HISTORIA DE LAS RELIGIONES, AFRICANÍSTICA Y EGIPTOLOGÍA
Según Mircea Eliade, los pueblos no-occidentales “son más activos en la historia”, es decir, tienen más injerencia en la historia universal, producto de contactos y descubrimientos mutuos. Para este autor, la historia de las religiones es útil para comprender esas sociedades y así el diálogo será más fructífero. Estas ideas son comunes al llamado “Círculo de Eranos”, corriente a la que se adscribe Eliade. Esta corriente hace un esfuerzo por romper con el “occicentrismo”. Su postura tiene dos ideas centrales: la relatividad cultural (en términos teóricos y reales) y el papel cardinal del hecho religioso en las culturas no occidentales. Para estos pensadores, comprender estas sociedades significa un acercamiento en términos de igualdad sin prejuicios: “Intentar comprender en su esencia estas culturas […] significa acercarse a ellas de igual a igual, sin prejuicios occicentristas, en busca de un universo de discurso cualitativamente distinto pero no menos complejo y rico, y sin olvidar que desarrollo tecnológico y civilización no son sinónimos, y significa asimismo conocer su cosmovisión y religión como quiera que en ellas lo sagrado es omnipresente, lo permea, contextualiza y explica todo, entre otras cosas por el carácter integrado e integrador de su universo”. Lo que vale para las culturas “otras” del presente vale para las civilizaciones antiguas. Estas son obra del homo-religiosus. (JUSTIFICACIÓN). El estudio de estas civilizacines no occidentales requiere del respeto y de la aceptación real de la alteridad. Diferencias básicas entre lo occidental y lo no occidental (p. 14) Occidente - singularidad - clasificación - linealidad No-Occidente (ver más abajo) - repetición - integración - poliocularidad SINTAGMA PARADIGMA Los pueblos de discurso mítico viven en un universo signado por lo sagrado. La realidad está constituida por objetos que responden a arquetipos y por acciones que repiten actos primordiales, es decir, en ambos casos, por imitaciones y repeticiones (repetición), por un eterno retorno. Solo tiene entidad sustantiva, solo es real, aquello que participa de un algo trascendente o creado o instituido en el tiempo sagrado por excelencia: EL PRINCIPIO. Lo profano, la singularidad, no tienen en cabida en el discurso mítico. La creación toda se interrelaciona y converge en un punto (integración). Cervelló distingue dos clases de sociedades integradas: a) Sociedades de estrucutrua tribal integración simbólica y material con la naturaleza b) Sociedades urbanas mantienen la integración como discurso religioso El discurso mítico es pasible de que uno de los dioses asuma la totalidad de lo divino (monoteísmo), de esa manera, Dios se separa de la naturaleza (= quiebre de la integración). Polivalencia o poliocularidad La polivalencia o poliocularidad es una multiplicidad de aproximaciones El discurso occidental individualiza, separa, clasifica. Las relaciones son sintácticas, es decir, no puede haber contradicción. Mientras tanto, el discurso mítico, la expresión vale por lo que es, pero remite a un todo, un paradigma. Las relaciones son morfológicas o semánticas. HORNUNG: “La naturaleza de un dios se hace accesible a través de una ‘multiplicidad de aproximaciones’; el conjunto sólo es comprensible si se las toma a todas en consideración” FRANKFORT: a través de la poliocularidad se hace justicia a la complejidad de la realidad, aceptando la yuxtaposición de imágenes que a nosotros nos parece que se excluyen mutuamente, pero que en cambio para él explicaban aspectos distintos de los diversos fenómenos y era n todos válidos, cada uno en su contexto”. EJEMPLO: Horus, hijo de Osiris; hijo de Hathor Explicación: Horus aparece como hijo de Osiris y de Hathor, pero estos dioses no conformaban una hierogamia. Sin embargo, Horus, en tanto rey de Egipto, es hijo de Osiris; mientras que Hathor, diosa del cielo, es hogar del dios-halcón, y por lo tanto, Horus es también hijo de Hathor. Ambas afirmaciones parecen contradictorias, pero dentro de su contexto propio son verdaderas (paradigma). Todo depende del punto de mira. El pensamiento egipcio aparenta ser contradictorio e incoherente al pensamiento occidental. Puesto que no hay sociedades que puedan vivir en un universo caótico, el pensamiento egipcio tiene su orden y su significado. El mito El mito es la expresión narrativa del discurso integrado “El mito, y con él el rito, no son, respectivamente, sino la forma lingüística narrativa que permite el recuerdo y la transmisión de lo arquetípico; y la acción sagrada actualizadora de los actos del Principio”. Occidente buscó en los mitos una base histórica. Esto dio lugar a interpretaciones inadecuadas del pasado remoto de estos pueblos. El mito no es reflejo de hechos históricos, sino que refiere a lo trascendente; es inseparable de lo religioso. Su formación tiene lugar conjuntamente con el largo proceso de constitución, definición y andamiento de las sociedades. El mito es atemporal, tradicional y oral. Su fijación escrita responde siempre a un interés que puede ser teológico (dentro de la