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Isaías. El primer personaje es el que muchos autores antiguos llaman el evangelista del Antiguo
Testamento. Se lee durante el Adviento según una costumbre presente en todas las
tradiciones litúrgicas, ya que él expresa con gran belleza la esperanza que ha confortado al
pueblo elegido en los momentos difíciles de su historia. Esperanza que brota de la fe, tal como
recuerda Benedicto XVI: «El profeta encuentra su alegría y su fuerza en la Palabra del Señor y,
mientras los hombres buscan a menudo la felicidad por caminos que resultan equivocados, él
anuncia la verdadera esperanza, la que no falla porque tiene su fundamento en la fidelidad de
Dios» (Ángelus, 12-12-2010).
Juan Bautista. Es el segundo personaje de Adviento, cuya historia se lee los domingos segundo
(en sus tres ciclos) y tercero (ciclos a y b) y los días feriales (desde el sábado de la segunda
semana hasta el viernes de la tercera). Las lecturas patrísticas del segundo y tercer domingo,
tomadas de Eusebio de Cesarea y de san Agustín, reflexionan sobre su mensaje. Su ayuno, su
ascetismo y su oración en la soledad del desierto son un estímulo para los que quieren acoger
al «Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo» (Jn 1,29). Bien encarna, por lo tanto, el
espíritu de Adviento.
María. El Vaticano II recuerda que en María confluyen las esperanzas mesiánicas del Antiguo
Testamento: «Con ella, excelsa Hija de Sión, tras larga espera de la promesa, se cumple la
plenitud de los tiempos y se inaugura la nueva Economía, cuando el Hijo de Dios asumió de ella
la naturaleza humana para librar al hombre del pecado mediante los misterios de su carne»
(LG 55).
José. Terminemos esta reflexión recordando a san José, especialmente presente en los
evangelios de los días anteriores a la fiesta de Navidad. Ciertamente, José y María vivieron de
una manera única el tiempo de la espera y del nacimiento de Jesús. Como subraya Benedicto
XVI, dos aspectos hacen de san José uno de los personajes importantes del Adviento y de toda
la historia de la salvación: su descendencia davídica (que él transmite a Jesús) y su condición
de justo
Citas bíblicas
Los elfos, como espíritus del bosque que eran, podían interferir en la vida de la
gente. Por ese motivo, los leñadores ponían sumo cuidado al aprovisionarse de
leña para no desgajar sus ramas ni hacerles daño: molestar a un elfo se
pagaba con la vida, leyenda que no sólo ponía a salvo a este árbol, sino que le
concedía una dimensión particular.
Es sabido que su uso como árbol navideño es una continuación del que tuvo
originariamente entre los germanos el roble, árbol que para ellos también era
sagrado y en torno al cual se celebraban ritos.
PAPA NOEL
San Nicolás falleció el 6 de diciembre del año 345. Puesto que esa fecha está
muy próxima a la Navidad, se decidió que este santo era la figura perfecta para
repartir regalos y golosinas a los niños el Día de Navidad. Desde el siglo VI, se
empezaron a construir templos en su honor y en 1087 sus restos fueron
llevados a Bari, en Italia.