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Los primeros pobladores

Los primeros pobladores llegaron al Perú hace 20.000 años. Trajeron


instrumentos de piedra y sólo sabían cazar y recolectar frutas. Algunos de ellos
se asentaron en Paccaicasa (Ayacucho). Los restos del peruano más antiguo
(7.000 años) lo describen de cara ancha, cabeza alargada y de una estatura de
1,60 m. Los primeros peruanos han dejado muestras de su arte rupestre en
Toquepala (Tacna, 7.600 a.C.) y de su vivienda en Chilca (Lima, 5.800 a.C.). El
proceso de domesticar plantas culminó con la agricultura y la construcción de
aldeas y centros públicos ceremoniales. Al integrarse las culturas regionales,
aparecieron técnicas nuevas como la textilería, metalurgia y la alfarería, dando
lugar al nacimiento de las altas culturas.
Las culturas preincas
Las culturas preincas se asentaron a lo largo de  más de 5,000 años en la
costa y sierra del Perú. Algunas alcanzaron, con su poder e influencia, grandes
áreas del territorio peruano que, al decaer, permitieron el florecimiento de
pequeños centros regionales. Todas ellas se caracterizaron por una adaptación
sorprendente al medio y un excelente manejo de los recursos naturales; vastos
conocimientos de los que se nutrió posteriormente la cultura Inca. La cuna de la
civilización no sólo peruana sino del continente americano fue la civilización
Caral, a la que se le atribuye una antigüedad de 5,000 años, es decir fue
contemporánea de Mesopotamia, Egipto, China e India. Los vestigios y templos
de su capital Caral se encuentran situados en el valle de Supe, a 182
kilómetros al norte de Lima, y 23 km del litoral y a 350 msnm. Caral era el
centro económico de una región basada en la agricultura y el intercambio de
productos marinos con los pescadores de la costa u otras poblaciones. La
dominación regional por parte de Caralfue ejercida de una forma pacífica
durante un periodo que podría ser de 500 a 1000 años, durante los cuales
Caral no dejó restos de fabricación de armas, testimonios o evidencias de
haber organizado un ejército o liderado una guerra sobre la que dejar
constancia. Posteriormente, apareció la cultura Chavín que se asentó en
Huántar (Ancash) en el año 1.000 a.C. Su poder, basado en un orden
teocrático, tuvo su centro en el templo Chavín de Huántar, en cuyas paredes y
galerías abundaron las esculturas de feroces dioses con rasgos felinos. La
cultura Paracas (700 a.C.) surgió en la costa sur del Perú. Alcanzó un gran
desarrollo en el arte textil. En la costa norte se desarrolló la cultura Moche (100
d.C.). Aglutinó a las autoridades militares de los valles costeros, como el
conocido señor de Sipán. Los huacos retrato de la cultura Moche y su
iconografía sorprenden por su elaboración y el manejo del diseño. En la sierra
peruana, la cultura Tiahuanaco (200 d.C.) se ubicó en la región del Collao (que
abarca territorios de Chile y Bolivia) y legó a los peruanos las terrazas de
cultivo, los andenes, y el manejo de diversos pisos ecológicos en la agricultura.
La cultura Nasca (300 d.C.) venció al desierto costeño con acueductos
subterráneos y dejó en ese terreno grandes figuras geométricas y de animales
que, al parecer, constituyeron un calendario agrícola que hasta ahora asombra
a los investigadores. La cultura Wari (600 d.C.) introdujo el patrón urbano en el
territorio de Ayacucho y expandió su influencia en los Andes. La refinada
cultura Chimú (700 d.C.) trabajó el oro y otros metales y construyó con barro la
ciudad de Chan Chan, ubicada en Trujillo. La cultura Chachapoyas (800 d.C.)
utilizó al máximo las tierras cultivables y realizó sus construcciones en lo alto de las
montañas de la selva norte. La grandeza de la ciudad fortificada de Kuélap es el ejemplo de
su magnífica adaptación al medio.

