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Barbero entonces, retoma ciertas tesis de adorno y horkheimer sobre la industria cultural
para luego esbozar su crítica.
En primer lugar habla sobre la tesis de la “unidad de sistema” que es enunciada a partir de
un análisis de la lógica de la industria en la que se distingue un doble dispositivo: la
introducción en la cultura de la producción en serie y la imbricación entre la producción de
cosas y producción de necesidades. Al respecto dice Barbero, es afirmación de la unidad
se torna abusiva y políticamente peligrosa cuando de ella se concluye la totalización de la
que se infiere que del film más ramplón a los de Chaplin o Welles todos los films dicen lo
mismo, pues aquello de lo que hablan no es más que el triunfo del capital invertido.
Frente a estas tesis la crítica de Barbero es que estos postulados huelen demasiado a un
aristocratismo cultural que se niega a aceptar la existencia de una pluralidad de
experiencias estéticas. Una pluralidad de los modos de hacer y usar socialmente el arte.
Estamos ante una cultura que no solo hace del arte su único verdadero paradigma sino que
lo identifica con su concepto: un concepto unitario, que relega a SIMPLE Y ALIENANTE
DIVERSIÓN cualquier tipo de práctica o uso del arte que no pueda derivarse de aquel
concepto y que termina haciendo del arte el único lugar de acceso a la verdad de la
sociedad. Y agrega, lastima que una concepción tan radicalmente limpia y elevada del arte
deba, para formularse, rebajar todas las otras formas posibles hasta el sarcasmo y hacer
del sentimiento un torpe y siniestro aliado de la vulgaridad.
A esta crítica de la perspectiva de adorno como aristocrática y elitista, se le suma otra crítica
vinculada al caracter democratizador que tendría para Barbero la industria cultural. En
este punto se pregunta: ¿y si en el origen de la industria cultural más que la lógica de la
mercancía lo que estuviera en verdad fuera la reacción frustrada de las masas ante un arte
reservado a las minorías? Es decir, si lo que está operando es una suerte de revancha de
los sectores populares que han sido marginados históricamente del acceso a los bienes
culturales.
Las críticas que le realiza Barbero a Adorno tienen que ver con una supuesta incomprensión
de la cultura de masas. Que es vista por a y h como algo externo , como una imposición
desde afuera, como un ataque. Mientras que para Martín barbero la cultura masiva no es
ajena a lo cultural, forma parte de lo cultural. De ahí que sea tan duro con a y h y recupere a
Benjamin. Frente a la misma industria cultural Benjamin dice acá hay un modo de consumo
diferente, y ese modo de consumo diferente está vinculado a una nueva experiencia de las
masas.
Para Adorno y horkheimer la industria cultural se conecta con la alienación. Para Barbero
con el placer , con las fantasías, con los sueños, con las experiencias, con nuestra
cotidianeidad. Son posturas diametralmente opuestas.
Recuperación del pensamiento de Benjamin:
Benjamin fue pionero en vislumbrar la mediación fundamental que permite pensar
históricamente la relación de la transformación en las condiciones de producción con los
cambios en el espacio de la cultura, esto es, las transformaciones del sensorium, de los
modos de percepción, de la experiencia social.
Para la razón ilustrada la experiencia es lo oscuro, lo opaco, lo impensable. Para Benjamin,
en cambio, no se puede entender lo que pasa culturalmente en las masas sin atender a su
experiencia. Pues a diferencia de lo que pasa en la cultura culta, cuya clave está en la obra,
para aquella otra, la clave se halla en la percepción y en el uso.
De lo que habla Benjamin con la muerte del aura en la obra de arte no es tanto de arte
como de esa nueva percepción que, rompiendo la envoltura, el halo, el brillo de las cosas,
pone a los hombres, a cualquier hombre, al hombre de la masa, en posición de usarlas y
gozarlas. Ahora las masas, con ayuda de las técnicas, hasta las cosas más lejanas y más
sagradas las sienten cerca. Ahí está todo: la nueva sensibilidad de las masas es la del
acercamiento, ese que para adorno era el signo más nefasto, para Benjamin es un signo si,
pero de un nuevo sensorium, que hace posible otro tipo de existencia de las cosas y otro
modo de acceso a ellas.
De ahí que para Adorno el cine constituya el exponente máximo de la degradación cultural,
mientras que para Benjamin el cine corresponde a modificaciones de hondo alcance e el
aparato perceptivo. Adorno se empeña en seguir juzgando las nuevas prácticas y las
nuevas experiencias culturales desde una hipótesis del arte que le ciega para entender el
enriquecimiento perceptivo que el cine nos aporta
Colocándose en una franca oposición a la visión de Adorno Benjamin ve en la técnica y las
masas un modo de emancipación del arte.
Para Barbero, Benjamin fue pionero de la concepción que nos posibilita desbloquear el
análisis y la intervención sobre la industria cultural: el descubrimiento de esa experiencia
otra que desde el oprimida configura unos modos de resistencia y percepción del sentido
mismo de sus luchas.
