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Reporte de investigación

Centro Regional Universitario de la Península de Yucatán


INTRODUCCIÓN
Este documento expone una visión de desarrollo rural basada en tres aspectos: uno, la
perspectiva regional abordada desde los ámbitos locales; dos, su adecuación a la ruralidad
imperante y , tres, un soporte de largos años de experiencia del equipo multidisciplinario
que lo elaboró, incorporando la sistematización de diversos trabajos ya existentes.

El diagnóstico básico incluyó tres componentes mayores en el estudio: la sociedad rural, la


estructura productiva y la problemática del medio ambiente y de los recursos naturales. De
tal modo que la Península es vista como región con elementos cohesivos de singularidad
como su medio natural, su historia y su posición geoestratégica para el conjunto nacional.

Se destaca el contexto peninsular en que se desarrolla la agricultura regional. Esto da paso


al núcleo del análisis: el énfasis en los atributos y relaciones de la sociedad rural, sus pose-
siones agrarias, su identidad social y su participación en los procesos agrícolas actuales.
Finalmente se enuncia, en sus partes relevantes, una estrategia de desarrollo rural centra-
da en la extendida agricultura familiar a escala regional, no sin antes sugerir la redefinición
de espacios sociales y territoriales interiores al nivel de micro-regiones.

La visión aquí planteada, así como la propuesta programática que de ella emana, constitu-
yen una clara definición ante la realidad peninsular, que si bien se ha asumido por el equi-
po académico del CRUPY no es exclusiva de él, sino que es compartida por diversos acto-
res del campo peninsular ( campesinos, productores agrícolas, organizaciones y estudio-
sos ) que pugnan por una sociedad más justa y democrática. A ellos se reconoce en este
documento. De igual manera, la amplia complejidad del campo peninsular y el límite del
recurso editorial, han obligado a apretar la síntesis, la cual podría no hacer justicia al traba-
jo y a las propuestas que le dan soporte.

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MARCO CONCEPTUAL BASE
Al considerar a la sociedad rural, deben retomarse dos aspectos fundamentales: su integración
territorial y su identidad cultural.

En el caso de comunidades rurales nativas de una región, la integración territorial ha sido un


proceso histórico de largo plazo, que ha permitido a sus pobladores adquirir un conocimiento
profundo sobre su entorno y sobre la mejor forma de utilizar sus recursos naturales, logrando, a
la vez, proteger su medio ambiente.

En la región que nos ocupa, la masiva y extendida presencia de la etnia ma-


ya en todos los espacios fisico-geográficos de la Península de Yucatán, nos
obliga a reconocer que la dimensión cultural es de primer orden para cual-
quier propuesta o acción de desarrollo rural, sin descontar la estructura de
clases y estratos que cruzan por entero a la nación. Es decir, que el extendi-
do complejo de saberes indígenas, las tecnoeconomías tradicionales y la
autorregulación social que preservan los múltiples pueblos, municipios, co-
misarías y grupos rurales de la península tienen un centro de gran potencia
significativa para comprender las vías más adecuadas del desarrollo rural,
enfocado desde la perspectiva de los sujetos sociales.

En resumen, concebimos un enfoque de desarrollo rural, desde la perspectiva territorial y cultu-


ral. Esta perspectiva territorial y cultural del desarrollo rural debe permitir la formulación de una
propuesta centrada en las personas, tomando en consideración los puntos de interacción entre
los sistemas socioculturales y los sistemas ambientales y contemplando la integración producti-
va y el aprovechamiento competitivo de los recursos productivos como medios que posibilitan la
cooperación y corresponsabilidad amplia de los sujetos sociales locales y su interacción con las
instituciones y los actores sociales regionales, nacionales e internacionales.

2
1
EL CONTEXTO REGIONAL
La Península de Yucatán es una región estratégica por su locali-
zación geográfica, su historia y riqueza cultural, sus característi-
cas fisiográficas y sus recursos naturales. Es fundamentalmente
un enclave muy importante en las transacciones comerciales vía
marítima del sureste mexicano con la región sureste y este de
los Estados Unidos, el Caribe, Centroamérica y Europa.

La convivencia obligada en el mismo espacio geográfico de dos


sociedades culturalmente diferenciadas, la maya y la no maya o
mestiza, con interacciones de tipo tecnoeconómico y político, sin
que hayan logrado borrarse los límites de sus naturalezas identita-
rias, le ha dado una gran riqueza cultural. Sin soslayar las formas
impositivas de la cultura no maya sobre la maya a lo largo de su
historia común, lo cierto es que esta convivencia ha generado am-
plios espacios de intersección e hibridismo sociocultural de gran
riqueza.

En la Península de Yucatán se distinguen tres grandes ejes de crecimiento que han impactado el
desarrollo de la región. El primero, constituido por el crecimiento que, a lo largo de su historia, ha
propiciado la concentración de las actividades comerciales, políticas y administrativas en las ciuda-
des capitales, Mérida y Campeche desde el siglo XVI y Chetumal a partir del siglo XX. El segundo
es el impresionante desarrollo turístico de Cancún y del litoral caribeño quintanarroense, ahora pro-
mocionado como la Riviera Maya. Y el tercero lo constituye el impulso de la actividad petrolera que
en la porción suroeste del estado de Campeche, en Ciudad del Carmen, se lleva a cabo desde
hace tres décadas.

A diferencia de los últimos dos -el turismo y la actividad petrolera-, el primero fue producto de pro-
cesos regionales que hasta la década de los ochenta del siglo XX tuvieron a la producción primaria
como uno de sus pilares, la que gradualmente fue perdiendo importancia en correspondencia con el
cambio de modelo de desarrollo nacional y ante el empuje de las actividades económicas emergen-
tes. 3
Conforme creció el aporte del sector terciario en las economías de los estados, el de la agricultura
se redujo gradualmente. Los dos estados con mayor actividad agropecuaria – Campeche y Yuca-
tán- han visto disminuir gradualmente tanto las superficies cultivadas, como los padrones de pro-
ductores y registran una traslación de la fuerza de trabajo hacia las actividades económicas emer-

Los registros de la PEA ocupada en cada Reducción de la PEA en el sector primario (%)

sector confirman este hecho. En Campe- 38.92%


40
che los ocupados en la agricultura decre- 35
28.99%
cieron en número de 34% en la participa- 30 24.96% 25.98%

ción del total en 1990, a 24% en el 2000;


25
17.17% 1990
% 20
en Yucatán lo hicieron de 27% a 17.2% y 15 10.48%
2000

en Quintana Roo, de 19.6% a 10.5%. 10

5
Correspondientemente, la PEA ocupada en 0
Campeche Quintana Roo Yucatán
servicios, el comercio y el turismo ( sector
terciario ) aumentó considerablemente al- Fuente XI y XII Censos de Población 1990 y 2000, INEGI

canzando el 71% en Quintana Roo.

La emergencia de nuevos procesos que han reconfigurado al esquema agropecuario están


orientados al aprovechamiento de ventajas competitivas creadas en el conjunto de la economía.
El desarrollo de la infraestructura portuaria y terrestre, el impulso de campañas zoo- y fitosanita-
rias, la inversión gubernamental que subsidia al capital privado agroindustrial y una agresiva pro-
moción internacional, han mejorado sustancialmente la plataforma agro exportadora ( o agro
importadora ) y con ella, la preeminencia de procesos agropecuarios intensivos, tales como la
porcicultura, la avicultura y la producción de papaya y chile habanero.

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En contraste destaca, en términos socio-demográficos, la
producción agrícola familiar ( milpa, citricultura tradicional,
la apicultura, hortalizas, frutales regionales y agricultura de
solar ) , debido a que éstas concentran al grueso de los pro-
ductores agrícolas del campo peninsular, constituidos por
unidades campesinas familiares, pequeños y medianos pro-
ductores, y debido también a que sus productos tienen una
mayor incidencia local tanto en el consumo, como en el cir-
cuito mercantil.

