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PREVISIONAL. PENSIONADOS E.P.E. PRESTACIÓN SUSTITUTIVA DE GAS (art.

78, CCT
36/75). NATURALEZA JURÍDICA. DEROGACIÓN. DERECHOS ADQUIRIDOS. TEORÍA DE LOS
ACTOS PROPIOS. IMPROCEDENCIA.

A y S, tomo 11, pág. 108


En la ciudad de Santa Fe, a los 11 días del mes de diciembre del año dos mil siete, se reunieron en acuerdo los
señores Jueces de la Cámara de lo Contencioso Administrativo N° 1, doctores Alfredo Gabriel Palacios y Federico José
Lisa, con la presidencia del titular doctor Luis Alberto De Mattia, a fin de dictar sentencia en los autos caratulados
“PAGLIA, Nelly Nélida Beatriz contra PROVINCIA DE SANTA FE sobre RECURSO CONTENCIOSO
ADMINISTRATIVO” (Expte. C.C.A.1 n° 165, año 2003). Se resolvió someter a decisión las siguientes cuestiones:
PRIMERA: ¿es admisible el recurso interpuesto?; SEGUNDA: en su caso, ¿es procedente?; TERCERA: en consecuencia,
¿qué resolución corresponde dictar?. Asimismo, se emitieron los votos en el orden que realizaron el estudio de la causa, o
sea doctores Lisa, Palacios y De Mattia.
A la primera cuestión el señor Juez de Cámara doctor Lisa dijo:
I.1. La señora Nelly Nélida Beatriz Paglia interpone recurso contencioso administrativo contra la Provincia de
Santa Fe, tendente a obtener la anulación de la resolución 333/00 de la Empresa Provincial de la Energía (en adelante
E.P.E.) y el decreto 2033/03 del Poder Ejecutivo, y, en consecuencia, se continúe en el pago del beneficio denominado
“prestación sustitutiva de gas”, suspendido por dicha empresa a partir del mes de agosto de 1999, y se le abonen los
retroactivos desde esa fecha, debidamente actualizados, con más intereses y costas.
Dice que esa bonificación era cobrada por su fallecido esposo don Alcibíades Santiago Bocco, jubilado
provincial, que había prestado servicios en la E.P.E., ascendiendo aquélla a la suma de $ 200 por mes, a partir de su baja del
servicio en el año 1986; y que al fallecer el titular de la bonificación (en fecha 23.4.1996), ella, como beneficiaria de la
pensión del señor Bocco, siguió cobrando dicho beneficio hasta el mes de agosto de 1999 “en que fuera injustamente
suspendido su pago por la E.P.E.”.
Refiere al procedimiento administrativo previo y argumenta, seguidamente, en torno a la procedencia del recurso.
En ese sentido, y bajo el título “los derechos adquiridos”, expresa que la Administración equipara ilegítimamente
los derechos de los trabajadores en actividad con los derechos adquiridos de los jubilados y pensionados; y precisa que
existen tres grupos de jubilados y pensionados que tienen distintas “expectativas y/o derechos” sobre esta prestación: uno
cuyo beneficio fue obtenido durante el año 1989 hasta 1997, que lo cobran con su haber de jubilación porque en esa época
tenía descuentos jubilatorios; otro de jubilados y pensionados posteriores a julio de 1997, fecha del nuevo convenio, que no
deben cobrar este beneficio; y uno tercero integrado por jubilados y pensionados anteriores al año 1989, que es su caso, que
lo venía cobrando hasta el año 1999, cuando fue suspendido su pago de manera “arbitraria e ilegítima” ya que sus derechos
se encuentran reconocidos durante años por el anterior convenio y el accionar de la E.P.E.
Si bien reconoce como cierto que los Convenios Colectivos de Trabajo regulan las relaciones laborales y demás
aspectos de los trabajadores en actividad y de sus organizaciones sindicales, señala que es dentro de ese ámbito donde las
condiciones, retribuciones y beneficios pueden mejorar o no, siempre hacia el futuro y nunca retroactivamente; por lo que el
haber de los trabajadores que se jubilen con el nuevo convenio adoptado, se calculará sobre la base de las remuneraciones y
beneficios que perciban al tiempo de jubilarse.
