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“A todos los hombres de buena voluntad que quieran habitar el suelo argentino” Del Hotel de

Inmigrantes al Centro de Deten...

MARTA LAUDANI·SÁBADO, 27 DE AGOSTO DE 201610 veces leída

Juguemos con los eufemismos: Centro de alojamiento no voluntario de extranjeros,


Residencia forzosa de no bienvenidos, Espacio de contención transitoria a personas en
situación de expulsión pero en la práctica vamos a tener la enorme vergüenza social de que se
inaugure en nuestro territorio una cárcel para extranjeros. Desde la creación de la Ley
Avellaneda que creaba un marco legal de gran alcance y establecía un Departamento General
de Inmigración donde los recién llegados eran alojados, alimentados y el Estado se preocupaba
por su trabajo y residencia acabamos de pasar a un “acuerdo” entre la dirección de
Migraciones y dos ministerios de seguridad – nacional y porteño- que en oposición a la Ley
Migratoria de 2010, crea un Centro de Detención para Migrantes. Resuelven así, de manera
cuasi penal una infracción administrativa.

A finales del siglo XIX los industriales le piden al gobierno nacional una ley para la expulsión de
extranjeros, con la intención de desarticular un sindicalismo incipiente que hacía proliferar
huelgas y afectaba sus ganancias de un modo u otro. La Ley 4144 denominada Ley Cané,
redactada por la pluma odiadora, clasista y cobarde de Miguel Cané (si, si el autor de Juvenilia
de prosa liviana y bajada de línea pesada sobre el modelo de la generación del 80) tardó tres
años en aprobarse, como primer escalón para expulsar a los indeseables, para subir la apuesta
luego con la terrible de Ley de Defensa Social (Ley Nº 7.029) dónde se prohibía directamente el
ingreso por ideas políticas.

Tenemos un país complejo con múltiples orígenes, resultado de las mezclas, de las
integraciones y las condiciones de abundancia prometida y la escasez asegurada. Desde la
europeizada tilingueria porteña hasta los collas en la indistinguible frontera de la Puna van a
ver afectada su calidad humana, social y democrática por la creación de este Centro de
Detención. Nos reduce, nos rebaja, nos menosprecia, nos subsume en un odio que no tenemos
pero que necesitan alimentar y fogonear para distraernos.

Europa se ahoga figuradamente en su marea de odio y temor al extraño, mientras millares se


ahogan literalmente en el Mediterraneo tratando de llegar a sus costas demostrando que no
alcanzan los muros, las alambradas, ni toda la tecnología de punta. Si admiras mucho a
Europa o EEUU, mira su ejemplo y verás que no resulta. Nos ha ido mejor a nosotros
incluyendo y educando, que a ellos expulsando y restringiendo. Si son tu ejemplo, aprende
observando sus resultados, no sus discursos. Son peligrosas las oleadas xenófobas, los intentos
de sectarismo, las condiciones sociales excluyentes porque distraen la atención de los
verdaderos culpables de los problemas: las políticas económicas y la falta de políticas sociales.

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