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II.- EL DEBIDO PROCESO LEGAL.

A.- ALCANSE PROSESAL DEL “DUE PROCESS”.

Frecuentemente se ha traducido “due process of law” como “procedimiento debido”. Es


cierto que los vocablos se presentan, por su remoto sentido, variable a lo largo del tiempo,
a diversas traducciones. Pero la verdad es que “procedimiento debido” sería “due
Procedure” y no “due process”. Desde 1839, nuestro continente prefirió la expresión
“forma de proceso”, exacta a nuestro modo de ver, pues lo que constituye una garantía
constitucional no es, propiamente un procedimiento. La garantía la constituye un proceso.
Un procedimiento en el estilo que se da esta palabra en el derecho policial, en ciertas
formas del derecho administrativo, o, aún, en el derecho judicial propiamente dicho al
referirse a la jurisdicción voluntaria, no constituye una garantía para nadie. Nuestro texto
constitucional utilizó, pues, la palabra proceso en el sentido que históricamente tiene la
palabra. La garantía de la defensa se desenvuelve sólo en el proceso y no fuera de él.

“Pero no todos los actos del proceso son indispensables para la defensa. Algunos de ellos
pueden suprimirse sin desmedro de la garantía constitucional” (Eduardo J. Couture.
Estudios de Derecho Procesal Civil. Tomo I. La Constitución y el proceso Civil. Páginas
58 y 59. Ediciones Depalma. Buenos Aires. 1989).

B.- ORÍGENES HISTORICOS.

La legislación, de los tribunales y la doctrina procesalística de todos los países han


ido elaborando durante el curso de muchos siglos una serie de reglas o principios
fundamentales del proceso civil, que representan al mismo tiempo las garantías
fundamentales de la parte frente al juez, al adversario y a los terceros. Bastará
recordar los principios milenarios de la acción de parte (“Nemo judex sine actore”),
de la imparcialidad del juez (“Nemo judex in re sua”), del contradictorio (“auditur et
altera pars”). Otros principios constituyen conquista menos antigua, como el de la
independencia de los jueces frente al ejecutivo y la garantía del juez natural
preconstituido por ley, o el principio de carácter abierto y público del
procedimiento. Finalmente otros tienen naturaleza menos general y aparecen
como típicos solamente de algunos ordenamientos, como por ejemplo la garantía
de motivación de las sentencias, el derecho de impugnar una sentencia
desfavorable ante una corte (tribunal) superior o ante la Corte Suprema, la
participación de los jueces populares y la administración de la justicia. (Mauro
Capeletti. Proceso Ideología y Sociedad. Las garantías constitucionales de las
partes en el proceso civil italiano. Pág. 526. Ediciones Jurídicas Europea America.
1974. Buenos Aires).

El “due prosess of law” se trata de una institución de origen y desarrollo


anglosajón. Es comúnmente aceptado y así lo ha sido demostrado que la frase
“due prosess of law” es una variación de la contenida en la Carta Magna de 1215
“per legem terrae”, “by de law of the land”. En el capítulo 39 de la Carta Magna el
rey promete “no free man shall be taken or imprisioned or disseided or outlawed or
exiled or in any way ruined, nor wil we go or send againt him, except by tha lawful
judgment of his peers or by the law of the land”. (Iñaki Esparza Leibar. El principio
del proceso debido. Pág 71. Bosch Editor S.A. Barcelona 1995).
De acuerdo con Capelatti se no ha señalado por Couture que “el precepto de
auditur et altera pars existió siempre en el derecho clásico. Pero es en la Carta
Magna que adquiere su verdadera significación de orden político.

“Su formulación es, entonces, la siguiente: “Nullus liber homo capiatur, vel
imprisonetur aut disseisiatur, aut utlagetur, aut exuleter, aut aliquo modo
destrautur, nec super eum ibimus, nec super eum mittemus, nisi per legale
iudicium parium suorum vel per legenm terre”.

“Este texto constituyó en su momento, el apotegma de la libertad civil. Pero


juzgado con el espíritu de nuestro tiempo y tratando de medir su justo significado
técnico, se advierte el carácter procesal de sus dos garantías principales.

“El “legale iudicium suorum” configura la garantía procesal del juez competente.
Nuestros textos actuales que obligan al actor a acudir, en las acciones personales,
al juez del fuero del demandado, tienen que inclinarse, como un remoto
predecesor histórico, ante ese derecho configurado políticamente, de ser juzgado
solamente por el juez natural, el de la misma condición”.

“El iudicium per legem terre” constituye en el dercho moderno, la garantía de la ley
preexistente. La ley de la tierra es la ley preestablecida, aquella a la cual el
individuo ajusta su conducta en la vida. Solo por infringir esa ley se puede sufrir
castigo. Cuando nuestros textos procesales dicen hoy que el juez en su sentencia
aplicará las disposiciones legales vigentes, lo único que hacen es reglamentar la
garantía política de ser juzgado tan sólo a la luz de ese derecho.””Eduardo J
Couture. Estudios de Derecho Procesal Civil. Tomo I. La Constitución y el Proceso
Civil. Páginas 47 y 48. Ediciones Depalma. Buenos Aires. 1989)

La garantía procesal constituida por la necesidad de aplicar la ley de la tierra, fue


recogida en las primeras constituciones anteriores a la Construcción federal de los
Estados Unidos. Las constituciones de Maryland, de Pensylvania y Massachusetts
recogieron en una disposición expresa el concepto de que nadie puede ser
privado de su vida, libertad o propiedad sin el debido proceso legal (“due process
of law”).

“Más tarde las enmiendas V Y XIV, a la Construcción de Filadelfia habrían de


recoger ese texto expreso.

“Enmienda V: nadie será privado de su vida, libertad o propiedad, sin el debido


proceso legal”

“Enmienda XIV: “ Ningún Estado privará a persona alguna de su vida, libertad o


propiedad sin el debido proceso legal, ni denegará dentro de su jurisdicción, a
persona alguna, la igual protección de las leyes”.
“Entre “law of the land” y “due process of law “ no media sino una instancia de
desenvolvimiento. El concepto específicamente procesal de la Carta Magna, se
hace genérico de la Constitución.
“Ya no se habla del juicio de los pares de la ley de la tierra: se habla de un “debido
proceso legal” como de una garantía que involucra el derecho material de la ley
preestablecida y el derecho procesal del juez competente.

“Cuando la Corte Suprema de los Estados Unidos tuvo que establecer en que
consistían estas garantías del proceso debido y de la ley de la tierra, dijo:
“Determinado lo que es el “due process of law” en las Enmiendas V y XIV la Corte
debe referirse a los usos establecidos, a los modos de procedimiento consagrados
antes de la inmigración de nuestros antepasados que, no siendo inadaptables a
su condición civil y política, han continuado aplicándose por ellos después de su
establecimiento en este País”.