Los Incas
La cultura Inca (1.400 d.C.) fue la civilización más importante de Sudamérica.
La organización económica y la distribución de la riqueza, sus manifestaciones
artísticas y su arquitectura impresionaron a los primeros cronistas. Los Incas
adoraron a la tierra (Pachamama) y al sol (Inti). El Inca, soberano del
Tahuantinsuyo, se consideraba sagrado e hijo del sol, de ahí que las leyendas
del origen de los incas nos relaten que el sol envía a sus hijos (Manco Cápac y
Mama Ocllo o los cuatro hermanos Ayar y sus esposas) a fundar el Cusco,
ciudad sagrada y centro del Tahuantinsuyo. La expansión de los incas se
atribuye a su extraordinaria capacidad organizadora. La población tenía como
núcleo central, familiar y territorial, al ayllu, y al tener que alejarse por razones
laborales, no perdía los vínculos con éste. El Inca movilizaba grandes
cantidades de población como premio o castigo y así fue consolidando la
expansión, a la vez que se nutría de los conocimientos de las culturas que se
habían desarrollado anteriormente. El grupo de parentesco del Inca era la
panaca, que estaba integrada por los parientes y sus descendientes, con
excepción de aquel que se convirtiera en Inca y formara una nueva panaca.
Los cronistas españoles del siglo XVI señalaron que fueron trece sus
soberanos: desde el legendario Manco Cápac hasta el controversial Atahualpa,
quien perdió su vida durante la conquista española. El Tahuantinsuyo o Imperio
Inca logró extenderse hasta los actuales países de Colombia por el norte y
Chile y Argentina por el sur, incluyendo totalmente los territorios de Bolivia y
Ecuador. Los miembros de las panacas eran los nobles Incas, encabezados
por el soberano. El poder de las panacas y del Inca es tangible en todo el
Tahuantinsuyo, pero es en la arquitectura cusqueña que alcanza su esplendor:
el Koricancha o Templo del sol, las fortalezas de Ollantaytambo y
Sacsayhuamán y, sobre todo, la ciudad de Machu Picchu.

