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Independencia del Paraguay

La independencia del Paraguay fue el proceso


histórico por el cual la actual República del Paraguay
se independizó de España, su metrópoli colonial, al
tiempo que rechazaba también incorporarse al estado
denominado Provincias Unidas del Río de la Plata (del
mismo modo que a su sucesor, la Confederación
Argentina), que pretendía ejercer soberanía sobre
todos los dominios del extinto virreinato del Río de la
Plata, incluida la intendencia del Paraguay.

No existe consenso entre los historiadores acerca de


las fechas que definen los límites de dicho proceso
independentista. No obstante, se admite generalmente
Casa de la Independencia.
que a partir de la revolución de mayo de 1811 y en
adelante, el Paraguay se administró a sí mismo sin
subordinación a gobiernos exteriores.nota 1 ​

Índice
Antecedentes
Constitución de la Junta Provisional Gubernativa
Primer contacto de la junta de Buenos Aires con Asunción
Congreso del 24 de julio de 1810
Ultimátum de la Junta de Buenos Aires
Preparativos militares en el Paraguay
Requisa de armas en las Misiones
Liberación de barcos retenidos y control del Paraná
Expedición de Belgrano
Velasco pide ayuda a los portugueses
Ocupación de Corrientes
El Paraguay prepara su propia revolución
Medidas preventivas y represivas del gobernador Velasco
Vísperas de la Revolución
Revolución del 14 de mayo
Gobierno de Velasco y sus consocios
El Congreso de junio de 1811 y la Junta Superior Gubernativa
Tratado entre las juntas de Asunción y Buenos Aires
El vocal Francia y la Junta Superior Gubernativa
El Congreso de 1813 y el Consulado
Congreso de 1813
Controversias sobre el Reglamento de Gobierno de 1813
Consulado
Dictadura de José Gaspar Rodríguez de Francia
El Acta de la Independencia
Muerte y sucesión del Doctor Francia
El Acta de la Independencia Paraguaya
Reconocimiento de la Independencia
Notas
Fuentes
Referencias
Bibliografía citada
Véase también
Enlaces externos

Antecedentes
La ciudad de Asunción del Paraguay fue la primera
capital de la gobernación del Río de la Plata; desde allí
partieron las expediciones que fundaron las demás
ciudades de la misma, entre ellas Buenos Aires. Eso le
valió, entre los historiadores, el calificativo de «madre
de ciudades».1 ​

La división de la gobernación en dos, quedando


Buenos Aires como capital de la gobernación del Río
de la Plata y Asunción como capital de la gobernación
del Paraguay, no alteró durante mucho tiempo la
primacía del Paraguay en la cuenca del Plata. En Mapa del Paraguay (1812).
primer lugar, primacía poblacional: hasta la segunda
mitad del siglo XVIII, la población de Buenos Aires
fue menor que la de Asunción, y no fue hasta bien entrado el siglo XIX que la jurisdicción de Buenos
Aires superó en población a la del Paraguay.1 2​ ​

La revolución comunera de Paraguay, ocurrida entre 1717 y 1735, inició un proceso de pérdida del favor
real para esa provincia,1 3​ ​ proceso que fue continuado con la preponderancia del gobernador de Buenos
Aires en las guerras guaraníticas,4 ​ y con el encargo real del rey español al gobernador de Buenos Aires
Francisco de Paula Bucarelli de dirigir la expulsión de los jesuitas no solamente de su jurisdicción, sino
también de las gobernaciones vecinas.5 ​ El proceso culminó en el año 1776, con la creación del virreinato
del Río de la Plata, con capital en Buenos Aires y en cuya jurisdicción figuró la provincia del Paraguay. En
1782 el virreinato se dividió en gobernaciones militares y en ocho intendencias siendo una de ellas el
Paraguay.6 7​ ​

Otro factor que amplió los resentimientos paraguayos fue el cierre de la navegación paraguaya hacia el Río
de la Plata. En 1739 la Real Audiencia de Charcas dispuso que Santa Fe fuera un puerto preciso de la
navegación del Paraguay, lo que fue confirmado por la real cédula del 1 de abril de 1743. Todos los barcos
procedentes del Paraguay debían desembarcar sus cargas en Santa Fe para luego de pagar un impuesto
seguir por tierra hacia Buenos Aires, lo que provocó disputas entre los cabildos y gobernadores de las tres
ciudades. El 13 de abril de 1780 el virrey Pedro Melo de Portugal abolió provisoriamente los privilegios del
puerto preciso de Santa Fe, lo que fue confirmado por el Consejo de Indias el 14 de febrero de 1781.8 ​

En general se supone que los paraguayos solamente toleraron la nueva situación, que los ponía
manifiestamente en inferioridad de condiciones respecto a la ciudad que había sido fundada por asuncenos
y gobernada desde Asunción.9 ​ Se generó entre la población paraguaya un resentimiento contra Buenos
Aires, que se mantuvo oculto hasta el final del período colonial. Incluso la decisión de deponer al virrey
Sobremonte, tomada exclusivamente por los estamentos porteños en 1807, fue aceptada sin reclamación
alguna en el Paraguay, y esta intendencia participó en la defensa contra las Invasiones Inglesas con una
fuerza de 953 hombres, parte de ellas comandados por el coronel de milicias José de Espínola y Peña.1 ​

La oposición del Paraguay a la influencia porteña se debía también a factores económicos. Durante y
después de las invasiones inglesas, los comerciantes porteños se beneficiaron de un libre comercio que no
modificó la situación desfavorable que el Alto Plata mantenía con ellos. A esto se agregó que la mayor
influencia de los comerciantes porteños sobre las autoridades coloniales en comparación con sus colegas
del Alto Plata generó en las distintas áreas que componían dicha región (Paraguay, las provincias del
Litoral, sur del Brasil) un profundo sentimiento de suspicacia y recelo hacia la poderosa ciudad-puerto.10 ​

Luego de las Invasiones Inglesas, el virreinato quedó regido de hecho por un sistema de libre comercio
internacional, y el antiguo monopolio colonial fue reemplazado por una relación mercantil muy favorable a
Buenos Aires. En los años siguientes a las invasiones británicas, los comerciantes asuncenos pretendieron
elevar los precios de sus exportaciones y crear un monopolio para la yerba mate similar al que existía sobre
la venta de tabaco, llamado estanco del tabaco. Los asuncenos pretendían reducir así la competencia de la
Villa Real de la Concepción y obtener mayores ganancias a expensas de los consumidores de Buenos
Aires, que sufrirían los efectos del monopolio. El secretario del Real Consulado de Buenos Aires, Manuel
Belgrano, presionó exitosamente al virrey para impedir que se concretara el monopolio, lo que generó
profundos sentimientos de suspicacia y recelo en las regiones productoras de yerba mate, que estaban en su
apogeo al momento de la Revolución de Mayo.

Constitución de la Junta Provisional Gubernativa


El 17 y 19 de mayo de 1810, el virrey Cisneros publicó la Copia de los artículos de la Gazeta de Londres y
el Aviso al público que contenían noticias correspondientes a febrero de 1810 y que provenían de Londres
y Cádiz respectivamente. Las mismas anunciaban que la resistencia en España contra Napoleón Bonaparte
solo subsistía en la bahía de Cádiz y que la Junta Suprema Central, residente hasta entonces en Sevilla,
había sido suprimida.

El 25 de mayo de 1810, el cabildo gobernador de Buenos Aires nombró una junta provisional gubernativa
que sustituyó al virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros. Como la subrogación se realizó sin consultar a "los
pueblos", es decir, a las ciudades y villas del virreinato, el 27 y 29 de mayo, la nueva Junta y el Cabildo de
Buenos Aires dirigieron diversos documentos, en los que expusieron los motivos de la deposición del
virrey, la solicitud del reconocimiento de la autoridad provisional de la nueva junta como "centro de la
unidad" y el envío de diputados para "establecer la forma de gobierno que se considere más conveniente".
A este último efecto se adicionó la Circular del 26 de mayo firmada por Cisneros donde este comunicaba su
abdicación y recomendaba el envío de diputados.

Primer contacto de la junta de Buenos Aires con Asunción

El 21 de junio de 1810, llegó a Asunción el enviado de la junta de Buenos Aires, el coronel de milicias
José de Espínola y Peña.
Los miembros de la junta de Buenos Aires sabían de la enemistad entre Espínola y Peña y el gobernador
del Paraguay Bernardo de Velasco. Este lo había destituido dos veces de su cargo y había manifestado al
virrey Cisneros que rever esa decisión implicaría "un disgusto general en esta provincia".11 ​ También
sabían que el cabildo de Asunción había solicitado al virrey que no volviera a darle cargo alguno en el
Paraguay.

Con este nombramiento la junta de Buenos Aires manifestó la magnitud de su poder que podía "funcionar
con todo su rigor y en el límite extremo de su racionalidad violenta aun en manos de alguien que resultaba
descalificado".12 ​ La descalificación de Espínola y Peña era triple: por sus características personales; por
sus antecedentes políticos; y por tener el cargo de simple emisario del gobierno de Buenos Aires.

Los historiadores, además de exagerar la importancia de esta gestión, la calificaron como un error de la
Junta y la justificaron como fruto de la improvisación, la urgencia y el desconocimiento de la "psicología de
los pueblos del
interior".13 14
​ ​ Sin embargo, a posteriori, la junta de Buenos Aires mantuvo su política de
utilizar a esta conflictiva familia para sus fines de sujeción y tras la muerte del coronel Espínola y Peña, en
septiembre de 1810, ordenó a sus dos hijos, José y Ramón, que se pongan a disposición de Belgrano como
edecanes en la expedición militar contra el Paraguay.

La misión de Espínola y Peña terminó con su huida del Paraguay ante la sospecha de que Velasco lo quería
confinar sacándolo de Asunción rumbo precisamente a la Villa Real de la Concepción. El 18 de agosto
Velasco emitió una circular a los comandantes y comisionados de los pueblos de Costa Abajo declarando a
Espínola "mal patriota, suspenso del mando que a su graduación corresponde", y advirtiendo que "se
tendrá por sospechoso de complicidad al que le obedezca, auxilie, o de cualquier modo perturbe la
pública tranquilidad con las especies, que divulgó dirigidas a desunir los ánimos, y a formar Partidos
perniciosos".15 ​ De esta manera Velasco estableció claramente que su autoridad era equivalente al de la
Junta de Buenos Aires y cerró la posibilidad de que otros emisarios pudieran confundir a los funcionarios
de su jurisdicción como lo había hecho Espínola.

En Buenos Aires logró convencer al gobierno de que enviando una pequeña fuerza militar podía lograrse la
adhesión de la provincia ya que, según él, la mayoría apoyaba la unión con Buenos Aires. Según Belgrano
el gobierno creyó lo que decía Espínola porque era "fácil persuadirse de lo que halaga".

