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Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Comercial N ° 30
Juez: Sebastián I. Sánchez Cannavó
14870/2016 – DE BASTOS, LEONEL JUAN JOSÉ Y OTRO C/ CLARO (AMX
ARGENTINA SA) S/ ORDINARIO
Buenos Aires, 07 de octubre de 2019.
I. SENTENCIA DEFINITIVA
ordinario”, N° 14870/2016 del registro de la Secretaría N° 60, de este
Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Comercial N° 30 a mi cargo,
por la que se desestima la demanda de un ex agente contra el principal
por anulación de un convenio rescisorio del contrato de agencia, reclamo
de indemnización por omisión de preaviso, compensación por lucro
cesante y devolución de una suma de dinero retenida en garantía.
II. ANTECEDENTES DEL CASO
1. LA DEMANDA
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primer momento lo hizo en forma independiente –compraba aparatos al
mayoreo y los vendía en su ciudad natal, Mar del Plata–. Recordó que a
partir del 2006 fue contratado como agente mercantil por “Compañía de
Teléfonos del Interior” (CTI PCS SA), antecesora de la demandada.
Puntualizó que, luego de que se produjera la fusión/adquisición de
“CTI” con “Claro” en 2008, la relación contractual continuó bajo las
órdenes de esta nueva prestadora. Indicó que, si bien el ingreso de “Claro”
en Argentina fue acompañado de una masiva campaña publicitaria, el
posicionamiento de dicha marca de servicios hasta ganarse un lugar de
preeminencia fue gradual. Afirmó que a ello contribuyó la acción de sus
agentes/dependientes, que salieron a ganar el mercado en todo el
territorio nacional.
Señaló que su parte fue uno de ellos y que desde el principio
acompañó y apoyó el desarrollo de la marca. Explicó que “Claro” no era
una marca global, sino una prestadora regional que creció debido a la
labor de sus agentes intermediarios y a la publicidad, por lo que si hoy
mantiene una posición de liderazgo en el país es gracias a esa
colaboración permanente de sus agentes. Estimó que esto era así en la
zona geográfica que le fue asignada: Olavarría y poblaciones aledañas en
la Provincia de Buenos Aires (Barker, Laprida, Benito Juárez, Sierras
Bayas y Tapalqué).
Destacó que se ganó la clientela a puro esfuerzo personal. Agregó
que, a pesar de contar con colaboradores, la cuota más pesada de la labor
recaía sobre sus espaldas. Recalcó que debía trasladarse al menos tres
veces por semana desde su hogar en Mar del Plata. Mencionó que tuvo
que abandonar a su familia y a sus hijos menores para permanecer en la
zona asignada, recorrerla, controlar la labor de los dependientes,
entrevistarse con ellos e instruirlos y atender personalmente los reclamos
Fecha de firma: 07/10/2019
Firmado por: SEBASTIÁN I. SÁNCHEZ CANNAVÓ, Juez
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de los clientes.
Concluyó así que el buen nivel de las facturaciones por comisiones no
era una casualidad, sino el resultado de su esfuerzo constante por la
satisfacción de la clientela que captaba. Explicó que su trabajo consistía
en promover la realización de negocios y transacciones para el principal,
pues en la agencia es el agente quien acepta la propuesta, concluye el
negocio y cobra. Precisó que raramente el agente se encarga del cobro,
pero ocurre.
Dijo que una vez que el principal percibe el precio del contrato o,
como en este caso, de la suscripción por la línea, se le paga una comisión
al agente. Agregó que a dicho fin se creó una cuenta de gestión entre
ellos, que no era ni una cuenta corriente mercantil ni una cuenta
corriente bancaria, sino una especie más modesta y simplificada de llevar
y conciliar los créditos y débitos entre ambos cuentacorrentistas.
Manifestó que a “Codsel” se le liquidaban dos tipos de comisiones. La
primera era una comisión por la captación del cliente y eventual venta del
aparato móvil, que se la denominaba “inicial”. Dijo que tenía escasa
relevancia económica, se pagaba una sola vez al comienzo y representaba
aproximadamente el valor de dos teléfonos con la línea. Refirió que la
segunda era la más importante, se llamaba “comisión residual” y se
liquidaba por el mantenimiento de la línea durante los dos años (24
meses) posteriores al comienzo del contrato.
Puntualizó que representaba un 7 % sobre cada facturación del
abonado y se rendía al agente mensualmente. Agregó que, pasado ese
plazo bianual, el importe por la utilización de la línea quedaba definitiva
e íntegramente en poder del principal. Denunció que la suma de $
1.800.000 que se menciona en el convenio de rescisión –que a raíz de los
descuentos se hicieron $ 1.349.000– no corresponde a otro concepto que a
Fecha de firma: 07/10/2019
Firmado por: SEBASTIÁN I. SÁNCHEZ CANNAVÓ, Juez
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embrómate”. Sostuvo que suscribió el convenio de rescisión bajo un estado
de fragilidad física, mental y de necesidad, puesto que el dinero lo
necesitaba para saldar gastos de su enfermedad. Por ello resaltó que su
libertad negocial no existió o estuvo completamente diezmada.
Agregó que la empresa “Codsel” es en los hechos una “OneMan
Band” o empresa de un solo hombre, pues su constitución societaria no
fue más que una fachada impuesta por la principal para eludir
responsabilidades, principalmente de índole laboral. Agregó que el otro
firmante del convenio (Carlos N. Coddington) se hallaba desvinculado de
la empresa y solo por imposición de los abogados de “Claro” compareció a
firmar el acuerdo. Sostuvo que ya hacía tiempo que había delegado la
presidencia de la firma y cedido sus derechos a favor de su parte.
