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Exodo 4:1-5

Tema: Las dos objeciones de Moisés para conducir a Israel


fuera de Egipto: (1) la incredulidad de Israel, y (2) su falta de
elocuencia. Dios respondió a las objeciones de Moisés con dos
señales milagrosas: (1) una vara, fue utilizada por la
poderosa mano de Dios para hacer milagros, y (2) la mano
con lepra de Moisés, una ilustración del pecado, fue limpiada
por Dios para mostrar Su poder a aquellos que se rindiesen a
El. Aarón se convirtió en el portavoz de Moisés; Moisés
regresó a Egipto y anunció a los ancianos dirigentes de Israel
el plan de Dios para su liberación.
Observaciones
Este capítulo nos relata el regreso de Moisés a Egipto y la
forma maravillosa en que Dios actuó con él, debido a sus
recelos. La mente de Moisés estaba llena de preguntas y de
obstáculos que superar. Pero Dios tuvo una respuesta para
cada una de sus objeciones. El primer párrafo, pues, expone
Las objeciones de Moisés para ser el libertador de
Israel
Moisés tenía varias razones para creer que no era la persona
adecuada para la tarea que Dios le había encomendado.
Leamos los versículos 1 al 3:
"Moisés respondió, y dijo: ¿Y si no me creen, ni escuchan mi
voz? Porque quizá digan: No se te ha aparecido el Señor. Y el
Señor le dijo: ¿Qué es eso que tienes en la mano? Y él
respondió: Una vara. Entonces El dijo: Échala en tierra. Y él
la echó en tierra y se convirtió en una serpiente; y Moisés
huyó de ella."
En los días futuros, Moisés utilizaría la vara de maneras muy
diferentes. Esta se convertiría en una señal de autoridad y en
un testimonio para Israel y Egipto de la presencia de Dios
junto a Moisés. La vara también sería para él como una
fuente de fortaleza. Cuando en esta ocasión la arrojó al suelo,
se convirtió en un reptil peligroso. Una serpiente normal no
habría logrado que Moisés huyese de ella, porque el estaba
habituado a convivir con los peligros del desierto.
Observemos que no había un poder intrínseco en la vara
porque era simplemente un instrumento que podía ser usado
por Satanás, como veremos más adelante, o por Dios. A
modo de ejemplo, podríamos comparar la vara con un billete
de banco, que puede ser usado para realizar buenas obras,
para ayudar a muchas personas necesitadas; pero también
para comprar drogas que destruyen la salud, o para pagar un
asesino. O sea que, un simple billete, puede convertirse en
algo tan dañino y peligroso como una serpiente. Solo cuando
aquel instrumento que era la vara, fuese puesto en manos de
un hombre guiado por Dios, impulsado por Su poder, podía
ser utilizada por Dios. Esta es la lección importante que
contiene este pasaje Bíblico. Leamos el versículo 4:
"Pero el Señor dijo a Moisés: Extiende tu mano y agárrala por
la cola. Y él extendió la mano, la agarró, y se volvió vara en
su mano. Por esto creerán que se te ha aparecido el Señor, el
Dios de sus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el
Dios de Jacob."
Las cosas de que disponemos en esta vida, pueden ser
usadas para bien, o para mal. En esta vida podemos ser
instrumentos de Satanás, para hacer el mal, o podemos
convertirnos en instrumentos de Dios para hacer Su voluntad,
para hacer el bien. Dios había llamado a Moisés para liberar a
los israelitas de la esclavitud en la que vivían en Egipto. Le
había formado durante 40 años en el desierto y, como hemos
visto en este texto Bíblico, le estaba encargando una misión
desde la zarza ardiendo. Es interesante recordar que este
hombre, que tiempo atrás, en Egipto, estaba tan ansioso e
impaciente que pretendió adelantarse a los planes de Dios, se
mostraba ahora renuente a aceptar la función de libertador a
la cual Dios le estaba llamando. Cuando él comenzó a
enumerar sus objeciones, Dios puso una vara en su mano. El
tenía que aprender que, incluso cuando algo tan sencillo como
una vara fuese usado de acuerdo con la voluntad de Dios, en
las manos de una persona rendida y consagrada a Dios, tal
instrumento se convertiría en un símbolo de autoridad
efectiva que lograría el cumplimiento de los propósitos de
Dios.
En nuestro próximo programa veremos que Dios ofreció a
Moisés otras pruebas, que le enseñarían otras lecciones, para
capacitarle en el cumplimiento de la gran tarea y
responsabilidad de liberar a todo un pueblo, enfrentándose al
poder del Faraón y sus ejércitos.
Estimado oyente, queda a nuestra elección convertir nuestra
vida en un instrumento como aquella vara de Moisés,
utilizado por la mano de Dios. Al escuchar el llamado de Dios,
y aun conscientes de nuestros sentimientos de insuficiencia,
debilidad e impotencia, podemos tomar en serio los
propósitos de Dios en grandes o en pequeñas tareas, en
elevadas o limitadas responsabilidades, creyendo que en su
nombre y por su autoridad y poder, El nos capacitará y nos
proveerá los recursos necesarios para vivir una vida
significativa, una vida de calidad, y una vida de victoria, aun
en las circunstancias más adversas. Sinceramente, creo que
vale la pena intentarlo.

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