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TRIBUNAL ADMINISTRATIVO DE BOLIVAR

SIGCMA

“ACLARACIÓN y SALVAMENTO PARCIAL DE VOTO”

Cartagena de Indias D.T y C., 4 de marzo de 2022

Medio de control Reparación directa


Radicado 13-001-33-33-006-2016-00081-01
Accionante Nancy Hinestroza Viola y otros
Accionado Nación – Ministerio de Defensa – Policía Nacional
Magistrado ponente Moisés Rodríguez Pérez

Flexibilidad del imputación aplicable en casos de omisión de medidas de


protección, cuando era de conocimiento público el riesgo de la víctima /
Ausencia de reglamento vigente no es óbice para el cumplimiento de
reglas constitucionales, informes internacionales o decisiones judiciales /
La reparación simbólica y adopción de otras medidas de manera oficiosa
Tema por el Juez Administrativo en casos de graves violaciones de derechos
humanos y crímenes atroces / Parte demandante no interpuso recurso de
apelación / La necesaria adoptación de un exhorto a los Jueces
Administrativos del Circuito Judicial de Cartagena para que en sus
providencias realicen su análisis con perspectiva de género.

“… estas letras que yo escribo, son para oírse, son para oírse…”
DIOMEDES DÍAZ1

Teniendo en cuenta que este documento contiene argumentos dirigidos a justificar la


aclaración y salvamento de voto parcial que en su oportunidad sostuve en la deliberación
de este caso, por efectos metodológicos, este se dividirá en dos (2) partes, tal y como sigue:

Primera Parte
Punto objeto de Aclaración de Voto

“No queremos saber nada de los jueces de Montesquieu, ´seres inanimados´,


hechos de pura lógica. Queremos jueces con alma, jueces comprometidos, que
sepan llevar con humano y vigilante empeño el gran peso que implica la
enorme responsabilidad de hacer justicia”.
PIERO CALAMENDREI2

Aunque en algunos aspectos comparto la conclusión de la Sentencia de la Sala de


Decisión No. 4 de fecha 16 de julio de 2021, en el sentido de confirmar las pretensiones de
la demanda, de manera respetuosa ACLARO MI VOTO3 en relación con los alcances del
título de imputación aplicable en el caso concreto. Específicamente, en los
siguientes aspectos:

1 Parte de la canción de Diomedes Díaz e Iván Zuleta titulada: “La suerte está echada” / álbum: Muchas gracias. 1996
2 CALAMANDREI, Piero. “Proceso y democracia: conferencias pronunciadas en la facultad de derecho de la UNAM”. Traducción:
Héctor Fix Zamudio. Buenos Aires: Ediciones jurídicas Europa-América, disponible digitalmente en el siguiente enlace:
https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/9/4245/11.pdf
3Cfr. artículo 129 del CPACA, en concordancia con parágrafo 3° del Reglamento de funcionamiento de las Salas del Tribunal Administrativo
de Bolívar.

Código: FCA - 012 Versión: 01 Fecha: 18-07-2017


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Radicado 13-001-33-33-006-2016-00081-01
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Decisión Aclaración y salvamento de voto
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1. (1) Es bien sabido que la jurisprudencia del Consejo de Estado ha admitido que el
incumplimiento del deber especial de protección a cargo de las autoridades compromete
la responsabilidad patrimonial del Estado. Con base en este criterio, ha indicado que
cuando el daño es causado por un agente no estatal, la administración será obligada a
reparar si existe prueba de que la víctima o la persona contra la cual estaba dirigido el
atentado solicitó protección a las autoridades y que éstas la retardaron, la omitieron o la
prestaron de forma ineficiente.

2. No obstante lo anterior, el Consejo de Estado también ha sostenido que


“existen situaciones fácticas en las que la citada exigencia debe flexibilizarse”, es decir,
es posible que la víctima “no solicitó” protección a las autoridades; empero, ello por sí solo
no desvirtúa la falla del servicio imputada a la administración, si se prueba (como sucedió
en este caso), que éstas tenían conocimiento de la situación de riesgo que enfrentaba
cierta persona –que por su condición política, ideológica, económica, religiosa o de
cualquier otra índole, ven amenazada su integridad personal–.