Con el fracaso de este primer intento de la Junta, la posición de Velasco y el grupo españolista de Asunción
se fortaleció políticamente antes de la reunión de la junta general del 24 de julio de 1810.

Congreso del 24 de julio de 1810


Véase también: Rechazo del Paraguay a la Junta de Buenos Aires

En las comunicaciones que trajo el coronel José de Espínola y Peña, la Junta de Buenos Aires decía:

"V.S. conoce muy bien los males que son consiguientes a una desunión, que abriendo la
puerta, a consideraciones dirigidas por el interés momentáneo de cada pueblo, produzca al fin,
una recíproca debilidad que haga inevitable la ruina de todos, y ésta debería esperarse más de
cerca, si la potencia vecina que acecha, pudiese calcular sobre la disolución de la unidad de
estas provincias."
Oficio del 27 de mayo de 1810 de la Junta Provisional Gubernativa en (Instituto
Belgraniano Central, 1982, p. 168, tomo III, vol.1)

El día 26 de junio, el gobernador convocó al cabildo de Asunción y le pidió su parecer en una reunión que
él mismo presidió:16 ​

(...) que tratándose de un asunto extraordinario de la mayor gravedad, y en cuya resolución se


interesaba toda la provincia, convenía proceder con toda madurez y circunspección,
conociendo fielmente su voluntad, y que para ello se convocase una asamblea general del
clero, oficiales militares, magistrados, corporaciones, hombres literatos y vecinos propietarios
de toda la jurisdicción, para que decidiesen lo que fuese justo y conveniente.
Acta del Cabildo de Asunción

El 28 de junio de 1810, acatando el dictamen del Cabildo, el gobernador Velasco, en su calidad de


"Gobernador Militar y Político e Intendente de la Provincia del Paraguay y treinta Pueblos de Misiones de
Indios Guaraníes, y Tapes del Uruguay, Paraná, Campañas Adyacentes" convocó a una asamblea que
finalmente se inició el 24 de julio:

(...) por quanto para proceder con la madurez y circunspección devida al reconocim.to de la
Junta Provisional Guvernativa instalada en Buen. Ay.s á consecuencia de la abdicación del
mando hecha por el Exmo. Sor. D.n Balthasar Hidalgo de Cisneros, y elección de Diputado
que deve pasar á aquella Capital como Representante de esta Prov.a p.a tratar del Gov.no que
en nombre del Sor. D.n Fernando Septimo deba establecerse mientras duren las actuales
circunstancias; se ha acordado en Cav.do celebrado con mi asistencia el veinte y seis del corr.te
la combocación de una Junta gral. que se congregará el día quatro de Julio próximo á las ocho
de la mañana en las casas R.s de Gov.no, y se compondrá del Rv.d Obispo, Clero,
Corporaciones, Gefes, Magistrados, y de los prales. vecinos de esta Prov. (...) y ninguno de
los citados pueda escusarse de asistir á la mencionada Junta sin incurrir en la negra nota de
indiferente p.r el serv° del Rey Nro. Sor. D.n Fernando Septimo, y felicidad de la Patria.
Gobernador Velasco. Convocatoria Junta general en (Ashwell, 1999, p. 203-4)

Recién el 17 de julio, Velasco y el Cabildo de Asunción, en forma conjunta, respondieron el oficio que
había traído Espínola. Manifestaron que dada la "gravedad del asunto" se había acordado celebrar "un
Consejo general" el 24 de julio de cuyo resultado se daría "oportuno aviso" a la Junta. La nota mencionó
además:

1. El "disgusto" por la venida de Espínola, a quien se calificó como "conductor de los pliegos",
es decir, un mensajero sin representación. También mencionó su "vergonzosa fuga", sin
motivo alguno. Esto implicaba responsabilizar a la junta de Buenos Aires por la elección de
semejante emisario.
2. El retorno al "sosiego inalterable" de la provincia después del alboroto que había producido
la improcedente medida de Espínola de querer reclutar hombres, motu proprio o no, para
enviarlos a Buenos Aires y que el gobierno tuvo que salir apresuradamente a desmentir.
3. La "acendrada" fidelidad de la provincia a Fernando VII anticipando posibles acusaciones
de deslealtad al monarca prisionero como argumento político.
4. La "respetuosa sumisión [de la provincia] a las autoridades legítimas". Esta aclaración se
dirigía al punto más débil de la junta de Buenos Aires: su legitimidad. El fiscal Villota ya la
había anticipado como problemática en el Cabildo Abierto del 22 de mayo de 1810 cuando
sostuvo que se debía hacer una consulta previa a todas las provincias del virreinato.17 ​ De
hecho el gobernador Velasco había sido nombrado directamente por el rey Carlos IV,
mientras que la Junta fue nombrada por el cabildo de Buenos Aires que solo asumió el
"ejercicio" de la soberanía pero no "en propiedad" según la expresión legal de la época.

El 24 de julio se reunió, en el Real Colegio de San Carlos, bajo la presidencia de Velasco, un congreso de
225 funcionarios y vecinos influyentes de toda la provincia. La Asamblea comenzó con la lectura de una
proclama por miembros del Cabildo de Asunción, explicando las razones de la convocatoria, dando a
conocer las últimas noticias que se tenían de España y aconsejando las medidas que se deberían tomar. El
congreso resolvió por aclamación no adherir a la Junta de Buenos Aires, aunque sí mantener relaciones
fraternales con ella, y jurar obediencia al Consejo de Regencia de España e Indias, desechando el parecer
del doctor José Gaspar Rodríguez de Francia que expuso:
"Esta asamblea no perderá su tiempo debatiendo si el cobarde padre o el apocado hijo es el rey
de España (...) Ninguno de ellos es ya rey del Paraguay (...) La única cuestión que debe
debatirse en esta asamblea y decidirse por mayoría de votos es cómo debemos defender y
mantener nuestra independencia contra España, contra Lima, contra Buenos Aires y contra el
Brasil".
Discurso atribuído al doctor Francia en el Congreso General del 24 de julio de 1810 en
(Vittone, 1960, p. 13/14)

Teniendo en cuenta la advertencia de la Junta de Buenos Aires sobre una posible invasión portuguesa al
Paraguay, la asamblea decidió también formar una Junta de Guerra para defender la Provincia.

Las decisiones tomadas por la Asamblea fueron:

Artículo 1º – Que inmediatamente y sin disolverse esta Junta, se proceda al reconocimiento y


solemne jura del Supremo Consejo de Regencia, legítimamente representante de nuestro
Soberano, el señor Fernando 7º; respecto a que según los incontestables documentos que se
han leído y tenido presente, no puede dudarse de su legítima instalación y reconocimiento por
las Provincias de España, Naciones Aliadas, y hasta en este mismo continente.

Art. 2º – Que se guarde armonía correspondiente y fraternal amistad con la Junta Provisional
de Buenos Aires, suspendiendo todo reconocimiento de superioridad en ella, hasta tanto que S.
M. resuelva lo que sea de su soberano agrado en vista de los pliegos que la expresada Junta
Provisional dice haber enviado con un oficial al Gobierno Soberano legítimamente establecido
en España, y del parte que se dará por esta Provincia.

En precaución a la advertencia de la Junta de Buenos Aires respecto a una posible invasión portuguesa al
Paraguay, el Congreso decidió:

Art. 3º – Que en atención a estarnos asechando la Potencia vecina, según manifiesta la misma
Junta, disponga nuestro Gobernador Comandante General, se forme a la mayor brevedad una
Junta de Guerra para tratar y poner inmediatamente en ejecución los medios que se adopten
para la defensa de esta Provincia, que en prueba de su fidelidad al Rey, está pronta a sacrificar
las vidas y haciendas de sus habitantes por la conservación de los dominios de S. M.

Art. 4º – Que se de cuenta al Supremo Consejo de Regencia, y se conteste a la Junta de


Buenos Aires, con arreglo a lo resuelto y acordado en esta acta, que se archivará para perpetua
memoria; y la firmaron los señores arriba expresados y demás que forman este respetable
Congreso de que da fe – Jacinto Ruíz – Escribano público de Gobierno.

Velasco dio a conocer al pueblo lo decidido y aconsejó que se evitase toda discusión y controversia sobre
los puntos ya decididos, amenazando con poner en prisión a quienes perturben la tranquilidad pública.

El 30 de julio Velasco publicó otro bando llamando a los paraguayos a alistarse para cuando la Patria los
necesite, creando un cuerpo militar del cual él se puso al frente, secundado por un encargado de la
economía y con una fuerza efectiva de todos los ciudadanos y habitantes sin distinción de patricios ni
forasteros. Al capitán Carlos Genovés, nombrado por Velasco, y al regidor José García del Barrio,
nombrado por el cabildo, se les encomendó la tarea de hacer una lista de individuos alistables de Asunción
y de las armas en manos de particulares. El 8 de agosto Velasco prohibió que se gastase o vendiese pólvora
y estableció un toque de queda en la ciudad.18 ​

Ultimátum de la Junta de Buenos Aires

A principios de agosto llegaron tardíamente a Asunción dos circulares de Buenos Aires, fechadas el 18 de
julio, comunicando que los diputados a elegirse debían serlo en los términos de la Real Orden del 6 de
octubre de 1809. El Cabildo, cuyo alcalde de primer voto era Bernardo de Haedo, respondió esas notas el
18 de agosto sobre la base de lo dispuesto por el congreso del 24 de julio: "este Cabildo les dará el debido
cumplimiento luego que Su Majestad lo ordene", comunicándole además que se había recibido la Real
Cédula de erección del Consejo de Regencia, "a cuyas órdenes se halla sumisa y sujeta toda esta
Provincia."

Antes de recibir la comunicación de lo resuelto en Asunción el 24 de julio, la junta de Buenos Aires


bloqueó las comunicaciones con el Paraguay e incentivó contra el gobernador Velasco a grupos paraguayos
favorables a Buenos Aires. Además, en respuesta a la nota del 27 de julio, la junta de Buenos Aires envió
un ultimátum el 18 de agosto al gobernador, al Cabildo y al obispo del Paraguay. Asumía que la negativa
de la provincia del Paraguay a depender legalmente de ella se originaba exclusivamente en el gobernador
Velasco:

(...) Prescinda Vuestra Señoría de su interés personal, cierre los ojos a todo temor de que
peligre su empleo o padezca su individuo; y entonces quizás no se presentará el nuevo sistema
tan terrible, como ahora pretende pintarlo (...) requiere a Vuestra Señoría por última vez que
se una a la Capital, que deje obrar al Pueblo libremente, que reconozca la dependencia
establecida por las Leyes, y que promueva la remisión del Diputado, para la celebración del
Congreso, que debe tranquilizar a estas Provincias. Si Vuestra Señoría persiste en su
pertinacia, será responsable ante Dios y el Rey de los males, que se preparan.
Junta de Buenos Aires a Velasco en (Garay, 1897, p. 34-35)

El 8 de septiembre, llegó a Asunción una nota de Vicente Nieto, presidente de la Real Audiencia de
Charcas. Comunicaba la negativa de las ciudades del Alto Perú que dependían de ella, a reconocer a la
junta de Buenos Aires. Gracia la publicó por bando al día siguiente.19 ​

Preparativos militares en el Paraguay

Si bien la Asamblea del 24 de julio dispuso la formación de una junta de guerra para resistir una posible
invasión portuguesa, tras el ultimátum de la Junta resultó evidente que era más probable un ataque
proveniente de Buenos Aires. En septiembre de 1810, Velasco tomó medidas de seguridad interior: cerró el
puerto y paralizó el comercio; algunas personas partidarias de Buenos Aires fueron confinadas al Fuerte
Borbón.

