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Psicología: teoría y práctica

ISSN:1516-3687
revistapsico@mackenzie.br Universidad
Presbiteriana de Brasil Mackenzie

Silvestre Paula, Cristiane; Belisasio Filho, José Ferreira; Triguero Veloz Teixeira, María
Cristina
¿Los estudiantes de psicología se gradúan con una buena educación en autismo?
Psicología: teoría y práctica, vol. 18, núm. 1, nuevo-abril de 2016, pp. 206-221
Universidad Presbiteriana Mackenzie
Sao Paulo Brasil

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=193846361016

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Revista de Psicología: Teoría y Práctica,18(1), 206‑221. São Paulo, SP, Ene.-Abr. 2016. ISSN 1516-3687 (impreso), ISSN 1980-6906 (en línea). http://
dx.doi.org/10.15348/1980‑6906/psicologia.v18n1p206‑221.Sistema de evaluación: a ciegas por parejas (revisión doble ciego). Universidad
Presbiteriana Mackenzie.

¿Los estudiantes de psicología


se gradúan con una buena
educación en autismo?
Cristiane Silvestre Paula1
Universidad Presbiteriana Mackenzie, São Paulo – SP – Brasil
José Ferreira Belisasio Filho
Universidad Federal de Minas Gerais, Belo Horizonte – MG – Brasil
María Cristina Triguero Veloz Teixeira
Universidad Presbiteriana Mackenzie, São Paulo – SP – Brasil

Resumen:Considerando la importancia del psicólogo en la identificación/asistencia de las


personas con Trastornos del Espectro Autista (TEA), el objetivo principal de este estudio fue
describir el nivel de conocimiento sobre los TEA de los estudiantes de psicología. Estudio
transversal con 85 estudiantes del último año de la carrera de psicología de cinco universidades
públicas y privadas de São Paulo. Los sujetos respondieron un cuestionario con 11 preguntas de
opción múltiple, siendo los principales resultados: 1. buen conocimiento en la muestra general
sobre aspectos clínico-intervencionistas, pero conocimiento insuficiente en epidemiología y
etiología; rendimiento discretamente superior; 2. en el tema clínico-intervencionista (promedio 3,2
x 2,5; p = 0,01) de estudiantes de universidades privadas; y 3. sobre epidemiología (promedio 3,4 x
2,3; p = 0,01), entre los alumnos que habían cursado Iniciación Científica. Esta investigación llama
la atención sobre la necesidad de una actualización permanente de las propuestas curriculares de
las carreras de Psicología para preparar adecuadamente a los futuros profesionales para la
adecuada atención de las personas con TEA.

Palabras clave:trastorno autista; conocimiento; estudiantes de psicología;


formación de recursos humanos en salud; capacitación.

¿LOS ESTUDIANTES CONCLUYERON LA LICENCIATURA EN PSICOLOGÍA CON UNA BUENA


FORMACIÓN EN AUTISMO?

Resumen:El psicólogo es un profesional clave en la identificación/asistencia de personas con


Trastornos del Espectro Autista (TEA). Por lo tanto, el objetivo principal del presente estudio fue
describir el nivel de conocimiento sobre TEA de estudiantes de pregrado en Psicología. Se trata de
un estudio transversal con 85 estudiantes de graduación en Psicología de cinco universidades
públicas y privadas de São Paulo. Los participantes respondieron el cuestionario con 11 preguntas
estructuradas y los principales resultados fueron: 1. buen conocimiento en la muestra total sobre
aspectos clínico-intervencionistas, pero conocimiento insuficiente sobre Epidemiología y etiología;
rendimiento ligeramente superior en; 2. el tema clínico-intervención de estudiantes de
universidades privadas (promedio 3.2 x 2.5; p = .01); y 3. en el tema de Epidemiología de los
estudiantes que habían concluido una iniciación científica (promedio 3.4 x 2.3; p = .01). Este estudio
apunta a la necesidad de una actualización continua de los planes de estudios de la carrera de
Psicología para preparar a los futuros profesionales para asistir adecuadamente a las personas
con TEA.

Palabras clave:autismo; conocimiento; estudiantes de pregrado en psicología; formación de recursos


humanos en salud; capacitación.

1Dirección para correspondencia:Cristiane Silvestre Paula, Postgraduada en Trastornos del Desarrollo, Centro de

Ciencias Biológicas y de la Salud, Universidad Presbiteriana Mackenzie, Rua da Consolação, 930, Edificio 28 – São Paulo –
SP – Brasil. CEP: 01302‑907.Correo electrónico:csilvestrep09@gmail.com.

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¿Los estudiantes de psicología se gradúan con una buena educación en autismo?

¿ESTUDIANTES DE PSICOLOGÍA COMPLETAN LA LICENCIA CON UNA BUENA


FORMACIÓN EN AUTISMO?

