4.- Res. de la D. G. R. N.

de 4 junio 1915

Vista la Instancia que eleva V. S., en la que doña ………. solicita de ese
Consulado se inscriba ahora en el Registro del mismo, el matrimonio canónico
que contrajo en esa plaza con don …… ya difunto, el 12 abril 1913, cuya
transcripción no se verificó oportunamente, y acerca de la que pide V. S.

CONSIDERANDO la doctrina corriente entre los tratadistas de Derecho

internacional privado, y por lo que respecta al derecho español, tanto la derivada
del título preliminar del Código civil, y en especial de su art. 11, como la que
resulta de los arts. 9 y 75 del mismo Código, robustecida esta última por el
alcance que distintas Reales Ordenes de este Ministerio, vigentes en la
actualidad, asignan al art. 42 del propio Cuerpo legal, en cuanto a interpretarlo
en el sentido de que establece diversos supuestos de capacidad para cada una
de las dos formas que admite, colocan implícitamente lo dispuesto en tal artículo,
en caso de conflicto o problema de Derecho internacional, dentro de la esfera
del art. 9 del repetido Código. y sólo excluyen de su aplicación las situaciones
de imposibilidad material, y por la misma solución que para un supuesto mucho
más grave que el del caso presente, como es de matrimonios canónicos
contraídos dentro de España. eludiendo los requisitos establecidos para su
eficacia. dan los arts. 77 del Código y 15 de la Instrucción de 26 abril 1889, al
admitir la posibilidad de la transcripción de las partidas sacramentales.

Vistos los citados preceptos y el art. 3 del Real Decreto de 19 marzo 1906.

Esta Dirección General ha acordado se diga a V. S. que los matrimonios

celebrados en el extranjero con arreglo a las disposiciones de la Iglesia católica
y del Santo Concilio de Trento, admitidas como leyes del Reino. con o sin la
asistencia de los funcionarios consulares, son transcribibles en los Registros
civiles de los respectivos Consulados de España cuando los interesados lo
soliciten, tanto en el supuesto de que la legislación del país en que se celebran
las reconozca eficacia civil, en cuyo caso la transcripción cae dentro de la
aplicación de las reglas normales, y si no fuera pedida a su debido tiempo, en el
de la aplicación exclusiva del art. 30 del Real Decreto de 19 marzo 1906, como
en el de que las dichas leyes no le reconozcan eficacia civil» (Anuario D. G. R.,
1915, pág. 385).