3. (2) En gracia discusión a lo expuesto, si admitiéramos los reparos planteados en la


apelación que presentó la accionada, cuando afirmó: “la inexistencia de un deber legal
porque para la época de los hechos no estaba vigente el Decreto 978 de 2000”4, y en todo
caso, que “dicho mandato se dirigía a otros organismos de seguridad del Estado distintos a
la Policía Nacional”, el suscrito magistrado, considera que dicha argumentación tampoco
estaría llamada a prosperar, con fundamento en las siguientes razones:

4. (2.1.) Porque a más de los deberes de orden legal y reglamentario, en un Estado Social
y Democrático de Derecho, existen mandatos de orden constitucional, que imponen
a las accionadas, desplegar: “acciones tendientes proteger la honra, la vida y los bienes
de las personas”5. Por tanto, escudarse –como sugieren algunos6–, en la naturaleza jurídica
o propiedades de esos enunciados normativos (vgr. principios y reglas, ambigüedad o
vaguedad, etc.), con el pretexto de otorgarle una menor exigencia en el marco de la
responsabilidad estatal, no solo desconoce el artículo 4 constitucional7, sino también la
historia de jurisprudencia administrativa que, de antaño, inclusive, antes de 19918,
frente a la inexistencia de una cláusula general como la que hoy existe, encontró en las
normas constitucionales los fundamentos de la responsabilidad del Estado, y a partir de
ellas, ha construido la hermenéutica más plausible en casos de conflicto normativo o
alcances obligacionales9.

4por el cual se crea el Programa Especial de Protección Integral para dirigentes, miembros y sobrevivientes de la Unión Patriótica y del Partido
Comunista Colombiano.
5 Ver artículos 2 y 218 de la Constitución Política.
6 Esta acotación se realiza, pues paradójicamente, aunque en la Sentencia de 30 de marzo de 2017, radicación No. 50001-23-31-000-2003-
10357-01, número interno 38441, el Consejo de Estado condenó, en algunos dichos de paso (obiter dicta), reseñados entre los fj 82 a 85,
pareciere sugerir ello. Esta última, una insinuación cuestionable, pues al margen de las discusiones teóricas que puedan generarse al respecto
(vgr. iusnaturalistas vs iuspositivistas), o los frenos que deben realizarse a los abusos de la llamada jurisprudencia de conceptos, lo cierto es que,
en los mandatos contenidos en principios o reglas de orden superior, es donde se encuentra no solo el fundamento de la atribución de
responsabilidad, sino también el deber incumplido. Solo así se explica ese matrimonio posible del que nos habla Mauro Zamboni, o los positivas
incluyentes (Cfr. ZAMBONI; Mauro. “Teoría evolutiva y positivismo jurídico”. Traductor: Ricardo Arenas Ávila. Bogotá D.C.: Universidad Externado
de Colombia – Serie de Teoría y Filosofía del Derecho, No. 94, 2018.
7 Constitución Política de 1991 (artículo 4). – “La Constitución es norma de normas. En todo caso de incompatibilidad entre la Constitución y la
ley u otra norma jurídica, se aplicarán las disposiciones constitucionales”.
8Para un estudio a esta fase de la construcción jurisprudencial, véase HERNÁNDEZ ENRÍQUEZ, Alier Eduardo y FRANCO GÓMEZ, Catalina.
“Responsabilidad extracontractual del Estado: Análisis de la jurisprudencia del Consejo de Estado”. Bogotá D.C.: Ediciones Nueva Jurídica, 2007,
p. 8 a 12.
9Ver, entre otras, Sentencia de 5 de octubre de 1943, radicación No. 33-LI-CE, CP: Dr. Gabriel Carreño Mallarino, a través del cual se declaró
ajustado a derecho el nombramiento de la primera mujer Juez de la República: Dra. Rosa Rojas Castro (Jueza Tercera Penal del Circuito de
Bogotá)

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5. Para la época del asesinato, estaba vigente la Ley 418 de 199710 que establecía de
forma categórica el deber Estatal de diseñar un esquema de protección que tuviera por
fin asegurar la vida de las personas que, por su pertenencia a un partido político de
oposición o su defensa de los derechos humanos, se encontrara en alto riesgo en el marco
del conflicto armado interno.

