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ISSN:1516-3687
revistapsico@mackenzie.br Universidad
Presbiteriana de Brasil Mackenzie
Silvestre Paula, Cristiane; Belisasio Filho, José Ferreira; Triguero Veloz Teixeira, María
Cristina
¿Los estudiantes de psicología se gradúan con una buena educación en autismo?
Psicología: teoría y práctica, vol. 18, núm. 1, nuevo-abril de 2016, pp. 206-221
Universidad Presbiteriana Mackenzie
Sao Paulo Brasil
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Revista de Psicología: Teoría y Práctica,18(1), 206‑221. São Paulo, SP, Ene.-Abr. 2016. ISSN 1516-3687 (impreso), ISSN 1980-6906 (en línea). http://
dx.doi.org/10.15348/1980‑6906/psicologia.v18n1p206‑221.Sistema de evaluación: a ciegas por parejas (revisión doble ciego). Universidad
Presbiteriana Mackenzie.
1Dirección para correspondencia:Cristiane Silvestre Paula, Postgraduada en Trastornos del Desarrollo, Centro de
Ciencias Biológicas y de la Salud, Universidad Presbiteriana Mackenzie, Rua da Consolação, 930, Edificio 28 – São Paulo –
SP – Brasil. CEP: 01302‑907.Correo electrónico:csilvestrep09@gmail.com.
206
¿Los estudiantes de psicología se gradúan con una buena educación en autismo?
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Cristiane Silvestre Paula, José Ferreira Belisásio Filho, María Cristina Triguero Veloz Teixeira
La etiología del TEA aún no está del todo establecida, pero existe gran acuerdo en la
literatura en que su base es neurobiológica de origen multifactorial, con un fuerte
componente genético, combinado con la exposición del individuo a eventos ambientales,
particularmente en los períodos pre y perinatal. y que, en el 80% de los casos, el TEA es
detectable hasta los 24 meses de edad (Anagnostouy otros., 2014; Paula, Ribeiro, 2011).
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¿Los estudiantes de psicología se gradúan con una buena educación en autismo?
Además de la valoración de los niños con TEA, el psicólogo tiene un papel central en la
atención directa al niño, así como en la orientación y apoyo a los padres. No existe un
abordaje único y resolutivo para el tratamiento de todas las personas con TEA, ya que las
intervenciones son complementarias y deben realizarse de manera concurrente,
teniendo en cuenta las necesidades específicas de cada niño. Por otro lado, existen
intervenciones con evidencia probada de eficacia (Anagnostouy otros., 2014) y, por tanto,
debería, en principio, ofrecerse a esta población, pudiendo clasificarse en: 1. intervención
temprana estructurada; 2. intervención para minimizar los problemas de
comportamiento; y 3. intervención de drogas.
1. Las intervenciones estructuradas tempranas han sido las más estudiadas y son las más
prometedor en el campo de los TEA. Desde hace décadas, varios autores vienen
trabajando en el tema, siendo el pionero en este campo el psicólogo Ole Ivar Lovaas
quien, con amplia experiencia en Análisis Conductual Aplicado (ABA), en la década de
1970, demostró que el comportamiento de los niños con TEA puede ser modificado con
esta técnica. Intervención conductual temprana para niños con TEA
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La mayoría de los niños con TEA tienen problemas de comportamiento que, si no se tratan,
tienden a empeorar y a generar otras complicaciones, tanto para el niño como para los
miembros de su familia. Los comportamientos agresivos, las rabietas y los estereotipos se
encuentran entre los sujetos a intervención. Cabe mencionar que generalmente estas
intervenciones deben planificarse con el objetivo de trabajar conductas específicas elegidas
como las más dañinas sin una propuesta de abarcar el desarrollo infantil de una manera más
global (Agency for Healthcare Research and Quality, 2014; Horner, Carr , Strain, Todd y Reed,
2002). Un estudio de revisión revela que estas intervenciones conductuales específicas
pueden conducir a una reducción de más del 80% de estos comportamientos. Además, en la
mayoría de los casos, los resultados se mantienen estables en los meses siguientes a la
finalización de la intervención. Sin embargo, la generalización de estos resultados
prometedores a otros entornos no estructurados aún carece de evidencia de efectividad
comprobada (Hornery otros., 2002).
