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Juzgado de lo Penal nº 1 de Huelva

Alameda Sundheim Nº26, 4ª Planta


N.I.G.: 2105043220180000951
CAUSA: P. Abreviado nº 108/2021
Negociado: M
Juzgado de procedencia: JUZGADO MIXTO Nº2 DE MOGUER
Procedimiento origen: Dil. Previas nº 377/2018
Contra: F.J. R. C.
Procurador/a: Sr./a. FERNANDO IZQUIERDO BELTRAN
Abogado/a: Sr./a. JOSE ANGEL MENDEZ ALFARO
Acusación Particular: H. Q., N. el H., H. B. y S. L.
Procurador/a: MARIA ROSA BORRERO CANELO
Abogado/a: AINTZANE MARQUEZ TEJON
Responsable Civil Subsidiario: XXXXXXXXXXXX S.L
Procurador/a: ISABEL ROMERO QUINTERO
Abogado/a: EUSEBIO MARTÍN INFANTE

SENTENCIA Nº 250/2022
En la ciudad de Huelva, a veinticinco de julio de dos mil veintidós.

El Iltmo. Sr. Don Francisco José Ramírez Herves, Magistrado-Juez titular del Juzgado de lo
Penal número UNO de HUELVA, ha visto en juicio oral y público la presente causa seguida en este
Juzgado como PROCEDIMIENTO ABREVIADO NÚMERO 108/2021, procedente del Juzgado
de Instrucción Numero Dos de Moguer, antes Diligencias Previas nº 377/2018, por cuatro presuntos
DELITOS DE ACOSO SEXUAL y por un presunto DELITO DE ABUSO SEXUAL contra F.J.
R. C., con DNI XXXXX, nacido en Huelva el día 14 de febrero de 1971, sin antecedentes penales;
con la intervención de H. B., S. L., H. Q. y N. el H. como acusación particular; con la intervención
de la entidad mercantil XXXXXXXXXXXX S.L como responsable civil subsidiario; siendo parte
el Ministerio Fiscal, y atendiendo a los siguientes

ANTECEDENTES DE HECHO

PRIMERO.- Se celebró el juicio oral de la presente causa con el resultado que obra en el
acta digital que antecede, que se da por reproducida en aras a la brevedad.

SEGUNDO.- El Ministerio Fiscal, en sus conclusiones definitivas, solicitó la condena del


acusado como autor penalmente responsable de cuatro delitos de acoso sexual, previstos y penados
en el artículo 184.1º, 2º y 3º del Código Penal, solicitando, por cada uno de ellos la imposición de
una pena de nueve meses de prisión con la accesoria de inhabilitación especial para el derecho de
sufragio pasivo durante la condena, y de conformidad con lo dispuesto en los artículos 48 y 57 del
mismo texto legal la prohibición de aproximarse a las víctimas, a sus domicilios, lugares donde se
encuentren a una distancia de 200 metros, y de comunicarse con ellas durante un plazo de dos años;
y la condena del acusado como autor penalmente responsable de un delito de abuso sexual del
artículo 181.1º del Código Penal en relación con los artículos 181.5 y 180.1.3º del mismo texto
legal, solicitando la imposición de una pena de un año y seis meses de prisión con la accesoria de
inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo durante la condena, y de conformidad con
lo dispuesto en los artículos 48 y 57 del mismo texto legal la prohibición de aproximarse a H. B., a
su domicilio, lugar donde se encuentre a una distancia de 200 metros, y de comunicarse con ella
durante un plazo de dos años En materia de responsabilidad civil, interesó que el acusado
indemnizara a cada una de las víctimas en la cantidad de 3.000 euros por los daños morales
causados por el delito de acoso y además a H. B. en la suma de 6.000 euros por los daños morales
causados por el delito de abuso sexual, siendo de aplicación lo dispuesto en el artículo 576 de la
LEC.

La Letrada de la Acusación Particular, en sus conclusiones definitivas, solicitó la condena


del acusado como autor penalmente responsable de cuatro delitos contra la integridad moral,
previstos y penados en el artículo 173.1 del Código Penal, solicitando, por cada uno de ellos, la
imposición de una pena de un año de prisión por cada uno de los delitos; como autor penalmente
responsable de cuatro delitos continuados de acoso sexual del artículo 184.2 y 3 y 74 del Código
Penal, solicitando la imposición de una pena de un año por cada uno de los delitos; como autor
penalmente responsable de un delito de abusos sexuales del artículo 180.1.3º del Código Penal,
solicitando la imposición de una pena de prisión de dos años y multa de 21 meses a razón de 10
euros y responsabilidad personal subsidiaria en caso de impago; y costas. En materia de
responsabilidad civil, interesó que el acusado indemnizara a cada una de las víctimas en la cantidad
de 25.000 euros por los daños económicos y perjuicios psíquicos morales causados y además a H.
B. en la suma de 5.000 euros por los perjuicios morales causados, siendo de aplicación lo dispuesto
en el artículo 576 de la LEC. Indemnizaciones de las que es responsable civil subsidiaria la empresa
XXXXXXXXX.

TERCERO.- La defensa del acusado, en igual trámite, solicitó la libre absolución de su


defendido con todos los pronunciamientos favorables.
La defensa de la responsable civil subsidiaria, en igual trámite, solicitó la libre absolución
de su defendida con todos los pronunciamientos favorables e imposición de costas a la acusación
particular.