6. (2.2.) Porque tal y como bien se desarrolló implícitamente en el fallo, un análisis en


contexto a la época en que se realizó el asesinato del profesor Edilberto Blanco Cortes
(20 de marzo de 1998), permite advertir que ya se encontraban suficientemente conocidos
y documentados, los atentados, intimidaciones, seguimientos y plan sistemático de
exterminio a los líderes y militantes de la Unión Patriótica. Por ejemplo:

(i) Según la Corte IDH, fueron cinco los planes de exterminio, así: “los planes “Esmeralda”
(1988) y “Retorno” (1993) habrían tenido como objetivo desaparecer las seccionales de la
UP en los departamentos del Meta, Caquetá y en la región de Urabá. La “Operación
Cóndor” (1985) y los planes “Baile Rojo” (1986) y “Golpe de Gracia” (1992) habrían estado
dirigidos a socavar las estructuras de dirección nacional del movimiento y a asesinar o
secuestrar a sus dirigentes elegidos a las corporaciones públicas. Yezid Campos Zornosa, El
Baile Rojo, Grafiq Editores, Bogotá, 2003, páginas 17 y 18, Anexo 42”.

(ii) El segundo informe de la CIDH Colombia OEA/Ser.L/V/II.84 Doc. 39 rev. 14 octubre


1993, Capítulo VII., también se describe la grave afectación a los derechos humanos de los
citados lideres.

(iii) El Informe de 12 de marzo de 1997 presentado por la CIDH, en el cual se declaró


admisible el caso (11.227) y el Estado se comprometió a poner en marcha un programa
especial de protección a dirigentes, miembros y sobrevivientes de la UP y del partido
comunista.

(iv) También se habían proferido varios fallos condenatorios del Consejo de Estado11, que
exigían la adopción de medidas preventivas y protección para los miembros de esa
organización política; así como algunas órdenes de amparo de la Corte Constitucional,
por ejemplo, en los ordinales cuarto, quinto y sexto de la Sentencia T-439 de 199212, se
dispuso:

“CUARTO.- SOLICITAR al señor Defensor del Pueblo que, dentro de la órbita de sus
competencias y para los fines indicados en el artículo 282 de la Constitución, elabore, en el
término de tres (3) meses un informe con destino al Congreso Nacional, al Gobierno y al
Procurador General de la Nación, sobre el estado en que se encuentran las investigaciones
penales y disciplinarias que se adelantan como consecuencia de las muertes de miembros del
partido político Unión Patriótica y del movimiento político Esperanza, Paz y Libertad, así como
promover ante las autoridades judiciales competentes las acciones necesarias para el
definitivo y total esclarecimiento de estos hechos.

10por la cual se consagran unos instrumentos para la búsqueda de la convivencia, la eficacia de la justicia y se dictan otras
disposiciones.
11Entre otros, véase Sentencia de la Sección Tercera de 30 octubre de 1997, expediente: 10958. En esta oportunidad, al resolver la
demanda de reparación directa presentada por los familiares del doctor Jaime Pardo Leal, el Máximo Tribunal de lo Contencioso se
refirió al peligro real que corrían los dirigentes de las organizaciones políticas de izquierda en el país y a la omisión de las autoridades
de brindarles seguridad a pesar de tener conocimiento de esta situación.

12Además de los claros mandatos contenidos en los citados ordinales, lo desarrollado se erige en doctrina constitucional vinculante,
al tenor del condicionamiento realizado en la sentencia C-037 de 1996.

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QUINTO.- ORDENAR al Ministro de Defensa se sirva remitir copia de la presente providencia a


todas las guarniciones, cuarteles e instalaciones militares del país con miras a que la doctrina
constitucional en ella contenida sea divulgada y estudiada por los miembros de las Fuerzas
Militares.

SEXTO.- ORDENAR al Director General de la Policía Nacional poner en conocimiento de los


miembros de esta institución el contenido de la presente sentencia”.

7. (2.3.) En casos de identidad fáctica y jurídica al aquí resuelto, la jurisprudencia del


