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SISTEMA INMUNE ESPECÍFICO

La respuesta inmunológica específica es un sistema


activo con cuatro características que lo definen:
Especificidad antigénica-Las células y proteínas de este
sistema sólo reconocen a ciertos fragmentos proteicos
que se encuentran en las superficies celulares o en los
fluidos corporales.

La inmunidad adquirida (adaptativa o específica) no es congénita; se aprende. El


proceso de aprendizaje comienza cuando el sistema inmunológico de la persona
encuentra a invasores extranjeros y reconoce sustancias no naturales (antígenos).
Seguidamente, los componentes de la inmunidad adquirida aprenden la mejor forma
de atacar a cada antígeno y comienzan a desarrollar una memoria respecto a ese
antígeno. La inmunidad adquirida se denomina también inmunidad específica porque
dirige su ataque a un antígeno específico que se ha encontrado con anterioridad.

La inmunidad adquirida necesita tiempo para desarrollarse tras entrar en contacto


con un antígeno nuevo. Sin embargo, después el antígeno es recordado, y las respuestas
posteriores a ese antígeno son más rápidas y más eficaces que las que se produjeron
después de la primera exposición.

• Se adaptan.
• Tienen capacidad de aprender.
• Pueden recordar.
• Identifica y destruye agentes infecciosos.
• Son específicas.
La respuesta inmunitaria adaptativa está mediada por células llamadas linfocitos y
sus productos.
Los glóbulos blancos (leucocitos) son responsables de la inmunidad adquirida y son:
• Linfocitos (células T y células B)
Linfocitos: Los linfocitos permiten al organismo recordar los antígenos y diferenciar
lo propio de lo extraño y peligroso, incluidos virus y bacterias. Los linfocitos circulan
por el torrente sanguíneo y por el sistema linfático y entran en los tejidos cuando es
necesario.
Linfocitos T (células T): Las células T se desarrollan a partir de células madre en la
médula ósea, y a continuación se dirigen a un órgano situado en el tórax, denominado
timo. Allí, aprenden a distinguir los antígenos propios de los ajenos, para no atacar
los propios tejidos del cuerpo. Por lo general, solo los linfocitos T que aprenden a
ignorar a los antígenos del propio organismo (autoantígenos) pueden madurar y
abandonar el timo.
Linfocitos B (células B): Se forman en la médula ósea. Su superficie presenta lugares
específicos (receptores) a los que los antígenos se pueden adherir. Pueden aprender
a reconocer un número casi ilimitado de diferentes antígenos.
El objetivo principal de las células B es producir anticuerpos, que marcan un antígeno
para que reciba un ataque o lo neutralizan directamente. Las células B también pueden
presentar antígeno a las células T, que a continuación se activan.

• Citocinas.
• Células dendríticas.
• El sistema del complemento (que mejora la efectividad de
los anticuerpos).
Células dendríticas: La mayoría de las células dendríticas son células presentadoras
de antígenos. Es decir, ingieren, procesan y presentan antígenos, lo que facilita que
los linfocitos T cooperadores (colaboradores) reconozcan el antígeno.
Anticuerpos: Cuando un linfocito B se encuentra con un antígeno, empieza a madurar
para convertirse en una célula plasmática o en un linfocito B de memoria. Protegen
al organismo de muchas maneras.
La inmunidad celular y la humoral tienen una función efectora específica, de modo que
se estudian de forma separada, pero en la realidad suelen actuar de forma conjunta.
La inmunidad celular y la humoral tienen una función efectora específica, de modo que
se estudian de forma separada, pero en la realidad suelen actuar de forma conjunta.
La inmunidad celular está mediada por los linfocitos T (los que actuarán contra las células
infectadas). Por otro lado, tenemos la inmunidad humoral mediada por anticuerpos que
se vuelcan a la sangre para actuar contra los agentes patógenos, estos anticuerpos son
solubles en el plasma, por eso se denomina inmunidad humoral.
• Inmunidad celular: Se denomina inmunidad celular porque son las células, en
particular los linfocitos T, las encargadas directas de luchar contra las infecciones.
Estas infecciones son de carácter intracelular, siendo principalmente los virus los
causantes de estas infecciones, pero también podemos encontrar bacterias, hongos,
protozoos, capaces de infectar a la célula.
• La inmunidad humoral: es la respuesta específica del sistema inmune. Forman parte
de ella el reconocimiento de antígenos y la producción de anticuerpos.

• En la inmunidad celular, los microorganismos y sus toxinas son atacados


directamente por células. En el caso de la inmunidad humoral, el ataque se produce
con anticuerpos que inactivan y señalan los agentes más peligrosos para que sean
destruidos.
• La inmunidad humoral (parte de la inmunidad adaptativa o adquirida), se activa en
respuesta a un ataque concreto. Por el contrario, la inmunidad innata resulta
inespecífica (su efectividad es menor).
• La inmunidad celular es la otra parte de la inmunidad adquirida o adaptativa. En
esta, determinadas células del sistema inmunitario van a liberar toxinas con el
objetivo de destruir a los invasores (sin que sea necesario que intervengan
anticuerpos).

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