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Trabajo Práctico Historia

Facultad de Ciencias de la Salud


de Asunción

TRABAJO PRÁCTICO
DE HISTORIA

“BATALLAS DE LA GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA”

Profesor Gabriel Benítez

Autores:
Joaquín Caballero Campos
Miguel Filizzola
Mariana Ugarte

Asunción, 3 de junio de 2019

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Trabajo Práctico Historia

ÍNDICE Pág.

Introducción…………………………….………………………………..……….……….. 3

I- Objetivos……………………………………………………………………….………… 4

II- La Uruguayana (1865)..……………………………………….………….…..………. 5

III- La Batalla de Curupayty (1866).……..……..…….……..……………………………. 5

IV- La Batalla de Piribebuy (1869).…………………………...………………................. 6

V- La Batalla de Tuyuti (1866).………..……….............................................................. 7

VI- Batalla de Pikysyry (1868)…………………..……………………………………….. 8

VII- La Batalla de Acosta Ñú (1868)…………………………………….…………….….. 10

Conclusiones.....………………………………………………….………………………… 11

Bibliografía………………………………………………………………………..………. 12

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INTRODUCCIÓN

El presente trabajo trata de la historia de la triple alianza en su aspecto más nefasto y


trágico para nuestro país, una etapa calificada para algunos como heroica, para otros
como un genocidio histórico y para una minoría como el resultado del actuar de un
fanático que condujo nuestro país a la ruina.
Más precisamente buscamos y tratamos de plasmar en el presente trabajo,
informaciones sobre las principales batallas de la guerra de la triple alianza, o contra la
triple alianza.
Sin adentrarnos demasiado en las causas de esta sangrienta guerra, debemos decir que
en resumen, el siglo XIX nos presenta un brillante espectáculo de la Revolución
industrial que tiene en Inglaterra a su mayor protagonista. El mundo es organizado
dentro del sistema, denominado por los economistas clásicos, como el de la “División
internacional del trabajo”, que reserva a los países de la “periferia” para utilizar una
terminología contemporánea, el papel de productores de materias primas.
Sin embargo, en el Paraguay se realiza una experiencia única y sobre todo, exitosa, de
desarrollo independiente, absolutamente original en su concepción y altivamente
distante de todo vasallaje, experiencia timoneada por el Dr. Francia y los López. Es
obvio, que un país independiente, auto sustentado por su propia economía, sin lazos de
dependencias mercantilistas europeas o foráneas, molestaba y debía ser sometido, de
una u otra forma, cualquiera hubiera sido la actitud del Mariscal López en las decisiones
que condujeron a la declaración de guerra contra la triple alianza.
Contra esta experiencia se alza una coalición de naciones, con financiamiento británico.
El Paraguay es derrotado, pese a la heroica resistencia de su pueblo. La consecuencia
es la inmediata inserción del país dentro del sistema mundial anteriormente señalado.
La guerra de la triple alianza de la triple alianza tuvo dos fases, una ofensiva y otra
defensiva. En la primera, nuestro ejército invade primero los territorios enemigos con una
campaña rápida y victoriosa. Esta fase consta de tres campañas: Mato Grosso (Brasil),
la de Uruguayana (a orillas del rio Uruguay) y la de Corrientes (en Argentina). Al fracasar
esas campañas, no se pudo evitar el contraataque de los ejércitos aliados en territorio
paraguayo y se pasó entonces a la fase defensiva, la cual consta de otras tres
campañas: la de Humaitá, la de Pikysyry y la de las Cordilleras. Terminando con el
genocidio de la batalla de Acosta Ñú.

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I- OBJETIVOS.
a- Generales.
Procurar un conocimiento racional y descriptivo sobre los aspectos más resaltantes
sobre los hechos de la Guerra de la Triple Alianza.
Proporcionar algunos elementos de análisis que permitan a los estudiantes comprender
los principales acontecimientos y procesos de cambio que generó dicha guerra.
b- Específicos.
 Identificar a los principales protagonistas y el rol que les cupo en las contiendas.
 Describir los acontecimientos de las principales batallas de la triple alianza.
 Identificar los principales protagonistas de la guerra.
 Explicar el rol e interés de cada país de la Triple Alianza en la guerra.

