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Teórico 11

Zizek

Zizek tiene dos características, por un lado su prosa es bastante difícil, pero por otro lado
ofrece algunos ejemplos algunas ilustraciones, que provocan una suerte de efecto de
sentido, de significación. Lo ponemos en este momento del programa, por dos motivos, por
un lado porque su lectura permita ir cuajando las tesis generales que venimos planteando,
aunque somos modo de plasmarla es singular, dialoga mucho con las perspectivas pero
también produce.
Ustedes deciden que lectura de Zizek, si hacen una lectura que permita acomodar las
grandes categorías de la materia, está bien, si encuentran que es un texto muy enroscado
poco amigable ese abordaje esta bien. Quienes se animen a un poco mas, a encontrar
matices, está bien. Podemos hacer distintos usos de este texto.
lo que voy a puntualizar del texto, es la idea de que si seguimos un poco el recorrido que
plantea Zizek, podemos ubicar en ese movimiento, que aparecía en un texto que mencione
al pasar, que es el texto de Balibar, que se llama estructuralismo: una destitución del sujeto.
En ese texto Balibar, plantea el modo en que el estructuralismo se relaciona con el problema
del sujeto y discute una tesis antigua, que es la que el estructuralismo se deshace del
problema del sujeto, se olvida de la practica política, etc. todo nuestro programa refuta esa
idea, pero a mí me interesa como organiza en ese sentido Balibar el estructuralismo,
respecto de esa categoría del sujeto. Lo que dice Balibar es primero hay que deshacerse de
la entre estructuralismo y pos-estructuralismo, como si el pos-estructuralismo fuera un
momento superador o un quiebre respecto del estructuralismo, una otra etapa de
pensamiento. El pos forma parte del estructuralismo, aunque lo pensemos como un proceso
de transformación, con sus problemáticas nuevas y sus matices., pero la cancha esta
trazada ya por la práctica estructural. El problema de la ausencia de centro.
Aun asi, es interesante ver, ese movimiento en ese tránsito del estructuralismo al pos-
estructuralismo que es una operación que es necesaria, en la historia del pensamiento y que
es la destitución del sujeto. La destitución del sujeto es del Sujeto con mayúscula, esa
estructura que venimos trabajando, que es esa estructura del humanismo o de los discursos
ideológicos, campos de objetos, campos de pensamiento, que se organizan en torno a un
centro, un centro que cobra una función metafísica, bla bla bla. Destitución del sujeto en ese
sentido, el gesto de destituir al sujeto en la historia de las ideas es dejar de tomarse en serio,
el centro que los discursos toman de sí mismo. Aquel elemento que se presente como
sosteniendo la objetividad de un campo discursivo. Un movimiento de destitución del sujeto,
EL sujeto una estructura de pensamiento, un sujeto trascendental, como una entidad que
sostiene toda la verdad y toda la subjetividad. Un segundo movimiento, que es si la apertura
del problema del sujeto como un problema, en ese segundo movimiento que Balibar que
llama el recomienzo del sujeto, lo que nos encontramos nosotros es una cantidad de aportes
que venimos conversando y que vamos a seguir discutiendo. Por ejemplo la categoría de
interpelación en Althusser, que dice que no está dado un sujeto de la historia, la teoría
marxista se inicia con lo que en clave de Balibar diríamos la destitución del sujeto, el
antihumanismo teórico es el gesto de destituir el sujeto, el hombre moderno, el hombre
universal, el hombre como un ser consciente, antihumanismo teórico en Marx. Ese
antihumanismo es dejar de pensar que el hombre es un dato ontológico.
Primera operación dejamos de suponer que el sujeto de la historia, por ejemplo, el hombre
se hace a sí mismo, hace la historia transformando la historia ya hecha, etc, etc. todas las
imágenes de la trascendencia donde opera como dios, es un creador, es esa operación que
me habilita a pensar el proceso de configuración subjetiva en lo ideológico. En ese sentido,
podemos pensar que recomienza el problema del sujeto cuando el sujeto deja de ser un
dato a priori, una evidencia, que existe de ante mano que damos por supuestas por qué no
las ponemos de ante mano. Podemos empezar a pensar el problema de la configuración
subjetiva, la idea de que el sujeto es un proceso, la idea de que ese proceso está sujeto a
determinaciones y una cantidad de otros elementos, como por ejemplo, el pensamiento no
pertenece a ese sujeto, no nace en su interior, no es una expresión de su esencia, ni su
pensamiento ni su discurso. Si no, que hay un tipo de exterioridad, podemos pensar
entonces con el psicoanálisis que el pensamiento se determinada en su exterioridad, por
esa otra escena que es el inconsciente. Pero también podemos pensar que la experiencia
subjetiva se encuentra sobredeterminada por otra exterioridad que son las relaciones
sociales, las relaciones significantes, etc.

¿En qué medida podemos pensar este proceso de subjetivación en articulación con el
problema del discurso y de lo ideológico?

