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La visión aquí planteada, así como la propuesta programática que de ella emana, constitu-
yen una clara definición ante la realidad peninsular, que si bien se ha asumido por el equi-
po académico del CRUPY no es exclusiva de él, sino que es compartida por diversos acto-
res del campo peninsular ( campesinos, productores agrícolas, organizaciones y estudio-
sos ) que pugnan por una sociedad más justa y democrática. A ellos se reconoce en este
documento. De igual manera, la amplia complejidad del campo peninsular y el límite del
recurso editorial, han obligado a apretar la síntesis, la cual podría no hacer justicia al traba-
jo y a las propuestas que le dan soporte.
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MARCO CONCEPTUAL BASE
Al considerar a la sociedad rural, deben retomarse dos aspectos fundamentales: su integración
territorial y su identidad cultural.
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EL CONTEXTO REGIONAL
La Península de Yucatán es una región estratégica por su locali-
zación geográfica, su historia y riqueza cultural, sus característi-
cas fisiográficas y sus recursos naturales. Es fundamentalmente
un enclave muy importante en las transacciones comerciales vía
marítima del sureste mexicano con la región sureste y este de
los Estados Unidos, el Caribe, Centroamérica y Europa.
En la Península de Yucatán se distinguen tres grandes ejes de crecimiento que han impactado el
desarrollo de la región. El primero, constituido por el crecimiento que, a lo largo de su historia, ha
propiciado la concentración de las actividades comerciales, políticas y administrativas en las ciuda-
des capitales, Mérida y Campeche desde el siglo XVI y Chetumal a partir del siglo XX. El segundo
es el impresionante desarrollo turístico de Cancún y del litoral caribeño quintanarroense, ahora pro-
mocionado como la Riviera Maya. Y el tercero lo constituye el impulso de la actividad petrolera que
en la porción suroeste del estado de Campeche, en Ciudad del Carmen, se lleva a cabo desde
hace tres décadas.
A diferencia de los últimos dos -el turismo y la actividad petrolera-, el primero fue producto de pro-
cesos regionales que hasta la década de los ochenta del siglo XX tuvieron a la producción primaria
como uno de sus pilares, la que gradualmente fue perdiendo importancia en correspondencia con el
cambio de modelo de desarrollo nacional y ante el empuje de las actividades económicas emergen-
tes. 3
Conforme creció el aporte del sector terciario en las economías de los estados, el de la agricultura
se redujo gradualmente. Los dos estados con mayor actividad agropecuaria – Campeche y Yuca-
tán- han visto disminuir gradualmente tanto las superficies cultivadas, como los padrones de pro-
ductores y registran una traslación de la fuerza de trabajo hacia las actividades económicas emer-
Los registros de la PEA ocupada en cada Reducción de la PEA en el sector primario (%)
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Correspondientemente, la PEA ocupada en 0
Campeche Quintana Roo Yucatán
servicios, el comercio y el turismo ( sector
terciario ) aumentó considerablemente al- Fuente XI y XII Censos de Población 1990 y 2000, INEGI
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En contraste destaca, en términos socio-demográficos, la
producción agrícola familiar ( milpa, citricultura tradicional,
la apicultura, hortalizas, frutales regionales y agricultura de
solar ) , debido a que éstas concentran al grueso de los pro-
ductores agrícolas del campo peninsular, constituidos por
unidades campesinas familiares, pequeños y medianos pro-
ductores, y debido también a que sus productos tienen una
mayor incidencia local tanto en el consumo, como en el cir-
cuito mercantil.
Los principales cambios y tendencias específicas que se han vivido en la Península de Yucatán,
en la agricultura y en la sociedad rural, de 1980 a la fecha, en lo económico y social son:
• Profundos cambios en la conformación del Estado sus relaciones con la sociedad civil, sus
aparatos y en las políticas públicas.
• Apertura total a corporaciones del capital transnacional en las ramas y actividades más lu-
crativas. En la producción agropecuaria industrializada ( avicultura, porcicultura y olericul-
tura ) , entre otros, para la rápida penetración, expansión, control y envío de enormes y cre-
cientes ganancias a sus casas y países matrices.
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• Profundización de la pérdida en la soberanía y la seguridad alimentaria regional, con una
fuerte y creciente dependencia extrarregional e internacional, en maíz, frijol, trigo, sorgo,
soya y hortalizas, entre las principales.
