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INTRODUCCIÓN
Dios le había ordenado a Moisés que designara doce hombres, para que inspeccionaran la
tierra prometida. El pueblo de Israel estaba por entrar en la tierra prometida pero las
noticias de diez de los espías los desalientan. Se sintieron intimidados por los gigantes,
les faltó confianza.
Después de explorar el territorio durante cuarenta días, los espías regresaron, pero diez
de ellos hablaron mal entre los hijos de Israel, de la tierra que habían reconocido,
declarándose incompetentes para la guerra y comparándose como langostas ante los
moradores de Canaán.
Se miraron al espejo y se vieron como langostas, a las que se puede aplastar con una
sandalia. Insignificantes y sin valor. Algo desechable. Ningún soldado valiente, solo
insectos.
Josué y Caleb protestaron por el informe de sus compañeros espías y rompieron sus
vestidos. Estos dos tenían la actitud que Dios quería que tuvieran. Con voz fuerte y una
actitud de confianza hablaron a toda la congregación diciendo:
Números 14:7-9
“…La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra en gran manera buena. Si Jehová se agradare
de nosotros, él nos llevará a esta tierra, y nos la entregará; tierra que fluye leche y miel…ni temáis al
pueblo de esta tierra; porque nosotros los comeremos como pan…”
Los espías amedrentados por los gigantes, hijos de Anac, se sentían pequeños,
limitados, inofensivos e inútiles. Por eso es que Dios está tan interesado en eliminar esta
mentalidad que impide a conquistar aquello que Él tiene para que su pueblo conquiste.
¿Cuál es esa mentalidad de langosta que impide a conquistar?
I. VIVE CONVENCIDO DE SU IMPOTENCIA.
Numero 13:31 Más los varones que subieron con él, dijeron: No podremos subir contra aquel
pueblo, porque es más fuerte que nosotros.
Otra expresión que pronunciaron fue: …es tierra que traga a sus moradores…
(Números 13:32).
1Samuel 17:32-33
“32Y dijo David a Saúl: No desmaye el corazón de ninguno a causa de él (nadie se debe desanimarse [ni
dejarse intimidar] por culpa de ese filisteo); tu siervo irá y peleará contra este filisteo. 33Dijo Saúl a
David: No podrás tú ir contra aquel filisteo, para pelear con él; porque tú eres muchacho, y él un
hombre de guerra desde su juventud.”
Consideran a todos más fuertes y cometen el error de medir las dificultades de la vida
en base a la fuerza humana. No ven a Dios quien pelea las batallas
1Sa 17:47 Y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva con espada y con lanza; porque de
Jehová es la batalla, y él os entregará en nuestras manos.
(Hch 1:8 “Y recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el E.S). “No con ejército, ni con fuerza,
sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos” Zacarías 4:6
El Señor ha puesto en cada creyente un espíritu de poder, de amor y de dominio
propio (2 Ti. 1:7).
2Ti 1:7 Porque el Espíritu que Dios nos ha dado no nos hace cobardes, sino que él es para nosotros
fuente de poder, amor y buen juicio
Cuando Dios transforma la vida del creyente, a través de su poderoso evangelio, le
cambia la mentalidad y el corazón. “…Mas nosotros tenemos la mente de Cristo” (1
Co. 2:16).
Todo creyente que ha crecido en fe es porque se fortalece día a día en el Señor y
toma la fortaleza necesaria de su intimidad con el Todopoderoso. Efe 6:10 Por lo
demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. (dejen
que el gran poder de Cristo les dé las fuerzas necesarias)
Desarrolla la convicción de que Dios le da fuerzas y acepta que puede ser un
instrumento útil para la gloria de Dios y para conquistar.
“Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas, en cuyo corazón están tus caminos” (Salmos
84:5).
“Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová
tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y
no se fatigarán” (Isaías 40:30-31).
CONCLUSIÓN
Cada creyente debe enfrentar la vida, derribar gigantes y conquistar lo que Dios ha puesto
delante de él. Muchos aprovechan oportunidades, mientras otros las dejan pasar. En la vida hay
vencedores y vencidos; protagonistas y espectadores; espías temerosos y valientes, quienes no
son capaces de creer en el poder de Dios llevan a otros a un terrible caos.
Los diez espías dieron su informe negativo y desanimaron al pueblo. Mientras que Josué y
Caleb echaron mano de la fe y alentaron a toda la congregación a heredar la tierra prometida.
Josué y Caleb nos enseñan que la verdadera fe es la semilla que lleva como su fruto la
obediencia a Dios; es decir a ser “come panes” y no ser “langostas”
Números 14:9
”Por tanto, no seáis rebeldes contra Jehová (es ir en contra a lo que Dios dice, es oponer resistencia a su
mandato, a su voluntad, es faltar a la obediencia debida a Dios), ni temáis al pueblo de esta tierra; porque
nosotros los comeremos como pan (los derrotaremos fácil); su amparo se ha apartado de ellos (ellos no
tienen quien los proteja), y con nosotros está Jehová; no los temáis”.
¿Quién te quiere hacer creer que eres una langosta? Aleja ese pensamiento toxico de tu
cerebro. Límpialo y llénalo de la Verdad de Dios (Su Palabra). Eres valioso para Dios. Él te ama
y te valora por lo que eres. Créele a Dios y viví cada día confiado en su Poder y conquistando lo
que Dios quiere que conquistes para su gloria. No te sientas una langosta sino un come
panes.
¿Cuál es tu mentalidad a los desafíos y mandatos de Dios a conquistar? ¿La de una langosta o
de uno que come panes? Oremos.