Tras delegar el mando administrativo en el Cabildo, asumió el mando de las milicias provinciales, instaló su
cuartel general en el colegio San Carlos, pertrechó algunos barcos mercantes con destino a Ñeembucú. Se
ordenó a Pedro Gracia, coronel de milicias del Regimiento N° 2 de Voluntarios de Caballería de Costa
Arriba (o zona al norte de Asunción) y comandante político y militar de la Villa de San Pedro de
Ycuamandyyú, que realizara el alistamiento y acuartelamiento de tropas, pudiendo nombrar oficiales hasta
el grado de capitán.

Requisa de armas en las Misiones

El virrey Cisneros había sugerido a Velasco la necesidad de crear una jefatura en las Misiones dada la
dimensión y distancia que estaban esos territorios de Asunción. La designación recayó en el sargento
mayor graduado coronel Tomás de Rocamora quien, con el título de teniente gobernador, se hizo cargo de
los asuntos políticos y militares en cuatro departamentos de las Misiones al sur del Paraná. Rocamora
asumió como segundo de Velasco por providencia del 19 de diciembre de 1809.20 ​

Al crearse la junta de Buenos Aires cinco meses después, Rocamora se adhirió a ella. El 23 de julio de
1810 "hizo saber a la Junta que el gobernador del Paraguay, del cual dependía, pretendía sustraerlo de la
subordinación a Buenos Aires, puesto que aquel no acataba a la autoridad del Plata".21 ​
A comienzos de agosto, Velasco pidió a Rocamora que envíe media docena de piezas de artillería. A tal fin
envió a Fulgencio Yegros, quien no pudo realizarla porque Rocamora manifestó que las que tenía estaban
en su mayoría inutilizadas.

Anticipándose a las operaciones enemigas, Velasco se dirigió personalmente hacia las Misiones. Su
objetivo principal era recoger todas las armas que pudiera encontrar en esa zona, que podría ser una base de
operaciones para invadir el Paraguay por Itapúa. El 19 de agosto de 1810 partió de Asunción saludado por
una salva de artillería. Llevaba como ayudante al segundo de Gracia, al paraguayo Manuel Atanasio
Cabañas, poderoso estanciero de la Cordillera de quien tenía excelente opinión desde la época de las
invasiones inglesas. La expedición estaba integrada por dos compañías: la de los Cuarteleros iba al mando
de Benito Villanueva, oriundo de Villeta, la de Miñones iba al mando del artillero español Antonio Zavala.
Como apoyo incorporó en el camino, como auxiliares, una compañía de pardos libres y otra de indígenas
misioneros.

Sabiendo que Velasco se movía hacia el sur, y sin tener órdenes de la Junta, Rocamora se instaló y
concentró algunas fuerzas en Yapeyú, punto intermedio para recibir apoyo desde Buenos Aires o poder
retirarse. Estos movimientos no pasaron desapercibidos al coronel portugués Francisco das Chagas Santos.
Pese a la misiva que le había enviado Velasco el 31 de agosto, se alarmó por el movimiento de tropas tan
cerca de su frontera, comandadas además por el propio gobernador del Paraguay.22 ​

Pablo Thompson, subdelegado de Concepción, se plegó a Velasco y comenzó a reunir caballos, reses,
hombres y armas con el objeto de marchar hacia Candelaria para unirse al gobernador del Paraguay. El 30
de agosto Velasco llegó a Candelaria, hizo jurar fidelidad al Consejo de Regencia de Cádiz y ordenó a los
departamentos la captura de Rocamora "para imponerle el ejemplar castigo que merecía por haberse
introducido en el territorio de mi mando, sin mando, sin autoridad ni jurisdicción, y ser sedicioso
perturbador público y traidor a la Patria y al Rey".23 ​ Rocamora informó a Buenos Aires que a Velasco,
en Apóstoles, "continuamente se le aumentan paraguayos y él agrega los indios de los tres departamentos
rebelados". El teniente Pareti, subdelegado interino de Concepción e informante de Rocamora, entregó
"pertrechos y efectos del Rey" a las fuerzas de Manuel Cabañas.

Velasco regresó de las Misiones con todo el armamento que pudo encontrar. Había volcado a su favor tres
de los cuatro departamentos sin hacerse ilusiones sobre la lealtad de los subdelegados que se plegaban,
según las circunstancias, a uno u otro bando. Asignó al capitán Carlos Thompson el control de la margen
derecha del río Paraná y trajo consigo al maestro armero italiano Miguel Tiragalo, importante artesano que
se haría cargo del arsenal de Asunción hasta el año 1816. Con esta operación se incorporó además a la
provincia del Paraguay todo el territorio misionero comprendido entre el río Tebicuary y el río Paraná. El
estratégico avance de la frontera hasta este río ya figuraba en los planes de Velasco desde mucho antes del
congreso del 24 de julio.24 ​

En su marcha hacia el sur, antes de cruzar el río Tebicuary, Velasco había constatado la presencia de
antiguos partidarios de Espínola y Peña en esa zona, entre ellos el sargento mayor José Luis Mora,
excomandante de Quiindy por lo que a su regreso lo envió engrillado a Asunción.

Ya el 10 de agosto, Rocamora había solicitado su separación de la provincia del Paraguay pero la Junta no
había atendido sus pedidos de auxilio y protección. Recién el 16 de septiembre, la Junta decidió liberar a
Rocamora de la dependencia del gobernador Velasco designándolo solamente como gobernador
"interino".25 ​

Liberación de barcos retenidos y control del Paraná


El 15 de septiembre, desde Misiones, Velasco ordenó al
comandante Pedro Gracia que enviase una flotilla naval a rescatar
los buques destinados al Paraguay que se hallaban retenidos en
Corrientes, además de ocupar el sur de la Intendencia hasta el río
Paraná.

La región entre los ríos Tebicuary, Paraguay y Paraná y los esteros


que formaban el límite occidental de las Misionesnota 2 ​ era
entonces objeto de un litigio entre la Intendencia del Paraguay y la
Tenencia de Gobierno de Corrientes: en el norte de esa región
existía desde 1779 el pueblo de Pilar, erigido como villa en 1792.
En el sur de esa zona estaban establecidos varios hacendados
radicados en la ciudad de Corrientes. Esta había establecido
guardias militares en el paso de Itatí, Curupayty, Lomas de Pedro
González y Paso del Rey.26 ​
Fulgencio Yegros. Óleo pintado en
Por orden de Gracia, en una doble operación terrestre y naval, el 1910 por Pablo Alborno
capitán Fulgencio Yegros ocupó la Guardia de Curupayty y el Paso
de Itatí. Una escuadrilla formada por 3 barcos mercantiles artillados
y una cañonera —llevando embarcados más de 160 hombres de tropa y su oficialidad— al mando de José
Antonio Zavala, partió de Asunción el 21 de septiembre y regresó el 10 de octubre, después de haber
recuperado 8 buques que habían sido detenidos en Corrientes en su viaje a Asunción. La misión fue
cumplida sin uso de violencia, a pesar de que fue divisada desde la ciudad.27 ​

El 10 de septiembre, Velasco dio a conocer un comunicado del gobernador de Montevideo, Gaspar de


Vigodet, en la que el exvirrey Cisneros decía que su firma, en las circulares en las que aconsejaba
reconocer a la Junta, le habían sido arrancadas a la fuerza. Estas dos noticias reforzaron la posición
adoptada por el congreso del 24 de julio.

Expedición de Belgrano

El 4 de septiembre de 1810, la Junta


de Buenos Aires, apoyándose en la
información de Espínola, ordenó a uno
de sus vocales, el doctor Manuel
Belgrano, que el ejército que había
organizado para operar en la Banda
Oriental se dirigiera a la Provincia del
Paraguay para obtener su adhesión.

Simultáneamente, la Junta envió hacia


Asunción al capitán Juan Francisco
Arias, y poco después al asunceno
Juan Francisco Agüero, para Operaciones militares en territorio paraguayo y misionero (diciembre
convencer a las autoridades de esa de 1810-marzo de 1811.
provincia sobre la justicia de la causa
de Buenos Aires y los peligros de
enfrentarla.
Belgrano inició la formación de su ejército el 23 de septiembre en San Nicolás de los Arroyos,28 ​ e
incorporó más tropas en Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes y Misiones. A fines de diciembre de 1810 ingresó
al territorio paraguayo por Itapúa.29 ​

Belgrano supuso que la sola presencia de su tropa bastaría para que la inmensa mayoría de la población
paraguaya se plegara a la Junta de Buenos Aires. Sin embargo, no solo no recibió apoyo de la población,
sino que esta se manifestó hostil ante presencia. Sus fuerzas fueron derrotadas en Paraguarí el 19 de enero
de 1811, y en Tacuarí el 9 de marzo.

