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Cómo desarrollar nuestra asertividad

Para conseguir desarrollar nuestra asertividad es necesario potenciar las siguientes cualidades:

• Saber expresar nuestros sentimientos o deseos, tanto positivos como negativos, de una
forma eficaz sin negar o desconsiderar los de los demás y sin crear o sentir vergüenza.
• No mostrarse agresivo ni tampoco demasiado pasivo.
• Saber discriminar las situaciones en las que la expresión personal es importante y
adecuada.
• Saber defenderse sin agresión ni pasividad frente a la conducta poco cooperadora o
razonable de los demás.
• Diferenciar la conducta asertiva o socialmente habilidosa, de la agresiva y pasiva.

La aserción implica tener respeto hacia uno mismo al expresar necesidades propias y defender
los propios derechos y respeto hacia los derechos y necesidades de las otras personas. Las
personas tienen que reconocer también cuáles son sus responsabilidades en esa situación y qué
consecuencias resultan de la expresión de sus sentimientos. La conducta asertiva no tiene siempre
como resultado la ausencia de conflicto entre las dos partes; pero su objetivo es la potenciación de
las consecuencias favorables y la minimización de las desfavorables.

Algunas habilidades para entrenar la asertividad:

• Es importante identificar lo que sientes a través de la autoobservación, ¿sentimos


ansiedad, tensión, sudores? En este caso es importante aprender técnicas de autocontrol
que ayudan en relajarnos, como relajación muscular, mindfulness, etc.
• Técnicas de habilidades sociales
• Entender cuáles son los errores de pensamiento
• Entender los diferentes niveles de comunicación y aprender habilidades de comunicación.
• Saber cuales son los mecanismos de defensa.
• Aprender flexibilidad cognitiva y trabajar posibles bloqueos.
• Técnicas de respuestas asertivas
• Tener una comunicación no verbal adecuada
• Control de impulsos
Causas de déficit de asertividad y la importancia de la autoestima

Varios investigadores sostienen que la asertividad tiene una relación directa con la autoestima.
La autoestima es el sentimiento de aprecio o de rechazo que acompaña a la valoración global que
hacemos de nosotros mismos. Esta autovaloración se basa en nuestra percepción de cualidades
concretas, como la habilidad para relacionarnos con los demás, la apariencia física, los rasgos de
nuestro carácter, etc.

Las personas que no se consideran valiosas habitualmente optan por no defender sus derechos de
forma activa, lo que crea un círculo vicioso al volver a minar su autoestima cuando sus derechos no
son respetados.

El estado emocional también influye en la respuesta que se pueda dar en un momento concreto.
Una alta carga de estrés puede provocar una conducta excesivamente agresiva o pasiva, generando
en ocasiones mayor ansiedad debido al rechazo que la propia respuesta provoca en los demás.

También se descubrió que la asertividad tiene que ver con el grado de madurez de cada individuo;
así como de los factores emocionales e intrínsecos de la personalidad, las personas cuya
autoestima es elevada tienden a desarrollar un mayor grado de asertividad. Las diferencias entre
las personas asertivas y las que no desarrollan esta habilidad radica en la falta de carácter, así
como de ideologías, falta de confianza en sus habilidades o bien, que carezca de objetivos claros al
comunicarse.

Principales técnicas de respuestas asertivas para afrontar con éxito una discusión

La manera para tener una conversación o discusión con otra persona dependiendo de nuestra
forma personalidad y del objetivo de la conversación. Cuando tenemos discrepancias en opiniones
durante una conversación, nos puede causar malestar psicológico y físico. Al ser hábil en el uso de
respuestas de asertividad, somos más ágiles en expresar nuestros pensamientos, deseos y
sentimientos, mantenemos nuestro bienestar y hasta reforzamos nuestra autoestima.

