones para El Estudio Geológico Estructural 3D The Llumeres Fold A 3D Structural Geology Study Approach Based On Drones