“Y en otro caso: “el lenguaje de la Constitución no puede ser interpretado


sanamente sino por referencia al “common law” y las instrucciones británicas, tal
como existían en el momento en que la constitución fue redactada y adoptada”.
(Eduardo Couture. Estudios de Derecho Procesal Civil. TomoI. La Constitución y el
Proceso Civil. Páginas 50 y 51. Ediciones Depalma. Buenos Aires .1989).

“Tras un estudio de la bibliografía norteamericana se desprende inmediatamente,


que no es característica definitoria del Due Process of Law. (en adelante DPL), su
simplicidad conceptual o su no beligerancia a causa de la común aceptación del
contenido y alcance de su significado. El problema se plantea de forma diversa a
la que podríamos llamar tradicional, y es que pese a tratarse de una institución
cuya vigencia s extiende a lo largo de varios siglos es, y pese a ser constante
objeto de estudio y aplicación tanto de la doctrina como para la jurisprudencia, se
ha resistido a una definición en el sentido al que estamos acostumbrados en los
ordenamientos continentales. Ello puede deberse a que las ideas políticas y
jurídicas fundamentales, de la misma manera que las grandes obras de arte, se
resisten a una definición final, e incluso y posiblemente a una definitiva
comprensión.

“Si existe sin embargo entre los autores un sustrato básico de común aceptación
que atribuye al DPL unos determinados contenidos, que como mínimo, deben
concurrir para que efectivamente se dé. En este sentido se concibe el DPL como
una válvula reguladora entre la libertad individual y las previsibles imposiciones de
la autoridad, asumiendo la existencia de conflictos entre los ciudadanos y aquella
encauzando la resolución de los mismos por medio de procedimientos legales. Es
el concreto alcance de esa legalidad el que, y en la practica, ha ofrecido sucesivas
versiones del DPL, dependiendo de las oscilaciones de conceptos indeterminados
tales como interés general, arbitrariedad, injusto o desleal.

“Es evidente en este punto el indudable componente sociológico del concepto,


siendo así que su definitorio concurso lo dota de una indudable flexibilidad que ha
permitido la longevidad de la institución y a cambio la imposibilidad de definirlo
absolutamente si no es relación con un momento histórico determinado, aunque
siempre subyace la idea de una “constante voluntad de armonizar, de forma
consciente y sutil, la aspiración de una vida más justa con la relación entre la
satisfacción individual y el bienestar social.
“Tanto la doctrina como la jurisprudencia principalmente norteamericana, nos
ofrecen muchos ejemplos que confirman el sentido de lo dicho en cuanto a la
flexibilidad y progresiva extensión de la polifacética institución, introduciendo
invariablemente elementos no sólo jurídico sino además políticos, sociológicos,
éticos, morales, etc., que progresivamente van definiendo y configurando el DPL,
alrededor de una idea central percibida como una amplia e indefinida protección.

“Dado campo que tras la institución que pretendemos analizar se adivina,


deberemos necesariamente acotar aquellas facetas del mismo que por su
trascendencia procesal puedan sernos de especial utilidad. Así una primera
acepción del DPL que, no por obvia, debemos dejar de tratar es la que considera
el mismo como “aquel proceso que es debido- entendido como derecho subjetivo-
cuando los poderes de la administración se movilizan con el objetivo de privar a
un individuo de su vida, libertad o propiedad”. El mismo lo constituyen las
salvaguardas para l protección de los derechos individuales que han sido
establecidos por la Constitución de los EEUU e interpretadas por la jurisprudencia
norteamericana para la aplicación y protección de los derechos privados; DPL
implica el derecho fundamental de una persona a ser libremente escuchada, el
derecho a la tutela jurisdiccional “day in court”.

“Aparece el concepto en el sistema norteamericano para significar la fundamental


protección de la libertad individual, la justicia. El DPL se fundamenta doblemente
en la United States Code, Enmiendas Quinta y Decimocuartas, cada una de cuyas
clausulas dispone que la vida, la libertad o la propiedad no pueden ser objeto de
privación sin un proceso debido.

“En la práctica, las mencionadas previsiones constitucionales junto con los


preceptos también constitucionales que las determinan, incluyen dos garantías
distintas, según se deduce de una inicial aproximación al tema:

“1º.- El DPL dispone lo que es conocido como “Due Process Procesal”, lo que
significa que ningún órgano jurisdiccional puede privar de la vida, libertad o
propiedad, a ningún sujeto de derecho, excepto a través de procesos ajustados a
la United States Code. Así, una persona no podrá ser expropiada sin ser notificada
de ello y oídas sus alegaciones, ni puede ser privado nadie de su libertad sin un
juicio limpio (“Fair Trial”).

“2º.- La cláusula de DPL garantiza el “Due Process Procesal”, lo que significa


que la administración no puede limitar o privar arbitrariamente a los individuos de
ciertos Derechos Fundamentales, como aquellos contenidos en la United States
Code, sin disponer de un motivo que así lo justifique, se trata en definitiva de una
forma de autocontrol constitucional, de la discrecionalidad en la actuación de la
administración pública en general (v.gr. el Due Process sustantivo prohíbe a los
poderes públicos la aplicación de las leyes restrictivas a la libertad de expresión,
excepto si pueden, los poderes públicos, demostrar que tales leyes son necesarias
por un apremiante- y por tanto superior- interés público).

“Vamos ahora a centrarnos específicamente en el primero de los significados


citados que hemos denominado DPL procesal, que constituirá nuestro inmediato
objeto de estudio. Debemos prescindir de parte de los que para la doctrina
anglosajona significa el DPL, concretamente de las implicaciones del DPL con el
inicio del procedimiento legislativo y su posterior desarrollo-sometidos en todo
momento a los límites impuestos por el DPL sustantivo en el sentido ya anticipado
- centrándonos exclusivamente en las manifestaciones del DPL en el aspecto
jurisdiccional, su significado, exigencias y alcance ante la eventual existencia de
un conflicto que requiera de un proceso para su resolución. Procedimiento en
definitiva del estudio del DPL sustantivo por no resultar aplicable a una
manifestación jurisdiccional de la norma.

“La finalidad del DPL procesal lo constituye en esencia la garantía de un juicio


limpio para las partes en cualquier proceso y en especial para las partes en un
proceso y penal, ya que la función jurisdiccional aplicada de acuerdo a sus
características minimiza el riesgo de resoluciones injustas. Ello no supone la
obligación para todos los estados de circunscribirse a un exclusivo tipo de
procedimiento, ya que cualquiera que respete su finalidad, especialmente que
evite el ejercicio arbitrario del poder, será perfectamente válido.