Dijo que nada puede reprochársele de su actuación frente a “Claro”,
ni existen elementos para concluir que se lo hubiera relevado/desplazado
por incumplimientos o deslealtades. Agregó que la prueba de esto es el
tenor de la carta documento enviada por el apoderado de la empresa
(Fernando Martín Mora) el 21/04/2016, donde en la línea 10 indica que
“siempre hubo comunicación, negociación y buenos tratos por su parte
hacia el suyo para poder llegar a un acuerdo pacífico y justo”. Resaltó
entonces que no fue una mala conducta o incumplimientos lo que llevó a
la demandada a desplazarlo.
Señaló que “Claro” fue una buena cocontratante y que siempre pagó
las comisiones convenidas hasta que la relación se terminó. Informó que,
paralelamente con el acuerdo rescisorio, se concertó otro entre las mismas
partes: el acuerdo de rescisión contractual respecto del “Recaudador
Virtual Grupo Cuattro SA”. Explicó que este contrato paralelo, que
involucraba la distribución de cargas virtuales y que funcionaba desde el
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año 2010 con una facturación mensual abultada, también fue rescindido
de común acuerdo en la misma fecha.
Se quejó de que ello ocurrió en peores condiciones, pues se lo hizo
“por nada” –en tanto no previó compensación por el distracto–. Relató que
tampoco aquí se le reprocharon incumplimientos o deslealtades como para
fundamentar una causa de resolución. Contó que ese contrato involucraba
una actividad distinta, menos compleja, pues consistía en distribuir y
cobrar las cargas virtuales entre los comercios –kioscos, maxikioscos y
comercios de la zona asignada–. Agregó que lo realizaba personalmente o
junto con sus familiares.
Aclaró que por la finalización abrupta de este vínculo promoverá otro
reclamo independiente. Luego se refirió a los rubros reclamados. Con
relación a la anulación del convenio rescisorio denominado “Acuerdo de
Agente” firmado el 31/07/2015, señaló que además del vicio de lesión
antes explicado, el mismo contiene declaraciones insinceras. Mencionó
que no fue firmado en Buenos Aires sino unilateralmente impuesto, ya
que las partes nunca se encontraron personalmente. Dijo que su parte y
Coddington lo firmaron en Mar del Plata ante la presencia del escribano
que certificó las firmas y acto seguido lo remitieron por correo.
Advirtió que contradictoriamente se denuncia en la cláusula 2.6 que
el pago de los impuestos es asignable en su totalidad a la jurisdicción
donde se suscribe el convenio (Provincia de Buenos Aires). Señaló que las
fechas de otorgamiento fueron anteriores al 31/07/2015. Añadió que se
menciona como antecedente la comunicación mediante carta documento
del 24/06/2015, que en realidad no fue recibida por él, dado que se hallaba
en otro domicilio en recuperación. Luego se explayó sobre las
circunstancias en que se firmó dicho acuerdo.
Indicó que existe una conexión causal directa entre la internación,
Fecha de firma: 07/10/2019
Firmado por: SEBASTIÁN I. SÁNCHEZ CANNAVÓ, Juez
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que aquí se demanda. Impugnó finalmente la declaración contenida en la
parte final de la cláusula quinta, donde se comprometió a reembolsar
cualquier suma que “Claro” se viera obligada a abonar.
En lo que respecta a la indemnización sustitutiva de preaviso,
manifestó que sin perjuicio de que la accionada recurría a la
recontratación anual, ésta resulta sin efecto para la ley pues se debe
considerar la relación como de duración ilimitada. Destacó que la relación
se desarrolló por nueve años, desde 2006 hasta 2015. Estimó que
correspondía un mes por cada año de vigencia del contrato, o sea, el
equivalente a las facturaciones por comisiones de los últimos nueve meses
brutas. Planteó que por este rubro le corresponde $ 4.148.209,03.
También expuso los parámetros que deberían regir la cuantificación
de la indemnización por lucro cesante por la ganancia dejada de percibir,
que estimó en $ 2.763.445,20. Por último, explicó que el reclamo del
reintegro de $ 650.000 obedece a que la demandada se apropió de esta
suma bajo pretexto de cubrirse contra eventuales juicios laborales o
fiscales. Y afirmó que no es así como funciona el contrato de indemnidad,
pues el reembolso se efectúa una vez que “Claro” pague, pero no antes.
Afirmó que la accionada no debió afrontar ningún importe por juicio
alguno, de manera que no cumplió ninguna prestación como para
pretender subrogarse anticipadamente en dicha obligación.
Manifestó que “Claro” le exigió la constancia de desvinculación
patrimonial de cuatro subagentes, a los cuales debió pagarles y
desinteresarlos, para acceder al saldo pendiente a su favor de la cuenta de
gestión. Concluyó que, como la demandada no debió afrontar ningún pago
por juicio alguno, no puede pretender subrogarse anticipadamente en
dicha obligación –art. 1592 CCCN–. De todas maneras, consideró que si
existiera temor concreto de tener que responder, ofreció sustituir ese
Fecha de firma: 07/10/2019
Firmado por: SEBASTIÁN I. SÁNCHEZ CANNAVÓ, Juez
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importe por un seguro de caución de la aseguradora “Mapfre”. Luego se
refirió a las diferencias entre garantía e indemnidad.
Finalmente, fundó en derecho su pretensión –postuló la aplicación
del nuevo Código Civil y Comercial de la Nación– y ofreció prueba.