Resumen:Considerando la importancia del psicólogo en la identificación/asistencia de


personas con Trastornos del Espectro Autista (TEA), el objetivo principal del estudio fue
describir el nivel de conocimiento sobre TEA de estudiantes de Psicología. Estudio seccional
con 85 alumnos del último año de la carrera de Psicología de cinco universidades públicas/
privadas de São Paulo. Los sujetos respondieron al cuestionario con 11 preguntas de
múltiples alternativas, siendo los principales resultados: 1. buen conocimiento de la
muestra general en relación a los aspectos clínicos e intervencionistas, pero insuficiente
conocimiento de epidemiología y etiología; rendimiento discretamente superior; 2. sobre el
tema clínico-intervencionista (media 3,2 x 2,5; p = 0,01) entre estudiantes de universidades
privadas; y 3. en el tema de Epidemiología (promedio 3.4 x 2.3; p = 0.01), entre los alumnos
que habían realizado Iniciación Científica. Esta investigación destaca la necesidad de una
actualización permanente de las propuestas curriculares de las carreras de Psicología para
preparar adecuadamente a los futuros profesionales para una adecuada atención a las
personas con TEA.

Palabras clave:trastorno autista; conocimiento; estudiantes de psicología;


formación de recursos humanos en salud; capacitacion

La quinta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales


(DSM-V) adoptó el término Trastornos del Espectro Autista (TEA) como categoría
diagnóstica para referirse al cuadro clínico caracterizado por déficits persistentes en la
comunicación social y la interacción social, en presencia de de patrones restrictivos y
repetitivos de comportamiento, intereses o actividades (American Psychiatric Association,
2013), condensando la antigua tríada sintomatológica en dos dominios. Así, el
diagnóstico de TEA pasa a englobar las anteriores categorías descritas en el DSM-IV:
Trastorno Autista, Trastorno de Asperger, Trastorno Desintegrativo Infantil y Trastornos
Generalizados del Desarrollo No Especificados.
El cuadro clínico del TEA engloba déficits en los dos dominios mencionados
anteriormente, que son de gran variabilidad sintomatológica y gravedad, por lo que se
debe realizar una valoración detallada y específica ante la sospecha del trastorno. Como
se mencionó anteriormente, las dificultadesen los mediosdebe estar presente para
establecer el diagnóstico de TEA. A pesar de la variabilidad, algunos síntomas se
consideran los más frecuentes, tales como: 1. aislamiento o falta de interés por estar con
otras personas; 2. déficits en la atención compartida (especialmente en la iniciación) y en
el juego simbólico; 3. contacto visual disminuido o ausente; 4. incapacidad para
establecer amistades y relaciones afectivas; 5. dificultad para comprender la
comunicación no verbal (Bordini, Cavicchioli, Cole, Cunha, & Machado, 2014; Zanon,
Backes, & Bosa, 2014).
Paralelamente a los problemas en el campo de la comunicación social, las personas con
TEA presentanconductas restringidas y repetitivaslas cuales tienen diversas manifestaciones,
comúnmente vinculadas a la adherencia exagerada a las rutinas en presencia o ausencia de
estereotipias (motoras o vocales). Los motores más frecuentes son: mecerse de un lado a
otro, dar la mano (aleteo), andar de puntillas y girar objetos. Los estereotipos vocales más
comunes son: gritos inapropiados, ruidos o sonidos continuos.

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Otro aspecto común en el dominio de las conductas restringidas/repetitivas es la presencia de


restricción de intereses y temas, donde estas personas muestran un interés exagerado por un
tema determinado, generalmente muy específico, como la astronomía, las fechas o las rutas
de los autobuses (Bordini).y otros., 2014; Carvalho, Paula, Teixeira, Zaqueu, & Famá D'Antino,
2013).
Ya se han completado docenas de encuestas epidemiológicas, principalmente en
países desarrollados, con la mejor estimación de la prevalencia de TEA entre 0,6% y 1,0%.
De los estudios también se sabe que: 1. la distribución de los TEA por género ocurre en el
orden de una niña por cada cuatro niños; 2. aproximadamente el 60% de las personas
con TEA tienen algún nivel de discapacidad intelectual; 3. la reincidencia entre hermanos
está entre el 3% y el 19%; 4. alrededor del 10% de este grupo poblacional posee
habilidades notables para su edad, en general, altamente especializadas y restringidas
que chocan claramente con su funcionamiento global, denominado sabios(Anagnostouet
al.,2014; elsabagh,et al.,2012; fuera de onday otros., 2011; Paula, Ribeiro, 2011).

La etiología del TEA aún no está del todo establecida, pero existe gran acuerdo en la
literatura en que su base es neurobiológica de origen multifactorial, con un fuerte
componente genético, combinado con la exposición del individuo a eventos ambientales,
particularmente en los períodos pre y perinatal. y que, en el 80% de los casos, el TEA es
detectable hasta los 24 meses de edad (Anagnostouy otros., 2014; Paula, Ribeiro, 2011).

En Brasil se ha brindado asistencia a personas con TEA tanto en el sistema público


como en el privado. En relación con el sistema de salud pública brasileño, el SUS, la
atención a niños y adolescentes con TEA ha migrado gradualmente a los Centros de
Atención Psicosocial del Niño y del Adolescente (CAPSi), que son los equipos más
preparados para atender casos con TEA, ya que cuentan con equipos especializados en
salud mental. La gran mayoría de los CAPSi en todo Brasil tienen al menos un psicólogo
en su equipo, que es responsable por una parte importante de las consultas (Ronchi &
Avellar, 2010). En particular, en la ciudad de São Paulo, la Secretaría de Salud del Estado
cuenta con dos unidades especializadas en la atención de personas con TEA. El Centro de
Referencia Philippe Pinel para los Trastornos del Espectro Autista se inauguró en 2010
para atender a niños y adolescentes de hasta 18 años. La Unidad de Referencia de
Trastornos del Espectro Autista Dr. Marcos T. Mercadante da Santa Casa de São Paulo fue
inaugurado en 2013 y atiende a niños, adolescentes y adultos con TEA. Ambos ofrecen
atención especializada con un equipo multidisciplinario.