“En otras palabras, en los estados USA la garantía del juicio limpio es parte, parte
nuclear pero no la totalidad, del alcance de la cláusula DPL que contiene
superpuestas y desarrolladas otras especificas garantías destinadas a asegurar la
realización de la justicia en los procesos principalmente penales.

“Varias de las garantías a las que hacemos referencia, las más básicas, que
constituyen los elementos irrenunciables del “Flair trial” y por lo tanto
manifestaciones propias del DPL procesal, están recogidas a modo de catalogo en
la Sexta Enmienda de la United States Code y son:

a.- Derecho a un proceso rápido (“Justice delayed is justice denied”)

b.- Derecho a un proceso público

c.- Derecho a un proceso con jurado imparcial

d.- Derecho a juez natural

e.- Derecho a ser informado de la naturaleza y causa de la acusación


formulada

f.- Derecho al careo con testigos


g.- Derecho a la asistencia letrada.

Podemos provisionalmente concluir que en los EEUU la garantía del juicio limpio
no es un concepto simple, sino una combinación de elementos que aseguran una
determinada forma de proceso en torno a los valores equidad, imparcialidad,
igualdad, publicidad, racionalidad, certeza y universabilidad, estando todos ellos
incluidos y presentes en la cláusula DPL que además incorpora otros requisitos
específicos contenidos en otras partes de la United States Code. (Iñaki Esparza
Leibar. El principio del proceso debido. Págs 71 a 77 Bochs Editor SA Barcelona
1995).

La extraordinaria trascendencia que tiene el debido proceso para la adecuada


protección de los derechos de la persona humana generó la incorporación de este
concepto como uno de los trascendentales derechos que posee en todos los
tratados de derechos internacionales que sobre la materia se han celebrado a
partir de la mitad del presente siglo.

Al efecto, podemos reseñar como los principales tratados internacionales en los


cuales nuestro país es parte y que contemplan la existencia del debido proceso
como una de las garantías-por no decir la principal garantía para los derechos de
la persona humana, los siguientes:

Declaración Universal de Derechos Humanos:

-Artículo 8

Toda persona tiene derecho a un recurso efectivo, ante los tribunales nacionales
competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales
reconocidos por la ley.

-Artículo 10

Toda persona tiene derecho, en condiciones de plena igualdad, a ser oída


públicamente y con justicia por un tribunal independiente e imparcial, para la
determinación de sus derechos y obligaciones o para el examen de cualquier
acusación contra ella en materia penal.

-Artículo 14.1

Todas las personas son iguales ante los tribunales y cortes de justicia. Toda
persona tendrá derecho a ser oída públicamente y con las debidas garantías por
un tribunal competente, independiente e imparcial, establecido por la ley, en la
substanciación de cualquier acusación carácter penal formulada contra ella o para
la determinación de sus derechos y obligaciones de carácter civil. La prensa y el
público podrán ser excluidos de la totalidad o parte de los juicios por
consideraciones de orden moral, orden público o seguridad nacional en una
sociedad democrática, o cuando le exija el interés de la vida privada de las partes
o, en la medida estrictamente necesaria en opinión del tribunal, cuando por
circunstancias especiales del asunto la publicidad pudiera perjudicar los intereses
de la justicia; pero toda sentencia en materia penal o contenciosa será pública,
excepto en los casos en que el interés de menores de edad exija lo contrario, o en
las actuaciones referentes a pleitos matrimoniales o la tutela de menores.

Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre

-Artículo XVIII: Derecho de justicia


Toda persona puede concurrir a los tribunales para hacer velar sus derechos.
Asimismo debe disponer de un procedimiento sencillo y breve por el cual la justicia
lo ampare contra actos de la autoridad que violen, en perjuicio suyo, alguno de los
derechos fundamentales consagrados constitucionalmente.

-Artículo XXVI: Derecho a proceso regular

Se presume que todo acusado es inocente, hasta que se pruebe que es culpable.
Toda persona acusada de un delito tiene derecho a ser oída en forma imparcial y
pública, a ser juzgada por tribunales anteriormente establecidos de acuerdo con
leyes preexistentes y a que no se le imponga penas crueles, infamantes o
inusitadas.

Convención Americana de Derechos Humanos

-Artículo 8. Garantías judiciales

1.-Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de
un plazo razonable, por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial,
establecido con anterioridad por la ley, en la substanciación de cualquier actuación
penal formulada contra ella, o para la determinación de sus derechos y
obligaciones de orden civil, laboral, fiscal, o de cualquier otro carácter.

Además, debemos tener presente que “a partir de la Enmienda V la formula ”law of


the land”, transformada ya en “due process of law”, comenzó su recorrido triunfal
por casi todas las constituciones del mundo y en especial las americanas. El
concepto de “Procedimiento legal” fue considerado desde entonces como la
garantía esencial del demandado, de la cual ninguna ley podrá privarle. “(Eduardo
J. Couture. Estudios de Derecho Procesal Civil. Tomo I. La Constitución y el
proceso Civil. Páginas 50 y 51 Ediciones desalma. Buenos Aires 1989).

C.- EL DEBIDO PROCESO EN NUESTRA CONSTITUCIÓN.

El artículo 19 Nº 3 de la Constitución Política de 1980 establece “que toda


sentencia de un órgano que ejerza jurisdicción debe fundarse en un proceso
previo legalmente tramitado. Corresponderá al legislador establecer siempre las
garantías de un procedimiento y una investigación racional y justa”.
El texto exige que “toda sentencia de un órgano que ejerce jurisdicción debe
fundarse en un proceso previo, legalmente tramitado, correspondiendo al
legislador establecer siempre las garantías de un racional y justo procedimiento.
Encontramos aquí varios requisitos para la validez de la sentencia de cualquier
órgano que ejerza jurisdicción. Aclaremos primero que se trata de un texto
aplicable a cualquier autoridad, expresión sinónima de órgano en la constitución,
que ejerza jurisdicción, o sea, que deba cumplir funciones o ejercer atribuciones
que afecten derechos de las personas. Además, dejamos establecido que la
expresión “sentencia” no se refiere exclusivamente a la sentencia judicial. Sino a
cualquier resolución, ya vimos que de cualquier autoridad, que ejerciendo sus
atribuciones afecte derechos constitucionales o legales.

Para que esa resolución de autoridad sea válida debe reunir los siguientes
requisitos:

1).-Que exista un proceso previo, legalmente tramitado.

Luego, la resolución es nula si no existe una tramitación anterior a ella, en que el


afectado haya siso oído en sus defensas y pruebas, (Enrique Evans de la Cuadra.
Los Derechos Constitucionales. Tomo II Página 28 Editorial Jurídica de Chile).

De acuerdo a ello, no sería legítimo que se ejerciera la función jurisdiccional para


la solución de cualquier conflicto si no emana de ella de un proceso previo
legalmente tramitado.