Estamos trabajando con una tesis que es la de la homología, entre la teoría de Marx y la
teoría psicoanalítica, de Freud a Lacan. Y que esa homología tiene que ver entre otras cosas
con la noción de síntoma o con la idea de que una vez que nos deshicimos de esa certeza
de las estructuras como formas dadas, como organizaciones del mundo, del sentido, de la
experiencia que están ya dadas de una vez y para siempre, podemos empezar a pensar a
las estructuras como a procesos de estructuración, como procesos de configuración.
Venimos planteando esto desde principio del cuatrimestre como problema de la lectura,
podemos empezar a consolidar ese problema con dos tesis, con dos ideas, dos ideas que
abonan a armar el campo de problema de la ideología en el que consisten simultáneamente,
sujeto y discurso. Esa es la tesis que me interesa a mí, leer y recuperar, de la cantidad de
cosas que aparecen en estos textos de Zizek. Si abandonamos la idea de que el sujeto esta
dado de por sí, que es un dato a priori, sino que es el resultado de un proceso de
subjetivación y que si simultáneamente abandonamos o ponemos en cuestión la idea de
que las estructuras de significación están dadas, como un sistema de signos por ejemplo, o
como formas de pensamiento, podemos empezar a pensar el proceso en el que consisten
mutuamente significación y sujeto. No hay un sujeto que exista de ante mano, que hace uso
de sentidos que ya están disponibles, no hay un sujeto empírico que es un dato de la realidad
de las cosas del mundo que hace uso de una estructura de signos que esta ahí disponible y
dada, porque es un sistema fijo e inmutable. Pero tampoco, hay un sujeto que sea el mero
resultado de una estructura de relaciones, el sujeto no es un dato a priori no existe antes
que el orden significante pero tampoco se reduce toda su realidad y toda su experiencia y
singularidad en ese orden de relaciones. Cuando pensamos simultáneamente el proceso de
configuración del sujeto y el orden simbólico o el orden significante. Lo digo en clave mas
nuestra, cuando pensamos la consistencia el proceso de consistencia simultanea de sujeto
y discurso podemos preguntarnos entre otras coas, que del sujeto excede a la relación
significante? podemos empezar a pensar que hay algo de lo subjetivo que no es puro efecto,
puro punto de pasaje de un orden de relaciones, que no es pura función soporte.
El movimiento que hicimos fue decir, el sujeto no existe primero, hay que destituirlo en su
condición metafísica, ontológica, para empezar a pensar. una vez que le quitamos esos
títulos lo podemos empezar a pensar como un problema, como el resultado de un proceso,
que en ese proceso tienen algo ver las relación de significación, tiene algo que ver eso que
es más que subjetivo y que tiene que ver con la objetividad, las relaciones discursivas que
se configuran históricamente. El orden simbólico es con respecto a la experiencia subjetiva,
objetivo, configura una dimensión social de la experiencia subjetiva. Las determinaciones
más que subjetivas. Ahora bien, no nos contentamos con pensar que el sujeto es puro efecto
de esas relaciones, que la realidad del sujeto se agota en la relación significante, o en la
determinación social. El sujeto no es puro efecto de discurso, ni es puro soporte de una
relación social. Para pensar esa índole subjetiva, dejamos de pensarla como un dato previo,
algo que existe ahí y que la sociedad no logra capturar, no es un dato previo, para hacer lo
subjetivo, pensamos que, resta que sobra y excede la operación de articulación significante.
Es necesario, ese pasaje por el orden simbólico en ese juego, en esa dialéctica del espejo
hay un orden simbólico que sostiene la identidad del yo, el yo sé aliena, se enajena en un
significante, al punto que es inescindible la experiencia del yo, del significante yo. como si
existiéramos en ese lugar, como si existiéramos en el momento que suena esa palabra, ¿y
a caso no es así? lo podemos pensar con las expresiones performativas, cuando uno dice:
yo te amo o cuando uno dice yo te odio, donde estoy YO cuando hablo? en que otro lugar
que no sea en el apego en ese significante? hay algo del sujeto que cristaliza, que existe,
en la máscara, en el puro significante, la pregunta es: eso es todo? lo que intenta la tesis de
Zizek, es que eso no es todo, que hay algo de la experiencia subjetiva que excede esa
operación de representación que es en algún punto enajenante porque mi YO no está en
mi, está en el exterior de muchas maneras, primero porque esa palabra no me pertenece,
esa palara siempre expresa mal, de un modo incompleto e injusto, lo que sea que YO sea.
Hay algo que no encaja bien. Sin embargo, yo no existo si no es en esa palabra, si no es en
el significante que sostiene, el signicante yo, el significante de mi nombre, lo que sea que
funcione como asiento de la identidad subjetiva.
La tesis de Zizek es, hay algo del sujeto que excede eso, se trata de pensar esa dialéctica,
entre esa dimensión subjetiva y su determinación por el orden simbólico. Al punto de que
podemos trasladar esta idea o esta tesis, para pensar el problema de la interpelación en
Althusser, Zizek va a planeta que si uno se toma en serio de que hay algo de los subjetivo
que excede esa dimensión enajenante, esa exterioridad a parte de la cual se configura
nuestra experiencia subjetiva, bueno habrá que complejizar el esquema de la interpelación.
No alcanza, dice Zizek, con pensar en la experiencia del mandato exterior, del orden
simbólico que interpela al sujeto y lo pone a marchar y luego el sujeto marcha, como un
mandato que funciona perfectamente. Porque si uno lo piensa de esa manera entonces los
sujetos no son sino puntos de absoluta ejecución de ese mandato externo. la tesis de Zizek
es que si uno avanza si bien Althusser acepto en esa homología, en ese poner juntos a Marx
y a Freud-lacan, eso abre el campo de problemas de lo ideológico, bueno es necesario
avanzar en esa idea y empezar a pensar la cantidad de consecuencias, que eso supone,
que son consecuencias teóricas porque permiten conceptualizar esa dimensión subjetiva de
un modo más sofisticado, que permiten también le problema del discurso, que Althusser
dejo en puetas pero que no desplego, per o tmb son consecuencias políticas, si uno puede
pensar el lugar en el que un orden simbólico determina pero al a vez en que lugar ese orden
simbólico y sus determinaciones falla. De eso vamos a intentar hablar hoy.