El encuentro de dos mundos


El encuentro de las culturas inca y española se inició en el siglo XVI. En 1532
las huestes de Francisco Pizarro capturaron a Atahualpa en Cajamarca. La
población aborigen decreció considerablemente en las primeras décadas y el
Virreinato del Perú se creó en 1542, después de un enfrentamiento entre los
propios conquistadores y la Corona española. El proceso de asentamiento
español se consolidó en el siglo XVI con el virrey Francisco de Toledo quien, a
partir de sus ordenanzas, asentó el fundamento para la economía colonial: el
sistema de control de mano de obra indígena (mita) para la minería y la
producción artesanal. Estas actividades, junto con el monopolio mercantil,
fueron la base de la economía colonial. Pero el cambio de dinastía y las
reformas borbónicas del siglo XVIII crearon disconformidad entre muchos
sectores sociales. La más importante de las rebeliones indígenas fue la de
Túpac Amaru II, con la cual se empezó a generar el movimiento criollo que
independizó a Hispanoamérica en el siglo XIX. Hasta el siglo XVII el Virreinato
del Perú abarcó el territorio que se extendía desde Panamá hasta Tierra del
Fuego. La prédica de los sacerdotes se mezcló con las creencias andinas,
estableciéndose un sistema de creencias mixto, el sincretismo, que continúa
hasta la actualidad. Junto con los españoles también llegó al Perú la raza negra
que, sumada a la población indígena y española, forma parte del tejido social y
racial del país. Durante los siglos XVI y XVII, la producción intelectual y el arte colonial
peruano integraron sus aportes a la tradición española.
El nacimiento del Estado peruano
El Perú fue declarado país independiente por don José de San Martín en 1821
y en 1824 Simón Bolívar terminó con las guerras de la independencia. Sin
embargo, a pesar de los esfuerzos por organizar la joven república peruana, en
el siglo XIX el país tuvo que enfrentar el costo de la lucha: la dura crisis
económica y un caudillismo militar que dio muy pocas oportunidades a
gobiernos civiles para gobernar. Hacia 1860, en un contexto de bonanza
económica gracias al guano de las islas marinas, el algodón y el azúcar, se
suprimió el tributo indígena y se decidió acabar con la esclavitud. Llegaron
chinos y europeos para ampliar la mano de obra e integrarse a la sociedad. Se
unió el país con ferrocarriles y se organizó, con Manuel Pardo como presidente,
el primer régimen civil del Perú. Los primeros japoneses arribaron al finalizar el
siglo. En 1879,  Perú, Bolivia y Chile se enfrentaron en conflicto conocido como
la Guerra del Pacífico. Al cabo de cuatro años de enfrentamientos la guerra
culminó en 1883.  Perú suscribió con Chile el Tratado de Ancón (1883) y el
Tratado de Lima de 1929. Después de un nuevo apogeo del caudillismo militar,
retornaron los gobiernos civiles, dando lugar al periodo llamado “La República
Aristocrática” en el que el poder político estuvo en manos de una oligarquía
dedicada a actividades económicas de agro-exportación, minería y finanzas. Se
produjo el boom de la explotación del caucho y en el ámbito social aparecen los
movimientos obreros y sindicales.
Perú actual
Los primeros años del siglo XX estuvieron marcados por una larga dictadura
civil encabezada por Augusto B. Leguía. El proyecto de modernizar al país, de
crear obras para una “Patria nueva” endeudó al Estado, que no pudo hacer
frente al crack de 1929. Fue también una temporada de abundante creación
intelectual, simbolizada por el fundador del APRA, Víctor Raúl Haya de la
Torre, y José Carlos Mariátegui, creador del pensamiento socialista peruano y
núcleo de la labor intelectual y artística del país durante su corta vida. Tras la
caída de Leguía, resurgió el militarismo, interrumpido por los gobiernos de
Prado en 1939 y Bustamante y Rivero en 1945. En 1948, Manuel A. Odría
inició un nuevo gobierno militar que, durante ocho años, entremezcló las obras
públicas con una dura represión política. Las condiciones de navegación en el
río Amazonas motivaron acuerdos con el Brasil, hasta que en 1909 se
completó la determinación de las fronteras entre los dos países. Tras una larga
discusión, el tratado fronterizo con Colombia fue aprobado por el congreso en
1927 y se otorgó a los colombianos la salida al Amazonas. En 1929, tras las
disputas territoriales con Chile, como resultado de la Guerra del Pacífico,  la
reanudación de las relaciones bilaterales llevó a la firma del Tratado de Lima
por el cual la región de Tacna regresó a Perú. En 1968 las Fuerzas Armadas,
con un golpe de Estado, depusieron al entonces presidente de la República
Fernando Belaúnde Terry. Los primeros años de esta dictadura militar se
diferenciaron de sus contemporáneas latinoamericanas por su inspiración socialista.
Encabezada por el general Juan Velasco Alvarado, planteó una política de expansión estatal
que debía solucionar los grandes problemas que empobrecían al país. Con ese fin, se
estatizaron el petróleo y los medios de comunicación y se realizó una reforma agraria. Lo
sucedió el general Francisco Morales Bermúdez, quien, presionado por la población,
convocó a una Asamblea Constituyente.