• Especulación inmobiliaria generalizada con las tierras ejidales alrededor de las ciudades
y una fuerte y creciente obra pública en infraestructura de comunicación, carreteras y
puertos, en favor de unas cuantas corporaciones locales y nacionales de la construcción,
y en apoyo principalmente a proyectos de inversión extranjera.
• Profundos cambios sociales que han afectado todos los tejidos sociales urbanos y rura-
les, en las identidades tradicionales, en las organizaciones económicas rurales y en las
redes familiares de vida y trabajo. Incremento del alcoholismo, la drogadicción, la prosti-
tución, la delincuencia y una creciente violencia social e intrafamiliar.
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CONDICIONES DEL MEDIO
AMBIENTE NATURAL
La Península de Yucatán constituye la porción continental más oriental del territorio nacional, que
incluye además a la totalidad del territorio de Belice y al Petén guatemalteco. Conformada como
un romboide de ligera proyección hacia el noreste, tiene una extensión de 197,600 km2, corres-
pondiendo 138,000 km2 a territorio nacional ( estados de Campeche, Quintana Roo y Yucatán ) y
el resto a Belice y Guatemala.
Clima
Por su posición en la porción tropical del hemisferio norte, se encuentra influenciado por los fenó-
menos climatológicos que le son característicos, tales como los ciclones, los nortes y los vientos
alisios. También, por su conformación peninsular, recibe las influencias marítimas del Mar Caribe
y del Océano Atlántico, lo que aunado a la ausencia de barreras orográficas, propicia condiciones
climatológicas muy particulares que la diferencian de otras regiones del país. En la península pre-
dominan los climas tropicales subhúmedos ( Aw ) , que se distribuyen en un gradiente que va
desde el ángulo noroccidental hacia el sureste, en el que progresivamente aumenta la humedad.
Además, se registra un clima seco ( Bs ) ubicado en una estrecha franja del litoral en su porción
yucateca.
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Como efecto directo de su posición latitudinal la península
se ve sometida a una intensa radiación solar durante el año,
lo que motiva la ocurrencia de altas temperaturas diurnas en
el mismo lapso.
Suelos
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Los suelos de la península son más profundos en el sur y centro del área, pero hacia el
norte y costas se van haciendo cada vez más delgados y pedregosos. En los diferentes
tipos de suelos presentes, la fertilidad natural en muchos de ellos es baja y de mediana
a alta en los otros, pero en todos los casos se pierde rápidamente en la medida que se
pierda la materia orgánica que le proporciona la vegetación natural y en el caso de sue-
los en aprovechamiento agrícola por aquella materia orgánica que les aporten los agri-
cultores.
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Hidrología:
La explotación del acuífero en actividades humanas es mínima, comparada con la magnitud del
flujo hidrológico. Sin embargo, la concentración de dichas actividades en áreas donde la fase de
agua dulce es de menor espesor ( l os grandes centros urbanos se ubican en, o muy cercanos
a, los litorales ) , pone en riesgo su calidad, acentuada por la ausencia de una cultura que evite
la contaminación.
En resumen, en el manejo agrícola del territorio debe tomarse en cuenta que la mayor limitan-
te está en los suelos delgados, pedregosos y con una fertilidad que se puede perder fácilmente
aunque sean profundos y que las precipitaciones se dan estacionalmente y hay una intensa
temporada seca. El riego y la fertilización deben planearse adecuadamente por el riesgo de
hacer un uso inapropiado del acuífero, ya sea extrayendo demasiada agua o enviando a él mu-
chas sales de nitratos, sulfatos o cloruros mediante el expediente sencillo de aplicaciones de
fertilizantes que vayan más allá de las capacidades de extracción de las plantas cultivadas.
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Vegetación
Además existen cada vez más especies provenientes de otras partes del mundo que
se han venido naturalizando en la península, fundamentalmente debido a la acción
humana.
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LA SOCIEDAD RURAL
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Hasta el año 2000 la población total en la Península de Yucatán era de 3´223,862 habitantes, con
una densidad de 22 habitantes por km2 una de las más bajas del país.
