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Título: El "grooming" pensado desde los derechos de las niñas, niños y adolescentes
Autor: Hacker, David
Publicado en: RDF 82, 24/11/2017, 123
Cita: TR LALEY AR/DOC/4111/2017
I. Introducción
Parecería difícil elaborar el análisis de un delito desde una mirada ajena (o que, al menos, así lo pretende) al
derecho penal. Sin embargo, no es una práctica tan infrecuente. Existen ciertos delitos que, por el profundo
interés y trascendencia social que generan, deben reflexionarse con una seria multiplicidad de puntos de vista.
Agotar la discusión, por ejemplo, acerca de la despenalización del aborto sopesando sólo argumentos penales
sería desnaturalizar la relación de reciprocidad entre derecho y sociedad y simplificar el debate de temas que, ya
de por sí, son complejos.
Por ello, pensar el grooming desde una óptica no penal y, en este caso, desde los derechos de las niñas, niños
y adolescentes, implicará necesariamente abstraerse, en la medida de lo posible, de la atribución punitiva del
Estado y aprehenderlo desde su rol de garante de derechos. Dicho con otras palabras, habrá que preguntarse si la
existencia del delito de grooming responde, en sus fundamentos, a la persecución y sanción de aquel adulto que
cometa el ilícito o si reconoce el superior interés de la infancia de tener una experiencia saludable a través de los
medios informáticos y las nuevas tecnologías. Según cuál sea la respuesta, podría llegarse a la conclusión de
que la penalización de estas conductas, sin que se promuevan otras medidas complementarias, puede no ser la
solución más eficaz para eliminar el flagelo.
Aproximarse al derecho de acceso y uso de los avatares de las nuevas tecnologías implica su reconocimiento
en la profusa normativa y en los principios que surgen del ordenamiento. Nuestro país consagra (1) que la
búsqueda, recepción y difusión de información e ideas de toda índole que se realice a través de internet debe
considerarse como comprendida dentro de la garantía constitucional que ampara la libertad de expresión. De
igual manera, como pasa en otros ámbitos de la vida, al ingresar a estas plataformas se procede a interactuar con
una multiplicidad de personas (que incluyen, también, a personas jurídicas) y, por lo tanto, como en cualquier
actividad humana, se imponen las prerrogativas que surgen del catálogo de derechos fundamentales que tiene el
sujeto. Así, podemos hablar del derecho a la intimidad que le asiste al usuario, a la protección de sus datos
personales y su imagen, a la educación, a la vida social, a la identidad pensando en, p. ej., las redes sociales
como herramientas que permiten el desarrollo de una identidad propia (2), por nombrar algunos.
La comparación con otros ámbitos de la vida también es relevante cuando se piensa en los riesgos o peligros
que pueden encontrarse accediendo a los usos tecnológicos, pero admite una diferencia que, según creo, podría
coadyuvar a un avasallamiento por parte de los progenitores de los derechos de niñas, niños y adolescentes de
acceder a estas herramientas. La idea de que lo que se encuentra afuera del hogar es peligroso y que la casa es
un ámbito seguro se ve puesta en crisis en la medida en que el acceso a las nuevas tecnologías tiene como
atractivo poder realizarse prácticamente desde cualquier lugar. De esta manera, la restricción parental al uso de
medios telemáticos por parte de sus hijos puede verse —por los primeros— justificada en pos de evitar
eventuales perjuicios. Sin haber desarrollado el tema, es necesario adelantar que ésta, evidentemente, no puede
ser la solución al problema.
A los fines de articular de manera esquemática el trabajo, primero se dará una definición del concepto de
grooming, exponiendo cómo es regulado en diferentes legislaciones y los variados alcances que se le otorga,
ello para, más adelante, pensarlo en conjunto con las disposiciones que emana el derecho a la infancia,
principalmente la Convención de los Derechos del Niño. Luego, se verá cómo algunas legislaciones
provinciales han atacado al flagelo desde la educación.
II. El grooming
El verbo to groom puede ser traducido como "acicalar" o "engalanar". Si bien se podría buscar algún
término en español que denote de manera más explícita los alcances de esta conducta, la realidad es que
globalmente se ha aceptado el anglicismo, permitiendo un mayor entendimiento general. Alguna voz aislada ha
considerado que dado que child proviene de "niño" y grooming de "novio" o "noviazgo", child grooming se
puede entender como el proceso de entablar una relación de noviazgo con un menor de edad (3), tesis que no
comparto en la medida en que encuentro más razonable la definición de acicalamiento como "preparación" con
el objetivo de generar interés de los niños en actividades sexuales o en la pérdida de sus inhibiciones sobre
aquellas.