También en el SUS, las Unidades Básicas de Salud (UBS) y el Programa Estratégico de


Salud de la Familia (ESF), equipamientos de atención primaria/básica, juegan un papel
complementario en la atención a los niños/jóvenes con TEA, ya que son esenciales en la
identificación de casos y, en cierto nivel, responsable de su atención integral. El equipo
mínimo que conforma la ESF está formado por un médico de familia, un

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enfermeras y seis trabajadores comunitarios (Paula, Lauridsen‑Ribeiro, Wissow, Bordin, &


Evans‑Lacko, 2012). Sin embargo, existen equipos más extensos que incluyen uno o más
psicólogos en algunas unidades. Junto al SUS, existen organizaciones de familiares de
personas con TEA y otras entidades, afiliadas o independientes del SUS, además de servicios
establecidos en instituciones académicas que juegan un papel complementario muy
relevante, especialmente en los grandes centros urbanos. Desafortunadamente, no podemos
proporcionar información confiable sobre la atención brindada a adultos con TEA en Brasil, ya
que los datos en este campo son prácticamente inexistentes.
Al no existir un marcador biológico determinante, y sabiendo que el TEA es una patología
compleja, es necesaria la presencia de un equipo multidisciplinar experimentado tanto para la
identificación de los casos como para su asistencia. En el equipo multidisciplinar, el médico es
el profesional responsable de realizar el diagnóstico, normalmente un psiquiatra infantil, un
pediatra o un neurólogo. Además de él, deben formar el equipo psicólogos, logopedas y otros
profesionales de la salud y la educación, en función de las necesidades de cada caso
(Anagnostouy otros., 2014; bordiniy otros., 2014)
El psicólogo tiene un papel clave en el equipo multidisciplinar, y una buena formación
en desarrollo típico y atípico es fundamental para el buen ejercicio de su profesión (Bosa,
2002; Paula, Zaqueu, Vicente, Lowenhal, & Miranda, 2011). En general, en todos los
servicios sanitarios descritos anteriormente, el psicólogo es uno de los profesionales del
equipo más idóneos para la valoración clínico-conductual de los TEA. Por lo tanto, se
espera que sea capaz de escuchar las quejas de los padres relacionadas con el TEA, a fin
de reconocer los signos y síntomas característicos y diferenciales del trastorno,
contribuyendo a la correcta emisión de un diagnóstico. En este sentido, es deseable que
su formación, desde la graduación, incluya disciplinas y/o contenidos curriculares que
abarquen en profundidad los TEA (Samms‑Vaughan, 2014; Trembath & Vivanti, 2014).

Además de la valoración de los niños con TEA, el psicólogo tiene un papel central en la
atención directa al niño, así como en la orientación y apoyo a los padres. No existe un
abordaje único y resolutivo para el tratamiento de todas las personas con TEA, ya que las
intervenciones son complementarias y deben realizarse de manera concurrente,
teniendo en cuenta las necesidades específicas de cada niño. Por otro lado, existen
intervenciones con evidencia probada de eficacia (Anagnostouy otros., 2014) y, por tanto,
debería, en principio, ofrecerse a esta población, pudiendo clasificarse en: 1. intervención
temprana estructurada; 2. intervención para minimizar los problemas de
comportamiento; y 3. intervención de drogas.
1. Las intervenciones estructuradas tempranas han sido las más estudiadas y son las más
prometedor en el campo de los TEA. Desde hace décadas, varios autores vienen
trabajando en el tema, siendo el pionero en este campo el psicólogo Ole Ivar Lovaas
quien, con amplia experiencia en Análisis Conductual Aplicado (ABA), en la década de
1970, demostró que el comportamiento de los niños con TEA puede ser modificado con
esta técnica. Intervención conductual temprana para niños con TEA

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se llama Intervención Conductual Intensiva Temprana (EIBI) o Intervención Conductual


Intensiva Temprana. El EIBI pretende reducir las conductas desadaptativas a través de la
extinción y ruptura del patrón básico establecido, teniendo como elemento principal el
refuerzo positivo de las conductas deseadas. Abarca varias fases, que incluyen: 1.
Reducción del comportamiento no deseado; 2 estimulación de conductas deseadas a
través, por ejemplo, de la imitación; 3. integración de los familiares en la intervención,
con miras a participar como co-terapeutas en el futuro; y 4. preparación para la inclusión
escolar. Ya se han publicado tres metaanálisis que recopilan resultados de investigación
sobre ABA y EIBI (Eldevik, Hastings, Hughes, Jahr, Eikeseth, & Cross, 2009; Reichow, 2012;
Virués-Ortega, 2010), lo que nos permite hacer una valoración crítica de los resultados.
Estos metanálisis incluyen 29 artículos en los que se analizaron 1.008 niños con TEA, y los
principales resultados fueron que: 1. Intervenciones más prolongadas e intensivas
conducen a mejores resultados (> 27 horas/semana y más durante 24 meses); 2. la
mayoría de los estudios han identificado cambios estadísticamente significativos en las
puntuaciones medias de CI y las habilidades comunicativas; 3. no todos los 29 estudios
incluyeron evaluaciones del funcionamiento adaptativo y del lenguaje, pero entre los que
lo hicieron, la mayoría tuvo resultados estadísticamente positivos; 4. La inclusión de los
niños en las aulas regulares fue exitosa en la mitad de los niños, de los cuales el 50% no
necesitó apoyo pedagógico especializado. Estos resultados son muy positivos, pero es
necesario informar algunas limitaciones metodológicas de los estudios: 1. el número
promedio de participantes en cada estudio fue pequeño (38,8 niños/estudio); 2. en varios
estudios no hay grupo control; y 3. las intervenciones con las que se comparó el EIBI
fueron muy variadas y, en general,