Esta población peninsular deja ver cinco focos de gran concentración demográfica que agrupan
al 47% del total: se trata de Mérida, Cancún, Campeche, Chetumal y Ciudad del Carmen. Se
distinguen también 14 centros urbanos medianos con el 12% de la población total; 112 peque-
ños centros urbano-rurales que albergan a no más de 15 mil habitantes con el 20%, y finalmen-
te, el 21% de población restante distribuida en 8,496 localidades, de las cuales 7,189 tienen
menos de 50 habitantes cada una .
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Localidad con Población de las Fecha oficial de
Población
mayor localidades fundación de la
Estado Municipios municipal total en
concentración principales en principal concentración
2000
urbana 2000 (1) urbana (2)
Mérida,
Yucatán Kanasín y Mérida 727,331 793,391 1546
Umán
Quintana Roo Benito Juárez Cancún 397,000 419,815 1975
Campeche Campeche Campeche 191,000 216,897 1540
Quintana Roo Othón Blanco Chetumal 122,000 208,164 1898
Campeche Carmen Ciudad del Carmen 83,806 172,076 1813
Pobl. total focos de mayor concentración urbana 1,521,137 1,810,343
Población total peninsular 3,223,862
% población focos mayor concentración urbana 47.18%
La población rural encontrada en nuestro análisis resultó de mayor grosor poblacional que
la manejada por las estadísticas oficiales y alcanza un cercano 40% de la población total a
escala peninsular. Esto porque dichas estadísticas establecen un límite arbitrario concebi-
do como población rural a aquellas localidades no mayores de 2,500 habitantes. En tanto
en el ambiente regional muchos pueblos de hasta 15 mil habitantes en la entidad, preser-
van los valores rurales fundados en las actividades primarias y la relación con su territorio
como totalidad local.
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Desde el punto de vista de la identidad social,
destaca a nivel peninsular la existencia de una
macroetnia territorial como cultura ocupante de
grandes superficies de tierras y recursos, sabe-
res y tecnoeconomías, así como el recurso de
comunicación muy extendido a partir de su len-
gua materna.
Tampoco está por demás señalar que en procesos como la apicultura, cítricos, hortalizas y ex-
plotación forestal, estos saberes nativos imponen el sello de la ecología cultural al no especiali-
zarse y mantener la estrategia de los usos múltiples. Hay, pues, una especie de custodia étnica
de los recursos, la biodiversidad e importantes referentes valorativos que la población no maya o
mestiza está obligada a respetar por lo menos.
Uno de los atributos de la fuerte pertenencia étnica en la península es el habla maya asociada al
español. Recientes estudios indican que el bilingüismo regional envuelve a casi el 47% de la po-
blación total peninsular: 1´510,786 individuos. A ese núcleo de la identidad maya sumamos noso-
tros las extensas superficies de tierra ejidal bajo el formato indígena de los llamados usos comu-
nes: un acuerdo colectivo que prioriza al grupo antes que al individuo y que lo involucra con nor-
mas sancionadas por una comunidad real o imaginaria. Este comunitarismo indígena es ejercita-
do por la etnia como el mayor legado de una tradición indígena que aboga por el cuidado me-
dioambiental y la solidaridad intergeneracional, es decir, la sostenibilidad de los recursos básicos
para esta y las generaciones que los antecedan.
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Con una superficie total de 14´777,000 hectáreas, el territorio peninsular alberga 8´507 000 hectá-
reas de tierra social, es decir, el 58% está en manos de 1,389 grupos ejidales y comunidades
agrarias. El restante 42% de la superficie peninsular está ocupado por propiedades privadas y
múltiples centros urbanos y asentamientos humanos de diversas escalas poblacionales. De tal
modo que la tenencia ejidal es la estructura agraria predominante a escala regional con casi 9 mi-
llones de hectáreas, y de esta más del 80% quedó en usos comunes una vez aplicada la nueva ley
agraria de 1993.
A tal magnitud de las posesiones indígenas, se corresponde un gran contingente social compuesto
por aproximadamente 250,000 sujetos ejidales, que en caso de que fueran jefes de familia con 5
individuos por lo menos, totalizan hoy día a una población ejidal igual o mayor al millón de habitan-
tes peninsulares. Justamente, una población mayormente indígena poseedora de extensos recur-
sos naturales bajo la custodia étnica.