cultura, p. ej. Teología Menfita) o interpretativo (fuera de la cultura, p. ej. Relatos griegos sobre mitos egipcios). Sin embargo, ninguna de estas recensiones son el mito, aunque todas participan de él. Por otra parte, hechos históricos esenciales pueden ser proyectados al tiempo mítico y explicados en clave del mito. Se conducen a estructuras míticas previas. El hecho histórico ni precede ni determina el mito, sino que este sirve de explicación del mundo y del devenir histórico. Diferencias entre: mito – recensión mítica – leyenda histórica - MITO: codificación original, tradicional y por ello atemporal de verdades o experiencias de orden cósmico (esto no significa que sea una realidad ahistórica e inmóvil: el mito está sujeto a variaciones sincrónicas y diacrónicas e incluso a influencias de sus propias recesiones, pero se mantiene en el ámbito de lo mental y lo colectivo). - RECENSIÓN MÍTICA: refacción del anterior, más puntual en el tiempo y válida sólo para un segmento de la sociedad o emanada de él. - LEYENDA HISTÓRICA: narración construida a partir de un remoto hecho histórico, del que apenas queda un vago recuerdo, sobre el que se ha construido un relato fantástico. Mito y leyenda pueden coexistir pero nunca se confunden: MENES unificador legendario (leyenda) HORUS rey mítico, todos los faraones son Horus (tiempo sagrado = mítico) discursos diferentes La iconografía La iconografía no narra acontecimientos particulares, presenta hechos de la dimensión de lo arquetípico. Incluso cuando la imagen está motivada por un hecho histórico concreto, esta no refleja la realidad sino que presenta los modelos de siempre, y no por tradición artística sino por imperativo ideológico. FRANKFORT: “La imagen es impersonal y ahistórica, y esto por las razones ya establecidas: ninguna realidad, ni ningún acontecimiento histórico, podrá jamás equipararse a la dignidad del orden inmutable de la creación”. GUILMOT: este autor plantea que disociar el todo impide comprender el hecho religioso y que este no es perceptible empíricamente: hace falta lo que él llama simpatía o un cierto grado de relatividad metodológica. Los tres niveles de creencias religiosas 1. Universalidad: por ejemplo, El dios-planta nutricia en Nueva Guinea (Hainuwele) y en Egipto (Osiris). 2. Generalidad: rasgos compartidos dentro de un complejo geográfico cultural: por ejemplo, Osiris comparte con otras divinidades africanas de la fertilidad su carácter regio. 3. Concreción: la forma concreta, real. En el caso de Osiris, Osiris con todas sus particularidades. La contextualización africana de la civilización faraónica (Muy importante para comprender los fundamentos de la tesis de todo el trabajo de Cervelló La formación de los egiptólogos fue tradicionalmente clasicista u orientalista. La civilización egipcia se ubicó como una cultura mediterránea (contextualización europeizante). Hoy hay nuevos avences gracias a los progresos e arqueología y nuevas teorías. Cervelló otorga gran importancia al medio geográfico. Egipto forma parte de África primero, en términos geográficos y segundo, en términos culturales. Es así que la etnografía africana se convierte para el autor en la fuente fundamental de herramientas y modelos analíticos. II. ALTERIDAD E HISTORIA Cervelló critica a la llamada “historia universal” y al occicentrismo. La distinción entre pueblos dentro y pueblos fuera de la historia es falsa (crítica a Eliade). Si bien ha habido muchos progresos, África continúa siendo secundaria y marginal. También critica al lugar privilegiado de la escritura como fuente fundamental de los estudios históricos y en especial su “fiabilidad” aparente. Defiende la posibilidad de conocer a través de la iconografía y la tradición oral. África tiene su historia, una historia diferente, no factual que debe ser incorporada como tal, si se pretende una historia “universal”. El autor rechaza el evolucionismo y sostiene el relativismo cultural. Rechaza al desarrollo tecnológico como base para la construcción de la historia. Los hombres y las sociedades siempre estuvieron en el mismo nivel de capacidad creadora y vital. Las diferencias tecnológicas responden a cuestiones adaptativas. Tomando la idea de Braudel, Cervelló señala que para los pueblos integrados la historia es una historia de tiempos largos, mientras que para Occidente también puede ser de tiempos cortos y medios. La relatividad del tiempo de Braudel hace posible que puedan abordarse en historia de los niveles más profundos del comportamiento social humano y de sus creaciones espirituales. De ahí que el estudio del tiempo largo sea más una necesidad que una opción. Finalmente, Cervelló identifica tres grandes “complejos culturales” – civilizaciones insertadas en un tiempo largo y un amplio espacio, pero que no alcanzan a ser lo universal- en el mundo antiguo perimediterráneo: indoeuropeo, sumerio-semita y pan-africano. La diferenciación entre estos complejos se dio a finales del Pleistoceno y comienzos del Holoceno. Los complejos indoeuropeo y pan-africano se extienden en el tiempo hasta hoy. Sobre ese hecho se basa el método comparativo del autor.