CUARTO.- En la tramitación de la presente causa se han observado todos los plazos y


demás prescripciones legales aplicables al caso, salvo el plazo para dictar sentencia dada la carga de
trabajo de este juzgado y la necesidad de valorar adecuadamente la prueba practicada en el acto del
juicio oral y en fase de instrucción.

HECHOS PROBADOS

ÚNICO. A LA VISTA DE LAS PRUEBAS PRACTICADAS EN EL ACTO DEL JUICIO


ORAL SE DECLARA PROBADO:

Que en la fecha de los hechos enjuiciados, el acusado F.J. R. C., mayor de edad y sin
antecedentes penales, trabajaba como encargado en la finca sita en el Paraje de las Malvinas,
XXXXXXXXX, Parcela XXXX, en la localidad de Moguer, propiedad de la entidad mercantil
XXXXXXXXXXXX S.L. Que el acusado tenía competencias en materia de producción y
organización, careciendo de facultades o poderes de decisión para la contratación ni para la
terminación de los contratos.

Que tras llegar a España el día 27 de abril de 2018, S. L., H. Q., N. el H. y H. B., junto con
otras mujeres no identificadas, ocuparon las viviendas con las que cuenta la mencionada entidad
mercantil para acoger a las trabajadoras durante el tiempo que permanecen trabajando en la finca.
Que empezaron a trabajar el día 30 de abril de 2018 como peones agrícolas no cualificadas con un
periodo de prueba de treinta días y debiendo ajustarse a unos criterios de productividad fijados por
la empresa.
Que durante su estancia en la finca, las trabajadoras contaban con la asistencia de K. B.,
trabajadora de la empresa, quien hacía las labores de traducción y asistencia a las trabajadoras de
origen marroquí.
Que por medio de K. B., la empresa comunicó a S. L., H. Q., N. el H. y H. B. y a otras
trabajadoras de la finca, la rescisión de sus contratos por no superar el periodo de prueba por falta
de productividad.
Que S. L. finalizó su contrato con fecha 7 de mayo de 2018.
Que H. Q. finalizó su contrato con fecha 8 de mayo de 2018.
Que N. el H. finalizó su contrato con fecha 7 de mayo de 2018.
Que H. B. finalizó su contrato con fecha 11 de mayo de 2018.

Que S. L., H. Q., N. el H. y H. B. se negaron a abandonar los alojamientos que ocupaban y a


regresar a su país y presentaron denuncia en las dependencias de la Guardia Civil de Cartaya el día
25 de mayo de 2018.

Que en el periodo comprendido entre finales de abril de 2018 y los primeros días de mayo
de 2018, el acusado F.J. R. C., solo o en compañía de K. B., accedió al interior de la vivienda que
ocupaban las mencionadas anteriormente para entregarles documentación o informarles de las
condiciones laborales.

No ha resultado acreditado, sin embargo, que el acusado F.J. R. C., abusando de su posición,
hostigó a S. L., a H. Q., a N. el H. y a H. B. con ánimo de coartar su libertad sexual.

No ha resultado acreditado que el acusado de forma reiterada en el periodo comprendido


entre finales de abril y primeros de mayo de 2018 entró en la vivienda donde estaban alojadas sin
permiso, con la intención de coartar su libertad sexual; se aproximó físicamente a ellas sin
justificación cuando estaban en sus puestos de trabajo, con la intención de coartar su libertad sexual;
ni que permaneció en sus viviendas cuando estaban en la ducha, haciendo gestos de connotaciones
sexuales, con la intención de coartar su libertad sexual.

No ha resultado acreditado que en fecha no determinada, el acusado F.J. R. C. pasó por el


lugar donde estaba trabajando H. B. y se aproximó a ella hasta el punto de cogerla por la cintura y
tocarle la espalda y los pechos con ánimo de satisfacer sus deseos sexuales. Tampoco ha resultado
acreditado que en otra ocasión, el acusado entró en la vivienda donde se alojaba y le señaló con
gestos la cama con ánimo de satisfacer sus deseos sexuales.
No ha resultado acreditado que en fecha no determinada, el acusado F.J. R. C. entró en el
alojamiento de N. EL H. sin su permiso, indicando la cama con ánimo de satisfacer sus deseos
sexuales.
No ha resultado acreditado que en fecha no determinada, el acusado F.J. R. C. entró en la
habitación de S. L. sin su permiso cuando se encontraba acostada con ánimo de satisfacer sus
deseos sexuales.
No ha resultado acreditado que en fecha no determinada, el acusado F.J. R. C. pasó por el
lugar donde estaba trabajando H. Q. y se aproximó a ella y le cogió por la cintura con ánimo de
satisfacer sus deseos sexuales.

FUNDAMENTOS DE DERECHO

PRIMERO.- A la convicción sobre los hechos enjuiciados se llega por quien suscribe
valorando, en conjunto y del modo ordenado por el articulo 741 LECRIM, las pruebas practicadas
en el acto del juicio oral, con pleno respeto a la garantía derivada de la aplicación de los principios
de inmediación, oralidad, publicidad, contradicción efectiva, igualdad de las partes y asistencia
letrada, lo que las hace idóneas para el fin propuesto.