Digamos que como tesis generales, que son las tesis de lo ideológico y son las tesis en las
que venimos trabajando y que ponen en conexión la dimensión discursiva con la dimensión
subjetiva, eso no es algo que aparezca con Zizek ni es algo que aparezca con Althusser ni
con lacan. De eso venimos hablando cuando leíamos el capital, en que sentido? bueno por
un lado lo que veniamos diciendo esa realidad social es opaca, no hay posibilidad de una
relación inmediata, de una experiencia inmediata, ni del mundo ni de las relaciones entre
sujetos, ni del sujeto consigo mismo. Vivir en sociedad supone relacionarse con las cosas,
con la naturaleza, con los otros seres humanos y con uno mismo de un modo mediado, de
un modo complejo. Cuando el hombre, dice Marx, transforma la naturaleza, cuando
produce, no transforma directamente en una relación de acceso directo con la naturaleza, la
transforma bajo condiciones sociales, bajo un orden de relaciones que determina las
relaciones técnicas, la configuración de los instrumentos, el estado de los medios de
producción y su forma, la división del trabajo, una cantidad de mediaciones que están entre
el hombre y la naturaleza. Esa relación del hombre con la naturaleza forma parte del mito
del Edén, ese mito originario nunca existió, el hombre nunca se relaciono inmediatamente
con la naturaleza. De ahí extraemos una primera consecuencia para pensar el problema de
lo ideológico, siempre que se nos presente una relación como una relación simple, esa
relación simple es el resultado de un proceso de simplificación, en eso consiste la ideología
entre otras cosas. Siempre que aparece una evidencia en la relación con el mundo, una
evidencia en las relaciónes entre los seres, o una evidencia con respecto del propio lugar,
con la propia experiencia, esa evidencia esa simpleza esa inmediatez es el resultado de un
complejísimo proceso de configuración. La simplificación es siempre el resultado de un
proceso complejo.

Este es podríamos decir el problema del discurso, el problema de los órdenes de objetividad
que median las relaciones directas. Cuando uno se relaciona con el mundo, el mundo es ya
un objeto de una objetividad. Cuando es la naturaleza, cuando es el reino del señor, o
cuando es un conjunto de células que pueden ser manipuladas, o cuando es un recurso
natural, en todas esas categorías no aparece nunca la cosa directa. No aparece la
corporalidad de la substancia en bruto, aparece mediada por un orden simbólico. El
concepto de naturaleza es un concepto que tiene sentido al interior de un orden simbólico.
a eso nos referimos cuando decimos hay opacidad, la experiencia del mundo es siempre
una experiencia opaca, la vida social es siempre opaca, no accedemos nunca al otro de un
modo directo, inmediato. Ese otro es siempre ya un amigo, un hermano, una pareja, un
enemigo, ni siquiera la comunicación tal como la entendemos es un vector simple. No hay
tal cosa como un canal sin ruido que transporta, un código una idea, un mensaje que se
codifica y se decodifica. El ruido, la imposibilidad, la incomunicación son constitutivos de la
comunicación, de mismo modo de que la objetividad como resultado, de una estructura es
constitutiva del acceso al mundo, del acceso al objeto, no viene después. Ya accedo a ese
conjunto como materia prima, ya accedo a eso como un cuerpo orgánico, como un
organismo, como la pacha o como les guste. en ese sentido que digo, esta ya ahí el
problema del discurso, en el sentido que el problema del discurso es el problema de la
configuración de la objetividad, el orden de sentido en virtud del cual accedemos de m odo
torpe a eso que llamamos, mundo, naturaleza, otros seres, lo que sea. Nuestra propia
experiencia. Esa opacidad nos deja en las puertas del problema del sujeto, porque decir que
esa experiencia es opaca es lo mismo que decir, que en tanto social, en tanto siempre ya
social, la experiencia es solo accesible a sus protagonistas de modo imaginario. Lo social
es solo accesible a sus protagonistas de modo imaginario, quiere decir, primero que allí
donde se presenta como una experiencia directa, esa experiencia directa, simple o
inmediata esta siempre ya estructurada socialmente. Decir, que en tanto que social, la
experiencia es opaca es decir, que es imaginaria, que la experiencia subjetiva es imaginario,
y decir imaginaria quiere decir dos cosas. uno, que por un lado es efecto, es el resultado de
relaciones, de procesos de estructuración, que son más que subjetivos, que condicionan
que modulan las condiciones subjetivas desde su exterior, que son excéntricos, que su
causalidad viene de afuera, nos sirve para pensar el marxismo y el psicoanálisis, de afuera
en el sentido de las relaciones sociales que determinan las relaciones de los sujeto, la teoría
de la ideología, pero también de afuera en el sentido de un afuera del pensamiento
consciente, lo inconsciente como una exterioridad, como una otra escena, como algo que
está afuera, detrás de la bambalina, que no es controlado, que no es gobernado por el
sujeto soberano del pensamiento. Entonces imaginario quiere decir, que esas
determinaciones son exteriores, excéntricas, pero que funcionan en tanto se experimentan, como autocentrado