A continuación, exponemos algunos de los recursos para responder de forma asertiva que pueden
ser útiles en una discusión o ante la presión de los demás:

• Banco de niebla. Convenir en la posibilidad de lo que dice el otro. Es eficaz cuando nos
critican. El “banco de niebla” es útil para no entrar en discusión sobre quien tiene o no la
última palabra. Dejamos que las palabras entran en esta nube, como si no hemos
escuchado nada.
Ejemplo: – Has ganado mucho peso. – Quizás tengo que empezar a cuidarme.
• Aserción negativa. Decir claramente algo que hay en mí que no me gusta o que algo es
malo de acuerdo con las opiniones o ataque del interlocutor. Reaccionamos ante una crítica
justa sin demasiadas excusas o justificaciones.
Ejemplo: – Has llegado tarde. – Es cierto, lo siento.
• Autorrevelación. Revelar de forma asertiva información personal.
Ejemplo: – ¿Pero cómo te puedes comer eso? – Porque me gusta.
• Disco rayado. Repetir la petición de forma persistente y tranquila. Es muy útil cuando nos
encontramos con una persona muy persistente. En este caso funciona de repetir la petición
una y otra vez de forma calmada, como si fuera un mantra, para llegar a nuestro objetivo.
Ejemplo: – Podemos salir esta noche – No me apetece – Hace una noche agradable – No
me apetece – etc.
• Acuerdo asertivo. Admitir que he cometido un error, pero separándolo del hecho de ser
una buena o mala persona. Es útil en situaciones en las que la persona tiene razón al estar
enojado, pero no estamos de acuerdo con la forma de decírnoslo.
Ejemplo: – Te he estado esperando. – Sí, me olvidé de la cita que teníamos para comer. Por
lo general suelo ser más responsable.
• Pregunta asertiva. Preguntar de forma directa los detalles que han dado lugar a la crítica o
al ataque contra mí. No cuestionamos lo que nos han dicho y utilizamos la “pregunta
asertiva” para entender el ataque sin negar, defendernos, contratacar, justificar, etc. La
pregunta asertiva nos sirve para comprender porque están criticando.
Ejemplo: – Entiendo que no te guste el modo en que actué la otra noche en la reunión.
¿Qué fue lo que te molestó? ¿Qué hay en mi forma de hablar que te desagrada?
• Desviación. Desplazar la discusión hacia el análisis de lo que ocurre entre mi interlocutor y
yo, dejando aparte el tema de la misma.
Ejemplo: – Nos estamos saliendo de la cuestión y acabaremos hablando de cosas pasadas.
• Claudicación simulada. Aparente ceder terreno, dando parte de la razón al interlocutor,
pero sin cederlo realmente. Hay que mostrarse de acuerdo con el argumento de la otra
persona pero sin consentir en cambiar de postura.
Ejemplo: – Es posible que tengas razón, seguramente podría ser más generoso. Quizá no
debiera mostrarme tan duro pero…
• Ignorar. Esta técnica se recomienda cuando el interlocutor está mal, puedes estar nervioso,
alterado, enfadado, etc. En esta situación es mejor de ignorar la razón por la que el
interlocutor parece estar enfadado y aplazar la discusión hasta que este se haya calmado.
Se recomienda tener empatía en este momento.
Ejemplo: – Veo que estás muy enfadado, así que mejor lo hablamos en otro momento.
• Quebramiento del proceso. Responder a la crítica o a las provocaciones con una sola
palabra o con frases lacónicas.
Ejemplo: – Sí… No… Quizá….
• Ironía asertiva. Se trata de responder de manera irónica o positiva a una provocación o
critica hostil.
Ejemplo: – Eres un fanfarrón. – Vale, gracias.
• Aplazamiento asertivo. Cuando nos encontramos alterados o enfadados, simplemente se
trata de aplazar la respuesta ante del “ataque”, hasta que nos sentimos tranquilos y capaces
de responder a ella apropiadamente.
Ejemplo: – Sí es un tema muy interesante, pero lo discutiremos luego. No quiero hablar de
eso ahora. (Porque yo estoy mal)

Gracias a ser hábil en el uso de respuestas asertivas, podemos expresarnos libremente y con
claridad, respetándonos a nosotros mismos y respetando los derechos de nuestros interlocutores.

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