La mayoría de los niños con TEA tienen problemas de comportamiento que, si no se tratan,
tienden a empeorar y a generar otras complicaciones, tanto para el niño como para los
miembros de su familia. Los comportamientos agresivos, las rabietas y los estereotipos se
encuentran entre los sujetos a intervención. Cabe mencionar que generalmente estas
intervenciones deben planificarse con el objetivo de trabajar conductas específicas elegidas
como las más dañinas sin una propuesta de abarcar el desarrollo infantil de una manera más
global (Agency for Healthcare Research and Quality, 2014; Horner, Carr , Strain, Todd y Reed,
2002). Un estudio de revisión revela que estas intervenciones conductuales específicas
pueden conducir a una reducción de más del 80% de estos comportamientos. Además, en la
mayoría de los casos, los resultados se mantienen estables en los meses siguientes a la
finalización de la intervención. Sin embargo, la generalización de estos resultados
prometedores a otros entornos no estructurados aún carece de evidencia de efectividad
comprobada (Hornery otros., 2002).
Además de las terapias coordinadas por psicólogos u otros profesionales sanitarios,
en algunos casos está indicado el tratamiento farmacológico para personas con TEA. La
responsabilidad de este tipo de tratamiento recae en el médico del equipo y siempre
debe estar preparado según un plan individualizado. Todavía no hay psicofármacos

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cos, con sólida evidencia de eficacia, destinado al tratamiento de los síntomas centrales
del TEA, ya que las dificultades en la interacción social y la comunicación han demostrado
ser resistentes a las terapias farmacológicas. Por otro lado, ciertos síntomas que son
frecuentes en este cuadro clínico, como los relacionados con irritabilidad, hiperactividad
e inatención, autolesiones, insomnio, conductas repetitivas, han obtenido resultados
positivos como consecuencia del tratamiento farmacológico (Anagnostouy otros., 2014;
Gibbs, 2010). Es importante recalcar que el tratamiento farmacológico debe enfocarse en
los síntomas específicos identificados en cada individuo, o sea, el profesional debe
desarrollar una terapia en conjunto con la familia y con base en los síntomas más
disfuncionales. Finalmente, los efectos secundarios deben observarse y tenerse en
cuenta al continuar o suspender la medicación. Además, el tratamiento farmacológico
debe combinarse con otro tipo de intervenciones, como psicoterapias, terapias del habla-
lenguaje y educativas, entre otras.
En resumen, es posible afirmar que las intervenciones más efectivas son aquellas de
inicio temprano, de carácter intensivo, individualizado, estandarizado, de largo plazo y
realizadas por un equipo multiprofesional.
Considerando la importancia del psicólogo en la identificación y asistencia de las personas
con TEA, se espera que este profesional tenga una buena formación en todos los aspectos
comentados anteriormente para que pueda asistir adecuadamente a los niños y adolescentes
con TEA. Así, los objetivos del presente estudio fueron describir el nivel de conocimiento sobre
TEA de estudiantes de licenciatura en psicología; y contrastar diferencias en el tipo de
conocimiento según: 1. el origen de los cursos (universidades públicas o privadas); y 2. entre
los estudiantes universitarios que hayan completado o no la Iniciación Científica.

Método

Se adoptó un diseño transversal con una muestra por conveniencia de 85 estudiantes


de las carreras de Psicología de los 9Ély 10Élsemestres en cuatro universidades privadas y
una universidad pública, todas en la ciudad de São Paulo. Los estudiantes fueron
captados a través de invitaciones en el aula y en las redes sociales. Del total de
participantes, el 76,5% estudió en universidades privadas, el 77,6% eran mujeres y tenían
en promedio 26 años (SD+ 9.3). El proyecto fue aprobado por el Comité de Ética en
Investigación de la Universidade Presbiteriana Mackenzie (Protocolo CIEP N°
P025/11/12).