En 1980, Belaúnde Terry fue elegido nuevamente Presidente de la


República. En los primeros años de esa década surgieron en el país dos
movimientos subversivos que durante más de diez años sacudieron al Perú con
su violencia. En el Gobierno de Alan García (1985 – 1990), a un crecimiento
económico inicial le siguió una crisis de la deuda externa y la generación de
grandes desequilibrios macroeconómicos, acompañada por un incremento de
la violencia terrorista de “Sendero Luminoso” y el MRTA. En ese contexto, fue
elegido Alberto Fujimori, en 1990. Su gobierno genera controversias, dado que
mientras algunos le otorgan crédito por derrotar al terrorismo y frenar la
hiperinflación, otros  enfatizan el cierre anticonstitucional del Congreso en
1992, su segunda reelección en el año 2000, y los actos de corrupción y
violaciones de derechos humanos durante su mandato. Ante las protestas
ciudadanas exigiendo nuevas elecciones, Fujimori abandonó el país  y se
estableció el Gobierno de Transición Democrática del presidente Valentín
Paniagua en noviembre del año 2000. Desde entonces, se han producido
cuatro elecciones democráticas consecutivas en Perú, de manera
ininterrumpida, en las que resultaron electos Alejandro Toledo Manrique (2001-
2006), Alan García Pérez (2006-2011), Ollanta Humala Tasso (2011-2016) y
Pedro Pablo Kuczynski quien asumirá la Presidencia de la República el 28 de
julio de 2016. En esta etapa, el Perú se ha convertido en una sociedad más
próspera y más justa. La economía peruana (PBI de USD 218 mil millones en
el 2014) registró un crecimiento sostenido a un promedio anual de alrededor
del 6%; el valor de las exportaciones creció sustancialmente (de USD 12 mil
millones en el 2002, a USD 44 mil millones en el 2012) y la incidencia de la
pobreza disminuyó de 57.7 % en el 2001, a 21.8 en el 2016. Asimismo, ha
disminuido la desigualdad dado que el índice Gini es de 0.44 por debajo de los
niveles de la mayoría de los países de la región. En política exterior se destaca
en este periodo: i) el inicio de las negociaciones para un acuerdo comercial con
EEUU (noviembre de 2003), hito importante en la formación de una creciente
red de acuerdos comerciales preferenciales que actualmente suman  19 –
incluyendo el acuerdo comercial con la Unión Europea- y cubren el 94% de las
exportaciones peruanas; ii) la creación de la Alianza del Pacífico, mediante la
Declaración de Lima (28 de abril de 2011);  iii)  la delimitación de la frontera
marítima con Chile mediante un fallo de la Corte Internacional de Justicia de La
Haya ( 27 de enero de 2014); iv) el Acuerdo con 30 países europeos sobre
exoneración de visas para nacionales peruanos en la zona Schengen (15 de
marzo de 2016); y, v) el acercamiento a la OCDE y participación en el
Programa País con el objetivo de que el Perú logre ser miembro pleno de la
OCDE en el año 2021.

Primeros pobladores del Perú

Los primeros pobladores del continente americano son descendientes de inmigrantes de


Asia que cruzaron el estrecho de Bering, de acuerdo con una de las teorías más aceptadas
sobre el origen del poblamiento de América. Eran hombres con un desarrollo cultural
incipiente, nómada que se desplazaban en pequeños grupos buscando alimentos y que
practicaban la caza de animales y la recolección de vegetales. Para América del Sur, los
últimos estudios sugieren que las primeras ocupaciones humanas tienen una antigüedad
de 13 mil años (Monte Verde, Chile). Las evidencias encontradas en el caso de la sierra y
la costa de los Andes centrales del Perú no muestran que su ocupación se haya hecho de
manera simultánea. Entre la llegada de los primeros cazadores-recolectores a nuestro
territorio y el inicio de las altas culturas transcurrieron aproximadamente 10 mil años.

Los pobladores cazadores – recolectores


Hace 11 mil años el hombre ya había ocupado gran parte de los Andes centrales. De esta
época datan los sitios arqueológicos hallados entre el Callejón de Huaylas y la cuenca del
Titicaca en la sierra, y entre Piura y Moquegua en la costa. En los últimos años también
se han encontrado restos arqueológicos en los actuales departamentos de Cajamarca y
San Martín. La temprana aparición de cultivos y el rápido desarrollo cultural sugieren
que se trataba de hombres con un amplio bagaje cultural. Fabricaban utensilios, tenían
conocimientos y técnicas de caza especializada y controlaban el uso de los recursos
vegetales.
Mapa de los primeros pobladores de América
Las tradiciones

Los grupos humanos de esta época se adaptaron a determinadas características del


medio a través de conocimientos que fueron transmitidos por generaciones, que los
historiadores llamaron tradiciones. En el área andina central se distinguen dos grandes
tradiciones: la serrana y la costeña.