Sin embargo, esos procesos se caracterizan


por sus problemas tecnológicos y productivos,
por recibir pocas inversiones, por los bajos
rendimientos, por la poca organización y por
las dificultades para la compra-venta de pro-
ductos y la consecución de financiamiento.

Los principales cambios y tendencias específicas que se han vivido en la Península de Yucatán,
en la agricultura y en la sociedad rural, de 1980 a la fecha, en lo económico y social son:

• Profundos cambios en la conformación del Estado sus relaciones con la sociedad civil, sus
aparatos y en las políticas públicas.
• Apertura total a corporaciones del capital transnacional en las ramas y actividades más lu-
crativas. En la producción agropecuaria industrializada ( avicultura, porcicultura y olericul-
tura ) , entre otros, para la rápida penetración, expansión, control y envío de enormes y cre-
cientes ganancias a sus casas y países matrices.

• Desindustrialización de procesos con capitales mixtos y regionales, con la destrucción y


desmantelamiento generalizado de estructuras corporativas y estatales de gestión y control
económico y social, de un gran impacto en el derrumbe, demolición y reprivatización de la
agroindustria henequenera, el derrumbe arrocero y azucarero.

5
• Profundización de la pérdida en la soberanía y la seguridad alimentaria regional, con una
fuerte y creciente dependencia extrarregional e internacional, en maíz, frijol, trigo, sorgo,
soya y hortalizas, entre las principales.

• Abandono de la producción de alimentos básicos de las unidades campesinas familiares


( m ilpa, porcicultura ejidal, ganadería de poste, apicultura, agricultura de solar ) que
contrastan con el fuerte crecimiento de los procesos agroindustriales ( porcicultura, avi-
cultura, horticultura ) .

• Grandes cambios en los hábitos alimenticios y patrones culturales urbanos y rurales


hacia un creciente consumo de productos industrializados de las grandes corporaciones
transnacionales y nacionales, bajo el influjo de las campañas publicitarias y los medios
electrónicos de comunicación.

• Crecientes y desordenados flujos migratorios peninsulares hacia las ciudades y comple-


jos turísticos de la costa del caribe mexicano, la zona petrolera de Campeche y los Esta-
dos Unidos.

• Especulación inmobiliaria generalizada con las tierras ejidales alrededor de las ciudades
y una fuerte y creciente obra pública en infraestructura de comunicación, carreteras y
puertos, en favor de unas cuantas corporaciones locales y nacionales de la construcción,
y en apoyo principalmente a proyectos de inversión extranjera.

• Profundos cambios sociales que han afectado todos los tejidos sociales urbanos y rura-
les, en las identidades tradicionales, en las organizaciones económicas rurales y en las
redes familiares de vida y trabajo. Incremento del alcoholismo, la drogadicción, la prosti-
tución, la delincuencia y una creciente violencia social e intrafamiliar.

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CONDICIONES DEL MEDIO
AMBIENTE NATURAL
La Península de Yucatán constituye la porción continental más oriental del territorio nacional, que
incluye además a la totalidad del territorio de Belice y al Petén guatemalteco. Conformada como
un romboide de ligera proyección hacia el noreste, tiene una extensión de 197,600 km2, corres-
pondiendo 138,000 km2 a territorio nacional ( estados de Campeche, Quintana Roo y Yucatán ) y
el resto a Belice y Guatemala.

Geológicamente es una plataforma calcárea que gra-


dualmente ha emergido del mar mediante un movi-
miento con dirección norte, por lo que su edad geológi-
ca tiende a ser mayor hacia el sur. Desde el sur y cen-
tro, emergido en el Eoceno ( entre 36 a 58 millones de
años ) , seguida de una franja periférica al noreste,
norte y oriente, emergida en el Mioceno superior y el
Plioceno ( 13 millones de años ) , hasta la zona perifé-
rica exterior, la más joven del territorio nacional, con

Fotografía del satélite Terra ( EOS AM-1 ) , tomada 17 de


una edad menor al millón de años ( Pleistoceno y
mayo de 2001 ( sitio de Thomas M. Iliffe, Texas A&M ) . Holoceno) .

Clima

Por su posición en la porción tropical del hemisferio norte, se encuentra influenciado por los fenó-
menos climatológicos que le son característicos, tales como los ciclones, los nortes y los vientos
alisios. También, por su conformación peninsular, recibe las influencias marítimas del Mar Caribe
y del Océano Atlántico, lo que aunado a la ausencia de barreras orográficas, propicia condiciones
climatológicas muy particulares que la diferencian de otras regiones del país. En la península pre-
dominan los climas tropicales subhúmedos ( Aw ) , que se distribuyen en un gradiente que va
desde el ángulo noroccidental hacia el sureste, en el que progresivamente aumenta la humedad.
Además, se registra un clima seco ( Bs ) ubicado en una estrecha franja del litoral en su porción
yucateca.
7
Como efecto directo de su posición latitudinal la península
se ve sometida a una intensa radiación solar durante el año,
lo que motiva la ocurrencia de altas temperaturas diurnas en
el mismo lapso.

Son rasgos característicos del clima en la región:


• la presencia de temperaturas relativamente altas du-
rante el día ( por lo regular arriba de 30°C ) y sensi-
blemente uniforme en el transcurso del año;
• en su régimen pluvial, la dominancia de una condición
subhúmeda en la mayor parte de su territorio, la cual
genera lluvias abundantes y de relativamente alta in-
tensidad en los meses de mayo a octubre, comple-
mentada por sequía que se presenta en los meses de
noviembre a mayo;

• La ocurrencia de ciclones en los meses de junio a oc-


tubre, presentándose los considerados peligrosos cada
8 y 15 años.

Suelos

El proceso de formación de suelos en la


península es amplio y complejo, en don-
de el desarrollo in situ de los terrenos
elevados se complementa con el acarreo
hídrico y el arrastre de los materiales
edáficos que se van conformado, así co-
mo su acumulación en las partes bajas
circundantes.

8
Los suelos de la península son más profundos en el sur y centro del área, pero hacia el
norte y costas se van haciendo cada vez más delgados y pedregosos. En los diferentes
tipos de suelos presentes, la fertilidad natural en muchos de ellos es baja y de mediana
a alta en los otros, pero en todos los casos se pierde rápidamente en la medida que se
pierda la materia orgánica que le proporciona la vegetación natural y en el caso de sue-
los en aprovechamiento agrícola por aquella materia orgánica que les aporten los agri-
cultores.

En las áreas agrícolas mayas se maneja un extenso repertorio de términos relativos a


los suelos, lo que hacer suponer la existencia de una gran variedad de tipos edáficos.
Inclusive se ha pensado que es un sistema de clasificación equiparable a los métodos
taxonómicos modernos.

Entre los agricultores mayas, el conocimiento tradicional de los suelos constituye un


saber empírico derivado de su práctica concreta. Acervo milenario que forma parte de
su legado cultural y que perdura en el habla maya cotidiana, sigue siendo un referen-
te empírico para la toma de decisiones sobre el uso y manejo agrícola de los suelos.
Históricamente dicho conocimiento ha sustentado la reproducción biológica y cultural
de un importante conglomerado social.

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Hidrología:

Bajo la gran planicie peninsular, prácticamente carente de


escurrimientos superficiales, subyace un acuífero cuya di-
námica está regida por la naturaleza cárstica del sustrato
geológico, muy permeable y transitable; por el régimen plu-
viométrico, que propicia la recarga estacional debido a la
infiltración, y por la evapotranspiración de la cubierta vege-
tal, que constituye la mayor pérdida. El agua captada por
infiltración fluye desde el centro-sur de la península, en
abanico hacia el norte, y hacia las costas, donde se des-
carga al mar, y exceptuando a una porción del sur peninsu-
lar donde el sustrato yesoso deteriora su calidad, en el re-
sto del territorio es de regular a muy buena calidad.