Ambas victorias paraguayas son consideradas como el inicio de una toma de conciencia de las propias
fuerzas por parte de la oficialidad paraguaya.[cita  requerida]
Luego de firmar la capitulación, Belgrano
propuso a Cabañas ocho puntos de los cuales en el tercero volvió a insistir en que el Paraguay envíe
diputados y "guarde el orden de dependencia" respecto de Buenos Aires. En el cuarto propuso constituir
una junta en Asunción de la cual Velasco sería el presidente. Estas propuestas contradecían lo dispuesto por
el congreso del 24 de julio de 1810. Cabañas se excusó diciendo que no estaba autorizado a resolver
"ninguna" de las proposiciones. Tampoco Belgrano estaba autorizado por la junta de Buenos Aires para
realizarlas. En sus contactos con Belgrano, Cabañas, Yegros y los demás jefes paraguayos, ponían el acento
solo en la paz y en la amistad entre "las dos provincias" pero en ningún momento aceptaban obedecer a la
junta de Buenos Aires".30 ​

El 23 de marzo de 1811, el ejército de Belgrano comenzó su retirada desde Candelaria hacia la Banda
Oriental. Nada expresó mejor el estado de ánimo de Belgrano que la frase:

"En fin, voy a olvidar, excelentísimo señor, al Paraguay". Belgrano a la Junta, 25 de marzo de
1811, en (Instituto Belgraniano Central, 1982, p. 536, tomo III, vol.1)

Velasco pide ayuda a los portugueses

Pese a las buenas relaciones de Velasco con Francisco das Chagas Santos, el comandante portugués de las
Misiones Orientales, el superior de este, el Capitán General Diego de Souza le pidió explicaciones a raíz de
la incursión que había realizado en Candelaria.31 ​

Después de la derrota de Belgrano en Paraguarí y su lenta retirada hacia el Paraná, Velasco intentó asegurar
la estratégica vía de comunicación por el río Uruguay que lo comunicaría con las fuerzas de Vigodet en
Montevideo y con los portugueses de las Misiones Orientales y de paso presionar por la retaguardia a
Belgrano. A tal efecto solicitó a Diego de Souza unos 200 soldados para tal fin.32 ​

El 3 de febrero de 1811 teniendo noticias vagas sobre la derrota de Belgrano en Paraguarí, Diego de Souza
propuso al flamante virrey Elío, en Montevideo poder ingresar con sus tropas —previo común acuerdo con
Velasco— para recuperar la zona del Uruguay y Paraná:

(...) convendría que V.E., de acuerdo con el gobierno del Paraguay, y protegido de las tropas
de mi mando, entrase sin demora en el proyecto de libertar de la jurisdicción de aquella Junta
el territorio del Uruguay y Paraná, como supongo interesa a su posición y a la mía.

El 27 de febrero Souza le comunicó a Elío que había recibido pedidos de auxilio de Velasco para sostener
la persecución de Belgrano e impedir que nuevos refuerzos pudieran venir en su ayuda desde Corrientes,
Santa Fe y del propio Tomas Rocamora ubicado en Santa Rosa. Dos días antes Souza había anticipado a
Velasco que en lugar de los 200 hombres solicitados él enviaría preventivamente entre 800 y 1000 soldados
a las costas del Uruguay a la espera de futuras órdenes de Velasco.
Cuando Souza se enteró de la capitulación de Belgrano envió una nota proponiendo una entrevista personal
con Velasco para realizar "operaciones sucesivas". Como esta nota no llegó a destino insistió enviando al
capitán José de Abreu Mena Barreto donde explicitó su plan de sumar sus fuerzas a la de Velasco y Elío
para liberar el Uruguay de la "dominación de Buenos Aires sin lo cual ni su gobierno, ni aquel dejarán de
estar siempre amenazados o inquietos".33 ​

El capitán Abreu, luego de estar retenido 15 días en Itapúa, fue recibido en Asunción por los "españolistas"
más radicales como "un don del cielo". Pese a las condiciones que traía Abreu de que previamente se debía
reconocer los derechos de Carlota Joaquina a la corona española y sus dominios, la presión del ala
españolista más radical venció a la oposición en el Cabildo y logró que se aprobara la ayuda. Sin embargo,
Velasco se opuso al ingreso de tropas "que por ahora no necesita esta provincia" pero si pidió una ayuda de
25000 pesos para pagar los sueldos de los soldados que habían dejado largos meses a sus familias y
negocios para defender la Provincia y cuyo disgusto podía ser utilizado en su contra.34 ​

Velasco venía dilatando la concreción de esa "ayuda" de 200 hombres que había pedido cuando Belgrano
estaba dentro de la Provincia pero que ahora, sospechosamente, había aumentado a 1500 cuando ya no
existía ningún peligro. Por otra parte no tenía autorización para permitir el ingreso de tropas extranjeras en
la provincia y menos asumir previamente el reconocimiento de Carlota Joaquina. Velasco tenía presente
además los cinco complots que se habían producido en su contra entre octubre de 1810 y abril de 1811, la
caída de su prestigio luego de su retirada en Paraguarí, las conversaciones de sus oficiales con Belgrano y
las consecuencias de las medidas que había tomado para desarmar las fuerzas militares y neutralizar a sus
jefes.35 ​

Así como la misión de Espínola y Peña, el ultimátum de la Junta de Buenos Aires y la invasión de
Belgrano incrementaron su poder y sirvieron para postergar transitoriamente el accionar de un sector de la
oposición a su gobierno, la misión Abreu y el ocultamiento del rechazo de ayuda sería utilizada por estos
mismos grupos para destituirlo.34 ​

Ocupación de Corrientes

Una vez expulsado Belgrano de la provincia del Paraguay, el gobernador Velasco consideró que se podía
poner en práctica el plan de ocupar Corrientes sugerido por Pedro Gracia en septiembre de 1810. El 7 de
abril de 1811, una flotilla al mando de Jaime Ferrer, que ya había participado de la liberación de los buques
en octubre de 1810, ancló frente a la ciudad de Corrientes. La intención declarada era liberar nuevamente
los buques detenidos por orden de la junta de Buenos Aires pero el segundo objetivo era proteger el paso
de tres buques con armas que el virrey Elío enviaba desde Montevideo y, si las circunstancias fueran
favorables, ocupar la ciudad para mantener abierta esa vía de comunicación en forma permanente. Tres
factores jugaban a favor de esto último: la existencia en Corrientes de un núcleo favorable a la provincia del
Paraguay; la falta de fuerzas para la defensa, debido a que Belgrano se había llevado soldados para invadir
la Banda Oriental "dejando solo los inútiles y los que por su avanzada edad no podían sufrir las penurias de
una campaña";36 ​; y la oposición de la población a la política de la junta de Buenos Aires de realizar levas
locales para llevarlas fuera de la provincia. Este último punto será utilizado posteriormente por Blas José de
Rojas como argumento en su discurso inaugural.

El teniente gobernador de Corrientes Elías Galván no tuvo muchas opciones, y contestó

Que tenía consigna del general Belgrano de mantener cordialidad con el Paraguay, consigna
que se halla convenida ya con los tratados celebrados en el campo de batalla de Tacuarí [...] y
ya ratificada por la [...] Junta de Buenos Aires. Le pido que se retire con sus buques ya que no
tenemos orden de batirnos.37 ​
Aunque Galván cedió al requerimiento de Ferrer de liberar los buques paraguayos, este no se retiró pues
tenía que esperar a los barcos que venían de Montevideo. En los siguientes días, además del único barco
paraguayo detenido, y para evitar sorpresas, Ferrer exigió la entrega de algunas naves correntinas. El 17 de
abril, cuando llegaron los tres barcos más otros tres capturados en el camino, Ferrer exigió a Galván, en el
término de dos horas, que se declarase aliado de la Provincia del Paraguay y reconociera al Consejo de
Regencia y al virrey Elío.38 ​ Ferrer tenía ya diez buques mayores y menores armados, cuatro mercantes
más los tres de Montevideo. Sus tropas eran de 300 hombres.39 ​ Galván intentó resistir en Las Lomas
(cerca de la actual Laguna Seca, en Corrientes) pero sus fuerzas, escasas y mal armadas, se dispersaron no
bien las fuerzas de Ferrer pudieron conseguir caballos. Galván se retiró hasta La Bajada, donde le dijeron
que no tenían recursos para ayudarlo. En Corrientes quedó el regidor del cabildo local Ángel Fernández
Blanco para que se entendiera con los paraguayos. El 19 de abril de 1811 el cabildo de Corrientes aceptó el
ultimátum y Ferrer ocupó la ciudad. Días después se retiró aguas arriba dejando una guarnición a cargo de
Blas José de Rojas, quien asumió como Teniente de gobernador y Capitán general el 28 de abril. Con ese
motivo lanzó una proclama contra la "turbulenta" y "facinerosa" Junta de Buenos Aires y su política de
levas:40 ​

"Paraguayos somos; no esperemos que unos salteadores enemigos de nuestro idolatrado


Fernando nos imponga con ardides un yugo vergonzoso, para ir después a costa de nuestra
sangre a aumentar su ambición y sus conquistas en Montevideo y Provincias del Perú".
Proclama de Blas José de Rojas en (Cardozo, 1963, p. 19/20)

Debe destacarse que estos conceptos provenían de un oficial que había combatido en Tacuarí y que además
compartía con Fulgencio Yegros un alto grado de confianza e identificación con sus ideas según consta en
las notas intercambiadas entre ambos.

A mediados de mayo de 1811 se produjo en Asunción el alzamiento militar que impuso al gobernador
Bernardo de Velasco dos consocios para que gobernaran con él. Al conocerse este hecho, Rojas, que era
uno los principales conspiradores y que ya venía trabajando con Fernández Blanco, apresó a unos 100
españoles y se apoderó de 13 barcos. En un bando del 30 de mayo, impulsado por el doctor Francia, el
gobierno de Asunción, anticipando lo que sería después su política frente a la junta de Buenos Aires,
ordenó evacuar Corrientes y reponer las autoridades y la subordinación existentes antes de la ocupación.

Habiendo tenido el actual gobierno por objeto de sus primeras atenciones y cuidados el
conservar la tranquilidad interior y la paz, unión y buena armonía con la ciudad de Buenos
Aires y las demás del continente, siempre que pueda efectuarse de un modo digno y
compatible con el decoro y libertad de esta antigua, vasta y respetable provincia de la
Asunción, ha juzgado conducente a tan importante fin el evacuar y dejar libre la ciudad de
Corrientes ocupada por nuestras armas, considerando que el pueblo ilustrado de Buenos Aires
y todo el mundo imperial, a vista de un ejemplo singular de moderación y generosidad
después de las victorias conseguidas por las armas de la provincia, se convencerá mejor de la
sinceridad de nuestras intenciones y de que el pueblo valeroso del Paraguay, desplegando la
energía de sus fuerzas, nada más a deseado sino el que se respete su libertad. Bando del 30 de
mayo de 1811 en (El paraguayo independiente, 1859, p. 6-7, tomo I)

El 6 de junio de 1811, luego de recoger las armas en poder de la población y de imponer a los europeos
residentes una contribución de 2000 pesos, Rojas entregó el mando a Fernández Blanco. Elías Galván
retornó a la ciudad y asumió sus funciones el 16 de junio de 1811.40 ​

El Paraguay prepara su propia revolución

Medidas preventivas y represivas del gobernador Velasco


Desde fines de 1810, el gobernador Velasco tomó medidas contra quienes conspiraban a favor de la Junta
de Buenos Aires, confinando a un grupo de personas en el Fuerte Borbón. El 7 de enero de 1811 hizo
procesar y enviar preso a Asunción al administrador del pueblo indígena de Yaguarón, acusado de querer
entregar el pueblo a Belgrano.