de modo concéntrico. Lo propio de esa experiencia es experimentarse como siendo auto


centrada, que le viene de afuera, pero se experimenta como una interioridad. En esa
experiencia excéntrica, o determinada causada de modo excéntrico por su exterior, el sujeto
imagina ser el centro de su experiencia. Eso lo habíamos pensado como interpelación, como
un doble proceso especular, como un doble proceso de identificación.
Nuestra identidad en algún sentido en un movimiento es el resultado de que existan esas
imágenes, esas categorías, pero funciona solamente cuando las experimentamos como
interiores. Tenemos aquí entones, la convivencia de estos dos problemas, el problema del
discurso, la opacidad del mundo y el problema del sujeto. Ese lugar que se determina de
modo excéntrico, pero que se experimenta, que lo propio de ser un sujeto es experimentarse
como autónomo como una interioridad. Problema del discurso y problema del sujeto. Son
problemas y merecen ser pensados como problemas, empiezan y marcan el camino de
como leerlos, porque lo que vamos a pensar cuando pensamos que el sujeto es un problema
y cuando pensamos que las relaciones de significación, los discursos son problemas lo que
leemos son, los procesos de su configuración. Pensamos que allí donde la experiencia, es
siempre imaginaria y no puede sino serlo allí donde la experiencia la nuestra es imaginaria,
imaginariamente nos presenta cosas dadas, un orden como dado, un sujeto como un dato.
Allí donde la experiencia nos muestra evidencias de unidad, evidencias de identidad el
proceso de lectura, supone interrogarlas como procesos de configuración, desconfiar de su
unidad, de su condición de evidencia-dato. Entonces, leer en ellos, su cifra, el trabajo que
los configura.
Ese trabajo que los configura a partir de lacan y en esta lectura de Zizek puede ser pensado
en una dialéctica de constitución simultanea, como si sujeto y relaciones significantes, sujeto
y discurso, fueran configurándose en un tejido simultaneo.
Esa dimensión de la objetividad, de las relaciones de significación, de los símbolos, de los
significantes que compartimos, que podemos decir que en una de esas dimensiones es
social, es más que subjetivo, existe exteriormente, nacemos en el , consiste
simultáneamente, con esa experiencia subjetiva. Quiere decir, que ese lugar subjetivo es
necesario para que exista esa dimensión de la objetividad social, que es el discurso.
en un sentido las relaciones discursivas anteceden a los sujetos, pero simultáneamente lo
necesitan. Estructuralmente lo necesitan a los sujetos, no es que necesitan sujetos porque
repiten, llevan o traen, no es esa la relación, son estructuras que se articular que toman
forma en un mismo movimiento. Para avanzar un poco en esa idea, habría que pensar lo
siguiente: por un lado venimos diciendo que las estructuras no son datos, no son fijas, las
estructuras de una estructura significante de un orden simbólico es una estructura, es el
resultado de procesos de configuración. Nosotros vimos de diversas maneras, de qué
manera una estructura, como un campo de objeto, como un campo de sentido, como un
orden de relaciones, era el resultado de una operación de estructuración. Por ejemplo, esto
quiere decir entre otras cosas, que deberíamos pensar que hay una suerte de primado de la
ideología sobre el discurso. Si nosotros llamáramos operación ideológica a la operación
mediante la cual una estructura que es simplemente la coexistencia de una serie de
relaciones, si llamamos op, ideológica al modo en que una estructura se dota de un centro,
se consolida como un espacio de sentido, se configura como un régimen de objetividad,
entonces hay un primado de la operación ideológica sobre la operación de significación.
para que la significación sea posible, para que exista una estructura de un orden simbólico,
para que exista un orden significante, para que exista el sistema de los signo, si no
pensamos que ese sistema es ya dado, fijo, inmutable, tenemos que pensar que la
existencia de ese sistema, como un orden más o menos durable de relaciones, es el
resultado de una operación ideológica, de la operación mediante la cual, ese orden móvil,
de relaciones semióticas, de proliferación, de articulaciones significantes se estabiliza,
funciona como, una estructura. La estructura no es dada la estructura es el resultado de un
proceso de estructuración, para que funcione como una estructuración, tiene que darse
alguna suerte de estabilidad, sino no es una estructuración, es un caos. De que manera se
estabiliza, aunque sea precariamente, un orden de inteligibilidad. porque podemos pensar
que nos entendemos, que hablamos la misma lengua, a pesar de que a nadie se le
escapa de que hay ruido, hay malentendidos, etc. ¿por qué aun así podemos? bueno,
porque de alguna manera esas relaciones que no están garantizadas, que no están fijas,
perduran. Una estructura es el resultado de un proceso de estructuración que perdura.