Con este desplazamiento, se deja de hablar del poder unidireccional en un foco, el puro
control, el puro dominio, y empiezo a hablar de los consensos. Y el consenso está vinculado
a la idea de negociación, de transacción. llevar el concepto de hegemonía al plano de las
audiencias y al plano cultural implica pensar que la industria cultural toma elementos de mi
cultura, yo miro los programas de televisión desde mi experiencia, desde mi gusto, desde mi
sensibilidad, desde que coincido con esos elementos pq están presentes en mi cultura.
- HOGGART: EXPERIENCIA
En su obra The uses of literacy se estudia lo que la cultura de masa hace con el mundo de
la cotidianeidad popular y la forma en que aquella cultura es resentida por la experiencia
obrera. Se plantea como pregunta si los medios masivos van a modificar o no a la cultura
obrera inglesa. Esa es la pregunta que guía todo el libro, y la conclusión a la que llega
Hoggart es que la clase obrera británica es bastante resistente, por su historia, su
experiencia de vida, sus experiencias de lucha. Eso le ha permitido construir un mundo
dicotómico: ellos y nosotros: nosotros somos obreros, ellos no.
Esa resistencia permite que esa clase obrera lea los diarios sensacionalistas pero a la hora
de votar no vota a la derecha, vota lo más a la izquierda que tenía inglaterra en ese
momento que es el partido laborista. La conciencia de ese grupo contrarestaría los efectos
de la manipulación. La razón secreta del éxito y el modo de operar de la IC remiten
fundamentalmente al modo como esta se inscribe en y transforma la experiencia popular. Y
a esa experiencia - que es memoria y práctica- remite también el mecanismo con el que las
clases populares hacen frente inconsciente y eficazmente a lo masivo: la mirada oblicua con
que leen sacandole placer a la lectura sin que ella implique perder la identidad, eso explica
el hecho de que comprando diariamente la prensa conservadora voten por el laborismo.
Todos los autores que pone en sintonía MB que se empiezan a leer en los 80 en américa
latina, están coincidiendo en una concepción diferente de poder; en una concepción
diferente de los sujetos: esos sujetos tienen habitus, tienen tácticas, son activos, desarrollan
una acción. Subraya de esos autores los conceptos que le sirven para abonar toda su
perspectiva (y deja de lado otros): está construyendo un marco teórico.
1- LA COTIDIANEIDAD FAMILIAR
SI la tv en América Latina tiene aún a la familia como unidad básica de audiencia es porque
ella representa para las mayorías la situación primordial de reconocimiento. No puede
entenderse el modo específico en que la tv interpela a la familia sin interrogar la
cotidianeidad familiar en cuanto lugar social de una interpelación fundamental para los
sectores populares. Empieza a abrirse paso una concepción que ve en la familia uno de los
espacios claves de lectura y decodificación de la tv. Sin embargo, la mediación que la
cotidianeidad familiar cumple en la configuración de la tv no se limita a lo que puede
examinarse desde el ámbito de la recepción, pues inscribe sus marcas en el discurso
televisivo mismo. De la familia como espacio de las relaciones cortas y de proximidad, la tv
asume y forja dos dispositivos claves: la simulación del contacto y la retórica de lo directo.
El primero refiere a los mecanismos mediante los cuales la tv especifica su modo de
comunicación organizandola sobre el eje de la función fática, esto es, sobre el
mantenimiento del contacto. Se trata de la irrupción del mundo de la ficción y del
espectáculo en el espacio de la cotidianeidad y la rutina, y la necesidad de intermediarios
que faciliten el tránsito entre realidad cotidiana y espectáculo ficcional. El presentador
animador en la tv, más que un transmisor de información es en verdad un interlocutor, el
que interpela a la familia convirtiéndola en su interlocutor, de ahí su tono coloquial y la
simulación permanente de un diálogo.
Por retórica de lo directo ,se entiende el dispositivo que organiza el espacio de la tv sobre el
eje de la proximidad y a magia del ver. Una proximidad construida por un montaje funcional
y sostenida en base a la toma directa, real o simulada. Proximidad de los personajes y los
acontecimientos: un discurso que familiariza todo, que torna cercano hasta lo más distante.
La tv está tomando elementos de mi cultura cotidiana, lo próximo la familiaridad, el contacto,
y lo pone en juego constantemente.
2. LA TEMPORALIDAD SOCIAL
La tv media en la temporalidad social. Así como el trabajo, la tv marca el ritmo de vida: Lo
prendás a la mañana para que te diga el clima la temperatura, la hora. Empieza un
programa a la noche y me avisa que tengo que comer, que es la hora de la cena. Se ata a
los momentos claves de mi vida.
El concepto de mediación está tratando de mostrar cómo la cultura forma parte de los
materiales de la industria cultural y forma parte de la experiencia de los sujetos. Lo masivo
no es ajeno a lo popular. Lo popular en las sociedades modernas asume la forma de lo
masivo.