Instrumentos y procedimientos

El primer paso de la investigación fue la elaboración de un cuestionario objetivo compuesto por


11 preguntas de opción múltiple, cubriendo las cuatro grandes áreas presentadas en la
introducción de este artículo y consideradas esenciales para la formación de un psicólogo en TEA: 1.
Epidemiología (cuatro preguntas, incluida la prevalencia, la incidencia

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discapacidad por género, tasas de Discapacidad Intelectual entre personas con TEA y
recurrencia del trastorno entre hermanos con TEA); 2. Etiología (una pregunta); 3. Perfil
Clínico e Intervención (cuatro preguntas, dos sobre aspectos clínicos del TEA, una sobre
abordajes psicoterapéuticos basados en evidencia y una sobre signos/síntomas que se
minimizan ante el tratamiento farmacológico); 4. Áreas de evaluación en niños con
sospecha de TEA (una pregunta); y 5. Servicios de Salud Pública (pregunta sobre qué
equipamiento del SUS está más preparado para atender a niños/jóvenes con TEA).
Además de estas 11 preguntas, había una pregunta sobre la impresión subjetiva de los
estudiantes sobre su nivel de conocimiento sobre los TEA.
Los cuestionarios se distribuyeron en las aulas de los estudiantes de psicología y cada uno
lo contestó de forma autoadministrada. Previamente, todos los participantes fueron
plenamente informados sobre los objetivos del estudio y sobre el tipo de instrumento al que
responderían. Quienes aceptaron participar firmaron el formulario de consentimiento libre e
informado y, posteriormente, comenzaron a contestar el cuestionario. Se garantizó la
confidencialidad de la información proporcionada por los participantes. Las colectas se
realizaron en 2013, en aulas de las universidades a las que asistieron los participantes.
Durante la aplicación, el equipo de investigación permaneció en las salas para hacer un
seguimiento de la cumplimentación del cuestionario y responder a las posibles preguntas.

Procedimientos de análisis de datos

Los datos se organizaron en una base de datos utilizando SPSS versión 19.0.
Inicialmente, se realizó un análisis descriptivo de los datos con el fin de caracterizar el
perfil de conocimientos sobre TEA de todos los sujetos de la investigación.
Posteriormente, se realizaron análisis bivariados para comprobar diferencias entre el
nivel de conocimientos en TEA según el tipo de universidad que cursaba la asignatura
(pública o privada), así como entre quienes habían cursado o no Iniciación Científica. Para
ello, se aplicaron pruebas de diferencia de medias (prueba T) a las variables continuas
con distribución normal y la prueba no paramétrica de Chi-Cuadrado a las variables
categóricas, y se calculó la significancia según la prueba de Pearson o la Prueba Exacta
de Fisher, cuando correspondía. Se adoptó un nivel de probabilidad del 95% (p< 0.05)
para el rechazo de hipótesis nulas.

Resultados

Presentaremos inicialmente las tasas de éxito de todos los participantes de la


investigación, según cada ítem del cuestionario (Tabla 1) y luego esta misma tasa según
dos temas (Tabla 2). Posteriormente, se presentarán los análisis inferenciales, buscando
diferencias entre estudiantes de universidades públicas y privadas, y entre estudiantes
que realizaron o no Iniciación Científica (IC) en el área de salud mental de la niñez y la
adolescencia durante el curso de pregrado ( Cuadros 3 y 2).4). La mayoría de estos
estudiantes universitarios (62,4%) calificaron su conocimiento sobre los TEA como

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insuficiente, el 27,1% dijo tener conocimientos regulares y solo el 5,9% consideró bueno
su nivel de conocimientos.
En la muestra total del estudio se observaron tasas de acierto muy variadas considerando
cada una de las 11 preguntas del cuestionario. En general, se observa que los sujetos tienden
a acertar menos en el área clínica de los TEA (sintomatología y sus abordajes terapéuticos y
medicamentosos) y relacionadas con el sistema público de salud (78,8% de aciertos). En
cambio, los estudiantes se equivocan más con preguntas especializadas en el campo de los
TEA, es decir, aquellas que dependen de la formación técnica como la epidemiología, área en
la que se identificaron los índices de mayor acierto: 14,1% en tasa de prevalencia, 11,8% sobre
las tasas de recurrencia entre hermanos y el 8,2% sobre la incidencia de discapacidad
intelectual en personas con TEA. También es destacable el bajo índice de precisión sobre la
etiología del TEA (9,4%) (tabla 1).
Otro dato que también llama la atención en esta investigación es que en cuatro de las 11
preguntas del cuestionario, una parte importante de los participantes (entre el 34,0% y el
44,3%) respondieron espontáneamente “No sé”, indicando que no tenían No necesito ninguna
idea sobre el tema en cuestión.

Tabla 1. Distribución de respuestas correctas por pregunta (N = 85)

Pregunta % pegar

Unidad de atención principal en la red de salud pública 78.8

Enfoques terapéuticos basados en la evidencia 76.5

Síntomas minimizados por medicación. 71.8

Perfil clínico de las personas con Asperger 64.7

¿Qué significa habilidades?Sabio 52,9

Dominios que deben ser evaluados en el TEA 35.3

Incidencia por sexo 35.3

Prevalencia de TEA 14.1

Recurrencia entre hermanos 11.8

Etiología del TEA 9.4

Incidencia de discapacidad intelectual entre personas con TEA 8.2

Fuente: Elaborado por los autores.