2. EL TRÁMITE
En pág. 177 se otorgó trámite ordinario a la causa y se dispuso el
traslado de la demanda.
3. LA CONTESTACIÓN DE LA DEMANDA
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Afirmó que su parte fue una buena contratante y que siempre cumplió
debidamente con los términos acordados. Manifestó que luego de
transcurridos varios años quiso poner fin a la relación comercial y que
para ello comenzó a negociar con “Codsel” la resolución contractual.
Agregó que, después de varias reuniones, la sociedad –representada por
sus socios Leonel Juan José Bastos y Carlos Coddington– y “AMX”
firmaron un convenio de rescisión.
Explicó que por medio de este último decidieron dar por terminada
la relación a partir del 31/07/2015 sin que ello otorgue derecho a reclamar
indemnización alguna (cláusula primera). Añadió que se obligó a pagarle
$ 1.800.000 más impuestos, menos ciertas retenciones (cláusula segunda,
punto 2.4). Informó que “Codsel” aceptó el mencionado pago como
satisfacción total de sus intereses, sin tener nada más que reclamar a
“Claro” por ningún concepto.
Remarcó que del convenio de rescisión se desprende que ambas
partes decidían poner fin al vínculo, sin que ello les otorgue derecho a
reclamar ningún tipo de indemnización (cláusula primera). Mencionó que
con el pago de $ 1.800.000 las partes nada se adeudarían como
consecuencia de la relación comercial llevada a cabo. Se quejó de que,
pese a ello, el actor pretende invocar un supuesto vicio de lesión. Se refirió
a la lesión objetiva y a la subjetiva y citó doctrina al respecto.
Destacó que al momento de rescindir el contrato fue evidente que los
órganos internos de la sociedad actora evaluaron la propuesta y
decidieron rescindirlo a fin de percibir $ 1.800.000. Indicó que no resulta
lógico ni razonable que, luego de recibir la suma de dinero, el presidente
del directorio fuera a decir que, producto de una enfermedad suya, habría
suscripto el convenio de rescisión bajo un estado de debilidad o necesidad.
Agregó además que nada tiene que ver la supuesta enfermedad de
Fecha de firma: 07/10/2019
Firmado por: SEBASTIÁN I. SÁNCHEZ CANNAVÓ, Juez
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De Bastos con la decisión de “Codsel” de dar por finalizada la relación
contractual. Destacó que dicho convenio no solo fue suscripto por De
Bastos, sino que también por Carlos Coddington –el otro accionista de
“Codsel”–. Negó y desconoció la invocada internación del accionante –
que habría tenido lugar entre el 04/05/2015 y el 20/05/2015–. Y destacó
que la rescisión del convenio cuya nulidad se pretende fue el 31/07/2015,
es decir, tiempo después.
Sostuvo que es evidente que no existe relación coherente entre la
supuesta enfermedad y el invocado vicio atribuido a la voluntad de
“Codsel”. Agregó que para suscribir el “convenio de rescisión de relación
comercial”, los representantes de “Codsel” obraron con discernimiento, en
uso de la razón, entendimiento y comprensión de lo que hacían. Sostuvo
que allí expresaron libremente la voluntad social del ente.
Indicó que la voluntad de “Codsel” no fue cuestionada, pues se invocó
una supuesta enfermedad de quien resulta ser una persona distinta y
tiene voluntad propia. Sostuvo que De Bastos alegó una anemia, pero
esgrimió que ella no tiene aptitud para afectar el discernimiento o la
capacidad de quien la sufre. Consideró además que no existió
desproporción en las prestaciones emergentes del convenio de rescisión,
en la medida en que la sociedad percibió la importante suma de $
1.800.000.
Insistió en que tampoco se presenta el factor subjetivo, por cuanto
“Codsel” es una sociedad anónima que estuvo vinculada al rubro durante
varios años, mientras que De Bastos manejó la compañía durante todo el
período. De ello derivó que ni la sociedad ni De Bastos pueden ser
considerados personas carentes de experiencias o poco preparadas.
Concluyó que el convenio firmado es completamente válido y que no
existió tampoco ningún daño.
Fecha de firma: 07/10/2019
Firmado por: SEBASTIÁN I. SÁNCHEZ CANNAVÓ, Juez
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4. LA TRAMITACIÓN DE LA CAUSA
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pronunciamiento.
III. ANÁLISIS DE LAS CUESTIONES PLANTEADAS
1. EL OBJETO LITIGIOSO
2. LA SOLUCIÓN
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No está controvertido que “Codsel” y “AMX” se vincularon por medio
de un contrato de agencia desde 2006, por medio del cual la primera
realizaba la promoción y venta del servicio de telefonía móvil brindado
por la segunda. Tampoco hay discusión en punto a que el contrato había
sido renovado sucesivamente hasta que, mediante carta documento del
24/06/2015, la principal notificó al agente su voluntad de no prorrogar el
vínculo.
De los términos del “Convenio de rescisión de relación comercial” que
lleva fecha 31/07/2015 y fue celebrado entre la demandada y “Codsel” –
también fue suscripto por sus socios– resulta, en lo que interesa a los
fines de este juicio, que las partes convinieron dar por terminada la
relación comercial derivada del “Acuerdo de Agente”, sin que ello otorgue
derecho a reclamar indemnización alguna por ese hecho (cláusula
primera).