A su vez, dice que no es menos cierto que los trabajadores que se jubilaron con el viejo convenio de trabajo
seguirán cobrando los beneficios que percibían también al momento de jubilarse; y considera que pretender que un nuevo
convenio de trabajo pueda afectar derechos adquiridos de jubilados y pensionados, es lo mismo que afirmar que en el caso
de acordarse una rebaja del 50% de los sueldos de los trabajadores en actividad, se le debería rebajar en un 50% el haber de
jubilación a los trabajadores que se jubilaron antes de la vigencia del nuevo convenio que acordó la merma salarial, lo que
es insostenible en nuestro sistema jurídico.
Por otra parte, invoca la teoría de los actos propios, en cuanto por acta-acuerdo de fecha 15.10.1997 (es decir,
posterior a aquellas en las que se funda el acto impugnado) se reconoce el pago del beneficio y su continuidad en el tiempo,
continuándose su abono hasta el mes de agosto de 1999, o sea, por más de dos años desde la entrada en vigencia del C.C.T.
235/97 “E” (julio de 1997).
Asimismo, alude a la “realidad económica”, calificando de grandilocuentes los argumentos del acto impugnado
referidos al ahorro de la E.P.E. efectuado en aras del interés general de la sociedad; debiéndose tener en cuenta que el
número de beneficiario es finito.
Por último, refiere al decreto 2033/03, respecto del cual le llama la atención que en él no se analice la posición de
la Dirección General de Asuntos Jurídicos del Ministerio de Obras, Servicios Públicos y Vivienda de la Provincia.
Pide, en suma, se haga lugar a la demanda; con costas.
2. Declarada la admisibilidad del recurso (f. 26), comparece la Provincia (f. 34) y contesta la demanda (fs. 37/41
vto.).
Luego de una detallada negativa, considera que el recurso es improcedente.
Invoca, en primer término, el principio de legalidad, según el cual la Administración está sometida al “bloque de
legalidad” en base al cual rechazó el reclamo de la actora; que el beneficio pretendido -consagrado en el quinto párrafo del
artículo 78 del C.C.T. 36/75 para los jubilados y viudas de trabajadores en actividad- ha sido derogado a partir de la entrada
en vigencia del nuevo C.C.T. 235/97 “E”; y que las actas respectivas fueron debidamente homologadas por el Ministerio de
Trabajo.
Con respecto al acta-acuerdo del 15.10.1997 invocada por la actora, suscripta por un Gerente -que a su juicio no
tiene facultades para ello- y la Federación Argentina de Trabajadores de Luz y Fuerza y los Sindicatos de Luz y Fuerza de la
Provincia de Santa Fe, destaca que no fue homologada, por lo que no tiene entidad suficiente como para modificar lo
expresamente establecido en el C.C.T. 235/97 “E”.
Refiere también a la ley 14.250, según la cual, vencido el término de vigencia de las convenciones colectivas de
trabajo se mantendrán subsistentes las condiciones “hasta que entre en vigencia una nueva convención y en tanto en la
convención colectiva cuyo término estuviere vencido no se haya acordado lo contrario”.
De ello extrae la inexistencia de derechos absolutos e irrevocablemente adquiridos.
Agrega que no se trata en autos de un supuesto en el que la denominada prestación sustitutiva de gas integre el
haber y, por tanto, deba mantenerse el derecho por vía del reajuste jubilatorio, sino que en el caso se trataba de un beneficio
especial otorgado por una convención colectiva y, como tal, “no fue incorporado como parte del status jurídico de
pensionada”.
Por último, destaca -con cita de jurisprudencia- que la circunstancia de que la E.P.E. haya pagado el beneficio
hasta el mes de agosto de 1999, no es causa válida que justifique continuar con un pago antijurídico por no estar
contemplado en las normas vigentes.
Solicita, en síntesis, el rechazo del recurso; con costas.
Abierta la causa a prueba (f. 42 vto.), y producida la que consta en el expediente, alegan las partes sobre su mérito
(fs. 138/142 vto. y 145/148 vto.).
Dictada (f. 149) y consentida la providencia de autos, queda la presente causa en estado de ser resuelta.
3. De conformidad al artículo 23, inciso a), de la ley 11.330 corresponde emitir pronunciamiento sobre la
admisibilidad del recuso.
Al respecto, no se han invocado, ni se advierten, razones que justifiquen apartarse del auto obrante a foja 26 (A.
T. 5, pág. 454).
Voto, pues, por la afirmativa.
A la misma cuestión, los señores Jueces de Cámara doctores Palacios y De Mattia coincidieron con lo expresado
por el señor Juez de Cámara doctor Lisa y votaron en igual sentido.