Considerando las áreas de mayor y menor conocimiento identificadas en esta


muestra, así como su relevancia para la práctica del futuro psicólogo, se decidió crear
dos bloques temáticos: “Perfil Clínico/Intervención” y “Epidemiología”. En el primer
bloque se incluyeron cuatro preguntas: sobre los síntomas clínicos de las personas con

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Cristiane Silvestre Paula, José Ferreira Belisásio Filho, María Cristina Triguero Veloz Teixeira

Asperger y el significado de las habilidadessabios, así como sobre el tratamiento que se


debe brindar a los TEA, según la evidencia científica (enfoques psicológicos y
farmacológicos). En el segundo bloque se incluyeron otras cuatro preguntas relacionadas
con el perfil epidemiológico de las personas con TEA, a saber: tasa de prevalencia,
incidencia por sexo, recurrencia entre hermanos y tasa de discapacidad intelectual en
TEA. Cuando analizamos los datos según estos dos temas, notamos un buen
conocimiento de los estudiantes universitarios en cuanto a los aspectos clínicos y de
intervención, ya que el 60% de los sujetos acertó entre el 75% y el 100% de las preguntas,
pero un conocimiento insuficiente en epidemiología, en el que casi el 90% acertó entre el
cero y el 25% de los ítems y ninguno acertó las cuatro preguntas (tabla 2).

Tabla 2. Distribución de hits por tema (N = 85)

0% 25% 50% 75% 100%


temas NORTE(%) NORTE(%) NORTE(%) NORTE(%) NORTE(%)

sintomatología 1 (1.2) 11 (12,9) 22 (25,9) 33 (38,8) 18 (21,2)

Epidemiología 37 (43,5) 39 (45,9) 8 (9,4) 1 (1.2) --------

Fuente: Elaborado por los autores.

De la Tabla 3 se puede afirmar que prácticamente no existen diferencias en el nivel de


conocimiento en TEA entre estudiantes de distintos tipos de universidades. En solo una
de las 11 preguntas del cuestionario, se observó que quienes asistían a una universidad
pública tenían cuatro veces más probabilidades de recibir la pregunta sobre “el perfil
clínico de las personas con Asperger derecho” que los estudiantes de escuelas privadas
(p = 0,03). ;IC95%: 1,07‑15,12).
Solo 30 de los 85 sujetos de investigación (35,2%) habían completado IC, sin embargo, solo
tres de ellos en el campo de la salud mental infantil y/o autismo. Encontramos que no hay
diferencia en el nivel de conocimientos sobre TEA de los estudiantes que habían realizado un
trabajo de IC en el área de esta investigación en comparación con sus compañeros (Tabla 3),
ni tampoco había diferencia entre el hecho de que hubieran realizado IC en cualquier área del
conocimiento en relación con compañeros que no habían realizado IC (datos no mostrados).

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¿Los estudiantes de psicología se gradúan con una buena educación en autismo?

Tabla 3. Comparación entre el nivel de conocimiento en TEA de estudiantes de


universidades públicas y privadas; y entre haber cursado Iniciación Científica (IC) o
no, según análisis bivariado (N = 85)

Universidad IC realizado*

público Privado O Sí No O
Ítems del cuestionario sobre TEA norte (%) norte (%) (IC 95%) PAG norte (%) norte (%) (IC 95%) PAG

Unidad de cuidados del SUS Lo


hizo bien 16 (80,0) 51 (78,5) 1.10 1.00 3 (100,0) 64 (78,3) 0.96 1.00
equivocado 4 (20,0) 14 (21,5) (0,32‑3,81) 0 (0.0) 18 (22,0) (0,91‑1,01)

Enfoques terapéuticos
basados en la evidencia
lo tengo bien 18 (90,0) 47 (72,3) 3.45 0.14 3 (100,0) 62 (75,6) 0,95 1.00
equivocado 2 (10,0) 18 (27,7) (0,73‑16,38) 0 (0.0) 20 (24,4) (0,90‑1,01)

Medicamento

lo tengo bien 17(85.0) 44 (67,7) 2.71 0.13 2 (66,7) 59 (72,0) 0.78 1.00
equivocado 3 (15,0) 21 (32,3) (0,71‑10,26) 1 (33,3) 23 (28,0) (0,69‑9,02)

El perfil clínico de Asperger lo

hizo bien 17 (85,0) 38 (58,5) 4.03 0.03 2 (66,7) 7 (53,8) 1.74 1.00
equivocado 3 (15,0) 27 (41,5) (1.07‑15.12) 1 (33,3) 6 (46,2) (0,12‑23,94)

HabilidadesSabio
lo tengo bien 12 (60,0) 33 (50,8) 1.46 0.47 2 (66,7) 43 (52,4) 1.81 1.00
equivocado 8 (40,0) 32 (49,2) (0,53‑4,03) 1 (33,3) 39 (47,6) (0,16‑20,80)

Dominios de evaluación

lo tengo bien 9 (45,0) 21 (32,3) 1.71 0.30 1 (33,3) 29 (35,4) 0.92 1.00
equivocado 11 (55,0) 44 (67,7) (0,62‑4,77) 2 (66,7) 53 (64,6) (0,08‑10,51)

Incidencia por sexo


lo tengo bien 6 (30,0) 24 (36,9) 0.73 0.57 3 (100,0) 27 (32,9) 0.90 0.41
equivocado 14 (70,0) 41 (63,1) (0,25‑2,16) 0 (0.0) 55 (67,1) (0,80‑1,04)

predominio
lo tengo bien 1 (5,0) 11 (16,9) 0.26 0.28 1 (33,3) 11 (13,4) 3.23 0.33
equivocado 19 (95,0) 54 (83,1) (0,03‑2,14) 2 (66,7) 71 (86,6) (0,27‑38,66)