La tradición serrana

La recolección de raíces y tubérculos, y la caza de cérvidos, camélidos y animales


menores fue la base de la economía de la sierra. Su producción artesanal la conformaron
utensilios elaborados con piedras y huesos. Hay dos grandes subtradiciones serranas,
tomando como elemento de juicio su industria lítica: la Lauricocha, que abarcó desde el
Callejón de Huaylas hasta Junín; y la que agrupa los sitios hallados en Cajamarca y San
Martín, que presenta una industria en la que destacan los buriles, escasos en la
subtradición Lauricocha.
Las armas y utensilios que elaboraron fueron puntas de proyectil con forma de hoja,
triangulares y otras con espinas laterales. Es probable que hayan colocado estas puntas
sobre astas de madera para utilizarlas como dardos en la cacería de cérvidos y
camélidos. En la preparación de pieles usaron raspadores. Las astillas de piedra o lascas
con un borde cortante natural sirvieron como cuchillos para cortar pieles o carne.
Utensilios más grandes y pesados fueron usados como machacadores para romper y
extraer la médula y grasa de los huesos largos.
Las viviendas inicialmente usaron las cuevas y abrigos rocosos en forma natural. Hacia
el 7000 a.C., empezaron a arreglar las cuevas con barreras de troncos y ramas a la
entrada y más adelante, con muros pequeños de piedra. En el interior se hicieron
fogones y hornos similares a los empleados para la pachamanca. También se enterraba a
los muertos. Se han estudiado pocos sitios al aire libre en las altas planicies; estos
debieron de existir durante las estaciones secas como campamentos de corta duración.
La tradición costeña

En la tradición costeña la economía se baso en la explotación del mar, valles y lomas.


Las evidencias muestran que la dieta se componía de peces, pequeños roedores,
lagartijas (cañanes), aves y ocasionalmente cérvidos y zorrillos. En la costa se han
reconocido dos subtradiciones: La Paiján, que se extiende desde Piura hasta Ica; y una
tradición quizá emparentada con las industrias líticas costeñas ecuatorianas, que se
ubicarían desde le macizo illescas hacia el norte.
Las armas y utensilios, al igual que en la tradición serrana se elaboraron puntas de
proyectil pero estas fueron más finas. Su forma es triangular con bordes rectos o
ligeramente cóncavos. Presentan un pedúnculo de bordes rectos en la base. La ausencia
de raspadores indica que la caza de grandes animales no fue una actividad importante o
no existió. Para raspar y cortar, posiblemente utilizaron un utensilio trabajado por una
sola cara, con forma foliácea; es decir, de hoja.Los utensilios más abundantes son los
denticulados.
Las viviendas abundaban en los sitios arqueológicos al aire libre, los restos de las
ocupaciones son visibles y es posible estudiarlos en el mismo lugar. Los campamentos
varias sus extensiones. Los indicios sugieren que se protegían de los fuertes vientos
alisios del sur con una especie de paravientos semicirculares que construyeron con
material perecedero. Dentro de los semicirculos instalaban fogones para calentarse y
prepararse sus alimentos. Usaron piedras para calentar líquidos en envases hechos con
calabazas o cuero. La presencia de cuchillos, raspadores y otros artefactos indica que se
realizan actividades ligadas a la preparación de alimentos.