La explotación del acuífero en actividades humanas es mínima, comparada con la magnitud del
flujo hidrológico. Sin embargo, la concentración de dichas actividades en áreas donde la fase de
agua dulce es de menor espesor ( l os grandes centros urbanos se ubican en, o muy cercanos
a, los litorales ) , pone en riesgo su calidad, acentuada por la ausencia de una cultura que evite
la contaminación.

La facilidad de infiltración, el aún bajo nivel de explo-


tación del acuífero, y la distribución de las actividades
impactantes, determinan la existencia de un patrón de
contaminación puntual ( de origen urbano-industrial,
agrícola y pecuario ) , que varía estacionalmente por
la dinámica hidrológica de recarga-descarga. Sin em-
bargo, indicios recientemente aportados de la presen-
cia de contaminantes en los sedimentos de los hume-
dales del cordón litoral norteño, donde descarga la
mayor parte del acuífero, representan advertencias de
una transformación de la dimensión cuantitativa del
fenómeno de la contaminación a otro estadio cualitati-
10
10 vo del mismo.
Características climáticas a ser consideradas:

En resumen, en el manejo agrícola del territorio debe tomarse en cuenta que la mayor limitan-
te está en los suelos delgados, pedregosos y con una fertilidad que se puede perder fácilmente
aunque sean profundos y que las precipitaciones se dan estacionalmente y hay una intensa
temporada seca. El riego y la fertilización deben planearse adecuadamente por el riesgo de
hacer un uso inapropiado del acuífero, ya sea extrayendo demasiada agua o enviando a él mu-
chas sales de nitratos, sulfatos o cloruros mediante el expediente sencillo de aplicaciones de
fertilizantes que vayan más allá de las capacidades de extracción de las plantas cultivadas.

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11
Vegetación

La mayor extensión está cubierta por las selvas baja


caducifolia, mediana subcaducifolia y mediana sub-
perennifolia y perennifolia que apenas está represen-
tada.

En Yucatán predomina la selva baja caducifolia, baja


caducifolia espinosa y mediana subcaducifolia.

En Campeche domina la selva mediana subcaducifo-


lia, selva mediana subperennifolia, alta perennifolia,
selva baja inundable, sabanas, petenes y manglares.

En Quintana Roo se encuentra mayoritariamen-


te la selva mediana subperennifolia y los man-
glares. En los tres estados está presente la ve-
getación de duna costera, carrizales, seibada-
les y tulares ( hidrófitos ) .

La flora de la península se estima compuesta de


cerca de 2500 especies ( Carnevali et al. 2003 )
y constituida por elementos de un componente
neotropical, uno centroamericano, otro del sures-
te de México y Guatemala, un componente anti-
llano y uno endémico.

Además existen cada vez más especies provenientes de otras partes del mundo que
se han venido naturalizando en la península, fundamentalmente debido a la acción
humana.

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12
LA SOCIEDAD RURAL

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Hasta el año 2000 la población total en la Península de Yucatán era de 3´223,862 habitantes, con
una densidad de 22 habitantes por km2 una de las más bajas del país.

Esta población peninsular deja ver cinco focos de gran concentración demográfica que agrupan
al 47% del total: se trata de Mérida, Cancún, Campeche, Chetumal y Ciudad del Carmen. Se
distinguen también 14 centros urbanos medianos con el 12% de la población total; 112 peque-
ños centros urbano-rurales que albergan a no más de 15 mil habitantes con el 20%, y finalmen-
te, el 21% de población restante distribuida en 8,496 localidades, de las cuales 7,189 tienen
menos de 50 habitantes cada una .

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Localidad con Población de las Fecha oficial de
Población
mayor localidades fundación de la
Estado Municipios municipal total en
concentración principales en principal concentración
2000
urbana 2000 (1) urbana (2)
Mérida,
Yucatán Kanasín y Mérida 727,331 793,391 1546
Umán
Quintana Roo Benito Juárez Cancún 397,000 419,815 1975
Campeche Campeche Campeche 191,000 216,897 1540
Quintana Roo Othón Blanco Chetumal 122,000 208,164 1898
Campeche Carmen Ciudad del Carmen 83,806 172,076 1813
Pobl. total focos de mayor concentración urbana 1,521,137 1,810,343
Población total peninsular 3,223,862
% población focos mayor concentración urbana 47.18%

Fuente XI y XII Censos de Población 1990 y 2000, INEGI

La población rural encontrada en nuestro análisis resultó de mayor grosor poblacional que
la manejada por las estadísticas oficiales y alcanza un cercano 40% de la población total a
escala peninsular. Esto porque dichas estadísticas establecen un límite arbitrario concebi-
do como población rural a aquellas localidades no mayores de 2,500 habitantes. En tanto
en el ambiente regional muchos pueblos de hasta 15 mil habitantes en la entidad, preser-
van los valores rurales fundados en las actividades primarias y la relación con su territorio
como totalidad local.

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Desde el punto de vista de la identidad social,
destaca a nivel peninsular la existencia de una
macroetnia territorial como cultura ocupante de
grandes superficies de tierras y recursos, sabe-
res y tecnoeconomías, así como el recurso de
comunicación muy extendido a partir de su len-
gua materna.

Tampoco está por demás señalar que en procesos como la apicultura, cítricos, hortalizas y ex-
plotación forestal, estos saberes nativos imponen el sello de la ecología cultural al no especiali-
zarse y mantener la estrategia de los usos múltiples. Hay, pues, una especie de custodia étnica
de los recursos, la biodiversidad e importantes referentes valorativos que la población no maya o
mestiza está obligada a respetar por lo menos.

Identificamos tres núcleos duros de identidad cultural:


• el extendido bilingüismo maya-español de casi todos los grupos rurales que hoy pueblan
la península;
• la existencia real o imaginaria de la comunidad indígena que regula los accesos a la tierra
y la pertenencia étnica y
• la preservación de conocimientos y saberes indígenas sobre las tecnologías agrícolas,
medicina tradicional y herbolaria, así como la llamada agricultura de solar que sintetiza sa-
beres, prácticas y cosmovisión de una cultura en adecuación permanente.

Uno de los atributos de la fuerte pertenencia étnica en la península es el habla maya asociada al
español. Recientes estudios indican que el bilingüismo regional envuelve a casi el 47% de la po-
blación total peninsular: 1´510,786 individuos. A ese núcleo de la identidad maya sumamos noso-
tros las extensas superficies de tierra ejidal bajo el formato indígena de los llamados usos comu-
nes: un acuerdo colectivo que prioriza al grupo antes que al individuo y que lo involucra con nor-
mas sancionadas por una comunidad real o imaginaria. Este comunitarismo indígena es ejercita-
do por la etnia como el mayor legado de una tradición indígena que aboga por el cuidado me-
dioambiental y la solidaridad intergeneracional, es decir, la sostenibilidad de los recursos básicos
para esta y las generaciones que los antecedan.

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Con una superficie total de 14´777,000 hectáreas, el territorio peninsular alberga 8´507 000 hectá-
reas de tierra social, es decir, el 58% está en manos de 1,389 grupos ejidales y comunidades
agrarias. El restante 42% de la superficie peninsular está ocupado por propiedades privadas y
múltiples centros urbanos y asentamientos humanos de diversas escalas poblacionales. De tal
modo que la tenencia ejidal es la estructura agraria predominante a escala regional con casi 9 mi-
llones de hectáreas, y de esta más del 80% quedó en usos comunes una vez aplicada la nueva ley
agraria de 1993.