Al respecto, los últimos reportes masivos sobre esta tierra ejidal muestran que el uso mayoritario
es el agrícola y forestal, seguido del llamado uso agropecuario que concilia procesos agrícolas con
pequeños hatos de ganadería mayor y menor. Es decir, la ganadería bovina no ocupa ciertamente
más del 20% del total de la tierra ejidal, lo que ha preservado en bastante medida la biodiversidad
nativa y de pequeña escala que no rompen de manera radical los ecosistemas peninsulares.
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Una de las principales expresiones de los cambios que ha tenido la economía peninsular ha sido
el abandono de las actividades del sector primario y la creciente participación de la población rural
en actividades de los sectores secundarios y terciarios, principalmente en las industrias manufac-
turera y de la construcción y en el sector servicios. La ocupación rural urbana se ha incrementado
a tal grado, que la mayoría de las comunidades localizadas alrededor de las grandes urbanizacio-
nes de la península, se han transformado en poblaciones dormitorio.
El segundo flujo, también interno, es el generado por el polo turístico de Cancún y el petrolero de
la sonda de Campeche, en El Carmen. El centro vacacional de Cancún por ejemplo, tuvo un in-
cremento poblacional de 320% en menos de 25 años ( 1 977-2000 ) pasando de 100,000 a
419,815 habitantes. Campeche, Chiapas, el Distrito Federal, Tabasco, Veracruz y Yucatán fueron
las entidades con inmigrantes en Quintana Roo.
Fotografía Indemaya
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Con respecto a las condiciones de vida de la población rural en la península, con base en los indica-
dores que maneja la Comisión Nacional de Población ( CONAPO ) para establecer los índices de
marginación, los municipios que muestran índices de marginación muy altos y altos se pueden consi-
derar fundamentalmente rurales e indígenas: Campeche y Yucatán son consideradas entidades fe-
derativas con un índice alto de marginación; Quintana Roo con un índice medio.
% Población
% Población
% Ocupantes % Viviendas % Ocupantes ocupada con
en localidades
Entidad en viviendas con algún en viviendas ingreso de Índice de
Municipio con m enos de
federativa / sin agua nivel de con piso de hasta 2 m arginación
5 000
entubada hacinam iento tierra salarios
habitantes
m ínim os
Campeche Calakmul 71.73 75.13 52.67 100.00 86.84 1.45751
Yucatán Cantamayec 6.40 77.04 15.54 100.00 95.04 1.06322
Yucatán Chacsinkín 1.28 76.60 23.69 100.00 93.76 1.06104
Yucatán Chemax 14.92 76.48 28.19 60.24 82.22 1.26487
Yucatán Mayapán 1.14 76.92 8.15 100.00 94.32 1.30596
Yucatán Tahdziú 12.44 80.87 42.21 100.00 93.37 1.67102
Total/Prom edio 17.99 77.17 28.41 90.92
Observamos que todos los municipios con el 70% y más de mayahablantes se encuentran en la ca-
tegoría de alta y muy alta marginación. Si hacemos un análisis tomando como muestra a los muni-
cipios de muy alta marginación en Yucatán se observa que estos tienen una población mayor del
90% de mayahablantes. Así, la población peninsular que vive con un grado de marginación muy
alto se estima en poco menos de 60,000 personas de los municipios de Calakmul en Campeche y
Tahdziú, Mazapán, Chemax, Cantamayec y Chacsinkín enYucatán.
Con un grado alto de marginación viven poco más de 800,000 habitantes de 5 municipios de Cam-
peche ( C andelaria, Escárcega, Hopelchén, Palizada y Tenabo ) , de 3 municipios de Quintana
Roo ( Felipe Carrillo Puerto, José María Morelos y Lázaro Cárdenas ) y de 77 municipios de Yuca-
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SITUACIÓN PRODUCTIVA
AGROPECUARIA
Subsector agrícola
Henequén
El henequén - Agave fourcroydes, Lemaire - es originario de México. Se trata de un cultivo y
una agroindustria de larga y triste memoria regional. La fibra es la que se ha usado principal-
mente; se obtiene descortezando las hojas; se ha dedicado fundamentalmente para elaborar
hilos agrícolas ( binder y baler twine ) , hilos comerciales, sogas industriales y ganaderas, te-
las, sacos, tapetes y decorativos.