Recurrencia entre hermanos

Derecha 2 (10,0) 8 (12,3) 0.79 1.00 0 (0.0) 10 (12,2) 1.04 1.00


equivocado 18 (90,0) 57 (87,7) (0,15‑4,07) 3 (100,0) 72 (87,8) (0,99‑1,09)

Etiología
lo tengo bien 4 (20,0) 4 (6.2) 3.81 0.08 0 (0.0) 8 (9,8) 1.04 1.00
equivocado 16 (80,0) 47 (93,8) (0,86‑16,94) 3 (100,0) 74 (90,2) (0,99‑1,09)

incidencia de identificación

lo tengo bien 2 (10,0) 5 (7,7) 1.33 0,67 1 (33,3) 6 (7.3) 6.33 0.23
equivocado 18 (90,0) 60 (92,3) (0,24‑7,46) 2 (66,7) 76 (92,7) (0.50‑80‑32)

Fuente: Elaborado por los autores.

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Por otro lado, cuando analizamos estos mismos grupos, según los temas “Perfil clínico/Intervención” y
“Epidemiología”, algunas diferencias se vuelven estadísticamente significativas. En la Tabla 4, se puede
observar que los estudiantes de pregrado de universidades privadas respondieron más correctamente las
preguntas de alcance clínico/intervencionista (promedio 3,2 x 2,5; p = 0,01) que los estudiantes de
pregrado de universidades públicas; del mismo modo, parece que los estudiantes que habían realizado IC
en el área de salud mental infantil y/o autismo acertaron más en cuestiones relacionadas con
epidemiología (media 1,0 x 1,4; p = 0,01) que sus compañeros .

Tabla 4. Comparación entre el nivel de conocimiento en TEA de estudiantes de universidades


públicas y privadas y entre haber realizado o no haber realizado Iniciación Científica (IC)
según prueba de diferencia de medias (N = 85)

Tema Perfil clínico/intervención tema de epidemiología

promedio de promedio de

pegar valor p IC del 95 % pegar valor p IC del 95 %

tipo de universidad

público 3.2 0.01 0,21; 1,20 0.5 0.18 0,59;0,11

Privado 2.5 0.7

CI

Hizo 1.0 0,55 - 1,52;0,81 2.3 0.01 - 1,81;-0,24

No hizo 1.4 3.4

Fuente: Elaborado por los autores.

Discusión

La investigación científica es prometedora ya que indica que la identificación temprana, seguida


de una atención de calidad, predice un mejor pronóstico para los niños con TEA (Werner, Dawson,
Munson, & Osterling, 2005) y, en consecuencia, conduce a una reducción de los costos económicos
y sociales para los niños con TEA. familias y para los sistemas públicos de educación y salud. En ese
sentido, los psicólogos que actúan en el SUS son equipos fundamentales en la identificación
temprana de casos con el trastorno y en la implementación de intervenciones adecuadas.

Existen Lineamientos Curriculares Nacionales para las carreras de grado en


Psicología, a ser observados por las instituciones de educación superior del país. Uno de
ellos está dirigido a dotar al profesional de los conocimientos adecuados para el ejercicio
de un conjunto de habilidades y destrezas generales. Específicamente en la atención de
la salud, se espera que estos profesionales sean capaces de desarrollar la prevención,
promoción, protección y rehabilitación de la salud psicológica y psicosocial, tanto a nivel
individual como colectivo, así como realizar sus servicios dentro de los más altos
estándares y principios de calidad. de ética/bioética (Ministerio de Educación, Con‑

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¿Los estudiantes de psicología se gradúan con una buena educación en autismo?

Consejo Superior Nacional, 2011). pero conabepara cursos de grado para formatear las
materias del núcleo común de formación siguiendo un programa determinado,
preferentemente con tratamientos basados en evidencia científica, en las distintas áreas del
conocimiento psicológico. No fue posible analizar los programas relacionados con las
disciplinas de la salud de los cursos de psicología de las asignaturas de esta investigación, por
lo tanto, no sabemos la cantidad y calidad de los contenidos sobre TEA ofrecidos en estos
cursos. Esta es la primera limitación de la investigación que se reporta.
El porcentaje de aciertos verificados en las diferentes preguntas del instrumento muestra
una serie de conocimientos esenciales para la formación de un psicólogo clínico que pueda
tener requerimientos profesionales relacionados con la detección de signos de TEA, la
identificación de condiciones asociadas al trastorno, su aspectos conceptuales y de
intervención, tanto en la red pública como en la red privada. Sin embargo, este conocimiento
resultó ser irregular en la muestra. Los participantes están relativamente bien informados
sobre las ubicaciones de los servicios públicos, las intervenciones efectivas y el uso efectivo de
medicamentos. Por otro lado, los conocimientos generales sobre el cuadro clínico del TEA,
etiología y datos epidemiológicos fueron regulares/bajos.
Tomando como ejemplo uno de los datos de la Tabla 1, parece que solo el 8,2% de la
muestra pudo identificar el grado de asociación entre TEA y discapacidad intelectual. Esto
puede comprometer el futuro desempeño profesional en los diferentes objetivos de
trabajo del psicólogo; por ejemplo, evaluación neuropsicológica, evaluación conductual y
evaluación del funcionamiento adaptativo. Además, solo el 35,3% de los participantes
sabía qué dominios debían evaluarse ante una sospecha de TEA, un campo muy
específico de la psicología. Al mismo tiempo, a pesar de que el nivel de conocimiento
sobre aspectos relacionados con la intervención fue muy superior (76,5% de aciertos en
el ítem “Enfoques terapéuticos basados en la evidencia” y 71,8% en la pregunta
“Síntomas minimizados por la medicación”) , se esperaba un desempeño aún mejor en
temas centrales del campo de actuación del psicólogo clínico, ya que los sujetos de
investigación pronto estarán en el mercado laboral. Así, se advierte que parecen faltar
algunos aspectos esenciales en la formación de psicólogos. Como se informó
anteriormente, el psicólogo tiene un papel clave en el equipo multiprofesional que
atiende a las personas con TEA, por lo que debe estar bien preparado para responder
todos los ítems del cuestionario, mostrándose capaz de identificar desviaciones en los
hitos del desarrollo y, en consecuencia, pudiendo proponer las terapias más adecuadas
para cada caso (Bosa, 2002).
La Iniciación Científica, como su nombre lo indica, suele ser el primer paso hacia una
formación más especializada en una carrera científico-académica. Una porción creciente
de estudiantes universitarios brasileños ha tenido esta oportunidad y, en la muestra
estudiada, esa tasa fue del 35,2% durante la graduación. Sin embargo, los temas de IC
informados fueron muy diversos y poco relacionados con los TEA, por lo que no fue
sorprendente que las tasas de acierto fueran similares entre quienes habían realizado o
no IC. Por otro lado, incluso con un número tan bajo de estudiantes que