En el acto del juicio oral, el acusado manifestó que conocía a las denunciantes porque eran
trabajadoras de la finca, que nunca las ha tocado, que nunca les ha propuesto nada, que siempre ha
entrado en las viviendas con K. o con M. M. para darles documentación, que ellas estuvieron
trabajando una semana, que se les echó durante el periodo de prueba por no cumplir la
productividad, que se hacía una media diaria de su trabajo, que es él quien les comunica el despido,
que Daniel es quien decide, que se les llama para que pasen por la oficina y allí se le comunica, que
es K. quien les traduce, que les dicen que tres días antes de empezar a trabajar pueden ocupar la
vivienda y tres días después del finiquito o despido se tienen que marchar, que se quedaron mas
tiempo, que estuvieron trabajando en otra finca pero residiendo en la misma vivienda, que durante
ese periodo no entró en la vivienda, que insiste en que nunca ha tocado a las denunciantes, que le
han denunciado porque se vieron sin trabajo y sin vivienda, que es una práctica habitual que
despidan a los trabajadores que no cumplen con los objetivos del rendimiento, que los trabajadores
son informados por los manijeros, que antes de ser despedidos se les indica que tienen que subir el
rendimiento, que jamás ha hecho tocamientos ni proposiciones sexuales, que no habla con ellas de
temas personales, que siempre que ha accedido a la casa lo ha hecho para informar y con la
presencia de la intérprete, que es el encargado de la finca, que no pasa por los lomos, que eso le
corresponde a los formadores y manijeros, que cada manijero tiene su grupo de trabajo, que es la
persona que se encarga de distribuir el trabajo entre ellas, que se dedica a supervisar el trabajo, que
repite que no pasa por los lomos porque ese trabajo le corresponde a los manijeros, que cree que
han denunciado porque no se querían ir de España, que se les dijo que tenían que abandonar las
viviendas en tres días, que lleva 6 años en la empresa y nunca ha tenido problemas, que en esas
fechas hay entre 150 o 200 trabajadores, que tras los despidos la plantilla se regenera con otras
personas, que por ese motivo se les dice que tienen que abandonar la vivienda porque necesitaban la
vivienda para las trabajadoras que se vayan incorporando, que es la empresa la que despidió por
baja producción, que él no tiene nada que ver en la decisión del despido, que por encima de él hay
un encargado general y los dueños.

En el acto del juicio oral, el acusado manifestó que era el encargado de la finca, que conoce
a las denunciantes porque eran trabajadoras en la finca, que llegan a la finca, les asigna una
vivienda, que les informaba de todo a través de la intérprete, que se les informaba de las
condiciones de trabajo, que está presente cuando se les facilita la información, que siempre está
presente la traductora, que no son ciertos los hechos, que nunca ha entrado en sus viviendas sin su
consentimiento, que en los lomos nunca entra, que allí están los manijeros, que nunca se quejaron
por el trato que les daba, que en el contrato hay un periodo de prueba, que son dadas de baja por la
baja productividad, que les comunica la baja con la traductora, que después tienen tres días para
abandonar la vivienda, que la empresa les brindó llevarlas para volver a su destino, que nunca tuvo
problemas con ellas, que en las viviendas ha podido entrar por motivos de mantenimiento, que hay
dos copias de llaves, que nunca ha enseñado fotos privadas a las denunciantes, que no le informaron
del resultado del expediente, que existen unos criterios objetivos de productividad para superar el
periodo de prueba, que ha recibido cursos de formación de prevención de acoso, discriminación,
etc, que esos cursos los reciben también los manijeros, que en el protocolo de la empresa le tomaron
declaración, que negó los hechos, que la empresa lo aparta de sus funciones durante la
investigación, que la empresa tiene articulado un canal de denuncias, que las denunciantes no se
fueron al cabo de los tres días, que siguieron trabajando en la finca colindante pero siguieron
viviendo en la finca, que K. B. era la intérprete pero también hacía de asistente para las
trabajadoras, que también vivía en la finca, que las trabajadoras tenían plena libertad para entrar y
salir después de la jornada laboral, que no había controles, que no podría reconocer a las personas
que le han denunciado.

En el acto del juicio oral, H. B. manifestó que llegó a la finca a finales de abril de 2018, que
el acusado no le dio instrucciones sobre el trabajo ni alojamiento, que nadie habló con ella para las
instrucciones, que la intérprete K. tampoco, que desconoce las funciones del acusado, que
desconocía el nombre del acusado, que sabe que era el encargado, que el acusado entraba en la
vivienda, que un día en la línea de trabajo le cogió por la cintura, que en una ocasión le tocó los
pechos, que había otras señoras que dijeron que también les sucedía lo mismo, que le hablaba por
señas porque no entendía el español, que en una ocasión fue a buscar unas llaves y se encontraron
con el acusado, él cogió las llaves, abrió la puerta y entró, que el acusado se sentó y empezó a
enseñarles fotos de su mujer e hijos, que con señas le decía que quería casarse con ellas, que a N. le
hizo unas señas como de ir a dormir, que trabajó tres días, que luego dejaron de trabajar y volvieron
a trabajar tres días, que fue K. quien les comunicó que dejaba de trabajar, que no se acuerda con
quien compartía las viviendas y las habitaciones, que nadie pudo ver los tocamientos cuando estaba
en la línea, que K. no hacía de asistente, que cuando le dijeron que no siguiera trabajando ellas no
querían salir de la finca, que acudieron a una Asociación, que fue entonces cuando le dieron
trabajo en otra finca, que los gestos de ir a dormir fueron a N., que hablaban con señas, que el
acusado lo hacía con todas, que no siempre iba con K., que algunas veces iba con ella, que
desconoce los nombres, que K. algunas veces estaba, que la notificación de que no seguían
trabajando no tiene nada ver con lo que denunciaron, que iba con alguien cuando tenían que firmar
unos papeles.