honorable Consejo de Estado13, ha sido contundente en señalar que:
“Cabe advertir que dicha falla es imputable, por partes iguales, a la Policía Nacional y al
Ejército Nacional, teniendo en cuenta que ambas entidades, por su naturaleza, son las primeras
llamadas a prestar el servicio de seguridad personal a los particulares, frente a amenazas de
grupos al margen de la ley.
A pesar de que la decreto Ley 418 de 1997 y el Decreto 978 del 2000 establecen que al Ministerio
de Interior y al liquidado Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) les correspondía
prestar los servicios de protección personal a los integrantes de la Unión Patriótica, lo cierto es
que ese deber no obliga solamente a dichas entidades, sino también a la Nación-Ministerio de
Defensa Nacional-Ejército Nacional y a la Nación-Ministerio de Defensa Nacional. Para el
efecto, debe tenerse en cuenta que proteger la honra, la vida y los bienes de las personas es
una obligación común a la totalidad de las entidades públicas, que deben cumplirla con
observancia a sus funciones y medios, en un esquema de colaboración armónica”.
Así, debe tenerse en cuenta que los artículos 27 y 33 del Decreto 1512 del 2000 establecen que
las Fuerzas Militares, entre las que se encuentra el Ejército Nacional, “(…) tienen como finalidad
primordial la defensa de la soberanía, la independencia, la integridad del territorio nacional y
el orden constitucional” y que la misión de la Policía Nacional es “(…) contribuir a las
necesidades de seguridad y tranquilidad públicas, mediante un efectivo servicio,
fundamentado en la prevención, investigación y control de los delitos y contravenciones,
generando una cultura de solidaridad que permita el mantenimiento de las condiciones
necesarias para que los habitantes de Colombia puedan ejercer los derechos y libertades
públicas”.
En ese entendido, es evidente que la misión institucional de las demandadas está
estrechamente ligada con la protección de la vida de las personas y con el mantenimiento del
orden constitucional frente a grupos al margen de la ley. Por ese motivo, es evidente que eran
ellos los llamados, en principio, a garantizar la vida de los hermanos XXXX, teniendo en cuenta
que contaban con los medios materiales y personales para el efecto. Por ese motivo, debe
concluirse que el daño que se configuró a raíz de la omisión de la administración les es
imputable” 14.

8. En síntesis, el que se quiera desconocer el estado de cosas que durante esa época
tuvo lugar en Colombia y la construcción jurisprudencial que a partir de ello sobrevino, para
sustraerse de sus obligaciones de protección, pareciere aludir a un ortodoxo, desdeñable
y formalista argumento, ya superado desde de los juicios que siguieron a la segunda guerra
mundial, cuando los simpatizantes del régimen nacionalsocialista, pretendían justificar sus
actuaciones u omisiones, en las presuntas lecturas dominantes del principio de legalidad15.

Ver, entre otras: CONSEJO DE ESTADO, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, Subsección B, Sentencia de 30 de
13

marzo de 2017, radicación No. 50001-23-31-000-2003-10357-01, número interno 38441, fj 96 a 99 y fj 121 a 126

14 Ídem

15 Para un estudio a esa controversia, véase: RADBRUCH, Gustav. “Arbitrariedad legal y derecho supralegal”. Santiago – Chile:
Ediciones Olejnik, Biblioteca de filosofía del derecho – Lex, 2019; VITA, Leticia. “Prusia contra el Reich ante el Tribunal Estatal: La
sentencia que enfrentó a Hermann Heller, Carl Schmitt y Hans Kelsen en Weimar”. Bogotá D.C.: Universidad Externado de Colombia –
Serie de Teoría y Filosofía del Derecho, No. 73, 2015; y RUTHERS, Bernd. “Derecho degenerado: teoría jurídica y juristas de cámara en
el Tercer Reich”. Traducción e introducción: Juan Antonio García Amado. Madrid: Marcial Pons – Cátedra de Cultura Jurídica, 2016.

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Segunda Parte
Salvamento Parcial de Voto16

“Hay que poder enjuiciar las leyes y separarse de los precedentes


cuando quiera que mantener esas leyes y respetar esos precedentes,
signifique permanecer atrapadas en una cultura excluyente y
discriminatoria” RAE HELEN LANGTON 17

9. Si bien en el presente caso, prima facie, pudiere pensarse que la competencia de


esta Corporación Judicial, está limitada a los reparos planteados en el recurso de
apelación que presentó la entidad accionada (artículo 320 y 328 del CGP); lo cierto es que,
de acuerdo con la Jurisprudencia Constitucional y del Consejo de Estado, en los casos de
graves violaciones de derechos humanos18, se ha prohijado la adopción oficiosa de las
citadas medidas de reparación, aun cuando éste no haya sido un punto objeto de petitum
o de impugnación. Para ello, se ha considerado: (i) El deber legal consignado en Leyes 446
de 1998, 975 de 2005 y Ley 1448 de 10 de junio de 2011; y (ii) Porque la adopción de estas
medidas, no desconocen la garantía fundamental de la no reformatio in pejus o el principio
de congruencia, pues dichas medidas conmemorativas, simbólicas, o de no repetición de
la conducta, suponen: una labor pedagógica e instructiva encaminada a sensibilizar, entre
otras, a las entidades públicas en relación con sus deberes y obligaciones frente a la
sociedad; y porque en su gran mayoría, no implican gastos o erogación alguna.