Con las ideas de que el proceso debe ser previo y legalmente tramitado, el
Contribuyente “se refiere al acto jurisdiccional máximo que resuelve el conflicto,
con efecto de cosa juzgada, que es la sentencia definitiva. Si este inciso 5º Nº3
del atr 19 lo concordamos con el primer inciso del mismo Nº3, relativo a la igual
protección de la ley en el ejercicio de los derechos de las personas, podemos
concluir que , tanto en el artículo 19 Nº3, como en artículo 73- a propósito de las
facultades de conocer, juzgar y hacer ejecutar lo juzgado y de la organización de
los tribunales, la Carta Fundamental ha dado un amplio reconocimiento al proceso
como forma de solucionar el conflicto de relevancia jurídica.

“En relación con esta misma materia, hay un grupo de disposiciones que, por ser
ultraconocidas, y que se refieren al proceso penal, me voy a permitir reseñarlas
solamente son: el artículo 19 Nº7 letra b,), que se trata de la detención; el 21, que
se refiere al amparo; el 19 Nº7 letra c), atinente al derecho que se toda persona a
ser procesada por el juez competente; y otras disposiciones del mismo artículo 19
Nº7, que se refiere a la incomunicación, la declaración del inculpado, la libertad
provisional y la indemnización del daño causado por un proceso injusto. Estas son
disposiciones constitucionales referidas al proceso penal. (Juan Colombo C. El
Derecho Procesal funcional y sus bases constitucionales. Páginas 77 y 78, revista
de Derecho Procesal. Facultad de Derecho Universidad de Chile. Nº 19 1997,
Santiago, Chile).
2).-El Proceso debe desarrollarse para los efectos de permitir la dictación de
la sentencia dirigida a resolver el conflicto siempre a través de un
procedimiento racional y justo, correspondiendo al legislador su
establecimiento.

Al efecto, se ha señalado que para la validez de la resolución de autoridad es


necesario que “la ley haya establecido un racional y justo procedimiento. Si la ley
no lo ha establecido, corresponde que la autoridad que va a aplicar una sanción o
que de alguna manera va afectar derechos, antes de resolver cumpla con la
exigencia del “racional y justo procedimiento”. Si así no sucede, la sanción
aplicada y el acto de autoridad son nulos (Art. 7º de la Constitución), y así
declararlo la justicia ordinaria.

En cuanto a la utilización de las expresiones “racional y justo procedimiento” es


menester tener presente que “el señor Bernales señala que bien podrá emplearse
la expresión “justo proceso”; a lo que el señor EVANS agrega que bien podría
decir “justo o racional”.

“El señor DIEZ manifiesta que ambos conceptos son distintos: racional y justo.
Racional, referido al procedimiento, y justo, a lo sustantivo.

“El señor EVANS expresa que si se emplea escuetamente la expresión “debido


proceso”, tiene el temor- aunque es partidario de un texto escueto- de obligar al
interprete, a la jurisprudencia, a los tratadistas y a los abogados, a un estudio
exhaustivo de los antecedentes, especialmente, como ha señalado el profesor
Bernales, de la doctrina y la jurisprudencia anglosajonas.

“En cambio, cree que nadie puede dejar de entender o de sostener con un
mínimo de valor, en el sentido de eficacia, que hay ciertas garantías mínimas
racionales de un proceso ya se desprenderá de la naturaleza del proceso si es
garantía mínima racional, el que, por ejemplo, deba ser la sentencia objeto de
apelación o de consulta, o no; dependerá de la naturaleza del asunto el que
racionalmente pueda concluirse que no es necesario otorgar un recurso. Por eso,
consulta si sería conveniente emplear la expresión “racional” agregada a “justo”,
como se ha sugerido, en lugar de “debido proceso”.

“El señor BERNALES señala que a él le gustaría agregar la expresión “justicia” a


“racionalidad”, por una razón de conocimiento práctico en los tribunales.

“Si se pone solo la expresión “debido proceso”, podría interpretarse que lo que es
debido es lo que esta en la ley, y lo que se debe hacer es lo que ha dicho la ley.
Entonces resulta que es un poco restringido y puede interpretarse asimismo en
forma limitada. Por eso, considera adecuado agregar las expresiones
“racionalidad y justicia”. (Enrique Evans de la Cuadra. Los Derechos
Constitucionales. Tomo II, página 28 Editorial Jurídica de Chile).
“Según nuestro Diccionario de la Lengua Española, el vocablo “racional” significa
“arreglada a la razón” y “razón” equivalente a “justicia”; a su vez “justo” significa
“que obra según justicia y razón” y justicia “es derecho, razón o equidad”.

“Como estos conceptos son, ciertamente, muy genéricos y se prestan para


entenderlos con criado criterio, la Comisión de Estudio que laboró la norma prefirió
referirse al “racional y justo procedimiento” en vez de enumerar cuáles son las
garantías reales del debido proceso, obviando así la dificultad de tipificar
específicamente los elementos que la componen y el riesgo de omitir algunos.

“Con todo, acordó dejar constancia en actas, para la historia fidedigna de la


disposición, que sus miembros coincidían en que eran garantías mínimas de un
racional y justo proceso permitir oportuno conocimiento de la acción, adecuada
defensa y producción de la prueba que correspondiere. (Sesión Nº 103, págs 19 y
20 “).

“Asimismo, se estimó que corresponderá en definitiva a la Corte Suprema, cuando


se plantee un recurso de inaplicabilidad, determinar si la ley impugnada se ha
cumplido con esa exigencia constitucional. (Sesión Nº 103, págs 16 y 17)” Mario
Verdugo Y Emilio Pfeffer Urquiaga. Sección IV. Los Derechos y Deberes
constitucionales. Derecho constitucional. Tomo I página 217 Editorial Jurídica de
Chile 1994).

El racional y justo procedimiento “son dos términos valorativos, difíciles de definir,


pero apuntan hacia lo que yo comentaba al principio de esta exposición: que si el
proceso no es racional y justo, va a seguir siendo proceso, pero no va a cumplir
con la finalidad de proteger realmente los derechos del Estado y de los
particulares, pues no se restablecerá la vigencia de la norma con la velocidad y
eficacia que se requieren. De allí el énfasis que pone la Constitución al señalar
que el proceso debe ser útil para el cometido que dicha Carta señala. Todas esas
ideas se refieren a la norma del procedimiento.

“En relación con el tema, cabe destacar algo bastante importante, que es el
principio de la bilateralidad y la prueba. El primero consiste en que nadie puede
ser condenado si no ha sido debidamente emplazado. Y eso, obviamente está
comprometido en un proceso racional, ya que si éste se pudiera seguir sin notificar
o emplazar ala sujeto pasivo, seria evidentemente irracional, sin perjuicio de que,
además, pudiese ser injusto.