En la declaración que prestó en el Juzgado de Instrucción, H. B. manifestó que llegó a


España el día 27 de abril, que fue a trabajar a una finca de una empresa pero no recuerda sus
nombres, que el acusado trabajaba en la finca y era el superior de los que trabajaban allí y el
responsable de los trabajadores, que estaba alojada en una casa con once chicas en habitaciones de
cuatro, que desconoce si el acusado tenía llaves de la casa, que sólo trabajó 9 días, que la pararon 3
días, que le dijeron que no recogía los kilos que tenía que recoger, que en una ocasión las chicas con
las que vivía se llevaron las llaves cerrando la puerta y no podían entrar, que se encontraron al
acusado, que éste cogió una llave de la casa y les abrió, que el acusado se sentó dentro de la casa y
estuvo hablando con ellas, que el acusado les enseñó fotos de su mujer e hijos, que ellas le
preguntaban sobre el trabajo, que ella le contó que estaba divorciada con un hijo, que en esa
conversación el acusado le señaló donde estaba la habitación y le hizo gestos como de dormir, que
en una ocasión cuando el acusado le estaba enseñando como trabajar le cogió de la cintura y le tocó
por debajo de las axilas, que en una ocasión cuando pasó junto a ella le rozó los pechos, que
hablaba con el acusado con gestos, que no conocía el idioma español, que la intérprete solo estaba
cuando les tenían que decir cosas sobre el trabajo, que el acusado iba a la zona de trabajo de forma
esporádica para explicarles la forma de trabajar, que tenían el contrato hasta junio y las pararon
antes, que en su zona de trabajo había muchos trabajadores y trabajadoras.
De las manifestaciones realizadas por la denunciante debemos resaltar dos circunstancias de
especial trascendencia a la hora de valorar su contenido.
Cuando el Ministerio Fiscal pregunta a la denunciante para que narre los tocamientos, ésta
hace referencia a que la coge por la cintura pero no hace referencia a tocamientos por los pechos. La
testigo sólo hizo referencia a los tocamientos en los pechos cuando es preguntada de forma expresa
por ese comportamiento por el Ministerio Fiscal. Y al responder la testigo manifiesta que el acusado
pasó junto a ella y le rozó los pechos.
La denunciante sólo narra un episodio aislado en el que el acusado supuestamente accede a
la vivienda y lo hace no por propia iniciativa del acusado sino porque otras compañeras habían
cerrado la puerta y no podían acceder. Fueron ellas las que acudieron al acusado para que les
abriera. La denunciante narra una conversación con el acusado en el interior de la vivienda en
compañía de otras chicas en la que ella misma le describe su situación personal y familiar,
manifestando a continuación que en ese contexto le señala la habitación y le hace gestos de dormir,
dado que no conoce el idioma.

En la declaración que prestó en el Juzgado de Instrucción, N. el H. manifestó que llegó a


España el día 27 de abril, que desconoce el cargo del acusado, que solía estar en una oficina, que K.
era la intérprete, que no ha tenido problemas de tipo sexual con el acusado, que en alguna ocasión el
acusado estuvo dentro de la casa, que en una ocasión el acusado le hizo el gesto de dormir en una
cama que estaba vacía, que trabajó unos días y luego estuvo parada tres días, que luego trabajó otros
días, que le dijeron que dejaba de trabajar en esa finca, que les dijeron que debían regresar a
Marruecos o buscarse ellas un trabajo por su cuenta, que llamaron a la Organización y a los
periodistas, que les llevaron a otra finca, que ella no ha denunciado al acusado, que desconoce por
qué se ha llegado a esto, que no sabe el idioma, que sólo hablaba con gestos, que K. estaba en
algunas ocasiones, que con el acusado lo hacía con gestos, que en la zona de trabajo había muchos
hombres y mujeres, que las instrucciones sobre la forma de trabajar se las daba K., M. y S..

La denunciante no narra ningún episodio de tocamientos ni de otra naturaleza sexual. Sólo


narra un episodio aislado en el que el acusado mediante gestos supuestamente le indica dormir en
una cama.

En la declaración que prestó en el Juzgado de Instrucción, H. Q. manifestó que llegó a


España el día 30 de abril, que no conoce el nombre de la empresa ni de la finca, que estuvo
trabajando una semana y después la pararon, que le explicaron que no trabajaban bien, que no
llegaban bien, que se tenían que volver a Marruecos, que ellas vinieron para trabajar y mantener a
sus hijos, que no se querían marchar, que el acusado estuvo en alguna ocasión en la vivienda y
luego se iba, que un día cuando estaban trabajando el acusado le puso las manos encima, que le tocó
por la espalda.

En la declaración que prestó en el Juzgado de Instrucción, S. L. manifestó que llegó a


España el día 27 de abril, que no conoce el nombre de la finca ni de la empresa, que trabajó siete
días y las pararon, que le dijeron que no llegaban a los kilos, que tenía un contrato de tres meses,
que le dijeron que tenía que volver a Marruecos, que nunca sufrió tocamientos del acusado, que el
acusado las visitaba en el casa y caminaba por su interior, se asomaba a las habitaciones, que vio
como a una tal H. le pellizcó, que les dijeron que tenían que abandonar la vivienda, que fue el
acusado en compañía de K. que traducía lo que el acusado le decía.
Llama la atención que la denunciante hace referencia a un episodio que ni siquiera H.
describe en sus manifestaciones.