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II- LA URUGUAYANA (1865).
Ciudad uruguaya en el triángulo que une Argentina con el Brasil. Ahí fue el escenario de
la mayor catástrofe militar del Paraguay: perdida de alrededor de 10mil hombres y
jóvenes. El plan del Mariscal era el de unificar dos poderosas columnas: una de 10 mil
hombres, al mando del teniente coronel Antonio de la Cruz Estigarribeña y del mayor
Pedro Duarte, partiría de la villa de Encarnación para encontrarse en el referido lugar
con otra columna de aproximadamente 20 mil hombres.
La columna de Estigarribeña, partió de Encarnación, donde luego de un reñido combate
puso en fuga a las tropas brasileñas. Otro combate exitoso fue el de Mbutuy, en julio de
1865.
Una vez en las orillas del rio Uruguay, Estigarribia comete un error capital, disponiendo
la división de sus fuerzas (en contra de las órdenes que tenía), ordenando al mayor
Duarte cruzar el rio en su margen opuesta con unos escasos 2.500 hombres. De este
modo debilitó, quedando dividida, y por lo tanto vulnerable, el ejército paraguayo. Lo que
dio ánimo al enemigo a atacar a nuestros compatriotas.
El mayor Duarte, que iba por el rio navegando (marguen izquierda) con una fuerza
minúscula, se enteró que le General Flores se aproximaba con una fuerza importante de
más de cinco mil hombres. Ante esta perspectiva, Duarte hizo saber al Mariscal
Estigarribia del peligro que corría su columna, por lo que solicitaba refuerzos para resistir
a una embestida del enemigo. Pero Estigarriba, carente de tino militar, le dio por
respuesta que si tenía miedo de Flores, le comunique, para ser relevado del mando de
inmediato. Ante tal insinuación de su comandante, Duarte se dispuso a combatir sin
esperanzas.
Así el 17 de agosto de 1865, se libra la batalla de Yatay, Duarte, tras cinco horas de
combate desesperado, rodeado y sin artillería, se rinde tras haber perdido a la mayoría
de sus hombres (unos pocos sobrevivientes). Y todo eso sin que Estigarribia no atine
ninguna medida de auxilio con lo que sobraba de su columna. Allí también la tropa
enemiga, animado por la victoria reciente, atacó a Estigarriba, quien combatió con
gallardía pero al estar sin municiones ni provisiones, capitula, entregándose a los aliados
el 18 de septiembre de 1865.

III- LA BATALLA DE CURUPAYTY (1866).


La Batalla de Curupayty fue librada el 22 de septiembre de 1866 entre las tropas de la
Triple Alianza (Argentina, Brasil y Uruguay) y las del Paraguay en el Fuerte de
Curupayty, actual departamento de Ñeembucú, Paraguay, durante la Guerra de la Triple
Alianza.
La Batalla de Curupayty fue la mayor victoria paraguaya de la sangrienta guerra que
duró más de cinco años; los paraguayos en esta batalla fueron comandados por el
general José Eduvigis Díaz.
López ordenó la fortificación de Curupayty. Concluyó el 21 de setiembre con el trabajo
de toda la guarnición, compuesta de 5.000 hombres. El informe de la obra concluida de
parte del General Díaz, recibió el Mariscal López ese mismo día e inmediatamente
ordenó al ingeniero Thompson para que inspeccionara la fortificación y elevara un
informe técnico sobre la misma. El comisionado concluyó que la obra era fortísima y que
podría ser defendida con ventaja.