“El otro punto de gran interés es la prueba. Tanto el actor, en si caso, como el
sujeto pasivo, tienen derecho a la prueba porque el proceso en el fondo, es un
expediente para reconstruir hechos pasados; el conflicto se va reconstruir,
favorable o desfavorablemente para una y otra parte, según la convicción que el
juez se forme de los hechos que antes ocurrieron. La forma de trasladarlos al
proceso es justamente la prueba,” (Juan Colombo C, El Derecho Procesal
funcional y sus bases constitucionales. Páginas 77 y 78. Revista de Derecho
Procesal. Facultad de Derecho Universidad de Chile Nº 19, 1997 Santiago Chile).
D.- LAS GARNTÍAS QUE DEBEN CONTEMPLARSE POR EL LEGISLADOR PARA
QUE LA SENTENCIA EMANE DE UN PROCESO PREVIO, DESARROLLADO SEGÚN
UN RACIONAL Y JUSTO PROCEDIMIENTO.

En primer lugar, debemos recordar que el Derecho Procesal, así como sus
principales instituciones como la acción, la jurisdicción y el proceso, conforman
una unidad, reconociendo la diversidad que puede existir entre los procedimientos
civiles y penales para el desarrollo de un proceso de atención al conflicto que debe
resolverse mediante él.

En consecuencia, las garantías para que el procedimiento sea racional, justo y


permita el desarrollo del proceso destinado a la dictación de la sentencia
destinada a resolver el conflicto deberán ser comunes tanto para el proceso civil
como para el proceso penal.

Sin embargo, ello no obsta a que en atención a la diversa naturaleza del conflicto
que se debe resolver luego del desarrollo del proceso, se contemplen respecto al
procedimiento penal garantías adicionales tanto por parte del Contribuyente como
del legislador, las que serán estudiadas en el ramo del Derecho Penal, en el que
una reforma de nuestro procedimiento penal ha aumentado dichas garantías al
establecer un nuevo sistema procesal penal predominante acusatorio.

Las garantías mínimas para que nos encontremos ante un procedimiento racional
y justo para el desarrollo de un debido proceso son las siguientes:

a.- El derecho a que el proceso se desarrolle ante un juez independiente e imparcial.


b.- El derecho a un juez natural preconstituido por la ley.
c.-El derecho de acción y de defensa.
d.- El derecho a un defensor.
e.- El derecho a un procedimiento que conduzca a una pronta resolución del conflicto.
f.- El derecho a un procedimiento que contemple la existencia de un contradictorio.
g.- El derecho a un procedimiento que permita a las partes la rendición de prueba.
h.- El derecho a un procedimiento que contemple una igualdad de tratamiento de
las partes dentro de él.
i.- El derecho a un procedimiento que contemple la existencia de una sentencia
destinada a resolver el conflicto.
j. El derecho a un recurso que permita impugnar las sentencias que no emanen de
un debido proceso.
D.A- EL DERECHO A QUE EL PROCESO SE DESARROLLE ANTE UN JUEZ
INDEPENDIENTE E IMPARCIAL.

En primer lugar, debemos dejar establecido que la independencia del juez dice
relación con los órganos legislativos y ejecutivos del Estado, base orgánica para el
ejercicio de la función jurisdiccional que se encuentra contemplada en el artículo
73 de la Carta Fundamental y a la cual ya nos hemos referido en cuanto a sus
diversos alcances.
En segundo lugar, a través de la imparcialidad o competencia subjetiva, básicamente
nos estamos refiriendo a la necesidad de que el juez no se encuentre en una
especial relación con una de las partes o con la materia del conflicto de manera
que sea de temer la existencia de influencias y perturbaciones, respecto de la
objetividad y serenidad de juicio.
Para que nos encontremos ante un debido proceso de ley, que permita el
pronunciamiento de una sentencia para dar cumplimiento a la garantía de igual
protección de la ley en el ejercicio en los derechos contemplada en el art. 19 N° 3
de la Carta Fundamental, es menester como requisito sine qua non que el órgano
jurisdiccional encargado de ejercer esa función sea imparcial.
Es de la esencia del ejercicio de la jurisdicción, que el órgano encargado de
ejercer la función sea imparcial, puesto que éste se sitúa supra partes para los
efectos de imponerles la solución del conflicto.
De allí, que el juez que ejerce la jurisdicción debe ser imparcial, es decir, debe ser
una persona distinta a las partes del conflicto, e imparcial, es decir, no debe poseer
ninguna vinculación con las partes que le motive un designio en favor o en contra de
alguna de las partes.
En las Actas de la Comisión de Estudios de la Nueva Constitución, el profesor
José Bernales dejó expresa constancia que uno de los presupuestos para que nos
encontremos ante un racional y justo procedimiento, consiste en la existencia de
"un tribunal constituido de tal manera que dé una seguridad razonable de
honestidad e imparcialidad (Enrique Evans de la Cuadra. Los Derechos
Constitucionales Tomo II. Página 31 .Editorial Jurídica de Chile).
Por otra parte, es menester tener presente que en los tratados internacionales
suscritos en Chile sobre los derechos humanos se diferencia claramente la
independencia de la imparcialidad.
Al efecto, se ha señalado que "el derecho supranacional contemporáneo
diferencia claramente ambos atributos y, así, el Pacto internacional de Derechos
Civiles y Políticos demanda un juez independiente e imparcial, formula que el
Pacto de San José de costa Rica reproducirá años más tarde. Es que, con esfuerzo
y singulares condiciones propias, se puede llegar a ser dependiente e imparcial y
se podrá ejercer jurisdicción. Quien, en cambio, sea independiente (no dependa de
nadie: ni se subordine a potestad alguna), pero sea parcial, jamás ejercerá la
jurisdicción."(Raúl Tavolari Oliveros. Tribunales, Jurisdicción y Proceso. Página 55.
Editorial Jurídica de Chile.)
En caso que concurra una causa que le reste imparcialidad al juez para la
solución del conflicto se dice que éste no posee una competencia de carácter
subjetiva.
Al efecto, el artículo 194 del C.O.T. establece que "los jueces pueden perder su
competencia para conocer determinados negocios por implicancia o recusación
declaradas, en caso necesario, en virtud de causas legales."
;
Nuestro legislador celoso de resguardar la efectiva imparcialidad de los jueces ha
establecido una serie de casos que pueden generan o pueden generar la inhabilidad
de un juez para los efectos de conocer un determinado proceso, no obstante
poseer por el tribunal del cual forma parte competencia objetiva en virtud de las
reglas de la competencia absoluta y relativa.
Los medios a través de los cuales se pueden hacer valer las inhabilidades de un
juez por carecer de la imparcialidad necesaria para conocer de un determinado
proceso son implicancias y recusaciones.
Como lo ha dicho nuestro Tribunal Constitucional "todo juzgamiento debe emanar de
un órgano objetivamente independiente y subjetivamente imparcial, creado por la
ley. Es más, se ha reiterado que la independencia e imparcialidad del juez no solo
son componentes de todo proceso justo y racional, sino que además son
elementos consustanciales al concepto mismo de tribunal"(T. Constitucional.
5.4.1988. R. t. 85. Sec.6a.pág. 4) Mario Verdugo y Emilio Pfeffer Urquiaga. Sección
IV. Los Derechos y Deberes Constitucionales. Derecho constitucional Tomo I.
Página 214. Editorial Jurídica de Chile. 1994).

