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Antes de comenzar la revolución industrial en Inglaterra se había producido una revolución agrícola,
basada en la introducción de mejoras técnicas y desarrollo de nuevos métodos de cultico tales como la
agricultura intensiva y especializada que trajo consigo un aumento de la productividad
A esto se suman hecho como expansión del comercio internacional, sistema bancario
organizado, Inglaterra disponía de su propio territorio de materia prima como era el carbón
que termine por ser la piedra angular para poner en marcha la revolución
Las reservas de alimentos aumentaron gracias a las mejoras en agricultura y los avances en la
medicina lo cual produjo avances en la población en Inglaterra que impulso el éxodo rural
dando origen de expansión a una masa de proletariado urbano sin el cual la revolución jamás
hubiera salido en marcha
Fueron surgiendo una serie de aportes para mejorar la producción minera y manufacturada. La
renovación tecnológica que ellos generaron, al mejorar la producción y aumentar la
productividad, redujo notablemente los costos de producción e incrementó las ganancias y la
competitividad.
En 1779, James Watt construyó y patentó la máquina de vapor, un invento que fue capaz de
cambiar de manera radical el mundo conocido. La introducción de la máquina en la industria
textil desde 1785 hizo que la producción se duplicara en poco tiempo, esto ocasionó que los
empresarios comenzaran a concentrar las máquinas hiladoras y tejedoras en un mismo edificio,
lo que, por una parte, les permitió darle uniformidad y supervisar la producción y, por la otra,
dividir las tareas asignadas a los trabajadores.
El aumento de la producción textil fue de la mano del desarrollo de otras áreas, como la minería,
que fue fundamental para la obtención de dos materias primas básicas: el carbón y el hierro.
Gracias al uso del vapor de agua como energía, el cual era obtenido por calderas alimentadas
con carbón vegetal y mineral, Inglaterra logro convertirse en productor más importante en la
industria textil..
Este fenómeno también llevó aparejado el desarrollo a finales del siglo XIX de la
carrera armamentista con la orientación y producción del desarrollo tecnológico
hacia la industria bélica y militar que culminaría con su enfrentamiento directo en la
primera Guerra Mundial en 1914.
Producto de todos estos cambios, las ciudades empezaron a crecer y con ello se
produjo un desarrollo de los medios de transporte. Ante el crecimiento económico,
entre 1850 y 1914, los bancos comenzaron a ampliar sus actividades, incluso
llegaron a invertir capitales importantes en las industrias. La abundancia de metales
preciosos hizo posible el intercambio internacional y se crearon los créditos
bancarios como nuevos instrumentos financieros de la revolución industrial.
Los bancos daban mayores facilidades de crédito a las empresas dedicadas a las
nuevas actividades industriales, esto ocasionó que las empresas pequeñas no
pudieran competir y terminaran por declararse en quiebra o por vender sus activos
a las empresas más importantes. Esta situación dio origen a los monopolios y los
oligopolios y a una nueva y dinámica estructura formada por una pequeña élite, la
burguesía, dueña de las fábricas y de los medios de producción; una clase media
formada por un grupo de trabajadores de profesiones liberales como médicos,
profesores, jueces, científicos, entre otros, y una mayoría constituida por obreros
asalariados y mal pagados que conformaban el proletariado industrial.
Los cambios económicos impactaron de manera directa a las sociedades, pues los
individuos en busca de mejores oportunidades emigraron hacia las grandes
ciudades y comenzaron a producirse transformaciones en sus estilos de vida, en sus
costumbres y en sus ideas. La dinámica de esta nueva sociedad, mucho más
compleja, fue campo fértil para el nacimiento de la Sociología que surge para
ayudar a analizar, interpretar y ofrecer propuestas para manejar la “sociedad en
crisis”.