A tal magnitud de las posesiones indígenas, se corresponde un gran contingente social compuesto
por aproximadamente 250,000 sujetos ejidales, que en caso de que fueran jefes de familia con 5
individuos por lo menos, totalizan hoy día a una población ejidal igual o mayor al millón de habitan-
tes peninsulares. Justamente, una población mayormente indígena poseedora de extensos recur-
sos naturales bajo la custodia étnica.

Al respecto, los últimos reportes masivos sobre esta tierra ejidal muestran que el uso mayoritario
es el agrícola y forestal, seguido del llamado uso agropecuario que concilia procesos agrícolas con
pequeños hatos de ganadería mayor y menor. Es decir, la ganadería bovina no ocupa ciertamente
más del 20% del total de la tierra ejidal, lo que ha preservado en bastante medida la biodiversidad
nativa y de pequeña escala que no rompen de manera radical los ecosistemas peninsulares.

La agricultura tradicional y las tecnoeconomías indíge-


nas se configuran como el tercer núcleo de la identidad
maya peninsular. Asociados al habla maya y los usos
comunes de la tierra, los saberes indígenas de la Penín-
sula de Yucatán ponen como centro estratégico de la
sostenibilidad al uso múltiple de los espacios producti-
vos, caso del policultivo de la milpa tan extendido en la
región y la rica agricultura de solar que sintetiza la con-
ciencia ecológica y social del pueblo maya viviente.

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Una de las principales expresiones de los cambios que ha tenido la economía peninsular ha sido
el abandono de las actividades del sector primario y la creciente participación de la población rural
en actividades de los sectores secundarios y terciarios, principalmente en las industrias manufac-
turera y de la construcción y en el sector servicios. La ocupación rural urbana se ha incrementado
a tal grado, que la mayoría de las comunidades localizadas alrededor de las grandes urbanizacio-
nes de la península, se han transformado en poblaciones dormitorio.

La ocupación rural urbana también ha fomentado la migración, es-


pecialmente de jóvenes adultos. En la actualidad existen tres gran-
des flujos migratorios en la península.

El primer flujo es interno y es la población rural que migra a las ciu-


dades medianas y grandes de la península, para trabajar como jor-
naleros agrícolas en granjas e invernaderos; en las industrias de la
construcción y de la maquila y en el servicio doméstico y el comer-
cio ( ciudades de Mérida y Campeche, así como aquellas en las
que se han instalado maquiladoras, como Maxcanú, Motul, Umán,
Valladolid, Izamal, y las zonas donde se han instalado las me-
Fotografías Diario de Yucatán gaempresas agrícolas como Acanceh y Baca) .

El segundo flujo, también interno, es el generado por el polo turístico de Cancún y el petrolero de
la sonda de Campeche, en El Carmen. El centro vacacional de Cancún por ejemplo, tuvo un in-
cremento poblacional de 320% en menos de 25 años ( 1 977-2000 ) pasando de 100,000 a
419,815 habitantes. Campeche, Chiapas, el Distrito Federal, Tabasco, Veracruz y Yucatán fueron
las entidades con inmigrantes en Quintana Roo.

El tercer flujo es internacional, y se genera por la


migración de pobladores peninsulares, principal-
mente de Quintana Roo y Yucatán, a otros países,
en especial los Estados Unidos de Norteamérica y
Canadá.

Fotografía Indemaya
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Con respecto a las condiciones de vida de la población rural en la península, con base en los indica-
dores que maneja la Comisión Nacional de Población ( CONAPO ) para establecer los índices de
marginación, los municipios que muestran índices de marginación muy altos y altos se pueden consi-
derar fundamentalmente rurales e indígenas: Campeche y Yucatán son consideradas entidades fe-
derativas con un índice alto de marginación; Quintana Roo con un índice medio.

Municipios de la Península de Yucatán con muy alta marginalidad

% Población
% Población
% Ocupantes % Viviendas % Ocupantes ocupada con
en localidades
Entidad en viviendas con algún en viviendas ingreso de Índice de
Municipio con m enos de
federativa / sin agua nivel de con piso de hasta 2 m arginación
5 000
entubada hacinam iento tierra salarios
habitantes
m ínim os
Campeche Calakmul 71.73 75.13 52.67 100.00 86.84 1.45751
Yucatán Cantamayec 6.40 77.04 15.54 100.00 95.04 1.06322
Yucatán Chacsinkín 1.28 76.60 23.69 100.00 93.76 1.06104
Yucatán Chemax 14.92 76.48 28.19 60.24 82.22 1.26487
Yucatán Mayapán 1.14 76.92 8.15 100.00 94.32 1.30596
Yucatán Tahdziú 12.44 80.87 42.21 100.00 93.37 1.67102
Total/Prom edio 17.99 77.17 28.41 90.92

CONAPO con base en el XII Censo General de Población y Vivienda, 2000.

Observamos que todos los municipios con el 70% y más de mayahablantes se encuentran en la ca-
tegoría de alta y muy alta marginación. Si hacemos un análisis tomando como muestra a los muni-
cipios de muy alta marginación en Yucatán se observa que estos tienen una población mayor del
90% de mayahablantes. Así, la población peninsular que vive con un grado de marginación muy
alto se estima en poco menos de 60,000 personas de los municipios de Calakmul en Campeche y
Tahdziú, Mazapán, Chemax, Cantamayec y Chacsinkín enYucatán.

Con un grado alto de marginación viven poco más de 800,000 habitantes de 5 municipios de Cam-
peche ( C andelaria, Escárcega, Hopelchén, Palizada y Tenabo ) , de 3 municipios de Quintana
Roo ( Felipe Carrillo Puerto, José María Morelos y Lázaro Cárdenas ) y de 77 municipios de Yuca-

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SITUACIÓN PRODUCTIVA
AGROPECUARIA
Subsector agrícola

Henequén
El henequén - Agave fourcroydes, Lemaire - es originario de México. Se trata de un cultivo y
una agroindustria de larga y triste memoria regional. La fibra es la que se ha usado principal-
mente; se obtiene descortezando las hojas; se ha dedicado fundamentalmente para elaborar
hilos agrícolas ( binder y baler twine ) , hilos comerciales, sogas industriales y ganaderas, te-
las, sacos, tapetes y decorativos.

La agricultura henequenera es una cadena productiva agroindustrial compuesta de tres fases


interrelacionadas: la agrícola productora de hojas de henequén, la de desfibración productora
de la fibra y la cordelera productora de hilos agrícolas y comerciales, sacos, telas y otros; cade-
na dominada por la lógica industrial cordelera, donde es la fase agrícola la que presenta la más
compleja problemática y absorbe al 80 % de los trabajadores ocupados en la estructura global.

La zona henequenera, como el espacio geoeconómico


donde se ha dado históricamente la producción se for-
mó desde los inicios de la agroindustria de este agave
en la década de 1880, en la porción noroccidental de
la península y del propio estado de Yucatán, en torno a
la ciudad de Mérida.
Desde 1960 el proceso de contracción de las áreas,
superficies y volúmenes ha venido acelerándose, pero
a partir de los años noventa se volvió derrumbe bajo el
efecto combinado de la crisis, de la diversificación pro-
ductiva y económica que desde aquellos años vive Yu-
catán y de la aplicación de las políticas neoliberales
que demolieron lo que quedaba.
20
De gran productor de fibra de henequén y de ma-
nufacturados de éste se ha pasado a ser importa-
dor de fibra ( principalmente sisal brasileño) pa-
ra abastecer a la industria cordelera regional y
cubrir la demanda internacional y nacional de ma-
nufacturados que todavía existe para los produc-
Año Mpios Ha T Fibra tos elaborados en Yucatán. Según declaraciones
1960 71 165,000 137,000
de funcionarios del gobierno estatal se importan
1970 66 150,000 118,000
en 2005, un promedio de 15 mil toneladas anua-
1983 58 118,000 62,400
les de sisal, ante la baja tan drástica de la pro-
1992 53 52,000 23,000

2002 35 20,300 8,286 ducción de ésta.