K. B. manifestó que trabajaba de informadora y de intérprete, que una de las denunciantes,


N., después de terminar el contrato, le dijo que el acusado se quería acostar con ella, que dejaron de
trabajar porque cogían menos frutas que el resto de trabajadoras, que esa decisión la comunica el
encargado con ella, que ha entrado con el acusado en las viviendas, que desconoce si el acusado
entraba en las viviendas sin ella, que las mujeres denunciantes sólo contaron lo del acusado después
del despido, que pensó que se lo decían porque habían sido despedidas, que las denunciantes fueron
despedidas porque recogían poca fruta, que era ella quien se encargaba de comunicar a las
trabajadoras si estaban recogiendo la fruta suficiente o no.

Daniel V. P. manifestó que es socio de la empresa y lleva todo el tema de la administración,


que el acusado era el encargado de la finca, que sus funciones consistían en cumplir las órdenes de
la dirección, que tuvo conocimiento de los supuestos hechos el día que J A. M. le llamó para decirle
que habían acogido en el albergue de Cartaya a unas chicas, que activaron el protocolo para este
tipo de situaciones, que es un protocolo anti acoso, que la decisión de que no habían superado el
periodo de prueba se basa en datos objetivos sobre la base de un dispositivo, que es el operario del
dispositivo quien introduce los datos cada día, que es el propio operario quien coge los datos, que
cuando viene el trabajador con las cajas de fruta el operario los apunta y se valora, que se valora el
comportamiento de la cuadrilla, que se valora dentro de la misma cuadrilla, que se valora quien
recoge más o menos en las mismas condiciones de la cuadrilla, que el acusado está en la finca
porque es el encargado de la finca, que desconoce quien tenía las llaves de las viviendas, que el
encargado puede entrar en las viviendas previa demanda o para el mantenimiento.
M. M.M. manifestó que era la mano derecha del acusado, que asistía al acusado en sus
funciones, que en la empresa trabajaban más de cien personas de varias nacionalidades, que el
encargado está en la zona de trabajo.

H. Belassri manifestó que vivía en la casa con H. B., que comían juntas, cocinaban juntas,
que dormían juntas, que nunca le dijo que tuviera problemas con Francisco, que el acusado iba a las
viviendas para firmar papeles con K., que ya en Marruecos le informan que vienen con un periodo
de prueba, que fue la primera temporada que vino, que ha vuelto a venir con posterioridad.

J. L. M. V. manifestó que era el presidente del Comité de Empresa, que se enteró a través de
la empresa, que se activó un protocolo y estuvo presente cuando declararon, que se les dijo a las
trabajadores que podían denunciar, que no tiene constancia de quejas anteriores ni posteriores, que
en los tablones de anuncios se recoge que pueden denunciar, que la empresa tiene unos mecanismos
para informar a las trabajadoras de sus derechos, que se documenta y se traduce.

J. de la C. manifestó que es consultor internacional, que la empresa cuenta con estructuras


que permiten afirmar que los mecanismos de prevención son suficientes, que ante la posibilidad del
analfabetismo es suficiente la existencia de la figura de intérprete.

El Tribunal Supremo (entre otras, sentencia de 21 de septiembre de 2000) viene declarando


de manera constante y reiterada que el testimonio de la víctima, cuando no existan razones objetivas
que invaliden sus afirmaciones o provoquen dudas en el Juzgador impidiéndole formar su
convicción en consecuencia, es considerado apto para destruir la presunción de inocencia
( Sentencias de 5 de marzo , 25 de abril , 5 y 11 de mayo de 1994 , entre otras muchas).
Declaración cuya valoración corresponde al Tribunal juzgador que la presenció dentro de
ciertas cautelas garantizadoras de su veracidad, que como señala la Sentencia de 19 de febrero de
2000, son:

A) Ausencia de incredibilidad subjetiva, que pudiera resultar de sus características o de sus