Maíz y milpa
La producción de maíz peninsular se realiza en milpa tradicional y en los llamados mecanizados.
La primera se basa en la roza-tumba-quema o sus variantes; los milperos hacen sus milpas con
el propósito de producir alimentos básicos principalmente maíz y propiciar la obtención de pro-
ductos forestales como la leña. Dicho de otra forma, los campesinos milperos se dan a la tarea
año tras año, de interrumpir el crecimiento de la vegetación para cultivar plantas de maíz, las cua-
les asocian con calabazas, frijol e ibes y otras plantas cultivadas. El rendimiento medio del maíz
en la milpa es de 700 kg/ha.
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La producción de maíz en la Península de Yucatán que incluye tanto a la milpa tradicional co-
mo a los mecanizados y a las siembras de riego que se realizan en superficies en otoño- in-
vierno principalmente. Para el ciclo agrícola 2003/04 fue de 403,918 ha y 447,103 t y un rendi-
miento medio de 1.1 t/ha. Es necesario indicar, que el maíz que se cultiva con riego son áreas
menores en relación a los de milpa tradicional y mecanizados, su principal objetivo es la pro-
ducción de maíz para consumo en elotes.
Al principio del milenio los problemas productivos que aquejan a la producción del maíz, con
mayor rigor a la milpa tradicional, son la disminución de los rendimientos agrícolas y forestales
y el aumento de las jornadas de trabajo para producir los bienes que le son indispensables a
las familias campesinas que cultivan la milpa, Duch ( 1993 ) . Así como un proceso de diversi-
ficación de las actividades económicas a que se ven obligadas las familias campesinas para
subsistir.
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Fruticultura
Vista la fruticultura regional desde sus componentes culturales, técnicos, sociales y económicos,
el destino de la producción tiene tres finalidades distintas: para autoconsumo, autoconsumo-
venta y exclusivamente comercial, dependiendo de los agentes involucrados y la magnitud del
proceso. Consecuentemente, las unidades de producción para estos fines lo constituyen los huer-
tos familiares, solares rurales, quintas urbanas, parcelas de unidades de riego y temporal y los
cultivos especializados de monocultivos.
En este contexto, la fruticultura puede ser diversificada o especializada, la primera se ubica gene-
ralmente en los huertos, las “ q uintas ” y parcelas productivas, siendo su principal característica
el cultivo de frutales nativos ( m amey, aguacate, saramullo, nance, caimito, ciruela, entre otras )
y frutales criollos introducidos ( naranja dulce, mandarina, limón dulce, lima agria, persa, toronja,
mango, entre otras ) . La especialización de cultivos se observa con las plantaciones de naranja
‘ V alencia’ y en los últimos años ( 2004-2006 ) , con plantaciones de papaya ‘ Maradol ’ , ma-
rañón, mango, toronja, limón persa en la zona centro y oriente del estado de Yucatán, con mani-
festaciones similares en los estados de Campeche y Quintana Roo . Adicionalmente surgen otros
cultivos de importancia como el limón persa, limón italiano y toronja como plantaciones especiali-
zadas con grandes perspectivas de comercio.
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La superficie cubierta por los frutales de la península es de 52,345.88 hectáreas y constituyen
apenas un 4.64% del total cultivado. El estado de Yucatán con mayor superficie cultivada, pre-
senta una menor proporción territorial destinada a los frutales ( 3.51% ) , seguido de Quintana
Roo ( 4.45% ) y Campeche con 8.7%.
Las aportaciones de frutales al valor de producción estatal indican que en Yucatán la aportación
de los cultivos frutales al valor de la producción agrícola estatal es de 24.72 %, mientras que en
Campeche y Quintana Roo, los valores son menores ( 13.97 y 14.69 % respectivamente) .
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La asistencia técnica se imparte a grupos empresariales especializados en forma regular, pero
es casi inexistente para grupos campesinos y ejidales independientes, para quienes la infraes-
tructura de riego por gravedad o de aspersión forman los medios más usuales de distribución
del agua, en tanto los equipos de bombeo, canales y tuberías de riego se encuentran en una
etapa de decadencia, lo que implica cotidianamente mayor inversión de recursos por parte de
los productores en la reparación de estos servicios.