Luego de la batalla de Paraguarí, el gobernador ordenó que todas las armas de fuego capturadas al enemigo
y las que poseyera la población, fueran entregadas al gobierno. El 13 de marzo se conoció en Asunción el
resultado de la Batalla de Tacuarí, por lo que el gobernador partió hacia las Misiones, dejando el mando en
los cabildantes Bernardo de Haedo, José Carísimo y Francisco Díaz de Bedoya.

Tras la retirada del ejército de Belgrano, y en conocimiento de las relaciones que los jefes criollos de sus
milicias habían entablado con Belgrano, Velasco licenció sin pago alguno a los milicianos, muchos de los
cuales habían servido sin paga durante 8 meses, ni tampoco recompensó a sus jefes. Impidió una entrada
triunfal del ejército en la capital, mientras se hacía tributar honores en el pueblo de Santa María. Apartó de
las posiciones de mando a los principales jefes criollos responsables de la victoria, considerados héroes por
la población: al coronel Juan Manuel Gamarra lo nombró como mayor de plaza en Asunción, sin mando de
tropas; Blas José Rojas pasó como teniente gobernador de Corrientes, lejos de Asunción; el coronel Manuel
Cabañas fue nombrado subinspector general de armas, sin mando de tropas; y Fulgencio Yegros fue
nombrado teniente gobernador de Misiones, de modo de alejarlo también de la capital paraguaya. La capital
quedó guarnecida por milicias de San Isidro del Curuguaty.

El 4 de abril de 1811 fue descubierta una conspiración que debía estallar dos días después. Los
complotados pensaban atacar el cuartel para liberar a los presos allí existentes y los prisioneros porteños que
se hallaban en un barco, y apoderarse de las armas y municiones del parque de artillería. A continuación,
serían capturadas y depuestas las autoridades. La defección y delación por parte de uno de los
conspiradores permitió capturar a Manuel Pedro Domecg, Manuel Hidalgo y a Marcelino Rodríguez.

Luego de retornar a Asunción, Velasco publicó un bando instando a los paraguayos a la tranquilidad
general, y tomó a todas las autoridades nuevamente juramento de obediencia al rey Fernando VII,
ordenando festejos solemnes en toda la provincia para acompañar el juramento. A fines, de abril desarticuló
la prédica del cura José Fermín Sarmiento, quien junto a José de María y a José Mariano Báez, conspiraban
en Concepción a favor de la Junta de Buenos Aires.

Vísperas de la Revolución

El resentimiento de los oficiales criollos contra el gobernador Velasco luego de


que este no recompensara a los milicianos por sus victorias, junto con el temor
del ingreso de fuerzas portuguesas al Paraguay, y el accionar propagandístico
de Belgrano, llevó a que condensara en torno a Fulgencio Yegros una
conspiración para finalizar la dependencia del Paraguay respecto del virrey
Elío y del Consejo de Regencia de España. Como Yegros se hallaba en Itapúa,
Gaspar Rodríguez de Francia dirigió la planificación del golpe en la capital.
Allí fue decisivo el accionar del capitán Pedro Juan Caballero y del alférez
Vicente Ignacio Iturbe, quienes lograron el concurso de los soldados del
cuartel de Asunción.

El plan inicial preveía un movimiento sincronizado. En Itapúa se levantaría


Pedro Juan Caballero. Fulgencio Yegros; en Corrientes, Blas José de Rojas; quienes destacarían
columnas hacia Asunción, a las que se uniría Manuel Atanasio Cabañas en la
Cordillera, entrando en la capital el 25 de mayo, primer aniversario de la
41
revolución de Buenos Aires. ​
El 24 de abril de 1811 Iturbe fue llamado a prestar declaración, ya que el abogado Juan de la Cruz Bargas
delató la existencia de una conspiración, poniendo en sospechas a las autoridades. Como el viaje de Yegros
a Asunción para ponerse al frente de la revolución no podría dejar de ser advertido por Velasco, Caballero
decidió no esperarlo y adelantar el golpe ante el peligro de que fueran arrestados. El 13 de mayo el Cabildo
aceptó unánimemente el ofrecimiento del ingreso al Paraguay de tropas portuguesas, pese a la oposición de
Velasco. El asesor del gobernador, Pedro Somellera, afirmó que él comunicó a los principales complotados
la decisión secreta del Cabildo, alarmado por el peligro portugués. En la mañana del 14 de mayo Iturbe
recibió el aviso de su pariente, el síndico procurador del cabildo Juan Antonio Fernández, sobre que
Velasco estaba al corriente de sus reuniones subversivas en el caso de Juan Francisco Recalde,
transmitiendo la noticia a Caballero. El día 15, Abreu debía partir con la comunicación del Cabildo.

Revolución del 14 de mayo


Véase también: Revolución de mayo de 1811

A las 10 de la noche del día 14, Pedro Juan Caballero hizo repicar inesperadamente las campanas de la
catedral; era la señal convenida para que los complotados se reunieran en el cuartel general frente a la plaza.
Caballero e Iturbe avanzaron hacia el cuartel con 3 compañías de infantería y 3 de artillería, siéndole
franqueado el paso por el comandante de la guardia, capitán Mauricio José Troche, lográndose apoderar del
parque de artillería y de las armas sin ninguna resistencia. Las fuerzas acantonadas en el cuartel eran: 106
soldados al mando del capitán Juan José Vera, 34 milicianos de San Isidro de Curuguaty al mando de
Troche, y una compañía de fusileros al mando de Cuestas. Cuando el mayor de plaza Cabrera retornó al
cuartel con 8 soldados que realizaban una ronda, fue arrestado por Iturbe.

Caballero fue reconocido como comandante del cuartel y comenzó a reunirse parte del pueblo en torno al
mismo. Velasco envió a un sacerdote al cuartel para averiguar qué ocurría, y luego recibió una intimación
de Iturbe para que renunciara al gobierno. Velasco se negó a renunciar, intimando además a Iturbe que no
dejara partir a los enviados portugueses. Se le hizo una nueva propuesta para que admitiera a dos personas
como adjuntos en los despachos de gobierno hasta la celebración de un congreso provincial que
determinara la forma de gobierno. El gobernador rechazó también esta segunda comunicación.

Como el gobernador no cediera, se dispuso de dos cañones y se enviaron patrullas a recorrer las
inmediaciones, mientras se convocaba a más adictos para aumentar las fuerzas y se repartían armas.
Durante la noche, el teniente coronel Gamarra presentó a Velasco un plan para atacar el cuartel, pero el
informe convenció al gobernador de su propia debilidad.

En la mañana del 15 de mayo, Velasco desestimó los planes de resistencia, y finalmente aceptó que le
fueran asociados dos individuos para el despacho de gobierno. . El nuevo gobierno sería provisorio hasta la
celebración de un congreso provincial. El asesor de Velasco, el porteño Pedro Somellera, propuso enviar un
pliego a Buenos Aires relatando lo ocurrido. Para esa misión fue designado José de María, pero al llegar
Francia al cuartel disuadió a Caballero de enviar la nota para no darles un alegrón a los porteños. Ese
mismo día se integró el gobierno provisional con Velasco al frente del mismo y como consocios el doctor
Gaspar Rodríguez de Francia y el comerciante español Juan Valeriano de Zeballos. El nuevo gobierno no
solo eliminó el cargo de "Asesor" sino que al poco tiempo encarceló a Somellera y su hermano. Así
comenzó la consolidación del doctor Francia en su rol de "letrado", en su calidad de hombre de letras,
inteligencia, saber y talento, como motor de la política. No es casualidad que la serie de sucesos que
definieron la constitución del Estado paraguayo fueran conceptualizados por los contemporáneos de
aquellos hechos y los primeros ensayos historiográficos como una "guerra de secretarios".42 ​
El cambio de
gobierno se consumó sin disparar una sola bala.

Gobierno de Velasco y sus consocios


En la tarde del 15 de mayo, Velasco emitió un bando prohibiendo la circulación de personas desde las 9 de
la noche. Dos días más tarde, en otro bando, ordenó que todo aquel que tuviera armas de fuego la entregase
al gobierno en 24 horas. También aclaró el sentido del cambio de gobierno:

(...) no ha tenido por causa y por objeto en la presente determinacion, el entregar, ó dexar esta
Provincia al mando, autoridad y disposición de la de Buenos Ayres, ni de otra alguna ni de
mucho menos el sugetarla á ninguna Potencia extraña. (...) reconociendo siempre al
desgraciado Soberano bajo cuyos Auspicios vivimos, uniendo y confederandose con la misma
Ciudad de Buenos Ayres para la defensa comun y para procurar la felicidad de ambas
Provincias y las demas del continente, bajo un sistema de mutua union, amistad y
conformidad, cuya base sea la igualdad de Derechos.

Antes de partir de Itapúa, Yegros arrestó a 115 españoles y se apoderó de los botes que custodiaban el río
Paraná. Marchó inmediatamente con sus soldados hacia Asunción, dejando a Vicente Antonio Matiauda
como comandante interino de la frontera. En el camino fue alcanzado por un mensajero de su hermano, que
le comunicó los sucesos de Asunción. Hasta ese momento, Yegros era partidario de la Junta de Buenos
Aires, de modo que hizo seguir al mensajero hacia Itapúa, para que Matiauda comunicara los
acontecimientos a las autoridades fronterizas dependientes de Buenos Aires. Yegros entró en Asunción el
21 de mayo, saludado por una salva de 21 cañonazos.

El comandante de Ñeembucú y de la flota fluvial, Jaime Ferrer, fue separado de ambos mandos.

En Corrientes, el 16 de mayo, Blas José de Rojas de acuerdo con el regidor Ángel Fernández Blanco,
apresó a unos 100 españoles de la ciudad, apoderándose de 13 barcos. El 30 de mayo, el gobierno de
Asunción, anticipando lo que sería su política frente a la junta de Buenos Aires, anunció:

"La ocupación de la ciudad de Corrientes por las fuerzas de esta provincia fue solamente
consultando la seguridad, necesária en mención á la falta de espresión suficiente en la
capitulación hecha después del ultimo combate en Tacuarí entre el General de las tropas de
esta ciudad, y el de las de Buenos Aires, pero el presente Gobierno de acuerdo con el
Comandante y Oficiales del cuartel general de esta plaza, ha resuelto el procurar terminar por
medios pacíficos las diferencias ocurridas con la citada ciudad de Buenos Aires, y como no
hay motivo de esperar de la prudencia y circunspección de la Excelentísima Junta de aquella
ciudad el que penetrada de iguales sentimientos de razon y humanidad deje de adoptar un
sistema tan benéfico y justo como el mas natural y aun necesario en las presentes
circunstancias a fin de conservar la unión y seguridad general de las provincias de este
continente: se ha acordado igualmente prevenir a Usted que luego al recibo de esta orden
evacué y deje enteramente libre esa ciudad, dando a saber á su Ilustre Ayuntamiento y
Comandante, si este se hallase en oportunidad, que en lo sucesivo deben observar el mismo
régimen y gobierno que tenian anteriormente subordinado, a la propia Exma. Junta de Buenos
Aires como Dependiente de aquella capital."