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La posición fue artillada con 49 cañones más 13 piezas que fueron ubicadas sobre la
costa del río, y otras dos en el ángulo de la trinchera, en su flanco derecho. Curupayty
estaba defendida por las tres armas con un total de 5.000 hombres.
Los atacantes se preparaban con una fuerza de más de 20.000 hombres al mando del
General Mitre, comandante de las fuerzas aliadas. Pasadas las 7.00 horas del día
señalado, se movió el ejército brasilero con sus 22 barcos y 101 piezas de artillería,
iniciando su acción con un intenso bombardeo, desde una distancia que no era
alcanzada por nuestros cañones.
Poco después de haberse iniciado el bombardeo, la artillería terrestre aliada iniciaba un
intenso cañoneo sobre los puestos avanzados de nuestra trinchera que, después de
soportar el fuego de ambas artillerías durante 4 horas, se replegaron a la posición
principal. Después del mediodía, el Almirante Tamandaré informaba a las fuerzas
terrestres que la misión estaba cumplida, interrumpiéndose el fuego de la escuadra
hacia el frente de Curupayty, para concentrarlo sobre las baterías ubicadas sobre el río.
El esfuerzo principal del ataque llevaban las dos columnas del centro que sufrieron el
fuego de la artillería paraguaya desde que se pusieron en movimiento que además
debían soportar los inconvenientes ocasionados por el terreno cubierto de agua, y a
pesar de todo se dispusieron para lanzarse al asalto sobre las posiciones, consiguiendo
alcanzar la línea principal de resistencia, pereciendo todos los que hasta allí llegaban. La
batalla terminó a las 16 horas con rotundo éxito para las fuerzas paraguayas.

IV- LA BATALLA DE PIRIBEBUY (1869).

Convertida en ese entonces en la tercera capital de la República, esta población


cordillerana fue una de las que más padeció los horrores de la Guerra de la Triple
Alianza contra el Paraguay: hubo degüellos, violaciones y matanzas increíbles. El pueblo
fue cercado. El comandante, teniente coronel Pedro Pablo Caballero, fue intimado a la
rendición. El valiente soldado contestó: "Estoy aquí para pelear y si es necesario morir,
pero no para rendirme". Fue librada en su tramo final, al amanecer del 12 de agosto
1869, previo al bombardeo, se inició el ataque. La batalla duró cinco horas.
El general Juan Manuel Mena Barreto, que iba a la cabeza de las fuerzas aliadas, fue
rechazado dos veces. Al llegar al arroyo Mboreví, en la tercera carga fue herido con una
bala de fusil en la ingle. Se adelantaba el general para envalentonar a sus huestes,
cuando el capitán Manuel Solalinde ordenó a uno de sus mejores tiradores el cabo
Gervasio León, que lo abatiera.
Y así lo hizo. Mena Barreto murió a orillas del arroyo. El conde D'eu, dominado por la ira
ordenó entonces se pasara a todos a degüello, sucediéndose en Piribebuy los actos más
vergonzantes de la guerra.
El Hospital de Piribebuy fue incendiado luego de que se cerraran todas las puertas y
ventanas con 600 heridos, médicos y enfermeras dentro.
El Archivo Nacional de la República fue sacado a la calle y con los documentos
históricos se hicieron fogatas. La sangre corría por las calles como agua de lluvia,
cuando se degolló a 900 prisioneros.
En conclusión sobre las dos últimas batallas citadas, podemos decir que tanto la batalla
de Curupayty como la de Piribebuy demuestran el orgullo y el heroísmo de la raza
paraguaya. Por un lado, fue una batalla memorable donde se pudo defender con una
cantidad cuatro veces inferior a las de los aliados y por otro lado, la otra batalla, donde
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los paraguayos defendieron a su país sin temor a dejar la vida, antes de caer rendidos
contra el enemigo. Estas batallas son epopeyas de nuestra historia pues lo llenan de
verdadero heroísmo a nuestra raza.

V- LA BATALLA DE TUYUTI (1866).