El art. 23 de la Convención para la Protección de los Menores contra la Explotación Sexual Infantil del
Consejo de Europa (4) prescribe que "cada Parte adoptará las medidas legislativas o de otro tipo que sean
necesarias para tipificar como delito el hecho de que un adulto, mediante las tecnologías de la información y la
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comunicación, proponga un encuentro a un niño (...) con el propósito de cometer contra él cualquiera de los
delitos tipificados con arreglo al apart. 1.a del art. 18 (realizar actividades sexuales con un niño que no haya
alcanzado la edad legal) o al apartado 1.a del art. 20 (producción de pornografía infantil), cuando a dicha
proposición le hayan seguido actos materiales conducentes a dicho encuentro". En esa sintonía, el informe
explicativo correspondiente a dicha Convención desarrolla que el término grooming refiere a la preparación de
un menor de edad para su abuso sexual. Puede involucrar amistarse con él, frecuentemente fingiendo ser otra
persona joven, atrayendo al niño a discutir cuestiones intimas y, gradualmente, exponiéndolo a material sexual
explícito a fin de reducir la resistencia o inhibiciones con respecto al sexo" (5).
Podemos coincidir con Delle Donne y Palazzi al aseverar que el primer objetivo del grooming es el de
entablar una relación virtual para luego, una vez vencida la voluntad del niño o niña, generar un encuentro
personal, es decir, con presencia física y con el fin de realizar algún acto de abuso sexual (6). Una definición,
jurisprudencial en este caso, tiene por grooming el "proceso sexual abusivo facilitado por el uso de las nuevas
tecnologías que consiste en la interacción comunicacional de un adulto con un menor con fines sexuales y
abusivos, a través de un despliegue de una conducta deliberada para captar su atención, confianza, para obtener
imágenes sexuales y aun lograr un encuentro sexual abusivo" (7).
La República Argentina ha agregado al catálogo penal el delito de grooming. En efecto, resultante de la ley
26.904 (8), el art. 131 del Cód. Penal establece que "será penado con prisión de seis meses a cuatro años el que,
por medio de comunicaciones electrónicas, telecomunicaciones o cualquier otra tecnología de transmisión de
datos, contactare a una persona menor de edad, con el propósito de cometer cualquier delito contra la integridad
sexual de la misma".
En el entendimiento de que no es objetivo de este trabajo analizar la cuestión de dogmática penal del
precepto legal, pese a que su redacción haya suscitado prolíferas críticas (9), resulta conducente resaltar que el
Estado nacional ha optado por conjurar al grooming, en principio, a través de la condena penal, tal vez
entendiendo que con ello se avanza en la prevención de estas conductas.
III. Los derechos de las niñas, niños y adolescentes
Tengo para mí que el prisma según el cual hay que visualizar y analizar la temática del grooming es el de los
derechos de la infancia y la adolescencia. Siguiendo esa afirmación, es dable enumerar qué derechos
consagrados son ejercitados en el acceso y el uso de los medios digitales de telecomunicación por los menores
de edad.
En primer lugar, el art. 16 de la Convención de los Derechos del Niño (en adelante CDN) (10) sostiene el
derecho a la intimidad, por tanto "ningún niño será objeto de injerencias arbitrarias o ilegales en su vida privada,
su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques ilegales a su honra y a su reputación. El niño tiene
derecho a la protección de la ley contra esas injerencias o ataques". De manera similar lo consagra el art. 10 de
la ley 26.061 de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes (11).
Por otro lado, ya el art. 17 de la CDN promueve que "los Estados Partes reconocen la importante función
que desempeñan los medios de comunicación y velarán por que el niño tenga acceso a información y material
procedentes de diversas fuentes nacionales e internacionales, en especial la información y el material que tengan
por finalidad promover su bienestar social, espiritual y moral y su salud física y mental". De esta manera
también se resguarda el derecho de acceso a la información, especialmente al respecto de las amplias
posibilidades de búsqueda que promueven los servicios de internet.