D.B.- EL DERECHO A UN JUEZ NATURAL PRECONSTITUIDO POR LA LEY.


Para que nos encontremos ante un debido proceso, no basta con que el juez sea
independiente e imparcial, sino que además es menester que el tribunal se
encuentre predeterminado por la ley y no nos encontremos en presencia de un
tribunal que sea designado especialmente para la solución de un determinado
conflicto.
Este principio se encuentra contemplado en el inciso 4° del Ñ° 3 del art. 19 de
nuestra Carta Fundamental al señalamos que "nadie puede ser juzgado por
comisiones especiales, sino por un tribunal que le señale la ley y que se halle
establecido con anterioridad por ésta”.

La disposición guarda perfecta concordancia con el artículo 73 que al definir la


jurisdicción reitera el principio de la legalidad del tribunal, y además, con el artículo
74, que establece que una ley orgánica constitucional determinará la organización
y atribuciones de los tribunales que fueren necesarios para la pronta y cumplida
administración de justicia"
"La repulsa por las "comisiones especiales" ya se manifestaba en la Constitución
de 1822 “todos serán juzgados en causas civiles y criminales por sus jueces
naturales y nunca por comisiones particulares”.
"En el seno de la Comisión se generó un interesante debate en relación con la
frase '''establecido con anterioridad por ésta". Partiendo del supuesto que la
expresión "juzgar "esta empleada en la acepción de "sentencia", se podría pensar
que el tribunal debería estar establecido con anterioridad a la dictación de la
sentencia; con anterioridad a los hechos o iniciación del proceso. En el seno de la
Comisión prevaleció este último parecer (Sesiones Nos 99- 100., Págs. 6 y 7;
Sesión N° 101, pág. 28).No obstante, el Tribunal Constitucional al pronunciarse
respecto de la constitucionalidad del proyecto de ley orgánica constitucional
relativo al Congreso Nacional, resolvió que la Cámara de Diputados y el Senado
sólo podrán ejercer sus atribuciones de acusar y resolver las acusaciones
constitucionales respecto de hechos acaecidos con posterioridad a su instalación,
es decir, después del 11 de marzo de 1990.
"Debemos destacar que el inciso 4° que analizamos es el único correspondiente
al numeral 3° del artículo 19 que se encuentra tutelado por el recurso de protección".
Mario Verdugo y Emilio Pfeffer Urquiaga. Sección IV. Los Derechos y Deberes
constitucionales. Derecho constitucional Tomo I. Páginas 214 y 215. Editorial
Jurídica de Chile. 1994).

El artículo 2° del N.C.P.P., titulado ''''Juez natural dispone que "nadie podrá ser
juzgado por comisiones especiales, sino por el tribunal que señalare la ley y que se
hallare establecido por ésta con anterioridad a la perpetración del hecho". De acuerdo
con este precepto, nuestro legislador ha establecido un criterio más restrictivo al
contemplado en las Comisión de Estudios de la Constitución de 1980 sobre la
anterioridad con la cual debe encontrarse establecido el tribunal encargado de juzgar
un hecho

D.C.- EL DERECHO DE ACCIÓJV Y DE DEFENSA.

Al efecto, nuestra Carta Fundamental establece en su artículo 19 Nº 3 inciso primero que


"La Constitución asegura a todas las personas: 3° La igual protección de la ley en
el ejercicio de sus derechos.
"Como es natural, no basta con que la ley establezca derechos si ello no va
acompañado de las medidas de protección adecuadas para asegurar que tales
derechos se respeten. Pero hay más, cualquiera que recurra a la justicia ha de ser
atendido por los tribunales con arreglo a unas mismas leyes y con sujeción a un
procedimiento común, igual y fijo.
"La igualdad ante la justicia supone no solamente un trato igualitario a todas las
personas comprometidas o sometidas a un mismo proceso o juicio, sino también el
derecho de quienes son juzgados en un juicio determinado a recibir el mismo trato
que en otros juicios o procesos han recibido otras personas que estaban en su
misma situación. (Mario Verdugo y Emilio Pfeffer Urquiaga. Sección IV. Los
Derechos y Deberes constitucionales. Derecho constitucional Tomo I. Páginas 211.
Editorial Jurídica de Chile. 1994).
De acuerdo con ello, se ha señalado que "se impide al legislador privar
subrepticiamente a los particulares de los derechos reconocidos en el plano
sustancial negando a los titulares de tales derechos el acceso a los tribunales, tal
como ocurrió bajo el régimen fascista, sobre todo con las leyes raciales. En
segundo lugar, la misma se opone a todo intento dirigido a reducir el número de los
procedimientos mediante la transferencia de ciertas clases de casos - por ejemplo,
los de valor limitado o los conexos con el tráfico de la circulación- de los tribunales a
los órganos de naturaleza administrativa".(Mauro Capeletti. Proceso Ideología y
Sociedad. Las garantías constitucionales de las partes en el proceso civil italiano.
Pag. 548. Ediciones Jurídicas Europa America.1974. Buenos
Aires.)

D.D.- EL DERECHO A UN DEFENSOR.

Al efecto, nuestra Carta Fundamental establece en su artículo 19 N° 3 incisos


segundo que "toda persona tiene derecho a defensa jurídica en la forma que la ley
señale y ninguna autoridad o individuo podrá impedir, restringir o perturbar la
debida intervención del letrado si hubiere sido requerida. Tratándose de los
integrantes de las Fuerzas Armadas y de Orden y Seguridad Pública, este derecho
se regirá en lo concerniente a lo administrativo y disciplinario, por las normas
pertinentes de sus respectivos estatutos. La ley arbitrará los medios para otorgar
asesoramiento y defensa jurídica a quienes no puedan procurárselos por sí
mismos."
"Don Sergio Diez puntualizó que el concepto de "defensa" implica asumir
patrocinio y representación del defendido. El "asesoramiento" o "asistencia" se
puede traducir como consejo, recomendación o informe que se entrega a una
persona. (Sesión 103 Pag. 5.)
"Sabido es que sin el auxilio del letrado (abogado) todas las garantías de un proceso
justo pueden quedar malogradas.
"De ahí que, junto con elevarse a rango constitucional el derecho que tiene toda
persona para contar con asistencia letrada, se asegura a los abogados plena
libertad para el desempeño de sus tareas, intervención del letrado debe admitirse
no sólo ante los tribunales ordinarios de justicia, sino en cualquier órgano
jurisdiccional o ante cualquier autoridad.
"Con todo, se precisa que la intervención del letrado - que no puede ser impedida,
restringida, o sea limitada, ni perturbada, o sea obstaculizada- debe ser "debida", es
decir, pertinente y respetuosa, y realizarse conforme a los procedimientos
racionales justos que señale la ley.