El 1 de junio se recibió en Asunción una nota reservada — fechada el 8 de abril de 1811 — del embajador
español en Río de Janeiro, marqués de Casa Irujo, en la que se ordenaba a Velasco que por ningún motivo
consintiese, que tropas portuguesas pisasen en la provincia, ni con pretexto de sujetar a los
insurjentes.nota 3 ​

El capitán Abreu debía haber partido de Asunción con la respuesta reservada de Velasco el día 15 de mayo,
pero tras los sucesos de ese día, Francia y Zevallos le retuvieron el pliego y redactaron otro. Cuando el
comandante de Concepción, Pedro Gracia, tuvo conocimiento de lo ocurrido en la capital, huyó hacia el
Mato Grosso. Las sospechas contra Velasco eran cada vez mayores. Cuando el capitán Blas José de Rojas
interceptó en La Bajada una carta de Genovés a Velasco instándolo a continuar sus planes de acuerdo con
los portugueses, los criollos de Asunción se convencieron de derrocar a Velasco.
El 9 de junio Velasco fue separado del gobierno y apresado junto con los miembros del cabildo, acusados
de entendimiento con Elío en Montevideo y de negociar con los portugueses para defender la monarquía
aún al precio de depender del Imperio portugués. Los detenidos quedaban a disposición del Congreso que
se estaba por celebrar.

El Congreso de junio de 1811 y la Junta Superior Gubernativa


Entre el 17 de junio y el 20 de junio de 1811 se reunió un congreso provincial que decidió que quede en
suspenso "por ahora" todo reconocimiento a las Cortes y Consejo de Regencia "y toda otra representación
de autoridad" hasta la suprema decisión del congreso general que se halla próximo a celebrarse en Buenos
Aires. Y también

No reconocer otro soberano que Fernando VII y sostener los derechos, libertad, defensa e
indemnidad de esta provincia.

En lugar del Gobernador y sus consocios, el Congreso nombró una Junta Superior Gubernativa, presidida
por el teniente coronel Fulgencio Yegros, como presidente y comandante general de armas, e integrada por
los vocales Rodríguez de Francia, el capitán Pedro Juan Caballero, el sacerdote Francisco Javier Bogarín y
Fernando de la Mora; la misma Junta nombraría además un secretario. Se dispuso que los cargos de la Junta
no duraran más de 5 años. Quedaban dentro de las atribuciones de la Junta nombrar y señalar los sueldos
de los empleados públicos, mantener el ejército y establecer impuestos, así como nombrar por única vez a
los miembros del Cabildo de Asunción. Los españoles fueron cesados en todos sus empleos, excepto
Zeballos. Todo reconocimiento de autoridades españolas quedaba suspendido, pero los miembros de la
Junta debían reconocer como único soberano a Fernando VII.

Se resolvió además que:

(...) esta Provincia no sólo tenga amistad, buena armonía y correspondencia con la Ciudad de
Buenos aires y demás provincias confederadas, sino que también se una con ella para el fin de
formar una sociedad fundada en principios de justicia, de equidad y de igualdad (...)

Las bases de la relación con Buenos Aires fueron determinadas por el Congreso como de independencia
absoluta del Paraguay hasta la reunión de un congreso de las Provincias Unidas. Se nombró como diputado
al Congreso a reunirse en Buenos Aires a Gaspar Rodríguez de Francia, que anteriormente había sido
nombrado para ese cargo por el cabildo. Un requisito fundamental era que los reglamentos, formas de
gobierno o constitución que sancionara dicho Congreso debían ser ratificados por el Congreso paraguayo.

Las principales medidas fiscales fueron la abolición del impuesto de sisa y arbitrio que la yerba mate
pagaba en Buenos Aires, y la extinción del estanco de tabaco

La Junta asumió sus funciones el 20 de junio de 1811. El vocal Mora asumió provisoriamente la secretaría
de la Junta. El 22 fue emitido un bando con las disposiciones del Congreso, entre ellas nombrando al
comandante Blas José de Rojas como subdelegado del Departamento de Santiago, con agregación de los
Pueblos de Itapúa, Trinidad y Jesús, y comandante de la frontera. Para la subdelegación de Candelaria la
junta debía nombrar un subdelegado.

Tratado entre las juntas de Asunción y Buenos Aires

El 20 de julio de 1811 la Junta Superior Gubernativa envió una nota a la Junta de Buenos Aires
comunicándole las resoluciones del congreso del 17 de junio. Una de ellas determinó que la provincia del
Paraguay se gobernaría por sí misma, aunque mantendría el propósito de defender la causa común del
señor Don Fernando VII. La junta de Buenos Aires respondió por nota del 28
de agosto de 1811 diciendo que reconocía el autogobierno e independencia: Si
es la voluntad decidida de esa provincia gobernarse por sí y con
independencia del gobierno provisional, no nos opondremos a ello.

El 12 de octubre de 1811 se firmó con los enviados de Buenos Aires, Manuel


Belgrano y Vicente Anastasio de Echevarría, un Tratado de Amistad, Auxilio
y Comercio, reconociendo el gobierno de Buenos Aires la autonomía de la
Provincia del Paraguay hasta la celebración de un congreso general que
decidiera la forma de gobierno, estableciendo de hecho la independencia del
Manuel Belgrano, firmó Paraguay. Rodríguez de Francia fue elegido como diputado al congreso
el tratado a nombre del general de las provincias del Río de la Plata, aunque no viajó. Ningún otro
gobierno de Buenos paso se dio hacia la formación de una confederación y la Provincia del
Aires. Paraguay actuó como un estado independiente tal cual lo estableció un año
antes el congreso del 24 de julio de 1810, artículo 2°, y el reciente de junio de
1811.

El río Paraná quedó como límite provisorio entre las juntas de Asunción y Buenos Aires, pero se dejó en
custodia provisoria del gobierno de Asunción el Departamento de Candelaria y el partido de Pedro
González hasta que un congreso general fijara la demarcación definitiva.

El vocal Francia y la Junta Superior Gubernativa

El miembro más activo de la Junta era el doctor Francia, cuyos ideales


independentistas habían tomado estado público en su discurso en el
Congreso General del 24 de julio de 1810.43 ​
Considerando a los
demás miembros de la Junta como ineptos, dubitativos o contrarios a la
independencia, y también demasiado sometidos a las presiones
militares, Francia abandonó la Junta el 1 de agosto de 1811.
Rápidamente algunos miembros de la Junta, en forma colectiva o
individual pidieron su retorno.44 ​ 45 ​ El 2 de septiembre de 1811, el
comandante del cuartel, sargento mayor Antonio Tomás Yegros,
hermano del presidente de la Junta, Fulgencio Yegros, pidió al Cabildo
la inmediata remoción del vocal Bogarín y la reunión de un congreso
para nombrar otro vocal si el doctor Francia no se reincorporaba a la
Junta.46 ​ El Cabildo pidió a la Junta su opinión sobre el tema y por Gaspar Rodríguez de Francia,
nota oficial solicitó a Francia su reincorporación. La Junta resolvió dibujo de A. Demersay.
suspender al vocal Bogarín el 2 de septiembre y tras una serie de
negociaciones con los militares, mediados por el Cabildo, el doctor
Francia se reincorporó a la Junta. Influyó en este rápido acuerdo la llegada de la importante misión
Belgrano-Echevarría.

Fernando de la Mora, miembro de la Junta, fue comisionado al norte del país, con la misión de expulsar a
los portugueses que habían ocupado Fuerte Borbón y a los indígenas mbayá, que cometían desmanes en
toda esa región.47 ​

En diciembre de 1811, nuevamente ciertos miembros del sector militar, con la complicidad o complacencia
de miembros de la Junta, vulneraron el poder de esta. Francia se retiró de la junta el 15 de diciembre y
propuso que se realizara un nuevo congreso pues con su renuncia eran dos los vocales que faltaban. En
nota del 16 de diciembre de 1811, los tres miembros de la Junta restantes, adoptaron una línea más dura y
apoyándose en el poder militar, rechazaron sus razones.
El cabildo trató de impedir que la disminuida Junta intentara nombrar por sí misma los reemplazantes sin
llamar a un congreso ad-hoc como pedía Francia. Si bien la Junta rechazó esta nota no realizó cambios,
dejó en suspenso la renuncia de Francia y la separación Bogarin para no convocar a un nuevo congreso.
Para cubrir las funciones nombró como asesor a Gregorio Tadeo de la Cerda, un amigo de De la Mora. De
origen cordobés, poseía mucha experiencia administrativa a la que sumaba su oportunismo y falta de
principios. Por la poca capacidad de los tres miembros de la Junta ejerció prácticamente el gobierno durante
la ausencia de Francia.48 ​

Recién en noviembre de 1812, Yegros y Caballero, presionados por todas partes y con una situación
internacional en permanente deterioro, le solicitaron a Francia que vuelva a ejercer sus funciones en la
Junta. El 16 de noviembre de 1812 se llegó a un acuerdo entre ellos. En él se estableció la creación de un
segundo batallón, equivalente al primero, al mando del vocal decano doctor Francia.49 ​ De esta manera
Francia logró equilibrar el poder de los militares y a partir de entonces la conducción de la Junta quedó
prácticamente en sus manos.

