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com/culture/article/andean-glaciers-melting-reshaping-centuries-old-indigenous-rituals

LOS GLACIARES ANDINOS SE DERRITEN, AL


IGUAL QUE LOS RITUALES ANCESTRALES DE
SUS PUEBLOS ORIGINARIOS

El Festival de la Estrella de Nieve es una celebración religiosa que se realiza anualmente y ha


sido parte fundamental de la tradición y de las creencias de los pueblos andinos. Sin embargo,
el cambio climático y la COVID-19 amenazan esas prácticas ancestrales.

“Desapareció. Y nos preguntamos qué pudo haber ocurrido”, comenta Richart Aybar Quispe Soto,
quien participó de la peregrinación por más de 35 años. “‘Fue por culpa del pecado’, ellos dirían,
pero no fue el pecado sino más bien el calentamiento global”.

POR AMANDA MAGNANI


FOTOGRAFÍAS POR ARMANDO VEGA
TRADUCCIÓN AL ESPAÑOL POR DIEGO GRASSO

PUBLICADO EL 9 DE ABRIL DE 2021

Durante la noche, los creyentes solían dejarse guiar por el reflejo de la luz de la luna que
descendía desde las cimas nevadas para así lograr abrirse camino hacia el glaciar sagrado Colque
Punku. Esta tradición ancestral fue llevada a cabo por los peregrinos pertenecientes a variados grupos
indígenas andinos que solían atravesar el Valle Sinakara, en Perú, para realizar así las festividades
religiosas conocidas como Qoyllur Rit’i, lo que significa «la estrella de nieve» en idioma Quechua y
dichas festividades se llevaban a cabo durante cuatro días. “Cuando vas al Qoyllur Rit’i, entrás a un
lugar diferente”, relata Richart Aybar Quispe Soto, quien participó de las peregrinaciones por más de
35 años. “Al ingresar allí, quedas completamente transformado. Me acerco para poder estar en la
nieve, cerca de las estrellas y la luna. Voy para poder contemplar el primer rayo del sol al amanecer y
aguardo con gran devoción poder regresar completamente purificado. Allí, en la cima de la montaña,
volvemos a nacer”.
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Peregrinos realizan rituales en el santuario del «Señor de Qoyllur Rit'I», los cuales incluyen plegarias en búsqueda de salud,
paz y prosperidad.

IZQUIERDA: Un bailarín de la comunidad Paruro es bendecido con agua bendita durante una misa en el Santuario de Qoyllur
Rit'i. Los peregrinos que participan, en especial los bailarines, tienen una fe incondicional al «Señor de Qoyllur Rit'I» desde
muy jóvenes. “Mi padre y mi tío fueron bailarines y se convirtieron en grandes referentes de nuestra comunidad. Ellos me
comentaron que cuando mi madre estaba embarazada, a mí me gustaba bailar aún dentro de su panza, ya que cada vez
que escuchaba un «Wairy» o un «Chaquiri», me emocionaba dentro de ella y comenzaba a pegar saltos”, comenta Jeremy
Said Chacon Delgado, quien también tenía 7 años cuando se convirtió en un bailarín.

DERECHA: Sólo los pueblos más antiguos pueden ascender al glaciar sagrado de Colque Punku con el fin de realizar ciertos
rituales. Los bailarines conocidos como «Pablitos» que se unen a la peregrinación por primera vez reciben tres latigazos
como parte de un ritual ancestral.
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Glaciar Colque Punku en el Valle Sinakara, Perú.

El Festival de la Estrella de Nieve, una celebración religiosa celebrada anualmente, ha sido parte
fundamental de la tradición y de las creencias de los pueblos andinos. Previo a que se desatara la
pandemia por la COVID-19, alrededor de 100.000 peregrinos solían abrirse camino hacia el distrito de
Oncongate que se encuentra al sur de la región montañosa de Cusco, Perú. En lo que respecta al
festival, no se sabe si éste se llevará a cabo este año.

