Tema: Las dos objeciones de Moisés para conducir a Israel
fuera de Egipto: (1) la incredulidad de Israel, y (2) su falta de elocuencia. Dios respondió a las objeciones de Moisés con dos señales milagrosas: (1) una vara, fue utilizada por la poderosa mano de Dios para hacer milagros, y (2) la mano con lepra de Moisés, una ilustración del pecado, fue limpiada por Dios para mostrar Su poder a aquellos que se rindiesen a El. Aarón se convirtió en el portavoz de Moisés; Moisés regresó a Egipto y anunció a los ancianos dirigentes de Israel el plan de Dios para su liberación. Observaciones Este capítulo nos relata el regreso de Moisés a Egipto y la forma maravillosa en que Dios actuó con él, debido a sus recelos. La mente de Moisés estaba llena de preguntas y de obstáculos que superar. Pero Dios tuvo una respuesta para cada una de sus objeciones. El primer párrafo, pues, expone Las objeciones de Moisés para ser el libertador de Israel Moisés tenía varias razones para creer que no era la persona adecuada para la tarea que Dios le había encomendado. Leamos los versículos 1 al 3: "Moisés respondió, y dijo: ¿Y si no me creen, ni escuchan mi voz? Porque quizá digan: No se te ha aparecido el Señor. Y el Señor le dijo: ¿Qué es eso que tienes en la mano? Y él respondió: Una vara. Entonces El dijo: Échala en tierra. Y él la echó en tierra y se convirtió en una serpiente; y Moisés huyó de ella." En los días futuros, Moisés utilizaría la vara de maneras muy diferentes. Esta se convertiría en una señal de autoridad y en un testimonio para Israel y Egipto de la presencia de Dios junto a Moisés. La vara también sería para él como una fuente de fortaleza. Cuando en esta ocasión la arrojó al suelo, se convirtió en un reptil peligroso. Una serpiente normal no habría logrado que Moisés huyese de ella, porque el estaba habituado a convivir con los peligros del desierto. Observemos que no había un poder intrínseco en la vara porque era simplemente un instrumento que podía ser usado por Satanás, como veremos más adelante, o por Dios. A modo de ejemplo, podríamos comparar la vara con un billete de banco, que puede ser usado para realizar buenas obras, para ayudar a muchas personas necesitadas; pero también para comprar drogas que destruyen la salud, o para pagar un asesino. O sea que, un simple billete, puede convertirse en algo tan dañino y peligroso como una serpiente. Solo cuando aquel instrumento que era la vara, fuese puesto en manos de un hombre guiado por Dios, impulsado por Su poder, podía ser utilizada por Dios. Esta es la lección importante que contiene este pasaje Bíblico. Leamos el versículo 4: "Pero el Señor dijo a Moisés: Extiende tu mano y agárrala por la cola. Y él extendió la mano, la agarró, y se volvió vara en su mano. Por esto creerán que se te ha aparecido el Señor, el Dios de sus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob." Las cosas de que disponemos en esta vida, pueden ser usadas para bien, o para mal. En esta vida podemos ser instrumentos de Satanás, para hacer el mal, o podemos convertirnos en instrumentos de Dios para hacer Su voluntad, para hacer el bien. Dios había llamado a Moisés para liberar a los israelitas de la esclavitud en la que vivían en Egipto. Le había formado durante 40 años en el desierto y, como hemos visto en este texto Bíblico, le estaba encargando una misión desde la zarza ardiendo. Es interesante recordar que este hombre, que tiempo atrás, en Egipto, estaba tan ansioso e impaciente que pretendió adelantarse a los planes de Dios, se mostraba ahora renuente a aceptar la función de libertador a la cual Dios le estaba llamando. Cuando él comenzó a enumerar sus objeciones, Dios puso una vara en su mano. El tenía que aprender que, incluso cuando algo tan sencillo como una vara fuese usado de acuerdo con la voluntad de Dios, en las manos de una persona rendida y consagrada a Dios, tal instrumento se convertiría en un símbolo de autoridad efectiva que lograría el cumplimiento de los propósitos de Dios. En nuestro próximo programa veremos que Dios ofreció a Moisés otras pruebas, que le enseñarían otras lecciones, para capacitarle en el cumplimiento de la gran tarea y responsabilidad de liberar a todo un pueblo, enfrentándose al poder del Faraón y sus ejércitos. Estimado oyente, queda a nuestra elección convertir nuestra vida en un instrumento como aquella vara de Moisés, utilizado por la mano de Dios. Al escuchar el llamado de Dios, y aun conscientes de nuestros sentimientos de insuficiencia, debilidad e impotencia, podemos tomar en serio los propósitos de Dios en grandes o en pequeñas tareas, en elevadas o limitadas responsabilidades, creyendo que en su nombre y por su autoridad y poder, El nos capacitará y nos proveerá los recursos necesarios para vivir una vida significativa, una vida de calidad, y una vida de victoria, aun en las circunstancias más adversas. Sinceramente, creo que vale la pena intentarlo.