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2.2.

ANÁLISIS MACROECONÓMICO CON COVID:

Las continuas confrontaciones comerciales entre Estados Unidos y China

generan volatilidad en los mercados financieros. Además, debido a la

pandemia de la COVID-19, las principales economías entraron en recesión por

los choques de demanda y oferta a causa de la cuarentena y el distanciamiento

social obligatorio. Los índices de desempleo de las principales economías

llegaron a niveles récord. Simultáneamente, los bancos centrales optaron por

implementar diversos paquetes de ayuda incluyendo financiamiento directo a

compañías. Dada la desaceleración de la economía global, el dólar y el oro

continúan funcionando como refugio clásico de inversión. La plata en menor

proporción. La fuerte demanda por protección reflejada en el requerimiento

de oro físico de los Exchanged Traded Funds (ETF) llevó al precio del oro encima

de US$ 1,600 la onza. El precio del cobre alcanzó US$ 4,625/ton y la plata US$

11.98/onza.

La oferta y demanda se ha interrumpido por las medidas de confinamiento

y distanciamiento social obligatorias impuestas a nivel mundial. Si bien hubo

una menor demanda de metales, esta fue parcialmente compensada por el

efecto de la disrupción en la cadena de producción (desde suministros hasta

transporte) y exportación de minerales. Para que se produzcan un nuevo

equilibrio entre la oferta y demanda va a depender de la política de

reactivación económica de cada gobierno, los potenciales rebrotes y la

efectividad de las nuevas vacunas. En ese sentido, los precios del oro, la plata

y el cobre podrían regresar a niveles pre-COVID-19.

En cuanto al cobre, el panorama de este no se muestra favorable, ya que

habría una sobreoferta de cobre refinado hasta el 2024, principalmente debido

a una menor demanda, y en menor medida, por la producción de nuevas

minas. La producción de Chile y Perú, equivalente al 40 % de la producción


mundial, volvería a los niveles previos a la pandemia en el 2021. Se espera una

reactivación de la economía de China.6

Las principales compañías peruanas mineras registraron ventas acumuladas

de US$ 12.2 mil millones en los últimos 12 meses, 5 % menor al cierre del 2019.

Asimismo, en el primer trimestre del 2020 las ventas disminuyeron en 13 %

versus el mismo periodo en el 2019, como resultado de una menor producción

en marzo y menores precios.

El cobre, en el primer semestre 2020, la cotización cayó hasta US$/lb. 209

(el mínimo desde octubre de 2016 y 23,0% por debajo de lo registrado en

promedio el año anterior), y todo esto vinculado a la paralización de la

actividad económica de China (aprox. 50% de la demanda global), el

incremento de inventarios tras los problemas logísticos causados por las

medidas de contención del virus en varios países. No obstante, se espera que,

a partir del 2021, el precio sea favorecido por la recuperación de la demanda

global resultado del plan de inversión en infraestructura de China, la mejora

del sector manufactura, y las facilidades de algunos gobiernos para impulsar la

inversión de carros eléctricos. Asimismo, las caídas temporales de la oferta

global de países productores por temas sanitarios y/o climatológicos y

debilidad del dólar contribuirán a la recuperación del precio. En el periodo

6 Valoración de la Compañía de Minas Buenaventura S.A.A y Subsidiarias. Juan Franco


Arrascue. Octubre

2020

2021-2024, el precio del cobre se estabilizaría en torno a US$/lb. 280. El precio

aumenta en línea con la recuperación de la actividad económica global,

especialmente de China; sin embargo, estará limitado por el superávit de

oferta en el mercado físico del metal. En efecto, se espera la entrada de nuevos

proyectos en Chile, República Democrática del Congo y Perú, así como una
oferta adicional del metal en minas de Indonesia, Mongolia y otros países,

presionen el precio a la baja.

