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MÓDULO

2: LECTURA COMPLEMENTARIA



ALGUNAS REFLEXIONES EN TORNO A LOS PLANES DE GESTIÓN DE RSU

1.- Visión a largo plazo de los planes

Uno de los factores que debe primar es planificar nuestras acciones con un
horizonte temporal de 6-8 años, organizado por fases, teniendo en cuenta los
previsibles aumentos de la cobertura del servicio y la disposición de
infraestructuras (sobre todo las de tratamiento) con previsiones de vida útil a 25 o
más años vista.

Los criterios se deben basar en los aspectos ambientales, sociales y económicos,
por encima de determinados condicionantes como intereses particulares y
periodos de legislatura, entre otros.

2.- Diagnóstico adecuado de la situación de las municipalidades y mancomunidades

Conocer y analizar con detalle las fortalezas, debilidades, oportunidades y
amenazas en torno a la gestión de los RSU nos permitirá detectar las opciones de
mejora del servicio que prestan las municipalidades y plantear objetivos y
estrategias adaptadas a la realidad de los territorios.

Para ello es fundamental analizar dos aspectos principales: la gestión del servicio
que prestan las municipalidades, así como las características del territorio y los
residuos que se generan.

3.- Gestión coordinada, fortalecimiento institucional y visión integral

La aplicación de esos criterios ambientales, sociales y económicos implica una
responsabilidad compartida de distintas áreas, departamentos y unidades
municipales, relacionados directa e indirectamente con la gestión de RSU, que
deben participar, entre otros actores, en la elaboración y ejecución de los planes de
gestión y trabajar de forma coordinada.

Para ello, el propio plan debe contemplar medidas de fortalecimiento institucional,
que pueden ir desde el refuerzo de recursos humanos, capacitación del personal, la
definición de funciones y responsabilidades o la reorganización de las áreas y/o
departamentos para la gestión del servicio, apostando por una visión integral para
el desarrollo del resto de las acciones y los proyectos contemplados en el plan.

4.- Definición de objetivos y metas realistas y sinérgicas entre sí

La determinación de los modelos de gestión debe ir encaminada a la reducción de
residuos para su disposición final, para lo cual se diseñan sistemas que contemplen
la segregación de distintas fracciones de residuos y posibiliten su

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aprovechamiento. De esta manera, se alarga la vida útil de los rellenos sanitarios y
se gestionan los residuos mediante la integración en la economía circular,
aumentando la sostenibilidad en la gestión. Por tanto, el foco de atención de
nuestros objetivos no sólo tiene que estar en conseguir una disposición final
controlada, sino que para que ésta sea eficiente y sostenible tiene que estar acorde
con unos sistemas de recogida, transporte y tratamiento previo que deben tener la
misma importancia y valor que la disposición de rellenos sanitarios en las
municipalidades y mancomunidades.

A la vez, se establecen medidas de carácter social y ambiental que favorezcan,
refuercen y complementen dichos sistemas para un funcionamiento óptimo de los
mismos, mediante acciones de educación ambiental e integración social. Dichas
medidas mejoran, entre otros aspectos, el uso adecuado de contenedores para la
recogida selectiva por parte de la población usuaria del servicio y la eficiencia del
tratamiento posterior mediante valorización de la materia orgánica y reciclaje de
los materiales inorgánicos. Por tanto, se les debe dar la misma importancia y
prioridad que a los programas de recogida, transporte y tratamiento de los RSU.

5.- Modelos de gestión compartidos

Sin dejar de lado la gestión individual que puedan realizar las municipalidades con
mayores o suficientes recursos disponibles para la prestación de los servicios de
gestión de RSU a la ciudadanía, la experiencia de la gestión que realizan las
entidades locales de la región de Extremadura (de carácter rural y población
dispersa en una amplia superficie territorial), en España, bajo fórmulas de gestión
compartida (mancomunidades y consorcios) recomienda impulsar los procesos
encaminados a promover y reforzar este tipo de entidades por parte de las
municipalidades hondureñas, de manera que se busque la eficiencia en el manejo
de los recursos disponibles para la gestión de RSU.

6.- Control, seguimiento y evaluación de programas y proyectos

Otro de los aspectos clave para el desarrollo de los planes de gestión de RSU, que
en muchos casos no se le da la importancia que merece y que se suele limitar a
aspectos de carácter administrativo y/o económico para justificar unas posibles
ayudas recibidas por parte de otros organismos y administraciones financiadoras,
es el control y el monitoreo de la ejecución del plan a lo largo del tiempo.

