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Psicología Clínica 2022 Autor: Francisco Escudero

Resumen Clínica
Unidad 1
Acercamiento al sufrimiento a través del counselling – Barreto,
Díaz y Saavedra
Es inútil comunicarse o tomar decisiones sólo a la vista de los hechos. En el ámbito sanitario, en toda
comunicación se incluyen valores. Sin la consideración de los mismos, la comunicación entre sanitario y
paciente nunca podrá ser de calidad. Si no se consideran estos valores vitales no podríamos ni siquiera
considerar “humana” la comunicación sanitario-paciente.
El counselling es uno de los caminos que facilita esta aproximación y posibilita el manejo de la situación con
el menor daño emocional posible para los enfermos, familiares y profesionales sanitarios.
Rogers, uno de los indudables promotores del counselling señala como actitudes básicas la empatía, la
veracidad y la aceptación incondicional. La empatía permite la disposición y habilidad para comprender y
transmitir comprensión a la persona que se acompaña, a través del entendimiento de la situación vital en
que se encuentra y necesita cambiar respetando su punto de vista. La congruencia y veracidad, consiste en
expresar con sinceridad que se siente solidaridad con el sufrimiento del otro y que de verdad se pretende
ayudar con todas las herramientas a su alcance y requiere un sólido asentamiento en valores por parte del
profesional que presta la ayuda. El compromiso con el sufrimiento puede genera malestar en el profesional.

La aceptación incondicional resalta la importancia de aceptar, sin juicios de valor y sin reservas la biografía
de la otra persona, su estilo de vida y sus comportamientos.

El counselling, además, se sustenta en habilidades relacionales.


La comunicación asertiva permite un verdadero diálogo en el marco de una relación deliberativa y un
soporte emocional.
Las habilidades personales de autorregulación o control emocional facilitan al profesional reaccionar en
función de sus valores y no actuar desde la impulsividad, la costumbre o el miedo.
Y las habilidades para la solución de problemas son un método muy utilizado en los ámbitos de planificación
de los cuidados. Facilita la toma de decisiones, muchas veces complejas, en múltiples situaciones
relacionadas con el final de la vida.
Proporcionar soporte emocional desde la acogida implica motivar al cambio desde la persuasión sin imponer
ni dar consejos no solicitados que habitualmente son disonantes con el estado de ánimo de la persona. Los
puntos básicos para la provisión de soporte emocional serían:

 Reconocer las propias emociones con el fin de entenderlas, asumirlas y dirigirlas en la dirección
adecuada.
 Fomentar en el profesional la reflexión antes de actuar y el control de las reacciones impulsivas
propias de la idiosincrasia o transmitidas culturalmente.
 Entender y contener las reacciones emocionales de las personas.
 Ayudar a que la persona se entienda, compartiendo la carga emocional e incidiendo en la naturalidad
y normalidad de sus reacciones en la situación en la que se encuentra.
Psicología Clínica 2022 Autor: Francisco Escudero
 Confrontar las emociones desde la empatía para que, a través de la información y la reflexión, pueda
dar nuevos significados y cambiar de perspectiva sobre los problemas o decisiones que ha de tomar.
 Ayudar a descubrir sus propias estrategias adaptativas y potenciar sus recursos para disminuir la
percepción de amenaza de su situación.
 Buscar y activar apoyos familiares y sociales en su entorno próximo.
 En caso de que el estado de ánimo presentase acusadas características ansiosas o depresivas, sería
necesario solicitar la intervención de un especialista.
Este apoyo emocional, junto con una información acorde a las necesidades del paciente, se considera como
elementos indispensables en la promoción del bienestar. La información es un recurso que debería formar
parte del cuidado estándar y ofrecerse de forma permanente.
Los beneficios percibidos por el paciente en relación al tratamiento se encuentran en la capacidad por parte
del médico de fomentar esperanza.
La ausencia de una comunicación adecuada médico-paciente, junto con la tendencia de los pacientes a no
manifestar sus propias necesidades, y sobre todo las relativas a lo emocional, conlleva que las decisiones
sobre opciones de tratamiento se tomen bajo criterios mayoritariamente médicos, obviando la propia
voluntad del paciente.
Todos los pacientes necesitan apoyo emocional independientemente de cuáles sean sus preferencias y sus
deseos.

Para un psicoanálisis del porqué de la adhesión a modelos


reduccionistas – Bleichmar
No puede dejar de llamar la atención el hecho de que los analistas de las distintas escuelas tengan la
convicción, sincera y profunda, de que los modelos que constituyen los rasgos distintivos de sus respectivas
adscripciones les permiten entender toda la clínica sin necesidad de ningún aporte ajeo a su escuela, así
como la enorme satisfacción con que enfrentados a un caso clínico, reencuentran sus concepciones validadas
por los datos que el paciente les aporta. Nuestro interés es poder responder a la pregunta ¿qué razones
profunda determinan que prefiramos sistemas conceptuales explicativos simples a los complejos? Con su
corolario: ¿por qué los terapeutas tendemos a enrolamos en una escuela cualquiera y consideramos, con
total buena fe, que la misma es suficiente para abordar todos los problemas que nuestra práctica nos va
presentando? ¿Por qué, aun aquellos terapeutas que leen sobre otras corrientes, que están informados, sin
embargo sólo operan, llegado a un caso particular, con unos pocos instrumentos conceptuales? La cuestión
es central, dado que el reduccionismo implicado en limitar la complejidad de la psicopatología y de la
psicoterapia a unas pocas dimensiones o parámetros de análisis constituye, según nuestro parecer, el mayor
obstáculo para el progreso de estas dos disciplinas.
La primera respuesta que se suele dar a esta cuestión es de orden psicosociológico: las distintas escuelas imponen
restricciones intelectuales a sus miembros por razones de poder. Los miembros dominantes de las mismas, aquellos
que ocupan el lugar máximo en las jerarquías, dictaminan qué es lo sagrado y qué lo sacrílego a fin de establecer cotos
cerrados, siempre bajo la coartada autojustificatoria del purismo ideológico.

Junto a las necesidades de poder, de pertenencia, existen otras razones profundas del psiquismo que deben ser tenidas
en cuenta.

Preservación de la omnipotencia y defensa ante las angustias de la


complejidad vivida como caos y peligro a lo desconocido
Psicología Clínica 2022 Autor: Francisco Escudero
Pensar la realidad, además de su aspecto instrumental, aporta la ilusión narcisista de dominarla.
Los sistemas conceptuales simplificantes permiten borrar la distancia entre pensamiento y realidad. Al
abordar la realidad dan testimonio de ese triunfo maníaco del intelecto sobre la realidad.
Hay un momento en la adquisición del lenguaje en que unas pocas palabras hacen sentir que se domina
omnipotentemente la realidad. Omnipotencia del lenguaje que se duplica con la del pensamiento, para
colocar a ambos por encima de una realidad que siempre será azarosa, compleja, amenazante, sujeta a
determinaciones ajenas a los deseos del sujeto.
Etapa de omnipotencia infantil que es seguida por otra que alcanza su pleno desarrollo en la adolescencia
cuando la omnipotencia no recae ni en las palabras ni en los conceptos más o menos aislados sino en los
sistemas conceptuales ideológicos. Es la época de adherencia a grandes concepciones totalizantes
sustentadas en unos pocos postulados.
En contraposición con los sistemas simplificantes que son cerrados al funcionar en base a unos pocos
principios o postulados, siendo el resto pura deducción, los sistemas complejos son abiertos a la
incorporación interminable de nuevos factores y dimensiones de análisis. Desde el comienzo los sistemas
complejos enfrentan al sujeto con el sentimiento de sus limitaciones al intentar abarcarlos.
Por tanto, primera fuente de placer de los sistemas conceptuales simplificantes: el sentimiento de
omnipotencia narcisista del usuario con respecto a la realidad, a la que siente que domina. Pero, además de
la relación del usuario con el sistema conceptual, a través de éste establece vínculos con los otros usuarios,
relaciones de pertenencia y de oposiciones, ambas indispensables para soporte de la omnipotencia
narcisista. La pertenencia permite que los otros del propio grupo narcisicen al sujeto confirmándole que
aquello en lo que cree es válido.
Hay más gente que tiende a pensar y a sentir en términos simples que a hacerlo dentro de estructuras
conceptuales complejas. Cuanto más simple sea una teoría en el campo de la ciencia, más público “mass
media” encontrará dispuesto a adoptarla. Con todo, se podría argumentar que algunos sujetos prefieren
sostener su narcisismo en el sentimiento de constituir una minoría, aristocracia intelectual que se
diferenciaría de la mayoría, con lo cual acrecentarla su sentimiento de excepcionalidad. Pero el narcisismo
de representarse como minoría excepcional es, y valga la ironía, absolutamente minoritario. Los sistemas
simplificantes tienen una velocidad de difusión e impregnación mayor que los sistemas complejos. La
repetición de los eslóganes es un instrumento identificatorio con las figuras idealizadas.
Segunda fuente de placer de los sistemas conceptuales simplificantes: la pertenencia a grupos en que se
recibe sostén recíproco de la omnipotencia narcisista compartida.

Reducción de la angustia frente al caos


Otro de los factores psicológicos que promueven nuestra inclinación hacia los sistemas conceptuales
simplificantes es evitar ciertos tipos de angustia. Frente a la multiplicación de estímulos una de las primeras
modalidades del psiquismo para enfrentar esta condición es la reducción de los mismos, el ordenamiento
obsesivo, la ritualización. Limitar y ordenar parece ser un mecanismo esencial del psiquismo. La actividad
organizada sólo se pone en marcha si existe un mínimo de orden como condición previa que disminuya la
angustia y dentro del cual la novedad adquiere un sentido no atemorizante. Por ello, usar eslóganes permite
contrarrestar ese tipo de angustia y la omnipotencia que está en juego es diferente de la omnipotencia
narcisista. Esta última tiene por objeto ofrecer al sujeto un sentimiento de valía, de superioridad, mientras
que la omnipotencia como recurso defensivo frente a la angustia de fragmentación y caos hace sentir que
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se está al abrigo del peligro. Los sistemas conceptuales simplificantes producen el sentimiento omnipotente
de que las pocas variables contempladas por el modelo están bajo control.

Los “candados ideológicos”, o argumentos de cierre del sistema


Si los sistemas conceptuales simplificantes se sostienen sobre motivaciones psicológicas tan poderosas como
la omnipotencia narcisista y los intentos de contrarrestar las angustias frente al caos, la fragmentación, o la
persecución, requieren para el encubrimiento de estas motivaciones de argumentos que constituyen
racionalizaciones teóricas. Todos los sistemas simplificantes, y las escuelas que los difunden, dotan a sus
miembros de argumentos que dificultan la apertura, metaprincipios que establecen las reglas bajo las cuales
se podrían modificar los principios. En general, para convertir a éstos en no cuestionables y sagrados. Son
argumentos de cierre del sistema o candados ideológicos a los que se apela cada vez que el sistema es
cuestionado.

Las ideas que anteceden tenderán a ser escindidas


Freud habló de escisión del yo para describir el poderoso proceso defensivo por el cual ciertas ideas que
aunque no están reprimidas y permanecen conscientes, sin embargo, por la angustia que producen, por
chocar con deseos del sujeto, pueden ser dejadas de lado. Se las acepta pero se hace como si ese
conocimiento no existiera, la actitud del sujeto no se modifica. Sin un proceso de elaboración y,
especialmente, de práctica del pensamiento complejo, la resistencia al cambio tenderá a imponerse. Por ello
proponemos una vigilancia continua sobre las razones emocionales de nuestras adherencias teóricas a
modelos simplificantes y una autoexigencia de ir profundizando en la producción de conocimiento particular
dentro de modelos complejos.

Aproximaciones al quehacer del psicólogo clínico en el marco


de la legislación vigente en salud mental – Costa
Introducción
El futuro escenario de inserción profesional requiere repensar las ideas y las prácticas desarrolladas,
propiciando iniciativas innovadoras y espacios de discusión y reflexión sobre las modalidades de abordaje
del sufrimiento psíquico presente en las problemáticas, en el marco de la inserción entre Derechos Humanos
y Salud Mental.
Se apunta a propiciar la continuidad del debate en torno a la antinomia que encierra la paradoja de proteger
los derechos humanos inalienables y la persistencia de prácticas, especialmente asistenciales y de
reinserción social, que vulneran los derechos de los sujetos con padecimiento psíquico.

Desarrollo
¿Por qué un psicólogo clínico debe conocer la legislación en salud mental?
La vastedad del campo de acción del psicólogo clínico requiere una aproximación al conocimiento de la
legislación vigente en salud mental, conscientes de su incidencia en las prácticas de promoción, prevención,
de asistencia y reinserción social que implican al clínico. Esto con la finalidad de aportar a la formación de
profesionales comprometidos en la implementación de la misma, lo cual es parte del proceso de adquisición
de herramientas para involucrarse en la progresiva transformación del sistema sanitario.
Psicología Clínica 2022 Autor: Francisco Escudero
En el caso de psicología clínica se considera indispensable conceptualizar y revisar algunas de las ideas
fuerzas que la sustentan, y orientan el quehacer del clínico en el desempeño de sus funciones en los
diferentes campos de ejercicio profesional, a saber: la noción de padecimiento subjetivo y/o sufrimiento
psíquico; la definición de la salud mental como campo y la interdisciplinareidad e intersectorialidad como
ejes rectores de dicha construcción; el proceso de desinstitucionalización y los dispositivos sustitutivos de
abordaje del sufrimiento psíquico.
Desde esta perspectiva, se aspira a que todos los actores implicados se reconozcan en sus condiciones de
semejantes, al implicarse en el proceso poniendo en juego sus subjetividades y el hecho de estar
condicionados por un entorno socio-económico que contextualiza la producción de sufrimiento psíquico y
que dinamiza y complejiza las posibilidades y el alcance de las intervenciones profesionales, para aliviarlo.
Hay modos de definir al sujeto y la subjetividad, renunciando a la idea de individuo pero no a la de
singularidad; al hacerlo, se deja de lado los dualismos como mente-cuerpo, individuo-sociedad, ya que lo
singular no hace dupla con lo genérico, sino que lo particulariza, y que el cuerpo aparece como social y
subjetivo.
Esto, además, refuerza la necesidad de afianzar la implementación del método clínico como el recurso
fundamental del psicólogo clínico, por tratarse del estudio en profundidad del caso singular.
El sujeto y la subjetividad adquieren condición de proceso o devenir constante, y se abren a una gama de
diversidades, sobre la base de una idea de potencia e innovación, que se aleja de la idea del sujeto como
predeterminación o repetición absoluta.
Estas conceptualizaciones son herramientas para comprender variadas formas de producción de
padecimiento actual, siendo que el campo de las prácticas en salud un conjunto de dispositivos en los cuales
se concreta el “cuerpo a cuerpo”.

De la enfermedad mental al padecimiento subjetivo y/o padecimiento psíquico


La introducción del concepto de sufrimiento y/o padecimiento subjetivo y/o psíquico permite ampliar el
campo de comprensión de las problemáticas actuales en el campo de la salud mental, descentrándolas de la
ontologización psicopatologizante.
La emergencia del sufrimiento psíquico no conduce necesariamente a la enfermedad, puede tanto
precederla como ser divergente de ella.
Sucede que la objetivización es probablemente un determinante fundamental en todas las formas de
producción de sufrimiento psíquico de la época y es, simultáneamente, un componente de las prácticas en
salud.
Por otra parte, pensar en términos de sufrimiento y/o padecimiento en lugar de enfermedad, se asienta en
una concepción de transitoriedad más que de estado, que acentúa no sólo la idea de proceso, sino que nos
permite pensarnos como potenciales sufrientes o padecientes, lo que relativiza la estigmatización del que
sufre como enfermo o loco. Desde la perspectiva de la nueva legislación se debe partir de la presunción de
capacidad de todas las personas.
En el marco de una concepción en salud mental fundada en el pensamiento médico social/salud colectiva
y/o comunitaria, se señala la relevancia de la dimensión del cuidado, como parte del proceso salud-
padecimiento-cuidado, que requiere de prácticas integrales en salud que incorporen la dimensión subjetiva,
histórica y social en el abordaje de poblaciones y de sujetos singulares.
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Una de las rupturas más significativas con el modelo biomédico y asilar-manicomial, promovida por la
legislación vigente es la defensa de los derechos de los sujetos: elemento central para impedir las
internaciones de personas por su peligrosidad. Conceptualmente se reemplaza el criterio de internación que
obedecía a la noción de peligrosidad para sí o para terceros por la contastación de riesgo cierto o inminente.
Las internaciones involuntarias quedan restringidas y sujetas a control por un Órgano de Revisión en el que
participarán organismos de derechos humanos.

La construcción del campo de la salud mental


Los problemas vinculados a la salud y enfermedad mental, han tenido transformaciones conceptuales que
promueven la sustitución de principios y prácticas de la asistencia psiquiátrica tradicional a la fundación del
campo de la salud mental. Proponiendo la salud mental como inherente a la salud integral, al bienestar de
los individuos, familias, grupos, instituciones y comunidades.
Cada cultura, y cada momento histórico imprimen distintas maneras de percibir el padecimiento subjetivo.

En este sentido, se propone pensar a la salud mental como campo, al modo de lo planteado por Bourdie,
quien define los campos sociales como “espacios de juego históricamente constituidos con sus instituciones
específicas y sus leyes de funcionamiento propias”. Campos en tanto estructuras vivas, que se presentan
como sistemas de posiciones y relaciones entre ellas. Se piensa a la salud mental como campo, porque en
su interior se juegan sistemas de pensamiento, en tanto formas de abordar problemáticas; se definen modos
de intervenir, es decir, prácticas; y en el ejercicio de las mismas se origina cierta producción de pensamiento;
se legitima a esas prácticas y a los agentes de ese campo; y finalmente, se genera un sustrato legal-jurídico
que las regula en su conjunto.
La delimitación del campo de la salud mental es compleja, en su amplitud cabe lo relativo a la salud integral,
así como a la calidad de vida social de los sujetos, familias, instituciones, comunidades. Campo, a su vez,
fuertemente impactado por los procesos de crisis y transformación de la vida social y su incidencia en la
subjetividad.

En el marco de la Ley Nacional de Salud Mental N° 26657 se reconoce a la salud mental como un proceso
determinado por componentes históricos, socio-económicos, culturales, biológicos y psicológicos, cuya
preservación y mejoramiento implica una dinámica de construcción social vinculada a la concreción de los
derechos humanos y sociales de cada sujeto.
Otra de las características insoslayables de este campo, es su interdisciplinareidad.

Ejes que hay que contemplar en la construcción del campo de la Salud mental:

 Enfoque interdisciplinario: cada disciplina dentro de los “equipos” democráticamente tiene que
ocupar un espacio con su saber.
 Enfoque interisintitucional: hay que crear “redes” de atención de la salud mental, en donde se
agrupen integralmente los distintos y nuevos problemas de la población.
 Aspecto intersectorial: con un “fundamento ético” requiere la cooperación con diversos sectores. Es
necesario descentrar el saber y el saber hacer de la psiquiatría.
La nueva legislación plantea que “debe promoverse que la atención en salud mental esté a cargo de un
equipo interdisciplinario integrado por profesionales, técnicos y otros trabajadores capacitados. El proceso
de atención debe realizarse preferentemente fuera del ámbito de internación hospitalario y en el marco de
un abordaje interdisciplinario e intersectorial.
Psicología Clínica 2022 Autor: Francisco Escudero
Esta forma de pensar implica la construcción de un lazo social diferente, en tanto marco de representaciones
que asegura una reciprocidad en las interacciones entre quienes comparte un espacio. Lo cual significa
trabajar en la construcción de un lazo social donde el saber y el poder circulen, el del sujeto, la familia, la
comunidad, y/o el otro profesional.

El proceso de desinstitucionalización y los dispositivos sustitutivos de


abordaje del sufrimiento psíquico
En el siglo XX se reconocen dos tendencias, que son los antecedentes de lo que hoy llamamos nuevo
paradigma en salud mental: por un lado las reformas de salud mental y, por otro, la propuesta de APS.