Además de las terapias coordinadas por psicólogos u otros profesionales sanitarios,
en algunos casos está indicado el tratamiento farmacológico para personas con TEA. La
responsabilidad de este tipo de tratamiento recae en el médico del equipo y siempre
debe estar preparado según un plan individualizado. Todavía no hay psicofármacos
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cos, con sólida evidencia de eficacia, destinado al tratamiento de los síntomas centrales
del TEA, ya que las dificultades en la interacción social y la comunicación han demostrado
ser resistentes a las terapias farmacológicas. Por otro lado, ciertos síntomas que son
frecuentes en este cuadro clínico, como los relacionados con irritabilidad, hiperactividad
e inatención, autolesiones, insomnio, conductas repetitivas, han obtenido resultados
positivos como consecuencia del tratamiento farmacológico (Anagnostouy otros., 2014;
Gibbs, 2010). Es importante recalcar que el tratamiento farmacológico debe enfocarse en
los síntomas específicos identificados en cada individuo, o sea, el profesional debe
desarrollar una terapia en conjunto con la familia y con base en los síntomas más
disfuncionales. Finalmente, los efectos secundarios deben observarse y tenerse en
cuenta al continuar o suspender la medicación. Además, el tratamiento farmacológico
debe combinarse con otro tipo de intervenciones, como psicoterapias, terapias del habla-
lenguaje y educativas, entre otras.
En resumen, es posible afirmar que las intervenciones más efectivas son aquellas de
inicio temprano, de carácter intensivo, individualizado, estandarizado, de largo plazo y
realizadas por un equipo multiprofesional.
Considerando la importancia del psicólogo en la identificación y asistencia de las personas
con TEA, se espera que este profesional tenga una buena formación en todos los aspectos
comentados anteriormente para que pueda asistir adecuadamente a los niños y adolescentes
con TEA. Así, los objetivos del presente estudio fueron describir el nivel de conocimiento sobre
TEA de estudiantes de licenciatura en psicología; y contrastar diferencias en el tipo de
conocimiento según: 1. el origen de los cursos (universidades públicas o privadas); y 2. entre
los estudiantes universitarios que hayan completado o no la Iniciación Científica.
Método
Instrumentos y procedimientos
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discapacidad por género, tasas de Discapacidad Intelectual entre personas con TEA y
recurrencia del trastorno entre hermanos con TEA); 2. Etiología (una pregunta); 3. Perfil
Clínico e Intervención (cuatro preguntas, dos sobre aspectos clínicos del TEA, una sobre
abordajes psicoterapéuticos basados en evidencia y una sobre signos/síntomas que se
minimizan ante el tratamiento farmacológico); 4. Áreas de evaluación en niños con
sospecha de TEA (una pregunta); y 5. Servicios de Salud Pública (pregunta sobre qué
equipamiento del SUS está más preparado para atender a niños/jóvenes con TEA).
Además de estas 11 preguntas, había una pregunta sobre la impresión subjetiva de los
estudiantes sobre su nivel de conocimiento sobre los TEA.
Los cuestionarios se distribuyeron en las aulas de los estudiantes de psicología y cada uno
lo contestó de forma autoadministrada. Previamente, todos los participantes fueron
plenamente informados sobre los objetivos del estudio y sobre el tipo de instrumento al que
responderían. Quienes aceptaron participar firmaron el formulario de consentimiento libre e
informado y, posteriormente, comenzaron a contestar el cuestionario. Se garantizó la
confidencialidad de la información proporcionada por los participantes. Las colectas se
realizaron en 2013, en aulas de las universidades a las que asistieron los participantes.
Durante la aplicación, el equipo de investigación permaneció en las salas para hacer un
seguimiento de la cumplimentación del cuestionario y responder a las posibles preguntas.
Los datos se organizaron en una base de datos utilizando SPSS versión 19.0.
Inicialmente, se realizó un análisis descriptivo de los datos con el fin de caracterizar el
perfil de conocimientos sobre TEA de todos los sujetos de la investigación.