Se dejó constancia que la demandada, sin reconocer hecho ni derecho
alguno, pagaría a la agente $ 1.800.000 más impuestos. A dicha suma se
le restaría el saldo que arroje la cuenta corriente del agente a la fecha de
pago, así como el importe correspondiente al impuesto de sellos y/o
cualquier otra suma que pudiera llegar a quedar pendiente de ajustes a
favor de “Claro” (cláusula segunda, punto 2.4).
Finalmente las partes manifestaron que, luego de analizar y
consensuar sus acreencias y deudas relacionadas con el acuerdo –una vez
cumplidas las condiciones mencionadas en la cláusula segunda–, nada se
adeudan como consecuencia de la relación comercial mantenida. En
consecuencia, declararon que renunciaban irrevocablemente a realizar
cualquier reclamo o acción que pudieran considerarse con derecho con
motivo del “Acuerdo de Agente”, respecto de la totalidad de los créditos,
débitos, compensaciones y/o cualquier otra cuenta o concepto (cláusula
Fecha de firma: 07/10/2019
Firmado por: SEBASTIÁN I. SÁNCHEZ CANNAVÓ, Juez
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tercera).
2.2. La legislación aplicable al caso
El art. 7° primer párrafo CCCN (Ley 26994) dispone que a partir de
su entrada en vigencia, las leyes se aplican a las consecuencias de las
relaciones y situaciones jurídicas existentes. Y el último párrafo prescribe
que las nuevas leyes supletorias no son aplicables a los contratos en curso
de ejecución, con excepción de las normas más favorables al consumidor
en las relaciones de consumo. La norma consagra así el efecto inmediato
de la aplicación de la nueva ley imperativa a las consecuencias
posteriores de un contrato constituido con anterioridad a su entrada en
vigencia.
En el caso, el contrato se celebró, ejecutó y resolvió antes de la
entrada en vigencia del CCCN –que tuvo lugar el 01/08/2015 (art. 1° Ley
27077)–. Observo que el convenio de rescisión fue firmado el 31/07/2015,
es decir, cuando el CCCN no estaba estaba todavía en vigor. Los actores
alegaron que contiene declaraciones insinceras, pues no habría sido
firmado en Buenos Aires y las partes nunca se encontraron
personalmente. Y si bien también controvirtieron la fecha de
otorgamiento consignada –31/07/2015–, lo que dijeron fue que resultó
anterior.
De ese modo, está claro que no resulta aplicable el nuevo CCCN para
juzgar los efectos de la resolución contractual operada en el caso, sino de
los derogados Código Civil y Código de Comercio. De aplicarse las
disposiciones contenidas en el nuevo código se vería afectado el principio
de irretroactividad de las leyes consagrado por el art. 7º del mismo cuerpo
legal. Y ello implicaría alterar los efectos de una relación jurídica ya
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producidos antes de que el nuevo ordenamiento se hallase en vigencia. Se
volvería sobre una relación o situación jurídica ya constituida
anteriormente con efectos jurídicos propios en el pasado.
2.3. La legitimación activa de De Bastos
La legitimación hace a la titularidad del derecho que es materia del
litigio y constituye un presupuesto esencial insoslayable para la admisión
de la petición de que se trate. Debe analizarse la legitimación del co
accionante Leonel Juan José De Bastos para entablar la demanda y
determinar si es la persona habilitada por la ley para asumir la calidad
de demandante, con referencia a la materia sobre la cual versa el proceso.
Pues debe existir correspondencia entre la persona comprometida en
la relación jurídica sustancial y aquella que procesalmente demanda –lo
que determina el derecho de acción–1. En efecto, la titularidad del derecho
sustancial en cabeza de la parte actora –o la calidad de obligada de la
parte demandada– son presupuestos necesarios para la validez del
pronunciamiento pues, tal como lo ha dicho la Corte Suprema de Justicia
de la Nación, su ausencia o desaparición importa la de juzgar2.
La demanda fue promovida por Leonel Juan José De Bastos y Codsel
SA. Pero, tal como se describió en el punto 2.1., la vinculación contractual
se llevó adelante entre “Codsel” y “AMX”. La pretensión de De Bastos de
demandar personalmente supone dejar de lado que la sociedad es una
persona jurídica (art. 2º LGS y art. 33 Código Civil –actual art. 145
CCCN–) con capacidad para adquirir derechos y contraer obligaciones de
1
CNCom. sala E, 30/06/2009, Bottaro Blasco, Sebastián c/ Bachelor SA y otro s/
ordinario.
2
CSJN Fallos: 308:1489 y sus citas; 325:2982, considerando 4º del voto de la mayoría;
CSJN, 11/12/2007, Mata Peña, José Rafael y otro c/ Estado Nacional y otro s/ amparo,
Fallos 330:5111.
Fecha de firma: 07/10/2019
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forma independiente del patrimonio y personalidad de los socios que la
integran.
Esa diversa personalidad impide considerar que quienes se vinculan
con la sociedad lo hagan al mismo tiempo con sus socios. Por ello, De
Bastos no tiene legitimación para demandar en forma personal. Es cierto
que la eventual legitimación podría derivar de la sanción de
inoponibilidad de la personalidad jurídica en los términos del art. 54 ter
LGS. Y no soslayo que De Bastos esgrimió que “Codsel” fue una fachada
impuesta por el principal para eludir responsabilidades, pues en realidad
su actividad se basaba esencialmente en su trabajo personal.
Pero no se produjo ninguna prueba para acreditar que la actuación
de la sociedad haya encubierto la consecución de fines extrasocietarios,
constituido un mero recurso para violar la ley, el orden público o la buena
fe o para frustrar derechos de terceros. Tampoco hay elementos que
indiquen que la constitución de la sociedad fuera impuesta por “AMX”.