Para Campeche y Quintana Roo, el impacto de estos programas ha sido menor. La naranja
dulce tuvo aportaciones significativas hasta el año 2004 y en los últimos años ha caído drásti-
camente su producción. A excepción de la toronja, limón persa y otros frutales como la papaya
Maradol, que se mantienen en despunte, la fruticultura tiene graves problemas técnicos y pue-
de compararse de igual forma con los problemas de Yucatán.
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Hortalizas
Para 1980 la superficie sembrada con hortalizas representaba el 0.35% de la superficie total
sembrada en Campeche y para el año 2000 había llegado al 5.15% y después descendió al
3.18% en 2004. En el caso de Quintana Roo, los porcentajes respectivos fueron 0.41, 3.47 y
23.63%, lo cual habla de un importante crecimiento de la importancia de la superficie sembrada
con hortalizas en el subsector agrícola de ese estado. Por su parte, en Yucatán los porcentajes
respectivos fueron: 2.03, 2.37 y 2.18% lo que señala una estabilidad durante todo el período.
Los rendimientos medios alcanzaron sus máximos históricos cerca del inicio del período consi-
derado ( 1 980-2004) quizá debido al hecho de que los precios medios rurales que se les paga
a los productores han caído en términos reales, de manera que los productores siguen en la pro-
ducción mediante el expediente de reducir costos aunque eso signifique una disminución del
rendimiento.
Sin embargo, lo anterior no es una situación generalizada, sino que se da por segmentos de pro-
ductores, afectando más a los del primer segmento, menos a los del segundo y nada a los del
tercero.
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Segundo segmento de productores que a su vez puede ser dividido en dos estratos:
Los apoyos gubernamentales para productores del primer segmento que se dedicaron al chile
habanero fueron anualmente del rango de 5,141.10, 2,043.70, 887.76 y 929.97 pesos, en el
lapso de 2002 al 2005.
Para los del segundo segmento fueron durante el período 2003-2005 de 27,582.75, 27,164.47
y 2,742.19 pesos.
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En el caso de una empresa del tercer segmento, que tiene invernaderos en los que produce chi-
le habanero y otras hortalizas, el gobierno de Yucatán ha apoyado al grupo de inversionistas
( e stadounidenses ) con la rehabilitación de caminos, recalibración de líneas de energía y la
perforación de pozos profundos para sistemas de riego. Hasta ahora el gobierno estatal ha per-
forado dos pozos y 180 pocetas como apoyo para la construcción de los invernaderos con un
costo aproximado de 100 mil pesos y de 30 mil pesos por parte de los inversionistas. De manera
directa, con los trabajos se generarán 200 empleos directos y otros 200 más en tiempo de cose-
cha.
En sistemas de producción tradicional se utilizan de 225 a 256 jornales familiares por hectárea;
en sistemas convencionales capitalistas el número de jornales por hectárea es alto, así, para el
tomate fluctúa entre 211 y 369, en el chile es de 247 a 459 y en la sandia de entre 173 y 324.
Por su parte sistemas intensivos como los de la agricultura protegida llegan a requerir de 3600 a
5000 jornales por hectárea en el cultivo de chile bajo invernadero hidropónico.
Por ello, la generación de empleo en los segmentos uno y dos de productores ha sido bastante
reducida, muy por debajo de su potencialidad. De consolidarse la experiencia de los productores
del tercer segmento en unos años se podrá hablar de casi 4000 empleos generados, pero actual-
mente se tendrán unos 600 logrados.
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Así como no ha habido incremento en la superficie dedicada a hortalizas, tampoco ha habido
crecimiento en los volúmenes producidos, excepción hecha de las hortalizas que se producen
para la exportación, por lo que no puede hablarse de un mejoramiento de la nutrición de las
familias de manera directa por una mejor oferta de productos frescos
.
Ha habido incremento en la cantidad de divisas captadas por productores del segundo seg-
mento que han sido capaces de exportar su producción ( caso del chile habanero ) . En el ca-
so de las empresas extranjeras ( t ercer segmento ) no necesariamente traen las divisas cap-
tadas, pues éstas se quedan en sus lugares de origen.
