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El conocimiento del mundo que nos rodea, así como también la información sobre lo que
ocurre en el interior del organismo llega a nosotros a través de los sistemas sensoriales.
Los sistemas sensoriales han sido clasificados de diversas maneras, pero teniendo en cuenta
la ubicación de la fuente de la información tenemos:
1- Sistema sensorial exteroceptivo; recoge la información del medio que nos
rodea. Incluye la sensibilidad cutánea, los sentidos especiales (visión y audición)
y los sentidos químicos (gusto y olfato)
2- Sistema sensorial propioceptivo: informa de la posición relativa de las diferentes
partes del cuerpo y de éste con el espacio, así como del movimiento de las
mismas.
3- Sistema sensorial interoceptivo: informa sobre lo que pasa en el interior del
organismo, cuya información no es consciente y está relacionado con el
mantenimiento de los parámetros fisiológicos (homeostasis), como son la
presión, la glucemia, la PO2, etc.
Los receptores sensitivos pueden considerarse como transductores que convierten diversas
formas de energía en el medio ambiente en potenciales de acción en las neuronas sensitivas.
Los receptores cutáneos para el tacto y la presión son mecanorreceptores. Los
propioceptores se localizan en músculos, tendones y articulaciones y transmiten
información sobre la longitud y la tensión musculares. Los termorreceptores detectan las
sensaciones de calor y frio. Los estímulos potencialmente nocivos como el dolor, el calor
y el frio extremos son mediados por los nocirreceptores. El termino quimiorreceptor
designa receptores estimulados por un cambio en la composición química del ambiente en
el cual están situados. Estos comprenden los receptores para el gusto y el olfato así como
los receptores viscerales como los que son sensibles a los cambios en las concentraciones
plasmáticas de O2, pH y osmolalidad. Los fotorreceptores son los presentes en los
bastones y los conos de la retina que responden a la luz.
Tipos de Receptores sensitivos
Potencial de Receptor:
En respuesta a un estímulo ambiental, las terminaciones sensoriales producen cambios
graduados locales en el potencial de membrana. Estos cambios casi siempre son
despolarizaciones análogas a los potenciales postsinápticos excitadores. Estos cambios de
potencial en respuesta a la estimulación se llaman potenciales de receptor o generadores,
porque sirven para generar potenciales de acción en respuesta a estimulación sensorial.
Cuando se aplica un tacto ligero al receptor de Paccini, se produce una despolarización
pequeña (el potencial generador). El incremento de la presión sobre el corpúsculo de
Pacini aumenta la magnitud del potencial generador hasta alcanzar la despolarización
umbral requerida para producir un potencial de acción. Aun así, el corpúsculo de Pacini
es un receptor fasico; si se mantiene la presión, el tamaño del potencial generador
producido disminuye con rapidez. Es interesante notar que esta respuesta fasica es un
resultado de la cobertura parecida a cebolla alrededor de la terminación nerviosa
dendrítica; si las capas se eliminan y la terminación nerviosa se estimula de manera directa,
responderá de una manera tónica. Cuando se estimula un receptor tónico, el potencial
generador que produce es proporcional a la intensidad del estímulo. Después de que se
produce una despolarización umbral, los aumentos de la amplitud del potencial generador
suscitan incrementos de la frecuencia con la cual se producen potenciales de acción. De
esta manera, la frecuencia de potenciales de acción que se conducen hacia el SNC sirve
como el código para la fuerza del estímulo.
Los diversos receptores pueden excitarse siguiendo alguno de los siguientes modos de
generar potenciales de receptor: 1) por deformación mecánica del receptor, que estire su
membrana y abra los canales iónicos; 2) por la aplicación de un producto químico a la
membrana, que también abra los canales iónicos; 3) por un cambio de la temperatura de
la membrana, que modifique su permeabilidad, o 4) por los efectos de la radiación
electromagnética, como la luz que incide sobre un receptor visual de la retina, al modificar
directa o indirectamente las características de la membrana del receptor y permitir el flujo
de iones a través de sus canales.
Excitación de una fibra nerviosa sensitiva por un potencial de receptor
producido en un corpúsculo de Pacini.
Otra característica que comparten todos los receptores sensitivos es su adaptación parcial
o total a cualquier estímulo constante después de haber transcurrido un tiempo. Es decir,
cuando se aplica un estímulo sensitivo continuo, el receptor responde al principio con una
frecuencia de impulsos alta y después baja cada vez más hasta que acaba disminuyendo la
frecuencia de los potenciales de acción para pasar a ser muy pocos o muchas veces
desaparecer del todo.