A mediados del siglo XX, cuando la confluencia de políticas sociales universales de los estados de bienestar,
la expansión de idearios de derechos y la aparición de recursos médico-famarcológicos con capacidad de
mitigar las sintomatologías, dieron lugar al nacimiento de las políticas en salud mental en los países
“centrales”. Las cuales coincidían en la meta de termina con las internaciones prolongadas o indefinidas y
abordar las problemáticas psiquiátricas de manera ambulatoria, desde una perspectiva comunitaria.
Desde comienzo del siglo XXI, sucedió en la región una revitalización de la propuesta de APS a partir de la
crítica a las reformas promercado.
La modalidad de abordaje propuesta consiste en la construcción de la Red de Servicios con Base en la
Comunidad, que implica una nueva manera de gestión de la demanda en el seno de comunidad; indica que
debe promoverse el mantenimiento de vínculos, contactos y comunicación de las personas internadas con
sus familiares, allegados y con el entorno laboral.
Además, indica que los centros de salud deberán contar con equipos interdisciplinarios que integren diversas
disciplinas.
Este modelo de gestión articulada APS y Salud Mental, desde un marco que reconoce la complejidad del
proceso de salud-enfermedad-cuidado, así como la necesidad de transformar las políticas de salud mental,
desde una perspectiva de derechos, que promueva prácticas subjetivantes que ponen en el centro de la
escena la dignidad como categoría.

Fundamentos antropológicos, filosóficos y teóricos en cuidados


paliativos – Di Marco
La tarea del psicólogo clínico está relacionada con el posicionamiento previo respecto de la salud y de la
enfermedad y es necesario atenderlo. De allí que la ética no se separa del saber. El desarrollo se realiza aquí
sobre una posición filosófica particular: el existencialismo.

Según esta concepción, se evaluarán los fenómenos y los acontecimientos, inferirá un diagnóstico y se
propondrá un tratamiento. La antropofilosofía que sustenta esta propuesta puede resumirse en algunas
notas esenciales:

 El hombre es un ser único, irrepetible y singular, más allá de sus múltiples expresiones y aspectos.
Para acercarnos no debemos hacerlo en forma reduccionista.
 El hombre es un ser espiritual. Es la dimensión de los valores que dan sentido a su vida.
 El hombre es un ser fáctico. El hombre no sólo se caracteriza por su existencialidad, lo espiritual sino
por su facticidad, por lo que tiene, lo que le es dado, o sea su ser biológico, sus rasgos psicológicos,
su contexto sociocultural. Por el cuerpo, el espíritu se expresa. Por eso cuando se enferma, se opaca
la posibilidad de expresión.
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 El hombre es un ser libre y responsable. A nivel psíquico sería el libre albedrio, la posibilidad de elegir,
pero en el nivel ontológico es la libertad interior o creadora, la que trasciende. Hay
condicionamientos biológicos, psicológicos y sociales, pero el hombre es libre para tomar una actitud
frente a ellos. No es libre “de” sino libre “para”.

Los cuidados paliativos: un poco de historia


La medicina paliativa es la especialidad que estudia y asiste pacientes con enfermedades activas,
progresivas y avanzadas con pronóstico limitado, siendo el objetivo la calidad de vida y/o muerte. Esta
especialidad, sin embargo, se concentra más en la vida que en la muerte. Es una cuestión no exclusiva del
final de la vida sino que se pude aplicar durante todo el proceso desde el diagnóstico de la enfermedad
médica.
Siempre hubo preocupación por reducir el sufrimiento de nuestro prójimo. Desde el sanador hasta el
médico. Lo nuevo, entonces, no es la paliación sino su reorganización y profesionalización.

Los CP en la Argentina
En 1981-83 ya hay distintos grupos que brindan CP con profesionales de distintas especialidades, aumentan
los voluntarios que siguen recomendaciones de la OMS y asisten en distintas ciudades con diferentes
métodos organizativos que no son excluyentes, es decir se pueden combinar y/o alternar entre sí. También
se promocionan y enseñan conceptos y métodos de los CP.
El éxito es el resultado de la gran motivación y la gran cantidad de tiempo y recursos que dedican sus
integrantes al desarrollo de los modelos operativos adaptados a posibilidades y limitaciones. Es un modelo
lento y desgastante pero efectivo porque el impacto de la actividad asistencial y docente induce cambios
que pueden expandir la actividad a programas de mayor complejidad. La actividad ininterrumpida implica
alto interés en la comunidad y el personal sanitario responsable de muchos pacientes con enfermedad
avanzada. Pero, aún no hay cambios en el modelo asistencial.
Los factores que más retrasan los cambios asistenciales o hacen deficiente la situación son:

 La disponibilidad de analgésicos opiodes: No es un problema.


 La educación: Es un problema. La mayoría de los profesionales de la salud tiene desconocimiento de
los métodos aceptados para el control de los síntomas.
 La política sanitaria: es el mayor obstáculo. La falta de política oficial dirigida a los CP, la burocracia
y la pasividad de las estructuras sanitarias porque el confort de los pacientes no es lo que más les
preocupa.

Las posibilidades en CP
Siempre es necesaria una institución de apoyo para las prácticas diagnósticas y terapéuticas para poder
derivar a los especialistas.

Operativamente:
1. El equipo es parte de la institución y brinda asistencia en la institución y la comunidad.
2. El equipo es comunitario, autónomo y utiliza una institución y brinda asistencia en la institución y la
comunidad.
Según la relación con el médico derivante:
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1. El paciente consulta al equipo de cuidados paliativos que inicia tratamiento y continúa siendo asistido
en internación o en domicilio.
2. El médico derivante consulta o deriva al paciente al equipo de cuidados paliativos. Ambos inician el
tratamiento y lo continúan en internación o en domicilio. Ésta es la opción más efectiva.

Según el modo de asistencia:


1. Telefónica.
2. Tratamiento en domicilio.
3. Tratamiento en consultorio externo.
4. Internación de unos días.
5. Internación para período terminal.
6. Tratamiento del grupo de los familiares.
La comunicación es fundamental para monitorear el estado del paciente y hacer circular la información entre
las consultas médicas.

Palabras finales
La práctica de cuidados paliativos es más compleja e integral cuanto mayor número de personas integra el
equipo y construir este equipo multiprofesional, multidisciplinario es una tarea que requiere esfuerzo y
tiempo. Lo importante y urgente es iniciar la asistencia.

La influencia de la investigación en el alcance y los límites de la


psicoterapia y la formación de los psicoterapeutas – Di Marco
La Psicoterapia, como el psico-diagnóstico, es un proceso. Las palabras son el instrumento esencial del
tratamiento anímico.
Si nos basamos en la definición de Ávila Espada: Es el conjunto de sistemas teórico-técnicos aplicados de
carácter interdisciplinar en cuanto a sus objetivos y multiprofesional en su práctica, derivados de modelos
teóricos y de investigación de diferentes ciencias, basado en la especial relación entre dos o más personas,
una de las cuales se encuentra profesionalmente formada y autorizada para ejercer esa práctica y el otro
experimenta algún problema en su ajuste emocional, conductual o interpersonal y quiere resolverlo para lo
cual inicia esta relación. Su finalidad principal es la resolución, por medios psicológicos de los trastornos del
comportamiento y/o la inducción de cambios estables en los diferentes niveles de expresión de la conducta
en orden al logro del bienestar biopsicosocial de los individuos en sociedad.
El objetivo es promover la modificación de conductas, actitudes, estados conflictuales que perturban al
paciente, a fin de restaurar su bienestar y procurarle una adecuada relación con el ambiente. Y donde, parte
de la estrategia es comenzar por una evaluación metapsicológica, un proceso psicodiagnóstico o una
evaluación cognitiva en donde se reconoce y sistematiza la repetición regular de signos (lo observable y
registrable objetivamente. Ej: conductas, inquietud motora, pérdida de peso, lenguaje, llanto) y de síntomas
(información subjetiva no siempre observable. Ej: estados de ánimo, percepciones, actitudes, recuerdos,
dolor, humor depresivo) y se establecen las recurrencias (proceso que se repite, vuelve a ocurrir o aparece
en otro momento) y las convergencias (lo que coincide visto desde distintos indicadores).
Si no tenemos un psico-diagnóstico o una evaluación diagnóstica, deberemos comenzar por conocer el qué
y por qué se consulta, establecer hipótesis diagnósticas presuntivas para elegir las estrategias terapéuticas
más adecuadas como una “hoja de ruta”.
Psicología Clínica 2022 Autor: Francisco Escudero
El psico-diagnóstico, es el primer paso del proceso de INVESTIGACIÓN CLÍNICA en el que habrá que:
1. Planear procedimientos para recopilar los datos: interrogantes o preguntas, observación
2. Recopilar los datos de la evaluación, recolectar el material
3. Procesar datos y formar hipótesis, analizar en el contexto y organizar el material
4. Comunicar datos. Devolver y realizar informe para elaborar un perfil.
Las primeras entrevistas son de alto valor porque son la puerta de entrada que se ofrece al que consulta. Es
el pasaje previo a través del cual se accede al tratamiento.
Las Estrategias terapéuticas- el plan tentativo de trabajo, la programación implica metas y objetivos
terapéuticos, una forma de llevar a cabo los objetivos planteados con diferentes recursos tácticos o modos
de intervenir ante las situaciones clínicas. Es el conjunto de procedimientos y técnicas que se pondrán en
juego para tratar de encontrar una solución al problema en cuestión.
Frank resume en las siguientes características, las notas comunes a todas las psicoterapias:
1. relación particular entre paciente y terapeuta con el ingrediente principal de la confianza del paciente
en la competencia del terapeuta para ayudarlo.
2. Sus entornos son designados por la sociedad como lugares de curación, tal que el ambiente genera
expectativa de alivio y esperanza para aliviar el sufrimiento.
3. Se basan en un mito de salud enfermedad que debe ser compartido por la cultura que defiende el
paciente y el terapeuta.
4. Toda psicoterapia implica un procedimiento que resulta de una prescripción teórica.
5. Facilitan la activación emocional, aumentan las sensaciones de dominio y autoeficacia.
6. Incrementan las oportunidades de verificar los cambios y los logros en la práctica.
Samat sugiere la existencia de polaridades posibles o ejes de tensión que es importante evitar:
1. Eclecticismo acrítico versus fundamentalismo teórico: se refiere en un polo, al “todo vale”: donde
el terapeuta, ante un conjunto de técnicas guardadas a disposición, recolectadas a lo largo de su
historia personal y profesional, a las que irá sacando, según su intuición o su emoción. No se trataría
de disponer de un amplio abanico de posibilidades terapéuticas, sino de un uso acrítico e irreflexivo
de técnicas y de principios teóricos. El segundo polo, hace referencia a una adhesión rígida y ciega a
una teoría, constituyéndose ésta en una verdad absoluta, indiscutida e indiscutible, que desvaloriza
o ataca otras perspectivas, obturando la flexibilidad terapéutica como la singularidad individual. Estos
ejes deben ser balanceados mediante una reflexión seria que indague las bases teóricas de lo que se
hace y a través de una revisión epistemológica que ponga en crisis a toda teoría juzgada como
garantía de verdad, apelando al sentido común.
2. La psicoterapia como ciencia versus la psicoterapia como artesanía: Muchas veces es entendida
como la aplicación mecánica de una teoría científica rigurosa con una finalidad práctica, con el sesgo
de una actitud tecnológica. En esta perspectiva, se privilegian criterios de eficiencia y eficacia que
trasuntan la ideología positivista que los impregna. Desde la otra polaridad, es un producto “casero”
en donde prima la espontaneidad y los afectos que se diferencia muy poco de una charla entre
amigos.
3. La psicoterapia como proceso omnipotente versus la perspectiva impotente, pesimista, escéptica:
la tensión deriva de concebirla que puede curarlo todo. Esta actitud desconoce las limitaciones de la
psicoterapia, basada en motivos más subjetivos que en investigaciones científicas, exhibiendo los
logros y ocultando sobre los fracasos, dejando la impresión que si la terapia falla, no es por ella misma
sino por defecto del terapeuta que la aplica. La actitud opuesta, descree de poder lograr algún
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resultado con la psicoterapia, la que se ejerce por inercia o por pensarse que hablar de sus problemas
aliviará de alguna manera al paciente, pero no puede esperarse mucho más.
La eficacia de cada técnica depende de la de las otras, de los aportes de cada una que se combinan en un
proceso creador y flexible como debe ser el plan estratégico. Lo cual nos vuelve a llevar a lo que es un proceso
de investigación. Las dimensiones personales del terapeuta son muy importantes, pero no cruciales. Lo más
importante es que no sean un obstáculo.
Los objetivos clínicos son:

 Evaluar
 Predecir
 Intervenir
Podemos formular principios iniciales de la consulta terapéutica, que se desdobla en tres fases: inicial
(precedentes, fuente, contacto inicial), central y final:
1. la mejor psicoterapia es la que aprovecha mejor los recursos disponibles, no la que persigue un
proceso ideal de cambio.
2. Habiendo múltiples programas disponibles, es bueno seleccionar el más adecuado, evitando la
tentación de imponer el que más se practica. o el que está más de moda.
3. Un conocimiento equilibrado de los precedentes es el mejor modo de estar preparado para una
consulta.
4. El terapeuta debe ajustar sus preguntas a una economía de medios que le permita equilibrar una
actitud abierta con la necesaria búsqueda de los elementos que le ayuden para orientar su tarea
hacia un fin.
5. Es conveniente no desafiar al paciente a que ahora logrará mejorar lo precedente.
6. Toda consulta terapéutica debe contribuir a que el paciente contemple el trabajo a realizar como una
labor de cooperación con el terapeuta para garantizar el rol activo del paciente necesario desde las
primeras decisiones.

Las entrevistas de admisión incluyen la instancia de devolución que es el paso que más manifiesta la
experiencia clínica.

Es importante conocer del paciente:

 Su nombre.
 Su historia vital personal, su personalidad, sus antecedentes, su estado de salud, la descripción de su
problema con la historia y evolución.
 Cómo llega a la consulta.
 Su motivo manifiesto y latente, pero prestando especial atención a su pedido.
 Su conciencia de enfermedad.
 Su fantasía de enfermedad.
 Su fantasía de curación.
 Su fantasía de análisis
 Sus mecanismos de defensa.
 Su motivación para realizar el tratamiento.
En el sistema interactúan el paciente y su contexto que incluye también al terapeuta. Hay necesidades del
paciente que pide o demanda. Es esencial singularizar al paciente y en función de eso, planificar la estrategia
y el tiempo.
Psicología Clínica 2022 Autor: Francisco Escudero
Hay también necesidades del terapeuta, que requiere:

 Su trabajo o terapia personal;


 Estudio teórico práctico y técnico sistemático, con coherencia entre objetivos, estrategia de cambio
e instrumentos
 Supervisión de casos
 Creación de espacios de reflexión.
Entonces, deberán considerarse todos los componentes del sistema terapéutico:

 Paciente
 Terapeuta
 La relación terapéutica, diferente a otras relaciones por su asimetría, su carácter retributivo u
honorarios, el encuadre y la alianza terapéutica. Ésta está basada en 2 pilares: en la confianza con la
garantía del secreto profesional, la privacidad, la confidencialidad, la neutralidad, la actitud ética y
en la cooperación.
La psicoterapia no es por lo tanto un tratamiento que se “recibe” del terapeuta, sino una relación de trabajo
encaminada a buscar soluciones a los problemas emocionales, afectivos y/o de relación que los pacientes
padecen, con la intención que tales modalidades de enfrentamiento de las dificultades resulten más
efectivas que las que dichos pacientes han estado utilizando hasta ese momento. Lo fundamental del
proceso terapéutico pasa por la experiencia humana de sentirse comprendido, respetado y valorado por
otro. Se trata de un proceso activo y co-participativo que se desarrolla en un contexto interpersonal definido
en tiempo y espacio.

Independientemente del tipo de estrategia, es clarificador delimitar el problema, revisar la bibliografía sobre
el problema, establecer la estrategia metodológica pero, por sobre todo considerar la posición ética del
terapeuta, la ética del cuidado, que es hacer ciencia con el otro, con-ciencia, a la luz de los valores y de los
principios.
La psicología clínica basada en la evidencia implica la integración de la experiencia clínica con los resultados
de la investigación.
Si planteamos el interrogante de cuál es la eficacia de la psicoterapia podríamos afirmar que su eficacia es
limitada, determinada por múltiples factores, entre los que sobresalen los dependientes del paciente, del
terapeuta, de la teoría utilizada y del contexto, que incidirán sobre el tratamiento. La psicoterapia como
terapéutica de los trastornos psíquicos debe basarse en la investigación, especialmente la empírica, sujeta a
las mismas condiciones que rigen para otras prácticas clínicas científicas. Ello especialmente para demostrar
eficacia, eficiencia y utilidad clínica con un tratamiento formal, replicable y confiable.

De la diferencia a la diversidad: género, subjetividad y política


– Fernández
1. La sexualidad como construcción sociohistórica
La familia nuclear burguesa y el amor romántico formaron parte de la construcción de los modos de
subjetivación que se desplegaron desde el surgimiento del capitalismo. Es allí que Foucault ubica la
formación del dispositivo sociohistórico de la sexualidad.
Psicología Clínica 2022 Autor: Francisco Escudero
Pensar la sexualidad como experiencia de dimensión sociohistórica implica poner en consideración la
correlación dentro de una cultura entre los campos de saber que se inauguran al respecto, los tipos de
normatividad que se establecen y las formas de subjetividad que se construyen.
Tal perspectiva implica desmarcarse de los criterios que hacen de la sexualidad una invariable. Implica poner
bajo análisis los tres ejes que la constituyen: la formación de los saberes que a ella se refieren, los sistemas
de poder que regulan su práctica y las formas según las cuales los individuos pueden y deben reconocerse
como sujetos de esa sexualidad. Supone trabajar con un criterio histórico-genealógico que permita:

 Des-esencializar normatividades conceptuales y criterios morales;


 Analizar las relaciones entre la producción de saberes sobre la sexualidad y estrategias de los
poderes;
 Puntuar en cada momento sociohistórico las características de aquello que se pone en discurso con
relación prácticas eróticas y placeres;
 Distinguir en cada época los criterios de normalidad-anormalidad operando los modos de
disciplinamiento, policiamiento y/o control de una época en relación con las afectaciones eróticas;
 Considerar en virtud de estas operaciones las transformaciones actuales de los lugares tradicionales
de los lugares tradicionales de hombres y mujeres heterosexuales, homosexuales y bisexuales, como
así también el despliegue de las llamadas neosexualidades.
 Desnaturalizar las mismas nomenclaturas “hétero”, “homo”, “bisexual”, etc., en tanto aún hoy estas
operan capturas identitarias; y
 Crear condiciones de conceptualización en los nuevos dispositivos de saber-poder y de objetivación-
subjetivación en el paso de las sociedades disciplinarias a las sociedades de control, tanto en lo que
hace a las nuevas formas de dominio como a las nuevas formas de resistencia.

2. Los placeres del mundo antiguo


Se presentan dos localizaciones históricas que permiten interrogar la relación que aún en la actualidad se
presenta entre sexualidad e identidad y, por consiguiente, entre identidades sexuales y lugares de poder.
En los dos primeros siglos de la era cristiana se produjo en el Imperio Romano una metamorfosis de las
relaciones sexuales y conyugales, con la consiguiente reformulación de las instituciones involucradas en ella,
así como también de la moral sexual. Estos cambios sociales se agruparon alrededor de un eje
transcendental: el pasaje de una bisexualidad de dominación a una heterosexualidad de reproducción,
produciéndose en el mismo momento histórico en el que se instituye el matrimonio como institución
“natural” y se organiza una moral sexual universal.
Los griegos y los romanos no oponían la sexualidad de reproducción a la sexualidad “contra natura”, pero sí
se oponían a la molicie, aunque esta oposición no era una cuestión moral sino más bien política. El par
antitético era sometedor-sometido/a y daba vergüenza que alguien se sometiera a su partenaire si éste era
un inferior social.
Lo que producía vergüenza era el hecho de ponerse al servicio del parteneire sexual, pues se adoptaba una
actitud de esclavo. La significación de esta sexualidad sería entonces hacerse servir.
No se refiere a una moral universal sino que son criterios, preceptos y prácticas referidos exclusivamente a
varones libres, ciudadanos.
El mundo antiguo no asignaba rango de identidad a las personas según el tipo de partenaire con quien se
realizaran las prácticas eróticas. Las personas no se definían desde allí, por lo que categorías actuales como
heterosexualidad, homosexualidad o bisexualidad habrían sido inimaginables.
Psicología Clínica 2022 Autor: Francisco Escudero
Del mismo modo la tensión deseo-represión: no se esperaba que los deseos sexuales se reprimieran, sino
que se estilizaran. Un ciudadano libre debía poder tener dominio sobre sus apetitos.