circunstancias personales.
En este punto dos son los aspectos subjetivos relevantes: a) Sus propias características
físicas o psicoorgánicas, en las que se ha de valorar su grado de desarrollo y madurez. b) La
inexistencia de móviles espurios que pudieran resultar bien de las tendencias fantasiosas o
fabuladoras de la víctima, como un posible motivo impulsor de sus declaraciones, o bien de las
previas relaciones acusado-víctima, demostrativas de móviles de odio o de resentimiento, venganza
o enemistad, que enturbien la sinceridad de la declaración haciendo dudosa su credibilidad, y
creando un estado de incertidumbre y fundada sospecha incompatible con la formación de una
convicción inculpatoria sobre bases firmes; pero sin olvidar también que aunque todo denunciante
puede tener interés en la condena del denunciado, no por ello se elimina de manera categórica el
valor de sus afirmaciones (Sentencia de 11 de mayo de 1994).
En este caso no podemos obviar que las denunciantes fueron despedidas por bajo
rendimiento dentro del periodo de prueba, que las denunciantes llegaron para trabajar con unas
expectativas de permanencia en territorio español que fueron frustradas escasos días después de
iniciar su relación laboral y que las denunciantes no querían abandonar los alojamientos que la
entidad mercantil puso a su disposición a pesar de que eran conocedoras de las condiciones de sus
contratos. Dichas circunstancias se configuran como posibles motivos impulsores de sus
declaraciones, que enturbian la sinceridad de sus declaraciones haciendo dudosa su credibilidad, y
creando un estado de incertidumbre y fundada sospecha incompatible con la formación de una
convicción inculpatoria sobre bases firmes fehacientes e indubitadas. En este sentido llama la
atención que las trabajadoras que denuncian en la presente causa al acusado fueron despedidas por
la empresa. A pesar del supuesto modus operandi del acusada ninguna trabajadora de las que
permaneció en la empresa le denunció ni en esa temporada ni en temporadas anteriores.
B) Verosimilitud del testimonio, basada en la lógica de su declaración y el suplementario
apoyo de datos objetivos. Esto supone: a) La declaración de la víctima ha de ser lógica en sí misma,
o sea no contraria a las reglas de la común experiencia, lo que exige valorar si su versión es o no
insólita, u objetivamente inverosímil por su propio contenido. b) La declaración de la víctima ha de
estar rodeada de corroboraciones periféricas de carácter objetivo obrantes en el proceso; lo que
significa que el propio hecho de la existencia del delito esté apoyado en algún dato añadido a la
pura manifestación subjetiva de la víctima (Sentencias de 5 de junio de 1992 ; 11 de octubre de
1995 ; 17 de abril y 13 de mayo de 1996 ; y 29 de diciembre de 1997).
En este caso no podemos obviar que no se ha practicado prueba testifical alguna que
corrobore las versiones de las denunciantes. Todas las declaraciones se rigen por un patrón común
carente de detalles y pormenores diferenciadores que nos permita individualizar los posibles
comportamientos punibles del acusado. No sólo no existen corroboraciones periféricas sino que las
propias denunciantes incurren en contradicciones a la hora de describir el comportamiento del
acusado con alguna de las otras denunciantes.

C) Persistencia en la incriminación, que debe ser mantenida en el tiempo, y expuesta sin


ambigüedades ni contradicciones. Este factor de ponderación supone: a) Persistencia o ausencia de
modificaciones en las sucesivas declaraciones prestadas por la víctima sin contradecirse ni
desdecirse. Se trata de una persistencia material en la incriminación, valorable «no en un aspecto
meramente formal de repetición de un disco o lección aprendida, sino en su constancia sustancial de
las diversas declaraciones» (Sentencia de 18 de junio de 1998). b) Concreción en la declaración que
ha de hacerse sin ambigüedades, generalidades o vaguedades. Es valorable que especifique y
concrete con precisión los hechos narrándolos con las particularidades y detalles que cualquier
persona en sus mismas circunstancias sería capaz de relatar. c) Coherencia o ausencia de
contradicciones, manteniendo el relato la necesaria conexión lógica entre sus diversas partes.
En este caso, las declaraciones de las denunciantes no ofrecen detalles y pormenores
suficientes para concluir que los episodios aislados que narran se produjeron en la forma descrita
por ellas.
Las exigencias para atribuir pleno valor probatorio a las declaraciones de las víctimas se
acentúan en casos como el que nos ocupa cuando no existen corroboraciones de naturaleza objetiva
y sobrevuela sobre los hechos la posible existencia de motivos espurios.
En punto a las corroboraciones de naturaleza objetiva, en el sentido de ajenas a la propia
declaración de las víctimas, ninguno de los testigos que han prestado declaración en el plenario han
corroborado los episodios narrados por las denunciantes. Del conjunto de declaraciones testificales
no se desprende que el acusado actuó contra esas presuntas víctimas. Se puede alegar por la
acusación que si las denunciantes hubieran tenido el propósito malicioso de perjudicar al acusado
podrían haberse inventado una declaración más exagerada con un contenido mucho más
inculpatorio o con unos componentes de acoso de mucha mayor intensidad. Pero es que teniendo en
cuenta el escenario en el que se supone se produjeron los actos denunciados no eran posibles unas
declaraciones más exageradas. Las denunciantes sostienen sus versiones sobre la base de los
comportamientos que conocían del acusado como encargado en la finca. El acusado era la cara
visible de la empresa que les contrató y les rescindió el contrato pocos días después. Atribuyen al
acusado comportamientos punibles en el ámbito de los comportamientos que solía desarrollar de
forma habitual pero con connotaciones delictivas, manifestando que accedía a los alojamientos sin
sus permisos, que les hacía gestos que ellas interpretaban como atentatorios contra su libertad
sexual o tocamientos en las líneas de trabajo pero siempre sin la presencia de testigos que pudieran
corroborar sus versiones.
Las manifestaciones realizadas por las denunciantes no tienen un sólido fundamento
probatorio. Más al contrario, en el acto del juicio oral se evidenciaron una serie de circunstancias
que deben ser valoradas en descargo del acusado. Todas las denunciantes coinciden en la existencia
y presencia en la finca de K. B. como interprete o como asistente de la empresa para las
comunicaciones. Contaban las denunciantes con este resorte en la empresa y en ningún momento
ponen de manifiesto a la misma la existencia de los hechos que después denuncian y ello a pesar de
que era ella la persona que les comunicaba su bajo rendimiento y la posibilidad de que sus contratos
fueran rescindidos por ese motivo. En este sentido, llama la atención que las trabajadoras que
denuncian en la presente causa al acusado fueron despedidas por la empresa. La denunciantes
describen un patrón de comportamiento del acusado que se desarrolla durante el tiempo que están
empleadas, no con posterioridad. Llama la atención que tras conocer la existencia de esta causa
ninguna otra trabajadora de la misma empresa ni de la misma finca en los seis últimos años durante
los cuales el acusado desarrolló sus funciones le denunciara por hechos similares o aprovechare la
existencia de esta causa para contar algún comportamiento similar y ello a pesar del numeroso
contingente de mujeres que trabajaban en dicha finca.
Y finalmente, se acusa por un delito de resultado y ese resultado no quedó constatado en el
acto del juicio oral, pues ninguna prueba se practicó al respecto. Ninguna prueba se practicó que nos
permita afirmar de forma fehaciente e indubitada que los presuntos comportamientos del acusado
colocaron a las presuntas víctimas en una situación objetivamente humillante, hostil o de
intimidación grave. Recordemos que, según reiterada jurisprudencia, para llegar a ese resultado ha
de haber una reiteración en las peticiones de favores sexuales y que esa reiteración debe ser a la
misma presunta víctima no a varias presuntas víctimas. Cada una de las denunciantes describen
actos aislados que no pueden ser considerados en su conjunto para configurar el tipo penal que se
atribuía al acusado en los escritos de acusación.