Durante los últimos años, el Glaciar Colque Punku perdió su brillo. La nieve convertida en grandes
bloques de hielo que forman al glaciar se está derritiendo. Los investigadores llegaron a la conclusión
de que los glaciares tropicales de los andes peruanos se han contraído en alrededor de un 30% en los
últimos años.
“Los efectos actuales del cambio climático no sólo ponen en peligro a nuestra supervivencia, sino que
además ponen en peligro una práctica cuyo fin es encontrar el sentido de nuestras vidas”, asevera el
fotógrafo Armando Vega, quien ha documentado los ritos tradicionales de Qoyllur Rit’i desde el año
2017. “Espero que la muestra de veneración hacía la Madre Tierra por parte de los peregrinos pueda
cambiar la visión que la gente tiene sobre la naturaleza, ya que ésta no sólo es un recurso explotable
con fines beneficiosos para la humanidad, sino que además es un regalo que debe cuidarse, es una
ventana hacia el espíritu humano”.

Tradicionalmente, el Festival de la Estrella de Nieve que se lleva acabo a finales de mayo o a comienzos
de Junio entrelaza las creencias de la iglesia Católica Romana con las creencias de los pueblos
originarios, al honorar así tanto a Jesucristo como al glaciar mismo, el cual se lo considera sagrado por
algunos pueblos originarios de la región. Una gran parte de la peregrinación se concentra en un
santuario que se ubica en la base de la montaña en donde una roca muestra una imagen de Jesucristo,
y a quien se lo conoce como «el Señor de Qoyllur Rit’i». Los creyentes realizan bailes y plegarias hasta
altas horas de la noche para recibir salud, paz y prosperidad.
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Los bailarines cargan una cruz al amanecer en uno de los cuatro días de las festividades religiosas conocidas como el
Qoyllur Rit’i, que significa «la estrella de nieve» en lengua Quechua.
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IZQUIERDA: Miembros de la comunidad Huarahuara realizan ofrendas a la Pachamama (Madre Tierra). “Los humanos se
conectan con la tierra de varias maneras. Nuestra relación con la tierra, la cual es en gran medida de dependencia, es física
cuando aramos la tierra. Y es vital cuando cosechamos el fruto de nuestra labor. Pero muchos de nuestros hermanos, dentro
de un contexto urbano, han olvidado que esa relación también es espiritual. Hemos olvidado que la naturaleza nos ha dado
el entendimiento del mundo que nos rodea y de nosotros mismos… Los efectos actuales del cambio climático ponen en
peligro nuestra supervivencia y nuestra habilidad de encontrar el sentido de nuestra existencia”, afirma Lorena Ríos,
periodista y miembro de la comunidad Huarahuara.

DERECHA: Peregrinos encienden velas mientras se realizan plegarias en el santuario del «Señor de Qoyllur Rit'I».

“No estamos perdiendo el suelo sobre el cual caminamos. Estamos perdiendo a nuestra madre”,
asevera Hélio Regalado sobre el derretimiento del glaciar. Hélio ha participado de la peregrinación
desde hace ya 10 años como bailarín que representa a la comunidad Wayri Chunchu.

Aybar Quispe, otro de los bailarines indígenas a quienes se los conocen como guardianes del glaciar,
afirma que se encuentra entristecido y que el hecho de que el glaciar se esté derritiendo implica que
las futuras generaciones ya no podrán experimentar la misma purificación que él pudo gozar gracias
al glaciar.

“Si el glaciar desapareciese, no perdería mi fe, aún si no pudiera ir a Qoyllur Rit’i, pero esto me
dejaría desconsolado”, afirma Aybar, y concluye, “Una parte de mí desaparecería”.
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IZQUIERDA: Lucio Uchura Ordonez posa para una fotografía dentro de su casa en la comunidad Chuachua, en la región de
Q´eros. Se sabe que esta región alberga a los descendientes más cercanos y directos de los Incas. La región de Q´eros ha
atravesado muchos cambios durante los últimos años, producto de los cambios en los ciclos pluviales que llevaron a que
algunos pobladores tuvieran que mudar sus comercios. Los pobladores reciben turistas que quieren aprender sobre la
cultura andina.

DERECHA: El Anciano Alejandro Quispe Huaman posa para la fotografía.