Por último, el mejoramiento tecnológico se da cuando otros productores pueden ver cómo se
aplica la técnica en esas empresas y esta técnica es adaptable y adoptable a las condiciones
de sus propias empresas. Sin embargo, en estas empresas aun los empleados desconocen
los fundamentos y características de las operaciones técnicas que se llevan al cabo; por ejem-
plo, en la formulación de soluciones nutritivas no basta saber que fertilizantes se usan y en
que cantidades sino las características del programa de cómputo que controla la periodicidad,
volumen, concentración, acidez, conductividad eléctrica y otras características de la solución
nutritiva que está llegando a las plantas y que puede ser diferente de hora a hora, de día a
día, de cultivo a cultivo, etc.
La agricultura de solar es una forma de producir alimentos, medicinas, material para construcción,
utensilios, forrajes y muchos otros artículos destinados a cubrir las necesidades de la familia, con la
particularidad que esta forma de agricultura se realiza en las inmediaciones de la casa habitación.
Los solares reciben varios nombres, entre los que destacan el de patio, traspatio y huerto familiar.
Desde la época de los mayas ya existían solares parecidos a los que ahora todavía vemos en las
comunidades rurales y, como hasta la fecha, se criaban animales y se cultivaban plantas de interés
para la comunidad.
Fotografía Indemaya
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Subsector pecuario
El subsector pecuario es el que mayor dinamismo ha mostrado dentro del disminuido sector prima-
rio peninsular durante los últimos cinco lustros, en contraste con el estancamiento o la reducción
de las actividades agrícolas, pesqueras y forestales. Su producción de bienes y valores lo caracte-
rizan como la principal actividad primaria peninsular y por su nivel de integración, también impacta
en los sectores secundario y terciario.
Pesquera
12% Agrícola
Forestal 21%
1%
Pecuaria
66%
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Destacan la avicultura, la porcicultura, la ganadería bovina y la apicultura. Las primeras dos, princi-
palmente en Yucatán, en tanto que en la ganadería y en la apicultura, la aportación de Campeche
es significativa. En contraste, en Quintana Roo la actividad pecuaria es marginal y deficitaria ante la
importancia turística de la región.
Gallinaceas Apicultura
21.83% 23.17% Guajolote
1.00%
Otros
3.07%
Ovino
Huevo
Leche 0.35%
8.25%
1.71% Caprino
Porcino
28.77% 0.01%
Bovino
14.91%
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La actual fisonomía del esquema productivo peninsular está conformada por tres grandes esque-
mas, a saber: un conjunto de procesos de tipo industrial, que muestra el mayor dinamismo y con-
centra la mayor parte de los recursos y los productos; la ganadería bovina, que aún conserva
gran parte de su carácter extensivo; y la apicultura, basada productivamente en la economía
campesina, pero sometida a una gran intermediación que acapara los beneficios del comercio
internacional.
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Ganadería bovina
Depende fuertemente del comportamiento ambiental ( una sequía de siete meses ) por su
efecto sobre la producción forrajera. La estacionalidad productiva se manifiesta, entre otros
efectos, en el alargamiento del periodo entre partos y en los bajos pesos al destete. Por otro
lado, a pesar de las campañas sanitarias para la erradicación de la tuberculosis y brucelosis,
las características del relieve peninsular, determinan el carácter enzoótico de la rabia paralíti-
ca.
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Apicultura
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CONCLUSIONES
Efectivamente nuestra visión regional revela a una gruesa sociedad rural con extendidas
posesiones territoriales y una custodia muy extendida de patrimonios de diversidad biológi-
ca y cultural. Hay que hacer notar que aunque los tres grandes motores de la economía re-
gional, petróleo, turismo y servicios, han creado un fenómeno de urbanismo fuerte, el gro-
sor de la población rural sigue manteniéndose, en un cercano 40%, en virtud de una matriz
cultural originaria.
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PROGRAMA DE FOMENTO A LA
AGRICULTURA FAMILIAR
Respecto a los fundamentos que caracterizan a la agricultura familiar y su vigencia actual, la multi-
funcionalidad y la pluriactividad son las dos características más relevantes que se rescatan en esta
propuesta de programa. Es decir, no sólo se producen diversas especies vegetales – granos, fru-
tas, hortalizas, ornamentales, medicinales- sino que también se cría alguna especie animal – aves,
cerdos u otras- no sólo para satisfacer necesidades alimentarias sino para obtener satisfactores co-
mo leña, medicinas, abonos, enseres de trabajo, artículos para la construcción y más. Esto conlleva
diversas actividades que no se restringen al aspecto productivo, también hay trabajo de gestión,
transformación, comercialización.