Además, no se debe limitar a valorar el funcionamiento de los procesos operativos
en la recogida, transporte y tratamiento de los RSU, sino que debe analizar también
los aspectos ambientales y sociales asociados a los mismos y evaluar los impactos
en el territorio que se producen a medio plazo, una vez finalizan los programas y
proyectos contemplados en el plan.

Para ello, es imprescindible definir quién o quiénes los van a realizar (buscando la
mayor participación y representatividad posible), de qué medios se dispone para

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ello y los criterios de valoración y toma de decisiones, basados en la obtención de
resultados y el cumplimiento de los objetivos definidos en nuestro plan de
actuación. Todas estas cuestiones deben estar contenidas en un programa de
seguimiento y evaluación.

De esta manera, se debe crear una comisión o comité de seguimiento del plan
que se encargue específicamente de estas tareas. En su composición hay que tener
en cuenta la representación de todas las partes implicadas en el plan de gestión de
RSU, tanto a nivel institucional como técnico, y su representación territorial
(entidades promotoras y colaboradoras -públicas y privadas-, equipos técnicos
para la ejecución del plan, colectivos beneficiarios del plan, etc.).

Por último, los resultados de las distintas evaluaciones se recogerán en informes
periódicos para la comisión de seguimiento y en las memorias anuales de
actividades del plan de gestión de RSU. Además, la comisión realizará diversas
acciones de difusión de resultados, bien a través de medios propios (página web,
jornadas de difusión en el territorio, etc.) o mediante publicaciones y campañas
publicitarias en otros medios de comunicación externos.

Por tanto, se trata de hacer una apreciación sistemática y objetiva sobre el
proyecto, pronunciándose sobre su concepción, su realización y sus resultados con
la finalidad de mejorarlo (si la evaluación se realiza durante su ejecución) o de
obtener enseñanzas válidas para proyectos futuros.

Es necesario definir y utilizar como herramientas de trabajo indicadores de
seguimiento y evaluación (gestión, resultados, impactos…), centrándose en los
siguientes aspectos:

1. Pertinencia
2. Eficacia
3. Eficiencia
4. Impacto
5. Viabilidad/Sostenibilidad

7.- Aumentar las posibilidades para llevar a cabo nuestros proyectos para gestionar
los RSU en las municipalidades y mancomunidades

Definir y plasmar nuestro plan en documentos, de manera organizada y
sistematizada, presenta una serie de ventajas de cara a su ejecución y desarrollo.

Disponer de un producto concreto bien argumentado y definido y con un diseño de
calidad gráfica, lo hace atractivo y creíble ante los demás, de manera que se puede
“vender” mejor ante posibles colaboradores y financiadores. Les estamos diciendo
que sabemos lo que queremos, cómo queremos hacerlo y que hay un trabajo
previo detrás con un grado de seriedad y profesionalidad suficiente para que sea
viable.

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Con ese documento debajo del brazo, puedo presentarlo ante diversos actores y
entidades para buscar su apoyo y colaboración. Entre otros:

1.- A mi alcalde/alcaldesa o presidente/a de la mancomunidad para que se motive
y lo haga como propio para desarrollarlo en el territorio.

2.- A instancias gubernamentales para impulsar políticas nacionales relacionadas
con la gestión de RSU. Por ejemplo, en el foro de debate e intercambio del módulo
1 se planteaba el asesoramiento a la actual presidenta de la nación. Si se disponen
de esos planes, se pueden diseñar políticas concretas adaptadas a las realidades y
necesidades concretas de los territorios.

3.- A otras entidades públicas y privadas (nacionales e internacionales) para que
presten apoyos de distinto tipo: asistencia técnica, apoyo financiero, etc.

4.- A la propia ciudadanía que forma parte de las municipalidades para que se
implique en el proceso de planificación y desarrollo del propio plan.

Es importante marcarse una estrategia adaptada al espacio territorial, la
idiosincrasia de las gentes, a los recursos existentes y a los actores que van a
intervenir. Es esencial y determinante para el éxito del proceso que se garantice el
apoyo de todos ellos y para ello, se les debe dar participación en todo el proceso y
recoger las propuestas que indiquen. Por tanto, debemos lograr que formen parte
de los equipos de trabajo la mayor parte posible de agentes interesados.

Por último, a la hora de ejecutar los proyectos, se facilita el trabajo, ya que la
información que contiene el documento o documentos del plan permite saber a los
diferentes actores que intervienen qué es lo que tienen hacer y cómo hacerlo, de
manera que tratemos de asegurar el logro de los resultados previstos.




JUNIO 2022

Juan José López García
Coordinador del curso

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