Posteriormente, se realizaron análisis bivariados para comprobar diferencias entre el
nivel de conocimientos en TEA según el tipo de universidad que cursaba la asignatura
(pública o privada), así como entre quienes habían cursado o no Iniciación Científica. Para
ello, se aplicaron pruebas de diferencia de medias (prueba T) a las variables continuas
con distribución normal y la prueba no paramétrica de Chi-Cuadrado a las variables
categóricas, y se calculó la significancia según la prueba de Pearson o la Prueba Exacta
de Fisher, cuando correspondía. Se adoptó un nivel de probabilidad del 95% (p< 0.05)
para el rechazo de hipótesis nulas.
Resultados
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insuficiente, el 27,1% dijo tener conocimientos regulares y solo el 5,9% consideró bueno
su nivel de conocimientos.
En la muestra total del estudio se observaron tasas de acierto muy variadas considerando
cada una de las 11 preguntas del cuestionario. En general, se observa que los sujetos tienden
a acertar menos en el área clínica de los TEA (sintomatología y sus abordajes terapéuticos y
medicamentosos) y relacionadas con el sistema público de salud (78,8% de aciertos). En
cambio, los estudiantes se equivocan más con preguntas especializadas en el campo de los
TEA, es decir, aquellas que dependen de la formación técnica como la epidemiología, área en
la que se identificaron los índices de mayor acierto: 14,1% en tasa de prevalencia, 11,8% sobre
las tasas de recurrencia entre hermanos y el 8,2% sobre la incidencia de discapacidad
intelectual en personas con TEA. También es destacable el bajo índice de precisión sobre la
etiología del TEA (9,4%) (tabla 1).
Otro dato que también llama la atención en esta investigación es que en cuatro de las 11
preguntas del cuestionario, una parte importante de los participantes (entre el 34,0% y el
44,3%) respondieron espontáneamente “No sé”, indicando que no tenían No necesito ninguna
idea sobre el tema en cuestión.
Pregunta % pegar
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¿Los estudiantes de psicología se gradúan con una buena educación en autismo?
Universidad IC realizado*
público Privado O Sí No O
Ítems del cuestionario sobre TEA norte (%) norte (%) (IC 95%) PAG norte (%) norte (%) (IC 95%) PAG
Enfoques terapéuticos
basados en la evidencia
lo tengo bien 18 (90,0) 47 (72,3) 3.45 0.14 3 (100,0) 62 (75,6) 0,95 1.00
equivocado 2 (10,0) 18 (27,7) (0,73‑16,38) 0 (0.0) 20 (24,4) (0,90‑1,01)
Medicamento
lo tengo bien 17(85.0) 44 (67,7) 2.71 0.13 2 (66,7) 59 (72,0) 0.78 1.00
equivocado 3 (15,0) 21 (32,3) (0,71‑10,26) 1 (33,3) 23 (28,0) (0,69‑9,02)
hizo bien 17 (85,0) 38 (58,5) 4.03 0.03 2 (66,7) 7 (53,8) 1.74 1.00
equivocado 3 (15,0) 27 (41,5) (1.07‑15.12) 1 (33,3) 6 (46,2) (0,12‑23,94)
HabilidadesSabio
lo tengo bien 12 (60,0) 33 (50,8) 1.46 0.47 2 (66,7) 43 (52,4) 1.81 1.00
equivocado 8 (40,0) 32 (49,2) (0,53‑4,03) 1 (33,3) 39 (47,6) (0,16‑20,80)
Dominios de evaluación
lo tengo bien 9 (45,0) 21 (32,3) 1.71 0.30 1 (33,3) 29 (35,4) 0.92 1.00
equivocado 11 (55,0) 44 (67,7) (0,62‑4,77) 2 (66,7) 53 (64,6) (0,08‑10,51)
predominio
lo tengo bien 1 (5,0) 11 (16,9) 0.26 0.28 1 (33,3) 11 (13,4) 3.23 0.33
equivocado 19 (95,0) 54 (83,1) (0,03‑2,14) 2 (66,7) 71 (86,6) (0,27‑38,66)
Etiología
lo tengo bien 4 (20,0) 4 (6.2) 3.81 0.08 0 (0.0) 8 (9,8) 1.04 1.00
equivocado 16 (80,0) 47 (93,8) (0,86‑16,94) 3 (100,0) 74 (90,2) (0,99‑1,09)
incidencia de identificación
lo tengo bien 2 (10,0) 5 (7,7) 1.33 0,67 1 (33,3) 6 (7.3) 6.33 0.23
equivocado 18 (90,0) 60 (92,3) (0,24‑7,46) 2 (66,7) 76 (92,7) (0.50‑80‑32)
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Cristiane Silvestre Paula, José Ferreira Belisásio Filho, María Cristina Triguero Veloz Teixeira
Por otro lado, cuando analizamos estos mismos grupos, según los temas “Perfil clínico/Intervención” y
“Epidemiología”, algunas diferencias se vuelven estadísticamente significativas. En la Tabla 4, se puede
observar que los estudiantes de pregrado de universidades privadas respondieron más correctamente las
preguntas de alcance clínico/intervencionista (promedio 3,2 x 2,5; p = 0,01) que los estudiantes de
pregrado de universidades públicas; del mismo modo, parece que los estudiantes que habían realizado IC
en el área de salud mental infantil y/o autismo acertaron más en cuestiones relacionadas con
epidemiología (media 1,0 x 1,4; p = 0,01) que sus compañeros .
