Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
PERSONAJES
NARRADOR
JUAN
VOZ
BARRENDERO
MUJER
NIÑO
VENDEDORA
VOZ. Juan.
VOZ. Juan, Juan. Mañana pasaré por tu puerta. Si vos me ves venir y me invitas, entraré
a tu casa y me quedaré con vos.
JUAN. ¿Qué fue lo que pasó anoche? ¿Fue un sueño, o realmente escuché una voz?
NARRADOR. A través de la ventana de la oficina, Don Juan observaba a todos los que
pasaban por el camino. De repente, vio aproximarse al barrendero de las calles, que
paró ante la ventana de su negocio y se frotaba las manos para calentarse un poco.
JUAN. Es un viejo que no tiene más fuerzas, apenas puede juntar la basura. ¡Pobre
hombre! Le voy a ofrecer una taza de te, así se calienta un poco.
(Juan deja de hacer una costura, abre su ventana y le hace señas al barrendero para que
entre.)
JUAN. Entre, venga a calentarse un poco y tome una taza de te bien caliente. Siéntese,
aquí.
(Mientras Juan le ofrece el te, pega una miradita por la ventana esperando ver algo.)
BARRENDERO. Don Juan, ¿usted está esperando a alguien? ¿Por qué está mirando tanto
para afuera?
JUAN. Para decirle la verdad, sí. Quiero decir, estoy y no estoy esperando a alguien.
Anoche, cuando dormía, escuché algunas palabras. Tal vez soñé, tal vez no... Oí una voz
que me decía: “Juan, Juan, mañana pasaré por tu puerta. Si vos me ves y me invitas,
entraré en tu casa y me quedaré con vos”. Pero hasta me parece una tontería, y en todo
momento estoy esperando a mi huésped divino.
BARRENDERO. Muchos gracias, don Juan, por haberme invitado a entrar en su casa y
haberme servido un te. Ahora me siento mucho mejor y con nuevas fuerzas.
(Se sentó en la ventana para continuar con su trabajo pero siempre echaba una miradita
hacia fuera)
NARRADOR. Una hora después, Don Juan vio una mujer muy mal vestida, con una
pequeña criatura. Ella se detuvo en la puerta de don Juan para refugiarse del viento frío
que soplaba a la mañana temprano. El corazón del viejo zapatero se conmovió y
rápidamente abrió su puerta.
JUAN. Señora, entre, por favor, que aquí adentro está calentito. Y de paso descanse un
poco. Usted parece que está enferma, está pálida. Siéntese que le preparo algo
calentito para comer y tomar. Su hijito debe tener hambre.
MUJER. Estoy camino al hospital y espero que haya lugar para mí y para mi hijo. Soy
viuda y estoy enferma y sin dinero.
JUAN. Pobre criatura. Déjeme servirle una taza de leche calentita. ¡Qué carita linda
tiene! Pero... ¿Por qué no le puso zapatos con el frío que hace?
JUAN. Entonces él va a tener este hermoso par de zapatitos que terminé hoy. Son los
zapatitos más lindos que hice hasta ahora. Yo se los iba a poner al niñito Jesús si hoy
fuese la primera navidad y Jesús hubiera nacido aquí.
NARRADOR. Después que la mujer se retiró, Don Juan comenzó nuevamente su trabajo.
Trabajaba sentado en su banquillo, y no dejaba de mirar por la ventana. Pasaba gente
conocida y desconocida, pero él no notó nada especial.
(Don Juan ve una hermosa vendedora por su ventana. La mujer llevaba una canasta con
tortas. Ella puso el canasto en la vereda para descansar un poco. De repente. Un niño
salió de la nada, agarró unas tortas y salió corriendo. La mujer reacciona rápidamente y
lo toma de un brazo y luego del otro. El niño comienza a gritar y la mujer le recrimina
por las tortas robadas.
Don Juan sale corriendo de su zapatería mientras toda esta escena continúa. La mujer
dice que lo llevará a la policía.)
NIÑO. (Gritando.) ¿Por qué la señora me grita así y me agarra tan fuerte? Yo no robé.
(Don Juan intenta separarlos.)
VENDEDORA. Mi perdón será darle un castigo que le servirá de lección para toda su vida.
Voy a llevar a este atorrante a la policía.
JUAN. (Suplicando.) Déjelo, señorita. Él no va a hacer más eso. Por favor, déjelo.
JUAN. Usted tiene que pedirle perdón a la señorita y prometer que no robará más.
(El niño llorando pide perdón. Juan toma una de las tortas y se la da al chico.)
JUAN. Esta torta es para vos. (A la señorita.) Yo le pagaré a usted esta torta.
JUAN. Mire, señorita, desde el punto de vista humano tal vez sea justo castigarlo, pero
ésta no es la voluntad del Señor. Él nos mandó perdonar a los culpables.
(La señorita toma su canasta y se va, pero el niño corre hacia ella.)
NIÑO. Señorita, deje que le ayude a llevar este canasto hasta su casa. Yo voy por el
mismo camino.
VOZ. Mañana pasaré por tu puerta. Si vos me invitas, entraré en tu casa y me quedaré
con vos.
NARRADOR. Don Juan tuvo la impresión de notar un movimiento detrás de él. Como si
alguien viniese en su dirección. Miró a su alrededor, y vio en una esquina sombras que
parecían figuras... Figuras de personas de pié (el barredor, la señora con su hijo, la
vendedora y el niño.)
VOZ. Heme aquí, soy yo. (Aparece la señora con su hijo y ambos sonríen y desaparecen,
música de fondo.)
VOZ. Heme aquí, soy yo. (Aparece la vendedora y el niño quien tiene una tortita en la
mano. Ambos sonríen y desaparecen. Música de fondo.)
NARRADOR. Don Juan sintió una gran alegría. Se puso sus anteojos y comenzó a leer la
Biblia en el Evangelio de Mateo 25:41-42 donde el Señor Jesús dice:
JUAN. “Yo estaba con hambre y ustedes me dieron de comer, yo estaba con sed y
ustedes me dieron de beber agua, yo no tenía lugar y ustedes me recibieron en sus
casas, yo estaba desnudo y ustedes me vistieron, yo estaba enfermo y ustedes me
cuidaron, yo estaba apreso y me fueron a ver”.
NARRADOR. Leyendo este texto don Juan tenía la certeza de que el sueño no era un
engaño, el Señor realmente había estado en su casa y él le había dado un lugar donde
quedarse.