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habían realizado un proyecto de IC en el área de salud mental infantil y/o autismo (tres
estudiantes), se pudo identificar un mejor conocimiento de estos en el bloque temático
de Epidemiología de los TEA. Esto indica que la IC realmente trae un beneficio en la
formación de los universitarios y que debe ser estimulada en los primeros años de
egreso.
La presente investigación también reveló que el nivel de conocimiento en TEA fue bastante
similar entre el grupo de universidades privadas y públicas, con excepción del bloque
temático de Epidemiología, donde los estudiantes de universidades públicas presentaron un
conocimiento superior al de sus colegas. Por tanto, parece que más importante que el tipo de
universidad a la que asiste el estudiante, la experiencia de realizar una IC y los contenidos
programáticos del tronco común de los planes de estudio de las universidades deberían tener
un impacto más relevante en su aprendizaje. Sin embargo, como este es el primer estudio
brasileño sobre este tema, se deben realizar más investigaciones para confirmar esta
hipótesis.
De acuerdo con nuestra revisión de la literatura, ningún estudio previo se completó
analizando datos similares a la presente investigación. En esta revisión, identificamos un
único estudio similar que investigó el conocimiento sobre etiología, síntomas/diagnóstico
y tratamiento del autismo entre estudiantes de medicina de una universidad de Rio
Grande do Sul (Muller, 2012). Los resultados de esa investigación mostraron un
conocimiento deficiente de los participantes, independientemente de que asistieran al
1er.Élo el 6Élaño de la carrera, revelando una limitación en la formación médica. Los
resultados de nuestro estudio apuntan en la misma dirección. Los psicólogos
debidamente capacitados deben tener conocimientos básicos sobre los TEA, incluidas las
tasas de prevalencia, la recurrencia familiar del trastorno y las afecciones psiquiátricas
asociadas, por ejemplo, la DI. A pesar de eso, la mayoría de los participantes del estudio
no supo cómo responder a estas preguntas, lo que puede comprometer su actuación en
el campo clínico, así como en la gestión de los servicios públicos (Soltau, Biedermann,
Hennicke, & Fydrich, 2015). Estas son habilidades requeridas del psicólogo y, por ello,
deben formar parte de la rutina diaria de las clases y de la búsqueda de información
bibliográfica sobre el tema en los diversos índices, periódicos, libros y otras fuentes
especializadas.
Aunque este artículo aporta datos inéditos, tiene algunas limitaciones, como estar
basado en una muestra de conveniencia con un tamaño pequeño, lo que impide la
generalización de los datos; y haber utilizado un cuestionario desarrollado por el equipo
de investigación sin haber probado previamente su evidencia de validez. Por lo tanto, se
recomiendan futuros estudios con muestras aleatorias más amplias y representativas de
estudiantes de psicología de diferentes regiones del país, que ayuden a aprehender
especificidades en relación a la formación en psicología en este tipo de trastorno. Al
mismo tiempo, estos datos pueden ser comparados con los contenidos curriculares de
las disciplinas dedicadas al desarrollo humano en los cursos, permitiendo identificar
vacíos en las propuestas de cursos con mayor precisión.

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¿Los estudiantes de psicología se gradúan con una buena educación en autismo?

A pesar de estas recomendaciones, los datos obtenidos permiten llamar la atención sobre
la necesidad de una actualización permanente de las propuestas curriculares de los proyectos
pedagógicos de las carreras de psicología, en consonancia con la evidencia científica para el
abordaje de los TEA. Sólo los contenidos curriculares profundos y basados en la evidencia
científica garantizarán un núcleo básico de competencias y un ejercicio profesional de alto
nivel.

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Envío: 6.2.2015
Aceptación: 19.11.2015

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