Cabe concluir entonces que De Bastos no es titular de la relación
jurídica en que se basa la pretensión, en la medida en que no fue parte del
contrato. Ello determina su evidente ausencia de legitimación activa para
demandar en los términos en que lo hizo, lo que así será declarado.
2.4.1. El vicio de lesión
El actor denunció que al momento en que la demandada lo anotició
de su voluntad de rescindir el contrato (24/06/2015) se hallaba
convaleciente por un cuadro de anemia y hemorragias, que lo tuvo
internado desde el 05/05/2015 al 20/05/2015, mientras que el alta recién le
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2.4.2. Elemento subjetivo de la víctima
Ya se precisó que el convenio de rescisión fue celebrado por “AMX
Argentina” y “Codsel”, por lo que “De Bastos” carece de legitimación
activa para demandar. Dado que “Codsel” es una sociedad titular de una
empresa cabe suponer en ella la presencia de aptitudes y capacidades
mínimas para el manejo y administración de sus negocios, así como
conocimiento sobre las implicancias y los riesgos que asumía al celebrar
los contratos. Esa profesionalidad la obligaba a obrar con prudencia y
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pleno conocimiento de las cosas –arts. 512, 902 y 909 del Código Civil,
actuales arts. 1724 y 1725 CCCN–.
Destaco que el estado de necesidad ha sido entendido como una
"situación de angustia o agobio, derivada de la carencia de los medios
elementales para subsistir, de lo imprescindible o necesario, teniendo en
consideración las circunstancias propias de cada persona". La ligereza se
ha juzgado reducida a "los casos en que el obrar irreflexivo, versátil,
voluble, obedece a estados patológicos de debilidad, o estados de
inferioridad mental". Y la inexperiencia ha sido traducida como "la falta
de conocimientos que se adquieren con el uso y con la práctica"3.
Ninguna de esas situaciones de quien resulta víctima del acto lesivo
puede presumirse que le ocurran a una compañía mercantil. Pues, si bien
podría la sociedad estar afectada por una situación de necesidad (por
ejemplo, en casos de dependencia comercial como el presente), el
profesionalismo del comerciante excluye la posibilidad de que pueda
invocar “ligereza” o “inexperiencia” en la actividad que le es propia. De
modo que la aplicación del art. 954 del Código Civil a los negocios debe ser
hecha con criterio restrictivo y realista, para que no pueda ser utilizada
por los comerciantes para librarse de malos acuerdos4.
Por ello la jurisprudencia ha declarado improponible la lesión por
haber sido alegada por un comerciante, sobre quien el ordenamiento
jurídico exige ciertas actitudes y capacidades mínimas para el manejo y
administración de los negocios5. En el mismo sentido, se ha juzgado que
las sociedades comerciales no pueden válidamente invocar ligereza ni
3
BELLUSCIO dir. ZANNONI coord., Código Civil y leyes complementarias,
comentado, anotado y concordado, T. 4, Editorial Astrea, p. 369/370.
4
MONTELEONE LANFRANCO, A.P.: “Lesión subjetiva en materia comercial”, La Ley
1999B, 1070.
5
CNCom. sala C, 03/07/1995, Hotel Presidente c/ Sanelco SA, LA LEY, 1995E277;
CNCiv. sala F, 12/05/1997, Salones Acevedo c/ G.C., LA LEY, 1997E239.
Fecha de firma: 07/10/2019
Firmado por: SEBASTIÁN I. SÁNCHEZ CANNAVÓ, Juez
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Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Comercial N ° 30
Juez: Sebastián I. Sánchez Cannavó
6
CNCom. sala E, 18/12/1998, Industrias NF SA c/ YPF s/ nulidad de contrato; íd. sala
D, 30/03/1984, Dymentyztein, M. c/ Pojlevin, A.
7
CNCom., sala B, 19/07/2002, Establecimiento Frutícola Sede S.R.L. c/ Coto Cicsa s/
sumario.
Fecha de firma: 07/10/2019
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(respuesta a la pregunta segunda). Declaró que en el momento en que
internó al paciente, éste padecía una anemia con proctorragia y corría
riesgo de vida (respuesta a la pregunta cuarta), así como que el alta
definitiva demoró no menos de 30 a 40 días luego del alta de la institución
(respuesta a la pregunta quinta).
De la misma forma, la testigo Ana Beatriz Balado, vecina del barrio
del actor, declaró en pág. 739 y ratificó que por su estrés laboral De
Bastos estaba con graves problemas de salud (respuesta a la pregunta
segunda), anemia severa y pérdida de sangre por la materia fecal,
problemas que empezaron los primeros días de mayo de 2015 (respuesta a
la pregunta tercera).
Añadió que su fragilidad duró hasta fines de junio de 2015 y se fue a
vivir con sus padres ya que no estaba bien (respuesta a la pregunta
quinta). También el testigo Juan Pablo Candela, declaró en pág. 740 y
ratificó que De Bastos estuvo internado y que le hicieron transfusiones de
sangre. Refirió que le estaban dando de baja de “Claro”, que era su
trabajo, lo cual le preocupaba.
A partir de ello cabe tener por acreditados los padecimientos e
internación que sufrió De Bastos en mayo de 2015. Sin embargo, el propio
accionante informó que el alta médica se otorgó el 25/06/2015, es decir, en
forma concomitante con la comunicación de la resolución contractual –que
se produjo el 24/06/2015–, mientras que la firma del acuerdo cuestionado
se produjo un mes después, el 31/07/2015.