Otro derecho que se refleja a través de estos medios, tal vez más vinculado al universo de las redes sociales,
es el de expresarse libremente tal cual lo prescriben los arts. 12, 13 y 14 de la CDN, en los que se menciona la
garantía "al niño que esté en condiciones de formarse un juicio propio el derecho de expresar su opinión
libremente en todos los asuntos que afectan al niño, teniéndose debidamente en cuenta las opiniones del niño, en
función de la edad y madurez del niño", el cual incluirá "la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e
ideas de todo tipo, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o impresas, en forma artística o
por cualquier otro medio elegido por el niño" y "el derecho del niño a la libertad de pensamiento, de conciencia
y de religión".
Relacionando estos principios de protección de la niñez con el grooming, los arts. 34 y 36 de la CDN
procuran comprometer a los Estados para proteger al niño contra todas las formas de explotación y abuso
sexuales. Pero tal vez el artículo más elocuente en esta tesitura es el art. 19: "Los Estados Partes adoptarán todas
las medidas legislativas, administrativas, sociales y educativas apropiadas para proteger al niño contra toda
forma de perjuicio o abuso físico o mental, descuido o trato negligente, malos tratos o explotación, incluido el
abuso sexual (...). Esas medidas de protección deberían comprender, según corresponda, procedimientos
eficaces para el establecimiento de programas sociales con objeto de proporcionar la asistencia necesaria al niño

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y a quienes cuidan de él, así como para otras formas de prevención y para la identificación, notificación,
remisión a una institución, investigación, tratamiento y observación ulterior de los casos antes descritos de
malos tratos al niño y, según corresponda, la intervención judicial".
De lo reseñado se puede concluir que el Estado efectivamente tiene una responsabilidad, como garante de
derechos, de conjurar el grooming y erradicarlo a través de su accionar.
Por su parte, también Alonso enumera algunos principios y preceptos emanados de la CDN que deberán
tenerse presentes ante un caso de grooming, incluye en su catálogo: (I) el interés superior del niño, en tanto "el
Estado debe garantizar que todas las medidas que se tomen sean las mejores para los niños afectados, a los fines
de evitar la doble estigmatización del menor, quien se verá afectado no sólo por el hecho en sí, sino también por
su participación recordando el suceso en el marco de un proceso penal"; (II) la aplicación de Cámara Gesell;
(III) el derecho a ser oído; (IV) la cuestión del consentimiento, diferenciando tres supuestos según la víctima sea
niño o niña, adolescente menor de 16 años o adolescente entre los 16 y 18 años y (V) la importancia del material
probatorio (12).
IV. Análisis de la normativa provincial en torno a la educación como herramienta preventiva (13)
Para remarcar la hipótesis de que la legislación penal del grooming es insuficiente por sí sola para
erradicarlo, analizaré cuatro leyes de las provincias de Chubut, Córdoba, Neuquén y de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires que, en mayor o menor medida, se aproximan a la temática desde una perspectiva educacional.
Exceptuando la ley cordobesa —que no trata el concepto—, el resto de las normas contiene una definición
de grooming o cyberacoso que se condice con el conjunto de estrategias o acciones desarrolladas por un adulto
para ganar la confianza o establecer lazos de amistad con un niño, niña o adolescente a través de los medios
informáticos con el objeto de obtener material sexual o, incluso, propiciar un encuentro personal con éste.
En todas ellas, la autoridad de aplicación de la ley es el Ministerio de Educación respectivo, sin perjuicio de
que, en el caso cordobés, durante el trámite legislativo de la norma en cuestión, el legislador Pretto denotó con
razón que "es una tarea muy vasta como para que descanse solo en el Ministerio de Educación, y entiendo que
debiéramos pensar que atacar las causas de este problema antes que sus consecuencias no es responsabilidad de
un solo ministerio sino que debe constituir una verdadera política de Estado para que queden integrados varios
ministerios, si no todos, y para que la primera escuela, que es la familia, sea reforzada. Entiendo que el rol más
protagónico lo tendría que tener el Ministerio de Desarrollo Social" (14).
Este conjunto de leyes tiene como objetivo general la prevención del grooming a través de un trabajo,
principalmente, en las escuelas. La legisladora Perugini, durante el tratamiento de la ley cordobesa, expuso que
"aspiramos a que sea la escuela la que oriente a los padres para que, de la misma forma que no permiten que sus
hijos pequeños crucen solos las calles o hablen con extraños, los acompañen, construyan junto a ellos sus
espacios virtuales y compartan el uso de los mismos para que puedan ayudar a que sus hijos adolescentes
desarrollen capacidades críticas y reflexivas, que les permitan comprender que todo lo que suban a la red
quedará allí para siempre, aunque después quieran borrarlo" (15).