El vocal Fernando de la Mora fue suspendido el 4 de junio de 1813 y a mediados de septiembre del mismo
año, por acuerdo de Yegros, Caballero y Francia, fue expulsado definitivamente de la Junta. Días después,
su influyente amigo Gregorio de la Cerda tuvo que abandonar el país acusado de ser informante del
Triunvirato porteño.50 ​

En mayo de 1813 llegó a Asunción Nicolás Herrera, enviado por el gobierno de las Provincias Unidas del
Río de la Plata. Su misión era invitar al Paraguay al envío de diputados a la Asamblea General
Constituyente que se había ya reunido en Buenos Aires. Francia decidió no contestar esa invitación,
aduciendo que había que esperar la reunión del Congreso, que se reuniría en agosto.2 ​

Una medida de importancia fue la solicitud de devolución de las causas judiciales en recurso de apelación
ante la ex Real Audiencia de Buenos Aires, declarándose la Junta a sí misma tribunal de apelación. La
solicitud fue planteada el 19 de marzo de 1812 y aceptada por el Triunvirato que gobernaba en Buenos
Aires el 2 de abril.51 ​Desde esa fecha data la independencia judicial del estado paraguayo.52 ​

Otras medidas de la Junta fueron la supresión del tributo indígena, la gratuidad de la enseñanza primaria, el
establecimiento de relaciones con el jefe federal de la Banda Oriental, José Artigas, y otras de carácter
puramente administrativas.53 ​

El Congreso de 1813 y el Consulado


Presionando al gobierno, Francia logró que se aceptara la forma de elección de diputados que había
planeado: el Congreso estaría formado por alrededor de mil diputados, elegidos de todos los pueblos y
villas del interior del país, quedando en minoría los representantes de Asunción.54 ​ Los diputados fueron
elegidos en asambleas de vecinos, en las que generalmente se les proponían los nombres de candidatos
nombrados por Francia. A medida que los diputados iban llegando a Asunción, Francia los reunía por
grupos en su propia casa, dándoles instrucciones sobre qué se debía hacer en el Congreso. Igualmente, se
pospuso la iniciación del Congreso hasta fines de septiembre.55 ​

Congreso de 1813

El Congreso se reunió el 30 de septiembre. Su primera decisión fue negarse a recibir al enviado del
gobierno de las Provincias Unidas y responderle que no se enviaría "ahora" al diputado exigido por el
mismo. A continuación aceptó la renuncia presentada por Francia, al que se le pidió que redactara un plan
de gobierno.56 ​
Se ignora qué deliberaron los diputados durante los días siguientes, pero el 12 de octubre recibieron un
Reglamento de Gobierno, propuesto por Francia. Fue aprobado por unanimidad ese mismo día.57 ​ En su
artículo 1.º se establecía que

"Continuarán en el gobierno superior de la provincia solamente los dos ciudadanos, don


Fulgencio Yegros, y don José Gaspar de Francia, con la denominación de Cónsules de la
República del Paraguay y se les confiere la graduación y honores de brigadieres del ejército,
de que se les librará despacho firmado del presidente actual del congreso, secretario y
sufragantes de actuación con el sello del gobierno."58 ​

El resto de los artículos detalla las atribuciones y obligaciones de los Cónsules. El Consulado, institución
copiada del consulado de la antigua Roma y del consulado francés que antecedió al Imperio Napoleónico,
era un avance en la concentración de la autoridad ejecutiva. Tras la sanción del Reglamento de Gobierno, el
Congreso cerró sus sesiones.55 ​

Al cerrar en unos pocos días las sesiones del Congreso, el de 1813 repitió lo actuado dos años antes, y fijó
un antecedente que sería imitado en todos los congresos subsiguientes, hasta el año 1865: el Congreso del
Paraguay era elegido para una sola sesión — que podía durar desde un día hasta algunas semanas — y al
término de la misma se consideraba disuelto. Serían las autoridades ejecutivas las encargadas de convocar
al Congreso, excepto en los pocos casos en que su convocatoria ocurría en una fecha determinada por el
Congreso anterior. El último de estos Congresos sería reunido en 1865 por Francisco Solano López al
iniciar la Guerra de la Triple Alianza.59 ​

Controversias sobre el Reglamento de Gobierno de 1813

El Reglamento de Gobierno fue interpretado de las más diversas formas por los historiadores paraguayos.
Algunos autores la han interpretado como una constitución,58 ​ o "constitución singularísima".60 ​ Esta
postura ha sido rechazada por otros autores, señalando que, por sus características, el Reglamento
instauraba solamente un gobierno provisional, y que no se establecían los derechos civiles.61 ​

Un punto de vista muy extendido interpreta que este Reglamento implicaba una proclamación de la
Independencia del Paraguay, debido a que se abandonaba toda mención al rey español,57 ​ y a que se
proclamaba la República, abandonando la mención al nombre de Provincia.62 nota
​ 4 ​ Otros autores señalan
que este punto de vista es incorrecto, ya que no hay una sola mención a la independencia en este
documento, y que la proclamación de la independencia sería sancionada en 1842.63 64
​ ​

Existió aún una singular versión sobre la supuesta declaración de la independencia: el presidente Carlos
Antonio López —que no había estado presente en el Congreso de 1813— afirmó en el discurso de
inauguración del Congreso de 1854:

"La independencia de nuestro país fue declarada y proclamada en el congreso reunido en


octubre de 1813, pero por una negligencia inexplicable, ni se consignó esa declaración en un
acto formal, ni se promulgó, ni se juró, ni se comunicó al exterior y quedó por consiguiente,
desconocida y como si no existiese esa independencia."
Carlos Antonio López, Mensaje de inauguración del Congreso, 14 de marzo de 1854, en
(Vargas Peña, 1945, p. 32)

Consulado
El consulado sería ejercido por los dos cónsules alternativamente durante cuatro meses; Francia ocupó el
primer y tercer turno, ocupándolo Yegros solamente durante el segundo, entre febrero y junio de 1814. Aun
así, durante todo el Consulado, Francia relegó a Yegros a un segundo plano; también alejó a los oficiales
favorables a Yegros y Caballero de la capital, reuniendo en ella un ejército completamente adicto a su
persona.65 ​

El 1° de marzo de 1814, los cónsules Francia y Yegros firmaron una resolución para facilitar los objetivos
de la "causa sagrada" contra las maquinaciones de los tenaces, feroces e irreconciliables enemigos de la
República. La misma prohibía la autorización de matrimonio de "varón europeo" con "mujer americana
conocida y reputada por española en el público", aclarando respecto de estas: "desde la primera hasta la
última clase del estado, por ínfima que sea y llana [baja]" [artículo 1°] o "mujer americana de la expresada
calidad y clase española" [artículo 2°]. El incumplimiento penaba al párroco o cualquier eclesiástico que
hubiera autorizado tal matrimonio a la expulsión perpetua de la república y la confiscación de todos sus
bienes; por su parte, al "europeo" contrayente se lo penaba a prisión en el fuerte Borbón por 10 años,
quedar a disposición del Estado una vez cumplida la prisión, y la confiscación de todos sus bienes.

La resolución se extendía a los matrimonios que se realizaran sorprendiendo a las autoridades, no


admitiéndose el valor de los mismos para la vida común, herencia, sucesión ni transmisión de apellidos.
Tampoco se admitían las demandas judiciales de esponsales originadas en escrituras públicas o en
situaciones de estupro, siendo en este caso responsables los funcionarios públicos con penas iguales al de
los miembros de la Iglesia. Tampoco podían ser testigos de casamientos, confirmaciones, apadrinar
bautismos, salvo que el padre del bautizado fuera europeo.

Sin embargo, la resolución permitía a los europeos casarse libremente "con indias de los pueblos, mulatas
conocidas y reputadas públicamente por tales, y negras". [Resolución consular, 1° de marzo de 1814,
B.N.R.J., Col. R.B.]

El historiador Julio César Chaves definió estas medidas como "muerte civil" de los varones europeos.66 ​
Fue un obstáculo legal para impedir que estos se relacionaran con sectores de la elite paraguaya. Constituyó
además un avance del poder del Estado paraguayo sobre la Iglesia respecto de las autorizaciones para
contraer matrimonio.

Otra medida que adoptó el Consulado fue declararse neutral en el conflicto entre Artigas y el Directorio,
que ya había encendido la primera guerra civil rioplatense. El oficial Matiauda, que había apoyado a Yegros
en 1811, se pasó a los artiguistas y participó en la política de la provincia de Corrientes.65 ​

Dictadura de José Gaspar Rodríguez de Francia


El 3 de octubre de 1814 se reunió el tercer Congreso paraguayo, formado por alrededor de mil diputados.
A propuesta de Francia, que presidió las sesiones, se unificó el Poder Ejecutivo en una sola persona,
dándole el título y carácter excepcional de Dictador Supremo de la República del Paraguay. El cargo
duraría cuatro años, tras los cuales se debería reunir otro Congreso nacional y decidir sobre el sistema de
gobierno. Para el cargo fue elegido José Gaspar Rodríguez de Francia.67 ​

A partir de ese momento, Francia impuso un sistema de férreo control del comercio exterior: aumentó los
aranceles de importación y creó el monopolio estatal de la exportación de maderas y otros bienes. Por un
tiempo se mantuvo relativamente libre la exportación de tabaco y yerba mate, pero las restricciones a la
actividad portuaria fueron en aumento. En particular, se prohibió el pago de importaciones con moneda
metálica (pesos plata y onzas de oro), medida que transformó en trueque toda las operaciones de comercio
exterior, salvo la compra de armamentos. Incluso muchos comerciantes de armas preferían llevar productos
del país por el beneficio adicional que obtenían lo que llevó a Francia a limitar el porcentaje de madera que
estos podían llevar.55 ​
Se acentuó la persecución de los adversarios del régimen,
especialmente a quienes eran considerados partidarios de las
Provincias Unidas del Río de la Plata. Secularizó los bienes de la
Iglesia católica, pero no cambió demasiado la situación para los
campesinos, que pasaron de arrendatarios de la Iglesia a arrendatarios
del Estado. Se eliminó el diezmo eclesiástico, y los curas párrocos
pasaron a ser empleados públicos.55 ​

El 30 de mayo de 1816 se reunió el cuarto Congreso paraguayo; esta


vez estaba formado por 250 diputados. En su primera y única sesión,
se limitó a extender el título de Francia por aclamación, dándole el de
Dictador Perpetuo de la República, "durante su vida, con calidad de
ser sin ejemplar".68 ​ Esta frase significaba que la dictadura vitalicia le
era asignada a la persona de Rodríguez de Francia y no era hereditaria;
tampoco esta resolución podía ser utilizada como antecedente para otra
Gaspar Rodríguez de Francia.
dictadura vitalicia posterior. Se decidió que el Congreso se reuniría
cada vez que lo requiriera el Dictador. El resultado fue que no se
volvería a reunir durante el resto de la vida del Dr. Francia.67 ​

Apenas asumido el mando perpetuo, Francia clausuró el puerto de Pilar, único que se mantenía en
comunicación con las Provincias Unidas. El puerto de Asunción había sido gradualmente cerrado, y el de
Itapúa, que permitía un escaso comercio con el Brasil, sería clausurado en 1818. No obstante, el aislamiento
del Paraguay nunca fue ni podía ser total.55 ​.69 70
​ ​ Los extranjeros que se introdujeran o pidieron asilo en
el Paraguay como José Artigas a fines de 1820, o Aimé Bonpland al año siguiente, fueron internados en el
interior del país.71 nota
​ 5​

Dos conspiraciones de gran evergadura para intentar derribar a Francia fueron descubiertas en 1820 y
1821. Uno total de 69 personas fueron ejecutadas, entre ellos Fulgencio Yegros. Muchos más huyeron a las
Provincias Unidas.55 ​ La depuración de la administración pública fue total: cada soldado, maestro, cura o
empleado público era enteramente leal al dictador, y sólo a él respondían.