El testigo Federico Loustau, gerente regional de “AMX” que participó
activamente de la firma del acuerdo, declaró que al momento de la firma
el estado de salud de De Bastos era normal, pues no había ninguna cosa
que manifestara que tuviera algún problema de salud (v. declaración en
págs. 798/799, respuesta a la pregunta 11). De modo que no existen
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elementos para concluir que De Bastos haya firmado el acuerdo en estado
de fragilidad física y mental.
Tampoco puede pasarse por alto que el convenio fue suscripto
además por el otro socio de “Codsel” –Carlos N. Coddington–, quien no
acompañó a De Bastos en su planteo de nulidad, ni se denunció que
estuviera afectado por vicios de la voluntad. Lo que esgrimió el actor es
que Coddington se hallaba desvinculado de la empresa, pues había cedido
sus derechos a favor de su parte. Pero si ello era así, no se explicó el
motivo de su firma en el acuerdo.
No se acreditó entonces el elemento subjetivo de la víctima, ni
respecto de la sociedad, ni respecto de sus administradores y socios.
2.4.3. Elemento subjetivo del lesionante
Evidentemente la demandada tenía una posición más fuerte en la
vinculación, lo que seguramente influyó en la determinación de los
términos del vínculo, así como en su desarrollo y conclusión. Pero ello no
es causal que invalide por sí mismo lo pactado. Debía probarse la
configuración del elemento subjetivo del lesionante, consistente en la
explotación o aprovechamiento de la situación de inferioridad de la
contraparte8.
En otros términos, además de la alegada asimetría económica, lo que
debía probarse –y no se logró– era que medió abuso en la utilización de
esa posición para causar daño (vgr. a través de cláusulas destinadas a
perjudicar al contrario, establecer relaciones desiguales o inequitativas o
inducir a error a la contraparte con la intención de obtener un beneficio
desmedido a expensas o en perjuicio de la otra) de modo que pueda
STIGLITZ, R.S.PIZARRO, R.D.: “Lesión subjetiva. Aspectos sustanciales y procesales”,
8
RCyS2010V, 45.
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calificarse a su conducta ejercicio disfuncional del derecho –art. 1071 del
Código Civil, actual art. 10 CCCN–.
El gerente regional de “AMX” Federico Loustau (v. págs. 798/799),
que participó activamente de la firma del acuerdo, declaró que luego de
varias reuniones se consensuó con De Bastos la firma (respuesta a la
pregunta 9º). Refirió que los términos del acuerdo fueron negociados con
De Bastos (respuesta a la pregunta 10). Ello permite descartar la
afirmación de que el acuerdo fue firmado bajo presión.
En ese contexto, no obstante la posición dominante de la
demandada, no se aportó ningún elemento que indique que existió
aprovechamiento intencional de esa situación de superioridad negocial.
2.4.4. Elemento objetivo
Finalmente, tampoco está claro que se haya producido un supuesto
de notable desproporción de las prestaciones. La actora esgrimió en este
sentido que el convenio de rescisión solo contempló la entrega a su favor
del importe de las comisiones residuales. Advirtió que no se indicó que la
suma reconocida de $ 1.800.000 tuviera carácter indemnizatorio, por lo
que a su criterio no fue más que un ajuste de la cuenta de gestión.
Pero cabe puntualizar que no consta en la cláusula segunda (punto
2.4.) que la suma de $ 1.800.000 correspondiera al ajuste de la cuenta de
gestión. Solo se consignó que se trataba de un pago “sin reconocer hecho
ni derecho alguno”, que fue aceptado por el agente “como satisfacción total
de sus intereses, sin tener nada más que reclamar por ningún concepto”.
De modo que no puede descartarse que la suma percibida tuviera carácter
indemnizatorio.
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9
Fallos 311:1337, revista La Ley, 1089B, p. 5.
10
CNCom., sala D, 17/11/2008, Compibal SRL c/ Roux Ocefa SA; íd. 13/02/2009, Donati
Hnos. SA. c/ Renault de Argentina SA (ex CIADEA SA) y otros; íd. sala E, 07/11/2008,
Cakimún SA c/ Procter & Gamble SA.
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vínculo con perspectivas de continuidad11. Y en la actualidad es la regla
general establecida por el art. 1491 CCCN para la agencia, por el art.
1506 para la concesión, por el art. 1516 para la franquicia, y por el art.
1511 inc. b) para el contrato de distribución.
El preaviso constituye una carga impuesta al principal de comunicar
a la otra parte la intención de desligarse del vínculo jurídico, con
determinación del momento de la ruptura. Ello dado que una explotación
empresaria no puede cerrar sus puertas de un día para el otro. En ese
contexto, tiene la finalidad de otorgarle ocasión para reordenar su negocio
o solucionar los inconvenientes que lógicamente le acarrea la cesación de
la actividad de que se trata12.
En otras palabras, el preaviso se justifica, en ese particular grupo de
contratos, en la necesidad de la parte a la que se opone la rescisión de
proveer los medios que sean del caso para sustituir su fuente de
ingresos13, es decir, para comenzar otro emprendimiento empresario o, en
su caso, liquidarlo ordenadamente14.