Alumno: cuando comienza a disolverse, para reestructurarse o cristalizarse de otra manera


esa meta estabilidad
Profesora: por esa pregunta que haces vos, es que planteamos el problema del tiempo.

Uno podría decir algún modo es una teoría del tiempo, un orden de significaciones es
estable o metaestable, hasta que viene el metacambio o acontecimiento, que es la
revolución. estabilidad-corte, esa es una hipótesis de temporalidad, es una concepción de
tiempo. Nosotros a partir de la categoría de sobredeterminacion, no pensamos de esa
manera, que el problema de la inestabilidad de las estructuras, lo que pensamos es que
todo orden dado es una suerte de tensión entre estabilidad-inestabilidad por eso es meta y
no directamente estable. La pregunta de como dura o porque dura, es justamente porque
podría no durar, pero es un hecho que dura, un discurso, un orden de significaciones es un
hecho que dura, porque hablamos la misma lengua. Por lo menos podemos sostener
colectivamente esa ilusión de que tenemos una lengua natural, nacional, etc.
ahí hay una tensión entre duración y transformación, como nos deshicimos del supuesto
ontológico de que el sistema estaba dado y duraba, no pensamos existe ese estado y un
dia cambio y entonces ahí empieza el problema, NO, decimos nunca existió esta estabilidad,
no hay una estabilidad originaria. Cuando decimos no hay acceso inmediato a las cosas ,
no hay comunicación directa, porque no hay acceso directo al objeto del discurso, la palabra
no toca la cosa, el signo no toca al objeto, nunca lo hubo, tampoco hay acceso directo entre
sujetos, no es que hay un primado de la comunicación sobre la significación, tampoco
hay comunicación directa. Por lo tanto estas dos cosas, quiere decir, que no hay sentido,
que la ilusión de la comunicación directa, del acceso directo a las cosas es lo que leíamos
en la iniciación a la filosofía como el problema del mito del Edén, la ilusión de que hay un
acceso al sentido y que la historia de la humanidad tiene un sentido, de que nuestra vida y
el mundo, tiene un sentido. Cuando pensamos que los órdenes de sentido son el resultado
de procesos de configuración, lo que estamos diciendo, no hay un sentido, entonces el
problema tiene que ver con lidiar en algún punto con el sinsentido. si perduran los sistemas
de relaciones, si perduran las estructuras, si perduran los discursos, es porque necesitamos
algún sentido. (Para no suicidarnos, para tener algún tipo de experiencia en comunidad con
los otros, para pensar que vale la pena aguantar hasta morirse).
Cuando decíamos al principio algo tiene que ver la religión con la ideología, de alguna
manera la religión se hace cargo de esas grandes preguntas de la muerte, del dolor, de la
tragedia, bueno es eso, hay algo en que exista el lenguaje, en que exista el discurso, que
tiene que ver con nuestra propia insistencia con nuestro propio deseo, con nuestra
necesidad vital de que exista el sentido, el acceso al otro, la verdad. En ese punto es que
interviene, el aporte de la teoría psicoanalítica para pensar el problema del discurso, porque
ese punto no es enteramente significante, ese punto es subjetivo, ese punto es afectivo, esa
necesidad de que exista un sentido, esa necesidad de que sea posible la comunicación, de
que sea posible la verdad, esa necesidad tiene mucho de afectivo.