2004 24 9,700 4,386

Maíz y milpa
La producción de maíz peninsular se realiza en milpa tradicional y en los llamados mecanizados.
La primera se basa en la roza-tumba-quema o sus variantes; los milperos hacen sus milpas con
el propósito de producir alimentos básicos principalmente maíz y propiciar la obtención de pro-
ductos forestales como la leña. Dicho de otra forma, los campesinos milperos se dan a la tarea
año tras año, de interrumpir el crecimiento de la vegetación para cultivar plantas de maíz, las cua-
les asocian con calabazas, frijol e ibes y otras plantas cultivadas. El rendimiento medio del maíz
en la milpa es de 700 kg/ha.

21
La producción de maíz en la Península de Yucatán que incluye tanto a la milpa tradicional co-
mo a los mecanizados y a las siembras de riego que se realizan en superficies en otoño- in-
vierno principalmente. Para el ciclo agrícola 2003/04 fue de 403,918 ha y 447,103 t y un rendi-
miento medio de 1.1 t/ha. Es necesario indicar, que el maíz que se cultiva con riego son áreas
menores en relación a los de milpa tradicional y mecanizados, su principal objetivo es la pro-
ducción de maíz para consumo en elotes.

Al principio del milenio los problemas productivos que aquejan a la producción del maíz, con
mayor rigor a la milpa tradicional, son la disminución de los rendimientos agrícolas y forestales
y el aumento de las jornadas de trabajo para producir los bienes que le son indispensables a
las familias campesinas que cultivan la milpa, Duch ( 1993 ) . Así como un proceso de diversi-
ficación de las actividades económicas a que se ven obligadas las familias campesinas para
subsistir.

La mayoría de las familias campesinas milperas


yucatecos tiene que invertir más trabajo para
obtener menos productos agrícolas y forestales.
Las causas que ocasionan este abatimiento de
la producción milpera, son un conjunto complejo
de circunstancias en las que destacan, por su
evidencia, la reducción de los tiempos de des-
canso en los montes usados para las milpas, el
aumento de los costos de los bienes de primera
necesidad que requieren las unidades campesi-
nas para subsistir y producir, así como el incre-
mento de la demanda de bienes no agrícolas
que requieren estas familias milperas

22
Fruticultura
Vista la fruticultura regional desde sus componentes culturales, técnicos, sociales y económicos,
el destino de la producción tiene tres finalidades distintas: para autoconsumo, autoconsumo-
venta y exclusivamente comercial, dependiendo de los agentes involucrados y la magnitud del
proceso. Consecuentemente, las unidades de producción para estos fines lo constituyen los huer-
tos familiares, solares rurales, quintas urbanas, parcelas de unidades de riego y temporal y los
cultivos especializados de monocultivos.

En este contexto, la fruticultura puede ser diversificada o especializada, la primera se ubica gene-
ralmente en los huertos, las “ q uintas ” y parcelas productivas, siendo su principal característica
el cultivo de frutales nativos ( m amey, aguacate, saramullo, nance, caimito, ciruela, entre otras )
y frutales criollos introducidos ( naranja dulce, mandarina, limón dulce, lima agria, persa, toronja,
mango, entre otras ) . La especialización de cultivos se observa con las plantaciones de naranja
‘ V alencia’ y en los últimos años ( 2004-2006 ) , con plantaciones de papaya ‘ Maradol ’ , ma-
rañón, mango, toronja, limón persa en la zona centro y oriente del estado de Yucatán, con mani-
festaciones similares en los estados de Campeche y Quintana Roo . Adicionalmente surgen otros
cultivos de importancia como el limón persa, limón italiano y toronja como plantaciones especiali-
zadas con grandes perspectivas de comercio.

23
La superficie cubierta por los frutales de la península es de 52,345.88 hectáreas y constituyen
apenas un 4.64% del total cultivado. El estado de Yucatán con mayor superficie cultivada, pre-
senta una menor proporción territorial destinada a los frutales ( 3.51% ) , seguido de Quintana
Roo ( 4.45% ) y Campeche con 8.7%.

Se observa para Yucatán la participación de 28 cultivos, 15 para Campeche y 15 para Quintana


Roo, que forman un conjunto de 34 especies de cultivos importantes en la fruticultura. De estas
especies frutícolas es notoria la presencia de 21 cultivos de origen introducido ( 61.76 % ) mien-
tras que los frutales nativos forman los restantes 38.24 %, este fenómeno se hace cada vez más
frecuente en el proceso frutícola y otros procesos ( hortalizas, ganadería ) , dejando clara la evi-
dencia de que cada vez los cultivos introducidos van ganado espacios en la región peninsular.

Las aportaciones de frutales al valor de producción estatal indican que en Yucatán la aportación
de los cultivos frutales al valor de la producción agrícola estatal es de 24.72 %, mientras que en
Campeche y Quintana Roo, los valores son menores ( 13.97 y 14.69 % respectivamente) .

En Yucatán, la antigua citricultura del


sur ( Plan Chac ) y la nueva ( d e la
zona centro y oriente) , no se han
beneficiado sustancialmente en los
últimos años de los programas guber-
namentales; los productores continú-
an con su modelo sencillo y tradicio-
nal de cultivo y trabajo, con lo cuál
obtienen su producto a pesar de care-
cer de sistemas modernos de riego y
de la aplicación de paquetes tecnoló-
gicos, lo que influyen en la calidad y
rendimiento bajo de la naranja.

24
La asistencia técnica se imparte a grupos empresariales especializados en forma regular, pero
es casi inexistente para grupos campesinos y ejidales independientes, para quienes la infraes-
tructura de riego por gravedad o de aspersión forman los medios más usuales de distribución
del agua, en tanto los equipos de bombeo, canales y tuberías de riego se encuentran en una
etapa de decadencia, lo que implica cotidianamente mayor inversión de recursos por parte de
los productores en la reparación de estos servicios.

Para Campeche y Quintana Roo, el impacto de estos programas ha sido menor. La naranja
dulce tuvo aportaciones significativas hasta el año 2004 y en los últimos años ha caído drásti-
camente su producción. A excepción de la toronja, limón persa y otros frutales como la papaya
Maradol, que se mantienen en despunte, la fruticultura tiene graves problemas técnicos y pue-
de compararse de igual forma con los problemas de Yucatán.

25
Hortalizas

Para 1980 la superficie sembrada con hortalizas representaba el 0.35% de la superficie total
sembrada en Campeche y para el año 2000 había llegado al 5.15% y después descendió al
3.18% en 2004. En el caso de Quintana Roo, los porcentajes respectivos fueron 0.41, 3.47 y
23.63%, lo cual habla de un importante crecimiento de la importancia de la superficie sembrada
con hortalizas en el subsector agrícola de ese estado. Por su parte, en Yucatán los porcentajes
respectivos fueron: 2.03, 2.37 y 2.18% lo que señala una estabilidad durante todo el período.

Los rendimientos medios alcanzaron sus máximos históricos cerca del inicio del período consi-
derado ( 1 980-2004) quizá debido al hecho de que los precios medios rurales que se les paga
a los productores han caído en términos reales, de manera que los productores siguen en la pro-
ducción mediante el expediente de reducir costos aunque eso signifique una disminución del
rendimiento.

Sin embargo, lo anterior no es una situación generalizada, sino que se da por segmentos de pro-
ductores, afectando más a los del primer segmento, menos a los del segundo y nada a los del
tercero.