2.2. ANÁLISIS MACROECONÓMICO CON COVID:

La economía mundial vive una crisis sanitaria, humana y económica sin precedentes en el
último siglo y que evoluciona continuamente. Ante la pandemia de la enfermedad por
coronavirus (COVID-19), las economías se cierran y paralizan, y las sociedades entran en
cuarentenas más o menos severas, medidas solo comparables a las de situaciones de guerra.
Aunque no se sabe cuánto durará la crisis ni la forma que podría tener la recuperación, cuanto
más rápida y contundente sea la respuesta, menores serán los efectos negativos. Algunos de
los mecanismos tradicionales de mercado podrían no ser suficientes para enfrentarla debido a
la interrupción de las actividades productivas y la consiguiente contracción de demanda.

Durante la crisis, los más vulnerables se enfrentan a la rápida pérdida de sus ingresos,
gastados principalmente en alimentos, y esta es una amenaza inmediata que debe
priorizarse. Para muchos otros, el simple acceso a las tiendas también se ha vuelto muy
preocupante e incluso los ricos están cada vez más pensando en el acceso a los
alimentos en este momento.
Debido a la característica fundamental del sector agrícola de necesidad básica
(alimentos), éste puede ser menos afectado por los efectos económicos del covid-19, al
menos en comparación con los efectos observados en el sector servicios y de
manufacturas.
De hecho, según datos publicado en The Economist, marzo 2020 fue el mejor mes
registrado para los supermercados británicos, con ventas que aumentaron un quinto en
comparación con el mismo mes en 2019, según una investigación minorista. Las ventas
de alimentos congelados aumentaron un 84% (los ingresos de Islandia aumentaron
más entre las grandes cadenas).
Además se espera que los paquetes de ayuda o de estímulo a las economías se destinen
mayormente a la compra de alimentos como ha sido el caso en los Estados Unidos.
Pasando de los efectos económicos a nivel agregado, el COVID-19 afecta al sector
agroalimentario de las Américas fundamentalmente a través de cinco canales:

1. La desaceleración o posible recesión económica mundial


2. Los tipos de cambio
3. Los precios internacionales
4. El comercio internacional
5. La aversión al riesgo y ambiente financiero
Un determinante clave de los efectos del COVID-19 es el grado de informalidad de las
economías de América Latina. Representa un reto que la mayoría de las empresas son
pequeñas e informales o no registradas. Es un desafío, por ejemplo, para la entrega de
ayudas de emergencia, que llegarían con facilidad a los trabajadores formales, dejando
por fuera un gran segmento de las clases media baja y trabajadora. Por ejemplo, el
gobierno de Perú ordenó un pago de 380 soles (USD 108) por familia, que le resulta
difícil distribuir.
En la actual coyuntura y en el futuro inmediato, los gobiernos deben aprovechar el
impulso para diseñar e invertir en sistemas de protección social más inclusivos,
ampliando la cobertura a los trabajadores informales y protegiéndolos de futuras
conmociones.

La acción más importante para enfrentar el COVID-19 es la contención de la expansión


del virus mediante el autoaislamiento, la cuarentena y el distanciamiento social. Esa
medida tiene impactos positivos para la salud al aplanar la curva de contagio. Pero,
también afecta a la actividad económica pues el distanciamiento generalmente implica
la desaceleración de la producción o incluso su interrupción total. Esto disminuye las
horas de trabajo y los salarios y da lugar a la consiguiente reducción de la demanda
agregada de bienes y servicios. Dado que la mayoría de las empresas financian sus
inversiones principalmente con ganancias retenidas, la formación bruta de capital fijo se
verá afectada negativamente. El efecto multiplicador del consumo será
significativamente negativo y se verá agravado por la falta de inversiones privadas.
El desempeño económico de la economía mundial ya era débil antes de la pandemia del
COVID-19. En el período 2011-2019, la tasa media de crecimiento mundial fue del
2,8%, cifra significativamente inferior al 3,4% del período 1997-2006. En 2019, la
economía mundial registró su peor desempeño desde 2009, con una tasa de crecimiento
de solo un 2,5%. Ya antes de la pandemia, las previsiones de crecimiento del PIB
mundial para 2020 se habían revisado a la baja.

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