Para ello se despliegan las diferentes acciones escogidas por los legisladores, entre las que se encuentran la
promoción de campañas, jornadas y talleres de concientización y difusión, el desarrollo de recursos didácticos y
contenidos escolares, la capacitación docente, la orientación y asesoramiento a los padres y a toda la familia, la
investigación de casos e impulso de centros de documentación y bases de datos. Asimismo, se promueve la
creación de canales de comunicación través de sitios web o líneas telefónicas abocadas al asesoramiento,
información y/o auxilio al afectado.
Muchas de las medidas mencionadas se congracian con algunas recomendaciones que emanan del
memorándum sobre la protección de datos personales y la vida privada en las redes sociales en internet, en
particular de niños, niñas y adolescentes —conocido como el Memorándum de Montevideo— (16).
Especialmente con los acápites 14 a 18, entre los que se enumeran como recomendaciones en materia de
políticas públicas el establecimiento de mecanismos de respuesta para atención a víctimas de abusos y de
sistemas de información para quienes busquen asesoramiento y apoyo y la promoción de acciones de
sensibilización y divulgación.
Estas disposiciones contienen saludables alternativas de abordaje al flagelo del grooming. En la medida en
que el resto de las provincias y, cuánto mejor, el Congreso Nacional, se embarquen en iniciativas semejantes,
los actores que se ven involucrados en casos como estos se encontrarán mejor asesorados y con mayores
conocimientos para detectar, evitar y, eventualmente, denunciar potenciales intentos de acoso digital.
V. Como colofón, algunas palabras acerca del modo de abordar la problemática
El grooming debe estar sancionado penalmente. Sin inmiscuirme en la redacción que tiene el precepto legal
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en concreto, está claro que esta conducta es repulsiva a los principios y normas sociales y morales en las que
nos regimos. Ahora bien, exigirle al derecho penal que prevenga, extinga y erradique el grooming parece una
simplificación del problema.
Cuando en el debate parlamentario que antecedió a la sanción de la ley 26.904 la senadora Higonet esgrime:
"me interesa reiterar la importancia de poder legislar sobre estos nuevos delitos, así como también resaltar
nuestra responsabilidad en la toma de conciencia por parte de los adultos acerca de la necesidad de ejercer el
mismo control que efectuamos en la vida real, en la virtual" (17), le asiste alguna razón. Sin embargo, la ley
tipifica al grooming y poco más hace por su erradicación. En otras palabras, si el espíritu que se persigue es el
esgrimido, el derecho penal difícilmente se pruebe adecuado y suficiente.
Aritismuño, con quien comparto, ha dicho que "en nuestros días podemos observar cómo la política criminal
moderna es incapaz de prevenir eficazmente los nuevos comportamientos delictivos y utiliza al derecho penal
como un instrumento al que le asigna una función meramente educadora, convirtiéndolo en derecho penal
simbólico que, al prescindir o relativizar las garantías de legitimación e imputación, pone en crisis el principio
básico de última ratio que debe ser respetado en un Estado de derecho" y que "pretender que el campo de
protección del derecho penal abarque las conductas que se desenvuelven por los medios informáticos implicaría
una expansión normativa que difícilmente logre poner fin a las redes de pornografía o de ataques sexuales a los
menores de edad, siendo que, por el contrario, atentaría contra la privacidad y la libertad de expresión en
internet... La legislación penal, como parte de un Estado de derecho, tiene una función que cumplir, pero ella es
limitada y no puede ser utilizada como instrumento para combatir los males sociales. Debe primar la
intervención mínima del derecho penal, entendiéndolo como un instrumento al cual debe recurrirse cuando
previamente se han agotado todas las instancias de control social, tanto formal como informal" (18).
En definitiva, las normas y principios de mayor jerarquía de nuestro ordenamiento jurídico impulsan a librar
la batalla contra el grooming en varios frentes. Las iniciativas provinciales expuestas ponen el foco en la
educación de los usuarios y de los adultos para prevenirlo. A ello se le debe sumar el trabajo de otras disciplinas
de las cuales el Estado debe muñirse para ampliar el espectro de medidas promovidas, como la psicología para
promover el apoyo y el acompañamiento de las víctimas o el trabajo social para a instalar y divulgar los riesgos
de los medios informáticos y las precauciones consecuentes.