3. De los placeres antiguos a las identidades sexuales modernas


Sólo con el pasaje hacia una heterosexualidad de reproducción comienza la prescripción de las relaciones
sexuales entre hombres y mujeres y un largo camino de marginación de los amores entre personas de un
mismo sexo. Aparece la noción de “contra natura” y los placeres se orientan hacia una función social:
multiplicar hijos legítimos. El amor “contra natura” llegará a ser aquel que no pueda superponerse a la
institución matrimonial.
Mientras hubo diferentes prescripciones morales para cada grupo social, los lugares pasivos y activos se
presentaban como posiciones determinadas por la ubicación social de los actores del juego sexual. Pero al
universalizarse la moral y legitimarse la práctica del matrimonio se produjo una ecuación taxativa: mujer-
pasividad y hombre-actividad.

Un modo de disciplinamiento de cuerpos y placeres se constituyó en un foco estratégico en la construcción


de un poder político.

Desciframiento de sí, procedimientos de purificación y combates contra la concupiscencia conformaron los


nuevos modos de problematización; sus ejes ya no pasarán por los placeres y su estilización sino por la
hermenéutica del deseo, la purificación del cuerpo de sus tentaciones y la represión de las prácticas. En este
largo proceso histórico de construcción del cristianismo como polo hegemónico de Occidente se despliega
una nueva moral sexual que presenta fuertes puntos de diferenciación sexual del paganismo antiguo:

 El valor del acto sexual mismo asociado ahora con el mal, el pecado, la caída, la muerte, mientras que
para la antigüedad tenía consideraciones positivas para la salud, la armonía de la existencia, etc.
 La delimitación del compañero legítimo.
 La descalificación de las relaciones entre individuos del mismo sexo.
 La abstinencia, la castidad y la virginidad, sumamente exaltadas como valor moral y espiritual en el
cristianismo.
En suma, naturaleza del acto sexual, fidelidad monogámica, relaciones heterosexuales y castidad ocuparon
el centro de la moral sexual cristiana.

Este dispositivo conformaría uno de sus ejes alrededor de la familia, una familia reorganizada y delimitada
como base de la producción sentimental en una nueva demarcación del mundo privado. Esta familia —
llamada ahora nuclear— se conformó como un eje organizador de las nuevas clases burguesas.
Son ya conocidos los cuatro conjuntos estratégicos que Foucaulto distinguió a partir del siglo XVIII a
propósito del sexo: histerización del cuerpo de la mujer, transformación de las conductas procreadoras,
pedagogización del sexo del niño y psiquiatrización del placer perverso. Durante el siglo XIX, en una
preocupación ascendente por el sexo se perfilan cuatro figuras paradigmáticas: la mujer histérica, el niño
masturbador, la pareja malthusiana y el adulto perverso.
Las relaciones de poder que regulan los vínculos, modos de subjetivación y prácticas eróticas de hombres y
mujeres, al mismo tiempo que construyen sus mundos íntimos, son parte de dispositivos políticos, filosóficos
y científicos de desigualaciones, apropiaciones y violentamientos diversos.
Las clasificaciones de las especies y subespecies de homosexualidad, junto con la configuración de
identidades homosexuales, han permitido un avance en los controles sociales, estigmatizaciones,
persecuciones sobre los portadores de tales clasificaciones e identidades.
Psicología Clínica 2022 Autor: Francisco Escudero
En la construcción histórica de sus sexualidades, Occidente ha desplegado variados caminos desde los
placeres antiguos hasta las identidades sexuales modernas. Estas últimas han sido un foco estratégico de las
disciplinas modernas y se encuentran hoy en franco proceso de transformación.

4. De las identidades modernas a las diversidades sexuales


A partir de la segunda mitad del siglo XX, una serie de movimientos sociales en Occidente comenzaron a
cuestionar fuertemente el binarismo jerárquico que había constituido una hegemonía de varones, blancos,
heterosexuales y propietarios-consumidores.
Estas luchas públicas y privadas tuvieron como uno de los ejes principales de su accionar las reivindicaciones
en las luchas “contra la opresión” de las sexualidades hegemónicas, la búsqueda de igualdad de
oportunidades, los planteos de equidad y la desnaturalización de las hegemonías de género masculino.
Todavía pueden observarse, aún en las mujeres más jóvenes, las expectativas y limitaciones que producen
los imaginarios de protección tutelada de las narrativas del mito del amor romántico, por lo que las uniones
conyugales son cada vez más efímeras y se van consolidando una población de mujeres exitosas
jóvenes/solas que, con gran padecimiento subjetivo, se encuentran con la imposibilidad de construir
relaciones amorosas estables.
En el plano de las prácticas sexuales encontramos, particularmente en las más jóvenes, un gusto por
modalidades más activas en la “conquista”.

En el mismo sentido, pueden encontrarse transformaciones en el mundo masculino joven en relación con
sus prácticas sexuales.

Se rechaza el propio acto de establecer nomenclaturas. Dicen que se sienten cómodos con su sexualidad;
ésta parece no estar atravesada por culpas y desgarros de generaciones anteriores. Rechazan la idea de
construir identidad sexual, rechazan hacer del rasgo totalidad identitaria y suelen ver, en dicha totalización,
totalitarismo.
Si a esto sumamos el incremento y visibilización de travestis, transexuales y transgéneros o, por ejemplo,
que en los ámbitos lésbicos uno de los debates pase por la discusión entre lésbicas que se denominan
mujeres lésbicas y otras que se consideran lésbicas pero no mujeres, estaríamos en presencia del paso de la
diferencia a las diversidades sexuales. Este tránsito implica la construcción de categorías filosóficas y políticas
que puedan dar cuenta de estas transformaciones.

5. Dimensión filosófico-política de la multiplicidad


Foucault había señalado los problemas que ha implicado el tomar al “hombre” como objeto de estudio.
Plateó importantes cauciones de método frente a este “pliegue de lo empírico a lo trascendental”,
característico de lo que él ha denominado paradigma antropológico. Con esta idea de pliegue de lo empírico
en lo trascendental se refiere a la encerrona que supone el despliegue de indagaciones empíricas “positivas”
que toman como “objeto” de estudio una esencia: el sujeto trascendental, universal, el Hombre. La
institución de este sujeto universal y el paradigma antropológico que se establece no sólo se circunscribe a
lo humano racional, sino que no puede escapar al etnofalologocentrismo ni a la imposibilidad concomitante
de pensar lo otro salvo como alteridad y, por lo tanto extranjería.
El sujeto pensado como trascendental, escindido metafísicamente del mundo sólo puede conocer a través
de las representaciones que construya la realidad. Necesariamente lo que no es sujeto —el objeto— sólo
puede ser abordado gnoseológicamente mediado por las representaciones.
Psicología Clínica 2022 Autor: Francisco Escudero
Ese sujeto universal ha instituido a todo lo que no es “yo” como el otro, siempre alteridad, extranjería,
diferencia. Así, “el otro” siempre extranjería, diferencia, complemento o suplemento, aún considerado
inferior, peligroso o enfermo pero siempre amenazante, ha soportado por varios siglos dispositivos de
desigualación, discriminación, exclusión, estigmatización o exterminio.

No se trata de la mera diferencia, sino de la diferencia como negativo de lo idéntico, por lo que, en el mismo
movimiento en que se distingue la diferencia, se instituye la desigualdad.
Se trata de pensar en diferencias que no refieran a la identidad: en diferencias de diferencias. De allí la
importancia de la noción deleuziana de multiplicidad. No se trta de negar identidades ni totalizaciones sino
de pensar totalizaciones que no subsuman las partes. A Lucrecio le interesa pensar lo diverso como diverso,
ya que el problema no estaría en la constatación de la diversidad en la naturaleza sino en esa razón para lo
diverso, es decir, pensar categorías que den cuenta de la diversidad.
Por multiplicidad no se entiende el mucho de lo Uno no el rechazo de identidades y totalizaciones, sino
aquello que escapa a dualismos y binarismos generalmente reductivos, que incita a pensar desde lógicas no
disyuntivas, desde el “y” y el “entre”.

6. ¿Las libertades por venir?


Los movimientos de afirmación de la diferencia tienen aún mucho por recorrer.

Se afirma aquí que las políticas de lo Uno del Imperio han extremado y exasperado las desigualdades
distributivas y las impunidades concomitantes. No se trata de dejar de distinguir las diferencias, sino de no
hacer, de las diferencias, identidades.

El respeto por las diferencias culturales es condición necesaria pero no suficiente para un pensamiento
político de la multiplicidad.

La posibilidad de construcción de libertadas pasa, entre muchas otras cuestiones, por el desafío político de
sostener las tensiones que implica la articulación de prácticas, teorías y experiencias colectivas específicas.

La investigación en psicología clínica – Gonzales


Introducción
Campo y función de la psicología clínica
La psicología clínica tiene un origen relativamente reciente si consideramos la segunda guerra mundial con
sus demandas de selección y asistencia a problemas de salud mental, el momento histórico donde la
Psicología Clínica adquiere protagonismo.
La ley N°7106 del senado de la provincia de Córdoba sobre las disposiciones para el ejercicio de la psicología
dice: “se considerará el ejercicio de la profesión en el área de la Psicología Clínica: la exploración psicológica
de la estructura, dinámica y desarrollo de la personalidad, la orientación psicológica para la promoción y
prevención del equilibrio de la personalidad, la investigación y formulación de diseños experimentales, el
diagnóstico y tratamiento de los conflictos y tensiones de la personalidad mediante psicoterapia, otras
actividades que con el mismo objetivo requieran el uso de instrumentos y técnicas estrictamente
psicológicas”.
Psicología Clínica 2022 Autor: Francisco Escudero
Es el área que intenta: explorar, promover, prevenir, investigar, diagnosticar y tratar los conflictos
emocionales. Podría decirse entonces que Psicólogo clínico es aquel que se especializa en el análisis,
predicción, tratamiento y comprensión de la conducta humana y de la red multicausal que la determina.
Su campo de acción sería tan amplio como lugares donde se requiera de alguna de éstas funciones, sin
embargo la ley mencionada al señalar la esfera de acción indica solo a Hospitales generales, Psiquiátricos,
Neuropsiquiatricos, Centros de salud Mental, Clínicas e instituciones privadas de la misma índole y a la
práctica privada de la profesión.

Se considera ejercicio de la psicología clínica:


a) La exploración de la estructura y dinámica de la personalidad mediante métodos y técnicas
específicamente psicológicas.
b) La intervención psicológica para la promoción de la salud en el ámbito: individual, de pareja,
familiar, grupo y/o instituciones.
c) El diagnóstico y tratamiento del individuo, pareja, familia, grupo y/o instituciones.
d) La investigación de los instrumentos y/o técnicas que posibiliten el abordaje clínico de acuerdo a las
demandas sociales.
e) Investigación y docencia.
Ulloa dice que, psicólogo clínico es aquel que está entrenado para emplear las leyes generales del método
clínico, adecuándola a un determinado campo.
Lo importante en el campo de trabajo es poder intervenir interdisciplinariamente con todas las herramientas
que el psicólogo tiene, en el común interés de promover la salud emocional de la comunidad.
Lagache afirmaba: “el término psicología clínica no quiere decir psicología patológica a pesar de su
resonancia médica, sino que pretende abrazar en un mismo conjunto el campo de la salud y de la
enfermedad. Intenta detectar las maneras de ser y de reaccionar de un hombre concreto frente a una
situación, intenta establecer su sentido, la estructura y la génesis, descubrir los conflictos que la motivan y
los pasos que tienden a solucionar estos conflictos”.
Fucks propone al psicólogo clínico la tarea de promoción de salud, formando parte de un equipo
multidisciplinario de acción preventiva.
Bleger dice: la función social del psicólogo clínico no debe ser básicamente la terapia, sino la salud pública…
El psicólogo debe intervenir intensamente en todos los aspectos y problemas concernientes a la
psicohigiene, promover un mejor nivel de salud, y no esperar que la gente enferme para recién intervenir”.
Lo que se observa en la práctica de los hechos es que la gran mayoría sigue asociando la psicología clínica
con patología y trabajo asistencial. Es poco lo que encontramos de desarrollo en investigación y promoción
de salud.
Investigar es un acto de prevención al estancamiento de nuestra disciplina.

Antecedentes de investigación en psicología clínica


La tradición investigadora en Psicología clínica se remonta a los orígenes de la psicología y por lo tanto tiene
sus raíces en el método experimental.
Antes de la 1° guerra los pocos psicólogos, llamados “clínicos” trabajaban fundamentalmente en el área de
los test.
Psicología Clínica 2022 Autor: Francisco Escudero
Bellack y Hersen mencionan 2 líneas de influencia notables en la investigación clínica:
La “tradición psicométrica” y la “tradición dinámica”. Esta última con su interés en la motivación humana,
sus conflictos y determinaciones inconscientes condujeron a que el psicólogo clínico se interesara no solo
en el estudio y medición de los procesos básicos, sino en las causas y significados de las conductas humanas.

Problemas en la investigación clínica


Si pensamos que la psicología clínica es una ciencia social dedicada al estudio del comportamiento humano,
con toda la complejidad que ello significa, el utilizar un solo método como camino resulta insuficiente. Estas
diferencias contextuales y sus implicancias, han llevado a que surgieran posiciones encontradas entre
aquellos dedicados a la experimentación con énfasis en mediciones precisas y los clínicos que, por no
subordinarse a esta modalidad, se alejaron del campo de la investigación formal. Una u otra posición han
llevado a veces, al desconocimiento de las riquezas que cada método puede aportar y, lo que es peor, a la
transmisión en el espacio áulico de preconceptos y actitudes más que de información sobre la multiplicidad
de métodos que, afortunadamente, existen para adecuar su uso acorde al problema a resolver.

Objetivos fundamentales en la investigación clínica


El investigador clínico innovador necesita mantener un equilibrio sano entre la especulación teórica, la
intuición clínica y los datos empíricos, dado que cuando estos aspectos son yuxtapuestos correctamente, se
incrementa la posibilidad de responder a las preguntas con objetivos clínicos.
Si definimos como objetivos clínicos a la actividad de: evaluar, predecir e intervenir sobre la conducta de
aquel que así lo solicita, la investigación será clínica tanto en cuanto responda a alguno o varios de estos
objetivos y el método que escoja será aquel que mejor responda al análisis del problema. En algunos será el
método clínico por excelencia que es conocido como “estudio de caso e investigación de caso único”, pero
en otros será mejor el diseño de comparación de grupos, o el de métodos correlaciónales, o el de diseños
mixtos, por mencionar algunos.
Independientemente del tipo de estrategia investigadora que se utilice es común a toda investigación
explicitar con claridad los siguientes aspectos:
1. Delimitación del problema: este es un paso decisivo en todo proceso de investigación, tanto así que
de no estar definido adecuadamente se arriesga que el resto del proceso sea incierto.
Un problema es una dificultad encontrada en la práctica clínica, un escollo de interés teórico o
práctico que quisiéramos resolver, una pregunta que surge de una observación sobre el que no se
tiene respuesta suficiente.
Debe tomarse en cuenta los siguientes aspectos: pertinencia, claridad e importancia o relevancia del
mismo.
Pertinencia refiere a la adecuación del problema acorde a las políticas de investigación que tenga el
organismo al que se presenta el proyecto.
Claridad refiere a que el planteamiento debe tener coherencia lógica, evitando ambigüedades y
expresando adecuadamente lo que se quiere investigar y suficiente manejo conceptual sobre la
teoría que se utilizará como referencia.
Importancia o relevancia alude a la necesidad de realizar la investigación y los posibles beneficios
derivados de sus resultados.

2. Revisión bibliográfica sobre el problema: es indispensable actualizarse sobre lo ya escrito al


respecto, debido a que el estudio puede ya haberse realizado, en cuyo caso puede utilizarse como
Psicología Clínica 2022 Autor: Francisco Escudero
referente para plantear la siguiente pregunta que el estudio anterior deja sin resolver. Es importante
recordar que el problema no debe ser solo de interés para el investigador sino de interés para la
comunidad científica, por lo tanto el riesgo de estar investigando algo ya averiguado va en desmérito
del investigador.
3. Estrategias metodológicas: refiere al conjunto de procedimientos y técnicas que se pondrán en jugo
para tratar de encontrar una solución al problema en cuestión. Es el camino que se propone para
llegar a ella.
Las estrategias pueden involucrar algunas operaciones específicas:
A. Variables en consideración: es importante que el investigador tenga claridad sobre las
variables que estarán en juego, particularmente si se trata de una investigación experimental.
En este caso, tanto la variable independiente, definida como aquella cuyo efecto se pretende
estudiar, como la dependiente que es la estrategia mediante la cual se evalúa el efecto de la
variable independiente.
B. Selección de las unidades de investigación: refiere a la población y selección de la muestra
que se pretende estudiar.
C. Hipótesis o supuestos: se derivan de la capacidad de especulación clínica del investigador, de
la revisión de trabajos anteriores y de las variables mencionadas así como de otras posibles
variables intervinientes.
D. Análisis de datos: los datos se analizan dándoles organización y coherencia en función de los
supuestos enunciados. En general, se habla de dos grandes líneas que no son incompatibles
entre sí: el análisis cuantitativo y el análisis cualitativo.

Consejería: propuesta de un método de apoyo al paciente


terminal – Undurraga, González y Calderón
La llamada «transición epidemiológica», dada por los cambios en el estilo de vida y la mayor eficacia de los
tratamientos de las principales causas de mortalidad, ha envejecido la población y ha aumentado la
prevalencia de las enfermedades crónicas. Este envejecimiento progresivo de la población, incorpora un
universo mayor de personas expuestas a patologías incurables, que potencialmente se verían beneficiados
de cuidados paliativos (CP) adecuados.

Medicina paliativa (MP)


«MP es el estudio y manejo de pacientes con enfermedades activas, progresivas y avanzadas, en quienes el
pronóstico es limitado y en que el principal interés es la calidad de vida», «es la atención activa y total de los
pacientes y sus familias, por parte de un equipo multiprofesional, cuando la enfermedad ya no responde a
tratamientos curativos y la expectativa de vida es relativamente corta»6, «la medicina paliativa es un
enfoque que mejora la calidad de vida de los pacientes y familiares que enfrentan una enfermedad que
amenaza la vida, a través de la prevención, evaluación y tratamiento del dolor y otros problemas físicos,
psicosociales y espirituales».
La satisfacción de los pacientes y familiares en lugares donde funcionan modelos de atención que incorporan
CP, es alta.

Modelos de intervención
Existen múltiples modelos de estructuración y organización de equipos de cuidado paliativo. Estos deben
adaptarse a las necesidades de práctica local, a los recursos disponibles y a las prioridades establecidas por
las autoridades locales y los diferentes servicios. Algunos modelos frecuentemente utilizados son:
Psicología Clínica 2022 Autor: Francisco Escudero
1. Pacientes hospitalizados en unidades específicas de cuidados paliativos dentro del recinto
hospitalario, o fuera de éste, donde pueden ser internados para manejo sintomático, o cuidados
terminales.
2. Servicios comunitarios, compuestos por profesionales dedicados al tema de los cuidados paliativos,
que brindan sus servicios en el lugar de residencia del paciente.
3. Hospitales de día, donde acuden pacientes y familiares desde sus casas para recibir cuidados
adecuados.
4. Unidades especializadas en cuidados paliativos que actúan como interconsultoras dentro de un
hospital general o servicio específico, que además de sus labores con pacientes y familias, ejercen
una labor educativa a los profesionales en contacto con los pacientes.
Nos parece interesante el modelo de Arranz que propone como objetivo «obtener bienestar o atenuación
del sufrimiento» en estos tres protagonistas y define como sufrimiento, cuando a una persona le «acontece
algo que percibe como una amenaza importante para su existencia personal u orgánica y, al mismo tiempo,
siente que carece de los recursos para hacerle frente».