Señalo que antes de la sanción del CCCN (Ley 26994), en razón de la
inexistencia de regulación legal de este tipo de contratos, la duración del
preaviso quedaba sujeta a parámetros o estándares generales que debían
ser apreciados en cada caso. La jurisprudencia señalaba que debía
tratarse de un plazo “razonable” o “adecuado”. Se propuso, en general,
que lo que correspondía era relacionar el tiempo de vigencia de la relación
11
CNCom. sala B, Martínez y Perrota c/ Esso SAPA s/ ordinario, ED 16440, entre otros.
12
CNCom. sala B, 11/04/1995, Marquinez y Perrota c/ Esso SAPA, ED t. 164, p. 41, con
nota de BUSTAMANTE ALSINA, J.: En el contrato de concesión la equidad es el camino
de la justicia.
13
CNCom. sala A, 18/05/1990, Víctor Collado S.R.L. e hijos c/ San Sebastián SA;
CNCom. sala C, 13/02/1998, Tercal SA c/ IBM Argentina, ED 181265; CNCom. sala E,
27/05/2005, Souto, Ángel c/ Nobleza Piccardo SA; C.Apel.Civ.Com. Mar del Plata, sala I,
25/08/1994, Dos Santos, José L c/ Laboratorios Hetty SRL, LLBA 1995518.
14
CNCom. sala C, 02/04/2004, Automotores Monte Berico SA c/ Sevel Argentina SA.
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y el que resulte necesario para evitar daños al distribuidor15.
Si bien la duración de la relación siempre fue considerada por los
fallos al momento de tener que evaluar el plazo de preaviso aplicable, los
tribunales dejaron sentado que no se trataba de una regla de tres simple,
mecánica o automática, pues el factor tiempo se debe combinar con otros
factores que inciden en sentido contrario, como la amortización de las
inversiones16.
La actora sostuvo que le hubiera correspondido como indemnización
sustitutiva de preaviso un mes por cada año de vigencia del contrato. Y
ello podría haber tenido base en el art. 1492 CCCN (aplicable al contrato
de agencia) que fija como plazo de preaviso el de un mes por cada año de
vigencia del contrato. Pero, tal como ya quedó establecido, la nueva
normativa no resulta aplicable a esta controversia, dado que el contrato
se extinguió antes de su entrada en vigencia –art. 7º CCCN–.
De modo que los meses por los que debía ser formalizado el preaviso
no se correspondían con exactitud numérica, ni con el número de años por
el que se extendió la relación ni con el número de meses faltantes para
concluir el período contractual. Cabe entonces desestimar el argumento
de la actora de que le hubiera correspondido un preaviso de nueve meses.
Del informe pericial contable presentado en págs. 1015/1019 resulta
que en el último año de la relación comercial el monto de las comisiones
ascendieron a un total de $ 4.897.100,23. El experto realizó además un
promedio anual de comisiones de los últimos cinco años que ascendió a $
4.257.163,45, mientras que el promedio mensual fue de $ 354.763,62.
15
PITA, E.M. y PITA, J. M.: “Resolución y rescisión de los contratos de distribución
tipificados en el Código Civil y Comercial (agencia, concesión y franquicia)”, revista
RCCyC, 2016, p. 160.
16
v. jurisprudencia citada por DI CHIZZZA, I. G.: “El contrato de agencia en el nuevo
Código Civil y Comercial. Razones para instrumentar el contrato por escrito”, revista
DCCyE, 2015, p. 130.
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Si bien la suma reconocida de $ 1.800.000 podría considerarse baja
en relación al volumen del negocio y al plazo de duración del contrato
(nueve años), no pude concluirse que fuera notablemente
desproporcionada. No está probada entonces la desproporción evidente de
las prestaciones, que ha querido significar que la ventaja debe ser tan
manifiesta o perceptible que nadie puede dudar de ella, chocante, sin que
el concepto se relacione con las matemáticas, quedando su apreciación
librada al ámbito judicial17. Ello excluye del ámbito de la lesión una
diferencia razonable, tolerable, no desproporcionada o excesiva.
Resalto que en un acuerdo de la índole del celebrado no es requisito
la equivalencia total de las prestaciones, pues ellas derivan de una
consideración subjetiva de los intereses de las partes, entre las cuales
pueden meritarse, por ejemplo, las molestias o incomodidades de un
pleito. De ese modo, aun cuando la suma otorgada no resultara suficiente
para resarcir el derecho de la actora, bien pudo preferir privarse de parte
del crédito que entendía le asistía, a cambio de la certeza e inmediatez del
cobro.
2.5. Conclusión
Armado, LA LEY 1997D, 84.
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elementos necesarios para que proceda la lesión, por lo que el planteo de
nulidad del convenio de rescisión es inadmisible. Consecuentemente, es
válido el “Convenio de rescisión de relación comercial” del 31/07/2015, en
virtud del cual las partes crearon una regla a la cual deben someterse
como a la ley misma –art. 1197 del Código Civil– y con efectos extintivos
de los derechos y obligaciones renunciados –art. 850 Código Civil–.
Allí se dio por terminada la relación comercial derivada del “Acuerdo
Agente” sin que ello otorgue derecho a reclamar indemnización alguna
por ese hecho (cláusula primera). Y las partes declararon renunciar
irrevocablemente a realizar cualquier reclamo o acción a la que pudieran
considerarse con derecho, respecto de la totalidad de los créditos, débitos,
compensaciones y/o cualquier otra cuenta o concepto (cláusula tercera).
No procede entonces la indemnización sustitutiva de preaviso.
La accionante también sostuvo que resultaba acreedora de una
indemnización por lucro cesante por la ganancia dejada de percibir. Pero,
en la medida en que no probó que haya existido por parte de la accionada
un ejercicio abusivo en la ejecución y resolución de la relación contractual,
no existe incumplimiento que habilite a imputar responsabilidad por
daños a la demandada –arts. 508 y 1109 Código Civil–.