La relación con el objeto, como relación inmediata, tiene algo de la figura de la necesidad,
es ilusoria, se presenta como simple. Se presenta como una necesidad inmediata, nuca lo
es. Demanda, habíamos dicho, demanda de amor, es ilusionarse con que es posible, el
acceso, la comunicación, el contacto, el encuentro, la mutua comprensión con otro, también
supone una relación de inmediatez, finalmente tu novio nunca te entiende, tu mama te odia,
etc. ese orden de la demanda se presenta como simple, finalmente lo que estamos hablando
es el problema del deseo. Si existe la demanda y si existe la necesidad ambas en
algún punto están sostenidas por una escena en la que fantaseamos que sea posible,
posible como relación directa. Con el discurso pasa algo parecido, el acceso al mundo, la
función comunicativa están sostenidas por el deseo de que sea posible que exista la
objetividad, de que exista la comunicación. En algún sentido entonces, si decimos que hay
un primado de la ideología sobre el discurso, estamos diciendo que hay un componente
afectivo, imposible que existan y perduren las estructuras de significación. Por un lado una
estructura que no es cerrada, pero para que funcione tiene que haber un elemento en esa
estructura que funciona como centro. Podríamos decir en términos significantes un elemento
signfiicante acolcha el sentido, detiene la proliferación de las relaciones signifcantes y
vuelve estable el sistema de las relaciones significantes. Esto funciona para un sistema de
la lengua, funciona como un campo de discurso, hay un significante que funciona podríamos
decir en una zona de las relaciones de significación como significante Amo. Esa operación
la veníamos pensando como operación ideológica, como la totalización de un campo de
sentido. Podríamos pensar que el problema de lo ideológico tiene que ver justamente con
ese problema de cómo relaciones en algún sentido flotantes,flotantes quiere decir
inestables, se estabilizan. Eso que llamamos estructura y tendemos a pensar como la teoría
del mito en Barthes, primero viene la estructura de la lengua y luego las practicas del habla,
que producen una dimensión secundaria que sería la ideológica, por que distorsiona,
desplaza. Acá primero que la dimensión retorica, primero es la distorsión después esta la
literalidad. La literalidad es un efecto secundario, de segundo orden, respecto de la
distorsión (distorsión es esa operación de totalización). Esa operación a partir de la cual, un
elemento significante fuciona sosteniendo la estructuralidad de la estructura, funciona
encarnando el metalenguaje. En virtud de que orden de sentido, es que entendemos este
conjunto de objetos. Ahí tenemos la operación de totalización, la operación de
estabilización, pero porque esa totalidad significante funciona como un estructura, porque
se vuelve un sistema? porque funciona? ¿Por qué dura?. Ahí en a pregunta en porque dura
es que aparece la dimensión afectiva.

No es de una índole puramente significante esa operación, no es la pura articulación entre


signficantes que se organiza con una estructura de sentido. El hecho de que un elemento
de la estructura, funcione como centro, funcione sosteniendo la estructrualidad de la
estructura, tiene que ver con una dimensión afectiva, que es la necesidad de que funcione.
la necesidad de que haya un sentido, que la objetividad sea posible. Como andarías por el
mundo si no creyéramos que arriba es arriba, abajo es abajo, yo soy yo? cuando
hablamos de las cosas nos entendemos. Esa necesidad utilitaria no me interesa, no es un
problema de utilidad individual o social que las cosas funcionen que más o menos nos
entendamos, hay una necesidad afectiva de que haya sentido (para existir, para no ser todos
psicóticos) de que no esté todo disolviéndose todo el tiempo, no podríamos hablar si tuvieras
que explicitar todo el tiempo el metalenguaje. porque esa experiencia todo el tiempo fracasa,
pero vuelve en nuestra propia cara, fracaso de esa experiencia. su necesidad de
estructuración es su propia debilidad, lo que no hay es un esquema de comprensión del
esquema que nos permita distinguir establidad-reproduccion-revolucion. la imagen de la
revolución total es en sí misma una suerte de totalización, todo cambia de pronto todo, todo.
Se supone una concepción del tiempo, una concepción de la transformación, un montón de
supuestos que habría que pensar. De qué manera la revolución no es un dato sino que es
un proceso, un proceso de configuración.

Zizek decía, podemos empezar a pensar el problema de lo subjetivo, como ese resto, como
eso que es mas es un exceso es un resto respecto de ese orden de estructuración
significante. No es que podamos volver a pensar el sujeto transcendente que sostiene todo
o el sujeto como efecto como pasaje de esa estructura, pero hay algo llamémoslo afecto,
llamémosle deseo, es algo que es más que o menos que esa relación de índole
significal. Porque sin ese más que o más que, esa relación significante no perdurare en
tanto que tal, cuando yo digo, necesitamos creer, hay algo que sostiene. Ahí hay una
paradoja, porque no podemos pensar que el afecto exista antes, es un resto, lo vemos
porque sobra, porque no tiene representación en la propia estructura, pero sin lo cual esa
estructura no perduraría en tanto que tal. Por eso decimos hay una relación de
consistencia mutua entre esa dimensión subjetiva y la estructuración, a relación significante,
un tejido que se va trazando en común. Para que sea un orden, un orden de relaciones, un
sistema de relaciones, tiene que haber una operación de consistencia, de unificación y
totalización significante.
Colchón ideológico, punto de acolchado. Piénsenlo con la teoría del valor, hay una
mercancía, para que exista el orden de las relaciones de los objetos en tanto que mercancías
(eso es una objetividad social de índole cuantitativa) para que sea posible hay un elemento
que sostiene, hay una mercancía que funciona metadiscursivamente, ¿cuál es? bueno, la
mercancía que encarna la totalidad del sistema de mercancías: el dinero, el equivalente
general. Su característica es que es pura relación significante. El dinero sostiene la
estructuralidad de la estructura de la mercancía. funciona en algun sentido como
un significante amo, es un elemento que es un elemento mas pero que cumple la función
de centro, tan bien la cumple que termina investido de una cantidad de rasgos místicos,
como si de él emanara el poder, la lógica de la valorización del mundo, en ese sentido es
una objetividad. Simultáneamente hay otra cuestión que habíamos visto cuando veíamos el
problema del sistema de las mercancías, y es que, para que ese sistema funcione como una
objetividad, es decir, totalice toda la practica humana, hay una mercancia paradójica. Hay
una mercancía que funciona que circula como mercancía, pero es condiciones de posibilidad
de todas las demás. Hay una mercancía, que es mercancía y que hace posible que todas la
sean pero no es ella misma una mera mercancia, ¿cuál es esa mercancía? El trabajo. Hay
por un lado un signifcante amo, la operación discursiva, la operacion que sostiene, la
significación, el orden de relaciones el valor, la forma que adquieren las relaciones sociales.
Pero para que eso funcione como sistema hay un elemento que subvierte la universalidad,
todas son mercancías en virtud que hay una mercancia paradójica, que hay una mercancia
que siendo mercancia no lo es. En ese sentido la universalidad de las mercancías hace
síntoma en una, en el trabajo. No casualmente ese es el lugar donde Marx identifica la
debilidad de la estructura, la debilidad de la perduración de la estructura. La universalidad,
es decir, la eternidad del orden de relaciones mercantil, su duración infinita para todos los
tiempos, está sostenida por una mercancía que no lo es. En ese sentido va a decir Zizek,
que Marx invento el síntoma. Todo universal hace síntoma, porque todo universal se
presenta como una forma eterna, pero es el resultado de una operación de totalización.
Lo que nos interesa de esto es que entonces, todo universal esta fallado. La promesa de
totalizar un campo de la experiencia, estructuralmente fracasa. Porque tiene como condición
de posibilidad un elemento paradojico, esa paradoja es el resultado de la propia operacion
de totalizacion, es el resultado del hecho de que las estructuras no existen, en el sentido
metafisico no son eternas ni son dadas, son el resultado de operaciones.