promedio de promedio de
tipo de universidad
CI
Discusión
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Consejo Superior Nacional, 2011). pero conabepara cursos de grado para formatear las
materias del núcleo común de formación siguiendo un programa determinado,
preferentemente con tratamientos basados en evidencia científica, en las distintas áreas del
conocimiento psicológico. No fue posible analizar los programas relacionados con las
disciplinas de la salud de los cursos de psicología de las asignaturas de esta investigación, por
lo tanto, no sabemos la cantidad y calidad de los contenidos sobre TEA ofrecidos en estos
cursos. Esta es la primera limitación de la investigación que se reporta.
El porcentaje de aciertos verificados en las diferentes preguntas del instrumento muestra
una serie de conocimientos esenciales para la formación de un psicólogo clínico que pueda
tener requerimientos profesionales relacionados con la detección de signos de TEA, la
identificación de condiciones asociadas al trastorno, su aspectos conceptuales y de
intervención, tanto en la red pública como en la red privada. Sin embargo, este conocimiento
resultó ser irregular en la muestra. Los participantes están relativamente bien informados
sobre las ubicaciones de los servicios públicos, las intervenciones efectivas y el uso efectivo de
medicamentos. Por otro lado, los conocimientos generales sobre el cuadro clínico del TEA,
etiología y datos epidemiológicos fueron regulares/bajos.
Tomando como ejemplo uno de los datos de la Tabla 1, parece que solo el 8,2% de la
muestra pudo identificar el grado de asociación entre TEA y discapacidad intelectual. Esto
puede comprometer el futuro desempeño profesional en los diferentes objetivos de
trabajo del psicólogo; por ejemplo, evaluación neuropsicológica, evaluación conductual y
evaluación del funcionamiento adaptativo. Además, solo el 35,3% de los participantes
sabía qué dominios debían evaluarse ante una sospecha de TEA, un campo muy
específico de la psicología. Al mismo tiempo, a pesar de que el nivel de conocimiento
sobre aspectos relacionados con la intervención fue muy superior (76,5% de aciertos en
el ítem “Enfoques terapéuticos basados en la evidencia” y 71,8% en la pregunta
“Síntomas minimizados por la medicación”) , se esperaba un desempeño aún mejor en
temas centrales del campo de actuación del psicólogo clínico, ya que los sujetos de
investigación pronto estarán en el mercado laboral. Así, se advierte que parecen faltar
algunos aspectos esenciales en la formación de psicólogos. Como se informó
anteriormente, el psicólogo tiene un papel clave en el equipo multiprofesional que
atiende a las personas con TEA, por lo que debe estar bien preparado para responder
todos los ítems del cuestionario, mostrándose capaz de identificar desviaciones en los
hitos del desarrollo y, en consecuencia, pudiendo proponer las terapias más adecuadas
para cada caso (Bosa, 2002).