El primer segmento lo constituyen produc-


tores campesinos que se basan casi exclu-
sivamente en el trabajo familiar y en la dis-
tribución de tareas y responsabilidades fa-
miliares y utilizan hasta un 33% de trabajo
asalariado. Se asocian a sistemas de pro-
ducción olerícola para el autoabasto y algo
al mercado, como el solar, conuco, pach ’
pakal, y en suelos someros y pedregosos
ya sea en parcelas temporales o definiti-
vas, en ocasiones con aplicaciones de ba-
gazo de henequén.

26
Segundo segmento de productores que a su vez puede ser dividido en dos estratos:

• Pequeños productores que se asocian mediante alguna


figura organizativa como SPR o alguna otra, pero que lo
hacen en virtud de que es requisito para acceder a las
ofertas de apoyos estatales, o la presencia de algún co-
mercializador, industrializador u otro agente que les atrae
con la oferta de absorber toda la producción que obten-
gan.

• Productores capitalistas, con experiencia o sin


ella, que entran a la producción de chile habanero
por la expectativa de negocio que este cultivo re-
presenta en la actualidad.

El tercer segmento se estructura con grandes


empresas de alta capacidad económica y tec-
nológica, generalmente con una base en el
extranjero y su mercado principal es el exter-
no. Pueden producir a cielo abierto en suelos
profundos con riego y labranza mecanizada,
con agricultura convencional u orgánica, otros
realizan su producción bajo invernaderos e
hidroponía.

Los apoyos gubernamentales para productores del primer segmento que se dedicaron al chile
habanero fueron anualmente del rango de 5,141.10, 2,043.70, 887.76 y 929.97 pesos, en el
lapso de 2002 al 2005.

Para los del segundo segmento fueron durante el período 2003-2005 de 27,582.75, 27,164.47
y 2,742.19 pesos.

27
En el caso de una empresa del tercer segmento, que tiene invernaderos en los que produce chi-
le habanero y otras hortalizas, el gobierno de Yucatán ha apoyado al grupo de inversionistas
( e stadounidenses ) con la rehabilitación de caminos, recalibración de líneas de energía y la
perforación de pozos profundos para sistemas de riego. Hasta ahora el gobierno estatal ha per-
forado dos pozos y 180 pocetas como apoyo para la construcción de los invernaderos con un
costo aproximado de 100 mil pesos y de 30 mil pesos por parte de los inversionistas. De manera
directa, con los trabajos se generarán 200 empleos directos y otros 200 más en tiempo de cose-
cha.

En sistemas de producción tradicional se utilizan de 225 a 256 jornales familiares por hectárea;
en sistemas convencionales capitalistas el número de jornales por hectárea es alto, así, para el
tomate fluctúa entre 211 y 369, en el chile es de 247 a 459 y en la sandia de entre 173 y 324.
Por su parte sistemas intensivos como los de la agricultura protegida llegan a requerir de 3600 a
5000 jornales por hectárea en el cultivo de chile bajo invernadero hidropónico.

La superficie dedicada a la producción de hortalizas no ha crecido en los últimos 25 años en Yu-


catán y si en Campeche y Quintana Roo, pero en estos estados es muy poca la importancia ab-
soluta en cuanto al número de hectáreas incorporadas, de forma tal que puede señalarse que no
ha habido la intensificación adecuada en el uso de recursos productivos dentro del ámbito agríco-
la.

Por ello, la generación de empleo en los segmentos uno y dos de productores ha sido bastante
reducida, muy por debajo de su potencialidad. De consolidarse la experiencia de los productores
del tercer segmento en unos años se podrá hablar de casi 4000 empleos generados, pero actual-
mente se tendrán unos 600 logrados.

28
Así como no ha habido incremento en la superficie dedicada a hortalizas, tampoco ha habido
crecimiento en los volúmenes producidos, excepción hecha de las hortalizas que se producen
para la exportación, por lo que no puede hablarse de un mejoramiento de la nutrición de las
familias de manera directa por una mejor oferta de productos frescos
.
Ha habido incremento en la cantidad de divisas captadas por productores del segundo seg-
mento que han sido capaces de exportar su producción ( caso del chile habanero ) . En el ca-
so de las empresas extranjeras ( t ercer segmento ) no necesariamente traen las divisas cap-
tadas, pues éstas se quedan en sus lugares de origen.

La activación de otras actividades económicas es posible gracias a los requerimientos de ma-


terias primas, equipos, servicios que las empresas dedicadas a la actividad olerícola generen.
Esto ha sido válido para las empresas de los productores de los dos primeros segmentos. En
el caso de las empresas de origen extranjero, traen sus materias primas: semillas, fertilizan-
tes, plaguicidas, sustratos, con lo cual sólo requieren servicios de aduanas y transportes. En
cuanto a equipos ( c omo los invernaderos, sistemas de riego, proporcionadores de fertilizan-
tes ) , sucede lo mismo que con la materia prima, de manera que no se activan otras acciones
económicas de empresas locales o nacionales. En resumen, la activación económica genera-
da por las empresas extranjeras se limita fundamentalmente a la contratación de mano de
obra.

Por último, el mejoramiento tecnológico se da cuando otros productores pueden ver cómo se
aplica la técnica en esas empresas y esta técnica es adaptable y adoptable a las condiciones
de sus propias empresas. Sin embargo, en estas empresas aun los empleados desconocen
los fundamentos y características de las operaciones técnicas que se llevan al cabo; por ejem-
plo, en la formulación de soluciones nutritivas no basta saber que fertilizantes se usan y en
que cantidades sino las características del programa de cómputo que controla la periodicidad,
volumen, concentración, acidez, conductividad eléctrica y otras características de la solución
nutritiva que está llegando a las plantas y que puede ser diferente de hora a hora, de día a
día, de cultivo a cultivo, etc.

La llegada de empresas extranjeras con desarrollos tecnológicos de punta si genera la expec-


tativa del mejoramiento tecnológico, pero debe tenerse claro que éste sólo tiene lugar en la
medida que haya desarrollos logrados localmente.
29
Solar

La agricultura de solar es una forma de producir alimentos, medicinas, material para construcción,
utensilios, forrajes y muchos otros artículos destinados a cubrir las necesidades de la familia, con la
particularidad que esta forma de agricultura se realiza en las inmediaciones de la casa habitación.
Los solares reciben varios nombres, entre los que destacan el de patio, traspatio y huerto familiar.
Desde la época de los mayas ya existían solares parecidos a los que ahora todavía vemos en las
comunidades rurales y, como hasta la fecha, se criaban animales y se cultivaban plantas de interés
para la comunidad.

El solar es un reservorio de las especies vegetales y animales del


campesino maya; es también su laboratorio y su importancia estri-
ba en ser no sólo un espacio intensivo de trabajo, sino el vínculo
primordial de la socialización de los saberes de tipo generacional,
de selección de semillas y de todos los inventarios tecnoeconómi-
cos de la familia rural.

De manera generalizada en un sinnúmero de pueblos rurales de la


Península, la milpa y el solar conforman el basamento de obten-
ción de recursos básicos mediante la transferencia de recursos
genéticos, trabajo y el compartimiento de los calendarios natura-
les, así como de rituales que dan permanencia fuertes significados
socioculturales en la actualidad.

Fotografía Indemaya

30
Subsector pecuario

El subsector pecuario es el que mayor dinamismo ha mostrado dentro del disminuido sector prima-
rio peninsular durante los últimos cinco lustros, en contraste con el estancamiento o la reducción
de las actividades agrícolas, pesqueras y forestales. Su producción de bienes y valores lo caracte-
rizan como la principal actividad primaria peninsular y por su nivel de integración, también impacta
en los sectores secundario y terciario.

