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1.

El aparato ideológico del Estado escolar como aparato dominante


(Althusser).

Segú n Althusser, el Estado capitalista cuenta con dos tipos de aparatos de dominació n,
el represivo y el ideoló gico. El primero se refiere a aquellas instituciones que funcionan por
medio de la represió n y que detentan la fuerza física, mientras que el segundo alude a las que
son llamadas a reproducir las condiciones del sistema de producció n capitalista. El autor
establece que, al igual que en otro tiempo la Iglesia fue la institució n fundamental en la
reproducció n de la ideología dominante, la escuela es la primera de las instituciones que,
secundada por familia, sirve al Estado como aparato de reproducció n de las relaciones de
producció n capitalistas. Así mismo señ ala que los aparatos del Estado no está n exclusivamente
destinados a la represió n o a la ideologizació n, sino que pueden cumplir ambas funciones. Es
decir, que la policía, por ejemplo, no utiliza ú nicamente la fuerza física, sino que su propia
presencia evoca una serie de cuestiones hacia los individuos que limitan las acciones de éstos,
de la misma forma que la escuela utiliza herramientas o se vale de procesos represivos con el fin
de reordenar los comportamientos de los jó venes. Aú n así, el autor señ ala que estas funciones
son menos visibles y que cada institució n cumple con unos objetivos específicos. No obstante,
creo, que ambas funciones, la represió n y la reproducció n de la ideología, son inseparables de
cada uno de los aparatos del Estado, y que funcionan de forma simultá nea tanto en la policía,
por ejemplo, como en la escuela. Creo que no está n destinados a cumplir unas funciones
concretas que pueden cruzarse con las funciones de otras instituciones o aparatos, sino que en
sus diferentes formas, con sus distintos mecanismos, son fundamentales tanto en la represió n
como en la ideologizació n, y que, ademá s, estas dos cuestiones no aparecen separadas. Hemos
visto que la policía, en la cotidianidad, no hace uso frecuente de la fuerza física, sino que aparece
en las ciudades como un elemento indispensable para mantener el orden, y que emplear la
fuerza física para reprimir a los ciudadanos no es la ú nica funció n de ésta, sino sancionar,
vigilar, etcétera, también son algunas de sus funciones esenciales. La propia presencia del
policía en la ciudad hace que los individuos sean conscientes de las consecuencias que tienen
ciertos comportamientos incívicos y algunas elecciones moralmente reprobables, y basta con
que el policía aparezca en un lugar determinado, sin hacer uso de la violencia, para que las
acciones del individuo se vean coartadas. Aú n cuando no aparece el policía, el ciudadano sabe
que hay ciertas cosas que no debe hacer, que son susceptibles de encontrar una sanció n o una
respuesta represiva. Por ello, la propia existencia de un cuerpo de agentes que se encarga de
mantener el orden en las ciudades reproduce una ideología concreta, insta a los individuos a
mantener la conducta esperada y a seguir las normas morales inscritas en el territorio. Tal vez
no les mueve a reproducir las relaciones de producció n, pero sí a corresponderse con aquellas
normas que lo hacen posible y en las que estas relaciones concretas se comprenden. Ahora, la
escuela, aunque segú n Althusser también puede funcionar como aparato represivo, no solo
introduce la ideología dominante a partir de ciertos valores educacionales que hacen de los
jó venes los futuros reproductores de las relaciones de producció n, sino que hace uso de la
represió n, del castigo, de forma constante con el fin de de que esa ideología concreta asegure la
continuidad del orden dominante. Cuando un alumno es castigado por no cumplir
correctamente con su trabajo y es llamado a cubrir horas extra para terminar ese trabajo, es la
escuela quien por medio del castigo y otras formas de represió n, no físicas, hace del joven un
potencial trabajador para el futuro. Es la escuela quien por medio de ese movimiento introduce
la ideología del trabajo, fundamental en el sistema capitalista, en el joven. No solo la educació n
magistral se encarga de reproducir la ideología dominante. Cuando los mecanismos primarios
no son ú tiles con algunos alumnos, entonces, la escuela toma otras vías para encauzar a los
jó venes. Por eso, creo que tanto los aparatos llamados represivos como los ideoló gicos no son
exclusivamente lo que la categoría (represivo-ideoló gico) reclaman de ellos, sino que cumplen
ambas funciones de forma simultá nea. Es decir, que la represió n es un elemento má s para la
reproducció n de la ideología, así como la escuela se vale de la represió n como mecanismo para
asegurar la reproducció n de la ideología.

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