A la segunda cuestión el señor Juez de Cámara doctor Lisa dijo:
II.1. Conforme surge del relato precedente, las partes finalmente coinciden en cuanto a que el artículo 78 del
C.C.T. 36/75, que establecía en favor del personal jubilado de la E.P.E. -y de la viuda- la prestación sustitutiva de gas cuyo
restablecimiento pretende la actora, fue efectivamente derogado por el C.C.T. 235/97 “E”.
Es más, la recurrente admite que los convenios colectivos de trabajo pueden no mejorar las condiciones de los
trabajadores, pero -dice- “siempre hacia el futuro y no retroactivamente” (f. 16).
Las diferencias entre las partes, pues, transitan por la oponibilidad del C.C.T. 235/97 “E” a la específica y
concreta situación de la demandante, quien invoca -además de la teoría de los actos propios- un derecho adquirido a la
percepción del mencionado beneficio con base en que el causante lo percibía al tiempo de jubilarse, que es -a su juicio- “el
momento en donde su derecho en expectativa a obtener la jubilación se transforma en derecho de propiedad protegido por el
artículo 17 de la Constitución nacional” (f. 16/vto.).
Como se observa, las cuestiones debatidas exigen liminarmente referir a la naturaleza jurídica del beneficio
pretendido, cuestión que -obviamente- incide en los principios y criterios jurídicos aplicables.
Es que, en rigor, las mencionadas diferencias entre las partes son el fruto de la también distinta opinión que ellas
tienen acerca de la naturaleza jurídica del beneficio previsto en el artículo 78 del C.C.T. 36/75 aun a favor de los jubilados y
viudas.
La actora prácticamente estructura su posición sobre la base de que la mencionada prestación tiene naturaleza
previsional e integra, por tanto, su status previsional.
Entiendo que, en ello, no lleva razón.
En efecto, bajo el título “rebaja de tarifas”, el artículo 78 del C.C.T. 36/75 establecía que “cada Entidad tomará a
su cargo el importe total de la tarifa ordinaria facturada a los trabajadores amparados por este Convenio en el consumo de
fluido eléctrico para uso doméstico [...]”; que “este beneficio será extensivo al consumo de gas natural, envasado, en
garrafas [...]”; y que “los beneficios establecidos en este artículo se extenderán al personal jubilado y a la viuda del jubilado
[...]”.
Se trata, pues, de un beneficio consagrado en un Convenio Colectivo de Trabajo, el que -como tal- obviamente no
se encarga de definir el status previsional del personal que dejó de serlo.
Por el contrario, conforme a su propio destino, convenciones tales resultan de aplicación a “todos los
trabajadores” (artículo 1, C.C.T. 36/75); y si bien es cierto que el beneficio aquí pretendido se reconoció en favor de
jubilados y viudas, también lo es que ello -a mi modo de ver- no es suficiente a los fines de restarle carácter convencional al
derecho postulado, el cual, al ser una mera extensión del derecho de “los trabajadores”, participa de la misma naturaleza.
Al respecto, entiendo que disposiciones como la del artículo 78 del C.C.T. 36/75 son susceptibles de ser incluidas
entre las llamadas “cláusulas obligacionales” que obran a modo de estipulación a favor de terceros.
Es más, destacada doctrina especializada aporta como ejemplo de beneficio derivado de este tipo de cláusulas
-precisamente- “el que suele concertarse en algunos convenios (p. ej., en la actividad del transporte) por el que se confiere
un derecho a los jubilados del sector (un pase gratuito, una rebaja en la prestación del servicio o compra de bienes,
etcétera)” (Antonio Vázquez Vialard; Derecho del trabajo y de la seguridad social, Tomo 2, 9a. edición actualizada y
ampliada, Astrea, pág. 218, Buenos Aires, 2001).
A su vez, y siempre en tren de establecer la naturaleza jurídica de la prestación pretendida, se ha señalado -en
criterio que comparto- que “el suministro gratuito de energía eléctrica (o gas en su caso) no reúne los requisitos para ser
considerado remuneración, pues la condición establecida convencionalmente para su goce no depende en absoluto de la
tarea realizada toda vez que no se otorga en contraprestación de ésta sino exclusivamente en cumplimiento de una cláusula
obligacional instituida como beneficio general para quienes se desempeñan en el ámbito de actividad para el cual el
convenio resulta obligatorio” (Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo, Sala III, causa “Krauss”, del 29.12.1995).
Este carácter “no remunerativo” aparece expresamente previsto en la C.C.T. 235/97 “E” (artículo 31, a); y,
contrariamente a lo que afirma la actora a foja 138 vto., no se cancela por el hecho de que sobre él se retengan cuotas
alimentarias.