Ya que el sufrimiento es una sensación subjetiva, que depende de la evaluación que el paciente haga de sus
recursos, se puede afirmar que, lo más importante en la evaluación del paciente, no es el síntoma en sí
mismo, sino más bien, el grado de amenaza que éste le produce.

Podremos eliminar o atenuar los síntomas y potenciar los propios recursos del paciente para enfrentarlos o
mejorar su percepción de control sobre la situación y, así, disminuir el sufrimiento e incrementar su
bienestar.

Consejería en cuidados paliativos


La consejería se ocupa específicamente de la exploración y resolución de la ambivalencia. A través de una
relación de aceptación, respeto y empatía, el paciente es ayudado a usar sus propios recursos para afrontar
los problemas. Se basa en el principio de autonomía, significa reconocer las capacidades del paciente de
pensar, elegir y decidir, basándose en sus propios valores y su experiencia personal.
La consejería es una excelente herramienta para utilizar en el tratamiento del paciente terminal, ya que
permite tener una comunicación más directa y abierta, e identificar los factores que podrían producir o
producen sufrimiento, utilizar los recursos de los que él dispone y promover cambios conductuales en las
personas involucradas en el proceso, según sus propias necesidades, con el fin de mejorar su calidad de vida.
Carkhuff describe el proceso de consejería en fases.
En la primera fase, el «ayudante» debe generar un buen vínculo con el paciente, comprenderlo, acogerlo y
tratar de penetrar en su punto de vista.

En la segunda fase, el ayudante reúne los diferentes datos que surgen, y los personaliza, de manera que el
paciente los interprete, a través de la autocomprensión y reestructuración del modelo representacional. El
objetivo es que el paciente descubra dónde se encuentra, en relación a dónde quiere o necesita estar,
preparándose para el cambio.
En la última etapa, se elabora un plan de acción.
Uno de los pilares fundamentales es la empatía, que es la comprensión y recepción de los estados
emocionales del otro, desde el punto de vista del otro. Otras actitudes importantes, según Rogers, son la
congruencia, es decir, expresarse en forma coherente con lo que se vive y siente, y la aceptación
incondicional, o sea, aceptar al otro sin enjuiciarlo.
Psicología Clínica 2022 Autor: Francisco Escudero
La consejería pone énfasis en la comunicación asertiva, que es cuando expresamos de manera honesta y
abierta lo que pensamos, pero manifestamos entender la posición del otro, la escucha activa, el diálogo
desde la empatía, la comunicación no verbal, el respeto a los silencios.

Carl Rogers y la sabiduría organismica – Vilanova


Rogers es el representante más influyente de la psicología humanística en su variedad clínica.
Los seres humanos son concebidos como poseedores de una tendencia innata a actualizar las
potencialidades de su organismo; y esa fuerza constructiva y moviente, que comparten con el resto de las
formas vivas, es superior y al mismo tiempo está por detrás de los llamados instintos o de las necesidades
específicas. Este poder de recibir y escoger información radica en lo que Rogers ha denominado “experiencia
organismica”, “experiencia inmediata” o, simplemente, “experiencia”.
Es experiencia lo consciencializable. Cuando algún evento interno no accede a la conciencia es considerado
como un “fondo” que, empero, y a menos que se produzcan disfunciones patológicas, puede transformarse
en “figura”, esto es, ser capturado por la conciencia.
Otro rasgo del constructo experiencia es su inmediatez. La experiencia se definirá por los informes actuales
de la conciencia.
La autoimagen será el yo rogeriano.

Lo “reprimido” no era lo interdicto por la moral social, sino aquello que, simplemente, no coincidía con la
imagen que el sujeto necesitaba sostener sobre sí mismo. La inconsciente, de este modo, carecía de
delimitación, de fronteras y de componentes precisos, y adoptaba un carácter configuracional. Las
experiencias que no eran congruentes con el concepto que el sujeto tenía de sí mismo, eran excluidas de la
conciencia.

La valoración condicional
Un rasgo común a todos los seres humanos sería una necesidad de origen oscuro pero cuyas manifestaciones
están a la vista: la necesidad de aceptación del otro; de “consideración positiva”. Esta necesidad ayudaría a
edificar la identidad, pero también constituiría una puerta abierta para las patologías mentales.
Los otros se incorporan al campo de la experiencia, ubicándose al lado mismo de las voces autóctonas,
deformándolas, acallándolas, sustituyéndolas. Este sería un fenómeno universal: se produciría una definida
expulsión de la conciencia de aquellos impulsos propios que pudieran provocar el retiro del afecto o la
sanción. Cuando este grado relativamente normal de distorsión perceptiva se agudiza, estamos ante lo que,
para Rogers, es el hecho psicopatológico mismo: la “incongruencia” entre la experiencia organísmica y el
autoconcepto.

El conflicto psíquico
Cuando los “otros significativos” condicionan su consideración positiva hacia el sujeto, el autoconcepto de
éste tiende a distanciarse de la experiencia, no reconociéndola como propia, deformando o bloqueando su
simbolización.
El proceso distorsivo, cuando ocurre, es observable en el comportamiento: los impulsos congruentes con el
sí mismo son adecuadamente simbolizados en la conciencia y se traducen en conductas libres, espontáneas;
aquellos otros que, por su incompatibilidad con el sí mismo, son “distorsionados” o “negados” pueden seguir
dos caminos:
Psicología Clínica 2022 Autor: Francisco Escudero
1. No son actuados ni reconocidos, generando ansiedad, tensión y sentimientos de extrañeza.
2. Son actuados pero no reconocidos como propios.
En los casos de desórdenes mentales más severos, como las neurosis graves o las psicosis, tenemos como
telón de fondo el mismo mecanismo.
Podríamos preguntarnos cómo es posible que las experiencias amenazantes sean percibidas como tales y,
por tanto, rechazadas por el sí mismo. Rogers toma como factor explicativo el concepto de “subcepción”.
Sería posible una discriminación por debajo de los niveles neurológicos necesarios para la representación
consciente: el organismo es capaz de discriminar estímulos amenazantes sin utilizar sus centros nerviosos
superiores, y reaccionar en consecuencia. Esta percepción de la “amenaza” genera angustia, y para yugularla
el individuo pone en operaciones sus defensas básicas: la percepción “selectiva” por medio de la cual
escotomiza sectores enteros de sus demandas organísmicas. Pero esta defensa es víctima de esta “rigidez
perceptual”, y sólo ingresarán del mismo elementos compatibles con un sí mismo que se ha tornado poco
representativo del campo experiencial.
Mediante el proceso de la terapia es posible el logro de dos condiciones:
1. Que la aprehensión de la propia experiencia organísmica deje de ser condicional.
2. Que la persona llegue a un estado de alta consideración positiva incondicional de sí misma.

La terapia rogeriana
Uno de los supuestos básicos del sistema rogeriano es el de que la persona tiene recursos propios para la
autocomprensión, para el cambio de concepto sobre sí misma y para el autogobierno; y que, creando un
clima “facilitador”, es posible desarrollar terapéuticamente estas potencialidades. El término “cliente” con
el que se nombra al paciente hace explícito este supuesto básico de que cada persona merece y necesita
una gran autonomía.
Para que el clima relacional devenga tierra fértil para el autodesarrollo del cliente, debe cumplirse tres
condiciones. La primera actitud, necesaria y suficiente, es la de “congruencia”: cuanto más el terapeuta sea
él mismo en la relación, cuanto más auténtico, espontáneo y distante de “fachadas profesionalizantes” se
evidencie, mayor será la posibilidad de autodesarrollo del cliente.
La segunda actitud indispensable es la de la “aceptación incondicional” de la persona del otro. Valorar al
cliente sin juicios o expectativas personales, respetándolo por lo que es y no por lo que debiera ser, según
algún tipo de patrón cultural; permitirle vivir cualquier tipo de experiencia interna en un contexto donde
todo se radicalmente aceptado, es construir una atmósfera antagónica a la que, sin dudas, fue mermando la
fe en sus propias potencias.

La tercera condición para el vínculo terapéutico idóneo es la de “comprensión empática”. Se trata aquí de
un “escucha activa” del discurso del cliente.
Las consecuencias de una intervención terapéutica debieran ser, para Rogers, una captación cada vez menos
condicional de la propia experiencia organísmica y el logro de una real integración entre experiencias y
conciencia. El ambiente terapéutico deviene así un taller de reaprendizaje del autoconcepto.

La hipótesis básica
Toda persona poseería una proclividad no adquirida a actualizar las potencias propias de su organismo. Para
que ello ocurra es necesario que exista consideración positiva por parte de los otros y también de la persona
Psicología Clínica 2022 Autor: Francisco Escudero
para consigo misma. Esta proclividad innata constituye la piedra basal del modo en como Rogers piensa los
fenómenos psíquicos.
Para Rogers tanto la materia viva como su último resultado evolutivo, la inteligencia, no tienden al nivel
mínimo de tensión ni a la desorganización, sino a la búsqueda de estímulos y al reordenamiento constante
y creciente. Lo vivo puede ser entendido como sistema abierto es incesante enriquecimiento a partir de
elementos que ingresan del medio, y que la tendencia al caos que manifiesta lo no vivo se origina en su
naturaleza de sistema cerrado, carente de realimentación.

El enfoque centrado en la persona descansa sobre la tendencia actualizante, la cual está presente en todo
organismo vivo; la tendencia a crecer, a desarrollarse, a realizar su total potencialidad. Tal manera de ser
confía en esta tendencia direccional progresiva del ser humano que lo lleva hacia un más complejo y
completo desarrollo.

Una ciencia ampliada


La psicología del futuro será “epiconductista”, esto es, preservará las contribuciones de Hull o Skinner, pero
irá mucho más allá, tanto en los objetos a estudiar cuanto en los métodos. La psicología habrá de oponerse
tenazmente a todo aquello que intente circruir sus fronteras o coercer sus métodos.
La hipótesis interior, creativa, que se contrasta y vuelve a contrastar con la propia experiencia, es esa misma
que, abriendo la puerta y asomando al exterior, podrá ofrecerse para la prueba pública, formal, adoptando
un ropaje operacional. La ciencia tiene siempre, dice Rogers, su comienzo en una hipótesis subjetiva, hija de
la experiencia del investigador.
Los hechos clínicos pusieron a Rogers en la obligación de inteligir el marco de referencia interno del cliente,
pues ése era el centro generador de conductas.
Conocimiento objetivo, conocimiento subjetivo, conocimiento interpersonal. La psicología, en opinión de
Rogers, no podrá prescindir de ninguno si aspira a no eliminar segmentos anchos de la realidad que estudia.

Alcances y límites del sistema


Hay dos dimensiones del pensamiento rogeriano, íntimamente vinculadas entre sí, que otorgan a éste su
sesgo propio: la orientación a la metafísica y la mística y el énfasis en el rigor metodológico. Su hipótesis de
tendencia actualizante es un elemento bisagra, que excede el marco psicibiológico y avanza hacia lo cósmico.
En un segundo plano están las sugestiones originadas en la propia experiencia, en los intercambios humanos,
en las lecturas y en la reflexión. Este es un contexto de inspiración pero no de contrastación o validación, y
las hipótesis o asertos que de aquí emanan son propuestas al público como especulaciones inevitables para
cualquier inteligencia bien provista.
Rogers estima que en toda teorización existe un grado no conocido de error y de inferencia errónea.

Unidad 2
Diagnóstico familiar sistémico – Balaguer
¿Cómo conducir la entrevista diagnóstica?
En la primera entrevista diagnóstica debe establecerse un contrato en torno de un problema resoluble,
descubriendo la situación social que por necesidad, lo genera.
Psicología Clínica 2022 Autor: Francisco Escudero
La duración de la entrevista diagnóstica es de 50 minutos, 1 hora o varias horas en el caso de una familia en
crisis.
El lugar de referencia para llevarla a cabo es el consultorio. Los honorarios son fijados por el terapeuta.
Al principio es conveniente conocer a todos los que están involucrados en la situación problemática que
genera el conflicto, ya que el cambio los afectará a todos.
La entrevista individual exige que el terapeuta sea capaz de calcular las consecuencias que acarreará el
cambio para los miembros del sistema, que no estén presente.
Cuantas más personas participen en la entrevista, tanto más eficaz y rápido será el proceso terapéutico.
La primera entrevista diagnóstica debe esclarecer la estructura familiar y en el transcurso de la misma, la
terapeuta y la familia deben llegar a un acuerdo acerca de la naturaleza del problema y las metas u objetivos
de la terapia. La tarea del terapeuta es comprender el problema y formularlo de manera que pueda hacerse
algo al respecto.

Etapas de la primera entrevista


La primera entrevista comienza con el primer contacto establecido. Por lo general, alguien solicita
telefónicamente una entrevista, y se recoge allí cierta información, como edad del paciente, grupo de
convivencia, etc. Se solicita en ese momento que concurran todos los que viven en la casa a la primera
entrevista.
Al presentarse la familia se recorren las siguientes etapas:

 Etapa social.
 Etapa de planteo del problema.
 Etapa de interacción.
 Etapa de fijación de metas.
 Etapa de cierre.
Comenzaremos evaluando la motivación, ya que ésta juega un papel protagónico en cualquier psicoterapia,
debido a que es el factor de mayor peso predictivo en cuanto al resultado del tratamiento.

Motivación en la pre-entrevista
 Quién pide la hora de la primera entrevista y para quién.
 Facilidad o dificultad para acordar un horario.
 Urgencia para concertar un día.
 Pertenecer a cierta clase de pacientes.

Motivación en la entrevista
 Puntualidad.
 Como llegar a la consulta, mandados, derivados o por iniciativa propia.
 Presentación de la queja.
 Intentos o no de solución del problema que motivó la consulta.
 Cantidad y calidad de información útil.
 Papel que juegan los otros significativos.
 Que quiere lograr en la consulta/terapia.
Psicología Clínica 2022 Autor: Francisco Escudero
También el terapeuta debe examinar en cada oportunidad a que están motivados, lo que se halla
determinado en parte por su marco teórico, en parte por su circunstancia personal y en parte por las
características de cada paciente en particular.

Pre-entrevista
Comienza con el primer contacto a través de la llamada telefónica para pedir turno. Aquí la motivación ocupa
un papel protagónico.
Podemos determinar a qué tipo de consultante pertenece. Se toma nota del nombre y la edad del paciente
identificado.
Por último se solicita que concurran todos los que conviven con él.

Etapa social
En esta etapa se realiza la presentación del terapeuta y de la familia.

Todos los miembros de la familia deben participar en la acción. Al entrar al consultorio se sentarán dónde y
cómo lo deseen, una vez que se hayan presentado, el terapeuta deberá dirigirse a cada integrante de la
familia y preguntarle cómo se llama, edad, actividad, horarios y datos de los ausentes.

Esto se hace para definir la situación en el sentido que todos son importantes y están involucrados en ella.
Aquí se registra una primera impresión del estado de ánimo de cada uno y del sistema en general.
Se debe tener en cuenta el desplazamiento en el consultorio, cómo se ubican. La actitu del terapeuta es
comportarse como un anfitrión, haciendo sentir cómodo a sus invitados. Trata que logren relajarse y realiza
hipótesis tentativas.
El terapeuta se une a la familia haciendo que todos se sientan cómodos y se consideren partícipes de la
reunión.
No se permitirá que nadie hable del problema hasta lograr alguna respuesta social. Este primer momento
puede darnos datos significativos, nos permitirá ubicarnos en cómo iniciar la próxima etapa. Se puede
evaluar el grado de motivación de cada uno. Se tiene una primera impresión del estado de ánimo de cada
uno y del grupo. También se observa el desplazamiento en el consultorio, modo y lugar donde se sientan, y
primera interacción con ellos.

Estas primeras conclusiones son provisorias, a corroborar más tarde y no deben ser comunicadas a la familia,
para no provocar actividades defensivas que puedan causar dificultades posteriormente.

Etapa de planteo del problema


La primera eta es breve, se puede iniciar la segunda preguntando por qué se solicita la consulta u otra
fórmula que indique la entrada en el tema específico. Esto tiene dos aspectos, el modo en que se formula la
pregunta y a quien va dirigida.
Es frecuente que alguno o todos los integrantes de la familia se sientan intrigados por la citación colectiva, y
es importante que el terapeuta aclare su posición.
Cuanto más general sea y ambigua sea la pregunta, más campo se dará a la familia para exponer su punto
de vista y sus prioridades.
Psicología Clínica 2022 Autor: Francisco Escudero
Sobre a qué miembro debe dirigirse la pregunta implica ya elegir desde el comienzo y encierra una serie de
alternativas. En general se recomienda dirigirse en primer término al adulto que parezca estar más desligado
del problema, tratando con la mayor atención y respeto a la persona más capaz de traer a su familia a nuevas
entrevistas, lo que dependerá de la estrategia del terapeuta. La idea es que todos y cada uno de los miembros
de la familia expongan su visión del problema. El terapeuta desea enfocar claramente un problema para
poder ayudar a cambiar las relaciones familiares.
Con respecto a cómo escuchar la exposición del problema, la terapeuta debe atender sin hacer ninguna
interpretación o comentario para ayudar al entrevistado a ver el problema bajo una perspectiva diferente.
Puede pedir precisiones sobre puntos confusos, así como repetir una frase a fin de evaluar si hemos
comprendido. Debe brindar la oportunidad de manifestarse a cada miembro, procurando que todos aporten
sus ideas acerca del problema.
En esta etapa observa cómo actúa y qué dice cada uno de los miembros del sistema. Debe estar atento al
grado de disponibilidad de cada uno, las expectativas que tienen, el grado de facilidad con que cada miembro
acepta su responsabilidad en el problema, el grado de discrepancia o de acuerdo con respecto al planteo del
mismo, como así también las reacciones de cada uno respecto del problema. Es importante atender el
contenido del problema presentado, donde depositan el problema, como formulan el mismo involucrado a
un miembro en particular o más de uno.

La misma conducta de un individuo toma un cariz distinto si se contempla el problema en función de


diferentes números de personas. La tarea del terapeuta consiste en encararla pensando en más de una, el
terapeuta debe preguntarse que pasa dentro de la situación total para que ocurra esto.

Etapa de interacción
Aquí ya debe estar claramente definido el motivo de la consulta, antes de comenzar la interacción.
El terapeuta estimula a la familia a dialogar entre sí sobre el problema y deja de ser el centro de la
comunicación. Se pueden realizar desplazamientos en el lugar, acercando o alejando algunos miembros.
El objeto es lograr que todos los miembros hablen entre sí, sin excluir a nadie. Se procura traer la acción
problema al seno de la reunión, reproduciendo la situación familiar que genera la problemática. La
visualización de la interacción entre los miembros le permitirá al terapeuta establecer un diagnóstico de la
situación.

Etapa de fijación de metas


Aquí se debe tratar de manera clara y precisa los cambios que se quieren alcanzar mediante la terapia. Las
metas, tanto como los problemas definidos, deben ser computables, observables, que permita detectar de
algún modo la influencia que ejercen en ellos.
En esta etapa deben estar claros los siguientes aspectos:

 ¿Por qué ahora?


 Circunstancia actual del motivo de consulta.
 ¿Desde cuándo sufre el problema?
 Fluctuaciones en el tiempo y razones.
 ¿En qué circunstancias el síntoma tiene lugar?
 ¿Con quién y frente a qué comportamientos?
 ¿En qué momentos u horarios?
Psicología Clínica 2022 Autor: Francisco Escudero
Lo ideal es poder acordar con cada miembro de la familia lo que está dispuesto a hacer, en relación a la meta
propuesta. Estos aspectos le permitirán al terapeuta evaluar en entrevistas sucesivas si se ha alcanzado los
objetivos propuestos.

Etapa de cierre
La entrevista concluye con la concentración (día y hora) de una nueva entrevista, lo cual puede plantear
varias cuestiones.
Que la presencia de algún otro miembro es esencial para la terapia.
Convenir la asistencia de esa persona.
Plantear una directiva, propone “tarea para el hogar”.

