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La Problemática Conformación de los Estados Nacionales

Si hablamos de colonización, la ideología del colonizador será siempre que un pueblo o


nación conquistado carece de historia, que los conquistados no la poseen y esto se debería
llamar “civilización”. La mayor parte de la historia política de América Latina se centra en
esta idea, desde el momento en el periodo “anarquía” se aleja de términos como
caudallismo. Aunque J. Lambert interpreta al caudillismo como el resultado de la ausencia
de madurez política de las sociedades Latinoamericanas del siglo XlX antes de la
consecuencia de una incapacidad connatural de las poblaciones. Estas las razones
suficientes para cuestionarnos sobre la constitución de estados dentro de América Latina,
recordemos que para formar un estado nacional necesitamos alguna base y precisamente
no puede ser “madurez política”. Esta se crea en base a una estructura social pre capitalista,
como una estructura menos coherente que la capitalista. La autonomía de los distintos
segmentos económicos se expresa por el abultamiento de regionalismo y localismo, que
hacían que el capital nacional no se fijara. Un ejemplo claro es el de Bolivia que tenía una
economía rural dispersa, gobernada por grupos de terratenientes. El estado débil recogió
hasta donde pudo la herencia colonial bajo las mismas normas administrativas de la
Audiencia de Charcas. Adicional a este su comercio exterior era negativo al sur del país. Así
que el órgano estatal estaba en lo peor de sí mismo. Solo estaba la política militar y la
sociedad que apoyaba su seguridad económica a base de explotaciones de campesino,
quechuas y aymaras.

Ahora si hablamos de Brasil nos damos cuenta que, aunque logró escapar del proceso de
“balcanización”, las bases pre capitalistas estuvieron presente la primera mitad del siglo XlX.
Lo que paso aquí es que la dispersión de zonas productoras, la falta de circulación interna, el
delineamiento fueron motivos suficientes para la crisis posterior a la autonomía. Existían
áreas esclavistas intactas.

Debido a lo explicado anteriormente la lucha de clases adquiría necesariamente una


terminología “regional” o “provincial”. Entre la que disputa a veces una lucha de clases de
claridad tan singular como Cabanagern, cuando estas se producen se ligan en el marco
provincial, si se da en la zona azucarera, se trata de la Pernambuco, si se da en la zona
pastoril, se trata de la provincia de Rio Grande del Sur; si sucede en un área de recolección,
se trata de la provincia de Pará. Así que las provincias son meras abstracciones, que dan una
idea general de su moldura física, demos cuenta que lo esencial no está en las provincias
sino en las clases como consecuencia del modo local de producción.

Si hablamos de Argentina que se mantuvo activo por medio siglo por guerras civiles, es claro
notar que la oposición entre el “Interior” y el “Litoral” no hace más que remitir a molduras
espaciales en que se asientan o van configurándose modos de producción distintos, cuyo
conflictivo desarrollándose modos de producción distintos. Pues los intereses del “Litoral”
corresponden a distinguir ciertamente del modo de producción capitalista, que dependiente
del comercio internacional comienza a arraigar temprano en esta área, “vacía” de
estructuras esclavistas o feudales. Hacia mediados del siglo XlX ya no quedaban
prácticamente núcleos importantes de población que no produjesen para vender o que no
tuviesen parte significativa de su consumo compuesto por productos adquiridos del exterior
o del resto de la economía nacional. La relación entre el empresario y el trabajador fue
netamente capitalista y la mano de obra o fuerza de trabajo recibía un salario, aunque este
fuera una aparte en especie como seguramente lo era en la producción pecuaria.

Ahora si hablamos en el interior la producción de cada región se siguió utilizando


fundamentalmente dentro de cada mercado interno y una parte sustancial de la población
activa continúo ocupada en actividades de subsistencia fuera de la economía de mercado.
En el noroeste donde las exportaciones declinaron en esta etapa, se produjo un retroceso
desde los niveles alcanzados a mediados del siglo XVlll y un aumento de la proporción de la
fuerza de trabajo ocupada en las actividades de subsistencia. Gracias al estancamiento del
“interior” está condicionado en buena medida superioridad que el “litoral” ejerce
valiéndose de la formula federalista

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