Organización social

Aún no se tienen datos directos de la organización de las sociedades de cazadores-


recolectores. Sobre la base de la densidad de los utensilios y de los restos alimenticios
encontrados, algunos investigadores han calculado que los primeros grupos de
cazadores debieron tener entre 20 y 30 individuos. Pudieron ser grupos endogámicos
donde ejercía la jefatura más hábil y fuerte, quien defendía y dirigía al grupo. Debió de
existir una división del trabajo por sexo y edad.
Principales poblados

Lauricocha

Se trata de cuevas y yacimientos al aire libre, situados a unos 4 mil metros sobre el nivel
del mar, en las nacientes del río Marañón, en Huánuco. Los restos óseos más antiguos
de Lauricocha están fechados entre el año 6000 y 7000 a.C.
Fases. En la primera se hallaron pocas puntas foliáceas y cuchillos bifaciales de tipo
hoja de sauce, junto con otras de forma triangular y de base recta, abundantes cuchillos
bifaciales y raspadores. La tercera se caracteriza por utensilios más pequeños. En las
fases tardías hubo preferencias por el consumo de camélidos, mientras que se eligió a
los cérvidos en las fases tempranas.
Entierros. Se hallaron once entierros en las cuevas. Cuatro son de adultos enterrados en
posición lateral flexionada. Augusto Cardich interpretó algunos artefactos líticos y
huesos quemados como ofrendas asociadas a niños. Se sabe que eran individuos de
cabeza alargada y cara medianamente ancha.

Augusto Cardich en Lauricocha


Guitarrero

Es una cueva ubicada a unos pocos kilómetros al sur de Yungay, a 2580 metros de
altitud. Alrededor del año 9700 a.C. el hombre llegó al Callejón de Huaylas. En esta
época los glaciares se habían extendido, por lo que no se podía vivir en las zonas altas
durante largos periodos. En estas zonas se descubrieron algunos lugares vinculados a
la cacería, pero los hombres buscaron zonas más cálidas para complementar el ciclo
anual de subsistencia.
Economía. Los hombres vivían en la cueva de Guitarrero solo una parte del año,
durante la cual recolectaban plantas de los alrededores, según lo demuestran los restos
botánicos hallados en la cueva. Al finalizar la estación lluviosa, el grupo se desplazaba
a los campos altos, donde realizaban otras actividades, como la caza. Este tipo de
economía se mantuvo desde los niveles más tempranos de la cueva hasta los fechados
en el 4000 a.C.
Alimentación. Además de los vegetales, la dieta de quienes habitaron la cueva incluyó
camélidos y cérvidos, así como una variedad de pequeños animales, como la vizcacha,
el zorro, el conejo y aves.
Telarmachay

En las alturas de San Pedro de Cajas, a más de 4400 metros de altitud, se encuentran
una pequeña cueva conocida como Telarmachay. Se estima que los primeros habitantes
de esta zona llegaron 7 mil años a.C., cuando se retiraron los hielos y aumentaron las
lluvias. Los artefactos de piedra hallados en esta cueva son abundantes y muy diversos.
Domesticación de camélidos. Los camélidos constituyeron el principal alimento de
estos pobladores, a juzgar por la gran cantidad de restos encontrados en la zona
pertenecientes a estos animales. Los hallazgos realizados muestran un gran número de
restos de fetos y nonatos de camélidos correspondientes al cuarto milenio antes de
nuestra era, lo que ha sido interpretado como el resultado de la existencia de
enfermedades en los corrales. Esto sugiere que había empezado su domesticación.
Preparación de alimentos. Se ha obtenido amplia información sobre diversos procesos
técnicos realizados para la preparación de alimentos y la fabricación de utensilios. Los
fogones evolucionaron hasta parecerse a las actuales pachamancas. Las rocas era
enterradas en ceniza, para deshidratarlas gradualmente y mejorar así sus propiedades
para tallarlas. En cuanto a la preparación de las pieles usaron el ocre rojo para evitar la
putrefacción.