El ataque al campamento de Tuyutí, con el que López intentó ganar ventaja mediante un
golpe que le permitiera negociar la paz y la retirada de los aliados de Paraguay, desató
una de las batallas decisivas de la Guerra de la Triple Alianza. Luego de más de cuatro
horas que cubrieron el suelo de cadáveres, heridos, mutilados y restos sangrientos, los
aliados vencieron, y su victoria fue crucial para el rumbo ulterior de la contienda. Se dijo,
en ese momento, que había sido destruido lo mejor del ejército paraguayo; López, por
otra parte, nunca pudo volver a reunir un número tal de hombres. A ciento cincuenta
años de una de las batallas más sangrientas libradas en Suramérica, este artículo la
recuerda. La desazón que produjo en el Mariscal López la rendición de Uruguayana se
refleja en su Proclama al ejército a su mando:
«El lustre de vuestras armas, vuestra reputación, y el valor en el combate, vuestros
triunfos todos y, lo que es más, vuestro mismo honor militar, o desaparecen o quedan
empañadas ante la rendición de Uruguayana sin resistencia...»
La guerra, con el descalabro de Uruguayana, se volvió defensiva. Los aliados se
internaron en territorio pantanoso, carentes de mapas. Las posiciones de López
cambiarían fundamentalmente. Trasladó su campamento a Humaitá para estar más
cerca del centro de operaciones, e hizo pasar al otro lado del Paraná a las fuerzas
paraguayas que se encontraban en Corrientes.
José Eduvigis Díaz, al mando de cuatrocientos cincuenta soldados, repasó el Paraná y
atacó en Corrales a un ejército diez veces superior en número, emprendiendo luego la
retirada. Era una de las tácticas favoritas del Mariscal, la guerrilla fulminante, sin
presentar batalla convencional.
Al mando del mariscal brasileño Luis Osorio, los aliados habían desembarcado el 16 de
abril de 1866 en territorio paraguayo, dos kilómetros al norte de la confluencia de los ríos
Paraná y Paraguay, en un lugar llamado Tres Bocas.
López, que esperaba la invasión sobre el Paraná, se vio obligado a evacuar el Fuerte de
Itapirú, acampando al norte del Estero Bellaco. Aquí tuvo lugar, el 2 de mayo de 1866, el
ataque paraguayo, en el curso del cual José Eduvigis Díaz, con tres mil ochocientos
hombres a su mando, luego de apoderarse de la artillería y de varias banderas, se
replegó a sus posiciones ante la reacción del enemigo.
El Mariscal López intentó sorprender en Tuyutí a los aliados, y, cambiando de táctica, el
24 de mayo lanzó veinticuatro mil hombres, todos los que pudo reunir, contra cincuenta
mil soldados enemigos.
A pesar de que había muerto el general Sampaio, comandante de una división brasileña,
y de que había sido herido en combate el comandante en jefe del ejército imperial, el
general Osorio, y además, finalmente, de los ocho mil caídos de ambos bandos, entre
muertos y heridos, que cubrieron el campo de batalla, los aliados quedaron dueños del
campo de Tuyutí.
Las bajas paraguayas fueron de siete mil muertos y trescientos cincuenta prisioneros,
todos muy mal heridos.

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En Tuyutí fueron sacrificadas las mejores tropas en ataques frontales al descampado,
que facilitaban en mucho la defensa enemiga al darles ventaja para masacrar a los
atacantes.
Siempre se dijo, del lado de la Triple Alianza, que Paraguay, efectivamente, perdió a su
ejército el 24 de mayo de 1866. Había enviado a sus mejores tropas a presentar batalla
en un sitio poco recomendable para esa maniobra. El resultado fue oneroso en hombres,
precisamente el bien más escaso de los paraguayos en esta desigual contienda.
López posiblemente recordó la admonición paterna de usar más la pluma que la espada
con los poderosos vecinos cuando solicitó la entrevista de Yataity Corá con el
comandante aliado general Mitre, quien, en realidad, por el mismo Tratado de la Triple
Alianza, solo tenía bajo su mando las tropas argentinas, pues cada nación combatiente
mantenía su propia estructura militar, nada unificada, a pesar del ampuloso nombre
sugerido por el acuerdo secreto.
El Brasil de Pedro II no estaba dispuesto a acceder a una paz negociada que no
incluyera como condición la rendición total de los paraguayos. La entrevista de Yataity
Corá, que tuvo lugar el 12 de setiembre, no fue en realidad sino una estratagema de
López para terminar la preparación de las defensas de Curupayty, sitio de un seguro
ataque aliado destinado a dar por concluida la contienda.
La causa paraguaya se rodeó de un heroísmo defensivo inclaudicable, pues en
Curupayty fueron los aliados los que se lanzaron desguarnecidos a un ataque frontal
ante un ejército que creían diezmado.
Pocos han resumido tan bien esta batalla como el argentino Goycochea Menéndez:
«Tuyutí, Estero Bellaco, Curupayty, exclamaba el guerrero. Era la visión del pasado, del
ayer inmediato, de la defensa toda aun subsistente, sin que hubieran bastado, para
anular la soberbia expresión de su fiereza, ni los contrastes continuos, ni las fatalidades
todas cayendo sobre sus hombros con el desplome colosal de una montaña...»
Un aniversario es siempre propicio para revisar y en algunos casos actualizar los
episodios históricos. La Guerra Guasu, de la Triple Alianza o du Paraguay tiene un
sorprendente magnetismo para la realización de estudios verdaderamente trasversales.
Dicha guerra, la más sangrienta de la historia latinoamericana, se presta a análisis y
conclusiones novedosas sobre temas disímiles, como la formación de los estados
nacionales de los beligerantes, cada uno de los cuales emerge de la contienda con
características originales e inéditas. La guerra también sirve para analizar la evolución
cultural, antropológica, de género y política de las diversas sociedades. A partir de ella
surge, irrefrenable, el que tal vez sea el cambio más revolucionario de nuestra historia, la
educación universal como método de ascenso social y mecanismo generador de
oportunidades.
La democracia y sus contradicciones también se remontan a la misma época, y el
republicanismo terminó por imponerse, e incluso, en el último remanente imperial
europeo, que era la casa de los Braganza, precisamente por los oficiales jóvenes que
habían combatido en los humedales del sur del Paraguay.