El rol del psicólogo clínico en cuidados paliativos – Di Marco


El dolor es la percepción de una sensación desagradable o aversiva que se origina desde una región especifica
del cuerpo. La naturaleza altamente subjetiva del dolor es uno de los factores que hacen dificultoso definirlo
y tratarlo clínicamente tanto desde lo médico como desde lo psicólogo. Un importante aspecto de la
respuesta de un organismo a una emergencia es una reducción en la respuesta al dolor. El dolor está
influenciado por las emociones y el medio ambiente.
El dolor, presupone distrés, que es la experiencia emocional displacentera de naturaleza psicológica, social
y/o espiritual que interfiere con la capacidad de afrontar la enfermedad y su tratamiento. Sufrimiento y dolor
no son sinónimos. El dolor tiene que ver con la enfermedad y tiene un tratamiento. El sufrimiento, en
cambio, parte de la condición humana, incluye la depresión, la bronca y la ansiedad por pérdidas del rol
social, del ingreso o del fracaso terapéutico. El sufrimiento como el dolor son subjetivos.
Diagnosticar es una forma de buscar, encontrar y transitar el camino del conocimiento de un problema. Para
lo que tenemos en cuenta las formas de manifestación (signos y síntomas), su naturaleza y los modos en que
se organiza (etiología y evolución).

Hay tres tipos de diagnósticos:

 Inmediato: según datos captados por los sentidos, es decir, datos directos ya que son captados por
la observación.
 Mediato o Racional: sin datos directos, se usa el razonamiento con datos indirectos.
 Exjuvantibus: en base a los datos observados e inferidos, podemos realizar un diagnóstico final en un
contexto.

Los objetivos de la evaluación diagnóstica


1. Establecer el vínculo para que el paciente y la familia se sientan contenidos.
2. Valorar el sufrimiento, con empatía.
3. Colaborar con el insight, introspección o conciencia de enfermedad para la aceptación del
tratamiento.
4. Rescatar lo sano y separarlo del aspecto enfermo, situando la enfermedad del paciente en
perspectiva.
5. Establecer objetivos terapéuticos en conjunto con el paciente, la familia y el equipo de salud.
6. Aliviar dudas y brindar información de sí para disminuir la ansiedad.
7. Infundir esperanzas.
Psicología Clínica 2022 Autor: Francisco Escudero
8. Facilitar el rol del paciente como protagonista.

Los ejes para la elaboración del informe


 Claves diagnósticas: opciones diagnósticas hipótesis diagnósticas previas o diagnóstico diferencial a
partir del problema o fenómeno.
 Comprobación de criterios diagnósticos: verificación de hipótesis diagnóstica a través de los
trastornos clínicos; los trastornos de la personalidad y los problemas psicosociales y ambientales.
 Diagnóstico con evaluación multiaxial (resumen o formulación diagnóstica): El eje V será la
evaluación global del funcionamiento del paciente.
 Pronóstico: se determina incluyendo la evaluación de la actitud y la conformidad frente al
tratamiento.

¿Cómo se opera?
Se parte de tres preguntas insoslayables:
1. ¿Qué necesita el entrevistado?
2. ¿Qué puedo hacer?
3. ¿Me puedo comprometer?
Si coincide lo que podemos ofrecer con lo que el entrevistado necesita y nos podemos comprometer,
deberemos diferenciar el problema, crear una hipótesis de la herramienta fundamental para lo que el
proceso diagnóstico es la herramienta fundamental. Este proceso conlleva dos condiciones:
contextualización y acotación. En Cuidados Paliativos cobra especial importancia investigar el área corporal
recordando que la psique se sostiene sobre un cuerpo, que si además está enfermo, repercutirá sobre ella.
Primer momento: se diagnostica la situación del grupo familiar y el tipo de relaciones o vínculos entre el
equipo, el paciente y la familia; la actitud ante la enfermedad y ante la posibilidad de la muerte; cómo se da
la culpa, qué tipo de conductas reparatorias aparecen y la calidad de los cuidados.
Segundo momento: se elabora una estrategia paliativa, el entrenamiento familiar desde un enfoque
preventivo incluyendo a la familia al equipo interdisciplinario para atender el duelo de la pérdida de salud y
la posibilidad de la pérdida física.
Tercer momento: se continúa la asistencia a la familia aún luego de la muerte del enfermo si esta lo requiere.
En definitiva, evaluamos la calidad de vida desde la escala del distrés. Y entonces trabajamos desde el
componente emocional sin descuidar la sintomatología orgánica, para facilitar las estrategias más adecuadas
de afrontamiento según las fases que transita el paciente y su entorno.
El principio fundamental es que el psicólogo clínico sea integral para ayudar a llevarlos a un equilibrio en
todos los órdenes de su vida, no sólo en el curso de su enfermedad.

Las teorías implícitas del psicoanalista sobre el género – Dio


Bleichmar
A pesar de nuestra aceptación intelectual de las perspectivas contemporáneas sobre el desarrollo femenino,
nos parece difícil asimilar plenamente estas ideas en la situación clínica.
En las formulaciones teóricas actuales relativas al desarrollo psicológico de las mujeres, encuentran una
dialéctica entre diversas posiciones. En palabras de importantes autoras:
Psicología Clínica 2022 Autor: Francisco Escudero
 "Algunos autores continúan afirmando la centralidad del complejo de castración fálica”
 Otro grupo enfatiza que la envidia al pene es principalmente defensiva frente a la ansiedad genital
femenina.
 Entre estas dos posiciones están aquellos que declaran que el desarrollo psicosexual de una niña es
femenino e implica componentes de castración fálica y ansiedades genitales femeninas.

Se intentó corregir la omisión observada sobre las ansiedades de las mujeres en torno a sus genitales y las
implicaciones consiguientes para la feminidad primaria, sin excluir el análisis de los derivados de la envidia
al pene.
El género es un concepto contemporáneo y lo primero que intentaré considerar es si el género es sinónimo
de feminidad primaria.

Elise sugiere que deberíamos utilizar el término de mujer (femaleness) basándonos en el cuerpo femenino y
reservar el término feminidad primaria para las identificaciones e identidad de género femenino. Sin
embargo, Elise obseva que "en realidad nunca puede separarse un sentimiento primario de
mujer [femaleness] de los significados sociales del género".
La identidad nuclear de género se establece antes de que la niña conciba la diferencia de sexos. La niñita
sabe que su cuerpo es el mismo que el de su madre y diferente del del padre, es decir, tiene representaciones
de su cuerpo femenino, representaciones que conforman su identidad de género, previa a la diferencia entre
ambos sexos.
El núcleo de la idea del género es que tanto varones como niñas reconocen y se identifican con el padre y
la madre, respectivamente, y son reconocidos e identificados por el madre y la madre como niño o niña igual
o diferente de ellos mismos antes de que el niño/a llegue a ser consciente de la diferencia sexual. Esta idea
está basada en una estructura intersubjetiva que configura la feminidad y masculinidad del nacimiento hasta
la etapa adulta, puesto que los rasgos masculinos y femeninos están psicológicamente abiertos y la identidad
cambia a lo largo de la vida.

Así, la feminidad primaria de una niña es un grupo de representaciones de su cuerpo y de identificaciones


primarias con el cuerpo de su madre, a lo que debemos añadir las de diferenciación del cuerpo de su padre,
todo esto antes de conocer o atribuir significado sexual a la diferenciación. Por tanto, lo que es importante
enfatizar es no intentar separar las representaciones del cuerpo y las identificaciones como procesos
diferentes.
Al mismo tiempo, el aspecto intersubjetivo –los significados sociales del género- es constante durante todo
el desarrollo, puesto que las representaciones conscientes e inconscientes que la madre y el padre tienen
de lo femenino y lo masculino se transmiten de muchas maneras. El núcleo depende de la incorporación de
la niña de una relación en lugar de una figura, de modo que cuando las niñas se identifican con su madre, el
núcleo de la identidad que internalizan es la relación que su madre tiene con su padre, generalmente un
hombre cuyo sexo es diferente del de ella.
Así, las identificaciones de la niña con su padre o su madre pertenecen no sólo al complejo de Edipo, sino a
su funcionamiento en general como hombre y como mujer, o al género en un sentido mucho más amplio y
general de masculinidad y feminidad.
Existe un hiato entre la visión contemporánea del género desde una perspectiva intersubjetiva y las
intervenciones técnicas en nuestro trabajo clínico.
El conflicto es con la madre como modelo más que con la madre como rival.
Psicología Clínica 2022 Autor: Francisco Escudero
Si la representación materna siempre se entiende como una figura de apego preedípica o un rival edípico, la
madre como miembro del mismo género, como modelo de feminidad se deja aparte, y múltiples capacidades
cognitivas, instrumentales, hedonistas, o limitaciones quedan recortadas, sin tener en cuenta, como
formando parte de las identificaciones con la figura materna.

Si la figura de la madre como madre enferma se entiende como una representación resultante de su rivalidad
destructiva, esto puede llevar a las mujeres -que no desean reproducir este modelo de género femenino- a
sentirse culpables por abandonar a la madre.

La discriminación entre la relación con la madre y la madre como modelo de género permite conservar las
representaciones maternas internas como un vínculo de apego seguro, aun cuando no se reproduzca el
modelo de feminidad ofrecido por la madre.

Podríamos preguntarnos si en la actualidad la maternidad no es un gran dilema para una mujer madura; por
qué tendrían que pensar que es una cuestión de confusión respecto a su identidad que guarda relación con
los hombres. La ampliación de ideales del self femenino ha sido la causa por la que muchas mujeres que no
desean ser madres o que posponen la maternidad sientan que están en falta.
La decepción edípica tiene que ver con el mandato del modelo tradicional de feminidad: una vida dedicada
a los otros y sus consecuencias: dolores de cabeza y problemas somáticos.
El significado de la madre internalizada enferma y limitada podría representar lo opuesto de una mujer
envidiada por su vida sexual con el padre y el producto de sus triunfantes esfuerzos fálicos contra el
estereotipo de una persona devaluada. Significados en conexión con su self y el de la madre, con el género
femenino en su carácter de aspectos inferiores o devaluados, y no con su relación con los hombres: sea el
padre o el marido.
La teoría implícita de algunas autoras es considerar ciertas diferencias respecto del estereotipo de la
feminidad como "una mayor adherencia a su feminidad desvitalizada y la triste ironía es que 'teniéndolo
todo' no tiene nada de importancia o satisfacción real". De modo que, desde una perspectiva
contemporánea de la feminidad, lo que implica la integración en la identidad femenina de aspectos
tradicionalmente masculinos, que le generan mayor satisfacción y valor para sí misma.
Si vamos a incorporar el concepto de género, necesitamos ampliar nuestra escucha y sintonizar más con el
modo en que las mujeres hablan de las restricciones de su self, las dificultades que afrontan cuando deciden
diferenciarse del modelo materno tradicional y la importancia de comprender y separar estas ansiedades de
los conflictos edípicos. Esta orientación podría ayudar en el tratamiento a liberarlas de preocupaciones
somáticas y corporales.
Creo que la teoría implícita que hace difícil asimilar plenamente las perspectivas contemporáneas sobre el
desarrollo femenino está basada en la idea de que el género es una cuestión sociológica, no pudiendo
considerarse que se trata de una estructura amplia y compleja del self configurada desde su comienzo en el
intercambio intersubjetivo inconsciente del niño/a con sus figuras parentales.
Desde esta perspectiva es desde la que considero que el concepto de género, tiene un lugar propio e
ineludible en el seno del psicoanálisis.

La entrevista psicoanalítica: estructura y objetivos – Etchegoyen


Delimitación del concepto
Psicología Clínica 2022 Autor: Francisco Escudero
Nos ocuparemos de la entrevista psicoanalítica, entendiendo por ello la que se hace antes de emprender un
tratamiento psicoanalítico. Su finalidad es decidir si la persona que consulta debe realizar un tratamiento
psicoanalítico, lo que depende de lo que ya estudiamos, las indicaciones y contraindicaciones.
Bleger se inclina por entrevista psicológica, acentuando que el objetivo es hacer un diagnóstico psicológico,
que su finalidad es evaluar la psiquis (o personalidad) del entrevistado, más allá de que esté sano o enfermo.
Una entrevista es psicoanalítica cuando se la lleva a cabo con los métodos del psicoanálisis y cuando la realiza
un psicoanalista.

Características definitorias
Como cualquier otra relación humana, la entrevista puede definirse a partir de la tarea que se propone, de
sus objetivos. Estos están siempre presentes y, aunque no se los explicite ni se los reconozca formalmente,
gravitan, cuando no deciden, el curso de la relación.
Los objetivos, a su vez, se rigen por pautas, pautas que siempre existen aunque no se las reconozca. Por esto
se hace necesario definir siempre explícitamente las pautas al comienzo de la entrevista, más allá de que se
advierta o no alguna duda por parte de la persona entrevistada.
Los objetivos de la entrevista son radicalmente distintos de los de la psicoterapia. En un caso, el objetivo es
orientar a una persona hacía una determinada actividad terapéutica; en el otro, se realiza lo que antes se
indicó. De modo que la primera condición es delimitar con rigor los fines de la entrevista.
Una norma básica de la entrevista, que en buena medida condiciona su técnica, es la de facilitar al
entrevistado la libre expresión de sus procesos mentales, lo que nunca se logra en un encuadre forma] de
preguntas y respuestas. La relación que se procura establecer en la entrevista es la que da a] sujeto la mayor
libertad para explayarse, para mostrarse como es. De ahí que Bleger subraye la gran diferencia entre
anamnesis, interrogatorio y entrevista. El interrogatorio tiene un objetivo más simple, rescatar información.
La entrevista, en cambio, pretende ver cómo funciona un individuo, y no cómo dice que funciona. El
interrogatorio quiere averiguar lo que el entrevistado sabe, lo que le es conciente. La entrevista psicológica
parte, en cambio, de otro supuesto; quiere indagar lo que el entrevistado no sabe, de modo que, sin
descalificar lo que él nos pueda decir, más va a ilustrarnos lo que podamos observar en el curso de la
interacción que promueve la entrevista.
La entrevista psicológica es, pues, una tarea con objetivos y técnica determinados, que se propone orientar
al entrevistado en cuanto a su salud mental y al tratamiento que mejor pueda convenirle, si eventualmente
le hace falta.
Así delimitada, la entrevista psicológica persigue objetivos que se refieren al que consulta; pero también
puede abarcar otras finalidades, si fuera otro el destinatario de sus resultados.
Hay otra característica de la entrevista que para Bleger tiene valor definitorio, y es la investigación: la
entrevista es un instrumento que, al par que aplica el conocimiento psicológico, sirve también para ponerlo
a prueba.

El campo de la entrevista
La entrevista configura un campo, lo que para Bleger significa que «entre los participantes se estructura una
relación de la cual depende todo lo que en ella acontece». La primera regla consiste en procurar que este
campo se configure especialmente por las variables que dependen del entrevistado. Para que esto se
Psicología Clínica 2022 Autor: Francisco Escudero
cumpla, la entrevista debe contar con un encuadre, donde se juntan las constantes de tiempo y lugar, el
papel de ambos participantes y los objetivos que se persiguen.
Para Bleger, «campo» tiene un sentido preciso, el de un ámbito adecuado para que el entrevistado haga su
juego. Para lograrlo, el entrevistador trata de participar lo menos posible, de modo que tanto mejor está el
campo cuanto menos participe. Esto no significa, por cierto, que no participe o pretenda quedar afuera, sino
que deja la iniciativa al otro, al entrevistado. Por observador participante yo entiendo aquel que mantiene
una actitud que lo reconoce en el campo como un interlocutor que no propone temas ni hace sugerencias y
frente al cual el entrevistado debe reaccionar sin que se le dé otro estímulo que el de la presencia, ni otra
intención que la de llevar adelante la tarea.
En resumen, el entrevistador participa y condiciona el fenómeno que observa y, como dice Bleger con su
precisión característica, «la máxima objetividad que podemos lograr sólo se alcanza cuando se incorpora al
sujeto observador como una de las variables del campo».
Esta actitud es la más conveniente para alcanzar los fines propuestos. Si nos involucramos más allá que lo
que nuestra posición de observador participante dictamina, sea preguntando demasiado (interrogatorio),
dando apoyo, expresando manifiesta simpatía, dando opiniones o hablando de nosotros mismos, vamos a
desvirtuar el sentido de la entrevista, convirtiéndola en un diálogo formal.
La alternativa interrogatorio o entrevista, sin embargo, no debe ser considerada como un dilema inevitable,
y es parte de nuestro arte amalgamarlos y complementarlos.
Con respecto a la angustia inicial de la entrevista, corresponde aceptarla y no interferirla; pero no si es el
artefacto de una actitud de excesiva reserva del entrevistador. El entrevistado dio el primer paso al venir, y
es lógico (y humano) que el entrevistador dé el siguiente con una pregunta (neutra y convencional) sobre los
motivos de la consulta, para romper el hielo.

Encuadre de la entrevista
El proceso psicoanalítico sólo puede darse en un determinado encuadre. También la entrevista tiene su
encuadre, que no puede ser otro que el marcado por su objetivo, en decir, recoger información del
entrevistado para decidir si necesita tratamiento y cuál es el de elección. Ahora bien, el encuadre se
constituye cuando algunas variables se fijan como constantes. A partir de este momento y de esa decisión
se configura el campo y se hace posible la tarea.
En la entrevista están por igual comprometidos entrevistado y entrevistador. El «instrumento» del
psicoanalista es su mente, de modo que en la entrevista nosotros vamos a investigar en qué forma se
conduce el entrevistado frente a sus semejantes, sin perder de vista que nosotros mismos somos el
semejante con el cual esta persona se tiene que relacionar.

El encuadre de la entrevista supone fijar como constantes las variables de tiempo y lugar, estipulando ciertas
normas que delimitan los papeles de entrevistado y entrevistador con arreglo a la tarea que se va a realizar.
El analizado debe saber que la entrevista tiene la finalidad de responder a una consulta suya sobre su salud
mental y sus problemas, para ver si necesita un tratamiento especial y cuál debería ser ese posible
tratamiento. Esto define una diferencia en la actitud de ambos participantes, ya que uno tendrá que mostrar
abiertamente lo que le pasa, lo que piensa y siente, mientras el otro tendrá que facilitarle esa tarea y
evaluarlo.
La situación es, pues, asimétrica, y esto surge necesariamente de la función de cada uno, hasta el punto que
no es preciso señalarlo sistemáticamente. Una actitud reservada pero cordial, contenida y continente pero
no distante forma parte del rol del entrevistador.
Psicología Clínica 2022 Autor: Francisco Escudero
La entrevista se realiza siempre cara a cara. Por esto es preferible que los dos participantes se sienten frente
a un escritorio o, mejor aún, en dos sillones dispuestos simétricamente en un ángulo tal que les permita
mirarse o desviar la m irada en forma natural y confortable.
Para iniciar la reunión pueden solicitarse, por de pronto, los datos de identidad del entrevistado, luego de lo
cual se le indicará el tiempo que durará la entrevista, la posibilidad de que no sea la única, y se lo invitará a
hablar. La entrevista no responde, por cierto, a la regla de la asociación libre, como la sesión psicoanalítica.

Técnicas de la entrevista
La técnica de la entrevista es propia y singular, distinta de la de la sesión de psicoanálisis o de psicoterapia.
No sólo los objetivos de una y otra son distintos sino también los instrumentos, ya que la asociación libre no
se propone y la interpretación se reserva para situaciones especiales.
Sin recurrir a la asociación libre, que de hecho requiere otro encuadre que el de la entrevista y sólo se justifica
cuando tiene su contrapartida en la interpretación, podemos obtener los informes necesarios con una
técnica no directiva que deje al entrevistado la iniciativa y lo ayude discretamente en los momentos difíciles.
Un simple mensaje preverbal, como asentir ligeramente con la cabeza, mirar amablemente o formular algún
comentario neutro es, por lo general, suficiente para que el entrevistado restablezca la interrumpida
comunicación.

Lo mismo se logra con la vieja técnica de repetir en forma neutra o levemente interrogativa las últimas
palabras del entrevistado.

