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Anaximandro de Mileto (610 a.C – 547 a.

C, Grecia)

Junto a su mentor Tales, Anaximandro fue uno de los iniciadores de la Escuela


de Mileto y además de filósofo era geógrafo, disciplina con la cual obtuvo gran
reconocimiento al ser el primero en decir que la Tierra era cilíndrica y configurar
uno de los primeros mapas.

Sus principales ideas están asociada al principio de todas las cosas y a lo


ilimitado. Además, fue uno de los primeros filósofos en hablar sobre la
evolución de las especies, al considerar que el agua era el origen de todo.

Anaxímenes de Mileto (590 a.C – 524 a.C, Grecia)

Discípulo de Tales y compañero de Anaximandro, Anaxímenes es el tercer


eslabón de la Escuela de Mileto. Su aporte se centra en la concepción del aire
como un elemento central del origen de todo, basándose en un método
cuantitativo de observación sobre la respiración humana.

Parménides de Elea (530 a.C – 470 a.C, Italia)


“Nada en el mundo puede contradecir lo que es necesario desde el punto de
vista del pensamiento”, esa podría decir una de las premisas de su único
poema en el cual analiza el ser y el ente. Con estos conceptos Parménides dio
inicio a la escuela eleática.

Zenón de Elea (495 a.C. – 430 a.C, Italia)

Discípulo y continuador del pensamiento de Parménides, su pensamiento


cambió tras un encuentro con Sócrates. Murió queriendo liberar su patria de
Nearco.

Sus principales aportes fueron el pensamiento paradójico, y los conceptos


sobre movilidad (con el ejemplo a Aquiles y la tortuga) y la pluralidad.

Meliso de Samos (471 a. C – 431 a. C, Grecia)


Defensor de la tesis de la unidad de lo existente, fue el autor del precepto de
que para llegar a ser algo hay que tener un origen, por lo que considera que no
existía el vacío, justamente porque no llega a ser.

Además, fue uno de los iniciadores de la teoría de que los sentidos sólo
puedan dar opiniones, lo que no permite entender la verdad de las cosas.

Empédocles de Agrigento (495 a.C – 435 a.C, Grecia)

La noción de los cuatro elementos (agua, aire, tierra y fuego) es la evolución de


las ideas de Empédocles sobre la cuatro raíces, unidas por el amor y
separadas por el odio.

Estas raíces constituyen al hombre y están sometidas a dos fuerzas: verdad y


corrupción. Por su originalidad y la conservación de sus escritos, Empédocles
fue uno de los filósofos más discutidos sobre la Edad Antigua.

Aristóteles (384 a.C – 322 a.C, Grecia)

Discípulo de Platón, Aristóteles fue uno de los tres grandes maestro de la


filosofía occidental y debe su reconocimiento a su rigor metodológico y a un
vasto campo de análisis e influencias.

Podría decirse que es el configurador del pensamiento europeo teológico, que


sirvió como organizador de la sociedad. Empirista, metafísico y crítico, es el
iniciador de la lógica, por sus teorías sobre los silogismos, y la ética.

Platón (427 a.C – 347 a.C, Grecia)


Otro de los grandes maestros, Platón es el eslabón entre Sócrates (su maestro)
y Aristóteles (su discípulo). Fue el fundador de la Academia, la gran institución
filosófica de la antigüedad. Platón es una de las figuras más importantes del
pensamiento filosófico moderno.

A diferencia de sus contemporáneos, no escribía en forma de poema sino que


lo hacía con formato de diálogo. Su trabajo son 22 obras, que se conservan
hasta hoy.

Podría dividirse su filosofía en dos análisis: el conocimiento, con sus estudios


sobre la naturaleza del conocimiento; y la moral, a la que le atribuía un rol
fundamental en la vida y la felicidad humana.

Sócrates (470 a.C – 399 a.C, Grecia)

¿Será el gran maestro de la filosofía universal? La respuesta es una discusión


que perdurará siempre, de hecho se divide el pensamiento filosófico en
presocrático y postsocrático.

Sócrates es uno de los grandes maestros y es el que inició toda una manera de
pensamiento que continuaron Platón y Aristóteles en la Edad Antigua.