VI- BATALLA DE PIKYSYRY (1868).

Librada entre el 21 y el 27 de diciembre de 1868. Debido al avance naval brasileño, el


presidente López - que se había instalado en San Fernando, a corta distancia al norte
del río Tebicuary - renunció a defender la línea sobre ese río, instalando un frente
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defensivo mucho más cerca de Asunción, sobre el arroyo Piquisiry. El avance terrestre
era bloqueado por una línea defensiva de más de 10 km de ancho, mientras el avance
por el río Paraguay quedaba obstruido por un nuevo núcleo de baterías costeras en
Angostura.
Tras comprobar que el ataque directo o el traslado de sus tropas por el río eran
impracticables, Caxias decidió rodear las posiciones: envió a sus acorazados a cruzar
frente a Angostura con toda su tripulación bajo cubierta, mientras que las fuerzas
terrestres fueron trasladadas a la costa chaqueña. Desde allí abrió una picada a través
del Chaco, por la cual trasladó 23 000 soldados para cruzar el río Paraguay aguas arriba
de Angostura, operación en que participaron únicamente tropas brasileñas.
Desde el punto de desembarco se trasladaron hacia el sur, hacia la posición del
Piquisiry, iniciando el 3 de diciembre el ataque masivo desde la retaguardia paraguaya:
la ofensiva que siguió es conocida por los brasileños como la "dezembrada".
En el trayecto fueron atacados por el general Bernardino Caballero en las Batalla de
Itororó y de Abay, de los días 6 y 11 de diciembre, sangrientas victorias aliadas que
costaron a los paraguayos más de 4000 muertos y miles de prisioneros.
El mariscal López se atrincheró en las Lomas Valentinas, justo al norte del Piquisiry,
donde infligió una dura derrota a los brasileños en la primera Batalla de Itá-Ibaté el 21 de
diciembre. Pero el día 27, después de incorporarse las tropas argentinas y uruguayas,
los aliados lograron una sangrienta victoria en la segunda batalla de Itá Ibaté, también
llamada Batalla de Lomas Valentinas, de la que escapó López con no más de 60
hombres. El 30 de diciembre, tras otro combate, la batería de Angostura cayó en manos
de los invasores; allí los brasileños hallaron por primera vez mujeres, de lo que resultó la
violación masiva de las mismas.

VI- LA BATALLA DE ACOSTA ÑÚ (1868).