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Tres generaciones de bailarines de la familia Quispe Soto: Victor Quispe Quispe (abuelo - centro), Richart Aybar Quispe Soto
(padre - derecha) y José Isaac Quispe Peralta (hijo - izquierda). Los tres bailarines han participado de la peregrinación hacía
el santuario del Señor Qoyllur Rit'i durante décadas y comparten las mismas preocupaciones sobre el derretimiento del
glaciar. “Mi hijo no puede hacer nada al respecto y eso me produce un gran dolor. Él siente el deseo de ir al glaciar por todas
aquellas historias que le relaté. Pero ahora él no puede ir”.
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IZQUIERDA: Durante las celebraciones por el aniversario de la comunidad Huarahuara, además de los bailes y las ofrendas
a la madre tierra, las mujeres comúnmente visten coloridos vestidos tradicionales. Los más deslumbrantes son aquellos
que visten las mujeres solteras. Entre sus decoraciones se encuentran los «piñis» (ornamentos blancos y brillantes similares
a las lentejuelas) que representan simbólicamente al agua. Además, variadas flores y otros elementos bordados en ambos
lados de la montera (sombrero) y de su pollera muestran los distintos elementos que conforman a la Pachamama, y esto
denota como la madre tierra se integra a la vida diaria de su comunidad.

DERECHA: “Cuando ascendíamos a la montaña hace un par de años, no era necesario portar linternas para ubicar el camino,
tal como lo hacemos hoy en día”, explica Richart Aybar Quispe Soto. “Con la sola luz del glaciar era suficiente. Al llegar
durante la noche, la luna se alzaba – la madre luna – y de a poco el área se iluminaba como si fuera de día. Era algo celestial,
como si fuera un sueño”.

Los Andes es la cordillera más larga del mundo y se extiende sobre siete países: Venezuela, Colombia,
Ecuador, Bolivia, Chile, Argentina y Perú. El 70% de los glaciares tropicales se encuentran en Perú y
varios estudios han dado voz de alarma por el rápido derretimiento de los glaciares de la región, lo
cual alteró las prácticas rituales ancestrales de los pueblos originarios de la región.

En 2004, en un esfuerzo por ralentizar el derretimiento del glaciar, los organizadores del festival
prohibieron una práctica que implicaba cortar bloques de hielo que se compartían entre los miembros
de la comunidad, bajo la creencia de que el agua derretida poseía poderes curativos. “Muchos
rompieron en llanto ya que esto era parte de una tradición que se había llevado acabo por siglos. Sin
embargo, tuvimos que tomar esta decisión drástica para detener el derretimiento del glaciar”, explica
Norberto Vega Cutipa, presidente del Consejo de Naciones Peregrinas y la Hermandad del Señor de
Qoyllurit’i.
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Camino al Santuario del «Señor de Qoyllur Rit'I» a través del Valle de Sinakara, Perú. Así sea montados a caballo o a pie,
los peregrinos llevan provisiones, instrumentos musicales, carpas, colchas y todo lo que fuera necesario durante los cuatro
días de celebraciones.
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Marcelino Lopez Ancali, miembro de la comunidad Wayri Chunchu, parado ante el glaciar Colque Punku sobre el cual fue
bautizado cuando era niño. La zona rocosa estuvo alguna vez cubierta de hielo. “Durante los últimos cinco o siete años,
el clima ha cambiado. El frío y el calor se sienten muy diferentes”. Marcellino culpa a la contaminación por el cambio
climático. “No sé cómo podemos prevenirlo. Muchas veces las personas no piensan en levantar y reciclar los residuos
plásticos, los cuales muchas veces desechamos en cualquier lado contaminando el medio ambiente… Y el sol ya no es
como solía serlo… es mucho más intenso, ya que literalmente te quema. Lo mismo pasa con el frío el cual ya no es como
solía serlo…”.

Los peregrinos recuerdan que en el pasado se observaba que el glaciar tenía capas gruesas de hielo
cuando éste se encontraba a corta distancia del lugar donde se sitúa el santuario y también
recuerdan como la luna iluminaba el camino.
“Cuando ascendíamos a la montaña hace un par de años, no era necesario portar con linternas para
ubicar el camino, tal como lo hacemos hoy en día”, explica Quispe. “Con la sola luz del glaciar era
suficiente. Al llegar durante la noche, la luna se alzaba – la madre luna – y de a poco el área se
iluminaba como si fuera de día. Era algo celestial, como si fuera un sueño”.

“Describir cómo solía ser el glaciar es como intentar explicar los colores a un hombre ciego”, afirma
el hijo de Quispe, José Isaac Quispe Peralta, quien es además bailarín, y luego agrega que es
“imposible describirlo”.

NOTA DEL TRADUCTOR:


Más información sobre esta festividad:
https://ich.unesco.org/es/RL/la-peregrinacin-al-santuario-del-seor-de-qoylluriti-00567

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