Finalmente, la accionante reclamó el reintegro de $ 650.000
retenidos en concepto de indemnidad, en la medida en que sostuvo que la
demandada no debió afrontar ningún importe por juicio alguno. Indicó
que no cumplió ninguna prestación como para pretender subrogarse
anticipadamente en dicha obligación.
Se acompañaron fotocopias certificadas del expediente “Tello, Nelson
Gabriel c/ Codsel SA y otros s/ ordinario” –en trámite por ante la
provincia de San Juan– que obran reservadas en secretaría (v. págs.
1095/1096). De ellas se desprende que el 29/08/2018 se dictó sentencia
Fecha de firma: 07/10/2019
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definitiva de primera instancia (págs. 368/389 de dichas actuaciones) que
admitió parcialmente la demanda y condenó a “Codsel” y “AMX” en forma
solidaria a pagar la suma que resulte de la liquidación que se mandó a
practicar.
De las constancias acompañadas resulta que se habrían deducido
recursos de apelación contra el pronunciamiento. Y la demandada
informó, al momento en que acompañó las copias, que la causa estaba en
trámite por ante la Cámara de Apelaciones del Trabajo. De modo que,
como no hay constancias de que la sentencia se encuentre firme, la causa
por la que se constituyó la garantía aún subsiste, lo que impone
desestimar la pretensión de liberación de la actora.
No soslayo que la demandante cuestionó la forma de implementar la
indemnidad, pues alegó que el reembolso debe efectuarse una vez que
“Claro” pague, pero no antes. Y destacó que en el caso la demandada no
debió afrontar ningún importe por juicio alguno, de manera que no
cumplió ninguna prestación como para pretender subrogarse
anticipadamente en dicha obligación.
Pero, dada la mecánica y que el depósito fue constituido por medio
de un contrato que reguló una relación jurídica patrimonial disponible
tiene efecto vinculante y su cumplimiento es obligatorio para las partes –
art. 1197 Código Civil–.
Lo expuesto es suficiente, a mi criterio, para definir la cuestión
planteada y concluir en la improcedencia sustancial de la demanda, en
cuanto se pretendió la anulación del convenio rescisorio, la fijación de una
indemnización por preaviso y lucro cesante, así como la restitución de la
suma retenida en concepto de indemnidad.
3. LAS COSTAS
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IV. DECISIÓN
1. Declaro la falta de legitimación activa de LIONEL JUAN JOSÉ
DE BASTOS;
ARGENTINA SA, a quien absuelvo.
3. Impongo las costas a los actores.
V. HONORARIOS
ordinario; y jurisprudencia allí citada.
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38 y ccdts. En función de todo ello, se fijan en $ 222.300 los honorarios del
letrado apoderado de la parte actora, abogado Miguel Ángel Acosta –
misma parte, abogada María Sol Acosta –dos etapas–; en $ 728.100 los
honorarios de la letrada apoderada de la demandada, abogada Verónica
apoderado de la misma parte, abogado Gustavo A. Krauss –una etapa–;
20
CSJN, 12/09/1996, Francisco Costa c/ Provincia de Buenos Aires; íd., 06/02/1997, Greco
Hnos. SA s/ quiebra s/ incidente de rendición de cuentas por Furlotti SA; íd., 04/09/2018,
Establecimiento Las Marías SACIFA c/ Misiones, Provincia de s/ acción declarativa.
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por el incidente resuelto en pág. 810 con costas a la actora vencida en $
costas a la demandada vencida en $ 18.200 los honorarios de la abogada
María Sol Acosta y en $ 19.700 los de la abogada Rodríguez; y por el
incidente resuelto en pág. 1069 con costas a la actora vencida en $ 49.000
María Sol Acosta.
Respecto de las tareas realizadas a partir de la vigencia de la Ley
27423 cabe aplicar sus arts. 16, 20, 21, 22, 23, 24, 26, 29, 51, 52, 58 y
ccdtes. En función de todo ello, se fijan en 144,13 UMA –equivalentes a $
345.624 a la fecha de esta sentencia– los honorarios del letrado apoderado
107,98 UMA –equivalentes a $ 258.936 a la fecha de esta sentencia– los
sentencia– los honorarios del letrado de la misma parte, abogado Krauss
–una etapa–.
Finalmente, se fijan en $ 309.800 los honorarios correspondientes al
cargo en pág. 783 –art. 478 CPCCN y el art. 3º del Decreto 16638/57–; en $
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aceptación de cargo en pág. 662 –art. 478 CPCCN y arts. 28 y 29 de la Ley
20243–; y en 120 UHOM los estipendios de la mediadora, abogada
Andrea Israel Pravia –Anexo III art. 1º del Decreto 1467/11, modif. por
Decreto 2536/15–.
Se deja constancia que se consideró el valor del UMA en $ 2.398, de
conformidad con lo establecido en la Acordada 20/2019 de la CSJN –art.
19 Ley 27423–.
La presente regulación no incluye el IVA, que deberá ser soportado
por el obligado al pago. Esta medida se hará efectiva únicamente en caso
que el beneficiario del pago revista la calidad de responsable inscripto
(RG DGI 33116/91:3). Se establece en 10 días el plazo para el pago (art. 49
Ley 21839 –actual art. 54 Ley 27423–).
profesionales intervinientes; y oportunamente, archívese.
Sebastián I. Sánchez Cannavó
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