De al interpretación en la entrevista
Hemos dicho repetidamente que es necesario y conveniente discriminar entre la entrevista y la sesión de
psicoterapia. Digamos ahora que una diferencia notoria entre ellas es que en la entrevista no operamos con
la interpretación.
Liberman entiende que el setting de la entrevista no autoriza el empleo de ese instrumento y también
porque quiere destacar la entrevista como lo que él llama una experiencia contrastante, que justamente le
haga comprender al sujeto, cuando se analice la diferencia entre aquello y esto. Si el contraste no se logra,
Liberman teme que las primeras interpretaciones de la trasferencia negativa sean decodificadas como juicios
de valor del analista. La diferencia entre lo que pasó antes y lo que pasa ahora, en la sesión, le da al analizado
la posibilidad de entender el sentido del análisis como una experiencia no convencional en que el analista
no opina sino interpreta.
Bleger considera que hay casos determinados y precisos en que la interpretación es pertinente y necesaria,
«sobre todo cada vez que la comunicación tienda a interrumpirse o distorsionarse». Por esto Bleger dice que
el alcance óptimo es la entrevista operativa, cuando el problema que el entrevistado plantea se logra
esclarecer en la form a en que concretamente se materializa en la entrevista.
La interpretación en la entrevista es legítima si apunta a remover un obstáculo concreto a la tarea que se
está realizando. No la empleo nunca, en cambio, para modificar la estructura del entrevistado, simplemente
porque ese no es el propósito de la entrevista ni lo que el entrevistado necesita. El sujeto no viene a adquirir
insight de sus conflictos sino a cumplimentar una tarea que lo informe sobre un tema concreto y
circunscripto, si debe hacer un tratamiento y qué tratamiento le conviene.
Psicología Clínica 2022 Autor: Francisco Escudero
En resumen, el famoso y controvertido problema de interpretar durante la entrevista debe resolverse
teniendo en cuenta los objetivos que nos proponemos y el material a nuestro alcance. No debe resolverse
lisa y llanamente por sí o por no.

La entrevista psicoanalítica: desarrollo – Etchegoyen


La ansiedad de la entrevista
Una situación nueva y desconocida donde se lo va a evaluar y de la que puede depender en buena parte su
futuro tiene necesariamente que provocar ansiedad en el entrevistado. Por parejos motivos, aunque por
cierto no tan decisivos, también el entrevistador llega al encuentro con una cuantía no despreciable de
angustia. Sabe que cada vez la situación es distinta y por tanto nueva, y que de ella depende en cierto grado
su futuro. Un entrevistador responsable debe estar ansioso por su entrevistado, por su tarea y por sí mismo.
Depende en gran medida de la habilidad del entrevistador que la ansiedad en la entrevista se mantenga en
un límite aceptable. Si es muy baja o está ausente, el entrevistado va a carecer del incentivo más auténtico
y el vehículo más eficaz para expresar sus problemas; si es muy alta, el proceso de comunicación sufrirá y la
entrevista tenderá a desorganizarse.
Una especial dificultad de la ansiedad en la entrevista es que el entrevistador no debe recurrir a
procedimientos que la eviten, como el apoyo o la sugestión, y tampoco puede resolverla con el instrumento
específico de la interpretación.
En general la ansiedad del entrevistado tiende a aumentar en la entrevista en razón directa, más que del
silencio y la reserva del entrevistador, de la ambigüedad de sus consignas. De aquí la importancia de explicar
al comienzo los objetivos y la duración de la entrevista, antes de invitar al entrevistado a que hable de lo que
le parezca. El entrevistador debe ser en este punto explícito, claro y preciso, sin abundar en detalles y
consignas que puedan perturbar la libre expresión de su cliente. Las más de las veces la abundancia de
consignas es una defensa obsesiva del entrevistador. Una participación digna y moderada que responda al
montante de angustia del entrevistado será la mejor manera de motivarlo a la par que de modular su
ansiedad.
La ansiedad surge siempre de esa relación humana que la entrevista necesariamente es; y, frente a la
ansiedad, actúa el sistema del yo de la persona con sus operaciones de seguridad. La ansiedad es, pues lo
que se opone a que en esa situación social que es la entrevista se establezca un proceso libre y recíproco de
comunicación.
Rolla describe diferentes modalidades de la ansiedad en el desarrollo de la entrevista. Está primero la
ansiedad del comienzo, que tiene que ver con estrategias exploratorias y con la curiosidad. Al otro extremo,
al final de la entrevista, domina U angustia de separación. Durante el desarrollo de la entrevista sobrevienen
también, por cierto, momentos de angustia, crisis de angustia que pueden informarnos específicamente
acerca de áreas perturbadas en la estructura mental del entrevistado. A esta angustia critica Rolla la
denomina «confusional».

Problemas de transferencia y contratransferencia


El tema de la ansiedad nos lleva de la mano al de los fenómenos de trasferencia/contratrasferencia que
tienen lugar en la entrevista.
El entrevistado reproduce en la entrevista conflictos y pautas de su pasado que asumen una vigencia actual,
una realidad psicológica inmediata y concreta donde el entrevistador queda investido de un papel (rol) que
Psicología Clínica 2022 Autor: Francisco Escudero
estrictamente no le corresponde. A través de estas «trasferencias» podemos obtener una preciosa
información sobre la estructura mental del sujeto y el tipo de su relación con el prójimo.
El entrevistador, por su parte, no responde a todos estos fenómenos en forma absolutamente lógica, sino
también en forma irracional e inconciente, lo que constituye su contratrasferencia. Este tipo de reacción,
por su índole, puede desde luego perturbar su tan anhelada objetividad; pero, al mismo tiempo, si el
entrevistador lo registra y puede derivarlo del efecto, que el entrevistado opera sobre él, logrará no sólo
recuperar su por un momento perdida objetividad sino también alcanzar un conocimiento profundo y seguro
de su entrevistado.
Una particularidad de la entrevista es la cuantía de la angustia que moviliza, que estudian a la luz de la teoría
de la identificación proyectiva y de la contratrasferencia. Por sus características, la entrevista inicial deja al
analista especialmente sensible, y en muchas ocasiones indefenso, frente a las identificaciones proyectivas
de su cliente. Esta situación puede explicarse por diversas razones, de las cuales destacan la intensa
comunicación extraverbal que usa el entrevistado, justamente para evacuar su ansiedad en una situación
por demás ansiógena. Frente a este fuerte impacto, el entrevistador no puede usar el legítimo recurso de la
interpretación que, en otras condiciones, ayudaría al analizado al par que resolvería la sobrecarga de
angustia contratrasferencial.
Cuanto mayor sea el monto de ansiedad del entrevistado, mayor será su tendencia a «descargarse» en la
entrevista, transformándola en una psicoterapia brevísima, con un engafloso alivio que puede movilizar una
típica huida hacia la salud. En estos casos, la sobrecarga contratrasferencial d u puede ser sino intensa; pero
de ella puede obtener el entrevistador una in formación que le permita operar con la máxima precisión.

Una observación es que en tres momentos queda el entrevistador especialmente expuesto a la


identificación proyectiva, a saber: apertura, cierre y formulación del contrato. Esta tercera alternativa, de
hecho, no pertenece formalmente a la entrevista, sino a esa tierra de nadie en que la entrevista terminó y
el tratamiento no ha empezado. Por otra parte es en ese momento que las fantasías mágicas de curación y
de todo tipo quedan contrastadas con la realidad de una tarea larga e incierta.

Evolución de la entrevista
La entrevista tiene una evolución y de ella podemos derivar valiosas predicciones. En cuanto experiencia
previa al tratamiento psicoanalítico, la entrevista informa sobre hechos fundamentales. El analista, por de
pronto, fijará el criterio de analizabilidad de esa persona con respecto a sí mismo; el futuro paciente, por su
parte, saldrá de la entrevista con una experiencia que, a su debido tiempo, podrá contrastar con la sesión
para obtener una primera comprensión del método psicoanalítico. La entrevista, pues, nos permite evaluar
lo que podemos esperar del potencial analizado y, recíprocamente, qué necesitará él de nosotros.
Esta evolución puede darse desde luego en una sola entrevista; pero es más posible y detectable en dos. Hay
que tener en cuenta, además, que el entrevistado cambia por lo general de una a otra entrevista y el
entrevistador mismo puede cambiar y aun reponerse del impacto que puede haberle significado el primer
encuentro. Por último, es conveniente darle al entrevistado un tiempo para pensar su experiencia, antes de
doria por terminada.

Cuando hablamos de la entrevista, pues, nos estamos refiriendo a una unidad funcional. En general nunca
debe hacerse una sola, sino todas las que sean necesarias para cumplir con la tarea emprendida. En resumen,
conviene pues decir de entrada que esa entrevista no será la única y eventualmente hacer hincapié en que
las entrevistas no son un tratamiento.
Psicología Clínica 2022 Autor: Francisco Escudero
Durante las entrevistas tenemos oportunidad de estudiar algunas de las crisis vitales que atravesó el
entrevistado en el curso de su vida, y la que más nos interesa, la actual, la que necesariamente atraviesa el
sujeto durante la época en que consulta. Si no logramos detectar esta crisis vital con sus elementos
inconcientes e infantiles corremos el riesgo de empezar un análisis a ciegas.

Indicadores prospectivos de la pareja analítica


Los problemas psicopatológicos no pueden siquiera pensarse sino a través de una teoría vincular, de una teoría de las
relaciones de objeto, que en el tratamiento psicoanalítico se llama teoría de la trasferencia y de la contratrasferencia.
El proceso no se da exclusivamente en el paciente sino en la relación.

Decidido partidario de la pareja analítica, Liberman utiliza las entrevistas para evaluar hasta qué punto la interacción
que se establece entre entrevistador y entrevistado será curativa o iatrògena. En el primer caso asumiremos la tarea
que se nos propone, esto es, elegiremos a nuestro paciente; en el segundo sabremos descalificarnos a tiempo, para
darle al entrevistado «una nueva oportunidad remitiéndolo a otra persona con quien consideremos que sí puede tener
una conjunción de factores que hagan más favorables las condiciones para que se desarrolle un proceso
psicoanalítico».

Si durante las entrevistas se reproduce una crisis vital y, paradigmáticamente, la que está cursando el
entrevistado, la que en alguna manera lo llevó a la consulta, y esa crisis se resuelve bien, hay derecho a
suponer que el curso de ese análisis va a seguir ese modelo favorable. El isomorfismo entre los motivos de
la consulta y los conflictos que realmente tiene el paciente sientan también un pronóstico auspicioso. Del
mismo modo, cuanta mayor capacidad tenga el analista para captar los mecanismos de defensa movilizados
por el paciente, en mejores condiciones estará para tratarlo, lo mismo que si en el curso de las entrevistas
esos mecanismos cambian.
Si no hay isomorfismo entre los motivos que el sujeto aduce y sus verdaderos conflictos, lo único que se
puede inferir es que ese paciente está muy perturbado. Viceversa, cuando el analista capta rápida y
penetrantemente los mecanismos de defensa de su paciente potencial, puede inferirse que es un analista
competente; pero habría todavía que probar que esa competencia depende de un sistema de comunicación
específico entre ambos, porque de no ser así estaríamos d. nuevo frente al hecho trivial de que la mejor
pareja se alcanza cuando с paciente distorsiona poco y el analista comprende mucho.
Si después de terminada una entrevista me digo que me gustaría analizar a este tipo o, viceversa, que no me
gustaría, pienso que se me ha planteado un problema de contratrasferencia que tengo que resolver. No hay
duda que derivarlo, si me resulta desagradable, le ofrece a mi desdichado persónate la posibilidad de
encontrar un analista que simpatice más con él de entrada; pero no resuelve el problema de los sentimientos
que despierta en los otros. El tema surgirá fatalmente en el análisis y sólo allí podrá resolvérselo.
Yo creo, finalmente, que el problema de la pareja analítica parte siempre del error de pensar que la relación
entre analizado y analista es simétrica. Se olvida que, por muchos problemas que el analista tenga y por
mucho que lo afecte su insalubre profesión, está también protegido por su encuadre. La diferencia entre la
habilidad del analista y su psicopatología no radica simplemente en el énfasis con que se plantea esta opción
dilemática, dado que de nada valdrá una buena capacidad para analizar que esté vinculada radicalmente con
la psicopatología del analista. El destino de la relación analítica se define por la psicopatología del paciente
y por las cualidades del analista.
Al abandonar la idea de la pareja, renuncio a la posibilidad de hacer predicciones acerca de cómo va a influir
en el proceso el específico vínculo entre un determinado analista y un determinado analizado; pero lo hago
porque considero que la variable en estudio es ilusoria, o tan compleja que no puede considerársela
válidamente.
Psicología Clínica 2022 Autor: Francisco Escudero
La entrevista de derivación
La entrevista de derivación es por de pronto más compleja que la otra, ya que debemos obtener de ella una
información suficiente para sentar una indicación y, al mismo tiempo, evitar que el entrevistado se ligue demasiado a
nosotros, lo que puede poner en peligro nuestro propósito de mandarlo a un colega. Hay todavía una tercera dificultad
en este tipo de entrevista, y es la prudencia con que se deben recibir los informes (cuando no las confesiones) y recabar
datos de alguien que, por definición, no va a ser nuestro analizado.
El entrevistador en estos casos debe dar un solo nombre, para que no se refuerce en el entrevistado la idea de que es
él quien entrevista.

Acostumbro a pedirle, al mismo tiempo, que me comunique cómo le fue en la entrevista que va a realizar y
quedo a sus órdenes para cualquier dificultad que pudiera surgir. Con esto dejo abierta la posibilidad de que
vuelva a llamarme si no le gusta el analista al que lo mandé, sin reforzar sus mecanismos maníacos, ni
fomentar una reversión de la perspectiva.
Yo creo que el futuro analizado elige de hecho y de derecho a su analista, aunque bien sé que la mayoría de
las veces lo hace por motivos muy pocos racionales; y sé qué poco podemos hacer para evitarlo.

La devolución
Todos los analistas coinciden en que al término del ciclo de las entrevistas algo tenemos que decir al
entrevistado para fundar nuestra indicación.
La devolución no debe ir más allá del objetivo básico de la tarea realizada, esto es, aconsejar al entrevistado
el tratamiento más conveniente, la indicación con sus fundamentos, siempre muy sucintos.
En realidad, y sin considerar la curiosidad normal o patológica, los motivos que sientan la indicación en
principio no están dentro de lo que el paciente necesita saber.

Evaluación psicológica (desde el modelo psicodinámico) –


Ginocchio
Introducción
La evaluación psicológica es una de las funciones del psicólogo clínico.
Consiste en un proceso de investigación a fin de evaluar la personalidad del entrevistado, utilizando técnicas,
tales como las entrevistas y la aplicación de tests proyectivos y psicométricos.
Durante su aplicación, no solo diagnosticamos e investigamos sino que también prevenimos, en especial en
la última entrevista (de devolución), en la cual recomendamos tratamiento (si fuera necesario), sugiriendo
modalidad, y abordaje del mismo (psicoanalítico, cognitivo, sistémico, etc.).
El psicólogo clínico que realiza psicodiagnóstico es denominado “psicodiagnosticador” o “entrevistador” y
quien acude a ser atendido “psicodiagnósticado” o “entrevistado”.
El psicodiagnóstico es un proceso por ser una situación que emerge y se desarrolla durante su transcurso
con otro, que participa de la relación vincular, durante un tiempo acotado. No es conveniente excederse en
la duración estipulada para el proceso, para evitar que se instale una relación transferencial.
Psicología Clínica 2022 Autor: Francisco Escudero
Efectuar un diagnóstico, no es solo arribar a una patología, y encontrar rasgos de determinado cuadro
nosográfico, sino comprender al entrevistado desde su totalidad. Debe realizarse, teniendo en cuenta, no
solo los aspectos patológicos sino también los sanos del entrevistado.

Encuadre
Como toda tarea clínica, el psicodiagnóstico parte de un encuadre. Este permitiría que el entrevistado
configure el campo, al mantenerse constantes las variables del entrevistador.
En la primera entrevista tenemos que decidir que encuadre elegir: según la edad y el motivo de consulta del
entrevistado, podrá ser más o menos estricto.
El encuadre incluye la modalidad y objetos del trabajo, la duración, el lugar, los horarios, honorarios y el rol
de cada uno durante el proceso. Será explicitado por el psicodiagnosticador al final de la primera entrevista,
teniendo en cuenta: su actitud, técnica profesional y los objetivos de la tarea.
Nuestro rol será el de un observador no participante durante las primeras entrevistas, hora de juego y
administración de los tests; pero se transformará en activo en la entrevista final, donde le daremos al
entrevistado nuestra opinión sobre lo que le sucede. Al final de la primera entrevista debemos explicarle al
sujeto o a sus padres, que en los próximos encuentros tendrá que jugar, hacer dibujos, o inventar historias
y que luego nos reuniremos para conversar acerca de los resultados.

Etapas del proceso psicodiagnóstico


1. Desde que se produce el pedido hasta el encuentro con el profesional.
2. Primeras entrevistas con el adulto que consulta, o sus padres si se trata de un niño.
3. Hora de juego con el niño (es la primera entrevista con él).
4. Reflexión sobre el material recogido y selección de la estrategia a seguir.
5. Aplicación de técnicas proyectivas y psicométricas.
6. Entrevista u hora de juego familiar.
7. Análisis de todo el material recogido, buscando convergencias y recurrencias dentro de él, pudiendo
aceptar contradicciones si existiesen; renunciando a la omnipotencia de poder entender todo.
8. Entrevistas de devolución con el adulto o con los padres y luego con el niño.
9. Confección y entrega de un informe psicológico si se nos ha solicitado.

Objetivos del psicodiagnóstico


A. Establecer un diagnóstico: en base a las hipótesis que en las sucesivas entrevistas irán surgiendo, que
se corroborarán o no con las de las técnicas aplicadas.
B. Obtener elementos de la relación transferencial y contratransferencial que se da durante el proceso,
los cuales nos permitirán prever cómo será el vínculo terapéutico.
C. Poder elegir y recomendar la estrategia y el abordaje terapéutico más adecuado.
D. Investigar: creando o profundizando nuevos instrumentos de exploración de la personalidad.
E. Como medio de comunicación para conocer a fondo a la persona y poder establecer con ella un buen
raport.
F. Como método, para que a través de la entrevista de devolución, el entrevistador acepte las
recomendaciones.
G. Para evaluar la marcha del tratamiento y poder apreciar sus avances o no e implementar cambios si
fueran necesarios.
Psicología Clínica 2022 Autor: Francisco Escudero
La primera entrevista
En el primer contacto personal con el adulto o sus padres, en el caso del niño. Si en ella no logramos cubrir
nuestros objetivos podemos continuar con una más.
El entrevistado nos dirá su motivo de consulta (manifiesto), y a lo largo del proceso nosotros descubriremos
el motivo subyacente (real o latente).
A lo que el consultante trae como motivo manifiesto de la consulta lo llamamos “síntoma”. Generalmente
el motivo latente no aflora porque angustia mucho y permanece en el inconsciente. Debemos preguntar
cuando apareció el síntoma, con que coincidió, y por qué recién consultan ahora.
Además, tenemos que averiguar respecto a sus fantasías de enfermedad y curación y obtener una novela
familiar o historia vital. También es necesario descubrir qué beneficios secundarios genera el síntoma y
extender este análisis a nivel familiar.
Debemos también observar y reflexionar acerca de los datos transferenciales y contratransferenciales que
aparezcan en este primer encuentro.
La técnica de la primera entrevista debe ser al principio abierta, libre, no dirigida, para que el entrevistado
pueda explayarse sobre lo que le pasa; luego debe ser dirigida para confeccionar la historia clínica completa
y recabar información exhaustiva acerca de la historia del síntoma y por último se debe establecer el contrato
para el proceso psicodiagnóstico.
Es importante lograr mantener un nivel de ansiedad saludable que favorezca el vínculo transferencial y
contratransferencial.
Podemos hacer señalamientos simples para enfrentar al adulto o a los padres del niño con sus
contradicciones. También el uso de señalamientos es útil para disminuir el nivel de ansiedad del
entrevistado.
La comunicación verbal es el elemento esencial en la entrevista pero también es importante el registro no
verbal y la contratransferencia del entrevistador.
Al cierre de las primeras entrevistas diagnósticas deberemos convenir con el entrevistado o los padres los
pasos a seguir. También se debe hace referencia al momento e importancia de la entrevista de devolución,
para cerrar el proceso; y a la realización y entrega de un informe, si éste fue solicitado.