Fue condenado a muerte por despreciar a los dioses y murió envenenado con
cicuta. No dejó ninguna obra escrita por lo que sus saberes se desprenden del
relato de sus continuadores.
El argumento inductivo, el pensamiento sobre la moral y la definición general,
son sus grandes aportes. Su método principal era el diálogo con cualquier ser
humano en lugares públicos.

Pitágoras (569 a.C – 475 a.C, Grecia)

Considerado el primer matemático de la historia, Pitágoras fundó toda una


escuela de pensamiento (de orientación religiosa) que lleva su nombre y ha
influido a filósofos hasta la actualidad.

Sus conceptos fueron centrales para el desarrollo de la matemática, la filosofía


racional y la música, donde sus ideas sobre la armonización aún se mantiene
vigentes.

Pero también influyó en la cosmovisión y astronomía. Siempre será recordado


por el Teorema de Pitágoras, que reza: “En todo triángulo rectángulo el
cuadrado de la hipotenusa es igual a la suma de los cuadrados de los catetos”.

Leucipo de Mileto (sin datos, Grecia)

Leucipo de Mileto. Fuente imagen: Wikimedia.org.


La figura de Leucipo es centro de innumerables discusiones, sobre todo por la
falta de datos fehacientes sobre su vida, lo que pone en duda su existencia y
se le nombra como una invención de Demócrito.

Pero de todas maneras se lo considera el fundador del atomismo, teoría que


sostiene que la realidad está formada por partículas infinitas, indefinibles y
variadas.

Demócrito (460 a.C – 370 a.C, Grecia)


Conocido como “el filósofo que ríe”, Demócrito era definido con un carácter
extravagante, que se le atribuye a su estudio con magos. Negaba la existencia
de Dios y creía en la autocreación de la materia.

Se destacó por sus aportes a la geometría y la astronomía, además de su


colaboración con el nacimiento del atomismo.

Zenón de Citio (333 a.C – 264 a. C, Chipre)

Zenón de Citio fue el iniciador del estoicismo, corriente filosófica que irrumpió


con su teoría de que el hombre puede alcanzar la libertad y la tranquilidad
rechazando las comodidades materiales.

Hípaso de Metaponto (500 a.C – sin datos, Grecia)

Uno de los filósofos pitagóricos, la historia de Hípaso es una tragedia. Fue


lanzado fuera del barco en que cruzaba el Mediterráneo con sus compañeros
por contradecir la teoría de los números naturales.

Su demostración de que la diagonal de un cuadrado de lado era un número


irracional, fue también su condena de muerte.

Euclides de Mégara (435 a.C – 365 a.C, Grecia)

También fue discípulo de Sócrates y la eleástica, fue el fundador de la Escuela


megárica, centrada en la idea de Dios como ser supremo.
Sus principales aportes fueron sobre la dialéctica, la manera de reinar y los
argumentos engañosos.

Protágoras de Abdera (485 a.C – 411 a.C, Grecia)

Viajero y experto en retórica, Protágoras es uno de los sofistas, doctrina que se


basaba en la enseñanza de la sabiduría.

Se considera a este filósofo como el primero en recibir dádivas por impartir


conocimiento. Su premisa central fue: “El hombre es la medida de todas las
cosas”.

Aristógenes de Tarento (354 a.C – 300 a.C, Grecia)

Además de ser filósofo y uno de los fundadores de la Escuela peripatética, se


destacó como músico, función en la cual se le conceden propiedades curativas.

Enfrentado con Teofrasto, era un fiel seguidor de las ideas de Aristóteles y


basaba su pensamiento en un método empírico. Sus principales aportes fueron
en la teoría musical.

Teofrasto (371 a.C – 287 a.C, Griego)

Su nombre era Tirtamo pero se lo conoce por su apodo, fue designado como
director del Liceo tras la muerte de Aristóteles, lo que le valió el enojo de
Aristógenes.

Se destacó por su divulgación científica, su pasión por la botánica y su


explicación sobre el carácter y los tipos morales. También era parte de la
Escuela peripatética.