Por último, en torno a su naturaleza jurídica puede agregarse que el beneficio que motiva la presente causa no se
originó en la voluntad individual de las partes ni en ningún acto emanado de la autonomía individual; sino que, por el
contrario, tenía origen claramente convencional.
En suma, no puede considerarse que el beneficio al que aspira la actora integre su “haber previsional”; máxime si
se considera que ni siquiera le es abonado por la Caja de Jubilaciones y Pensiones de la Provincia.
Ni tampoco que integre su status previsional, cuyos componentes surgen del respectivo régimen jurídico, más
que de negociaciones colectivas.
En consecuencia, tampoco puede entenderse que el caso verse sobre el efectivo mantenimiento del status
previsional de la recurrente, quien -por lo demás- formuló su reclamo ante la E.P.E. y no ante la mencionada Caja, por
completo extraña al presente pleito.
Al respecto, y más allá de lo señalado acerca de la naturaleza no remunerativa de la “rebaja de tarifas” o
“prestación sustitutiva de gas”, puede repararse en que no se discute en autos acerca de tal carácter a los fines previsionales;
ni si, por lo tanto, debe o no ser computada en la liquidación del haber previsional; ni si corresponde o no tenerla en cuenta a
los efectos de preservar adecuadamente el conocido carácter sustitutivo de los beneficios previsionales respecto del sueldo
percibido en actividad; ni, en su caso, en qué proporción.
En este último sentido, no puede soslayarse que la actora pretende una suma fija y que coincidiría (según el
mencionado artículo 78, C.C.T. 36/75) con la que por ese concepto perciben los activos, lo que tampoco responde a los
principios sentados sobre el punto en materia previsional, y según los cuales los pasivos sólo tienen derecho a un haber
razonablemente proporcional al sueldo de los respectivos activos.
En síntesis, ni lo planteado por la actora constituye materia previsional, ni -se reitera- se discute en autos la
legitimidad de acto alguno dictado por la Caja de Jubilaciones y Pensiones de la Provincia.
Por el contrario, aquí se debate acerca de la legitimidad de un acto dictado por la E.P.E. en razón de un reclamo
formulado por la actora respecto de un derecho reconocido por una cláusula obligacional de una Convención Colectiva de
Trabajo.
Lo hasta ahora considerado en torno a la naturaleza en definitiva convencional del derecho postulado, sella la
suerte adversa del recurso en cuanto sustentado en la existencia de un supuesto “derecho adquirido” a su percepción en
razón de la condición de pensionada de la actora.
2. Sin perjuicio de ello, y aun cuando ésta no discute -según se dijo- la posibilidad de que un convenio colectivo
modifique in peius uno anterior, se analizará si los actos impugnados en autos (resolución 333/00 de la E.P.E. y decreto
2033/03 del señor Gobernador de la Provincia), en cuanto consideran en definitiva oponible a la actora el C.C.T. 235/97
“E”, son o no legítimos.
Adelanto mi opinión favorable a la legitimidad de los actos impugnados y, por ende, contraria a la procedencia
del recurso.
En efecto, es sabido que el artículo 6 de la ley 14.250, según el cual “una convención colectiva de trabajo, cuyo
término estuviere vencido, mantendrá la plena vigencia de todas sus cláusulas hasta que una nueva convención colectiva la
sustituya [...]”, sienta el principio según el cual una convención colectiva rige hasta que una nueva la sustituya.
Tal el supuesto de autos, en los que por C.C.T. 235/97 “E” se otorgó exclusivamente a los “trabajadores” “una
compensación no remunerativa imputable al reembolso de gastos por la compensación sustitutiva de gas”, sustituyéndose
“cualquier concepto equivalente que hubiere (sic) existido hasta el presente” (artículo 31, inciso a), y dejándose constancia
de que “al momento de entrar en vigencia esta Convención Colectiva de Trabajo, queda sin efecto o sin valor toda norma
laboral emergente de convenios anteriores o provenientes de cualquier otra fuente de rango inferior, y/o prácticas o
costumbres cuyos preceptos estén contemplados en el presente convenio o se contraponga al mismo” (artículo 4), con
excepción de lo establecido en el artículo 30, el cual -debe destacarse- a su vez exceptúa al mencionado artículo 31.