"El Presidente de la Comisión precisó que el mandato que se contiene en el inciso


3° se encuentra dirigido al legislador, a fin de evitar que la autoridad administrativa
pudiese establecer con carácter obligatorio un sistema de defensa y
asesoramiento. (Sesión N° 103, pág.9) (Mario Verdugo y Emilio Pfeffer Urquiaga.
Sección IV. Los Derechos y Deberes constitucionales. Derecho constitucional
Tomo I. Páginas 213 y 214. Editorial Jurídica de Chile. 1994).

D.E.- EL DERECHO A UN PROCEDIMIENTO QUE CONDUZCA A UNA PRONTA Y


JUSTA RESOLUCIÓN DEL CONFLICTO.

El artículo 74 de la Carta Fundamental establece que "una ley orgánica


constitucional determinará la organización y atribuciones de los tribunales que
fueren necesarios para la pronta y cumplida administración de justicia en todo el
territorio de la República."
El tiempo tiene también una especial consideración en relación con el proceso,
así la sexta enmienda de United States Code garantiza el derecho a un juicio
rápido / Speed Trial, de tal manera que un retraso injustificado, imputable a los
Tribunales y que cause perjuicio al acusado supondrá una violación del Due
Procees of Law.- ".(Iñaki Esparza Leibar. El principio del proceso debido. Pag. 112.
Bosch Editor S.A. Barcelona 1995).
El derecho a un proceso rápido es esencial para la existencia de un debido proceso
de ley, puesto que se ha entendido que la consagración de un procedimiento que
contemple plazos más allá de los necesarios para la resolución del conflicto,
importaría en definitiva una denegación de la justicia ("Justice delayed is justice
denied").-
De acuerdo con lo anterior, y teniendo que el proceso debe conducir como señala
nuestra Constitución a una pronta y cumplida administración de justicia en todo el
territorio de la República, si se estableciera un procedimiento que contemplara
plazos o trámites innecesarios para la resolución del conflicto, dilatando
innecesariamente su solución en el proceso, el referido procedimiento no sería
racional y por ello tendría un carácter inconstitucional.

D.F.- EL DERECHO A UN PROCEDIMIENTO QUE CONTEMPLE LA


EXISTENCIA DE UN CONTRADICTORIO.

Esta garantía se manifiesta como la "del día ante el tribunal" en el derecho


anglosajón.
"La Suprema Corte de los Estados Unidos ha sostenido sistemáticamente que la
garantía del proceso debido, en cuanto se refiere a actuaciones judiciales,
consiste en una razonable posibilidad de hacerse escuchar, constituida por una
"notice" y una "hearing".
"Interpretando el sentido de esta garantía, la Suprema Corte ha dicho que "his day
in Court" equivale a las siguientes cosas: 1) Que el demandado haya tenido noticia,
la que puede ser actual o implícita, de la promoción de los procedimientos con los
cuales el derecho puede se afectado; 2) Que se la haya dado una razonable
oportunidad de comparecer y exponer sus derechos, incluso el derecho de
declarar por sí mismo, de suministrar testigos, de introducir documentos
relevantes y otras pruebas 3) Que el tribunal ante el cual los derechos son
cuestionados esté constituido de tal manera razonable de su honestidad e
imparcialidad; 4) Que se un tribunal de la jurisdicción adecuada (a court of the
competent jurisdiction). (Eduardo J. Couture. Estudios de Derecho Procesal Civil.
Tomo I. La Constitución y el Proceso Civil. Páginas 59 y 60 Ediciones Depalma.
Buenos Aires. 1989).

Para que se verifique la existencia del contradictorio respecto del demandado, y


este tenga un efectivo derecho de defensa, es menester, que se cumplan respecto
de éste los siguientes requisitos:
a) Que se le notifique de la existencia de una acción en su contra, de manera de
poder ejercer su defensa respecto de ella, en otras palabras, que se le dé un
conocimiento real o presunto de la existencia de existir un proceso en su contra;
b) Que la noticia que se le de del proceso existente en su contra sea tal que le
permita conocer de la pretensión hecha valer en el proceso, para que pueda
formular su defensa;

c) Que se contemple la existencia de un plazo razonable para que el demandado


pueda hacer efectivo si desea su derecho de defensa respecto de la pretensión
hecha valer en su contra.

Sin embargo, debemos tener presente que la garantía general del contradictorio
debe se respetada no sólo al inicio del procedimiento, sino que durante todo su
curso y respecto de todos los que son parte en el mismo.
"Cada momento esencial del proceso - desde la notificación de la demanda al
pronunciamiento de la sentencia- debe estructurarse de manera tal que ofrezca
una efectiva posibilidad de defensa.".(Mauro Capeletti. Proceso Ideología y
Sociedad. Las garantías constitucionales de las partes en el proceso civil italiano.
Pag. 526. Ediciones Jurídicas Europa America. 1974. Buenos Aires.)

D.G.- EL DERECHO A UN PROCEDIMIENTO QUE PERMITA A LAS PARTES LA


RENDICIÓN DE PRUEBA.