Esto reconfigura el problema de la ideología, por un lado veníamos diciendo que la ideología
funciona estructuralmente con el desconocimiento, estructuralmente cada vez que esa
universalidad funciona desconocemos sus fallas. De modo practico sostenemos ese
funcionamiento en tanto que universal y total, legitimamos que esa es la forma de nuestra
relación social, que esa es la estructura en el marco que se organiza la objetividad
de nuestra experiencia. Hacemos cálculos en relación con eso. La damos prácticamente
por sentada como objetividad. En ese sentido, el estatuto de nuestra creencia es exterior,
es material y exterior no es el problema de un convencimiento, de un argumento, de
contenido de lo que pensamos, es una maquina social la creencia, es la forma de nuestras
relaciones sociales. Existe materialmente y prácticamente como una objetividad social. El
hecho de creer en el sentido práctico es simplemente el hecho de ejercer prácticas que
tomen por sentada que es objetividad, porque en la medida que la toman por sentada la
legitiman, de modo práctico. Además de ser social, exterior y practica la creencia, en ese
punto hace sentido con lo que veniamos pensando del problema del desconocimiento, es
la forma biologica de nuestras relaciones sociales, esa es la creencia, no se puede creer o
no creer, no hay opción. Pero simultáneamente en la medida en que como deciamos, toda
estructura esta en algún sentido fallada, el hecho de que funcione como una objetividad, el
hecho de que funcione socialmente y que la demos por sentada, quiere decir que la fuerza
de nuestra obediencia, no surge del exito de esa estructura, surge de su fracaso. la
reproducción ideológica, el hecho de que la interpelación funcione, el hecho de que
asumamos la evidencia de sentido, que la palabra toca la cosa, que la comunicación es
posible, etc, etc, el hecho de que toda esa maquinaria exterior, material y social funcione
con éxito no depende de que es perfecta, depende de que es imperfecta. Nuestra inscripción
en esa maquinaria, que la creencia sea socialmente eficaz no tiene que ver con que la
estructura sea estable de por si, no tiene que ver con que la totalización ideológica de campo
del discurso sea perfecta tiene que ver con que es imperfecta. Por que funciona con un
síntoma, porque es total en la medida que algún elemento la subvierte, porque perdura en
la medida que es inestable cuando sostenemos con nuestras practicas la universalidad, la
objetividad de la experiencia, estamos creyendo.
Cuando creemos de modo práctico y mas que practico, estructuralmente, olvidamos la
precariedad de esa estructura. Estamos diciendo que a la vez, la estructura
determina nuestra experiencia subjetiva pero es a la vez hay lago de nuestra exp. subjetiva
que sostiene esa estructura como estructura. Cuando la operación de interpelación funciona
cuando el orden simbólico organiza la experiencia subjetiva, la provee de nombres que
finalmente son siempre un poco ajenos, entonces funciona enajenando la experiencia
singular, a la vez que en algún sentido formateándola, ordenándola, normalizándola,
disponiéndola para un cierto orden de relación. Cuando la operación de interpelación
funciona no es tanto porque ese orden de interpelación, sea perfecto, haya logrado una
estabilidad y una totalidad perfecta sino porque no lo es. y porque lo que se experimenta en
los lugares donde el orden simbólico falla es el sin sentido, es el carácter contingente del
orden, es el carácter tautológico de la ley. Que las cosas son así porque son así y que no
hay ninguna razón extra anterior o posterior, que explique ni nuestro orden social, ni nuestra
experiencia del mundo ni porque creemos lo que creemos. No hay ningún secreto, no
hay ningún misterio, ni el de la vida, ni el de discurso, ni del amor, es eso lo insoportable, y
es la experiencia del sin misterio lo que estructuralmente evadimos, olvidamos. Mientras lo
hacemos, reproducimos un orden social, un orden de relaciones, regímenes de significación,
valores, representaciones, sistema de ideas, etc.
cuando decimos que hay un primado de lo ideológico sobre lo discursivo, eso quiere decir
muchas cosas, o lo decimos de muchas maneras, por ejemplo, hay un primado de la retorica
por sobre la literalidad, el sentido directo es posible porque esta distorsionado. Este
problema se piensa al reves, se piensa viene el sentido directo y después la ideología y lo
distorsiona, del mismo modo en que viene el sentido literal y después hay una operación del
ornamento, de la retorica, figuras, la significación es efecto de relaciones de metonimia y de