La educación pública de nivel primaria se hizo obligatoria y gratuita, y efectivamente se extendió a todos
los niveles de la sociedad. En cambio, el único colegio secundario fue cerrado. La economía se estatizó casi
completamente, y la industria y artesanías locales alcanzaron niveles más altos que nunca, para satisfacer las
necesidades crecientes del mercado interno.67 ​

Una muy limitada apertura comercial tuvo lugar a partir de 1823, con la reapertura de los puertos de Pilar
de Ñeembucú e Itapúa. El primero estaba dedicado al intercambio con las Provincias Unidas, pero el único
comprador autorizado era el gobierno de la República, que además fijaba los precios y tardaba muchos días
en concretar cada operación; en esas condiciones, y dado el temor de los navegantes a las arbitariedades de
Francia, los beneficios de la apertura fueron casi nulos..72 ​El segundo era el indicado para el intercambio
con el Brasil, pero la ocupación por las autoridades correntinas de la villa de Santo Tomé, paso obligado
para ese intercambio,.73 ​ limitaron las posibilidades de aumentar el tráfico por ese puerto, que era además
mucho más oneroso que por Pilar.70 ​ Los conflictos con Corrientes se agudizaron en la década de 1830; la
respuesta de Francia fue defender la margen derecha del río Paraná, e impedir el establecimiento
permanente de correntinos en la margen izquierda aguas arriba de la isla Apipé.74 ​

Cuando falleció Francia, en septiembre de 1840, el Paraguay era la única de las antiguas colonias españolas
de América continental que no había proclamado formalmente su independencia. No obstante, su
independencia de hecho, tanto política como cultural y económica, puede considerarse más completa que
cualquiera de las otras ex colonias españolas.55 ​
El Acta de la Independencia

Muerte y sucesión del Doctor Francia

El mismo día de la muerte de Francia, asumió el mando una Junta de los comandantes de los cuatro
cuarteles de la capital, bajo la presidencia del alcalde del cabildo, Manuel Antonio Ortiz. Se asignó a sí
misma la misión de convocar un Congreso, pero las semanas pasaban sin que éste fuera anunciado. De
modo que el 22 de enero de 1841, un golpe de estado dirigido por un cabo de ejército terminó con la Junta.
En su lugar asumió un Triunvirato, formado por Juan José Medina, José Gabriel Benítez y José Domingo
Campos, que convocó al Congreso; estos fueron a su vez derrocados el 19 de febrero por un segundo golpe
de estado. El jefe de este golpe de estado, subteniente Mariano Roque Alonso, asumió el gobierno con el
título de Comandante General de Armas. Ejercía como secretario el doctor Carlos Antonio López, sobrino
del dictador Francia.75 ​

El 12 de marzo se reunió el Congreso. Su primera preocupación fue formar un gobierno, al que dieron el
nombre de Consulado. Se regiría por los mismos principios del Consulado de 1813, y lo formarían Alonso
y López, y durarían tres años en su mandato. El cónsul Alonso se concentró en la seguridad y defensa del
país, mientras todo el resto de la administración pública era llevada adelante por López.76 ​

Fuera de esta elección, el Congreso decidió la apertura comercial y diplomática con los países vecinos; lo
hizo en forma bastante moderada, ya que se habilitaron solamente los puertos de Pilar e Itapúa. Pese a que
los más letrados de los paraguayos esperaban la sanción de una Constitución, el tema no fue siquiera
considerado.77 ​

El Acta de la Independencia Paraguaya

Un nuevo Congreso se reunió el 25 de noviembre de 1842, cuyo presidente fue el cónsul Carlos Antonio
López. La reunión estuvo signada por la amenaza que constituía la actitud del gobierno de la
Confederación Argentina, ejercido por el gobernador Juan Manuel de Rosas, el cual, a punto de aplastar
toda resistencia interna, parecía decidido a incorporar a la fuerza al Paraguay a la Confederación.78 ​

En respuesta a esta situación,nota 6 ​ el mismo día de su instalación, el Congreso sancionó el Acta de la


Independencia del Paraguay:

Considerando:

Que nuestra emancipación e independencia es un hecho solemne e incontestable en


el espacio de más de treinta años.

Que durante este largo tiempo y desde que la República del Paraguay se segregó con
sus esfuerzos de la metrópoli española para siempre; también del mismo modo se
separó de hecho de todo poder extranjero, queriendo desde entonces con voto
uniforme pertenecer a sí misma; y formar como ha formado una nación libre e
independiente bajo el sistema republicano sin que aparezca dato alguno que
contradiga esta explícita declaración.

Que este derecho propio de todo estado libre sea reconocido a otras provincias de
Sud América por la República Argentina, y no parece justo pensar que aquel se le
desconozca a la República del Paraguay, que además de los justos títulos en que lo
funda, la naturaleza lo ha prodigado sus dones para que sea una nación fuerte,
populosa, fecunda en recursos, y en todos los ramos de industria y comercio.

Que tantos sufrimientos y privaciones anteriores consagrados con resignación a la


independencia de nuestra República por salvarnos a la vez del abismo de la guerra
civil, son también fuertes comprobantes de la indudable voluntad general de los
pueblos de la República por su absoluta emancipación é independencia de todo
dominio y poder extraño.

Que consecuente a estos principios y al voto general de la República para que nada
falte a la base fundamental de nuestra existencia política confiados en la divina
providencia declaramos solemnemente:

Primero: La República del Paraguay en el Río de la Plata es para siempre de hecho y


de derecho una nación libre e independiente de todo poder extraño.

Segundo: Nunca jamás será el patrimonio de una persona, o de una familia."

Wikisource contiene obras originales de o sobre Independencia del Paraguay.

Este Congreso oficializó también la Bandera y el Escudo del Paraguay.79 ​ También sancionó la libertad de
vientres.80 ​

Por orden del Consulado, el 25 de diciembre de ese mismo año, la Independencia del Paraguay fue
solemnemente jurada por las autoridades y toda la población del país, acto que se celebró simultáneamente
en la capital y en cada villa y pueblo del Paraguay.81 82
​ ​

El 13 de marzo de 1844 se reunió un nuevo Congreso de trescientos diputados. Bajo la dirección de López
se dictó una "Ley que establece la Administración Política de la República del Paraguay", que es
considerada a veces la segunda constitución del país:83 ​se establecía una división de poderes, aunque muy
favorable al poder casi ilimitado del Poder Ejecutivo. Éste sería ejercido por un Presidente de la República,
que gobernaría durante diez años. La Constitución excluía toda mención a garantía alguna de los derechos
civiles.84 ​Para el cargo de presidente fue elegido Carlos Antonio López.85 ​

Al año siguiente, el presidente López sancionó otra medida importante de soberanía: creó la moneda
nacional. Hasta ese momento se utilizaba la antigua moneda española, o las que circulaban en los países
vecinos, especialmente los pesos de plata bolivianos. En 1847 se imprimieron los primeros billetes
paraguayos de papel moneda.86 ​

Reconocimiento de la Independencia

La proclamación de la Independencia se envió a la Confederación Argentina, al Imperio del Brasil y a la


República de Bolivia. El primero en responder fue el argentino: El 26 de abril de 1843, el Encargado de las
Relaciones Exteriores de la Confederación Argentina y Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Juan
Manuel de Rosas, contestó al enviado paraguayo Andrés Gill que no podía reconocer ni desconocer esa
independencia. Dio como razón que su país estaba "en guerra con todo el mundo". Sin embargo, agregó a
su posición varias expresiones favorables al mantenimiento de la paz con el pueblo paraguayo.87 ​

El primer país que reconoció formalmente la independencia paraguaya fue la República de Bolivia, por una
declaración fechada en Sucre, el 17 de junio de 1843.88 ​

El Imperio del Brasil reconoció la independencia paraguaya por medio de un comunicado imperial,
entregado en Asunción el 14 de septiembre de 1844.89 ​ Más de un año antes se habían establecido
relaciones diplomáticas permanentes entre ambos países. La intención de la diplomacia imperial era
adelantar una alianza con el vecino país. No obstante, poco después el Paraguay se vio invloucrado en una
guerra contra la Confederación, pero en alianza con el gobierno de la provincia de Corrientes, no con el
Brasil. Cuando esta fracasó, López volvió a insistir en una política neutral respecto de la Argentina.90 ​
El reconocimiento por parte del gobierno argentino debió esperar a la caída del régimen de Juan Manuel de
Rosas. A poco de derrocarlo, el general Justo José de Urquiza envió un enviado plenipontenciario a
Asunción, con la orden de reconocer la independencia paraguaya. La misma fue formalmente anunciada
por medio de un "Tratado de límites, amistad, comercio y navegación entre Paraguay y la Confederación
Argentina" firmado en Asunción el 15 de julio de 1852.91 ​

Faltaba aún el reconocimiento de la Independencia del Paraguay por su antigua metrópoli. Debido a
diversas complicaciones, y retrasado por la destrucción de la administración pública y el cuerpo diplomático
paraguayo después de la Guerra de la Triple Alianza, España no reconoció la independencia paraguaya
hasta el 10 de septiembre de 1880.92 ​

Notas
1. El sitio Independencia Paraguaya.com (https://web.archive.org/web/20100620102122/http://
www.independenciaparaguaya.com/) fija los límites del período en 1811 y 1842. No
obstante, para una mejor comprensión del proceso, es necesario incluir el rechazo del
Paraguay a la Junta de Buenos Aires, que se inició en 1810, y el reconocimiento del
Paraguay por sus países vecinos y por su antigua metrópoli, que se completó en 1880.
2. El territorio en litigio forma hoy la mayor parte del Departamento de Ñeembucú.
3. Somellera dice que la nota la recibió Velasco antes de su renuncia como gobernador y la
ocultó al cabildo, pero un bando de la Junta desmiente su afirmación.
4. Obsérvese que el nombre de "provincia" no era abandonado: de hecho, en el Reglamento
se menciona más veces que la palabra "República".
5. Bonpland fue expulsado del país en 1831 por decisión del doctor Francia, que lo autorizó a
llevarse todos sus bienes. Artigas tuvo la oportunidad de abandonar el país después de la
muerte de Francia, pero la rechazó.
6. Según ciertos autores, el Acta de Independencia no fue úna respuesta original del Paraguay
a la amenaza porteña, sino que fue incentivada por la diplomacia brasileña. Véase El caso
paraguayo: La declaración de independencia paraguaya, en la Historia de las Relaciones
Exteriores Argentinas, publicado por la Universidad del Cema. (http://www.ucema.edu.ar/cei
eg/arg-rree/4/4-044.htm)

Fuentes

Referencias
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g/web/*/http://www.elmartillojudicial.com.ar/2011/ o.com/aaa/galeano_olivera_david/jura_de_
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Véase también
Wikisource contiene obras originales de o sobre Independencia del Paraguay.
Wikisource contiene obras originales de o sobre Independencia del Paraguay.

Enlaces externos
Día de la independencia del Paraguay (https://www.ipparaguay.com.py/dia-de-la-independe
ncia-del-paraguay/)
La Independencia del Paraguay (https://www.megafav.com.py/la-independencia-del-paragu
ay/)

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