Por último, otra arista que debe seguirse con mayor ahínco es la de la participación real de las niñas, niños y
adolescentes en las decisiones y acciones que se tomen al respecto. Esta tesis consiste en la interpelación a
personas que atraviesen la infancia y la adolescencia en torno a decisiones legislativas que traten temáticas que
los afecten para que ellos tomen parte en el proceso de formación de normas.
(1) Conf. ley 26.032, BO del 16/06/2005.
(2) Algunos de estos temas se encuentran tratados en HACKER, David, "El derecho personalísimo a la
intimidad de las niñas, niños y adolescentes en colisión con la responsabilidad parental en el uso de las redes
sociales", RDF 2015-71.
(3) GÓMEZ MARTÍNEZ, Livier - GAXIOLA VILLA, Eunice, "Child grooming: Violencia sexual contra
menores por internet como nueva modalidad de delito extendido", en FRÍAS ARMENTHA, Martha - ARVIZU
IBARRA, Carmen H. - MARTÍNEZ GARCÍA, Martha - ROMERO OCHOA, Julia - GÁLVEZ ESPARZA,
María E. (coords.), La investigación jurídica y sus tendencias, Universidad de Sonora, Academia Jurídico
Formativa, Sonora, 2015, p. 193.
(4) Celebrada en Lanzarote el 25/10/2007.
(5) Punto 156 del Informe Explicativo referido. Él puede consultarse en www.rm.coe.int/16800d3832. La
traducción me pertenece.
(6) DELLE DONNE, Carla P. - PALAZZI, Pablo A., "Delincuencia online que afecta menores: el
grooming tipificado como corrupción de menores agravada", RDP 2014-315.
(7) "F., L. N. s/ corrupción de menores agravada" del 05/06/2013, Trib. Crim. Nº 1 Necochea, expte.
4924-0244.
(8) BO del 11/12/2013.
(9) Ver, p. ej., GARIBALDI, Gustavo E. L., "Aspectos dogmáticos del grooming legislado en Argentina",
Revista Derecho Penal, Infojus, año III, nro. 7, Buenos Aires, 2014; RIQUERT, Marcelo A., "Código Penal
comentado de acceso libre", Asociación Pensamiento Penal, www.pensamientopenal.com.ar/cpcomentado;
AGÜERO ITURBE, José L., "El ciber acoso de menores", 2016, elDial.com, cita online: DC214C; DELLE
DONNE, Carla P. y PALAZZI, Pablo A., "Delincuencia online...", cit.; SCHNEIDER, Mariel V., "Grooming:

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ciberacoso a menores de edad", DFyP, Ed. La Ley, Buenos Aires, año VI, nro. 5, 2014; DE LLANO, Gonzalo y
RACCA, Ignacio, "Child grooming: análisis crítico de un pecado moderno", Revista de Derecho Penal y
Criminología, Ed. La Ley, Buenos Aires, nro. 6, 2014, p. 135; GRISETTI, Ricardo A., "El grooming. Una
nueva modalidad delictual", LA LEY, 2016; ABOSO, Gustavo E., "El delito de contacto telemático con
menores de edad con fines sexuales", RDP, Infojus, año III, nro. 7, Buenos Aires, 2014.
(10) Aprobada por el Congreso Nacional mediante ley 23.849, BO del 16/10/1990.
(11) BO del 21/10/2015.
(12) ALONSO, Silvina A., "Grooming y CDN: Algunas reflexiones", Revista de Derecho Penal y
Criminología, Ed. La Ley, Buenos Aires, 2014, p. 185.
(13) Se analizarán en este apartado la ley 4986 de Río Negro (BO del 17/07/2014), la ley III 42 de Chubut
(24/04/2014), la ley 10.222 de Córdoba (BO del 03/10/2014) y la ley 5755 de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires (BO del 19/01/2017).
(14) De la versión taquigráfica de la Sesión 6 del Período 136 del 05/03/2014 de la Legislatura de la
Provincia de Córdoba.
(15) Ibídem.
(16) Redactado en julio del año 2009 en la ciudad de Montevideo. Se puede consultar en
www.clicseguro.sep.gob.mx/archivos/ Memorandum_Montevideo.pdf.
(17) De la versión taquigráfica de la sesión del día 02/11/2011, en el orden del día nro. 712/2011 del
Senado de la Nación.
(18) ARISTIMUÑO, Julián, "Las garantías constitucionales frente al delito de grooming", RDP
2014-8-1614.

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DERECHOS DEL MENOR ~ PERSONA MENOR DE EDAD ~ PROTECCION DEL MENOR ~ DELITO ~
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