10. Con fundamento en lo anterior, en criterio del suscrito magistrado disidente, en la


decisión resultaban procedentes, las siguientes medidas:

11. Primero.– El fallo le debió ordenar a la accionada, por lo mínimo, “la realización de
una ceremonia en la que se presenten disculpas públicas a las víctimas por el daño
causado”19.
12. Segundo.– Un exhorto respetuoso a los Jueces Administrativos del Circuito Judicial de
Cartagena para que, en sus providencias: realicen su análisis con perspectiva de
género20. Ello, por cuanto “resultan inaceptables” los argumentos con los cuales,
la Jueza de primera instancia negó el reconocimiento de perjuicios materiales en la
modalidad de lucro cesante de la cónyuge del profesor asesinado (ver página 20 del fallo
de primera instancia). Afirmar: “no hay evidencia que esta dependiera económicamente
de aquel”, por el hecho de haber manifestado que tenía: “estudios de bachillerato y una
licenciatura en idiomas”, por lo que, “podría entenderse que estaba en condiciones de
percibir ingresos”, es asumir una postura que desconoce la obligación de administrar justicia
con perspectiva de género, pues bajo un criterio sospechoso o estereotipado, no solo le
negó a la señora Nancy Hinestroza Viola: el reconocimiento del 50% del lucro cesante a
favor de la citada víctima, sino que implícitamente desconoció el acrecentamiento que a
favor de ella, debía realizarse en la liquidación de tal perjuicio material.

16La obligación legal de los jueces de la JCA de adoptar reparaciones simbólicas y conmemorativas de manera oficiosa en casos de graves violaciones de derechos
humanos y crímenes atroces, así como con perspectiva de género
17 Citada por: AGATÓN SANTANDER. Isabel del Carmen. “Justicia de género: un asunto necesario”. Bogotá D.C.: Temis, 2013

En criterio del suscrito magistrado disidente, inclusive en casos que no impliquen vulneraciones de derechos humanos, es posible el reconocimiento de tales medidas
18

de manera oficiosa. Postura sostenida y desarrollada en otras aclaraciones de voto sobre el particular.
19De acuerdo con el principio según el cual, este tipo de reparaciones integrales debe concertarse previamente con las victimas para evitar revictimizaciones, el fallo
pudo indicar “que se les consultara a los demandantes, si deseaban la realización de ese acto de manera pública o privada”.
20El deber de incluir la perspectiva de género es expresión de los mandatos constitucionales y de las obligaciones internacionales adquiridas por el Estado colombiano
para contener el desequilibrio de poder sobre la mujer y evitar su reproducción social. Al respecto, pueden verse la Convención sobre los Derechos Políticos de la
Mujer de 1953, la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW) de 1981 y, la Convención Interamericana para
Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, Convención de Belém do Pará.

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13. Tercero: Un reproche por no activarse desde la primera instancia, las facultades
oficiosas previstas en el artículo 213 del CPACA, pues si como funcionarios se nos ha
enseñado que la sentencia judicial es un silogismo donde las premisas se despejan con los
enunciados fácticos que son acreditados dentro del proceso; debe el operador judicial
buscar la verdad desde la necesidad de impartir una justicia material. En tal sentido,
si antes de proferirse la sentencia objeto de alzada, se estimaron puntos difusos o que
ameritaban esclarecimiento, el a quo debió activar las herramientas que el mismo
ordenamiento prevé, en el marco del principio de oficiosidad y flexibilidad en materia
probatoria; no en vano desarrollado por la misma jurisprudencia constitucional21.

14. Ahora bien, aunque la parte actora no impugnó22 la negativa de reconocimiento de


los perjuicios materiales a favor de la esposa, en criterio del suscrito magistrado,
las condiciones del caso particular, ameritaban que la Sala “no soslayara ese punto”,
y en tal sentido, a más de las medidas arriba señaladas, aplicando criterios de justicia
correctiva y de equidad, de manera excepcional, debió considerar el reconocimiento de
tal perjuicio, que, en todo caso, fue solicitado por la actora en su demanda.