Asimismo, en el acta complementaria suscripta entre la E.P.E. y la Federación Argentina de Trabajadores de Luz
y Fuerza y los Sindicatos de Luz y Fuerza de la Provincia en fecha 3.6.1997, se resolvió que, hasta tanto se modificaran por
acuerdo de partes, continuarían vigentes las actuales cláusulas económicas “con excepción de lo establecido en los artículos
37 y 78 del presente convenio Nro. 36/75” (f. 117).
Y bien, estas decisiones sí son oponibles a la actora, cuyo derecho -según se ha dicho- participa de la misma
naturaleza que el de los agentes activos, quienes, en principio, válidamente podían perderlo.
En ese sentido, recientemente la Sala II de la Cámara Nacional del Trabajo -en criterio que comparto y al que
remito mutatis mutandi-, ha considerado evidente que, “habida cuenta del carácter cambiante de la realidad socio-
económica que subyace en la celebración de todo convenio colectivo y de la consiguiente necesidad de que éste se adecue a
las circunstancias que intenta normativizar [...], las condiciones emergentes de una determinada convención no se
incorporan definitivamente al contrato individual y no son exigibles más allá de la vigencia de aquélla (o de su posible
ultraactividad); lo cual, implica admitir que pueden ser válidamente modificadas in peius, derogadas o sustituidas por otras
pactadas en un nuevo convenio en ejercicio de la misma autonomía que dio origen a la convención anterior (conf. Vázquez
Vialard, Antonio, en Tratado de Derecho del Trabajo, T. II, págs. 213 y subs., Ed. Astrea, 1982; y CNAT, Sala I, 5-4-94,
‘Pascali, Arturo c/ Astramar Cia. Arg. de Navegación’, en T. y SS, 1995, pág. 526)” (causa “Coquibus”, del 8.8.2007, elDial
- AA4117).
Como en tal precedente lo dijo el juez Maza en sus consideraciones complementarias: “la temporalidad del
régimen jurídico (conf. el ya citado art. 6 de la ley 14.250) obsta de plano a sostener con convicción que un derecho nacido
para regir a plazo determinado se pueda considerar adquirido como definitivo”.
En tales condiciones, puede afirmarse que la actora -que naturalmente es tercera a la convención y por completo
desvinculada de la Empresa- en definitiva pretende perpetuar un beneficio a cuya permanencia ni siquiera los activos tienen
derecho: no lo tuvo el causante cuando estuvo en actividad, no lo tuvo al momento del cese, menos aún lo tuvo después la
actora.
3. Por otra parte, el argumento vinculado a la teoría de los actos propios, esbozado con base en el acta-acuerdo
que se habría suscripto en fecha 15.10.1997 y en la circunstancia de que la E.P.E. continuó el pago del beneficio aun
después de la entrada en vigencia del C.C.T. 235/97 “E”, no autoriza a arribar a una conclusión distinta.
En efecto, incluso prescindiendo del alcance real que correspondería asignar a esta teoría en el ámbito del
derecho público provincial, reiteradamente la Corte Suprema de Justicia de la Provincia (“Sentra y Sitra”, A. y S. T. 113,
pág. 309), y esta Cámara (“Forni”, S. T. 1, pág. 275; “Heefele”, S. T. 1, pág. 297; “Tschieder”, S. T. 2, pág. 352; “Aimar”,
S. T. 3, pág. 134; etc.), han referido a los distintos requisitos que suelen exigirse para la aplicación de esta doctrina, “esto es:
una conducta previa, que sea válida y revista sentido unívoco, y una pretensión posterior, que sean incompatibles entre sí,
ambas de la misma persona, y sin que haya norma que autorice la contradicción”.
Conforme se extrae de lo considerado en los puntos precedentes, tales recaudos no concurren en autos;
pudiéndose agregar que ni las meras “prácticas” ni las “costumbres” son oponibles al C.C.T. 235/97 “E” (arg. art. 4), ni
menos aún son -sin más- fuente del Derecho Administrativo.