SEGUNDO.- Respecto del acusado y responsable civil subsidiario, procede declarar de


oficio las costas procesales causadas (artículo 240 LECRIM).

Debemos plantearnos si procede imponer a la Acusación Particular las costas ocasionadas a


la entidad mercantil XXXXXXXXXXXX S.L por la acusación que formuló contra dicha entidad
como posible responsable civil subsidiaria.

La responsabilidad civil subsidiaria de los empresarios aparece recogida en el artículo 120.4º


del Código Penal, en el cual se establece que las personas naturales o jurídicas dedicadas a
cualquier género de industria o comercio por los delitos que hayan cometido sus empleados o
dependientes, representantes o gestores en el desempeño de sus obligaciones o servicios, serán
también civilmente responsables.
La doctrina del Tribunal Supremo, conocida por el Ministerio Fiscal y por la letrada de la
acusación particular, establece que, para que proceda declarar la responsabilidad subsidiaria en el
caso del artículo 120.4 del Código Penal, son precisos unos requisitos:
- Que el infractor y el presunto responsable civil subsidiario se encuentren ligados por una
relación jurídica o de hecho o por cualquier otro vínculo, en virtud del cual el primero se encuentre
bajo su dependencia onerosa o gratuita, duradera o puramente circunstancial o esporádica de su
principal o, al menos, que la tarea, actividad, misión, servicio o función que realicen cuenten con el
beneplácito, anuencia o aquiescencia del supuesto responsable civil.
- Que el delito que genera la responsabilidad civil se halle inscrito dentro del ejercicio
normal o anormal de las funciones desarrolladas en el seno de la actividad o cometido confiados al
infractor, perteneciendo a su esfera o ámbito de aplicación.

Especialmente ilustrativa a este respecto es la STS nº 806/2007, de 18 de octubre. En este