La Iniciación Científica, como su nombre lo indica, suele ser el primer paso hacia una
formación más especializada en una carrera científico-académica. Una porción creciente
de estudiantes universitarios brasileños ha tenido esta oportunidad y, en la muestra
estudiada, esa tasa fue del 35,2% durante la graduación. Sin embargo, los temas de IC
informados fueron muy diversos y poco relacionados con los TEA, por lo que no fue
sorprendente que las tasas de acierto fueran similares entre quienes habían realizado o
no IC. Por otro lado, incluso con un número tan bajo de estudiantes que
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habían realizado un proyecto de IC en el área de salud mental infantil y/o autismo (tres
estudiantes), se pudo identificar un mejor conocimiento de estos en el bloque temático
de Epidemiología de los TEA. Esto indica que la IC realmente trae un beneficio en la
formación de los universitarios y que debe ser estimulada en los primeros años de
egreso.
La presente investigación también reveló que el nivel de conocimiento en TEA fue bastante
similar entre el grupo de universidades privadas y públicas, con excepción del bloque
temático de Epidemiología, donde los estudiantes de universidades públicas presentaron un
conocimiento superior al de sus colegas. Por tanto, parece que más importante que el tipo de
universidad a la que asiste el estudiante, la experiencia de realizar una IC y los contenidos
programáticos del tronco común de los planes de estudio de las universidades deberían tener
un impacto más relevante en su aprendizaje. Sin embargo, como este es el primer estudio
brasileño sobre este tema, se deben realizar más investigaciones para confirmar esta
hipótesis.
De acuerdo con nuestra revisión de la literatura, ningún estudio previo se completó
analizando datos similares a la presente investigación. En esta revisión, identificamos un
único estudio similar que investigó el conocimiento sobre etiología, síntomas/diagnóstico
y tratamiento del autismo entre estudiantes de medicina de una universidad de Rio
Grande do Sul (Muller, 2012). Los resultados de esa investigación mostraron un
conocimiento deficiente de los participantes, independientemente de que asistieran al
1er.Élo el 6Élaño de la carrera, revelando una limitación en la formación médica. Los
resultados de nuestro estudio apuntan en la misma dirección. Los psicólogos
debidamente capacitados deben tener conocimientos básicos sobre los TEA, incluidas las
tasas de prevalencia, la recurrencia familiar del trastorno y las afecciones psiquiátricas
asociadas, por ejemplo, la DI. A pesar de eso, la mayoría de los participantes del estudio
no supo cómo responder a estas preguntas, lo que puede comprometer su actuación en
el campo clínico, así como en la gestión de los servicios públicos (Soltau, Biedermann,
Hennicke, & Fydrich, 2015). Estas son habilidades requeridas del psicólogo y, por ello,
deben formar parte de la rutina diaria de las clases y de la búsqueda de información
bibliográfica sobre el tema en los diversos índices, periódicos, libros y otras fuentes
especializadas.
Aunque este artículo aporta datos inéditos, tiene algunas limitaciones, como estar
basado en una muestra de conveniencia con un tamaño pequeño, lo que impide la
generalización de los datos; y haber utilizado un cuestionario desarrollado por el equipo
de investigación sin haber probado previamente su evidencia de validez. Por lo tanto, se
recomiendan futuros estudios con muestras aleatorias más amplias y representativas de
estudiantes de psicología de diferentes regiones del país, que ayuden a aprehender
especificidades en relación a la formación en psicología en este tipo de trastorno. Al
mismo tiempo, estos datos pueden ser comparados con los contenidos curriculares de
las disciplinas dedicadas al desarrollo humano en los cursos, permitiendo identificar
vacíos en las propuestas de cursos con mayor precisión.
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¿Los estudiantes de psicología se gradúan con una buena educación en autismo?
A pesar de estas recomendaciones, los datos obtenidos permiten llamar la atención sobre
la necesidad de una actualización permanente de las propuestas curriculares de los proyectos
pedagógicos de las carreras de psicología, en consonancia con la evidencia científica para el
abordaje de los TEA. Sólo los contenidos curriculares profundos y basados en la evidencia
científica garantizarán un núcleo básico de competencias y un ejercicio profesional de alto
nivel.
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¿Los estudiantes de psicología se gradúan con una buena educación en autismo?
Envío: 6.2.2015
Aceptación: 19.11.2015
Revista de Psicología: Teoría y Práctica,17(3), 206-221. São Paulo, SP, Ene.-Abr. 2016 221
ISSN 1516-3687 (impreso), ISSN 1980-6906 (en línea). http://dx.doi.org/10.15348/1980-6906/psicologia.v18n1p206-221.