15. Como Juez, pero, ante todo: como ciudadano, tengo la confianza que en un futuro
no muy lejano, en asuntos de derechos humanos se vuelvan a concretar, con más veras,
los fenómenos de constitucionalización y convencionalidad que algunas décadas
irradiaron en forma garantista nuestra jurisprudencia, y que en lugar de excusarnos en la
crasa legalidad o en reglas unificatorias contradictorias al derecho viviente y a la realidad
social que enfrenta nuestro país, se procure una seria protección de los mismos. Por lo
pronto, fundados en la independencia judicial: “seguiré escribiendo cartas de batalla
desde las trincheras de instancia y votos disidentes, antes que sucumbir al tribunal de
nuestra conciencia”, tal y como le paso al juez Janning, personificado en la película23:
¿Vencedores o Vencidos?24, quien, en virtud de una ley positiva, pero injusta, en nombre
del Estado, fue indiferente a las atrocidades de millones de personas inocentes con la
excusa de que es la legalidad.

16. Por último, en el fallo se debió considerar como cuarta medida,


remitir una copia de la providencia:

21 Al respecto, véanse, entre otras, las siguientes providencias judiciales: (i) Sentencia SU-060 de 2021 (tema: flexibilización de los estándares
probatorios en materia de violaciones graves de derechos humanos); (ii) Sentencia T-113 de 2019 (tema: facultades y cuando existan fundadas
razones para considerar que su inactividad puede apartar su decisión del sendero de la justicia material); (iii) Sentencia T-739 de 2015
(tema: caracterización del exceso ritual manifiesto en la valoración probatoria); y (iv) Sentencia SU-768 de 2014, fj 4.2. (tesis: El Juez del Estado
social de derecho es uno que ha dejado de ser el “frío funcionario que aplica irreflexivamente la ley”, convirtiéndose en el funcionario –sin
vendas– que se proyecta más allá de las formas jurídicas, para así atender la agitada realidad subyacente y asumir su responsabilidad como
un servidor vigilante, activo y garante de los derechos materiales. El Juez que reclama el pueblo colombiano a través de su Carta Política ha
sido encomendado con dos tareas imperiosas: (i) la obtención del derecho sustancial y (ii) la búsqueda de la verdad. Estos dos mandatos, a
su vez, constituyen el ideal de la justicia material”.

22Hecho censurable, porque como lo advertía el maestro procesalista Eduardo Juan Couture Etcheverry, con independencia de la ardua
fatiga que produce el camino hacia justicia, el mandamiento 4 imponía al abogado de la accionante: “El deber de luchar por el derecho;
inclusive, el día que encontrara en conflicto el derecho con la justicia, éste debía seguir luchando por la justicia.”
23Aunque pareciere una ficción, fue la situación que tuvo lugar con los juristas y magistrados del llamado académicamente “derecho
degenerado”
24Una de las más destacadas escenas de la película ¿Vencedores o Vencidos? de Stanley Kramer (1961), fue precisamente cuando el
agobiado Juez Janning (quien fue condenado), solicitó conversar con el presidente del tribunal que lo juzgó, y le indicó: “Juez Haywood, la
razón por la que le pedí que viniese... aquella pobre gente... aquellos millones de personas. Jamás supuse que se iba a llegar a eso, ¡debe
creerme! ¡debe usted creerme!, ante lo cual, el Juez Haywood respondió: “señor Janning, se llegó a eso la primera vez que usted condenó a
un hombre, sabiendo que era inocente”. Escena disponible en el siguiente enlace: https://youtu.be/Dv-57jCgCuI

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17. (1) Al Centro Nacional de Memoria Histórica, a fin de que engrose el fondo
documental del archivo de Derecho Internacional de los Derechos Humanos y Derecho
Internacional Humanitario, relacionado con las victimas de la Unión Patriótica en el
departamento de Bolívar.

18. (2) Ordenar a la Policía Nacional y a la Gobernación de Bolívar, la elaboración de dos


(2) placas conmemorativas, en las que se indicara la labor desempeñada por el profesor
Edilberto Blanco Cortés como educador y miembro del Sindicato Único de Educadores de
Bolívar, para lo cual el texto sería acordado previamente con sus familiares, y luego se
instalarían en un lugar visible al público en la escuela donde éste impartió sus clases, así
como en algunas escuelas públicas en la ciudad de Cartagena (Bolívar).

19. (3) A la Agencia Nacional de Defensa Jurídica del Estado para su conocimiento y
comunicación al Sistema Interamericano de Derechos Humanos.

En los anteriores términos, dejo presentada este escrito.

* * *

Con todo respeto y consideración,

MAGISTRADO

Código: FCA - 012 Versión: 01 Fecha: 18-07-2017

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