Selección y secuencia de la batería de tests


Es la etapa posterior a las primeras entrevistas con el adulto o la hora de juego con el niño.
Para poder armar una estrategia respecto a que tests utilizar y en que secuencia debemos tener en cuenta:

 Quién formuló el pedido.


 Por qué lo solicitó.
 La edad cronológica del consultante.
 Momento vital que atraviesa.
 Nivel socio-cultural del sujeto.
 Posibles casos de déficit sensorial o comunicacional.
 Contexto espacio-temporal en el que se realiza el psicodiagnóstico.
 Elementos de personalidad a investigar.
Psicología Clínica 2022 Autor: Francisco Escudero
La consulta por un niño: primeras entrevistas – Janin
En tanto pensemos que el psiquismo se va constituyendo en el vínculo con otros y que las variaciones son
infinitas, concluiremos que la única posibilidad de concebir la clínica psicoanalítica con niños es pensarla
como creativa, como aquello a inventar cotidianamente.

La psicopatología infantil presenta particularidades: los niños combinan diferentes funcionamientos y varían
con facilidad de uno a otro. Es muy frecuente que aquello que presente no sea estrictamente síntomas, sino
trastornos en la estructuración psíquica, en un recorrido estructurante y reestructurante.

Las entrevistas previas al tratamiento en sí se funden-confunden entonces con el tratamiento mismo.


Es en ellas donde se va esbozando quién pide y qué es lo que pide, quién sufre y por qué, de qué conflictos
se trata, si éstos son predominantemente intrapsíquicos o intersubjetivos y cuáles son las determinaciones
prevalentes.

Prefiero que queden preguntas sin respuesta a que todo parezca concluido, a que se vayan con la ilusión de
que ya está todo dicho.
Por otra parte, consultar por un hijo implica generalmente una herida narcisista. Herida que genera dolor.
Un sinfín de ilusiones se derrumban. Ilusión de un hijo perfecto producto de padres ideales. Ilusión de que
el modelo de niño se personifique y que colme y calme toda angustia.

¿Quiénes consultan?
La primera entrevista en la consulta por un niño es generalmente con los padres.
Si pensamos las entrevistas con los padres como anamnesis, al estilo médico, como un lugar para recabar
datos, siguiendo un cuestionario prefijado, estaremos operando con una teoría de la historia como
acumulativa, con una idea de la constitución psíquica que nos lleva a buscar “hechos” traumáticos.
Estaremos suponiendo un registro “objetivo” de sucesos y, por consiguiente, que los padres funcionan a
pura conciencia.

Si pensamos que la historia es una construcción retrospectiva de los acontecimientos pasados, que el
psiquismo se va estructurando y signado por vivencias que dejan huellas y que estas se enlazan y reorganizan
de acuerdo a legalidades diferentes, que cuando madre y padre hablan, Ello, Yo y Superyó están en juego,
que aquellos que preguntan, piden y se quejan, están a su vez marcados en una cadena de repeticiones,
tendremos que pensar que los padres también son consultantes y tendremos que escucharlos
psicoanalíticamente.
Los padres son sujetos escindidos y las relaciones padre-hijo están inevitablemente marcadas por las
pasiones y por el narcisismo.
Cada suceso cobra sentido en tanto recuerdo ligado a otros recuerdos. Entonces, embarazo y parto,
alimentación y control de esfínteres, se enlazarán a las pasiones, a los conflictos, a las esperanzas y a las
decepciones que marcan los avatares de la relación, irrepetible en su repetición, de esos padres con ese hijo.
Ellos propondrán la secuencia y, si son escuchados, encadenarán el fracaso escolar a la muerte del abuelo o
a las peleas conyugales o al recuerdo de la propia escolaridad.
Cuánto tiempo tomó el pecho, cuándo fue el control de esfínteres, son datos que podemos preguntar, pero
si lo hacemos de inicio, en la primera entrevista, obturamos la posibilidad de que esos elementos aparezcan
en un relato en el que se anuden a afectos y a otros recuerdos.
Psicología Clínica 2022 Autor: Francisco Escudero
Entonces, la historia que armen será fundamental, en tanto son ellos los que pueden recordar lo que en el
niño es huella sin palaras, pero fundamentalmente porque es la historia que han construido sobre ese niño
y sobre ese vínculo, la historia que le transmiten al hijo, el armado que han podido hacer, que muchas veces
es fragmentario, contradictorio y que suele ir variando a lo largo de las entrevistas.

También hay que tener en cuenta que el padre y la madre suelen relatar historias distintas, acompañadas
de diferentes matices afectivos.
Podremos descubrir qué lugar ocupa este niño, con quién lo identifican, con quiénes se identifica, cómo se
da en esa familia la transmisión de fantasías, la comunicación de inconsciente a inconsciente, de
preconsciente a preconsciente, el contagio afectivo, las defensas predominantes.

Una cuestión clave es, desde el comienzo, ubicarse como psicoanalista.


Podríamos concluir que lo que considerábamos pautas educativas “saludables” no son fijas, que nosotros
también estamos marcados por una época, un grupo social y una historia.
Entonces, me parece fundamental que sean los padres quienes armen el decurso de la entrevista, siguiendo
el orden que quieran.
Esto hace que no se puede predecir de antemano el número de entrevistas, en tanto no sabemos qué rumbo
van a tomar ni cuánto tiempo pueden llevar.

Las primeras entrevistas con los padres


Cuando los padres consultan por su hijo, su propia historia infantil se presentifica en esa consulta. Son ellos,
y los niños que ellos fueron, los que demandan atención. El narcisismo herido se pone en juego.
Así, en estos primeros encuentros, va apareciendo el funcionamiento psíquico de cada uno de los padres,
las diferentes fantasías con respecto al hijo, el modo en que cada uno construyó una historia de ese niño y
las esperanzas y proyectos que cada uno sostiene, así como las expectativas en relación al tratamiento del
niño.
El que el niño pueda ser ubicado como un semejante diferente es el comienzo de un recorrido en el que un
espacio de ser le sea otorgado. Y esto se va plasmando desde las primeras entrevistas.
El niño suele ser portador de una historia que lo antecede. Es frecuente que se lo identifique con un abuelo
o un tío o algún otro personaje de la historia del padre, madre o ambos y que esa identificación lo sumerja
en un camino pre-establecido.
Al relatar la historia del niño van apareciendo puntos de convergencia y de diferencia, momentos
conflictivos, asociaciones con otras circunstancias.
Sabemos que los padres son los primeros erotizadores.
Son el primer espejo, dándole la imagen de lo que ese niño es para ellos, de lo que querrían que fuese.

Y a la ve la historia que han armado, esa suerte de elaboración secundaria de lo vivido, organizará, dará
forma a las huellas mnémicas del niño, a lo que en él se viene inscribiendo.

En las primeras entrevistas se van abriendo vías, y ciertas conexiones van quedando al descubierto. Los
señalamientos hechos por el analista, así como aquello que ellos “se” escuchan por primera vez, marcan la
apertura del trabajo analítico.
Psicología Clínica 2022 Autor: Francisco Escudero
Como psicoanalistas, debemos partir de la idea de que el otro es, fundamentalmente, otro sujeto, un
desconocido que podrá evocar en nosotros ciertos sentimientos, ciertas historias pasadas, ciertos personajes
de nuestra vida, pero que, ante todo, es otro semejante diferente, alguien que nos habla, como puede, de
su sufrimiento.

Las entrevistas abiertas permiten encuadrar la relación en un marco psicoanalítico, posibilitando el trabajo
posterior. Así queda iniciado un camino en el que se podrá investigar la historia de cada uno de los padres,
la historia como pareja, las representaciones que sostienen de sí mismos y de sus hijos y las fantasías que
albergan sobre la maternidad y la paternidad. Se les propone un espacio en el que pueden asociar, recordar,
pensar, en el cual son escuchados sin prejuicios ni mandatos.
Con los padres, deberemos evaluar si pueden historizar la vida del niño, fantasear sobre su futuro, a la vez
que ubicarlo como ser pasible de modificaciones, logros, avances y como sujeto que sufre. Cuando esto no
se da, iremos ayudando a construir esa representación de “otro”.
En el vínculo padres-hijos se ponen en juego, en algunos casos, los ideales de ideal del yo, los proyectos
inconclusos. Se espera que el niño cumpla lo que los padres no pudieron hacer. Hay allí una idea de futuro.

Diferentes tipos de consultas


Primer tipo de consulta: “Es un desastre. No sabemos a quién salió así. No lo
aguantamos más”
En estos casos, lo que predomina es el funcionamiento expulsivo. El niño aparece como aquel que es causa
del malestar familiar y hay que cambiarlo rápidamente, o echarlo, o acallarlo de cualquier modo.

Son consultas en las que prima la desesperación, las sensaciones de fractura narcisista y es fundamental
escucharlos a ellos, registrar lo que sienten, las sensaciones de desvalimiento que los inunda. Podemos
pensar que en estos casos el funcionamiento de los padres es predominio narcisista. No pueden descentrarse
de sí y pensar al niño como un ser sufriente, en tanto están inundados por un dolor desbordante frente a un
hijo al que viven como un extraño. Los afectos predominantes son la desesperación, el odio, la culpa. Es
imprescindible entonces, con ellos ubicarlos como sujetos escindidos, muchas veces desgarrados, que
sienten un dolor intolerable.
Otra meta en el trabajo con estos padres es desarmar las certezas en relación al hijo. Muchas veces, este
trabajo se realiza paralelamente al trabajo con el niño.

Segundo tipo de consulta: “Él no tiene problemas. La culpa la tiene la maestra,


que no tiene paciencia”. “La dificultad es de los otros chicos. Mi hijo es diferente
pero es el mejor”
Hay padres que llegan a la consulta en plena desmentida, atribuyendo las dificultades a terceros, afirmando
que no es su hijo el que presenta problemas. En estos casos, son otros los que han pedido que se realice la
consulta. Los padres no tienen conciencia de las dificultades del niño y se las atribuyen a un mundo que lo
ataca. El riesgo en estas consultas es que el analista sea ubicado en ese mismo lugar, el de aquel que señala
las dificultades, muestra lo que no se quiere ver y sanciona.
Acá también se trata de un funcionamiento narcisista, en el que aceptar las dificultades del niño puede ser
vivido como insoportable.
Psicología Clínica 2022 Autor: Francisco Escudero
Tercer tipo de consulta: hay padres que afirman “Es un sol pero no puede dejar
de hacerse pis de noche, y sufre mucho por eso”. O: “Es inteligente y simpático,
pero queda paralizado por algunos miedos que no podemos entender”.
En estos casos hay un registro del niño como sujeto suficiente, contradictorio, con conflictos y posibilidades.
Parte del recorrido ya está hecho. Podremos ir enlazando los avatares del niño con los de ellos, con su
historia, con sus miedos e incertidumbres. En los padres aparecerá angustia, pero también esperanza.
Prevalece en ellos la angustia, pero pueden diferenciarse del hijo y a la vez ir viendo similitudes, e
identificarse con él sin que esa identificación sea masiva.

En cada uno de estos casos, el trabajo psicoanalítico con los padres será diferente. En tanto lo que predomine
sea el narcisismo materno-paterno, ellos serán el centro de la escena, los protagonistas a los que habrá que
contener, organizar, sostener y, sobre todo, escuchar, ligando su discurso con sus angustias, sus temores y
sus deseos, ayudándoles a hacer un reordenamiento de sus ejes identificatorios en el lugar que se dan a sí
mismos y le dan al otro. Las intervenciones se centrarán en su sufrimiento y en el modo en que repiten
pedazos de su historia.

Entrevistas “abiertas”
Las entrevistas de inicio implican una escucha activa, que muestra un analista atento a todo lo que se dice y
hace, interesado en lo que se transmite y que sigue el decurso de aquello que proponen los consultantes.
Nadie comunica de entrada los ejes fundamentales de sus padecimientos, pero sí da algunas líneas de
aproximación a ellos.
En aquello que los padres transmiten será fundamental tener en cuenta cómo se posiciona cada uno frente
al padecer del niño y ante la situación, siempre difícil, de pedir ayuda para un hijo.

Desde la teoría psicoanalítica, sabemos que los padres no inciden a través de hechos “puros” sino que sus
conductas son efecto de transacciones entre los deseos inconscientes, las prohibiciones, los mandatos
sociales y los ideales transmitidos a través de las generaciones.
Las entrevistas preliminares son fundamentales para “abrir el juego”, para tirar las líneas directrices de lo
que después se va a ir dando a lo largo del tratamiento.

Planteado esto es posible afirmar que sería imposible codificar las primeras entrevistas o hacer enunciados
generales o plantear número de entrevistas con los padres y con el niño, y ni siquiera pautar rígidamente la
sucesión de las mismas.
Resumiendo: 1) los padres son, también ellos, consultantes; 2) hay que tener en cuenta, con el niño mismo,
que puede necesitar intervenciones que sean estructurantes. Es decir, hay consultas en las que el problema
no es el retorno de lo reprimido sino la falla en la estructuración psíquica, ya sea en la estabilización de la
represión primaria, en la erotización, en la constitución del yo de placer… Entonces deberemos pensar
intervenciones que sean estructurantes del psiquismo.
El niño es un sujeto en crecimiento; por ende, instituir como permanente y quieto aquello que está en
proceso de cambio puede ser iatrogénico. Tener eso en cuenta es fundamental en estos movimientos de
apertura.
Psicología Clínica 2022 Autor: Francisco Escudero
La evaluación clínica desde el modelo psicodinámico. El proceso
psicodiagnóstico en niños y adolescentes – Jorge
Introducción
La evaluación clínica Implica un proceso de recoger y organizar la información acerca de una persona, para
lograr una mejor compresión de ella y poder hacer alguna predicción acerca de su conducta futura.

Las variables que conforman el objeto de estudio serían los procesos y contenidos inconscientes.

¿Qué es un proceso psicodiagnóstico?


Es una situación bipersonal (psicólogo-paciente o grupo familiar), de duración limitada, cuyo objetivo es
lograr una descripción y comprensión lo más profunda y completa que sea factible de la personalidad total
del paciente o del grupo familiar. Asimismo enfatiza la investigación de algún aspecto en particular según la
sintomatología y las características de la derivación.
Entre sus fines se puede señalar:
a) Establecer un diagnóstico.
b) Evaluar el tratamiento.
c) Medio de comunicación: Dado que se necesita conocer a quien/quienes consultan, el
psicodiagnóstico puede ser un medio para facilitar esa indagación
d) Investigación.
e) Método para que el consultante acepte recomendaciones.
f) Elegir estrategias terapéuticas más adecuadas.

Encuadre y momentos del psicodiagnóstico


El encuadre es el mantener constantes ciertas variables que intervienen en el proceso: roles, lugar, horario,
duración y honorarios.

Tabla de momentos:
Psicología Clínica 2022 Autor: Francisco Escudero

Niños Adolescentes Jóvenes Adultos

El pedido de la consulta es realizado por los


padres u otro adulto. A partir de los 15
Son quienes
años aproximadamente, el mismo joven
Primer contacto generalmente realizan la
puede solicitar acudir a un profesional. A
consulta.
los 18 años suelen realizar ellos mismos la
consulta.
Se realiza primero con los padres (excepto
en los adolescentes de 18 años que ya Los primeros encuentros
viven solos). Luego se hace con los niños y se realizan con los
adolescentes. La modalidad elegida consultantes. El
Entrevista inicial dependerá de la estrategia que diseñe el profesional podrá solicitar
profesional, acorde a la edad: entrevista, entrevista vincular o
hora de juego, etc. Si el psicólogo lo cree familiar si lo considera
conveniente puede implementar pertinente.
entrevistas familiares o vinculares
Teniendo en cuenta la edad y el motivo de consulta, se recomienda
Entrevista de
elegir aquellos tests menos ansiógenos para comenzar. Generalmente
administración
se implementan primero los tests gráficos, luego los verbales. Si fuera
de tests y
pedido o el profesional quisiera evaluar posible daño neurológico,
técnicas
cociente intelectual u otros aspectos, se implementan técnicas más
proyectivas
estructuradas.
Integración de los
Integraciones parciales y final de toda la información obtenida a lo largo
materiales
del proceso.
obtenidos

Entrevista de Primero a los padres, luego al niño y A quienes realizaron la


devolución adolescente. consulta.

Informe Dirigido a quien lo solicitó.


Psicología Clínica 2022 Autor: Francisco Escudero
El espacio de la cuestión – Rodulfo y Rodulfo
Partimos de la pregunta: ¿En qué se difiere el PSA en los niños y adolescentes del PSA en los adultos? Y,
puntualmente, de qué dependen aquellas diferencias.
El interrogante que el campo clínico de niños y adolescentes propone, exige mínimamente, dos ejes para
poder pensarlo, dos ejes cuya distinción, a la vez que necesaria, no deja de ser artificial: junto al temporal,
el psicopatológico. En la “dura realidad” de la práctica clínica, la estructuración del sujeto no se me da como
neutra: de hecho, recurrimos a la psicopatología psicoanalítica para “apedillar” las variaciones diferencias
que encontramos. Es importante mantener la rica tensión diferencial y conflictiva entre el tiempo
cronológico y el tiempo lógico de la estructura, en lugar de reducir o aplastar uno con el otro. El punto no es
solo la tan peculiar temporalidad del Inc., sino su existencia con la imaginación del tiempo en el proceso
secundario y con otros niveles (como el biológico).
Frente al niño o al adolescente en la situación consulta creo que una perspectiva esencial para posicionarse
como analista es algo así como ¿en qué trabajo anda ese chico? ¿Coincide aproximadamente con aquel en
el que podríamos suponerle por su edad? ¿Y de qué modo lo está tratando de hacer o de evitar hacerlo?
Dicho ahora desplazando la perspectiva: ¿dónde está?
A trazos toscos pero cómodos podemos “alambrar” el campo así:

 Niños muy pequeños, infantes: su presencia directa, lógicamente, es excepcional, no así su presencia
en el discurso. Aquí el trabajo del que se trata es, primordialmente, el de la construcción del cuerpo
y la posibilidad de intervención analítica sobre las funciones tiene una importancia capital.
 Niños con imagos: Tosquelles señala la diferencia decisiva entre el niño que ya cuenta con la
posibilidad de producción propia de imagos para sostenerse y aquel que aún no. Lo que ya asigna
una función específica a la cura analítica, cuando encontramos niños con déficits en dicha
producción. El trabajo de este niño concierne a la separación del Otro primordial, al dominio de la
angustia y de la culpabilidad que esto genera, conjuntamente con el florecimiento de su sexualidad
polimorfa y las primeras manifestaciones concretas de tipo edípico. El trabajo en que encontramos a
este niño comprometido es el de destete, a condición de dejarle a este término todas sus resonancias
metafóricas, que van mucho más allá de la pulsión oral.
 El niño “edípico” clásico: tiempo de primera gran resignificación de experiencias tempranas y en que
cobran cierto grado de estabilización las teorías sexuales, esto es, los mitos individuales del pequeño
sujeto. Tiempo también en que la diferencia que va de la madre al padre debe radicalizarse. El
analista suele encontrar a este niño en la tarea de posicionarse sexualmente. Tiempo en fin en que
se construye y estabiliza esa transformación de la angustia tan clave localizada por Freud como
angustia-señal por lo cual, cualquier fallo apreciable en el desarrollo previo de la simbolización afecta
su montaje, poniéndose de relieve ahora como fallo.
 El niño latente: en mi opinión, una instancia decisiva la constituye aquí la primera desfamiliarización
del sujeto y no sorprenderá la frecuencia con que la escuela se constituye en el factor
desencadenante derivador. Desde este punto clave deben pensarse el redescubrimiento pulsional
por la represión en el que tanto ha insistido desde siempre el PSA y la consolidación de todo lo que
pueda llamarse proceso secundario. El analista se tropieza aquí con un primer extrañamiento entre
el niño y lo que el PSA le propone. Aquel está comprometido radicalmente en asentar el proceso
secundario tomando distancia con respecto a los modos del imaginario que hasta entonces más o
menos lo envolvía. El PSA propone desarmar aquello que apenas se está cimentando. De aquí la
importancia que toma la espera del analista.
Psicología Clínica 2022 Autor: Francisco Escudero
 Púber, adolescente temprano: la metamorfosis corporal, en todas las resonancias que “corporal”
tiene en la textualidad analítica, el retorno en espiral de todos los modos de angustia, castración y
fragmentación como primus inter pares, la crisis en todas las referencias identificatorias que venían
ofreciendo un mapa más o menos seguros, la identidad repreguntada, los “tres duelos”. Me parece
que la clave del proceso adolescente reside en que lo extra-familiar devenga más importante que el
campo familiar, incluso y sobre todo en términos de economía libidinal, lo que propongo entonces
designar como “la segunda” gran desfamiliarización del sujeto. Una de las claves está en poder
simbolizarse como extraño apoyado en su extrañamiento corporal.
 Adolescente tardío: Se constituye una dimensión de desencuentro entre un analista que no está de
acuerdo y un paciente que a la vez que agradecido insiste en que tiene que parar; en este punto es
característico que aparezca una determinada tarea que el o la joven quiere encarar en el “mundo
exterior” al análisis.
Por segunda vez, y aún intensificado con respecto al latente, los objetivos del sujeto en tratamiento,
o que viene a consultarnos, están en secreta contradicción con los fines del análisis, por menos con
los fines inmediatos del análisis. El trabajo más importante al que el adolescente se halla abocado es
de cierta consolidación. Exige montar una especie de “versión definitiva” de ciertas cosas, inclusive y
sobre todo de la configuración sintomática que pueda tener. Pero entonces nuestra invitación a “des-
ser” sólo puede ser soportada por el paciente, concentrado en ser de un modo en que pasablemente
pueda reconocerse en el Otro en tanto social, durante cierto lapso.
Esta precaria puntuación tiene que sostenerse en dos supuestos teóricos que ahora tengo que examinar. El
primero concierne a una teoría de la salud. El otro, a qué concepción de niño se maneje.
Por lo que hace al primero, pienso que le guste o no, el analista tiene cierta teoría de la salud que se pone
en cato, interprete, piense o escriba. Lo único elegible es llevarla implícita, o mejor dicho renegada, con el
agravante de que en esta condición dispondrá de respuestas más bien que de preguntas, o sacarla a la luz,
lo que parece mucho más acorde con la ética del PSA y con su antigua, nuclear, observación de que lo no-
dicho daña. El acto teórico primordial es introducir esta palabra: salud, en el campo del debate teórico, antes
que “definirla”.