caso se anula la condena interpuesta por responsabilidad civil subsidiaria a la empresa encargada de
la gestión de un parking público y gratuito, en cuyo sótano el trabajador encargado del control y
mantenimiento del mismo asesinó y violó a una estudiante, señalando en este caso el Tribunal
Supremo que la comisión del delito no guarda relación alguna con el desempeño de su actividad,
sino al contrario, se produce un incumplimiento de sus obligaciones laborales. “En efecto, el
artículo 120 del Código Penal literalmente establece la responsabilidad civil subsidiaria de las
personas naturales o jurídicas, en relación con los delitos o faltas que cometieran sus empleados,
dependientes, representantes o gestores “... en el desempeño de sus obligaciones o servicios”. Por
tanto, esa necesidad de que la infracción haya de cometerse en “el desempeño” de la ocupación que
vincula al autor del ilícito con su empleador, ha de interpretarse en el sentido de que no es suficiente
con que el delito o la falta se haya producido en meras circunstancias de tiempo o espacio
coincidentes con los propios de la actividad laboral, sino que, además, se requiere que la conducta
objeto de sanción guarde alguna relación con el cometido concreto de la actividad laboral.
En el presente caso, la acusación particular es perfectamente conocedora, al igual que el
Ministerio Fiscal, que la acusación se dirige contra un encargado que, en vez de cumplir con su
obligación de impedir los abusos por los trabajadores, que es precisamente el contenido de su
actividad laboral, supuestamente los lleva a cabo él mismo y supuestamente aprovecha esa
circunstancia para agredir a quienes supuestamente se encuentran especialmente desprotegidas,
precisamente por el incumplimiento de sus obligaciones laborales por parte del propio agresor, el
acusado, en vez de cumplir con sus obligaciones de organización del trabajo, que es precisamente el
contenido de su actividad laboral. El acusado, entre cuyas obligaciones podía estar el control de los
trabajadores/trabajadoras, lleva a cabo unos supuestos delitos contra la libertad sexual,
comportamientos totalmente ajenos al contenido de su relación laboral con la entidad mercantil
XXXXXXXXXXXX S.L. Recordemos, además, que se ha declarado probado que el acusado sólo
tenía competencias en materia de producción y organización, careciendo de facultades o poderes de
decisión para la contratación ni para la terminación de los contratos. No puede, en consecuencia,
afirmarse que los presuntos delitos que se atribuían al acusado en los escritos de acusación del
Ministerio Fiscal y Acusación Particular guardasen relación alguna, al margen de las ya referidas
coincidencias meramente de tiempo y lugar, con el “desempeño de sus obligaciones y servicios·,
con respecto a la relación laboral que le vinculaba con la citada empresa.
El Ministerio Fiscal, sabedor del contenido y requisitos del artículo 120.4 del Código Penal y
de la jurisprudencia consolidada del Tribunal Supremo al respecto, no formuló acusación alguna
contra la entidad XXXXXXXXXXXX S.L en ninguna de sus modalidades (acusada o responsable
civil subsidiaria) y sostuvo su postura en conclusiones definitivas tras la práctica de la prueba en el
plenario.
Por el contrario, la Acusación Particular, sabedora del contenido y requisitos del artículo
120.4 del Código Penal y de la jurisprudencia consolidada del Tribunal Supremo al respecto, no
sólo solicitó la condena de la citada entidad como responsable civil subsidiaria sino que configuró
su actuación a lo largo del procedimiento, especialmente su escrito de acusación y su actuación en
el acto del juicio oral, como si la misma figurara en la causa como acusada y no como simple
responsable civil subsidiara pero sin las garantías procesales que la Lecrim exige para el primer
caso. La simple lectura de su escrito de acusación, las pruebas propuestas en el mismo y las
preguntas formuladas en el plenario a los testigos así lo indican.
La doctrina jurisprudencial sobre la imposición de costas a la acusación en el caso de
sentencia absolutoria se recoge, entre otras, en la STS nº 375/2013, de 24 de abril, en la que se dice:
“Tiene declarado esta Sala, como es exponente la Sentencia 682/2006, de 25 de junio, que el
concepto de mala fe, por su carácter subjetivo es fácil de definir pero difícil de acreditar, no así el de
temeridad, que concurre cuando la acusación formulada carece de consistencia en tal medida que
cabe decir que quien la ejercitó y la mantuvo no podía dejar de conocer su carencia de fundamento,
debiendo ser objeto de interpretación restrictiva estos conceptos, de modo que la regla general será
su no imposición”.
Al respecto, el Tribunal Supremo enumeró diversos criterios en la STS 1068/2010 de 2 de
diciembre recordando que la imposición de costas a la acusación, cuyo fundamento es la evitación
de infundadas querellas o la imposición injustificada de hechos delictivos, debe atenerse a los
criterios de evidente temeridad y notoria mala fe, que han de ser notorias y evidentes.
Ante la ausencia de una definición auténtica de lo que haya de entenderse por temeridad o
mala fe, el Tribunal Supremo manifiesta que ha de reconocerse un margen de valoración subjetiva
al Tribunal Sentenciador, según las circunstancias concurrentes en cada caso, ponderando a tal fin la
consistencia de la correspondiente pretensión acusatoria, teniendo en cuenta, por un lado, la
procedencia de mantener una interpretación restrictiva de estos términos legales, pero sin olvidar
que el que obliga a otro a soportar una situación procesal debe responder por los gastos que tal
situación le ha originado, salvo limitadas excepciones en las que se haya podido considerar que
tenía razones para suponer que le asistía el derecho.
En el caso que nos ocupa, existen méritos suficientes para estimar existente esa temeridad o
mala fe que exige el artículo 240 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal.
Las pruebas practicadas en el acto del juicio oral han puesto en evidencia que la acusación
particular ha hecho una utilización indebida y abusiva del proceso penal para el ejercicio de unas
pretensiones económicas carentes de cualquier trascendencia criminal, faltando al respeto de la
ultima ratio como principio fundamental del derecho penal.
El contenido de las actuaciones, el resultado de la prueba practicada en el acto del juicio oral
y la postura sostenida por el Ministerio Fiscal a lo largo del procedimiento y tras la práctica de la
prueba en el plenario al elevar a definitivas sus conclusiones evidencian que la acusación particular
sólo acude al procedimiento penal tramitado buscando una condena económica tras el fracaso en
otras jurisdicciones ajenas a la penal y a pesar de que era conocedora de que no concurrían los
requisitos del artículo 120.4 del Código Penal habida cuenta la naturaleza de los delitos objeto de
enjuiciamiento y de la jurisprudencia consolidada al respecto, despreciando el criterio imparcial del
Ministerio Fiscal, dándole a la citada entidad un tratamiento de hecho propio de un acusado en lugar
del tratamiento propio del responsable civil subsidiario.

VISTOS los artículos citados y demás de general y pertinente aplicación,

FALLO

A) QUE DEBO ABSOLVER Y ABSUELVO AL ACUSADO F.J. R. C. de los hechos


por los que ha sido enjuiciado y de los delitos de los que fue acusado, con todos los
pronunciamientos favorables al mismo y declaración de oficio de las costas procesales causadas.

B) QUE DEBO ABSOLVER Y ABSUELVO A LA ENTIDAD MERCANTIL


XXXXXXXXXXXX S.L COMO RESPONSABLE CIVIL SUBSIDIARIA, con todos los
pronunciamientos favorables a la misma y con expresa condena en costas a la acusación particular.

Notifíquese la presente resolución al acusado, al Ministerio Fiscal y demás partes


personadas, haciéndoles saber que esta resolución no es firme, y contra la misma cabe recurso de
apelación para ante la Audiencia Provincial, a interponer en este Juzgado en el plazo de diez días a
contar desde la última notificación.

Dedúzcase testimonio de la presente resolución, llévese testimonio a las actuaciones de su


razón e incorpórese la presente al libro-registro de sentencias de este Juzgado.

Así, por esta mi sentencia, definitivamente juzgando en primera instancia, lo pronuncio,


mando y firmo.

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