Pesquera
12% Agrícola
Forestal 21%
1%

Pecuaria
66%

Figura Valor de la producción agropecuaria en la Península. 2004.

31
Destacan la avicultura, la porcicultura, la ganadería bovina y la apicultura. Las primeras dos, princi-
palmente en Yucatán, en tanto que en la ganadería y en la apicultura, la aportación de Campeche
es significativa. En contraste, en Quintana Roo la actividad pecuaria es marginal y deficitaria ante la
importancia turística de la región.

Gallinaceas Apicultura
21.83% 23.17% Guajolote
1.00%

Otros
3.07%
Ovino
Huevo
Leche 0.35%
8.25%
1.71% Caprino
Porcino
28.77% 0.01%
Bovino
14.91%

Figura 2. Aporte al valor de la producción pecuaria peninsular. 2004

La modernización de la infraestructura portuaria y de comunicación terrestre, el nuevo marco


agrario, la desregulación del comercio internacional, el reconocimiento internacional para la
construcción de una zona libre de enfermedades bajo regulación, así como el apoyo con instru-
mentos de política estatal, propiciaron el despunte del sector pecuario. Como resultado Yuca-
tán se colocó entre los primeros lugares en la producción de cerdo, de carne de pollo, de huevo
y de guajolote, a la vez que la península continúo como primer exportador de miel.

32
La actual fisonomía del esquema productivo peninsular está conformada por tres grandes esque-
mas, a saber: un conjunto de procesos de tipo industrial, que muestra el mayor dinamismo y con-
centra la mayor parte de los recursos y los productos; la ganadería bovina, que aún conserva
gran parte de su carácter extensivo; y la apicultura, basada productivamente en la economía
campesina, pero sometida a una gran intermediación que acapara los beneficios del comercio
internacional.

Procesos pecuarios industriales


Las actividades que han asumido una organiza-
ción industrial son la producción de carne de po-
llo, la de huevo, la de carne de guajolote y la por-
cicultura. Recientemente la producción ovina se
convierte a este esquema.
La connotación industrial proviene de su organi-
zación productiva desvinculada de su entorno
agrícola, de la gran magnitud de sus operaciones,
del uso de paquetes tecnológicos y de sus altos
niveles de integración basados en el aprovecha-
miento de economías de escala. Consustancial a
ello, este tipo de explotaciones dependen com-
pletamente de la importación de materias primas
alimenticias, se caracterizan por su fuerte con-
centración productiva de tipo oligopólica o mono-
pólica, se integran a esquemas empresariales de
alcance trasnacional, están enfocados en gran
parte al mercado de exportación, aunque satisfa-
ce las demandas regional y nacional y provocan
un fuerte impacto ambiental.

33
Ganadería bovina

La ganadería bovina se caracteriza en su mayor parte por su carácter extensivo. En el subsec-


tor guarda un lugar secundario con la reducción tanto de la superficie ocupada, como la del
hato; no obstante se es autosuficiente en carne de bovino.

Depende fuertemente del comportamiento ambiental ( una sequía de siete meses ) por su
efecto sobre la producción forrajera. La estacionalidad productiva se manifiesta, entre otros
efectos, en el alargamiento del periodo entre partos y en los bajos pesos al destete. Por otro
lado, a pesar de las campañas sanitarias para la erradicación de la tuberculosis y brucelosis,
las características del relieve peninsular, determinan el carácter enzoótico de la rabia paralíti-
ca.

La ganadería peninsular está enfocada a la producción de carne, principalmente a la de ani-


males destetados, aunque destacan pocos ranchos dedicados a la cría de reproductores.
Gran parte de los becerros destetados son engordados en otras regiones, inclusive en el ex-
tranjero. La producción láctea es limitada y muy localizada, y se destina a la producción arte-
sanal de derivados lácteos. Los esfuerzos de las asociaciones de ganaderos por asumir es-
quemas de integración han devenido en infraestructura subutilizada, a pesar de su cercanía al
polo turístico de Quintana Roo, altamente demandante de sus productos.

34
Apicultura

La apicultura, a pesar de su reconocida presencia en el contexto


internacional continúa siendo una actividad basada principalmente
en la economía campesina, aunque recientemente han aparecido
unidades especializadas que también se integran en la interme-
diación. La base principal de su persistencia como proceso que
involucra un importante contingente campesino, lo constituyen el
conocimiento productivo de los campesinos mayas y la presencia
de vegetación melífera ( tsitsilché, tahonal y enredaderas ) a lo
largo de todo el año. Es una actividad productivamente dispersa,
fuertemente vinculada al componente vegetal nativo y por lo tanto
a los efectos ambientales, con niveles tecnológicos básicos y altos
niveles productivos.

La actividad se desarrolla enfrentando fenómenos como la africanización, o a problemáticas am-


bientales, como la sequía que afecta a la flora melífera y la presencia de huracanes, que destru-
yen la flora y los apiarios; la infestación parasitaria ( varroasis ) , así como la acción de interme-
diarios que se aprovechan de la dispersión productiva, de la distribución de insumos y herramien-
tas, de la necesidad del procesamiento de la miel y de las exigencias de los estándares para el
comercio internacional, para obtener las ganancias de la producción de miel de los campesinos
peninsulares.

35
CONCLUSIONES
Efectivamente nuestra visión regional revela a una gruesa sociedad rural con extendidas
posesiones territoriales y una custodia muy extendida de patrimonios de diversidad biológi-
ca y cultural. Hay que hacer notar que aunque los tres grandes motores de la economía re-
gional, petróleo, turismo y servicios, han creado un fenómeno de urbanismo fuerte, el gro-
sor de la población rural sigue manteniéndose, en un cercano 40%, en virtud de una matriz
cultural originaria.

A partir del diagnóstico anterior se revela la extendida fuerza y presencia de la agricultura


familiar a escala peninsular. Por una parte, el gran contingente agrosocial que de ella sub-
siste y por la otra el tipo de custodia de la gran diversidad biológica que se gesta en este
sector social, sobre la base de los usos múltiples de la tierra y el papel que juega en la
identidad y el trabajo de las múltiples comunidades campesinas. A esta realidad económica
y sociocultural responde el surgimiento de la propuesta que a continuación se enuncia.

36
PROGRAMA DE FOMENTO A LA
AGRICULTURA FAMILIAR

Respecto a los fundamentos que caracterizan a la agricultura familiar y su vigencia actual, la multi-
funcionalidad y la pluriactividad son las dos características más relevantes que se rescatan en esta
propuesta de programa. Es decir, no sólo se producen diversas especies vegetales – granos, fru-
tas, hortalizas, ornamentales, medicinales- sino que también se cría alguna especie animal – aves,
cerdos u otras- no sólo para satisfacer necesidades alimentarias sino para obtener satisfactores co-
mo leña, medicinas, abonos, enseres de trabajo, artículos para la construcción y más. Esto conlleva
diversas actividades que no se restringen al aspecto productivo, también hay trabajo de gestión,
transformación, comercialización.

La agricultura familiar contribuye a la seguridad alimentaria en cuanto proporciona un autoabasto


de diversos alimentos, sino que también lo hace en la medida que los excedentes se comercializan
en las zonas urbanas cercanas.

La agricultura familiar ha sido la mejor forma de custodia de la gran diversidad vegetal y animal de
las tierras peninsulares a través de la historia. Sin embargo en los últimos tiempos esta función ha
sido fuertemente puesta en riesgo dada la presión económica que existe sobre las unidades de pro-
ducción.