La agricultura familiar ha sido la mejor forma de custodia de la gran diversidad vegetal y animal de
las tierras peninsulares a través de la historia. Sin embargo en los últimos tiempos esta función ha
sido fuertemente puesta en riesgo dada la presión económica que existe sobre las unidades de pro-
ducción.
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En la Península de Yucatán la agricultura familiar tiene expresiones en la producción de maíz
( m ilpa, que sólo en el estado de Yucatán significan más de 150 000 ha ) , de frutas y hortali-
zas, de especies menores como gallinas, cerdos, pavos ( s olar, que en él ámbito ejidal de la
península representan 100 000 predios de entre 500 hasta 4000 metros cuadrados ) formas un
poco más especializadas de producción de hortalizas ( c omo en el caso de lechuga, rábano,
cilantro, hierbabuena, y otras que son producidas en pequeños lotes de algunos mecates por
agricultores familiares y que surten principalmente a las ciudades de estas especies vegeta-
les ) .
Ningún sector de la humanidad depende más directamente de los recursos y servicios ambien-
tales que las familias del medio rural, sus vidas están estrechamente enlazadas con el ambien-
te que les rodea, lo que los hace especialmente valiosos como custodios de los recursos am-
bientales y particularmente vulnerables a la degradación del ambiente. Al depender tan decisi-
vamente de esos recursos han desarrollado técnicas de explotación sostenibles. La milpa, el
solar, el conuco y otras formas tradicionales de producción agropecuaria de la península de Yu-
catán son el resultado de una historia de desarrollo de tecnologías sostenibles.
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Dada la importancia que este tipo de agricultura tiene para el armónico desarrollo de la Península
de Yucatán, se requiere que se establezca como política que las acciones gubernamentales se
realicen orientadas principalmente al fomento de la agricultura familiar, a fin de contribuir a:
• alcanzar los niveles de bienestar que merecen tener este segmento de la población mexica-
na;
• generar la riqueza familiar necesaria al buen desarrollo de los miembros de la familia y que
parte de esta riqueza sirva para mover otras esferas de la actividad económica de la región;
• disminuir la presión sobre los recursos naturales de manera que la labor de custodia de
ellos que los productores familiares hacen desde tiempos inmemoriales sea recompensada
y
• hacer más equitativo el uso de recursos públicos en el apoyo al campo disponiendo de re-
cursos exclusivos para este segmento de productores en cantidades suficientes y con opor-
tunidad para que en pocos años se den resultados masivos.
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A continuación se enumeran algunas características del programa:
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• La puesta a punto de agencias de desarrollo local ( A DL ) será el procedimiento adecua-
do para esta etapa, tanto para promover que las acciones respeten las especificidades
locales como evitar los efectos perversos señalados.
• Para apoyar las actividades agrícolas y no agrícolas realizadas por los agricultores fami-
liares el programa, podrá:
• Negociar y articular políticas junto con los órganos sectoriales de los gobiernos federal,
estatales y municipales que promuevan la mejoría de la calidad de vida de los agricultores
y sus familias.
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• Disponer de apoyos económicos y líneas de crédito adecuadas a las necesidades de esos
productores.
• Apoyar las acciones de asistencia técnica, extensión rural y generación de tecnología com-
patibles con las características y demandas de la agricultura familiar y los principios de
sostenibilidad.
• Estimular las acciones que conduzcan a la creación de valor agregado de los productos y
servicios de las unidades de base familiar.
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Líneas de acción sugeridas en principio:
• Valoración y pago de servicios ambientales. Por ejemplo, apoyos a los agricultores fami-
liares que usen y conserven así las variedades tradicionales, establecimiento de viveros
comunales para plantaciones selectivas en terrenos de milpa por entrar en descanso.
• Fomento de asociaciones horizontales que enfrenten el reto que significa hacer el mejor
aprovechamiento en la comunidad rural de los diferentes apoyos y programas: por ejem-
plo, desayunos escolares, salud, vivienda rural, empleo temporal, etc.
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