Con la caída de Piribebuy, Francisco S. López ordenó el abandono del campamento de


Azcurra (Caacupé) y la retirada hacia el norte. Con un ejército diezmado, en el atardecer
del 13 de agosto, cuando la caravana compuesta por un ejército, además, extenuado se
puso en marcha hacia su trágico destino.
Al frente iba una división comandada por el general Resquín, de 15 años; y, en la
retaguardia, otra división que tenía al frente a Bernardino Caballero. Esta unidad
custodiaba un largo convoy de carretas estiradas apenas por flacos bueyes.
En la batalla, la marcha de la carretería se hacía lenta, pues era difícil aligerar el paso a
causa de la flacura de los bueyes y por su conducción, la cual era guiada por mujeres,
ancianos y, sobre todo, niños de 14 y 15 años, con barbas postizas, tratando de simular
su corta edad.
Los infantes quedaron rezagados del cuerpo principal de la caravana y fueron
alcanzados en el paraje de Campo Grande de Acosta, Acosta Ñu o Rubio Ñu (nombres
que se dio a la zona) por el grueso de las tropas aliadas.
El jefe paraguayo sólo contaba con 3.000 soldados. Era el 16 de agosto de 1869.
La batalla comenzó al amanecer y terminó a la puesta del sol.
Los pequeños guerreros se batieron con homérica furia, soportando y rechazando a su
manera las cargas de las mejores tropas imperiales brasileñas.

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La fuerza paraguaya fue destruida casi en su totalidad: cayeron al juramento de “¡Antes
Morir!”.
Se salvaron algunos pocos soldados, entre ellos Emilio Aceval, que contaba con 15
años, junto con Bernardino Caballero, quien después de esta batalla fue ascendido a
general de división.
Esta batalla nos cuenta uno de los episodios más tristes sucedidos durante la Guerra
Grande.

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CONCLUSIONES
Al finalizar la guerra, Brasil obtuvo todos los territorios que deseaba y Paraguay quedó
transformado en un estado satélite del Brasil, hasta el punto de que el ministro
plenipotenciario brasileño, José María da Silva Paranhos Júnior, era llamado casi
oficialmente en Brasil «virrey del Paraguay» .La ocupación brasileña perduró hasta
1876, cuatro años después del Tratado Cotegipe-Lóizaga, por el cual Brasil ocupaba
nuevos territorios y obtenía «reparaciones» y diversas concesiones económicas.

La Guerra de la Triple Alianza fue una de esas empresas en que todos los socios
terminan en la ruina arrastrando consigo a la competencia. Ostensiblemente, sin
embargo sólo el Paraguay terminó derrotado en ella. Y es el episodio más traumático de
toda su historia. Los presuntos victoriosos de la contienda, Argentina y Brasil - el
Uruguay fue un socio siempre menor - hicieron descomunal sacrificio en la búsqueda de
un objetivo elusivo que se dibujaba progresivamente y que al final resultó nimio, pues de
la guerra no lograron algo inasequible por medios racionales.

El académico norteamericano Harris G. Warren confeso, que un siglo de estudios


científicos había sido incapaz de mejorar las conclusiones sobre la guerra y López
aparecidas en el respetado periódico porteño en lengua inglesa The Standard a escasos
nueve días de la muerte del Mariscal Presidente.
"Si la vanidad y la ambición provocaron la guerra que ha concluido en el Aquidabán, la
imbecilidad y la intriga la habían prolongado... La victoria ha sido adquirida a un precio
tan elevado y ella sugiere reflexiones que en cierta medida roba a la victoria su gloria y a
la derrota su humillación.

El extraño que intente estudiar esta guerra memorable a pesar de todas las atrocidades
acumuladas a las puertas de López encontrara más difícil admirar la brillante táctica de
los aliados que la inmutable tenacidad de Solano López... En consideración a este
punto, que ahora con calma podemos examinar con imparcialidad, pero no con
indiferencia, una dificultad surge - aquella de dilucidar con precisión el objetivo de López
al invitar - una lucha que significo su propia destrucción y la de su país. Algunos
escritores políticos urgen persuadir que era apenas el resultado de la vanidad y la
ambición personal, pero parece luego de un análisis más íntimo del estado de las cosas
al romperse las hostilidades, que López fue menos la víctima de su concupiscencia de
conquista que de las circunstancias de entonces que él permitió lo llevaran a la vorágine
final".
Bibliografía
1- Cardozo, Efraim "Apuntes de Historia Cultural del Paraguay" Editorial / Litocolor, Asunción,

2- Ganson de Rivas, Bárbara “Las Consecuencias demográficas y sociales de la Guerra de la


Triple Alianza" - Asunción - Paraguay, 1985.

3- O´Leary, Juan E. "Historia de la Guerra de la Triple Alianza”.

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