Cupisnique o Tradición de Paiján

En 1926 se descubrió una densa ocupación de cazadores-recolectores en la región


desértica de Cupisnique (entre los valles de Chicama y Jequetepeque). Conocida como
la tradición de Paiján, sus restos se han encontrado desde Chiclayo, por el norte, hasta
Ica, por el sur. El hombre llegó a esta región hacia 10 000 a.C., en la época de transición
entre el Pleistoceno y el Holoceno. Entonces, el nivel de las mareas era mucho más bajo
que el actual y la orilla del mar debió de estar entre 12 y 7 kilómetros mar adentro, por
lo que los lugares de ocupación cercanos al mar deben de hallarse hay bajo el agua.
Alimentación. Gran parte de los restos de alimentos encontrados están constituidos por
peces como la lorna y el coco. La dieta también incluyó algunos reptiles (cañanes),
roedores y aves. Aunque no hay evidencias de restos vegetales, se cree que las plantas
también formaron parte de su alimentación. Esta variedad de recursos indica que se
trataba de grupos móviles,
Utensilios. Cazaban grandes peces que habitaban los estanques y lagunas de aguas
tranquilas con una especie de arpón hecho con puntas de proyectil (llamadas puntas
paiján) de forma triangular con bordes laterales rectos o convaco-convexos y pedúnculo
fino.
El estudio tecnológico de la fabricación de las puntas de proyectil ha permitido
determinar dos fases ocupacionales con su producción: canteras y talleres. Estas fases
han sido registradas para la regiones de Casma y Huarmey, respectivamente, donde
hubo una importante ocupación paijanense. Allí también usaron productos de tres
ecosistemas: el mar, los valles y las lomas.
Entierro de niño Cupisnique

Horticultores – pastores – pescadores


Durante el año 8000 a.C., grupos de hombres asentados en los valles interandinos
iniciaron el proceso de domesticación de las plantas. Este proceso culminará con la
agricultura y la construcción de las primeras aldeas y centros públicos ceremoniales,
aproximadamente 2500 a.C.
Cerca al año 6000 a.C. se inició la domesticación de camélidos y cuyes. Esto llevó a la
constitución de las primeras sociedades pastoriles en el cuarto milenio antes de Cristo.
Para el hombre de la sierra, la agricultura y el pastoreo son actividades complementarias
a su modo de vida.
También cerca al año 4000 a.C., los valles costeños fueron ocupados por horticultores
que aprovechaban las inundaciones de estas zonas bajas y llanas para cultivar calabazas,
frejoles y maíz.
A la introducción del cultivo de algodón, a mediados del año 3000 a.C., siguió la
aparición de redes y anzuelos, los que mejoró las actividades en el mar. La pesca era ya
la fuente más importante de proteínas; pero con el uso de los anzuelos, redes y
probablemente embarcaciones, esta labor se intensificó.

Primeras plantas domesticadas
Años Alimento

Hacia 8000 Plantas de la familia de la oca, ají y probablemente olluco. Pacae,


a.C. lúcumo y el frejol.

8000 – 6000
El pallar y el zapallo
a.C.

6000 – 4000
El maíz
a.C.

2500 – 1500
La achira
a.C.

Años Alimento

6000 –
La calabaza
4200 a.C.

4000 – El maíz, palto, maní, pacae, yuca, guayabo, ají, dos especies de zapallo,
2500 a.C. lúcumo, algodón y la chira.

2500 – La chirimoya, una leguminosa parecida al frejol, la jiquima, pallar, frejol,


1500 a.C. dos especies de ají, el camote, e olluco, la oca y un tipo de papa.
Primero animales domesticados

A partir del año 6000 o 7000 a.C., el hombre es marcadamente dependiente de los
camélidos. La construcción de corrales y la formación de las primeras sociedades de
pastores debió de ocurrir a comienzos del año 4000 a.C. Por esta fecha el cuy y el pato
debieron ser también domesticados.
La domesticación de todos estos elementos naturales, según cambios climáticos en los
Andes, hacia el año 7000 a.C. Esto ocurrió especialmente en la sierra norte (cueva
Guitarrero), el primer sitio de América donde se domesticó el maíz.
Para que esto fuese posible, los primeros habitantes andinos variaron el cauce del agua,
para que llegara a tierras no cultivables. Los antiguos pobladores realizaron estos
cambios preservando el entorno natural.
Como los demuestran los hallazgos de Caral, pobladores de neolítico asentados en zonas
costeras lograron dominar el mar y obtener de él gran cantidad y variedad de productos
alimenticios.

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