metáfora, hay un primado de la ideología sobre el discurso.
El problema del significante amo es que hay una clausura de un orden de relaciones para
que sea posible el sentido.
En algun momento de la proliferación de las relaciones significantes lo que se ve son dos
cosas, primero que es necesario que algún elemento funcione organizando, meta
discursivamente el sentido, organizando un campo de la discursividad. Porque
metadiscursivamente? porque cuando yo digo hay que matarlos a todos, lo que yo digo es
finalmente todo tiene que ver con la inseguridad, o con la falta de legalidad, o con la
corrupción, entonces todo lo que digo esta de alguna manera sobredeterminado por un
elemento que funciona sosteniendo la estructura de relaciones. no hay una relación
inmediata de estos significantes con significados, la posibilidad de los significados está
delimitada retroactivamente, porque es la articulación entre significantes aparece alguno que
funciona organizado la estructura de lo decible. En ese marco, en ese campo que se
presenta, ya no es posible decir cualquier cosa, entonces no es cierto que haya una semiosis
infinita, no quiere decir que todo es relativo que los signos cambien, si cambian más o
menos. Hay operaciones de organización de la estructura de lo decible, bueno a eso lo
llamamos ideología, porque hay un punto en que hay una evidencia del significado, uno
funciona como si ese fuera el sentido de las cosas, o el sentido de las expresiones. Cuando
eso insiste y se sostiene socialmente eso se convierte en ideología dominante y en ese
sentido es una maquinaria exterior. Hay un primado de la retorica sobre la literalidad, la
retorica es la articulación significante, la metonimia, la contigüidad de los signifcantes y la
metáfora, el efecto de significación, el momento afectivo sostiene la literalidad, sostiene eso
que se presenta como un tejido primario. En ese sentido también digo, hay un primado de
la ideología sobre el discurso, la operación de totalización de un campo es la que vuelve
posible que funcione al interior de este campo un régimen de la objetividad, como condición
producto, ese campo cuando esta totalizado hay cosas que ya no se pueden decir, y es
porque ya no hacen sentido, ya no las entiende nadie. en ese sentido la creencia es exterior,
cuando estamos al interior de ese campo y seguimos sus reglas, queramos o no queramos,
somos todos reaccionarios, eso es la ideología dominante, no son unas ideas malignas, no
hay un sujeto de la historia, ni siquiera la clase dominante, no hay alguien que está por fuera
de ese campo, es el modo como se configura como trabaja lo ideológico, en ese campo de
organización de las significaciones sociales. lo que hay que pensar es el despliegue de
esta dialéctica de consistencia mutua, entre discurso y sujeto, desde el punto de vista de
esa dimensión afectiva que excede esa estructuración significante, la condición de
posibilidad de que exista esa dimensión afectiva que excede es justamente que es
estructuralmente necesaria, para que funcione tenemos que creer, necesitamos seguir
hablando. Cualquiera de esos gestos es, el deseo de que esa comunicación funcione,
sostiene esa objetividad, los argumentos en su contra sostiene esa objetividad, porque lo
que sostiene es la ilusión de que estamos hablando de lo mismo, que es lo mismo existe.

Alumna: es la manera de tapar la falla


Profesora: exacto, la falla es justamente que no existe LO MISMO, en algún punto. Que
nuestra realidad social es posible y a la vez imposible. Lo propio de una ideología es
convertir todos los argumentos que se le oponen en argumentos a su favor porque el
esfuerzo de argumentar sostiene la ilusión de que estamos hablando de lo mismo, de que
es posible, de que algún día nos entenderemos. Esa es la dimensión exterior, la ideología
como una maquinaria simbólica, exterior que se nos impone, la creencia como una
dimensión practica social. pero esa máquina exterior social funciona estructuralmente con
afecto, con algo que no es plenamente exterior ni plenamente social, ni tampoco es de
naturaleza estrictamente significante, lo que nos falta ver es como en esa misma dinámica
se organiza la experiencia subjetiva, de qué manera es esta dialéctica, este significante de
afecto la que podemos denominar sujeto, que pasa con la interpelación, como pensamos
ese lugar de configuración si hay una dimensión que lo excede, si hay una dimensión que
funciona con la falla del orden simbólico, con la falla del universal.

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