Por último, en cuanto a la invocada acta-acuerdo de fecha 15.10.1997, la actora recuerda lo relatado en la
resolución 333/00 de la E.P.E. acerca de que “la Dirección General de Asuntos Jurídicos del Ministerio de Obras, Servicios
Públicos y Vivienda, consigna que la cuestión se origina como consecuencia de un Acta Acuerdo suscripta por el Gerente de
Recursos Humanos de la E.P.E., que reconoce el pago de los beneficios no obstante las prescripciones del nuevo convenio
de trabajo. Dicho servicio de asesoramiento destaca, que si bien la Ley Orgánica de la E.P.E. Nro. 10.014 no reconoce
facultades al Gerente de Recursos Humanos para firmar el Acta Acuerdo, por la cual se extiende el beneficio de una suma
no remunerativa imputable al reembolso de gastos por la compensación sustitutiva de los servicios de luz y gas a los ex-
agentes jubilados o en su caso a las pensionadas que no perciban en su haber jubilatorio ese rubro, tal circunstancia no
invalida el derecho al cobro, dado que desde sus suscripción por las partes intervinientes fue cumplida por la repartición y
recién interrumpido en el mes de agosto de 1999; que sin perjuicio de que dicho acuerdo no fue homologado formalmente,
el mismo somete a las partes como a la ley misma conforme lo establece el artículo 1197 del Código Civil; que concluye la
Dirección de Asuntos Jurídicos sosteniendo que la tácita aceptación de su contenido por la autoridad competente subsana
los posibles vicios existentes, tornando exigible los derechos estipulados a favor de los reclamantes”.
Considero que el anteriormente transcripto criterio invocado por la actora debe desecharse, pues extiende las
técnicas del acto tácito y de la subsanación a límites que, en definitiva, suponen admitir la posibilidad de que instrumentos
que expresamente se reconocen ilegítimos por nada menos que el vicio de incompetencia, se constituyan en fuente de
derechos en virtud de meros comportamientos materiales que resultarían coincidentes con su ejecución.
Sin perjuicio de ello, es decir, más allá de la validez -seriamente cuestionada por la Administración- no hay
constancias fehacientes en autos de su efectiva existencia.
Es más, a foja 130 se informa -en lo que ahora interesa- que “no existe en este Área Relaciones Laborales
constancia alguna de la misma” (refiere al testimonio del acta-acuerdo de fecha 15.10.1997 celebrada entre el señor Gerente
de Recursos Humanos de la Empresa y las Organizaciones sindicales); que nunca se inició expediente alguno en referencia a
ella; y que no se dictó acto administrativo que aprobara su vigencia.
De ello se agravia la actora al alegar (f. 140), resultándole asombroso que se haya abonado un monto de $
2.529.600 sin que el acta haya sido ratificada por alguien; sin que se haya puesto en conocimiento del Tribunal de Cuentas;
y sin que haya habido imputación presupuestaria.
Dichos agravios son manifiestamente insuficientes para perpetuar el derecho pretendido con base en la existencia
-y, en su caso, validez y eficacia- del invocado instrumento; máxime a la luz del criterio sentado por la Corte local en autos
“Angaroni” (A. y S. T. 213, pág. 63), precedente en el cual el Alto Tribunal anuló la sentencia de segunda instancia que
había hecho lugar al amparo promovido por un grupo de jubilados y pensionados de la E.P.E. que aspiraban, con base en
dicha supuesta acta-acuerdo, a percibir el beneficio de consumo de energía eléctrica.
Para así decidir, el Alto Tribunal consideró, entre otros aspectos igualmente relevantes para el sub judice (a los
que remito), que la Sala, a partir de una serie de presunciones, dio por sentada la existencia de dicha acta-acuerdo sin
hacerse cargo de lo sostenido por la magistrada de baja instancia en orden a “la inexistencia de un original o de copia cierta
de la casi mítica acta de fecha 15.X.97, que en definitiva los actores nunca presentaron en el expediente” (el adjetivo en
cursiva es del texto).
Voto, pues, por la negativa.
A la misma cuestión, los señores Jueces de Cámara doctores Palacios y De Mattia expresaron similares
fundamentos a los vertidos por el señor Juez de Cámara doctor Lisa, y votaron en igual sentido.
A la tercera cuestión el señor Juez de Cámara doctor Lisa dijo:
Atento el resultado obtenido al tratar la cuestión anterior, corresponde declarar improcedente el recurso
interpuesto; con costas a la actora.
Así voto.
A la misma cuestión, los señores Jueces de Cámara doctores Palacios y De Mattia dijeron que la resolución que
correspondía adoptar era la propuesta por el señor Juez de Cámara doctor Lisa y así votaron.
En mérito a los fundamentos del acuerdo que antecede, la Cámara de lo Contencioso Administrativo Nº 1
RESOLVIÓ: Declarar improcedente el recurso interpuesto; con costas a la actora.
Registrarlo y hacerlo saber.
Con lo que concluyó el acto, firmando los señores Jueces de Cámara por ante mí, doy fe.
Fdo. PALACIOS. DE MATTIA. LISA. Barraguirre (Secretario)

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