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Principios procesales

Su carácter de criterios fundamentales deriva de expresar principios de justicia de


valor elemental y naturaleza objetiva. Y su condición de fuente informativa del
ordenamiento explica que pueden adoptar peculiaridades, que, sin romper su tónica
general y abstracta, disciplinan la estructura jurídica de determinado grupo humano
y social. No son, ciertamente, verdades absolutas, pero su más pura esencia
responde a una general aspiración que se traduce, en la órbita jurídica, en una
política de desenvolvimiento y realización de su contenido, que es lo que les da
utilidad. "Su independencia respecto de las normas concretas positivas hacen que
informen al ordenamiento sin necesidad de que sean matizados. En este sentido se
puede decir que los principios jurídicos son los que le dan vida al derecho, al
proceso, a determinado procedimiento, son la guía para el desenvolvimiento del
procedimiento, son las normas máximas para que el proceso se efectúe con el fiel
desempeño teniendo un fundamento legal que será el que velarán los juzgadores
para su cumplimiento.

Los principios procesales son los métodos lógicos y ordenados creados por el
legislador para conducir una decisión judicial justa y razonada y establecer por esos
medios el orden jurídico del procedimiento.

Principios del Procedimiento

Hay que puntualizar, que como hemos visto con antelación, los principios del
proceso son un concepto unitario, a diferencia de los principios del procedimiento,
que son binarios, es decir que el legislador puede elegir entre ellos y al decidirse por
uno ellos desplazan automáticamente a su par antinómico, ya que ambos no
pueden coexistir. Para que nos quede claro, digamos que los principios del
procedimiento atañen a la forma de la actuación procesal, a la índole de la relación
entre las partes y el órgano jurisdiccional, aquéllas entre sí, así como a la sucesión
temporal de los actos procesales. Los principios del proceso obedecen a una
determinada concepción económico-política de la organización social, los principios
del procedimiento son criterios técnicos o prácticos, tales como la efectividad,
rapidez o seguridad, los que determinan su instauración por el legislador en el
ordenamiento jurídico procesal. Principios del proceso y del procedimiento también
se diferencian atendiendo a la causa a la que responden.

Los principios del proceso obedecen a una determinada concepción


económico-política de la organización social, los principios del procedimiento son
criterios técnicos o prácticos, tales como la efectividad, rapidez o seguridad, los que
determinan su instauración por el legislador en el ordenamiento procesal. En los
principios del procedimiento distinguiremos los relativos a las formalidades que
deban revestir los actos procesales, de los referentes a la relación del órgano
jurisdiccional y partes con el objeto procesal. Los principios relativos a la "forma" de
los actos procesales rigen aquellos requisitos, que, distintos a los materiales, han de
concurrir en el momento de realización del acto, de tal suerte que condicionan su
"admisibilidad" e impide su ausencia el válido despliegue de sus efectos jurídicos.
Adquieren singular relevancia los principios de oralidad y escritura.

Por proceso oral, no cabe entender aquel procedimiento, cuyos actos procesales
son realizados totalmente de forma verbal. Las ventajas de la oralidad pueden
resumirse en facilitar los principios de investigación, inmediación, concentración y
publicidad. En lo referente a la actividad de búsqueda de la verdad material el
procedimiento oral ofrece una magnífica ayuda al órgano jurisdiccional, el
entendimiento directo y verbal entre el juez y las partes favorece el descubrimiento
de la relación jurídica material en el proceso, a través de las preguntas directas y
espontáneas que han de practicar en el juicio los sujetos procesales. El proceso oral
es por esencia público, tanto para las partes, como para la sociedad , con respecto
a la cual la oralidad constituye un presupuesto indispensable, con todos los efectos
favorables que el control público conlleva sobre la actividad jurisdiccional.

Los inconvenientes son derivados del distanciamiento espacial y temporal de los


actos procesales. La necesidad de otorgar seguridad a ciertos actos procesales,
que, por su trascendencia en el proceso han de ser fijados de una manera
inalterable, aconseja que la oralidad no pueda predicarse como norma universal en
el procedimiento y que haya de ser complementada con la escritura. Por esta razón,
no existe una solución rotunda en esta alternativa y de aquí que el proceso oral
haya de mantener determinados actos y fases procesales bajo la forma escrita.

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