El PSA dispone ya de conceptualizaciones importantes para pensar la cuestión. Empezaría por usar de la
tajante distinción que Winnicott traza: la pareja salud/normalidad y que es el único punto de partida posible
para un encaramiento psicoanalítico del problema.

La hiancia que separa salud de normalidad es más manifiesta en el niño, en comparación al adulto donde la
brecha se tiende a suturar mediante el recubrimiento ideológico de la primera por la segunda.

En tanto al segundo supuesto, las transformaciones en el concepto de Inc., o sea, a nivel del objeto mismo
del PSA, han traído, como uno de sus efectos, virajes en qué semas específicos de “niño” nuestra disciplina
recorta. La primera figura de niño en PSA es el “perverso polimorfo”, por lo demás un niño reconstruido
desde el adulto en tratamiento. No es contingente que la segunda figura, producto ahora del contacto
analítico sostenido y regular con los chicos, haga hincapié en la ansiedad: se trata del niño de las ansiedades
y defensas, por una parte, a la vez que del niño hacedor de fantasías. Lo que yo llamaría la tercera
concepción, en cuyo seno nos encontramos, piensa al niño como un ser al “borde de la angustia
inconcebible” lo cual de inmediato introduce la problemática del Otro en una multiplicidad de resonancias
que van desde el cuerpo materno al lenguaje en el marco de la cuestión de fondo: paso “delo Real al
Significante”, y por ende, inventario de los fallos y modulaciones que el trabajo clínico registra en esta
epopeya de la ontogénesis. Los otros dos “niños” no han muerto, quedan reintegrados en un plateo que
Psicología Clínica 2022 Autor: Francisco Escudero
estimo más amplio y que sigue con más minuciosidad los trabajosos caminos de la terapia psicoanalítica.
Desde esta perspectiva, entonces, encararé ahora el campo clínico en niñez y adolescencia.
Ya es tiempo de introducir el segundo eje, el de la psicopatología, aunque no trataré aquí de penetrar en el
detalle de cada formación particular.
Aquí también mi primer paso es hacer un inventario más o menos aproximativo:

 Psicosis esquizofrénicas: campo extremadamente crítico y por lo mismo fecundo para el analista y las
consideraciones concernientes a su posición, campo donde la “invención” es obligada en un grado
posiblemente no igualado por otras formaciones clínicas.
 Trastornos narcisistas no psicóticos (TNNP): de mucha importancia teórica, por otro lo que nos
enseña sobre la espacialidad inconsciente y el cuerpo de ella involucrado. Campo además donde la
respuesta clínica al PSA suele ser excelente.
 Debilidad mental: es común se la involucre psicopatológicamente por como retroactua sobre ella el
discurso familiar.
 Depresiones: bajo este término involucro una gama de muy distinta gravedad, a mi entender, uno de
los “destinos” más frecuentados en nuestro medio, en mucha mayor medida que lo que solemos
interesarnos en el tema, afectado últimamente por posiciones en exceso formalistas.
 Tendencia antisocial y su derivación en psicopatía: es importante aquí la diferencia que se introduce
cuando su montaje empieza a redituar beneficios secundarios, ganancia que la caracteropatiza.
 Caracteropatías: creo fecundo pensarlas en la perspectiva de tempranas “alteraciones del yo” cuyos
efectos demoran o toman su tiempo percibirse. Por eso mismo prefiero extender su denotación para
permitirle abarcar distintos y difusos modos de trastornos de identidad, muy importantes en la clínica
con el adolescente, así como toda la rica problemática del falso self.
 Trastornos psicosomáticos: conforman una gama de afecciones extremadamente variable en cuanto
a la frecuencia y también en el grado de irreversibilidad del trastorno. Una de las complicaciones del
análisis en estos casos la constituye la resistencia familiar a pensar más allá de lo “orgánico”, de ahí
que un apoyo fundamental para que sea posible el tratamiento reside en la actitud y la “post-
ambivalencia” del pediatra que deriva hacia el PSA.
 Perversiones: aquí creo que hay que introducir una diferenciación. Por un lado aquellas
perturbaciones en el desarrollo sexual del niño. Del otro, perturbaciones de naturaleza psicótica en
su unificación narcisista, a nivel del rasgo unario, siendo aquí el acto perverso de carácter
eminentemente restitutivo. Aquí el análisis sólo es posible si se toma “el toro por las astas”, o sea
yendo al punto del potencial psicótico al que la perversión contiene y no si el analista se queda
fascinado con el “complejo de castración”, que suele ocupar más lugar en la formación profesional.
En otros casos la edad más temprana o la mayor descompensación lleva a un trabajo más intenso
con la familia. Esto permite al psicoanalista una investigación más amplia de las funciones y de la
prehistoria.
 Impulsiones: en particular la drogadicción, generalmente reservadas al ámbito de la pubertad y
adolescencia. El PSA choca aquí con enormes dificultades, no sólo por la forma de regresión
“maligna” que caracteriza al paciente sino, hablando en particular de nuestro medio, por la falta de
apoyatura institucional para sostener un tratamiento con un paciente que, sólo, no puede sostener
cosa alguna y con una familia donde la regla es que no haya interlocutor. Más favorable es la situación
cuando se trata de actuaciones impulsivas transitorias en neurosis o depresiones, en las primeras a
veces con un carácter de juego propio de la adolescencia. Lo que pasa es que en las impulsiones las
repercusiones de tipo social, como intervención policial y judicial, etc., a veces introducen más
complicaciones que cuando nos medimos con estallidos psicóticos.
Psicología Clínica 2022 Autor: Francisco Escudero
 Conversiones clásicamente conocidas por “pre-genitales”: tics, tartamudeo, etc., caracterizadas por
lo “rebelde” del síntoma, duro de transformar, o de disolver.
 Y en fin, campo de las neurosis: campo de alcance “clásico” del PSA. También aquí hay que tomar en
consideración un ámbito de dispersión, en el que se despliegan episodios neuróticos pasajeros, a la
manera de “crisis de crecimiento”, y no solamente durante la niñez sino en la misma pubertad y
adolescencia. En el tratamiento con adultos nos encontramos por lo general con formaciones ya
estabilizadas, con respecto a lo cual siempre llegamos tarde, mientras que en niñez y adolescencia
nos movemos en un campo muchísimo más fluido, psicopatológicamente, incluso, muy irregular con
respecto a “la otra” psicopatología, donde no es nada raro que tengamos la ocasión de asistir, y por
ende la chance de impedir, a la formación de una sintomatología.
Es una delimitación mucho más fértil aquella que agrupa a fenómenos susceptibles de curación espontánea
por parte de factores “inherentes a la vida” separándolos de aquellas formaciones clínicas para las que no
hay otra alternativa que un tratamiento. Aquí se podrían agrupar las neurosis, trastornos del carácter,
impulsiones, psicopatías adolescentes, autismo, psicosomáticas cronificadas, etc. Pero no es tan fácil trazar
límites estables, toda vez que prácticamente cada supuesto “cuadro” tiene sus expresiones episódicas, de
fase, y sus coagulaciones ya sujetas a un orden de repetición. He aquí un criterio clínico, una pregunta
decisiva: ¿Hay repetición? En términos generales, una primera regla clínica prudente sería la de no iniciar un
tratamiento cuando no viene ya con una marca de “por segunda vez”. Podemos también oponer aquella
gama de casos donde el analista puede trabajar en lo principal sólo con el niño o con el adolescente a aquella
otra donde tal cosa es imposible y/o inútil en tanto hay un trabajo por hacer a nivel de las funciones
parentales.
Sea lo que sea, la estructuración del psiquismo no es cosa solo de “el” niño.
Ya podemos introducir el concepto clave, tanto desde el punto de vista clínico como desde el punto de vista
teórico, que atraviesa de punta a cabo nuestra perspectiva en este campo. No es otro que el jugar, columna
vertebral por donde se lo considere, desde nuestras evaluaciones que lo toman como índice decisivo y que
siempre lo tienen en su punto de mira hasta la problemática más amplia del desarrollo simbólico del sujeto,
pues si hay algo que el PSA temprano puede demostrar y volver a demostrar es que no existe instancia en la
constitución humana que no pase por él, que no se realice a su través. Hasta el punto que aquello que no
pasa por el jugar o bien no se cumple como operación o se pseudoefectiviza. Me propongo que el jugar haga
de unificador de los diversos ejes teóricos que movilizo, en la medida en que todos se resignifican al
atravesarlo. El Inc. está estructurado como un jugar.

Introducción al proceso de evaluación cognitiva – Salvetti


Dentro de la Psicología Cognitiva, el término cognición es empleado en un sentido amplio, que no hace
referencia únicamente a un proceso intelectual. Específicamente, al hablar de cogniciones se hace referencia
a patrones complejos de significados en los que participan emociones, pensamientos y conductas.
Se entiende por “clasificación” cualquier procedimiento utilizado para construir agrupaciones o categorías,
y para asignar entidades a dichas categorías, sobre la base de atributos o relaciones comunes. En medicina
y psicopatología, el proceso de asignación de determinados atributos clínicos a una categoría del sistema de
clasificación se conoce como diagnóstico.
Lo que se trata de reconocer son los signos, considerados como indicadores objetivos utilizados para la
evaluación de facultades específicas, del cuadro global de la personalidad, o bien de los síntomas, entendidos
como indicadores subjetivos de un proceso orgánico y/o funcional.
Psicología Clínica 2022 Autor: Francisco Escudero
Los signos implican cambios que pueden observarse y registrarse objetivamente, e incluyen todo tipo de
conductas de interés clínico, susceptibles de observación sistemática, análisis y medida a través de las más
diversas técnicas o escalas.
Los síntomas son informaciones subjetivas, relativas a experiencias recordadas, e incluyen fenómenos no
siempre observables y pertenecientes al mundo privado, por lo cual pueden clasificarse de escurridizos,
menos fiables y más complejos tanto a nivel filosófico como metodológico. El humor depresivo es un
síntoma, el llorar es un signo.

La evaluación puede definirse como el proceso de recopilar la información que será empleada como base
para la toma de decisiones por parte del evaluador o por aquellas personas a las que se les comunican los
resultados. La evaluación, por lo tanto, implica recopilar información, combinar, integrar y procesar esa
información y orientar en la toma de una decisión. Los objetivos de la evaluación son describir, explicar y
predecir, lo que lleva implícito establecer diferencias tanto intersujetos como intrasujetos, todo ello con
finalidades concretas, ya sean de investigación o de terapia.
Es importante señalar que no sólo debemos considerar en la evaluación los aspectos disfuncionales de quien
consulta, sino también sus recursos personales en las diferentes áreas. No se trata ya tan sólo de evaluar
falencias o problemas, sino también se plantea la necesidad de evaluar recursos.
Las operaciones de diagnóstico tropiezan con problemas adicionales difíciles de soslayar. Algunas
dificultades ser relacionan con el hecho de que los pacientes suelen “no calzar bien” en las categorías
diagnósticas, otras con la pobre conexión entre diagnóstico y psicoterapia, otras complicaciones se refieren
a sesgos en el diagnóstico derivados de teorías “estrechas” del clínico; otras, paradójicamente, derivan de
una ausencia de teoría por parte del clínico.

La evaluación cognitiva
A través de las cogniciones organizamos y damos un sentido a nuestra experiencia vital, por lo que el hombre
debe ser considerado un ser autoconsciente, activo y responsable, que no se halla inexorablemente ligado
a los condicionantes ambientales ni a la lucha por la mera adaptación pasiva al medio por la supervivencia,
sino que busca activamente conocimiento y que, por lo tanto, se halla en un proceso constante de
autoconstrucción, un ser que formula planes, posee objetivos, tiene recuerdos y no puede liberarse de
ciertos sesgos y prejuicios a la hora de realizar su propia elaboración de la realidad. Los procesos de búsqueda
y transformación de la información operan sobre representaciones internas de la realidad. Lo crucial es la
interpretación que el sujeto haga de las diversas situaciones, en función de las estructuras o esquemas de
conocimiento que haya construido.
Frente a una situación x, se activa un determinado esquema que procesa la información y le otorga un
significado o interpretación a dicha situación.
Estos esquemas son modelos internos o aspectos del sefl y del mundo a través de los cuales las persona
perciben, codifican y recuerdan la información.
El clínico cognitivo intenta conocer cómo elabora el cliente la información, así como el contenido de la
misma.
En relación a los instrumentos de evaluación, nos encontramos con una amplia variedad: la elección de uno
de ellos dependerá del objetivo de la evaluación.
Psicología Clínica 2022 Autor: Francisco Escudero
 La entrevista clínica es el método más habitual de recoger información. Independientemente de si
se utilizan otras técnicas, nada puede reemplazar la versatilidad de la entrevista. El clínico cognitivo
recopilará información durante las entrevistas de las siguientes áreas:
 Descripción del problema.
 Historia y evolución del problema.
 Problemas psicológicos anteriores.
 Historial médico.
 Historia personal.
 Antecedentes familiares.
 Personalidad.
 Se emplean también las entrevistas semi-estructuradas, que tratan de guiar el conocimiento del
clínico a través de una cierta estructura, con el fin de obtener la información más pertinente, del
modo más completo posible.
 Otro método para recolectar datos en el periodo inicial es el Cuestionario de Historia de Vida. Este
cuestionario contiene preguntas abiertas y cerradas, listado de síntomas, frases a completar, etc.,
abarcando las áreas biológicas, afectiva, cognitiva, conductual, social, etc.
 Los autoinformes presentan la ventaja que en un periodo breve de tiempo se pueden comprobar las
hipótesis elaboradas a partir de las entrevistas; a la vez que permiten analizar diversos componentes
del problema y rastrear síntomas asociados. Los autoinformes son técnicas que requieren poco
tiempo de aplicación, ofrecen puntuaciones “objetivas” de la subjetividad del paciente y muchas
están estandarizadas y tienen normas psicométricas. Es oportuno aclarar que su aplicación no
constituye un diagnóstico sino que contribuyen como un elemento más información dentro de la
evaluación.
 Una técnica fundamental son los autorregistros. Estos son informes elaborados por el cliente, en los
que debe prestar especial atención a las propias acciones en situaciones naturales. Los formatos de
autorregistro más comúnmente empleados son los diarios, las listas y las hojas de registro. En líneas
generales, el clínico cognitivo le pide a quien consulta que registre por escrito determinado aspectos
relacionados con su problema, así como las situaciones en los que estos aspectos ocurrieron.
Generalmente, el cliente realiza el autorregistro a lo largo de los días transcurridos entre las sesiones.
Este registro realizado por el propio sujeto nos brinda información sobre la frecuencia e intensidad
de los síntomas. Una ventaja de este instrumento es su flexibilidad, esto es, el clínico los diseña a
medida y en función del paciente y sus síntomas. Un inconveniente de los autorregistros es que debe
entrenarse al paciente para el mismo, lo que implica dedicarse a esta tarea algunas semanas, con el
fin de obtener información detallada y fiable. Es importante analizar la reactividad de la conducta al
autorregistro, esto es, los cambios que se producen en la conducta del paciente por el simple hecho
de estar observándola y registrándola. Es fundamental revisar los registros con el paciente, no sólo
para comentar los datos con él, sino también para evaluar si se necesita más entrenamiento.

Los manuales de clasificación diagnóstica le permiten al clínico ubicar estadísticamente a una persona en
función de una categoría diagnóstica. Asimismo, resultan de suma utilidad para facilitar la comunicación
entre profesionales y para diseñar investigaciones que avalen y mejoren las descripciones de los distintos
trastornos mentales. Las categorías presentadas en los Manuales son aproximaciones descriptivas y
fenomenológicas que ayudan a ordenar y organizar la información sobre el paciente, pero de ninguna
manera reemplazan la tarea del psicólogo clínico.
La evaluación cognitivo-conductual se ha caracterizado por intentar mantener la objetividad de sus
procedimientos evaluativos. La evaluación se realiza sobre frecuencias de respuesta o grado de creencia de
un conjunto de ítems individuales, sin centrarse en los diálogos internos. El momento evaluado suele ser el
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presente o un pasado cercano. El resultado de la evaluación suele ser un diagnóstico específico. En cuanto a
los formatos de evaluación, se emplean cuestionarios autoadministrados, los cuales están en su mayoría
estandarizados.
En la aproximación constructivista existe un solapamiento entre el proceso evaluativo y el terapéutico,
considerando que cualquier evaluación implica un proceso que genera cambios, proceso que debe ser
dirigido para promover la reconstrucción personal, objetivo último del consejo psicológico y la psicoterapia.
Lo que se intenta evaluar es el sistema de constructos del sujeto. La evaluación no hace referencia a un
momento puntual en el tiempo, sino que intenta reconstruir la etiología y el desarrollo de una experiencia
determinada. El resultado de la evaluación se interpreta desde un punto de vista amplio, de entrevistas
interactivas, buscando las particularidades de los constructos personales del sujeto. La unidad de análisis
son las diferencias, distinciones fundamentales o constructos bipolares que los individuos utilizan para
ordenar sus experiencias. El instrumento de evaluación más utilizado es la técnica de la rejilla descripta como
un sistema de representaciones de las relaciones existentes entre el conjunto de cosas que una persona
construye y el conjunto de formas de construcción de dicha persona.

El clínico cognitivo intenta conocer qué y cómo conoce el consultante, a partir de explorar cómo se
representa el mundo y a sí mismo, y cómo elabora conocimientos, cuáles son los esquemas cognitivos con
los que procesa la información, en qué nivel del sistema cognitivo se encuentra la disfunción, partiendo
siempre del análisis de los pensamientos, así como de las emociones y conductas que ocasionan malestar o
sufrimiento.

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