37
En la Península de Yucatán la agricultura familiar tiene expresiones en la producción de maíz
( m ilpa, que sólo en el estado de Yucatán significan más de 150 000 ha ) , de frutas y hortali-
zas, de especies menores como gallinas, cerdos, pavos ( s olar, que en él ámbito ejidal de la
península representan 100 000 predios de entre 500 hasta 4000 metros cuadrados ) formas un
poco más especializadas de producción de hortalizas ( c omo en el caso de lechuga, rábano,
cilantro, hierbabuena, y otras que son producidas en pequeños lotes de algunos mecates por
agricultores familiares y que surten principalmente a las ciudades de estas especies vegeta-
les ) .

Ningún sector de la humanidad depende más directamente de los recursos y servicios ambien-
tales que las familias del medio rural, sus vidas están estrechamente enlazadas con el ambien-
te que les rodea, lo que los hace especialmente valiosos como custodios de los recursos am-
bientales y particularmente vulnerables a la degradación del ambiente. Al depender tan decisi-
vamente de esos recursos han desarrollado técnicas de explotación sostenibles. La milpa, el
solar, el conuco y otras formas tradicionales de producción agropecuaria de la península de Yu-
catán son el resultado de una historia de desarrollo de tecnologías sostenibles.

38
Dada la importancia que este tipo de agricultura tiene para el armónico desarrollo de la Península
de Yucatán, se requiere que se establezca como política que las acciones gubernamentales se
realicen orientadas principalmente al fomento de la agricultura familiar, a fin de contribuir a:

• alcanzar rápida y de manera sostenible la seguridad y soberanía alimentarias;

• alcanzar los niveles de bienestar que merecen tener este segmento de la población mexica-
na;

• generar la riqueza familiar necesaria al buen desarrollo de los miembros de la familia y que
parte de esta riqueza sirva para mover otras esferas de la actividad económica de la región;

• disminuir la presión sobre los recursos naturales de manera que la labor de custodia de
ellos que los productores familiares hacen desde tiempos inmemoriales sea recompensada
y

• hacer más equitativo el uso de recursos públicos en el apoyo al campo disponiendo de re-
cursos exclusivos para este segmento de productores en cantidades suficientes y con opor-
tunidad para que en pocos años se den resultados masivos.

Para su instrumentación se requiere de la creación de un programa pe-


ninsular de fomento a la agricultura familiar, cuyo propósito central es
promover el desarrollo sostenible del medio rural con acciones destina-
das a aumentar la capacidad productiva, la generación de autoempleo y
empleo familiar, el incremento de la renta de los productores y sus fami-
lias, buscando una mejora de la calidad de vida.

39
A continuación se enumeran algunas características del programa:

• Descentralización de las decisiones mediante la valoración del papel propositivo de los


agricultores familiares y sus organizaciones en relación con las acciones y recursos del
programa
.
• Lo anterior se basa en la puesta a punto de Centros Integradores por región. Para la Pe-
nínsula de Yucatán el CRUPY plantea 10 regiones, aunque en la implementación deberá
tomarse en cuenta que la base de organización territorial legalmente es el DDR para los
aspectos agrícolas, pero como estos centros integradores tendrían que ver con otros as-
pectos del desarrollo rural como salud, educación, infraestructura, etc. lo relevante será
lograr la integración sin creación de cuerpos administrativos.

• Acceso simplificado de los agricultores familiares a los agentes, instrumentos y beneficios


del programa.

• Respeto a las especificidades locales y regionales en la definición de acciones y en la co-


locación de recursos.

• Uno de los “ e fectos perversos ” de los actuales procedimientos de distribución de recur-


sos públicos es la separación que se da entre lo que se desea hacer y lo que finalmente
se aprueba, ya que en el procedimiento se implica la intervención de elaboradores de pro-
yectos, los que normalmente atienden más a las demandas que les establecen las ofici-
nas que manejan los recursos, que a la satisfacción e interiorización de los productores.
Por ello una vez que con la intervención de los productores se decidan que tipo de accio-
nes se realizarán, equipos técnicos en reunión con los productores involucrados elabora-
rán los proyectos, para que antes de llevarlos al campo ya haya identificación entre pro-
ductor y lo que se va a hacer y lo que se busca obtener.

40
• La puesta a punto de agencias de desarrollo local ( A DL ) será el procedimiento adecua-
do para esta etapa, tanto para promover que las acciones respeten las especificidades
locales como evitar los efectos perversos señalados.

• Facilitar el acceso de mujeres, jóvenes e indígenas a los beneficios del programa.

• Defensa del medio ambiente y preservación de la naturaleza, basada en los principios de


sostenibilidad.

• Para apoyar las actividades agrícolas y no agrícolas realizadas por los agricultores fami-
liares el programa, podrá:

• Negociar y articular políticas junto con los órganos sectoriales de los gobiernos federal,
estatales y municipales que promuevan la mejoría de la calidad de vida de los agricultores
y sus familias.

• Contribuir a la instalación y mejora de infraestructura pública, comunitaria y parcelaria de


apoyo a las actividades desarrolladas por los agricultores familiares.

• Promover la capacitación de los agricultores en la producción, gestión y comercialización.

41
• Disponer de apoyos económicos y líneas de crédito adecuadas a las necesidades de esos
productores.

• Apoyar la recreación de redes de comercio a nivel comunitario, regional, estatal, peninsu-


lar. Estas redes estarán basadas en la organización natural de los productores ( por ejem-
plo asociaciones de productores, cooperativas u otras formas ) , sus familias ( e mpresas
basadas en el trabajo de los jóvenes hijos de los productores ) y, por otra parte, la crea-
ción de la infraestructura necesaria: mercados públicos en localidades estratégicas, red de
almacenamiento, red de transporte, red de frío, etc.

• Apoyar las acciones de asistencia técnica, extensión rural y generación de tecnología com-
patibles con las características y demandas de la agricultura familiar y los principios de
sostenibilidad.

• Estimular las acciones que conduzcan a la creación de valor agregado de los productos y
servicios de las unidades de base familiar.

• Para apoyar el mejoramiento de las técnicas de producción, de gestión, de organización,


de comercialización se plantea la necesidad de contar con escuelas campesinas en cada
una de las 10 regiones planteadas.

• Apoyar la creación de foros representativos de los agricultores familiares para la gestión


integrada de políticas públicas.

42
Líneas de acción sugeridas en principio:

• Mejoramiento instrumental de las capacidades productivas: por ejemplo, sistemas de rie-


go que permitan el uso racional del agua en los solares y tarifa baja en el uso de electrici-
dad con ese fin; impulso con apoyos concretos a los productores que se comprometan a
implementar prácticas agroambientales .
• Mejoramiento cognitivo de las técnicas productivas: por ejemplo, escuelas campesinas,
intercambio de experiencias entre productores, cursos puntuales a solicitud de producto-
res.

• Mejoramiento de la gestión: por ejemplo, cursos, seminarios sobre aspectos de la gestión


por parte de productores experimentados, profesores, especialistas, otros.

• Mejoramiento de las capacidades de comercialización de los agricultores familiares y/o


sus familias. Por ejemplo el fomento y consolidación de organizaciones para el acopio y la
comercialización que surjan entre los productores, sus familias, sus organizaciones repre-
sentativas.

• Ordenamiento y desarrollo de mercados locales y regionales. Por ejemplo, apoyos a un


sistema de información de mercados locales y regionales de la península; apoyos para la
creación de redes de frío para la comercialización adecuada de frutas, hortalizas y carnes.

• Valoración y pago de servicios ambientales. Por ejemplo, apoyos a los agricultores fami-
liares que usen y conserven así las variedades tradicionales, establecimiento de viveros
comunales para plantaciones selectivas en terrenos de milpa por entrar en descanso.

• Fomento de asociaciones horizontales que enfrenten el reto que significa hacer el mejor
aprovechamiento en la comunidad rural de los diferentes apoyos y programas: por ejem-
plo, desayunos escolares, salud, vivienda rural, empleo temporal, etc.

• Integración de una oficina peninsular encargada del programa.

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