Tema: El Señor respondió a la oración de Moisés; se presenta
una genealogía o lista de los ascendientes de Israel y se renueva la misión encomendada a Moisés. Observaciones Este capítulo 6 continúa el relato de la última parte del capítulo 5. Se hace evidente que el momento de la llegada de las plagas se encontraba muy cercano. El momento de la batalla contra los dioses de Egipto estaba por comenzar. ¿Qué fue lo que condujo a aquel momento? Dirigiendo una mirada retrospectiva veremos que lo primero que hicieron Moisés, Aarón y los dirigentes de Israel fue pedirle a Faraón permiso para salir al desierto y presentar sacrificios rituales al Señor durante 3 días. La respuesta del Faraón fue negativa porque, según manifestó, "no conocía al Señor". Entonces aumentó la opresión sobre el pueblo esclavo. Los israelitas se quejaron a Moisés quien, a su vez, se quejó al Señor. Afirmándole Su identidad divina y sus planes de acción, Dios quiso infundir confianza a Moisés. El Dios de Abraham, Isaac y Jacob había escuchado los lamentos de los israelitas e iba a liberarles; y le recordó a Moisés la historia pasada de Israel, para que comprobase cómo El les había protegido. Dios había demostrado una y otra vez Su amor por Israel y su deseo de ayudarles, interviniendo muchas veces a su favor. Dios interviene a nuestro favor en la actualidad. Yo tengo esa seguridad y no se, estimado oyente, si tu tienes la certeza de que El está actuando en tu vida. Dice el apóstol Pablo en su carta a los Filipenses: "estando convencido precisamente de esto: que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día en que Jesucristo regrese" Dios conoce nuestras necesidades actuales y nuestra condición desesperada. Y quiere ayudarnos, tal como ayudó a Israel en Egipto. El problema que nosotros tenemos es que, a veces, queremos que Dios intervenga en nuestra vida de la manera y en el momento que consideramos oportuno y, si no lo hace, caemos en la tentación de pensar una de dos cosas; o Dios no tiene el poder para actuar en una situación determinada o bien, sí puede hacerlo pero no actúa porque no está interesado en nuestro bien. Vamos a comenzar la lectura del primer párrafo del capítulo 6, en el cual se nos describe La respuesta del Señor a la oración de Moisés El Señor, Aquel que existe por sí mismo, le habló a Moisés para darle ánimo, esperanza y confianza. Leamos el versículo 1: "Respondió el Señor a Moisés: Ahora verás lo que haré a Faraón; porque por la fuerza los dejará ir; y por la fuerza los echará de su tierra." Dios le estaba diciendo a Moisés que él era EL SEÑOR. El no tiene que hacer preparativos para el futuro. El existe por sí mismo y no necesita acumular una reserva de recursos. Dios no depende de nada en la creación ni necesita apoyarse en nada. Más bien, toda la creación tiene que apoyarse en El para su subsistencia. Y Dios quiso que también Moisés se apoyase en El. Continuemos leyendo los versículos 2 al 5: "Continuó hablando Dios a Moisés, y le dijo: Yo soy el Señor; y me aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob como Dios Todopoderoso, mas por mi nombre, Señor, no me di a conocer a ellos. También establecí mi pacto con ellos, de darles la tierra de Canaán, la tierra donde peregrinaron. Y además, he oído el gemido de los hijos de Israel, porque los egipcios los tienen esclavizados, y me he acordado de mi pacto." Dios le estaba diciendo a Moisés que El había aparecido a Abraham, Isaac y Jacob, pero no esencialmente como EL SEÑOR. A ellos se les había revelado como el Dios Todopoderoso, Aquel que provee abundantemente y sostiene. Sin embargo, a Moisés se le reveló como EL SEÑOR. Dios, como EL SEÑOR, iba a salvar, a redimir a Su pueblo, adoptándolo como Suyo, liberándole de la esclavitud y guiándole a la Tierra Prometida. Por todo esto, ellos conocerían a Dios como EL SEÑOR, o sea, El Eterno, como una parte de su carácter y personalidad que no había revelado plenamente a Abraham, ni a Isaac, ni a Jacob. En este programa hemos hablado de un Dios Todopoderoso que provee lo necesario, que protege y sostiene, de un Dios eterno, que cumple sus promesas. Los sentimientos de incertidumbre que evidenció Moisés durante aquellos días, no debieran resultarnos extraños. También nosotros experimentamos esa inseguridad cuando las circunstancias a nuestro alrededor, y lo que nos sucede, carecen de toda explicación o sentido. Cuando Dios nos parece lejano, muy distante, como si no actuase ni estuviese presente en nuestra situación. A ti que nos escuchas, queremos recordarte que, así como en el pasado Dios fue sensible al sufrimiento de un pueblo, escuchando las expresiones de su angustia, El escucha hoy tu oración, e incluso ese clamor que surge de tu mente y que no puede expresarse con palabras. Deseamos que, así como Moisés recibió la fortaleza y ánimo para continuar, tú también puedas experimentar un impulso vital, un empuje hacia delante, una renovación en tu forma de ver las cosas, al recordar que Dios no está lejano. Está cerca, muy cerca de ti, para escucharte, dispuesto a actuar, listo para intervenir a favor tuyo.