Algunos receptores responden con un aumento repentino de actividad cuando se aplica
por vez primera un estímulo, pero después disminuyen con rapidez su índice de activación
—se adaptan al estimulo— si se mantiene el estímulo. Los receptores con este patrón de
respuesta se llaman receptores fásicos o de adaptación rápida. Algunos de estos receptores
fasicos responden con un aumento rápido y breve de impulsos cuando se aplica por vez
primera un estímulo, y después con otro aumento rápido y breve de impulsos cuando se
elimina el estímulo (fenómeno de “on-off”). Así, estos receptores fasicos proporcionan
información respecto a la “activación” y “desactivación” de un estímulo. Los
receptores que mantienen su índice de activación más alto todo el tiempo durante el cual
se aplica un estímulo se conocen como receptores tónicos o de adaptación lenta. Los
receptores fasicos alertan respecto a cambios de estímulos sensoriales y de ellos depende
en parte la capacidad para dejar de poner atención a estímulos constantes. Esta capacidad
se llama adaptación sensorial. Por ejemplo, el olor, el tacto y la temperatura se adaptan con
rapidez; el agua de la tina se siente más caliente cuando se entra por vez primera en ella.
En contraste, las sensaciones de dolor se adaptan poco, si es que acaso lo hacen.
Comparación de receptores fásicos y tónicos.
Los receptores fásicos a) responden con un aumento repentino de potenciales de acción cuando se aplica el
estímulo por vez primera, pero después reducen rápidamente su índice de activación si se mantiene el estímulo;
esto produce sensaciones de adaptación rápida. Los receptores tónicos b) siguen activados a un índice
relativamente constante en tanto se mantenga el estímulo; esto produce sensaciones de adaptación lenta.
Cuando un objeto romo toca la piel, estimula varios campos receptivos —algunos más que
otros—. Los campos receptivos en las áreas centrales donde el tacto es más fuerte se
estimularan más que aquellos en los campos vecinos donde el tacto es más leve. La
estimulación disminuirá de manera gradual desde el punto de mayor contacto, sin una
frontera clara, bien definida. Aun así, lo que se percibe no es la sensación indefinida que
podría predecirse. En lugar de eso, solo se siente un tacto único con bordes bien definidos;
esta agudización de la sensación se debe a un proceso llamado inhibición lateral. La
inhibición lateral y la agudización de la sensación resultante ocurrirán dentro del CNS. Las
neuronas sensoriales cuyos campos receptivos son estimulados más fuertemente inhiben
—por medio de interneuronas que pasan “lateralmente” dentro del CNS— las neuronas
sensoriales que inervan campos receptivos vecinos.
Inhibición lateral.
Cuando un objeto toca la piel a), los receptores en el área
central de la piel tocada se estimulan más que los receptores
vecinos b). La inhibición lateral dentro del sistema nervioso
central reduce las aferencias provenientes de estas neuronas
sensoriales vecinas. La sensación, como resultado, se
agudiza dentro del área de piel que fue más estimulada c).
CODIFICACION SENSORIAL
La conversión de un estímulo del receptor a una sensación reconocible se denomina
codificación sensorial. Todos los sistemas sensoriales codifican cuatro atributos
elementales de un estímulo: modalidad, ubicación, intensidad y duración.
La modalidad es el tipo de energía permitida por el estímulo. Los seres humanos tienen
cuatro clases básicas de modalidad sensorial basadas en la sensibilidad de sus
receptores a una forma predominante de energía: mecánica, térmica, electromagnética
o química. La forma específica de energía a la cual un receptor es más sensible se
denomina estímulo adecuado.
La ubicación es el lugar del cuerpo o el espacio donde se originó el estímulo. El termino
unidad sensitiva designa un solo axón sensitivo y todas sus ramas periféricas. Estas
ramas tienen un número variable pero pueden ser numerosas, sobre todo en la
sensibilidad cutánea. El campo receptivo de una unidad sensorial es la distribución
espacial en la cual un estímulo produce una respuesta en esta unidad.
La intensidad de la sensación está determinada por la amplitud del estímulo que se
aplica al receptor y estará señalada por la amplitud de la respuesta o la frecuencia de
generación del potencial de acción.
La duración alude al tiempo desde el inicio hasta el final de la respuesta en el receptor.
Si un estímulo de fuerza constante se mantiene en un receptor sensitivo, la frecuencia
de los potenciales de acción en su nervio sensitivo disminuye con el tiempo. A este
fenómeno se le conoce como adaptación del receptor o desensibilización. El grado
donde ocurre la adaptación varía de un sentido a otro. Los receptores pueden
clasificarse en receptores de adaptación rápida (fásicos) y de adaptación lenta (tónica).
SI tiene una representación somatotópica parecida a la del tálamo. Este “mapa” del
organismo se denomina homúnculo sensitivo. Las zonas más extensas representan
cara, manos y dedos de la mano, donde la localización precisa es muy importante.