Estratón de Lámpsaco (340 a.C – 268 a.C, Grecia)

Miembro de la escuela peripatética, sucedió a Teofrasto en el Liceo y se


destacó por su ingenio particular, que lo llevó a demostrar que el aire estaba
formado por partículas materiales, uno de los avances más importantes de su
época.

Eudemo de Rodas (370 a.C – 300 a.C, Grecia)


Fue uno de los grandes alumnos de Aristóteles y el primer historiador científico
de la historia. Fue miembro de la escuela peripatética y su más destacado
aporte a la filosofía fue la sistematización de las ideas de su maestro.

Epicuro de Samos (341 a.C – 270 a. C, Grecia)

Gran estudioso del hedonismo racional y el atomismo, este filósofo fue el


creador de su propia escuela que influyó en toda una generación de
pensadores posteriores.

Sus ideas sobre la búsqueda del placer, motivadas por la prudencia, y el azar,
lo destacaron. Dejó un enorme legado de obras, que podría dividirse en tres
etapas: la Gnoseología (distinción de lo verdadero y lo falso), el estudio de la
naturaleza a través de la física, y la Ética.

Polemón (sin datos – 315 a. C, Grecia)

Dueño de un carácter severo y agresivo, su gran aporte fue la influencia sobre


un grupo de discípulos que tomaron otro enfoque filosófico y dieron vida a la
escuela del estoicismo.

“El objeto de la filosofía debe ser ejercitar al hombre en cosas y actos, no en


especulaciones dialécticas”, fue uno de sus frases célebres.

Antístenes (444 a. C – 365 a.C, Grecia)

Este filósofo fue pupilo de Sócrates y se ganó su lugar entre los genios de
Edad Antigua por ser el fundador de la escuela cínica, que basó su experiencia
en la observación del comportamiento de los perros. Rechazaba la ciencia, las
normas y convenciones.

Diógenes de Sinope (412 a.C – 323 a.C, Grieco)

El otro genio de la escuela cínica, destacaba las virtudes de los perros por lo
que de allí se desprende la figura retórica de Diógenes y los perros.
Despreciaba los usos sociales, los placeres mundanos y definió el amor como
el negocio de los ociosos.

Arístipo (435 a.C – 350 a.C, Grecia)


Otro discípulo de Sócrates, fue el fundador de la Escuela cirenaica, conocido
como Hedonismo, que se destacó por asociar el placer con la felicidad, y ésta
como la finalidad de la vida, combinaba con la libertad espiritual.

Teodoro, el Ateo (340 a.C – 250 a.C, Grecia)

Filósofo de la Escuela cirenaica, afirmaba que todo el mundo era su patria


como manera de oponerse a los nacionalismos, destacó por su ateísmo y la
negación de la existencia de los dioses griegos.

Buda (563 a.C – 483 a.C, Sakia, hoy India)

Siddharta Gautama, más conocido como Buda, cuya significado es “el


iluminado”, fue un sabio oriental que dio origen al pensamiento, la filosofía y la
religión budista, la cuarta más importante del mundo.

A diferencia del pensamiento occidental, el budismo no está organizado de


manera vertical y se basa en tres preceptos: insustancialidad, impermanencia y
sufrimiento.

El interés de esta filosofía se basa en la renuncia a los lujos materiales y en la


búsqueda del sentido espiritual de la existencia, basado principalmente en la
meditación. El punto cumbre era el Nirvana. 

Plotino (204 – 270, Egipto)

Seguidor y continuador de las ideas de Platón, Plotino fue el creador de la


escuela denominada platonismo. Su concepto de lo Uno, como fuente de la
creación indivisible del todo, fue lo que más tarde lo lleva a formular la teoría de
la inmortalidad del alma.

Porfirio (232 – 304, Grecia)

Discípulo de Plotino y gran divulgador de sus obras, gozó del reconocimiento y


el afecto de sus contemporáneos por su especulación metafísica.

Se lo considera un nexo entre dos etapas evolutivas del pensamiento platónico


y se destaca su originalidad, valentía intelectual y su importancia en la filosofía
cristiana.

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