En esta materia, es menester tener presente que nada se sacaría con la


consagración de un contradictorio en lo que dice relación con la defensa, si no se
otorga a las partes la posibilidad de rendir prueba dentro del proceso para los
efectos de acreditar los fundamentos fácticos, de ellas.
De acuerdo con ello, se ha estimado que el debido proceso de ley contempla
respecto de las partes "un derecho garantizado a la prueba, derecho que debería
asegurar a ellas la posibilidad de valerse de los medios de prueba generalmente
reconocidos por el ordenamiento y, al mismo tiempo, impedir al legislador poner
obstáculos no razonables de los derechos hechos valer en juicio".(Mauro Capeletti.
Proceso Ideología y Sociedad. Las garantías constitucionales de las partes en el
proceso civil italiano. Pag. 558. Ediciones Jurídicas Europa America. 1974. Buenos
Aires.)
Sin embargo, es menester tener presente que este derecho no es absoluto como
para permitir la rendir de pruebas que hayan sido ilícitamente obtenidas, las cuales
no deberían ser consideradas en el proceso. En efecto, debemos tener presente
que "una moderna concepción probatoria, según la cual todos los elementos
relevantes para la decisión deberían poder ser sometidos a la valoración crítica
del juez, admite sin embrago hipótesis en que el derecho a la prueba puede ceder
frente a otros valores, en especial si están garantizados constitucionalmente. .
(Mauro Capeletti. Proceso Ideología y Sociedad. Las garantías constitucionales de
las partes en el proceso civil italiano. Pag. 560. Ediciones Jurídicas Europa America.
1974. Buenos Aires.)
Un ejemplo de la inadmisibilidad de estas pruebas ilícitamente obtenidas nos la da en
nuestro derecho el inciso final del artículo 484 del C.P.P. al señalarnos que "no se
dará valor a la confesión extrajudicial obtenida mediante la intercepción de
comunicaciones telefónicas privadas, o con el uso oculto o disimulado de
micrófonos, grabadoras de la voz u otros instrumentos semejantes."
En este caso, resulta claro que sobre el derecho de la prueba, nuestro legislador ha
hecho primar el derecho de la inviolabilidad del hogar y de toda forma de
comunicación privada previsto en el art. 19 N° 5 de la Carta Fundamental, que sólo
permite el allanamiento y la intercepción, apertura o registro de comunicaciones o
documentos privados en los casos y en la forma determinados por la ley.

D.H.- EL DERECHO A UN PROCEDIMIENTO QUE CONTEMPLE UNA IGUALDAD DE


TRATAMIENTO DE LAS PARTES DENTRO DE ÉL.

"En tanto sea posible dentro de las necesidades técnicas del debate, la ley
procesal primero, y el juez luego, deben propender a que el actor y el demandado
actúen en el proceso en un plano de igualdad. En la etapa de conocimiento esa
igualdad debe consistir en dar a ambos contendientes análogas posibilidades de
expresión y de prueba. En la etapa de ejecución, en admitir dentro de términos
más reducidos, los medios de defensa necesarios para evitar la ruinosa realización
de los bienes del deudor. (Eduardo J. Couture. Estudios de Derecho Procesal
Civil. Tomo I. La Constitución y el proceso Civil. Páginas 66. Ediciones Depalma
Buenos Aires 1989).
Finalmente, se ha estimado "que el principio de igualdad en el debate, tiene un
aspecto que, dentro del sistema constitucional, ha adquirido extraordinario
significado:; el problema de la igualdad económica ante el litigio. ¿De qué vale una
declaración afirmando la igualdad ante el derecho, si la tal igualdad no existe ante
los hechos? ¡Qué mayor ironía que la de proclamar a todos iguales, si el costo de
la justicia es, por sí mismo, un instrumento de desigualdad? (Eduardo J. Couture.
Estudios de Derecho Procesal Civil. Tomo I. La Constitución y el Proceso Civil.
Páginas 66 y 67.Ediciones Depalma. Buenos Aires. 1 989)

En consecuencia, es menester para que exista una real igualdad que la parte de
escasos recursos cuente con una asesoría jurídica según ya hemos visto; que el
ejercicio de facultades del proceso no se vea entorpecido por tener que asumir
cargas económicas para ejercer sus derechos procesales antes de la dictación de
una sentencia, lo que se ha tratado de obtener con la eliminación de consignaciones
para deducir los recursos como criterio general y respecto de todos ellos; y
finalmente que la escasez relativa de recursos respecto de determinados procesos
no conduzca a la imposibilidad de rendición de prueba, lo que se pretende
remediar con la concesión del beneficio de privilegio de pobreza, ya sea legal o
judicial.

D.I.-EL DERECHO A UN PROCEDIMIENTO QUE CONTEMPLE LA EXISTENCIA DE UNA


SENTENCIA DESTINADA A RESOLVER EL CONFLICTO.
El proceso tiene una finalidad, que no es otra que la solución del conflicto, por lo
que necesariamente éste debe contemplar la existencia al término de su
tramitación de la dictación de una sentencia que tenga por objeto dar una solución
al litigio, la que tendrá un carácter inmutable una vez que ella haya pasado en
autoridad de cosa juzgada.
La necesidad de que el proceso termine por la existencia de una sentencia nos lo
revela el propio precepto de la Carta Fundamental que contempla el principio del
debido proceso, al señalarnos que toda sentencia de un órgano que ejerce
jurisdicción debe fundarse en un proceso previo, legalmente tramitado.-
Por otra parte, el artículo 73 inciso primero de la Carta Fundamental nos señala que
los procesos deben en algún momento pasar a adquirir el carácter de fenecidos,
lo que ocurrirá una vez que hayan precluido los medios de impugnación en contra
de la sentencia dando lugar a la cosa juzgada.
Finalmente, pensamos que el debido proceso que contempla nuestra Carta
Fundamenta le exige como regla general que la sentencia que pronuncian los
órganos jurisdiccionales sea fundada, puesto que ellos necesariamente deben
existir, no obstante que ni el Presidente de la República ni el Congreso Nacional
se encuentran facultados en caso alguno para "revisar los fundamentos o
contenido de sus resoluciones artículo 73 inciso primero de la Carta Fundamental).
El deber inderogable de los jueces de indicar las razones de hecho y de derecho
que justifican cualquier providencia suya, representa el desarrollo extremo de un
principio que comenzó a manifestarse con la Revolución Francesa. (Mauro
Capeletti. Proceso Ideología y Sociedad. Las garantías constitucionales de las
partes en el proceso civil italiano. Pág, 560 Ediciones Jurídicas Europa America
1974. Buenos Aires).

D.J) EL DERECHO A UN RECURSO QUE PERMITA IMPUGNAR LAS SENTENCIAS


QUE NO EMANEN DE UN DEBIDO PROCESO.

Finalmente, consideramos que al establecerse la ineludible exigencia para el legislador


de establecer un racional y justo procedimiento, es menester que se contemple la
existencia del recurso de casación para los efectos de impugnar la sentencia que
se dicte con omisión dentro del procedimiento de los tramites y requisitos necesarios
para que nos encontremos ante un procedimiento que dé cumplimiento a esos principios.
Si no se contemplará la existencia del recurso de casación para impugnar una
sentencia viciada dentro del procedimiento, nos encontraríamos que todos los
principios que resguardan la existencia de un debido proceso carecerían del
instrumento necesario para velar por su efectivo resguardo y existencia.
Finalmente, cabe señalar que para la existencia de un debido proceso penal es
menester que además se dé cumplimiento a una seria de otros principios específicos
que, atención a la especial naturaleza de la pretensión deducida en éste y las
medidas cautelares personales que afectan el preciado bien de la libertad, se han
establecido tanto en los tratados internacionales como en las Constituciones de los
diversos países.

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